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Mensaje del Presidente y Fundador del CEJ Mishkán

Este Rosh Hashaná 5783 como fue establecido por nuestra sagrada Tradición, es haiom harat olam, aniversario de la creación del mundo y significa, que el ser humano no es el dueño de la tierra sino su cuidador y custodio de lo que se nos dio en préstamo. En este sentido quisiera que fuera un día celebrado por todos los pueblos como un Día mundial del cuidado ecológico y por esta razón es Iom Hadin, Día del juicio, y se nos juzga por el daño hecho a nuestro planeta, nuestra única casa, por el único culpable del cambio climático, erosiones de suelos, inundaciones, talas de bosques que son pulmones de la tierra, desaparición de especies, gastos increíbles en armamentos para luchar guerras inútiles y despiadadas por el afán conquistador de territorios ajenos y elevar el ego de un jefe y líder político o religioso por ciudadanos que renuncian a su condición humana para convertirse en manada y endiosar el ego de un hombre padre-protector todopoderoso y convertirlo en un héroe de barro, que los llevará a la destrucción por su miedo a ser seres libres con pensamiento propio, etc. etc., y así, el animal humano, es el único depredador consciente de este desastre que, sin embargo, por el ejercicio del tikun olam, somos llamados a reparar el daño que hemos hecho y que nos hemos hecho a nosotros mismos y a las próximas generaciones.

Pero Rosh Hashaná también es llamado Iom Teruah, Día del toque del shofar, en recuerdo del cordero, sacrificado en lugar de Yitzjak, que nos llama a escuchar sus gritos en los sonidos largos, quejumbrosos y de dolor para aprender que significan y no hacernos los sordos al grito de los asesinados diariamente, hombres, mujeres, ancianos, niños, todos inocentes por la violencia de la delincuencia sin límites y cuyas sangres claman desde la tierra como las sangres de Abel, el primer asesinado. El grito de las mujeres que con o sin perimetral, que son muertas a causa de un concepto fantasmal de ciertos varones por el terror que les provoca el misterio de ser mujer, como diferente.

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El grito de los humillados que van a una olla de comida colectiva porque no tienen posibilidad económica de comer dignamente en su casa-. El grito de los que quieren un trabajo para vivir de lo suyo y progresar con dignidad y también para sus hijos un futuro de educación de excelencia. Entonces no nos tapemos los oídos a los gritos de los shofarot de la calle, emitidos por los que nos necesitan y esperan.

Y por último Yom Hazicaron, Día del recuerdo, ¿qué tipo de recuerdo? En este caso mi mensaje es volver a recordar el olvido de nuestra tradición, que tal vez, sea el desafío más grande de este siglo con una nueva Guía para los judíos perplejos de nuestro tiempo, como pasó en todas las generaciones, un judaísmo recreado en una nueva era tecnológica con nuevas cosmovisiones en todos los ámbitos pero con fuertes raíces en nuestra tradición. El judaísmo es una cultura ancestral que se adaptó a los cambios de los tiempos y permaneció viviente por esa capacidad maravillosa de respuestas a nuevos desafíos. Destruido el Templo de Yerushalaim con sus ofrendas de animales, un visionario de ese año terrible de 70 dec Rabbí Iojanan ben Zacay reemplazo el Templo y su liturgia por el estudio de la Torah, una Torah sin territorio y patria por doquier de los judíos de la Diáspora, los sacrificios, por la ofrenda de la oración y el mizveaj, el altar, por la mesa y comida de la casa. El judaísmo necesita renovar las instituciones judías de ideas envejecidas y repetitivas, la sinagoga deberá recrear nuevas liturgias y nuevas formas de estudio, y la mesa de la casa en las comidas no sólo gastronomía judía y culto a las reuniones familiares, sino un centro de reflexiones existenciales con judíos entusiasmados por sus conocimientos judíos tradicionales y nuevas perspectivas pero con nuestros rituales y símbolos judíos que nos dan raíces en nuestra identidad revalorada.

Les deseo shaná tová umetuká con nuestro amor indeclinable por Medinat Israel. Amen veamen.

Leshana Tova Tikatevu Un abrazo enorme

Rabbí Reubén Nisenbom Presidente

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