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Avenida Bucareli #580

Ximena Rojas

4 o preparatoria

Isa, ¿segura que es esta casa?” , me preguntó Samuel con un pequeño gallo. Viendo la mansión, ya no estaba muy segura. Estaba pintada de negro y se veía muy bien cuidada. ¿Cuidada? Podría vivir en esta casa. Pensé. “Segura. Avenida Bucareli #580” , respondí. “Es que se ve un poco moderna, ¿no? Como que no parece embrujada, aun siendo de noche” . “¿Esperabas que se viera como en una película? Además, ya ves cómo dice la leyenda: ‘ una casa tan atractiva que te tendrá a sus pies’” , intervino Manolo. Cuando volteé a ver a mis tres amigos me di cuenta de lo asustados que se veían.

Ja. Patéticos

. Bueno, salvo Pedro, quien se veía intimidantemente alto y burlón. “Bueno, ¿entramos o no?” , él preguntó. Los tres asentimos y nos acercamos a la entrada. La puerta estaba cerrada, como asumí. Saqué algunos pasadores y se los pasé a Pedro. Se hincó junto a la puerta y rápidamente la abrió. ¿Cómo hizo eso? ¿No es ilegal? Capaz y esta no es muy buena i…

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el hermoso interior de la casa. “Es muy negra. Y tiene demasiadas plantas” , observó Manolo, un poco sorprendido. gura?” , dijo Samuel -bastante preocupado y pálido“Manolo, ¿me pasas mi iPad por fa?” , siguió. “Que tengas el brazo roto no significa que sea tu sirviente” , se quejó Manolo antes de pasarle su dispositivo. Luego Samuel continuó, “Es que mira, el sitio oficial dice que no es apta para habitar. ¿No estaríamos rompiendo la ley? Isa, si salgo vivo de aquí te“‘Si salgo vivo de aquí’ JA. ¿Qué crees que va a pasar? No hay ningún fantasma” , lo interrumpí, muerta de la risa por su comentario. “Bueno, acomódense porque nos espera una noche larga” , dijo Pedro con una gran sonrisa. A veces cómo me da miedo este tipo. Solté mi mochila y comencé a caminar por el primer piso. Entré a la sala, que estaba llena de plantas y tenía 5 sofás y sillas elegantes. Seguí caminando hasta que llegué al largo comedor al lado de la cocina. Avancé hasta el cuarto de música. Este tenía un piano verde al centro de la habitación. Tengo que tocarlo. Me acerqué al piano y comencé a tocar algunas teclas.

¿Cómo es que ha habido más de diez muertos en esta casa? Es tan hermosa. ¡BAM! ¡¿Qué fue eso?! Vino del otro lado. Al caminar por el lugar vi una puerta negra llena de plantas muertas. ¡BAM! ¡Dios! ¿Dios?

No sé de quién eran los gritos: de Manolo, de Samuel, o míos.

No creo en Dios,

estúpido! ni en fantasmas, ni nada de eso. ¡Qué

“¡Pido ésta!” “¡Yo ésta!” “¡Y yo esa!” , escuché.

Genial

, por distraerme con estas babosadas no pude escoger mi cuarto. “Isa, debiste estar acá. Manolo se cayó subiendo las escaleras” , me dijo Samuel, pasándose una mano por su pelo chino, muerto de la risa. “Ey, quedamos que no le íbamos a decir” , respondió Manolo algo apenado. “¿Qué estabas haciendo?” , me preguntó Pedro. “Nada, viendo la casa. Es muy bonita, ¿saben?. Bueno todo salvo… ” , respondí, ansiosa de ver sus reacciones. Los ojos azules pálidos de Manolo se abrieron tanto que juré que se le iban a salir. No te rías, no te rías. “¿Salvo qué?” , preguntó Samuel, su voz temblorosa. “Salvo la puerta del sótano” , dije, conteniendo una gran sonrisa. Antes de que pudiera ver sus caras, Pedro salió disparado hacia las escaleras. Los tres nos volteamos a ver antes de ir detrás suyo. “¿Cuánto me pagan si abro la puerta?” , gritó Pedro, con su mano ya en ella. “Ehhh. ¿No fue ahí donde encontraron todos los cuerpos de la familia?” , preguntó Manolo. “No, el papá se suicidó, la mamá se enfermó y el hijo tuvo un accidente. Ahí encontraron a los diez posibles compradores de la casa” , respondí, recordando la leyenda. “Va, el evento más perturbador. ¿Cómo es posible que esta mansión se haya construido en 2015 y ya tenga tantos muertos?” , pensó Manolo en voz alta. “Gracias al demonio” , respondí sarcásticamente. “No hay ningún demonio. Y lo voy a probar” , dijo Pedro. En ese momento, él abrió la puerta del sótano y, después de un par de segundos, no pasó nada. Sentí a Manolo y Samuel dejar salir un respiro profundo. “Miren, no hay nada. ¡Ven, demonio!, si en verdad existes. ¡Dale, mátame! Llévame a los pies de tu casa” , gritó Pedro, matado de la risa. Se me enchinó la piel. ¡CRACK! Con un simple trueno, Pedro cayó al piso, su cuello roto. Grita, corre, haz algo. Sin poder moverme, vi como su cuerpo fue arrastrado hasta el sótano. Sentí como Samuel tomó mi mano y me jaló hacia las escaleras. Por un gran momento solo escuché un zumbido entorpecedor. “¡A nadie le importan las cosas! ¡Ya vámonos!” , el llanto de Manolo me sacó de mi transe. Antes de poder decir algo más, se le cayó el zapato. Con eso se resbaló de las escaleras y fue arrastrado hasta fuera de mi visión. No sé de quién eran los gritos: de Manolo, de Samuel, o míos. Sigue corriendo. Atrás de nosotros, las escaleras se desmoronaron. “Las de servicio” , le susurré a Samuel. Después de tomar nuestras mochilas, bajamos las estrechas y descuidadas escaleras que llevaban a la cocina. Los platos comenzaron a volar y a estrellarse por las paredes. Los pude esquivar fácilmente por instinto, pero Samuel… De reojo pude ver cómo se cubrió con su brazo roto, luego escuché un grito y ¡BOOM! el gabinete superior cayó justo junto a mí, sobre él.

¡Corre! Llama a la policía. ¿Qué les vas a decir

? ¿Que te metiste a una casa embrujada y mataron a tus tres amigos? Mis pensamientos iban a mil por hora. Lágrimas caían por toda mi cara. La puerta. Al fin llegué a la puerta. Antes de poder abrir la manija, sentí una fuerza azotarme contra la puerta. Recuperé mi aliento y mi visión se aclaró. Ahora yo tengo el control, dijo una voz que no reconocí.

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