Socavones del Oasis de Pica-Matilla. Patrimonio Hidráulico del Desierto

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© Fundación Carpe Science, 2023

Esta publicación, junto con los paneles expositivos y página web cuenta con financiamiento del Fondo del Patrimonio Cultural.

Elisabeth Lictevout: Dirección del proyecto, hidrogeología, geología y co-autora. Dra en Hidrogeología.

Erick Figueroa: Investigador y co-autor. Profesor de Historia y Ciencias Sociales con Magíster en Historia de la Universidad de Chile.

Carlos Abellanosa: Co-autor, responsable de topografía, fotografía, video, diseños y gráficos.

Responsable de Participación Ciudadana: Cláudio López.

Fotografía y drone: Carlos Aracena

Ayudantes de Topografía: Damián Olcay, Elisabeth Lictevout y José García.

www.carpescience.com

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www.socavonespicamatilla.cl

La Fundación Carpe Science está enormemente agradecida de la hospitalidad de los vecinos de Pica y Matilla.

A ellos y sus futuras generaciones se dedica este trabajo.

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INTRODUCCIÓN

El Oasis de Pica-Matilla ubicado en la Región de Tarapacá, en el extremo norte de Chile y en pleno Desierto de Atacama, es uno de los lugares más secos de la tierra. El oasis se encuentra a una altitud de 1500 m s.n.m., en el margen Este de la Pampa del Tamarugal, al pie de la vertiente Oeste de la Cordillera de los Andes, la llamada Precordillera. Los orígenes de sedentarización humana en el Oasis de Pica-Matilla se remontan desde

los 800 d.C. ligados al trabajo agrícola gracias a sus vertientes y al agua subterránea a poca profundidad. Para ello, la gestión del agua en medio de uno de los desiertos más áridos del planeta ha sido fundamental. Aparte del uso de canales para distribuir el agua de las vertientes, se han desarrollado complejos sistemas hidráulicos que permiten aprovechar el agua subterránea: los socavones. Son galerías subterráneas casi

Vista de la Pampa del Tamarugal desde el socavón Puquio El Molle, actualmente seco

horizontales que tienen como objetivo drenar las aguas subterráneas y llevarlas al exterior para su aprovechamiento.

Hoy en día, la mayoría de socavones se han secado debido al incremento de la extracción de agua subterránea mediante pozos y sondajes y al abandono de los mismos. Algunos han sido utilizados como basurales, otros han sido cerrados o enterrados por seguridad o falta de

conocimiento. En general, los socavones del Oasis de Pica-Matilla están cayendo en el olvido de la memoria colectiva. Sin embargo, son parte del patrimonio cultural, histórico e hidráulico de uno de los desiertos más áridos del planeta.

Por este hecho y el sacrificio humano que ha supuesto su construcción, esperemos tengan el sitio que se merecen como en otros países donde están protegidos y restaurados.

Antecedentes, un viaje conectado al pasado

En 2014-2015, la Ilustre Municipalidad de Pica encargó a las organizaciones CIDERH y Diedro la exploración, topografía y cartografía de los socavones de Pica-Matilla. El proyecto, liderado por Elisabeth Lictevout y Carlos Abellanosa, permitió identificar 34 posibles socavones y realizar la cartografía de 24, de los cuales 20 fueron por exploración subterránea y 4 por prospección geofísica. Posteriormente, en 2017 y 2018, la organización Carpe Science, liderada también por Elisabeth Lictevout y Carlos Abellanosa, realizó la caracterización geológica e hidrogeológica de los socavones con fondos propios, cofinanciamiento de un proyecto ECOS-CONICYT y la colaboración de la Universidad de Montpellier en Francia.

Finalmente, en 2021, el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural aprueba un proyecto postulado por la Fundación Carpe Science al Fondo del Patrimonio Cultural y apoyado nuevamente por la Ilustre Municipalidad de Pica. El proyecto tuvo como objetivo general estudiar y valorizar los socavones del Oasis de Pica-Matilla como patrimonio hidráulico, histórico y cultural para contribuir a su protección y gestión integral. Las actividades incluían completar la identificación, exploración y cartografía de los socavones del Oasis de Pica-Matilla y alrededores (La Calera y Puquio Núñez) realizada en 2014/2015, construir un relato histórico-cultural-hidráulico mediante el levantamiento y registro de la información histórica y sociocultural de los socavones del Oasis de Pica-Matilla y desarrollar material científico, divulgativo y educativo para poner en valor el

patrimonio del agua del Oasis de Pica-Matilla y promover su conocimiento y protección.

El trabajo iniciado en 2014 y que culmina con este libro, tiene como propósito dar a conocer y poner en valor este patrimonio histórico, cultural e hidráulico del Norte de Chile. Nuestro sueño es que los socavones del Oasis de Pica-Matilla sean protegidos al nivel nacional mediante su declaración como monumento histórico y, porque no, en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Directora de Proyecto, Elisabeth

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Acceso a Santa Elena

¿Qué es un socavón?

Un socavón es un sistema tradicional de gestión del agua que se utiliza para asegurar un suministro fiable de agua en climas áridos y semiáridos. Consiste en galerías subterráneas casi horizontales que buscan drenar por gravedad las aguas subterráneas y llevarlas al exterior para su aprovechamiento.

Chacras

Nivel Freático

Estanque

Canal a cielo abierto

Chacras

Estanque

Canal a cielo abierto

Salida

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Salida ACUÍFERO

La tecnología consiste en excavar un túnel hasta encontrar el nivel del agua subterránea o grietas con agua. Mediante una leve pendiente que desciende desde el interior de la galería, el agua escurre por gravedad hacia el exterior. La galería subterránea está conectada con la superficie

mediante pozos verticales llamados localmente lumbreras, localizadas a cada cierta distancia permiten ventilar el túnel, facilitar la extracción de tierra y escombros y proporcionar accesos al túnel desde diferentes puntos.

Lumbreras

SUBSTRATO

Lumbreras

SUBSTRATO

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Pozo Madre Pozo Madre

Se pueden definir dos partes en el túnel: a) la sección de captación de agua, donde el túnel se excava en la napa de agua subterránea, para que el agua se filtre a través de las paredes, piso y techo del túnel y b) la sección de transporte de agua, donde el túnel pasa sobre el nivel freático hasta el punto de salida. Ampliando las galerías a través del acuífero aumenta el área de contacto del túnel con la zona acuífera y, por lo tanto, la cantidad de agua en el túnel. Más se adentra la galería en la zona acuífera, mayor cantidad de

agua podrá drenar. Cuando la extensión del túnel se realiza en varias direcciones (ramas laterales), el área de infiltración aumenta y, en consecuencia, la cantidad de agua. El punto en el cual el túnel se intersecta con la superficie exterior es el punto de salida.

Pendiente de -1°

Salida

Chacras Canal a cielo abierto

Estanque

Nivel Freático

Chacras

Estanque

Canal a cielo abierto Salida

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ACUÍFERO
SECCIÓN DE TRANSPORTE

¡OJO! El suministro de agua de un socavón nunca puede exceder la recarga natural de agua subterránea ya que depende del agua disponible por gravedad. Por esta razón, los socavones representan un sistema de suministro de agua sostenible, ya que no es posible obtener más agua de la que da. Al contrario, mediante pozos y sondajes, es posible extraer más agua que la recarga natural de la napa de agua subterránea, y llegar a secarla por completo.

TRANSPORTE SECCIÓN DE CAPTACIÓN

Lumbreras

SUBSTRATO

Lumbreras

SUBSTRATO

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Pozo Madre Pozo Madre

Puquio de Jesús María

Pozo madre (Buena Esperanza)

Lumbrera (Buena Esperanza)

Lagar

Chacras

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Lumbrera

Lumbrera

Lagar Canal

Estanque

Chacras

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Lumbrera Salida Lumbrera
No aparece en la imagen, pero a cada lado y a lo largo del socavón se colocaba un mojón a una cierta distancia. Un perímetro de protección para evitar sondajes, construcciones o cualquier intervención que pusiera en peligro el drenaje o colapso del socavón.

¿Por qué hay socavones en Pica?

El Oasis de Pica-Matilla se encuentra en una zona hiperárida, lo que significa que la evaporación es mayor que las precipitaciones que son prácticamente nulas, dispersas y esporádicas. Como consecuencia, en estas regiones, hay muy poca agua superficial como ríos o lagos; siendo las reservas de agua disponibles principalmente subterráneas.

Históricamente, las poblaciones que vivían en zonas áridas dependían de la presencia de vertientes o arroyos pequeños, a menudo temporales. Desarrollaron complejos sistemas hidráulicos que les permitieron aprovechar al máximo los escasos recursos hídricos. Si las vertientes y arroyos no eran suficientes o inexistentes, la supervivencia y el desarrollo de una zona dependía de la posibilidad de extraer agua subterránea.

La Precordillera (Altos de Pica) está formada por formaciones geológicas volcano-sedimentarias. Son rocas constituidas por material depositado

Pica y Matilla debe su condición de oasis a la presencia de vertientes. Pero primero tenemos que entender... ¿Por qué hay vertientes en Pica y Matilla? ¿Por qué se ha formado un oasis en este lugar?

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Entre los sistemas hidráulicos que se han desarrollado en el mundo antiguo, los qanats o socavones son considerados como uno de los más importantes y antiguos logros de la ingeniería humana.
Iquique Alto Hospicio Pozo Almonte

Almonte

Estas formaciones volcano-sedimentarias conforman estratas con ligera pendiente hacia el oeste que se hunden al llegar a la Pampa del Tamarugal. Se pueden observar en la Quebrada de Quisma y también en otras quebradas como la Quebrada de Tarapacá. De la lluvia que cae en

Salar del Huasco

Altos de Pica

Quebrada de Chacarilla

Salar de Coposa

Abanico aluvial

F l e x u r a d e Longacho
Pica y Matilla

la Pampa del Tamarugal a través de enormes abanicos aluviales. Esa agua recarga también el acuífero de la Pampa del Tamarugal, infiltrándose en la zona baja de las quebradas y abanicos aluviales.

Sin embargo, en Pica y por localizarse en la zona de transición entre la Pampa del Tamarugal y la Precordillera, ocurren dos fenómenos:

A) Unas fallas conectan las formaciones volcanosedimentarias con la superficie. Por lo que parte del agua que circula en profundidad desde los Altos de Pica y hasta la Pampa del Tamarugal, es interceptada y sube a la superficie por estas fallas

¿Qué es un acuífero?

Es una formación geológica permeable de roca porosa y/o fracturada que contiene agua y es capaz de transmitirla.

y da nacimiento a las vertientes Resbaladero, Concova y las Ánimas. Como esta agua ha circulado en torno a una profundidad de 800 metros, se ha calentado por el gradiente geotérmico de la Tierra (cada 100 metros de profundidad la temperatura aumenta de 3°C) y llega a la superficie con una temperatura media de 30°C.

B) Existe una barrera natural llamada la Flexura de Longacho, un pliegue rocoso generado por el movimiento de la placa oceánica y continental. La parte cimera del Cerro Longacho, que da su nombre, es la parte visible de esta flexura. Sin

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Pampa del Tamarugal (890 m snm) (1270 m snm) Flexura de Longacho Cerro Longacho (1610 m snm) Matilla
Leyenda
Capas de Socavón
B

embargo, a la altura de Matilla se hunde, pero sigue presente por debajo de la superficie. ¡La podemos observar en algunos socavones, como en Puquio El Molle! La Flexura de Longacho está constituida por roca muy poco permeable, por lo que constituye una barrera natural, como un dique; permitiendo la acumulación en su parte Este (donde se ubica Pica) tanto de sedimentos más modernos (depósitos aluviales

de arena con capas intercaladas de arcillas y limos del Pleistoceno-Holoceno) y del agua, que surge por las fallas, y se acumula en la arena y arcilla moderna formando una napa de agua subterránea somera, es decir, poco profunda.

Flujo de agua

Nivel freático

Vertiente

Flexura

Fracturas

Comuna

Sedimentos (arena y arcilla)

Formación volcáno-sedimentaria: Arenisca y conglomerado

Roca ignimbrita

Rocas más antiguas (pre-Oligoceno)

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Pica Pica
de Pica
Aguas Termales de
Mirador
Seca de arcilla
Flexura de Chintaguay Quebrada
A

Varios socavones localizados en Matilla atraviesan la parte superior de las formaciones volcanosedimentarias antes de entrar en las capas de arena y arcilla más reciente que constituyen el subsuelo de Pica. En estos socavones, no es raro encontrar galerías escalonadas de hasta 2 metros

de altura. Cuando los trabajadores que excavaban las galerias se encontraban con una capa de ignimbrita o arenisca, muy dura comparando con las formaciones de arena y arcilla seguían la excavacion del túnel unos metros más arriba.

Los socavones situados en el centro de la cuenca

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Cerro Longacho desde la Pampa de Bellavista > Escalón y galería más profunda de El Carmen

de Pica-Matilla están excavados en capas de arenas homogéneas y poco consolidadas.

Por lo tanto, las aguas subterráneas captadas por los socavones circulan dentro de dos tipos de acuiferos: el material poroso de las formaciones del Pleistoceno-Holoceno, que forma un acuífero poco profundo limitado hacia abajo por capas de arcilla; y las fracturas de las formaciones de conglomerado, arenisca e ignimbrita, que alimentan ese acuífero poco profundo.

Aunque la recarga se produce en la cercana Precordillera (Altos de Pica), los tiempos medios de residencia del agua subterránea, es decir, el tiempo entre el momento que el agua cae como lluvia y su llegada a las vertientes de Pica, y basados en el análisis isotópico del 14C, muestran que las precipitaciones que dieron lugar a la recarga de agua subterránea que alimenta las vertientes de Pica se ha producido durante las fases húmedas del Holoceno, es decir, hace 2000 a 5000 años.

En hidrogeología estas aguas subterráneas se consideran principalmente no renovables. Es decir

que el periodo necesario para que el acuífero se vuelva a llenar (entre cientos y miles de años) es muy largo en relación con el marco temporal de la actividad humana. Y por ello, la sobreexplotación del acuífero puede agotar el recurso, lo que, en este caso, se consideraría de minería de agua.

Por estas razones, la zona tenía todos los atributos para excavar socavones, exactamente igual que en las otras regiones del mundo con socavones: presencia de un acuífero localizado al límite entre montañas y llanuras, los llamados acuíferos de piedemonte.

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El agua con la que te bañas en la Cocha, bebes, riegas o tiras de la cadena cayó en forma de lluvia, nieve o granizo hace 2 000 a 5 000 años en los Altos de Pica.
Gour de arcilla en la parte final de San Isidro

Colonización

Expansión Árabe Regiòn Originaria de los Qanats Ruta de la Seda Expansión Romana

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Un viaje espacio-temporal de 17.700 kilómetros en 3 000 años: más de 100 generaciones transmitiendo saber y conocimiento. Española

Historia de los socavones

Esta tecnología se originó en la antigua región armenio-persa, alrededor del 800 al 600 a.C., lo que actualmente es Irán. A partir de entonces, se extendió a otras regiones y culturas hasta Asia Central y China a través de la Ruta de la Seda (~ 120 a. C.), hacia Jordania y Siria a través de la colonización romana. Hacia el Norte de África y la península ibérica a través de la expansión

árabe (750 d. C.); y finalmente a América a través de la colonización española a finales del s. XV. En América Latina, los españoles introdujeron por primera vez las galerías filtrantes en México en 1526 y Potosí (Bolivia) en 1585. Posteriormente, fueron introducidos al Perú, California y el norte de Chile.

Historia de los socavones de Pica-Matilla

Desde la llegada de los contingentes hispanos entre 1536 y 1540, y hasta la construcción de los primeros socavones pasó al menos un siglo. Previo a la llegada de los hispanos, el sector tenía un sistema de riego que permitió la subsistencia de un núcleo poblacional importante, eje de una ruta caravanera que conectaba el altiplano y la costa (Núñez y Briones 2017).

La población originaria, miembros de una cultura denominada “Complejo Pica-Tarapacá” tenía sus pequeñas aldeas ubicadas en Pica y Chintaguay, los sectores altos de las quebradas, aprovechando las vertientes que afloraban entre las arenas.

Conscientes de las posibilidades que tenía el territorio y enfrentando la aridez de la pampa, las poblaciones locales realizaron obras de

canalización para extender las aguas de las vertientes a sus chacras de maíz, hortalizas, algarrobos y totora (Núñez 1985:157). Hacia 1450 d.C., el imperio inca anexó el oasis a sus dominios, teniendo como centro administrativo Tarapacá Viejo (Urbina 2018).

El poblamiento hispano habría sido realizado en tres oleadas o <c>corrientes colonizadoras: una primera de forma intermitente, entre 1540 y 1550; posteriormente una más intensiva entre 1560 y 1590 por influencia de la minería de Huantajaya; y finalmente una ocupación agrícola permanente y consolidada hacia finales del siglo XVI y comienzos del XVII, teniendo a la vid como protagonista (Bermúdez 1987:17).

Debido a la disponibilidad de tierras cultivables y

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Las vertientes de Pica y Matilla han mantenido la vida humana en el oasis por milenios.

< (desde 1536) PERIODO COLONIAL

1650 - 1660

Posible inicio de la excavación del primer socavón en Pica-Matilla

1627

Pedro de Fontamar compra unos terrenos baldíos entre Pica y Matilla con la intención de intervenirlos para obtener agua

1673

1718

Un aluvión destruye gran parte de las viñas de Comiña

Francisco Blanco construye el socavón de Comiña

Diego Díaz de Ceballos del Val deja por escrito obtener agua gracias a la excavación de un socavón que él hizo (o mandó hacer) en su propiedad

1760

Se funda Matilla

1765

Antonio de O’Brien visita el Oasis de Pica-Matilla y menciona por vez primera el socavón La Calera

Década de 1720

Juan Romano Castro y Jose Contreras Sarmiento excavan el socavón El Carmen

>370 años de historia de los socavones en Pica-Matilla

1768

Se reconstruye la iglesia de Pica tras un terremoto

Se excavan los socavones Miraflores y Jesus María por Josef Basilio de la Fuente?*

1821

Independencia

Antonio primera el

Inicios de 1800

Se excava el socavón

Finales de 1700

Se excava el socavón San Isidro por Domingo y Josefa Almonte, Nicolás de Echeverría y Alberto Ceballos

* Sólo hay constancia de que Josef Basilio de la Fuente era dueño de esos terrenos, pero no de que los excavara o mandara a excavar él.

de Perú

1868

Terremoto en Arica

1853

Antonio Raimondi describe por vez el socavón de Puquio Núñez

1877

1887

Tarapacá Water Works Co. compra terrenos con socavones y sus derechos de aguas

1957

Se crea definitivamente la comuna de Pica

1936 (-1947)

1976

Terremoto con epicentro en Pica

2023

2008

¿Qué harás tú para mantener este legado?

1884

1879

Terremoto y maremoto en Iquique socavón El Sauque

Gran peste de viruela

Se incia la Guerra del Pacífico

Se produce una crecida e inundación de la Quebrada de Quisma

1883

Fin de la Guerra del Pacífico

Pica y Matilla se incorporan a la República de Chile

1929

Después de más de 250 años se hace la última vendimia de la uva poniendo fin a su cultivo en Pica y Matilla

Antonio Loayza, Jorge Alache y Luis Briones inician la recuperación de la uva

2010

El socavón Miraflores colapsa y es reconstruido

Década de 1970

1918

Juan Brüggen publica Informe sobre el agua subterránea de la región de Pica, Tarapacá

(Gran Depresión de 1929) Fin de industria salitrera en la región

1921

Se aprueba por ley captar agua de la Quebrada de Quisma para abastecer Iquique

Herminio Castro queda atrapado durante 3 días en el socavón La Quinta debido a un corrimiento de tierras

1980 - 2013

Se producen hundimientos en Pica debido a posibles colapsos en socavón El Carmen

2014

Terremoto en Iquique

Se da inicio a los estudios modernos de los socavones

PERIODO PERUANO PERIODO CHILENO >
Convite en Matilla. Año 1900. Archivo familia Medina Paniagua | Imagen restaurada con AI | CC-BY-NC - Jean Franco Daponte y Tiziana Palmiero - Scielo.cl

de agua, que bajaba por la quebrada de Quisma, el sector de Botijería debió ser el primer lugar en donde se instaló el pequeño grupo de los colonos hispanos (Figueroa 2001:65), sector que actualmente cuenta con una galería en funcionamiento (Lictevout et al. 2020:545). Sin embargo, no tenemos antecedentes respecto a cuándo fue construido el socavón de Botijería.

y la experiencia hispana respecto a tecnologías de irrigación subterráneas, son el origen de la construcción de las galerías. En esta época, la distribución de tierras y agua, el interés hispano por participar de los circuitos económicos y el intento de abarcar los espacios vacantes para disponer de cultivos (irrigar zonas más áridas y/o con poca influencia de los ojos de agua), fueron fenómenos que motivaron la construcción de galerías para captar las aguas subterráneas (Bermúdez 1987:23; Figueroa 2001:145). Tuvieron un carácter privado, en tanto el acceso consideraba la inversión que se ponía en juego para construir, mantener y ampliar las galerías (Figueroa 2001:131).

(Figueroa 2001)

Primeros antecedentes de los socavones de Pica y Matilla (ca. 1650-1799)

La documentación conocida hasta el momento ubica la década de 1660 como el momento en que surgen los socavones en el oasis, específicamente en el sector de Matilla (Figueroa 2001:151). La denominación correspondería a las semejanzas con los socavones mineros, comunes en Potosí. Pica estuvo ligada estrechamente con Potosí, donde a fines del siglo XVII habría comenzado la ocupación de este sector por parte de antiguos residentes potosinos (Bermúdez 1987:119).

Probablemente, tanto la experiencia minera que trajeron los antiguos residentes de Potosí

Pedro de Fontamar, en 1627, compra tierras entre Pica y Matilla, una en el Algarrobal, otra debajo de Concova y otra debajo de Comiña. En el documento que oficializa su posesión, expresa la voluntad de “sacar agua con noria para cultivarlas”. Este interés muestra la intención de los hispanos por habilitar terrenos baldíos, a fin de que sus derechos fuesen reconocidos rápidamente, buscando opciones para lograrlo. Esta información toma mayor significancia cuando se vincula con el primer socavón excavado en el sector del Algarrobal, a un costado de las tierras de Fontamar.

Algarrobal, Encomendero, Majuelo

En 1673 Diego Díaz de Ceballos del Valdeclara que ha hecho uso de tierras que anteriormente estaban “eriazas y sin agua”, situación que pudo revertir construyendo un socavón. Esta estructura servía para la vid que le donó su suegro como también para las aledañas, propiedad de la Corona. Además, Díaz de Ceballos se preocupa de dejar en claro que su petición no toca el territorio

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Probablemente la construcción de socavones en Pica y Matilla fueron claves en la permanencia de los colonos, generando condiciones de habitabilidad en tierras donde no llegaba la influencia de las vertientes.

indígena ni las aguas asociadas, convocando a las máximas autoridades para que declaren el uso del socavón como medio exclusivo desde donde se riegan sus viñas.

¿Quién construyó los socavones? Muy probablemente no fueron los dueños de haciendas quienes se internaron bajo tierra, siendo una tarea ardua y peligrosa. Por aquel entonces no era extraño ver dentro de la fuerza de trabajo de las haciendas a naturales, mestizos y personas esclavizadas provenientes de África. Junto con jornaleros, habrían actuado probablemente como el contingente más utilizado para excavar galerías en busca de agua subterránea (Daponte 2010:20 y ss.).

Uno de los personajes más importantes del siglo XVIII piqueño fue Josef Basilio de la Fuente. Nacido en el oasis (1704-1774), De la Fuente

fue el beneficiario de una gran red comercial y minera que abarcó gran parte de la región y sus pisos ecológicos, adquiriendo tierras agrícolas y estacas mineras en Huantajaya, siendo en paralelo, desde 1746, teniente y justicia mayor de Tarapacá (Figueroa 2001:86; Hidalgo y González 2019; Villalobos 1979:159). En su propiedad tenía dos socavones, Miraflores y Jesús María. No sabemos si mandó excavar o adquirió las galerías. En Miraflores, De la Fuente regaba con agua del socavón una gran cantidad de viñas y árboles frutales, todo avaluado en 6.000 pesos de la época. La hacienda de Jesús María se ubicaba en un núcleo de socavones, ya que Teresa de Contreras, Matías de Soto y la familia Almonte irrigaban sus viñas con aguas de galerías. De la Fuente también repartía el uso de las aguas del socavón Jesús María con Pedro Sánchez de Rueda, con quien llevaba el mantenimiento del puquio a cambio de un día de aguas del socavón. Las principales coincidencias de estos observadores son:

+ La particularidad y el carácter excepcional de la presencia de los socavones, su importancia para el oasis, el potencial de los socavones para generar aún más agua, incluso para Iquique,

+ que los socavones generaban un importante beneficio para sus usuarios, y que se obtenía un rendimiento acorde al esfuerzo realizado,

+ El carácter tan fértil del valle, que producía vino y fruta excelente,

- también observan las limitaciones que impone la escasez de agua,

- que los socavones entregan muy poca agua, que algunos están secos,

- por la falta de mantenimiento y el descuido de las galerías y algunos estanques, sobre todo a partir de las últimas décadas del siglo XIX,

- y que los socavones entregan al menos tres veces menos caudal que entregan las vertientes.

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A fines del siglo XVIII se excava el socavón de San Isidro, empresa que compartieron Domingo y Josefa Almonte con Nicolás de Echeverría y Alberto Ceballos.

Desde el siglo XVII se fue configurando el espacio de Pica y Matilla, caracterizado por la agricultura, exportación de frutos y producción de vinos. La tierra y agua se distribuía entre las haciendas de gran extensión, la comunidad indígena y los cultivos de familias. Esta dinámica formó una población heterogénea, conviviendo hispanos, mestizos, criollos, indígenas y afrodescendientes. El siglo XVIII vino a ser la consolidación de lo mencionado, traspasando las revoluciones independentistas y los cambios políticos.

La longitud de los socavones estaba en directa relación con los beneficios que se podían obtener. Es decir, había una relación entre inversión y retorno. Los más importantes (El Carmen y San Isidro) se encuentran con dataciones del siglo XVIII, siendo ocupado por familias que desde largo tiempo han estado en Pica. El Sauque, sin embargo, surge como socavón, probablemente, a comienzos del siglo XIX.

Tras el intento personal del escocés Thomas Hart por encauzar las aguas de Pica en 1882 y 1884 con la compañía Iquique Water Company del argentino Severo Isasmendi por La Calera (1883), y de los pozos artesianos de J. Gildemeister y Cía (1886), será el conocido empresario inglés John Thomas North y su Tarapacá Water Works Co. la que logrará dotar de agua a la parte más rica de Iquique en 1890 (Castro 2001:111, 2010b:74).

Desde 1875 North era dueño del agua que se exportaba desde Arica a Tarapacá a través de su flota de barcos-cisterna, y posteriormente de las plantas de desalinización que ayudaron al suministro (Castro 2001:98 y ss.). Por medio de la Tarapacá Water Works Co., North compró distintos turnos de agua provenientes de las vertientes El Sauque y San Isidro, de las haciendas Santa Cruz y El Carmen (Castro 2010b:88), todas ellas con socavones.

Hacia 1900 se reconocían como los límites urbanos de Pica aquellos sectores que contaban con galerías: “Resbaladero, Concova, Jesús María, Puquío Carmen, San Isidro, Sauque, Comiña y Miraflores” (ART, Actas Pica. 14-12-1900, Reglamento para el uso del matadero municipal). Cualquier intervención a las lumbreras de los socavones debía pasar por la consideración de la municipalidad.

Gracias a los escritos que dejaron los visitadores y observadores que pasaron por la zona, y que mencionan los socavones, tenemos descripciones a veces muy detalladas de los socavones incluyendo sus caudales desde el final del siglo 18: Antonio de O’Brien (1765), Mateo Paz Soldán (1862), William Bollaert (1851), Antonio Raimondi (1853), Francisco Puelma (1855), M. S. Church (1874), Perfecto de Tarapacá (1876) Mariano

Ignacio Prado, Modesto Basadre y Chocano (18751877), Alejandro Bertrand (1879), Ambrosio Valdés Carrera (1884), Guillermo Billinghurst (1886-1893), Karl Kaerger (1899), Alejandro Cañas (1912), Isaiah Bowman (1907-1913), Johannes Brüggen (1918), José Leal Torres (1926) y Benjamín García Corroño (1934-1935)

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La disminución y poca agua que entregan los socavones, mencionada por varios autores, se debe a que los propietarios no mantuvieron el suelo despejado y la toma o punto de drenaje lo suficientemente abierta. Algunas de las galerías se han obstruido, y el agua se acumula en charcos detrás de las obstrucciones. Se mencionan algunos socavones más cuidados que otros,

lo que se relacionaba con las posibilidades de mantener diariamente estas estructuras. Los problemas de mantenimiento eran recurrentes. Huelga comentar las condiciones de trabajo bajo tierra en oscuridad total, espacios confinados y humedad. Mencionar que los temblores hacían que la actividad de mantenimiento fuera muy frecuente.

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Familia posa en el patio de su casa. Pica. Principios de 1900. Autor desconocido. Donado por Enelidolfo Eugenio O´Ryan Vásquez. Memorias del Siglo XX, Archivo Nacional.

Los socavones a través de los ojos de los observadores que pasaron por el Oasis de Pica-Matilla

Antonio de O’Brien (1765) funcionario colonial.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII llevó adelante el programa reformador y absolutista de la monarquía borbona. En 1764, O’Brien se encontraba en Tarapacá con el mandato virreinal de reunir información sobre el estado de los yacimientos mineros, el territorio y su población (Hidalgo 2009). En su visita de 1765 a La Calera, Matilla, Quisma y Pica, O’Brien describió las actividades agrícolas, aspectos sociales, y los socavones que irrigaban los oasis. ”Este pueblo solo puede proveer de vinos a el mineral de Huantajaya, y de muy poca gente para el trabajo.” (Hidalgo 2009:34).

Mateo Paz Soldán (1862), matemático, astrónomo, geógrafo, abogado y poeta peruano.

Autor de Geografía del Perú, “Valle de Pica. En esta provincia [de Tarapacá] hay un valle llamado Pica, en el que se produce, aunque en muy pequeña cantidad, un vino generoso, igual o quizá mejor que el Oporto. Las pasas que produce son tan buenas que pueden competir con las mejor mejores del mundo tanto por su sabor como por su gran tamaño. Por desgracia este fértil valle es sumamente escaso de agua lo que impide el completo desarrollo de su extraordinaria feracidad.”

William Bollaert (1851), químico inglés.

En 1827 estuvo contratado por la máxima autoridad peruana en Tarapacá, el subprefecto Ramón Castilla, para realizar una expedición a fin de delimitar los límites geográficos, medir sus recursos y obtener información de un territorio. “La tierra de Pica que puede cultivarse es muy limitada, ya que el principal suministro de agua procede de las escasas fuentes termales y de otros manantiales. El agua se recoge en “cochas” o depósitos, y se distribuye cuidadosamente a los viñedos y granjas, algunos de los cuales se abastecen de agua por medio de “socabones” o pozos conducidos en una ligera inclinación en el terreno vecino;

Antonio Raimondi (1853) investigador, naturalista, geógrafo, explorador, escritor y catedrático italiano.

Es el primer autor en mencionar Puquio Núñez (entonces “Puquio de Obregón“) y Puquio Loreto, particularmente sus lumbreras. Raimondi también menciona la presencia de pozos excavados “que sirven para abastecer de agua a las casas de Pica y tienen a veces 24 a 30 varas de profundidad según la

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mayor o menor elevación del lugar.” El explorador nota el carácter bipartito de la propiedad del sistema de riego: particulares agricultores y el abastecimiento de agua potable para las estaciones ferroviarias y el puerto de Iquique.

M.S. Church (1863), ingeniero peruano.

“Antiguamente los españoles trataban de aumentar el agua haciendo socavones, subiendo el valle y siguiendo las cintas del agua; hay 13 de estos socavones, alguno de ellos es de 1.200 a 1.500 varas de largo por 6 pies de alto y 3 de ancho, y deben haber costado de tres a cuatro cientos mil pesos. [...]. Pero es apenas posible el juntar estas aguas en gran cantidad, […]”

Mariano Ignacio Prado (1876), militar y político peruano fue Perfecto de Tarapacá.

“El sistema de regadío, en este distrito se hace abriendo socavones en los cerros de arena y están a sus inmediaciones, y a proporción que se extienden los socavones se aumenta en admirable progresión del agua que sale de ellos, de excelente calidad para la vida y la agricultura. En demostración de tan importante verdad, baste tener presente la obra reciente que han emprendido algunos vecinos de aquel lugar, asociándose para continuar la apertura de un socavón, y con tres mil soles más o menos de gastos, han aumentado las aguas para una agricultura, que producirá diez mil”.

Alejandro Bertrand (1879), ingeniero y geógrafo chileno.

“Los productos agrícolas que hemos mencionado [para el caso de Pica y Matilla] solo alcanzan escasamente para el consumo de los mismos habitantes, con excepción de Pica, que vende a sus vecinos las dos terceras partes de sus vinos y aguardientes. La crianza no da abasto ni para el pueblo que la explota.” (Bertrand 1879:17)

“Otra quebrada de cierta importancia es la de Pica, a cuya entrada está el pueblo de ese nombre, que hemos ya mencionado; los vinos que allí se producen son afamados en todo el Perú, pues son mostos de la clase del Oporto, hechos con caldo de uva muy asoleada.” (Bertrand 1879:24)

Guillermo Billinghurst, político, empresario, escritor y periodista peruano.

Destacada figura peruana de finales de siglo XIX y comienzos del XX (Basadre 2014:56 y ss.), marcado por un profundo vínculo con la región de Tarapacá (González 2000). Ariqueño, nacido en 1851, llegó a ser presidente de la República del Perú entre 1912 y 1914. También participó en la “Guerra del Pacífico” entre 1880 y 1883. Sobre Tarapacá escribió destacadas obras de geografía, salitre, agua y ferrocarriles, gran parte de ellas redactadas en Iquique y Pica (González 2000:8). Este último lugar fue su lecho de muerte, en 1915 (González 2000:10).

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Isaiah Bowman (1907-1913), geógrafo canadiense radicado en Estados Unidos.

“El sistema completo de galerías o túneles en Pica es uno de gran variedad de estructura y flujo, y no conozco ninguna otra ciudad en Sudamérica que tenga tantas de ellas o que dependa tan completamente de la recuperación artificial del agua subterránea tanto para su agua potable como para su riego. Las galerías han sido cortadas en una piedra arenisca blanda que, sin embargo, es lo suficientemente dura como para sostenerse por su propio peso y soportar un techo del mismo material. Sólo en algunos lugares de algunas galerías es necesaria una pequeña cantidad de madera o de piedra. Algunas están iluminadas en una parte de su longitud y se mantienen cuidadosamente, otras son oscuras y se interrumpen aquí y allá por caídas de arena o roca blanda del techo o de las paredes superiores algo salientes.”

Juan (Johannes) Brüggen (1918), estacado geólogo alemán.

El profesor Johannes Brüggen (1887-1953) se radicó en Chile hacia 1911 invitado por el gobierno de Ramón Barros Luco. En 1918, el geólogo Brüggen publicó en el Boletín Minero de la Sociedad Nacional

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Calle Sargento Aldea de Pica. Pica. Principios de 1900. Autor desconocido. Donado por Enelidolfo Eugenio O´Ryan Vásquez. Memorias del Siglo XX, Archivo Nacional.

de Minería un escrito, de dos partes, titulado “Informe sobre el agua subterránea de la región de Pica, Tarapacá”. El autor menciona que este trabajo fue fruto de un estudio efectuado entre junio y septiembre de 1916. En este trabajo, Brüggen entrega descripciones geológicas e hidrogeológicas incluyendo una descripción completa de las vertientes y socavones, de cada una de las galerías con su respectiva información técnica. Describe 15 galerías con una longitud total de 12.980 m.” (Brüggen 1918b:383). Entre los detalles entregados por Brüggen, se destaca la descripción de los aluviones en la Quebrada de Quisma “cada 20 a 40 años”, de seis socavones en Puquio Nuñez, aunque ya en esta época cuando Brüggen las visita, sólo hay un socavón activo, el que se conoce y sigue funcionando hoy día, estando las otras galerías “obstruidas por la arena acumulada por el viento”.

José Leal Torres (1926), subdelegado de Carabineros.

“[…] los socavones que aún existen, verdaderas obras de arte y de ingeniería, de indiscutible mérito y valor. Pica ni sus valles adyacentes serán hoy día tan productivos, sin la captación de las aguas por medio de las galerías subterráneas, obra genial y verdaderamente prodigiosa en estos desiertos.”

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Grabado en Jesús María

Descripción de los socavones del Oasis de Pica, Matilla y alrededores

A pesar de que el concepto de los socavones es el mismo y están en el mismo entorno, cada socavón tiene su carácter: bien por su topografía, por su geología, si tiene o no agua, por las intervenciones antrópicas o formaciones naturales de espeleotemas, hasta su temperatura y falta de ventilación.

¿Cuántos socavones hay por debajo del Oasis de Pica-Matilla?

Con el trabajo desarrollado entre 2014 y 2021, se han identificado 28 socavones en la zona de Pica, Matilla y Puquio Núñez. Adicionalmente, se han identificado por imagen satelital 3 entradas de posibles socavones en Matilla. En La Calera, ubicada al norte de Pica y en el faldeo oeste del Cerro Longacho, existe un socavón ampliamente mencionado en la literatura y que actualmente está en uso.

De los 28 socavones identificados:

• 21 de ellos son accesibles o parcialmente accesibles, por lo que su exploración ha sido posible junto con la realización de un levantamiento topográfico. La exploración ha sido completada con prospección geoeléctrica para ocho socavones con parte de sus secciones inaccesibles sea por derrumbe (Jesus María, La Quinta, San Isidro, Santa Elena I y II y Comiña) o por el sifonamiento de galerías (El Carmen y Concova).

• Seis socavones son totalmente inaccesibles debido a que su acceso está tapado con la arena del viento o intencionadamente clausurados. Se han identificado mediante observación de terreno, imagen satelital y/o prospección geofísica (Cementerio Nuevo, Miranda, Buena Esperanza I, Camino real y dos socavones situados al norte del socavón de Puquio Núñez; los Puquios de Casta o San Lucas y de los Baltierras o Barreda).

• El socavón de Miraflores al norte de Concova, actualmente en uso, tuvo una importante rehabilitación debido al colapso de sus galerías en 2010.

Casi todos los socavones tienen una orientación SO-NE, paralela a la dirección del gradiente topográfico máximo. Las únicas excepciones son Botijería (que tiene una dirección aproximada NNE-SSO) y La Quinta (que gira en ángulo recto desde su dirección inicial E-O).

Muchos nombres para 28 socavones…

Desde los inicios de identificación de socavones ha sido difícil ponerles nombre a muchos de ellos. En las antiguas escrituras, peticiones, cesiones, observaciones, testamentos, etc aparecen nombres de socavones que ha sido posible ubicar, pero que a día de hoy están identificados con otro nombre. Esto es debido a que la familia que adquiría los terrenos cambiaba el nombre del puquio; en otros casos estaban referidos a

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aspectos del entorno.

Así ya no se mencionan los socavones Gómez, La Comunidad, Los Algarrobales, Puquio Seco, Puquio Chávez, Puquio de los Hidalgos, Puquio de los Loayza, etc.

No es descartable que en un futuro surjan actualizaciones en este sentido.

Una galería principal y muchas ramificaciones… Se ha identificado un total de 19 kilómetros de galerías subterráneas por debajo de Pica, Matilla y Puquio Núñez.

De estos 19 kilómetros, casi 16 kilómetros son galerías principales y un poco más de 3 kilómetros son galerías laterales (ramificaciones). Se identificaron 234 galerías laterales.

• El socavón con la galería principal más larga es Comiña con 2.435 m, poner el 2do, y tercero

• Tb el sistema más largo, 2do y 3ro

• El socavón más corto es El Algarrobo con 27 m.

• Seis socavones tienen una extensión superior a 1.000 m (Comiña, El Carmen, Buena Esperanza II, El Sauque y San Isidro).

Podemos estimar que sumando desconexiones, zonas de derrumbes o inexploradas por cualquier motivo, el total de kilómetros de socavones podría ser en torno a los 21 km.

La identificación de la galería principal de los socavones con muchas ramificaciones fue a veces compleja. En algunos casos, la galería principal se identificó porque se encontró una placa de hierro con la mención “MATRIZ”; que puede entenderse como principal. Probablemente los

carteles de metal, otros hacen mención a galerías como “E-110”, servían para orientar a los nuevos trabajadores o en caso de emergencia. En otros casos, la galería principal se definió en función de su aspecto de espina dorsal, o por ser la más larga o la galería con el último pozo.

Las galerías laterales no asociadas a lumbreras se encuentran generalmente en la sección de producción de agua, en contacto con el acuífero, y especialmente al final de la galería principal. El caudal del socavón podía aumentarse excavando galerías laterales que alimenten la galería principal como fue mencionado por muchos observadores que pasaron por Pica y Matilla en sus escritos.

Las direcciones y longitudes de las galerías laterales son muy variables. Algunas galerías fueron cerradas intencionadamente, semienterradas o selladas permanentemente con piedras a modo de tabiques, sacos de escombros e incluso cemento.

Probablemente cuando se secaban, se utilizaban para dejar los escombros de nuevas galerías o restos de limpieza evitando así la necesidad de volver a transportar tierra extraída hasta el exterior.

La galería principal y las galerías laterales terminan en general abruptamente, con dos o tres orificios horizontales cuya finalidad era aumentar el drenaje y el caudal de agua.

¿Cómo de grande es allí abajo? ¿Se puede estar parado?

El objetivo principal es generar el espacio suficiente para desplazarse pero no demasiado, lo

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que supondría trabajo de excavación innecesario y un mayor tiempo y coste de construcción. Por ello, en general, las galerías son estrechas. La anchura es más regular con un promedio de 0,8 m; mientras que la altura es más variable, pero que en promedio suele ser de 1,8 m. Lo suficiente para que una persona pueda desplazarse cómodamente, pero difícilmente para 2 personas que se cruzan, situación que se solucionaba con una pequeña oquedad en un lateral.

Obviamente hay excepciones. Sin considerar derrumbes, que en la mayoría de casos dejan las galerías más bajas o en otros más altas, es posible encontrar tramos de 0,5 m de altura, comúnmente llamadas gateras en espeleología (El Sauque, San Matías o Jesús María). Las alturas máximas

registradas son de 7 m en Loreto, Puquio Núñez y Buena Esperanza II. FOTO Podemos asegurar que estas dimensiones extraordinarias, se deben a la re-excavación de galerías más profundas para llegar al nuevo nivel del acuífero, o aumentar el caudal de drenaje. Esto queda demostrado por los pequeños nichos o lucernarios para la iluminación que han quedado a unos 7 m de altura. Incluso es posible ver en un mismo tramo el lucernario actual, a la altura de la cabeza y el antiguo.

Otra excepción destacable a modo de ‘sala’ o espacio intencionadamente grande lo podemos encontrar en El Sauque. Se trata de un cruce de galerías donde aparentemente se construyó una estación fluviométrica que midiera el caudal de agua antes de que saliera al exterior.

Paso estrecho en Jesús María Final de una galería en Comiña

¿Cómo el agua sale sola hacia fuera?

La pendiente del suelo de las galerías es un factor clave en la construcción del socavón. Una pendiente demasiado fuerte implica una mayor velocidad del agua lo que provoca la erosión del suelo de la galería. Al contrario, con una pendiente insuficiente, el agua no tiene suficiente velocidad y tenderá a estancarse depositando sedimentos o no llegar al exterior.

La pendiente del suelo de la galería principal varía según los socavones. La mayoría tienen una pendiente óptima, es decir, entre el 0,2% y el 0,5% (Comiña, El Carmen, Buena Esperanza

II). Pero algunas galerías tienen una pendiente superior a la normal, por encima del 0,5% (Sauque

y Puquio Núñez con 0,9%), y excepcionalmente incluso por encima del 1% (Loreto con 1,35% y San Matías, con 2,6%). En todas las galerías con mayor pendiente se observa una capa dura de roca ignimbrita (roca volcánica), excepto en Puquio Núñez. Como mencionado anteriormente, cuando los trabajadores se encontraban con una capa de ignimbrita, era muy difícil o imposible seguir excavando la galería. Para no abandonar la galería y todo el trabajo invertido, la única opción era sortear el obstáculo. En esos casos, los trabajadores continuaban unos metros más arriba dejando un escalón que podía ser superior a 2 m. A veces el suelo de la galería tiene un canal labrado directamente en un lateral, curiosamente, siempre a la izquierda si nos desplazamos

Baldosas de greda en Santa Elena

hacia el interior de la cavidad. Así se facilitaba su transporte al exterior, no se interceptaba al transitar por la galería y era más cómodo para desplazarse. En algunos socavones estos canales están reforzados con baldosas de greda cocida o cemento, (Comiña y destacablemente en Santa Elena) FOTO para facilitar la escorrentía hacia el exterior y evitar que el agua captada se vuelva a infiltrar en el suelo arenoso.

En los últimos años, el suelo de algunas galerías se ha cubierto con rollos de plástico o se han instalado tuberías de PVC o cemento para evitar la pérdida de caudal por infiltración (Loreto, San Isidro, Puquio El Molle).

Es posible observar otros canales ‘a media altura’ (El Carmen o San Matías) que acompañan bajadas de fuerte pendiente.

Pasillo de El Carmen

Particularidades de los socavones del Oasis de Pica y Matilla

Los socavones de Pica-Matilla comparten muchas características comunes con los descritos en otras partes del mundo. Sin manuales de construcción/ instrucciones y basándose en replicar y construir lo que uno ha visto, hace que tengan características únicas. Por lo que representan un desarrollo local de los encontrados en España y el norte de África.

Las lumbreras

Se identificaron 127 lumbreras. Muchas de ellas se encuentran hoy día en mal estado, colapsadas o bloqueadas por arena y/o basura.

En algunos casos, han sido totalmente tapadas por los propietarios de los terrenos. Acceder por las lumbreras es peligroso, algunas son pozos verticales sin medios de sujeción o con estructuras precarias que han ido deteriorándose con el tiempo. Otras son rampas que han perdido sus escalones, arrastrando al interior arena, basura y chusca al bajar complicando la respiración. En muchos de los casos sólo se puede acceder al interior por una de ellas. La galería con mayor número de lumbreras es Comiña (17) por tener la galería principal más

De camino a Santa Cruz

larga. Santa Cruz tiene 12 lumbreras, seguido de Loreto y San Isidro, con 10 lumbreras. Los socavones más cortos tienen una o ninguna lumbrera (Cementerio Viejo, Concova, Botijería o El Algarrobo).

La distancia media entre las lumbreras de un socavón en el Oasis de Pica-Matilla es de 150 m. En los antiguos qanats ubicados hoy en día en Irán, la distancia entre lumbreras suele ser el doble de la profundidad de las mismas, es decir, en pozos de 9 m la distancia sería de 18 m. Esta regla no se aplicó en la zona de Pica-Matilla. Distanciar las lumbreras puede ser una ventaja para minimizar el tiempo y esfuerzo, pero agrava enormemente las condiciones de trabajo por falta de ventilación.

Una de las principales diferencias entre los socavones del Oasis de Pica-Matilla y a las

estructuras similares en otras partes de mundo (Qanats), es la dirección y ubicaciónde las lumbreras con respecto a la galería principal o matriz. A excepción de Puquio Núñez, Bellavista y más destacadamente en Loreto, en Pica-Matilla, las lumbreras no están ubicadas verticalmente sobre la galería principal. Se encuentran a la derecha o a la izquierda de las galerías, sin ninguna lógica aparente, por lo que podemos considerar que cuando llevaban un buen tramo excavado, decidían que era conveniente hacer un acceso al exterior.

¿Y se excavaron de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba? Los estudios de los qanats originales de Irán explican que las lumbreras y pozos madre se excavaban desde exterior hacia el interior. En el socavón de Comiña tenemos la aparente

evidencia del inicio de una lumbrera inacabada desde el interior hacia el exterior.

En realidad, en los socavones del Oasis de PicaMatilla, las lumbreras son galerías segundarias que conectan la galería principal con la superficie del terreno. Son perpendiculares a la galería principal con una fuerte pendiente y generalmente terminan con un pequeño tramo vertical a modo de pozo que conecta con la superficie. Para facilitar el acceso a través de la empinada pendiente, se tallaron escalones en el suelo.

El pozo tiene, en general, una forma cuadrada y pocos metros de profundidad, hasta 9 m y excepcionalmente 20 m (La Quinta y El Carmen, que es el socavón más profundo con -40 m). La gran excepción es Loreto, donde las lumbreras son profundos pozos verticales situados justo encima de la galería principal. Puquio Núñez y Bellavista, mencionados anteriormente, tienen sus lumbreras casi en la vertical de la galería principal. Además, excepcionalmente, algunas lumbreras son escaleras en forma de caracol (Santa Cruz, El Sauque) o una sucesión de tramos cortos de galería con giros de 90 grados, lo que refuerza la idea de que fueron excavados desde el interior hacia el exterior. Dado que los pozos fueron excavados en un material muy blando (arena no consolidada), sus paredes se consolidaron con ladrillos de arcilla (adobe) o más recientemente con anillos de hormigón. Aunque hoy en día muchas lumbreras están totalmente cubiertas de arena, son pocos los sedimentos que alcanzan la galería principal.

Una hipótesis para explicar este tipo de construcción de lumbreras es que la zona es un desierto ventoso y arenoso. Si el pozo de la

lumbrera se excava verticalmente sobre la galería principal, la arena puede acumularse directamente en él, obstruyendo el flujo de agua. Si el pozo se sustituye por una galería diagonal, la arena se acumula en esa galería de acceso antes llegar a la galería principal. La acumulación de sedimentos en la galería principal reduce el caudal de agua y aumenta la necesidad de mantenimiento. En muy pocas galerías principales y en sitios muy puntuales es posible encontrar arena del exterior que tapa parcialmente la galería. Otra hipótesis es que es más difícil excavar un pozo verticalmente sobre una galería subterránea, ya que implica conocimientos avanzados de topografía. Adicionalmente podemos añadir que a nivel de seguridad es mejor acceder a través de rampas que de profundos pozos verticales.

El punto de salida de agua al exterior no es necesariamente el punto más importante de acceso al socavón. Esto es destacable en lumbreras con distinciones en su construcción como en El Carmen, La Quinta que siempre ha dispuesto de una lumbrera como acceso o Santa Rosita donde la lumbrera podría haber estado dentro de una edificación.

Otra característica que distingue a los socavones de Pica es la ausencia de pozos madre, excepto en Loreto. El pozo madre es el último y más alejado pozo de la entrada; es el pozo o punto que atraviesa la napa freática para drenar la galería de agua. Según los procesos de construcción de qanats en la antigua Persia; este pozo era el primero en excavar, luego una alineación de pozos secundarios hasta la salida. El no seguir este patrón de construcción puede ser la razón por la que las galerías principales no son líneas

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Grabados de manos en San Isidro
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rectas entre el punto de salida y el final (donde se supone que se encuentra el pozo madre), sino más bien una suerte de diferentes direcciones siguiendo los puntos más húmedos. Pareciera que Loreto fue construido en la regla del arte de la construcción de los antiguos qanats.

Estas diferencias observadas en Pica pueden ser, por un lado, una adaptación al contexto climático y geología local (importante acumulación de arena transportada por el viento, presencia de una capa de ignimbrita dura y terremotos). Por otro lado, se debe también probablemente a que los obreros que construyeron los socavones no tenían el conocimiento ancestral de los maestros constructores de los qanats en Irán, China u otros lugares, donde se construyeron cientos de galerías, algunas con decenas de kilómetros de longitud. Esta hipótesis apoya los comentarios de varios observadores históricos, como Billinghurst (1878) o Brüggen (1918) quienes anotaron que el caudal de los socavones era muy bajo debido a que varias galerías tenían agua acumulada debido a una pendiente del suelo irregular, o galerías en mal estado (derrumbadas).

Los socavones situados en el Oasis de Pica-Matilla están muy próximos entre sí. En la mayoría de los casos, están separados por menos de 500 metros, y en algunos casos por menos de 200 metros. En Irán, una galería de filtración construida en un suelo blando debía situarse al menos a 1500 m de distancia de la galería más cercana y a menos de 1000 m en un suelo duro para que no se afecten mutuamente el caudal. En Pica-Matilla la corta distancia entre galerías, que probablemente afectaba el caudal de los socavones, es otra prueba de la falta de conocimiento ancestral en la

construcción de los socavones. Construir un socavón suponía una gran inversión, la cual se relacionaba con los beneficios que se podían obtener, extendiendo el riego y cultivando zonas sin agua. La variedad de formas en que fueron construidas pudo responder a las posibilidades de sus inversores.

Y… ¿ha encontrado algún tesoro dentro?

Esta pregunta hecha por un dueño de socavón abre los mitos y fantasías de lo desconocido. En las primeras reuniones con la comunidad oímos que El Carmen pasa por debajo de la iglesia. Que en silencio se oye correr el agua, los piqueños que es la iglesia de San Andrés y los matillanos la de San Antonio. Y el más atrevido, que todos los socavones están conectados entre sí.

Dejando la basura moderna a un lado, en verdad hay muy pocos objetos en el interior: alguna pala, algún cincel o clavos totalmente corroídos.

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Un candil que podría ser casero y alimentarse de carburo; un par de zapatos de época y todo hay que decirlo, una placa de metal con una esvástica grabada (de fábrica).

Lo más destacado son grabados de fechas que en algunos casos podrían indicar la fecha de construcción. En Jesús María se encontró la fecha más antigua: 1897. También se han encontrado grabados de manos en la arenisca, un total de 15 manos en un punto y 5 pequeñas manos que podrían ser de niño o niña en otro punto. En El Carmen se encontró el grabado de un pequeño portal religioso con una cruz a mitad de camino de los 40 m de bajada. Un posible mapa hecho a líneas y muchos nombres y amores seguramente no correspondidos.

Desgraciadamente también hay rayados en Puquio Núñez.

En cuanto a flora y fauna, se han encontrado insectos, raramente algún murciélago, baratas, escorpiones, esqueletos de ratones y alguna desgraciada ave. Por falta de luz se podría considerar que no hay flora, pero sí hay raíces de árboles y vegetación que en su travesía por la tierra dieron con un socavón en particular en los socavones Buena Esperanza, y Jesus María y La Quinta. También es posible ver hongos y algunas manchas en paredes que asemejan líquenes.

En sí mismo el socavón es un tesoro, aunque en verdad es la caja del tesoro, un tesoro que cada vez se retrae más y que en otro tiempo era posible bañarse en él dentro de sus galerías.

Elementos de los socavones visibles en la superficie

Los socavones tienen también una serie de elementos que son visibles en la superficie del terreno.

En la mayoría de los casos, hacia abajo del punto de salida del socavón, se encuentra un canal abierto que conecta la galería con un estanque y luego con las tierras cultivadas (chacras). Aunque la mayoría de los socavones ya no vierten agua y la infraestructura y las chacras están abandonadas, sus restos son a menudo visibles, incluso a través de imágenes satelitales.

Para proteger los socavones de daños estructurales que podían resultar de actividades en la superficie (como construcciones), se definía una zona a una distancia de 200 m de cada lado de las galerías con mojones; bloques paralelepípedos de adobe y cemento de alrededor de medio metro de altura colocados en el suelo. FOTO. En esta zona, no se podía realizar actividades perjudiciales para la estructura de la galería y su caudal. Podemos concluir que si bien no había el conocimiento preciso de la distancia óptima entre socavones, si había una preocupación por no afectarse unos a otros.

En algún momento de la historia de la comunidad de Pica y Matilla, esta norma dejó de respetarse. Las ciudades de Pica y Matilla se extendieron sin tomar en cuenta la presencia de socavones, lo que ha provocado hundimientos del terreno en algunas zonas urbanas desde los años 80 y con más fuerza en 2013 y más concretamente en el sector del Cuerpo de Bomberos de Pica; con casi total seguridad por el socavón El Carmen.

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Vista del Oasis de Pica-Matilla desde Concova

Los socavones, presente y futuro

Hoy en día las galerías están abandonadas y corren el riesgo de desaparecer tanto físicamente como de la memoria de la población local, una vez que todas las entradas y lumbreras estén enterradas o se hayan derrumbado. El abandono de los socavones en Pica no es un fenómeno aislado.

En el Oasis de Pica-Matilla, los socavones no se gestionaron de forma comunitaria, como en otras partes del mundo y como se gestionó desde tiempos precoloniales y se sigue gestionando el agua de las vertientes, excepto el socavón de Miraflores. Su carácter fue principalmente privado, pero construir y mantener un socavón necesitaba una inversión significante de mano de obra y recursos, por lo que a menudo se juntaban dos o tres familias. Cada familia obtenía sus beneficios, principalmente en horas de riego, de acuerdo a sus cuotas de participación. El ejemplo más reciente es en Jesús María que en sus últimos años activo, fue gestionado por 4 familias, 2 de ellas con un 40% de aprovechamiento y otras 2 con un 10% cada una. Otros socavones se han gestionado y se siguen gestionando de manera particular.

Esto ha tenido consecuencias importantes: primero, se construyeron muchos socavones muy cercanos uno de otro, afectándose mutuamente. Al final al cabo, el mismo caudal se tenía que distribuir entre muchas galerías, todos gestionados de forma independiente.

La falta de mantenimiento, que mencionan los observadores del final del siglo 19 y principio del

siglo 20, contribuyó también a la reducción del caudal de descarga por la sedimentación en el suelo de las galerías, depósitos minerales en los laterales del túnel que reducen las filtraciones).

Dado la gran inversión y esfuerzo que significaba construir y mantener un socavón, no es difícil de entender que, cuando se tuvo la posibilidad de construir pozos con bomba mecánica, estos tuvieron una rápida expansión. Un pozo con bomba ofrece muchas ¨ventajas¨ sobre el uso del socavón para el riego: la inversión es menor y accesible para una sola persona o familia, el coste de operación y mantenimiento es casi nulo, el pozo permite tener el agua donde se tiene las chacras, el agua de un pozo se bombea cuando se necesita y está disponible inmediatamente, la profundidad del pozo puede ampliarse cuando desciende el nivel freático; por todo ello se puede extraer más agua que lo que entrega un socavón.

Pero este último punto constituye también una desventaja fundamental: los pozos permiten extraer más agua de lo que puede proveer la naturaleza, es decir extraer más agua de lo que efectivamente entra en el acuífero, un desequilibro que conlleva a la sobreexplotación del acuífero e indudablemente, tarde o temprano, al agotamiento progresivo del acuífero.

Como fue mencionado por casi todos los observadores que pasaron por el Oasis de PicaMatilla, los productos producidos en Pica y Matilla tienen una calidad inigualable (el vino, los frutos, etc.), pero no se puede producir en gran cantidad

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debido a una disponibilidad de agua limitada.

El aumento del número de pozos en una zona relativamente pequeña (no olvidemos que es un oasis) y con recursos hídricos acotados, provocó el rápido agotamiento del acuífero y la desecación de los socavones que en su mayoría han quedado “en el aire”.

Es razonable pensar que los socavones fueron progresivamente abandonados porque el nivel freático del acuífero descendió, reduciendo la descarga de las galerías debido a la extracción de agua subterránea a través de pozos. Llegado un punto, no debía compensar el gasto y esfuerzo de alargar las galerías.

Creemos que los socavones de la zona de Pica y

Matilla aún tienen un papel que desempeñar en el mundo moderno. En primer lugar, merecen ser protegidos y conservados porque representan un patrimonio único del norte de Chile, uno de los lugares más áridos de la Tierra. También porque tienen características únicas y por el esfuerzo humano dedicado a su construcción. Pica y Matilla son las comunas que son hoy día gracias a estas obras de ingeniería hidráulica. La comunidad científica y cultural considera esta infraestructura hidráulica como uno de los mayores y más antiguos logros de la ingeniería humana. Son un vestigio del pasado que necesitamos preservar para gestionar nuestro presente y futuro, y para entender que el tesoro del Oasis de Pica-Matilla es la calidad de sus aguas, y los productos que crecen con ella, no la cantidad.

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