Los defensores y defensoras de Derechos Humanos estamos siempre aprendiendo de la vida, de la convivencia, de la libertad y la Paz. Usualmente nuestra labor no es individual sino con el concurso de otras personas igualmente entusiasmadas de practicar con pasión lo que creen.
Somos colectivos de personas que partimos del principio de la diversidad y procuran construir la unidad en beneficio de la causa de los Derechos Humanos. Nos instalamos frente a la orilla de la obediencia debida, militarista y homogenizante para recoger diariamente la cosecha que da la sensatez, la deliberación, la observancia a las formas para llegar a un fin y el amor esencial al ser humano, especialmente a quien se encuentra en vulnerabilidad extrema frente al poder.