Trabajo sexual, refugio y violencia basada en género en Guayaquil y Durán

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TRABAJO SEXUAL, REFUGIO Y VIOLENCIA BASADA EN GÉNERO EN GUAYAQUIL Y DURÁN

DIAGNÓSTICO MARIA ESPERANZA JOVES RUEDA Consultora



PRESENTACIÓN El presente documento recoge el diagnóstico elaborado por María Esperanza Joves Rueda sobre trabajo sexual, refugio y violencia basada en género encargado en agosto del 2015 por el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos con el auspicio del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados y la Unión Europea.

Este trabajo represente un valioso aporte al conocimiento de la situación de los Derechos Humanos de la comunidad de mujeres trabajadoras sexuales en Guayaquil y Durán. Escenario altamente adverso, rodeado de prejuicios, exclusión e inseguridad que se agrava para las personas que posee condición de refugio o solicitantes de asilo.

Agradecemos a las mujeres trabajadoras sexuales que brindaron su testimonio, a los dueños de los lugares de trabajo sexual por la libertad brindada y a las funcionarias del Ministerio de Salud por su acompañamiento.

Guayaquil, Diciembre 2015



INTRODUCCIÓN El presente documento es el producto de una investigación social realizada con base en un enfoque de derechos humanos y desde una perspectiva de género. Con esta investigación se busca identificar las mujeres en situación de movilidad humana con necesidad de protección internacional que se encuentran ejerciendo el trabajo sexual en las ciudades de Durán y Guayaquil, conocer su situación, particularmente en relación al estatus migratorio, la vulnerabilidad frente a la violencia de género y el acceso a la salud sexual y reproductiva. Para el levantamiento de la información se utilizó metodológicamente una encuesta de 37 ítems y su correspondiente instructivo que se aplicó a 102 mujeres trabajadoras sexuales en un centro de atención integral en salud y 6 centros nocturnos; esta información se complementó con observaciones registradas en un diario de campo. La encuesta fue aplicada por integrantes de la Asociación de Mujeres Trabajadoras Sexuales 20 de Abril, filial de la RedTrabaSex de Ecuador con el acompañamiento in situ de la investigadora, excepto en el centro de atención integral en salud, donde durante la primera fase no se permitió su acceso. La aplicación de la encuesta se hizo en un período de 22 días comprendido entre el 11 de Septiembre y el 2 de Octubre de 2015, y a las mujeres encuestadas se les solicitó su consentimiento para compartir la información suministrada con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), garantizándoles la confidencialidad y el anonimato e informándoles previamente sobre el contenido y los objetivos del estudio. Los ejes abordados desde la encuesta son cuatro: 

Características socio demográficas

Trabajo sexual

Discriminación

Derechos

Los resultados generales de la encuesta se utilizaron para direccionar los talleres informativos y reflexivos que se realizaron posteriormente en los mismos espacios donde se levantó la información, esperando pudiera participar la mayor parte de la población encuestada.


Sistematización y análisis de la información La encuesta fue aplicada a 102 mujeres trabajadoras sexuales, de género femenino. 

85 mujeres nacidas en Colombia

16 mujeres nacidas en Ecuador

1 mujer nacida en Venezuela

En cuanto a identidad sexual, género y orientación y la perspectiva de género De las 102 mujeres 97 son heterosexuales, 4 bisexuales y 1 homosexual. Las mujeres que manifestaron orientación sexual diversa son de nacionalidad colombiana y todas ellas, solicitaron no se compartiera esta información ni con sus compañeras de trabajo, ni con las/los administradores ni propietarios de los establecimientos donde ejercen su trabajo. Este primer hallazgo, desde la perspectiva de género es muy valioso para el equipo investigador que justamente definió hacer preguntas relacionadas con identidades sociales como sexo, género y orientación sexual, ya que algunas de estas identidades suelen ser señaladas y discriminadas; lo que se confirma en este caso con la actitud asumida por las informantes quienes explícitamente manifestaron su preocupación por que otras personas conocieran su orientación sexual y esto afectara su estabilidad laboral. En conversación sostenida con 3 de ellas (2 conformaban una pareja afectiva) expresaron haber sufrido violencia psicológica y física por parte de los hombres lo que las llevó a buscar afecto y protección en personas de su mismo sexo. A raíz de este hallazgo, buscando ser coherentes con el enfoque de derechos humanos y la perspectiva de género del estudio se solicitó a las organizaciones LGBTI su autorización para compartir sus datos con las trabajadoras sexuales, elaborándose un volante informativo que fue entregado a todas las participantes durante los talleres realizados posteriormente, explicando abiertamente que estos datos podían ser útiles a aquellas personas que tuvieran una orientación sexual diferente a la heterosexual y desearan ser orientadas y atendidas por personas de su propia comunidad.


En cuanto a la procedencia regional y la movilidad humana De las 85 mujeres colombianas: 20 provienen de Antioquia 12 provienen del Eje Cafetero 6 provienen de la Costa Atlántica 5 provienen de Bogotá y Cundinamarca 6 provienen de otros departamentos

19 provienen del Valle del Cauca 8 provienen de Cauca y Nariño 5 provienen de Tolima y Huila 4 provienen de los Santanderes y

En el Ecuador 65 viven solas, 7 con su pareja, 3 con la mamá, 2 con los hijos, 2 con hermanos, 2 con amigas, 2 con otros parientes y 1 no respondió esta pregunta. De ellas 62 son solteras, 17 viven en unión libre, 1 está casada y 5 están separadas y de las 24 que actualmente tienen pareja, 18 le han informado a su pareja que ejercen el trabajo sexual y las 6 restantes no. A nivel de escolarización 5 son profesionales universitarias, 34 culminaron la Educación General Básica EGB, 10 cursaron últimos grados de bachiller, 19 hicieron entre 7° y 10° grado de EGB, 13 hicieron del 1° al 6° grado de EGB y 4 no respondieron esta pregunta. De las 16 mujeres ecuatorianas: 9 son de Guayaquil y 7 provienen de Manabí. 11 son solteras y 5 viven en unión libre. Siete de ellas tienen actualmente pareja y todas sus parejas saben que son trabajadoras sexuales. 5 viven con sus hijos, 4 con su pareja, 1 con su pareja e hijos, 2 con la mamá, 2 con la mamá y los hijos y 2 solas. A nivel de escolarización 1 culminó la EGB, 3 cursaron algún grado de bachiller, 5 hicieron entre 7° y 10° grado de EGB, 4 hicieron entre 1° y 6° de EGB y 3 no respondieron la pregunta. La mujer venezolana proviene de Puerto La Cruz, ciudad ubicada al nororiente de Venezuela. Es profesional universitaria, casada, en Ecuador vive con su pareja que conoce el trabajo que ella realiza. Estos datos dan cuenta de un gran índice de movilidad humana entre las mujeres encuestadas pues solo el 9% de ellas son nacidas en Guayaquil, el 91% restante ha nacido en otras regiones o países y se ha movilizado hasta Guayaquil y Durán para ejercer el trabajo sexual.


En relación a las mujeres colombianas es importante anotar que sólo el 31,7% de ellas provienen de regiones cercanas al Ecuador y que el 11,7 % provienen de regiones ubicadas al norte de Colombia y muy lejos del Ecuador, el 56,6% restante proviene de regiones céntricas de Colombia. El 21,7% de estas 85 colombianas proviene de zonas donde el conflicto armado continua. El 90,4% se vino buscando trabajo, 1,2% por problemas con la familia, 1,2% por problemas personales, 1,2% por amenazas, 1,2% por el conflicto armado, 1,2% porque su familia vivía en Ecuador, 2,4% porque se casaron con un ecuatoriano y 1,2% no respondió. Tanto las mujeres colombianas como la venezolana que fueron encuestadas han alcanzado altos niveles de escolaridad (47%), siendo profesionales universitarias el 7% y culminando la EGB el 40%, dato que se contrasta a este nivel con las mujeres ecuatorianas donde sólo el 6% ha culminado la EGB y no hay ninguna profesional universitaria. En cuanto a las que han cursado niveles intermedios y superiores de EGB los datos son similares un 26% de las mujeres colombianas y un 31% de las ecuatorianas y en cuanto a las que solo han cursado los primeros niveles de EGB, el 25% de las ecuatorianas y el 15% de las colombianas, es interesante anotar que de estas mujeres con bajo nivel de escolaridad solo 1 colombiana y 1 ecuatoriana ganan menos de $600 dólares al mes y dos colombianas manifiestan no saber cuánto ganan, una de ellas tiene visa de refugio. En cuanto al estatus migratorio 2 mujeres tienen visa de refugio. 3 mujeres son solicitantes de asilo; una de ellas hizo su solicitud en el 2013, otra en el 2014 y la tercera en el 2015. 2 mujeres tienen visa de amparo. 5 mujeres tienen cédula ecuatoriana, tres de estas mujeres están casadas con ecuatorianos, a una se la dieron por tiempo de residencia y la quinta respondió “me la dieron”, ante la pregunta sobre cómo había obtenido su cédula ecuatoriana y cuando se le repregunto manifestó no querer hablar más del asunto, por lo que podría pensarse que el documento que posee es falso. 5 mujeres tienen tarjeta andina y llevan en el país menos de 2 meses. 4 mujeres manifestaron no poseer ningún documento que las regularice en Ecuador por lo que para este estudio se les ha dado la denominación de indocumentadas; una de ellas lleva 4 años en


el país, dos llevan 2 años y la última lleva 1 año. A estas mujeres que están en un alto grado de vulnerabilidad se les informó de los servicios legales gratuitos que ofrece el Comité Permanente de Derechos Humanos y se les dieron datos de esta y otras organizaciones a las que pueden acudir y solicitar apoyo para solucionar su situación, garantizándoles absoluta confidencialidad en el manejo de la información. 63 mujeres tienen visa Mercosur, esta información genera preocupación pues 18 de estas mujeres colombianas llevan 3 años o más viviendo en Ecuador, lo que permite inferir que estaban indocumentadas antes de que se oficializara en el año 2013 el otorgamiento de la visa Mercosur en Ecuador o estaban en condición de solicitantes de refugio y como algunas de ellas expresaron “para trabajar en esto nos exigen la visa Mercosur”, “a las refugiadas nos han pedido que cambiemos la visa de refugio por la Mercosur para que no tengamos problemas con la policía ”, “a los administradores les conviene que saquemos la visa Mercosur, así los de migración no los joden”, “con la visa Mercosur puedo ir a Perú donde los clientes nos tratan mejor”, “no ve que con la Mercosur puedo ir a visitar a mi familia y encontrarnos donde los del otro lado no nos vean?” 1 mujer tiene otro tipo de visa, pero no quiso decir de cual se trataba. La mujer venezolana lleva un año y medio viviendo en Ecuador, posee otro tipo de visa, pero tampoco quiso informar de cual se trataba. Un tercer hallazgo encontrado al relacionar el número de años que las encuestadas viven en Ecuador con el tipo de visa que poseen permite plantear que el 35% de mujeres colombianas encuestadas pueden ser PNPI, ya que la categoría de visa Mercosur sólo opera en Ecuador desde el año 2013 y el 21% de las mujeres colombianas encuestadas que afirman poseer visa Mercosur, llevan viviendo en Ecuador 3 años o más. Así mismo se tiene un 6% de mujeres indocumentadas o con otro tipo de visa que llevan más de un año viviendo en el país. Y un 8% son refugiadas, solicitantes de asilo o tienen visa de amparo En cuanto a edad actual, edad de inicio en el trabajo sexual y tiempo que lleva en su ejercicio Se hizo una sistematización por rangos de edad, de la siguiente manera: 

Mujeres de 18 años o menores de 18 – ninguna

Mujeres entre 19 y 29 años – 1 venezolana, 10 ecuatorianas y 52 colombianas

Mujeres entre 30 y 39 años – 5 ecuatorianas y 28 colombianas


Mujeres de 40 años o más – 1 ecuatoriana y 5 colombianas

Es importante anotar que 6 de las encuestadas tenían al momento de la entrevista 19 años (2 ecuatorianas y 4 colombianas), el nivel de menor edad, y que 1 mujer colombiana tenía 45 años, el nivel de mayor edad. Estas mujeres informan haber iniciado el trabajo sexual en los siguientes rangos de edad: 

A los 18 años o menos – 8 ecuatorianas y 8 colombianas

De los 19 a los 25 años – 1 venezolana, 7 ecuatorianas y 55 colombianas

Después de los 26 años – 1 ecuatoriana y 22 colombianas

Se puede observar en este ítem que una mujer colombiana está en el trabajo sexual desde los 13 años (el nivel de menor edad) y la mujer que más tarde empezó a ejercer el trabajo sexual es una mujer colombiana que tiene visa de refugio, se inició a los 39 años y lleva 6 años como trabajadora sexual, tiempo que coincide con el que lleva viviendo en el Ecuador. A esta mujer se le entrevisto en el CAIS 2 por lo que la investigadora no tuvo acceso a ella para ampliar la información.


A partir de este caso se triangularon las fichas observándose que 15 mujeres colombianas mayores de 29 años hacen parte del 35% de mujeres que son o pueden ser PNPI ya que 1 de ellas posee otro tipo de visa, pero no informa de cual se trata, 1 tiene visa de refugio, 2 solicitud de asilo, 1 visa de amparo y los 10 restantes visa Mercosur, pero llevan viviendo en Ecuador 3 años o más. Este dato puede asociarse con algunas expresiones vertidas en las entrevistas “yo ya estoy vieja para esto, pero es la única forma que tengo de ganarme la plática”, “mire mami, cuando uno tiene familia no hay de otra”. En esta misma triangulación se observó que 4 de las 5 mujeres colombianas que tienen cédula ecuatoriana también son mayores de 29 años. En este trabajo, el 71,6% de las mujeres colombianas lo iniciaron por necesidades económicas, el 17,6% para aumentar sus ingresos, el 2,4% para ayudar a sus parejas, el 1,2% por desplazamiento forzado y el 7,2% no quisieron responder. En el caso de las mujeres ecuatorianas el 62,6% se iniciaron en el trabajo sexual por necesidades económicas, el 18,7% por aumentar sus ingresos y el 18,7 restante porque fueron obligadas por una vecina, el padre de sus hijos y una de ellas prefirió no responder. La mujer venezolana de igual manera ingresó a este trabajo por necesidades económicas. Se observa que en las mujeres colombianas encuestadas ninguna respondió que había sido obligada, sin embargo, es interesante hacer notar que el 7,2% no quiso responder, este dato amerita tener la posibilidad de hacer entrevistas a profundidad en estos casos. Para ver el tiempo que llevan en el ejercicio del trabajo sexual, los rangos utilizados fueron: 

Menos de 1 año – 9 colombianas, de las cuales una solo llevaba una semana en el ejercicio del trabajo sexual cuando fue entrevistada

De 1 a 2 años – 3 ecuatorianas y 20 colombianas

De 3 a 5 años – 1 venezolana, 2 ecuatorianas y 22 colombianas

De 6 a 9 años – 6 ecuatorianas y 21 colombianas

10 años o más – 5 ecuatorianas y 13 colombianas, de las cuales una lleva en el ejercicio del trabajo sexual 24 años.


Algunas de estas mujeres aportaron estos testimonios “yo era la mayor de la casa cuando mi papá murió y tuve que ponerme a esto para ayudar a mi mamá con mis hermanitos”, “desde chiquita estoy en esta vida, nosotros tuvimos que irnos para una parte cerquita de Cúcuta y después yo me vine para acá”

En cuanto a número de hijos, personas a cargo y nivel de ingresos Todas las mujeres ecuatorianas y la mujer venezolana tienen hijos, de las colombianas el 74% también tiene hijos. La mayoría de las mujeres colombianas dejaron a sus hijos en su país al cuidado de las abuelas y las tías de las niñas y los niños, solo una los dejó con el padre de los niños- Las mujeres ecuatorianas la mayoría viven con ellos y cuando salen a trabajar los dejan al cuidado de las abuelas y bisabuelas, amigas o niñeras. En cuanto a la relación del número de personas que dependen económicamente de los ingresos de las mujeres encuestadas se puede observar: De las 85 mujeres colombianas 77 están a cargo económicamente de sus padres (especialmente de la madre), 55 lo están además de sus hijos, 27 de sus hermanas y hermanos, 5 de sus sobrinos y 8 de sus parejas. Entre las mujeres ecuatorianas 15 de las 16 están a cargo de sus hijos, 8 además de su mamá, 3 de las abuelas y 2 de sus parejas. La mujer venezolana tiene a su cargo 12 personas que son sus 4 hijos, su madre y 7 miembros de su familia extensa. Algunos datos a resaltar es que de las 8 mujeres colombianas que sostienen económicamente a sus parejas: 5 provienen de Medellín, tres tienen visa Mercosur, una está indocumentada y una es residente con cédula ecuatoriana, una lleva 4 años viviendo en Ecuador con su pareja, la otra 3 años y vive sola, y las otras dos llevan 2 años y también viven solas, la quinta lleva 2 años viviendo en el país, su pareja es ecuatoriana y no conoce el trabajo que realiza.


La sexta proviene del Tolima y la séptima de Puerto Asís, tienen 2 y 1 año respectivamente viviendo en Ecuador y ambas viven solas, sus parejas en Colombia y poseen visa Mercosur (estas dos zonas tienen alta presencia de conflicto armado) La última proviene de San Andrés Islas tiene 1 año viviendo en Ecuador con su pareja y posee visa Mercosur. De las 2 mujeres ecuatorianas que también mantienen a sus parejas ambas son de Manabí, viven con sus parejas en Guayaquil, pero sus hijos viven en casa de sus madres, una de ellas fue obligada a ingresar en el mundo del trabajo sexual a los 23 años y la otra sufre de violencia física y psicológica por parte de su pareja. Con base en esta información se considera fundamental en una nueva fase incluir este tipo de preguntas en la entrevista que se sugiere se haga a profundidad, con el fin de prevenir violencia basada en género y denunciar los casos que se detecten. Las colombianas son 6 cuyas labores complementarias se relacionan con el comercio, con un negocio propio, ventas directas, por catálogo o puerta a puerta. Una es prestamista y otra bailarina. Y ninguna de ellas gana menos de $1000 dólares mensuales. Las ecuatorianas que realizan trabajos complementarios son 5 y estos trabajos van desde ser terapeuta, psíquica, vender comida a las compañeras, atender una barra y ventas en general. Y todas ellas ganan menos de $ 1000 dólares mensuales. La mujer venezolana percibe $ 2000 dólares por mes para sostener a 12 personas y no realiza ningún otro trabajo que aumente sus ingresos. Un dato significativo a aportar es que la mujer ecuatoriana que tiene5 hijos percibe solo $ 400 dólares mensuales de ingreso y de ella dependen 4 de sus hijos y su mamá. Y otro dato igualmente significativo es que del 9% de las mujeres colombianas que no saben cuánto ganan al mes; una tiene visa de refugio, otra solicitud de asilo, otra visa de amparo y una última otro tipo de visa (no se sabe cuál). Al respecto se podrían plantear varias hipótesis, pero ese no es el objetivo de este estudio, sin embargo, es evidente el nivel de vulnerabilidad de todas ellas.


En cuanto al trabajo en si El 100% de las encuestadas afirman trabajar en locales. De las 85 mujeres colombiana 32 trabajan en la noche, 26 en la tarde y 26 trabajan dos jornadas (13 en la mañana tarde, 11 en la tarde noche y 2 en la mañana noche), 1 no respondió la pregunta. De ellas 63 trabajan 6 días a la semana, 10 lo hacen 5 días. 6 lo hacen 4 días, 4 lo hacen 3 días y dos lo hacen toda la semana. El número de horas que dedican diariamente para el trabajo sexual va de 3 a 5 horas (9 personas), de 6 a 8 horas (56 personas), de 9 a 12 horas (20 personas) y más de 12 horas 1 persona. Esto significa que el 24,7% de trabajadoras sexuales colombianas trabajan más del tiempo estipulado legalmente para cualquier otro trabajo, que son 8 horas diarias. La mayoría de ellas van en carro o taxi a sus trabajos e invierten entre 5 y 40 minutos para llegar a ellos, pero algunas se movilizan a pie o en bus y pueden tardar hasta 3 horas. De las mujeres ecuatorianas 5 trabajan en la noche, 7 en la tarde, 2 hacen 2 jornadas (1 mañana tarde y la otra tarde noche) y una organiza su tiempo de acuerdo con el trabajo que haya, vive a 5 minutos de los locales donde trabaja y esto se lo facilita. De las 16 mujeres ecuatorianas 8 trabajan 6 días, 4 lo hacen 4 días, 1 cinco días, 1 un día y dos al igual que las colombianas lo hacen toda la semana. El número de horas que dedican diariamente al trabajo sexual va de 3 a 5 horas (1 persona) de 6 a 8 horas (11 personas) hasta llegar a emplear de 9 a 12 horas (4 personas), lo que significa igualmente que el 25% de las trabajadoras sexuales ecuatorianas también trabajan más de 8 horas diarias que es el tiempo legal estipulado para cualquier trabajo. Las ecuatorianas de igual manera la mayoría van en carro o taxi a su trabajo y se tardan entre 5 y 30 minutos y de las pocas que se movilizan en bus una de ella tarda 4 horas en llegar. De acuerdo a algunas anotaciones del diario de campo, todas invierten una buena parte de sus recursos en el uso de taxi para desplazarse, la mayoría lo hacen con personas conocidas para sentirse más seguras y esto además les permite negociar los costos. Esta práctica se acentúa más en las colombianas que llevan poco tiempo en el país. Una de las mujeres ecuatorianas trabaja las tres jornadas 6 días a la semana, vive a 30 minutos en taxi de los locales donde trabaja, percibe $ 500 dólares mensuales por su trabajo, realiza una labor de terapeuta para aumentar sus ingresos y posee el menor grado de escolaridad de todas las mujeres entrevistadas. Y una de las mujeres colombianas trabaja 7 días a la semana, 9 horas diarias y no sabe cuánto dinero gana, proviene del departamento de Norte de Santander (está muy lejos de su familia), es soltera, vive sola, mantiene a 6 personas entre ellos a sus padres, hijo, hermana y sobrino y posee lo que en la encuesta hemos denominado “otro tipo de visa” pero no sabe cuál es.


Estos dos casos son claros ejemplos de vulnerabilidad no solo personal sino social y un desafío a la exigibilidad de derechos, entre ellos el derecho a la protección. A todas ellas se les preguntó sobre experiencias laborales previas y el 36% de las colombianas manifestaron que si las habían tenido, así como el 60% de las ecuatorianas y la única venezolana encuestada. La mayoría de las colombianas en ventas, gabinetes de belleza, fábricas y prestación de servicios en negocios de comida, 1 ha sido contadora, 1 ha lavado carros y otra ha sido empleada remunerada del hogar. La mayoría de las ecuatorianas por su lado también han trabajado en ventas, una atendiendo una óptica, otra como oficinista, 1 como ayudante de cocina y otras dos también han lavado carros y han sido empleadas remuneradas del hogar. La mujer venezolana se ha desempeñado como sicoanalista ya que esta es la profesión universitaria que posee. Es importante anotar que al contrario de las ecuatorianas, la mayoría de las colombianas (60%) no han tenido experiencias laborales previas y al contrario de la venezolana que es profesional universitaria y ha ejercido su profesión, de las 5 universitarias colombianas, 3 no han trabajado en nada más que el trabajo sexual, 1 ha sido recepcionista y la otra ha elaborado manualidades para la venta. Y de las que han culminado la Educación General Básica, 14 solo han ejercido el trabajo sexual, entre ellas una mujer con visa de refugio y otra con visa de amparo, una se ha desempeñado como contadora sin tener el título, una experta en estética se ha desempeñado en ventas, otra limpiando textiles en una fábrica, una lavando carros, 6 más en ventas, 1 como estilista, 1 como cosmetóloga y tres atendiendo en negocios como: una heladería, un gabinete, un restaurante, la recepción de un hotel y cabinas telefónicas, Esto lleva igualmente a plantearse interrogantes sobre empleabilidad y remuneración justa en el vecino país.


Ante la pregunta sobre si quisieran desempeñar otro trabajo el 33% de las colombianas responde que no, el 17% no responde, pero el 50% restante responde que sí y quisieran estudiar, poner su propio negocio, ser enfermeras, estilistas, secretarias, artistas, azafatas, comerciantes, trabajar en el sector de hotelería y turismo y hasta ser abogadas o mixólogas. Ante esta misma pregunta solo una ecuatoriana no quisiera desempeñar otro trabajo, 4 prefirieron no responder, pero 11 dijeron que si y quieren trabajar en ventas, un restaurante o atender una óptica, una quiere ser enfermera, otra contadora y otra reportera. Estos datos nos permiten ver como la mayoría de las trabajadoras sexuales de ambos países quisieran tener otro trabajo, lo mismo que la mujer venezolana que quisiera montar un negocio. En este párrafo son oportunas 3 anotaciones tomadas en el diario de campo: “¿otro trabajo? Cualquiera menos este”, “estoy estudiando belleza, pero mientras, debo hacer dinero, ya no quiero ver a mi mamá viviendo en una mediagua”, “¿sabe cuántas veces he presentado mi hoja de vida?” En cuanto a la salud sexual: De las 102 mujeres encuestadas el 95% se realiza controles de VIH constantes, el 4% se realiza estos controles a menudo y aunque solo una persona que equivale al 1% de la muestra no lo ha hecho nunca, es altamente significativo pues tiene formación universitaria y lleva 9 años en el ejercicio del trabajo sexual. La encuestadora le sugirió aprovechar el servicio gratuito que brinda el CAIS 2 a las trabajadoras sexuales, sin importar su nacionalidad, para hacerse su primer control con el fin de prevenir la presencia del VIH en ella y su círculo de relaciones cercanas. De las 102 encuestadas el 100% usa preservativos durante sus relaciones sexuales con los clientes y de las 30 mujeres (24 colombianas y 6 ecuatorianas) que manifestaron tener pareja actualmente 6 de ellas (5 colombianas y 1 ecuatoriana) no usan el preservativo para las relaciones sexuales con su pareja. Este 6% de no uso de condón con la pareja es altamente significativo en función de la prevención del VIH y la violencia basada en género por lo que fue un elemento fundamental para reflexionar en los talleres.

En cuanto a la discriminación y la violencia basada en género De las mujeres colombianas encuestadas el 50% expresaron no haberse sentido nunca discriminadas por ser trabajadoras sexuales frente al otro 50% que manifestaron si se han sentido


discriminadas por ejercer este tipo de trabajo, en primer lugar, por vecinas y clientes, en segundo lugar, por las compañeras de trabajo y la policía, en tercer lugar, por la familia, en cuarto lugar, por otras mujeres y autoridades en general y en quinto y último lugar por personas ecuatorianas. Este agente discriminador se puede asociar con la discriminación que estas mujeres han sentido por otras razones diferentes al trabajo que ejercen, entre las cuales ocupa el primer lugar la nacionalidad (63%), seguido por la etnia (17%), la condición migratoria (13%), la apariencia física (4%) y la orientación sexual (3%). La mujer venezolana encuestada manifiesta no haberse sentido nunca discriminada por ser trabajadora sexual, pero si se siente discriminada en Ecuador por su nacionalidad y condición migratoria. Entre las mujeres ecuatorianas encuestadas el 44% expresaron no haberse sentido nunca discriminadas por ser trabajadoras sexuales frente al otro 56% que manifestaron si se han sentido discriminadas por ejercer este tipo de trabajo, en primer lugar, por las vecinas, en segundo lugar, por policías y autoridades en general y en tercer y último lugar por compañeras de trabajo. Además 4 de las 16 encuestadas se han sentido discriminadas por otras razones, entre las cuales ocupa el primer lugar la etnia (2) en segundo lugar por la apariencia física (1) y en tercer lugar el consumo de drogas (1). Los resultados obtenidos en las preguntas relacionadas con la violencia basada en género son realmente cuestionadores pues, aunque el 60% de las colombianas, el 50% de las ecuatorianas y la mujer venezolana no hayan sido víctimas nunca de este tipo de violencia, el porcentaje restante si lo ha sido. Del 40% de colombianas víctimas de violencia de género, el 85% lo ha sido de violencia psicológica, siendo el mayor índice la violencia propinada por insultos, seguida del abuso de autoridad y las amenazas, de este porcentaje 10 mujeres hacen parte del grupo de posibles PNPI ya que una de ellas es solicitante de asilo, 7 tienen visa Mercosur pero viven hace 3 años (1), 4 años (2) 6 años (2) 8 años (1) y 11 años (1) en Ecuador, 1 está indocumentada y lleva 4 años en el país y otra posee otro tipo de visa sin identificar. De violencia física el 6% ha sido víctima y el 9% no respondió a esta pregunta. Es importante anotar que las dos personas que sufrieron de violencia física, una golpes y otra fue violada manifestaron en la encuesta ser bisexuales y que el 53% de las agredidas no buscaron ayuda o apoyo con nadie, las demás lo hicieron en primer lugar con compañeras de trabajo y en segundo lugar con la familia, 2 de ellas con la familia, 1 con amigos y 1 con una organización de trabajadoras sexuales.


Del 50% de ecuatorianas víctimas de violencia de género 2 han sido violadas, 1 agredida sexualmente, 1 ha recibido amenazas, 1 insultos, 1 insultos y golpes, 1 golpes y 1 ha sido víctima de violencia psicológica en la clínica de rehabilitación para farmacodependientes en donde estuvo. En cuanto a las organizaciones defensoras de sus derechos y condiciones para mejorar el trabajo sexual En este aspecto sólo el 19% de las colombianas encuestadas conoce alguna organización de trabajadoras sexuales o asociaciones que defiendan sus derechos entre ellas nombraron como la más conocida a la Red de Trabajadoras sexuales seguida por Fundación Kimirina, la Asociación 20 de Abril y la Fundación Quimera, el 91% restante no conoce a ninguna organización. El 91% tampoco pertenece a ninguna organización y el 19% restante no respondió a esta pregunta. La venezolana encuestada tampoco conoce organizaciones que defiendan sus derechos ni pertenece a alguna de ellas. En las ecuatorianas encuestadas hay un mayor conocimiento de este tipo de organizaciones (56%) y nombraron en primer lugar a la Asociación 20 de Abril y a la Red de trabajadoras sexuales, seguidas de Fundación Kimirina y Sanidad. Además, el 81% no pertenece a ninguna (el 19% restante no respondió) Entre las acciones más importantes que consideran podrían mejorar las condiciones del trabajo sexual seleccionaron entre las posibilidades presentada, en primer lugar, la legalización del trabajo sexual (35%); en segundo lugar, apoyar a las organizaciones creadas para la promoción de los derechos de las personas dedicadas al trabajo sexual (21%); en tercer lugar, mejorar el acceso y la calidad de la salud para las trabajadoras sexuales (17); en cuarto lugar con igual porcentaje (9%) señalaron, combatir la discriminación y los estereotipos contra las trabajadoras sexuales y tener mayor presencia y protección de la policía; en quinto lugar, desarrollar mejores infraestructuras donde laboren las personas dedicadas al trabajo sexual (7%) y en sexto lugar con igual porcentaje (1%), permitir el trabajo sexual pero prohibir los negocios privados donde se ejerce el trabajo sexual , y seguridad en todo sentido (otra posibilidad) como lo propuso una de ellas. Este estudio se cerró con la siguiente pregunta: Si tuviera una alternativa, ¿dejaría el trabajo sexual?, y ¿por qué?


A este interrogante las 102 mujeres encuestadas respondieron afirmativamente 68 %, dijeron no el 13% y ese mismo porcentaje (13%) respondieron no sé, el 6% restante no respondió a la pregunta. Todas las mujeres ecuatorianas y la venezolana respondieron afirmativamente. Entre las razones que tuvieron las que respondieron que dejarían el trabajo sexual si tuvieran una alternativa, están: la posibilidad de ser independientes y tener un negocio propio, en segundo lugar, mejorar las condiciones de su familia en especial la de los hijos e hijas, teniendo más tiempo para ellas y ellos, también la necesidad de superación, el cambiar de modo de vida y no estar expuestas a enfermedades algunas de ellas incurables. Un significativo número de encuestadas manifestaron estar “cansadas”. A continuación, se transcriben algunas respuestas: “porque si” (colombiana, 22 años de edad, 6 meses en trabajo sexual). “porque me gustaría trabajar en otra cosa que en esto” (colombiana,38 años de edad, 15 años en trabajo sexual). “porque merezco una mejor calidad de vida” (colombiana,42 años de edad, 16 años en trabajo sexual). “estoy aburrida de esto” (colombiana, 25 años de edad, 5 años en trabajo sexual). “porque uno desgasta su vida” (ecuatoriana, 30 años de edad, 15 años en trabajo sexual) “estoy agotada” (colombiana, 32 años de edad, 1 año en trabajo sexual) “porque va en contra de mi naturaleza” (venezolana, 24 años de edad, 3 años en trabajo sexual) “porque esto no ha sido para mí” (ecuatoriana, 32 años de edad, 11 años en trabajo sexual” Ninguna de las que dijo NO, dio un argumento para su respuesta y de las que respondieron NO SÉ, la mayoría tampoco dio un argumento para su respuesta, pero algunas contestaron que recién estaban empezando en este trabajo, que estaban acostumbradas a tener dinero diario y que con los otros trabajos no se obtienen los ingresos mensuales que se obtienen con este. Es importante anotar que el 69% de las que respondieron NO llevan 5 años o más ejerciendo el trabajo sexual, el 23% lleva entre 1 y 3 años y el 8% restante obedece a una persona que lleva una


semana en el trabajo. De las que respondieron NO SÉ el 61% lleva 1 año o menos en el ejercicio del trabajo sexual, el 15% lleva entre 3 y 5 años y el 24% restante lleva 8 años o más en este trabajo.

Conclusiones y Recomendaciones Aunque el tipo de estudio sólo permite ver la punta del iceberg de la situación que viven las trabajadoras sexuales en Guayaquil y Durán, la mayor parte de las cifras obtenidas y los pocos testimonios levantados nos llevan a concluir que los derechos humanos de las mujeres trabajadoras sexuales son atropellados con más frecuencia de la que nos imaginamos, en especial los derechos que atentan contra su vida y su dignidad, los derechos laborales y los derechos sexuales y reproductivos. Muchas de ellas son invisibles ante la sociedad pues trabajan en locales, lo hacen en diversos horarios, la mayoría de sus familias conocen su trabajo y las apoyan, pues ellas asumen la carga económica no solo de sus madres y sus hijos, sino en varias ocasiones de sus hermanas y hermanos, abuelas y demás miembros de sus familias ampliadas, incluyendo a sus parejas, llegando a mantener con sus ingresos hasta 12 personas y a trabajar 2 o 3 jornadas 6 días a la semana. Algunas de ellas ni siquiera saben cuánto ganan al mes y entre ellas se encuentran mujeres protegidas internacionalmente y mujeres con necesidad de este tipo de protección. La situación de la violencia basada en género es dramática no solo por el alto porcentaje que ha sido víctima de violencia psicológica sino porque aunque el porcentaje de violencia física es menor, se detectaron 3 personas que han sido violadas y 1 agredida sexualmente; de estas 4 personas ninguna buscó ayuda o pidió apoyo, lo cual desafía a los gobiernos locales y a la sociedad civil a trabajar con más ahínco en la prevención de este tipo de violencia, específicamente con esta población que está visible para ser señalada pero no se le ve lo suficiente a la hora de trabajar por sus derechos. Pues como se pudo ver en algunas de las respuestas se habla de violencia psicológica por abuso de autoridades relacionadas con los procesos migratorios y violencia psicológica en una clínica de rehabilitación. Una de las primeras recomendaciones que surgen de la experiencia vivida durante la aplicación y el análisis de las encuestas, es que se hace necesario profundizar en el diagnóstico, ya que la mayoría de la información aportada es cuantitativa y la poca información cualitativa que se logró obtener y registrar en el diario de campo da cuenta de situaciones complejas por las que pasa la población de nuestro interés. Este diagnóstico a profundidad además debería hacerse con mujeres trabajadoras sexuales que acuden a los Centros de Atención Integral en Salud CAIS, pues


todas sin excepción deben tener su carnet de salud vigente y actualizado para poder trabajar. En estos CAIS la población que asiste es más heterogénea y en ellos se podría abordar no solo a las mujeres que trabajan en Centros Nocturnos de alto perfil, como la mayoría de las que fueron encuestadas en esta primera fase, sino a las mujeres que trabajan en otros establecimientos legales e ilegales, así como a mujeres que trabajan en la calle. Esto implicaría contar con el apoyo y respaldo del Ministerio de Salud.


Otras recomendaciones 

Fortalecer la incidencia en políticas públicas que garanticen los derechos de las mujeres trabajadoras sexuales.

Involucrar a la empresa privada, especialmente a las empresas binacionales, para que en su ejercicio de responsabilidad social apoyen la generación de negocios propios (individuales y/o colectivos) para las trabajadoras sexuales y hagan acompañamiento a este tipo de negocios hasta que se consoliden y produzcan ingresos similares a los que las mujeres obtienen con su trabajo.

Investigar y verificar información que se ha recibido por parte de las encuestadas sobre las acciones y los actores que han inducido a las trabajadoras sexuales colombianas con visa de refugio a cambiar su condición migratoria obteniendo una visa Mercosur, que han inducido a las y los administradores de los centros nocturnos a prescindir de los servicios de estas mismas mujeres informándoles que “las colombianas” no pueden ejercer ese trabajo en Ecuador pues no hay ninguna visa que las faculte para ello y a preferir seguir en la clandestinidad a aquellas que están indocumentadas, aumentando de este modo su vulnerabilidad a la explotación sexual y laboral.


Encuesta

1. Características socio demográficas P.1. ¿Qué sexo tiene usted? 1. 2. 3.

Hombre Mujer Intersexual

P.2. ¿Con qué género se identifica? 4. Femenino 5. Masculino 6. Transgénero P.3. ¿Cuál es su orientación sexual? 7. Heterosexual 8. Homosexual 9. Bisexual P.4. ¿Dónde nació? País de Nacimiento: ____________ Ciudad: _________________ Fecha de nacimiento: _________________ P.5. ¿Cuál es su nacionalidad? _______________________ P.6. ¿Hace cuánto tiempo usted vive en Ecuador? días ________ meses ___________ años ____________ (Si vive en Ecuador desde siempre y tiene la nacionalidad ecuatoriana, pase directamente a la pregunta 10) P.7. ¿Ha solicitado la condición de refugiada en Ecuador?  Sí………………… En qué año ________  No (Pase directamente a la Pregunta 9)  Soy refugiada reconocida desde el año __________


P.8. ¿Tiene algún documento ecuatoriano de identificación?       

Visa de refugio Certificado (carné) de solicitante de asilo Visa Mercosur Visa de Amparo Otro tipo de visa Cédula ecuatoriana. ¿Cómo la obtuvo? _____________________________________________ Ninguno

P.9. ¿Por qué salió de su país de origen (Colombia, u otro) y decidió venir a Ecuador?         

Amenazas Conflicto armado Familia vivía en Ecuador La pareja es ecuatoriana La obligaron Por problemas con la familia Reclutamiento forzado Por trabajo / negocio/ razones económicas Otras razones……………………………………… Cuáles……………………………………………………………………….

P.10. ¿Hasta qué nivel de escolaridad llegó? __________________________________________________________________ P.11. ¿Cuál es su estado civil?      

Soltera Casada Unión libre Divorciada Viuda Separada

P.12. ¿Usted tiene hijo/a(s)?  Sí  No

Cuántos ________ ¿Cuántos a su cargo? _________ ¿De qué edad(es)? ________________________________________ ¿Dónde se encuentran mientras usted labora? ___________________

P.13.a. ¿Cuántas personas dependen económicamente de usted? ________ (escriba la cantidad en números) (Si nadie depende de usted, coloque 0 y pase a la pregunta 13)


P.13.b. ¿Quién depende económicamente de usted?      

Papá Mamá Cónyuge o pareja Hija/o Otros parientes…………………….. ¿Quién? ________ Otros no parientes………………… ¿Quién? ________

P.14. ¿Con quién vive en Ecuador?        

Sola Con mi(s) hijo/a(s) Pareja o cónyuge con hijo/a(s) Pareja o cónyuge sin hijo/a(s) Papá Mamá Otros/as Parientes…………………….. ¿Quiénes? ____________ Otras personas no parientes………………… ¿Quiénes? ____________

2. Trabajo sexual P.15. ¿A qué edad se inició en el trabajo sexual? __________ Años. P.16. ¿Por qué motivo?     

Alguien la obligó…………………… ¿Quién? ____________ Por aumentar sus ingresos Por necesidad económica Por ayudar a su pareja Otra……………………………………. ¿Cuál? ____________

P.17. ¿Conoce su pareja de la actividad que usted realiza?  Sí  No  No tengo pareja P.18. ¿Cuánto tiempo viene ejerciendo el trabajo sexual? ___________________________________ P.19. ¿Se realiza controles de VIH?    

Siempre A menudo Rara vez Nunca


P.20. ¿Usa el condón durante sus relaciones sexuales? En el trabajo

Con su pareja

   

   

Siempre A menudo Rara vez Nunca

Siempre A menudo Rara vez Nunca

P.21. ¿En qué zona trabaja usted?  En la calle  En locales  Otra……………………………………….. ¿Cuál? ____________ P.22. a. ¿Cuándo trabaja principalmente?  En la mañana  En la tarde  En la noche P.22.b. ¿Cuantos días por semana trabaja? ____ Días ____ Horas P.23. ¿Cuál es la distancia en horas entre su casa y su lugar de trabajo? ____ minutos ____ horas P.24. ¿Qué transporte utiliza para ir a su trabajo?  Bus  Carro  A pie P.25. Aproximadamente, ¿cuánto gana al mes? ____________ P.26. ¿Usted ejerce otra forma de actividad remunerada aparte del trabajo sexual?  

Sí………………………………………... ¿Cuál? ____________ No

P.27.a ¿Ha tenido algún trabajo diferente a este?  Sí………………………………………… ¿Cuál? ____________  No P.27.b. ¿Desearía tenerlo?  Sí………………………………………… ¿Cuál? ____________


 No

3. Discriminación P.28. ¿Por ser trabajadora sexual, usted se ha sentido discriminada o rechazada?  

Siempre A menudo

Rara vez Nunca (Pase a pregunta 30)

P.29. Por ser trabajadora sexual, ha sentido discriminación o rechazo por parte de:     

Médico o personal de salud Policía Clientes Familia Vecinas/os

  Autoridades  Compañera de trabajo  Otra……………………… ¿Quién? ____________

P.30. Por ser trabajadora sexual, fue víctima de:     

violencia psicológica Insultos Amenazas Abuso de autoridad Otra……………………………………………………………….

 violencia física      Nunca

Golpes Violación Agresión sexual Otra…………………………………………………………………

P.31. ¿En estas situaciones de violencia o discriminación, a quién ha pedido ayuda o apoyo?     

Organización de trabajadoras sexuales Familia Compañera de trabajo Policía Centro de salud, médico o psicólogo (servicio público)

 Psicólogo o médico (servicio privado)  Vecinas/os  Asociación o fundación de protección de derechos  Nadie

 Otra………………………………………… ¿Quién? ______ P.32. ¿Ha sentido discriminación por otras razones?  Etnia  Apariencia física  VIH

 Consumo de drogas  Nunca


 Orientación sexual y/o identidad de género

 Nacionalidad  Condición migratoria  Otra…………………………………..

4. Derechos P.33. ¿Conoce alguna organización de trabajadoras sexuales o asociaciones que defienden los derechos de las/los trabajadoras/es sexuales?  Sí  No (Pasa a pregunta 36) P.34. ¿Qué organizaciones o asociaciones conoce? (escriba nombre y ciudad) 

_________________________

_________________________

_________________________

_________________________

_________________________

_________________________

P.35. ¿Pertenece usted a alguna organización de trabajadoras sexuales u otro grupo que defienda los derechos de las trabajadoras sexuales? 1. 2.

Sí………………………… ¿Cuál? _________________________ No

P.36. Como trabajadora sexual, ¿cuál considera usted que sería la acción más importante a realizar para mejorar las condiciones del trabajo sexual? Mejorar acceso y la calidad de la salud para las trabajadoras sexuales. Legalizar el trabajo sexual. Permitir el trabajo sexual, pero prohibir los negocios privados donde se ejerce el trabajo sexual. Combatir la discriminación y los estereotipos contra las trabajadoras sexuales. Mayor presencia y protección de la policía. Desarrollar mejores infraestructuras donde laboren las personas dedicadas al trabajo sexual. Apoyar a las organizaciones creadas para la promoción de los derechos de las personas dedicadas al trabajo sexual.  Otra………………………… ¿Cuál? _______________________________________________       

P.37.a. Si tuviera una alternativa, ¿dejaría el trabajo sexual? Sí No (Fin de la encuesta) No sé P.37.b. ¿Por qué?


No me ignores, Porque soy la primera y la última. Yo soy la respetada y la desdeñada. Soy la prostituta y la mujer sagrada Yo soy la esposa y la virgen. Yo soy la madre y la hija. Soy los miembros de mi hija. Soy la estéril, pero muchos son los hijos. Yo soy la de la gran boda, pero no he tomado marido. Soy el silencio incomprensible, y la idea que se recuerda con frecuencia. Soy la voz de múltiple heridas, y la palabra con muchas apariencias. Soy el murmullo de mi nombre. Yo soy vergüenza y osadía, no tengo vergüenza y estoy avergonzada. Soy fuerza y soy miedo. Yo soy la guerra y la paz. Préstame atención. Yo soy la infortunada y la mujer magna. Yo soy la mujer... Anónima. Himno a Isis descubierto en Nag Hammadi.


Esta es una publicación oficial del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos.

www.cdh.org.ec

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