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7 de septiembre

Daniela Rubio

4 o preparatoria

El 7 de septiembre de 2021 se registró un sismo con magnitud de 7.1 con epicentro a unos kilómetros de la costa de Acapulco, el cual está relativamente cerca de la ciudad de México. Hace poco más de un mes, nos mudamos a un recinto que consta de 4 torres de 34 pisos cada uno. Al mudarnos decidimos vivir en el piso 29 debido a la increíble vista que se encontraba, además de que al ser extranjeros no conocíamos muy bien el sentimiento de los temblores en la Ciudad de México ya que previamente habíamos vivido en ciudades no sísmicas y aunque de alguna manera sabíamos sobre el tema, no es lo mismo saber del tema que vivir la experiencia. Una semana antes de dicho temblor yo estaba en la escuela y al recogerme, vino mi papá y mi hermana caminando a recogerme, lo cual no hacen comúnmente, con la noticia de que el sótano uno de mi edificio se había incendiado, afortunadamente no pasó a daños mayores, se apagó el incendio y al siguiente día ya pudimos entrar a mi casa.

A las 8:47 pm una semana después, mi mamá se encontraba bajando a mi perro en el parque, mi papapá y mi hermana viendo una película y yo en mi habitación poniéndome al corriente en mis redes sociales, viendo videos para ser específicos. La puerta corrediza de mi balcón estaba entreabierta y comenzó a sonar una especie de alarma, parecida a las de las ambulancias pero más grave y de alguna manera también más fuerte, paré mi video pensando que el sonido era alguna parte de efectos especiales del video que estaba viendo o algo por el estilo, pero el ruido no paraba, me levanté de mi cama y me asomé al balcón, caí en cuenta de que era la alerta sísmica y corrí al pasillo de mi casa a avisarle a mi papá, primero no me creyó, pero mi hermana escuchó también y empezó a gritar ¡ES LA ALERTA SÍSMICA! salió corriendo y se puso enfrente de la puerta principal, ya que unos cuantos días antes mi mamá nos había dicho que el lugar más seguro de mi casa es la puerta de la entrada ya que al estar lleno de ventanas, no podemos estar cerca de casi ningún lado. En los 45 segundos antes de que empezara a temblar, regresé a mi habitación y agarré mis crocs y mi cubrebocas corrí a la entrada, con el teléfono celular en la mano, me sen-

Mi hermana escuchó también y empezó a gritar ¡ES LA ALERTA SÍSMICA!

té inmediatamente y al llegar mi papá, comenzó a temblar.

Fue una sensación extraña, todo el edificio se movía hacia atrás, los edificios nuevos están hechos para pandear por lo que aunque pensábamos que el temblor ya acabaría, el suelo se seguía moviendo. Pronto entré en pánico, ya que parecía que el temblor nunca terminaría, el edificio se seguía moviendo, y mi papá se levantó y comenzó a caminar hacia el balcón de la sala mientras mi hermana le decía que no siguiera caminando, de pronto se vió una luz verde en el edificio de enfrente y el temblor se había terminado, abrimos la puerta y salimos apresurados, ya cerca de la puerta que divide las escaleras de emergencia del pasillo me di cuenta de que no llevábamos a mi perro, regresé al departamento y lo comencé a llamar, aunque no recordaba que mi mamá se había bajado hace no mucho con él. Volví a correr hacia las escaleras, se encendieron unas sirenas verdes, que decían que era la alerta sísmica y que bajáramos por las escaleras en tres diferentes idiomas ya que la mayoría de mi edificio son extranjeros y comenzamos a bajar, yo iba caminando rápido para llegar a la planta baja antes de que nos tocará alguna repica, aunque ese no fue el caso. Mi hermana pequeña iba más lento y al estarla esperando sólo se veía a la gente desesperada corriendo hacia abajo, las piernas me temblaban por la ansiedad y cada piso que bajábamos una persona más se unía, parecía una estampida. De pronto yo sentí que ya no quedaba mucho pero apenas íbamos en el piso 17, continuamos bajando y cada vez más desesperada veíamos como los números casi no cambiaban, a partir del piso número 5 había guardias pidiendo calma y ayudando a aquellos que lo necesitarán. Pronto llegamos a la planta baja, salimos por la puerta de limpieza al lobby principal, y de ahí nos encontramos con mi mamá, le dimos un fuerte abrazo y salimos del edificio, estaba lloviendo, no teníamos chaquetas y mi hermana ni siquiera zapatos, mi perro se estaba mojando y había personas de todos lados del mundo igual de asustados que nosotros.

Pronto habilitaron en restaurante de enfrente para resguardarnos de la lluvia en lo que esperábamos que revisaran el edificio para algún daño estructural, conocimos una cantidad de vecinos, cada uno con una historia más interesante que la otra, había de todo, personas de mayor edad, niños, casados, solteros, mascotas etc. De esta manera se fue pasando la frustración de todos después de esta experiencia, y pudimos volver a subir al edificio. Habían filas y filas para utilizar los elevadores, ya que 29 pisos no se suben solos. De pronto gritaron ¡Pisos 20 a 29! Tomamos el elevador con una pareja y su perro, ellos se bajaron el el piso 24, y continuamos subiendo hasta llegar a nuestro pasillo, caminamos hacia la puerta y nuevamente entramos a mi casa.

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