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Visita guiada a la felicidad

Comienza un nuevo año para la comunidad judía, otro Rosh Hashaná, el 5783. Y con este inicio, la reedición de nuestros deseos, intenciones y promesas varias. Más allá de las esperanzas específicas de cada año, estoy casi segura de que hay una que atraviesa transversalmente a todas: la de ser feliz o tener bienestar, el nuestro, el de nuestros hijos, el de nuestros seres queridos y el de nuestra comunidad cercana y lejana. ¿De qué te quiero hablar hoy? De cómo podés acercarte a ese aspiración implícita o explícita. Te invito a hacer una brevísima visita guiada a las delicias y dificultades del acceso al bienestar

Nadie puede dudar que estamos en la era de las neurociencias. Cada vez se sabe más y existen mayor cantidad de estudios acerca de cómo funciona nuestro cerebro. Un descubrimiento central de los últimos años es la responsabilidad y oportunidad que tenemos de modificar el funcionamiento y estructura de nuestro cerebro con nuestras acciones diarias. Cada día entendemos con más precisión cómo entrenarlo con la intención de generarnos y generar contextos de mayor bienestar. "La ciencia de la felicidad no te hace más feliz, no ahuyenta el dolor, lo que hace es fortalecer el sistema inmune psicológico. Esto significa que, si la aplicaras, podrías enfermarte menos, te recuperarías más rápidamente, te volverías más resiliente" Tal Ben Shahar. ¿Qué tenemos que saber para influir de forma positiva en nuestra vida? Que guiar nuestros pensamientos, comportamientos y conocimientos es crucial, y que si queremos una influencia potente tenemos que entrenarnos con frecuencia.

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El entrenamiento tiene tres patas fundamentales:

1. Guiar la atención 2. Cultivar comportamientos prosociales 3. Parar la mente rumiadora

1. Guiar la atención

Nuestra atención es determinante para nuestro estado emocional. En general prestamos atención a momentos seleccionados y olvidamos lo que sucede en otros. Adónde dirigimos nuestra atención, nuestra lupa o nuestra linterna, allí, nuestro cerebro hace foco. Una vez hecho ese foco, la atención funciona como una aspiradora que se llena de eso que aspiró. Y eso que aspiramos se transforma en lo que impregna nuestros pensamientos y emociones. Por eso, tenemos que tratar de ser habilidosos para iluminar y guiar la atención hacia situaciones que nos permitan vivir con sabiduría y bienestar. Rick Hanson tiene una metáfora muy interesante para referirse a la manera en que funcionamos. Dice que las experiencias negativas se quedan pegadas en el cerebro como si fuera de velcro, y en cambio, las positivas se resbalan como si el cerebro fuera de teflón. Por eso mismo, nuestro trabajo es llevar nuestra atención con intención y frecuencia hacia lo que funciona bien para hackear la tendencia a quedarnos adheridos a los sucesos negativos.

La atención es la aliada indispensable para el desarrollo de la mente. Me gusta decir que la atención es la “molécula” que cambia todo.

2. Cultivar comportamientos prosociales

La clave es hacia dónde guiar esa molécula que todo lo cambia, hacia dónde llevar nuestra atención. Hay siete caminos validados empíricamente que si entrenamos con cierta frecuencia pueden cambiar nuestras experiencias generando y generándonos mayor bienestar. Ninguno define por sí solo la felicidad, pero cada uno de ellos contribuye a alcanzarla

Estos caminos son: 1. La expansión de emociones que nos provocan efectos positivos (gratitud, amabilidad, bondad, compasión, perdón, serenidad, entusiasmo, diversión, alegría, amor). 2. Experiencias de flow u óptimas. En palabras simples, Flow es poner en práctica alguna habilidad y estar al 100% involucrado o absorto en ella. 3. Cultivar relaciones saludables y auténticas. 4. Vivir una vida valiosa, con búsqueda de sentido, con significado y con exploración de las propias inquietudes. 5. Proponernos objetivos y trabajar para ellos. Experimentar logros. 6. Desarrollar la vitalidad. 7. Generar entornos agradables (naturaleza, personas de las que nos rodeamos, personas de las que aprendemos).

3. Parar la mente rumiadora

Es muy difícil. Muy. Pero aprender a frenar nuestros pensamientos rumiantes, de comparación y el excesivo mecanismo de auto- mirarnos es posible. Un camino para lograrlo es por la vía de contactar con experiencias que involucren nuestros sentidos. Hacer presencia en los 5 sentidos (vista, olfato, oído, tacto, gusto) para minimizar los loops mentales de pensamientos ansiosos y obsesivos y así reducir la auto- identificación con lo que pensamos.

“La felicidad es asombrosa. Hay algo encantador en ella. Una sociedad se engrandece cuando los ancianos plantan árboles, a cuya sombra saben que nunca se sentarán. La gente buena hace cosas por los demás. Eso es, el fin”. AFTER LIFE (2019)

Si querés estar en la luz ayuda a otros a brillar. Shaná Tová Umetuká Viviana Kelmanowicz

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