Alcanzados por amor-Reflexión 5to Domingo de Cuaresma 2023

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5to Domingo de Cuaresma 2023

26 de marzo de 2023

Alcanzados por amor

Rvda Dra Ivelisse Valentín Vera Directora de Oficina de Capellanía, Recinto Metropolitano

Tradición: Iglesia del Nazareno Juan 11: 1-44 DHH

Había un hombre enfermo que se llamaba Lázaro, natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta Esta María, que era hermana de Lázaro, fue la que derramó perfume sobre los pies del Señor y los secó con sus cabellos Así pues, las dos hermanas mandaron a decir a Jesús: Señor, tu amigo querido está enfermo Jesús, al oírlo, dijo: Esta enfermedad no va a terminar en muerte, sino que ha de servir para mostrar la gloria de Dios, y también la gloria del Hijo de Dios Aunque Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro, cuando le dijeron que Lázaro estaba enfermo se quedó dos días más en el lugar donde se encontraba. Después dijo a sus discípulos: Vamos otra vez a Judea. Los discípulos le dijeron: Maestro, hace poco los judíos de esa región trataron de matarte a pedradas, ¿y otra vez quieres ir allá? Jesús les dijo:

¿No es cierto que el día tiene doce horas? Pues si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz que hay en este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque le falta la luz Después añadió: Nuestro amigo Lázaro se ha dormido, pero voy a despertarlo Los discípulos le dijeron: Señor, si se ha dormido, es señal de que va a sanar Pero lo que Jesús les decía es que Lázaro había muerto, mientras que los discípulos pensaban que se había referido al sueño natural Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto Y me alegro de no haber estado allí, porque así es mejor para ustedes, para que crean. Pero vamos a verlo. Entonces Tomás, al que llamaban el Gemelo, dijo a los otros discípulos: Vamos también nosotros, para morir con él. Al llegar, Jesús se encontró con que ya hacía cuatro días que Lázaro había sido sepultado. Betania se hallaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros; y muchos de los judíos habían ido a visitar a Marta y a María, para consolarlas por la muerte de su hermano Cuando Marta supo que Jesús estaba llegando, salió a recibirlo; pero María se quedó en la casa

Marta le dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas. Jesús le contestó: Tu hermano volverá a vivir. Marta le dijo: Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último. Jesús le dijo entonces: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo Después de decir esto, Marta fue a llamar a su hermana María, y le dijo en secreto: El Maestro está aquí y te llama Tan pronto como lo oyó, María se levantó y fue a ver a Jesús Jesús no había entrado todavía en el pueblo; estaba en el lugar donde Marta se había encontrado con él Al ver que María se levantaba y salía rápidamente, los judíos que estaban con ella en la casa, consolándola, la siguieron pensando que iba al sepulcro a llorar. Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se puso de rodillas a sus pies, diciendo: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, se conmovió profundamente y se estremeció, y les preguntó: ¿Dónde lo sepultaron? Le dijeron: Ven a verlo, Señor Y Jesús lloró Los judíos dijeron entonces: ¡Miren cuánto lo quería! Pero algunos de ellos decían: Éste, que dio la vista al ciego, ¿no podría haber hecho algo para que Lázaro no muriera? Jesús, otra vez muy conmovido, se acercó a la tumba Era una cueva, cuya entrada estaba tapada con una piedra Jesús dijo: Quiten la piedra Marta, la hermana del muerto, le dijo: Señor, ya huele mal, porque hace cuatro días que murió. Jesús le contestó: ¿No te dije que, si crees, verás la gloria de Dios? Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por el bien de esta gente que está aquí, para que crean que tú me has enviado. Después de decir esto, gritó: ¡Lázaro, sal de ahí! Y el que había estado muerto salió, con las manos y los pies atados con vendas y la cara envuelta en un lienzo Jesús les dijo: Desátenlo y déjenlo ir

Juan 11: 1-44 DHH
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Existe algo común en las familias que enfrentan pérdidas, irrespectivamente cuán vinculados estén a una iglesia o no lo estén. En la mayoría de los casos hay una vulnerabilidad que les hace susceptibles a buscar el consuelo en la fe durante ese tiempo Es lógico que sea precisamente la fe en un ser supremo y en la posibilidad de una vida después de esta vida, lo que nos brinde cierto consuelo, porque ante la muerte física se acaban nuestros recursos La muerte es la linea, la frontera ante la cual todos somos iguales, los ricos, los pobres, los blancos, los negros, las mujeres y los hombres El dinero no evita la muerte ni compra la vida eterna La muerte no discrimina.

Por eso, ese momento que nos confronta con nuestras limitaciones, nos hace vulnerables y sensibles para buscar al autor de la vida Porque solo quien nos ha dado la vida, puede tener una respuesta ante la muerte y solo aquel que no es vencido por la muerte, puede vencer la muerte. Por eso es tan atractivo el Dios del cristianismo Por eso nos atrae tanto Jesús Jesús ha vencido todo lo que nos vence y nos ha provisto a los que creemos en él de sus propios recursos para vencer la enfermedad y para vivir una vida con propósito. Porque, qué sentido tendría esta vida, si todos nuestros sufrimientos, nuestros esfuerzos y nuestros logros se enterraran con nosotros. Jesús le dio sentido a esta vida a través de la resurrección.

Por eso Jesús era y es atractivo para la gente. Por eso Marta y María, las amigas de Jesús, le mandaron a llamar cuando ni todo el dinero de su hermano rico podía evitar que el muriera. Sin embargo, la reacción de Jesús no fue la esperada de una persona en la que has puesto tu confianza. Jesús le resta urgencia al llamado de Marta y María. No le resta importancia, le resta urgencia. Frente a la muerte, para nosotros hay urgencia. Para nosotros no hay nada más urgente que un asunto en el cual nos jugamos la vida

Pero Jesús no respondió como ellas esperaban, porque para Jesús, la muerte no es el límite de la vida; ni es la frontera de sus posibilidades. La enfermedad de Lazaro y su resurrección no es solo un signo para que la gente crea en Jesús, sino que también es evidencia del poder de Dios que habrá de levantar a Jesús para la vida eterna Jesús puede traernos a la vida porque en él la vida no conoce final.

Pero, a pesar de todo lo que los discípulos habían vivido con Jesús, y de todo lo que usted y yo hemos experimentado durante nuestro caminar de la fe, no podemos entender la mente de Dios, porque Dios no siempre responde cuando queremos, pero Dios SIEMPRE obra cuando más lo necesitamos. Dios nunca nos va a dejar sin respuesta pero su respuesta puede sorprendernos

Por eso, reaccionó como el que dice "yo estoy ocupado en otras cosas y no voy para allá ahora" Pero al pasar dos días, cuando ya Marta y María habían perdido la esperanza, Jesús le dice a sus discípulos: Vamos a Judea otra vez.

Los discípulos se aterraron de la idea de volver a Judea porque sabian que allí los estaban esperando para matar a Jesús Sin embargo, Jesús era capaz de asumir cualquier riesgo por amor a nosotros. Por eso la gente se sentía atraída hacia él Jesús no conocía límites cuando se trataba de nuestro bienestar.

En esta historia Jesús le emitió 4 órdenes a los discípulos que hoy son las mismas órdenes que nos da:

(1) Ir donde hay peligro, si eso significa rescatar a alguien de las garras de la muerte y traerlo a la vida. Esa es nuestra misión como discípulos aunque nos cueste la vida.

Al llegar donde están Marta y María, la escena es conmovedora Jesús no puede menos que llorar con los que lloran, como llora contigo y conmigo, cada vez que estamos en profundo dolor Jesús no llora porque Lázaro está muerto, porque Jesús está claro que la muerte física no es una limitación para él. El vino a resucitar a Lázaro. Jesús lloró conmovido por el sentido de impotencia y el dolor ante la pérdida que experimentaban sus amigas. Tu dolor y mi dolor provocan el llanto de Dios.

Al llegar al sepulcro, allí les da la segunda orden:

(2) Quiten la piedra; la piedra que oculta lo muerto y nos separa de lo que nos puede contaminar Quitar la piedra es llegar a donde nadie quiere ir, donde ya no hay esperanza, donde ya no parece haber posibilidades ni solución Allí vamos a remover los obstáculos que impiden la sanidad

Quitar la piedra significa reconocer que encubrimos cosas que no huelen bien. Encubrimos comportamientos y situaciones nuestras y ajenas, ya sea por vergüenza o por complicidad, aunque sabemos que representan deterioro, pudrición y en algunos casos peligro de muerte Cubrirlas aquí representa no querer atenderlas No se trata ahora de hacer público cada problema de la familia para atenderlo Significa que ante nuestros propios ojos y los de Dios hay que reconocer que hay cosas que hemos ocultado tras una gran piedra y tenemos que removerla para limpiar lo que no huele bien

¿Qué problema tan grande tienes o has enfrentado que has perdido la esperanza como para decirle a Jesús: "olvídate de eso que ya no hay solución?

¿Qué es lo que “huelo mal”, que te avergüenza tanto que es mejor dejarlo oculto?

No queremos ir donde huele mal, donde hay adictos, donde hay enfermos, donde hay dolor Sin embargo eso no es lo que dice el Señor El Señor dice:

“Para que yo haga el milagro tú tienes que ir y abrir la puerta donde huele mal”.

Si Jesús pudo traer lo muerto a la vida, también puede traer lo muerto en ti a la vida.

¿De dónde tenemos que salir? Es otra pregunta que nos debemos hacer. ¿En qué lugares nos hemos metido donde hay olor a muerte? ¿Cuáles son los lugares o las situaciones que nos avergüenza que la gente sepa y que nos han alejado de Dios? A veces aquello de donde necesitamos salir es una persona, una adicción, una conducta que se traduce en muerte porque nos hemos convertido en vidas que no dan fruto

Pero Jesús se ocupa aún de lo que para nosotros ya no tiene remedio. A veces no queremos, o no estamos listos para abrir la puerta de nuestro corazón, aún cuando Dios nos lo pide, porque hay algo que nos avergüenza.

Frente a nuestras muertes, a esa descomposición espiritual y emocional, solo la voz de dios nos puede devolvernos a la vida.

Si estás cansado, cansada o al borde de tirar la toalla, hoy Jesús ha mandado abrir la puerta para que entre la luz, para que entre el Ruah, el Espíritu de vida, y se renueven tus fuerzas mientras sientes que nace en ti una nueva oportunidad.

Por eso, la tercera orden de Jesús, no es para que hagas algo por otra persona, es para que hagas algo por ti misma, por ti mismo:

(3) Lázaro, ¡sal de ahí! Sal de tu prisión, sal de tu sepulcro, sal de tu tristeza, de tu desesperanza, ¡sal de ahí! Al que está cansado, atado, deteriorado o que se siente muerto, lo llama a caminar hacia él

El primer paso para salir de lo que nos ata, no es quitarnos las vendas, es que aún vendados y con la dificultad que eso presenta, respondamos al llamado de Dios; salgamos a la luz aunque sea tropezando.

Lázaro, tuvo que caminar atado, y vendado, sin ver, a tientas, solo por fe, respondiendo a la voz del maestro.

Y finalmente la cuarta orden de Jesús:

(4) Desátenlo y déjenlo ir. El Señor nos llama a quitar las ataduras al que a tientas, ha escuchado su voz y aun atado y tropezando quiere salir de su condición

Hay ataduras que no se quitan desde adentro, que nosotros solos en el problema, no podemos soltar Se necesita ayuda para romper ciertas ataduras Le corresponde a la iglesia, a los discípulos que seguimos a Jesús, responder a esa orden, y quitarnos las ataduras los unos a los otros.

Frente a este texto que anticipa la resurrección de Jesús somos llamados a caminar con nuestras vendas, con nuestras ataduras, aunque tropecemos, para salir a caminar guiados por Su voz. Otros somos llamados a abrir puertas, a quitar las piedras y obstáculos que le impiden a otros ser libres. Algunos quitan las vendas de los ojos para que otros vean, de las manos y de los pies para que otros se muevan y caminen para que sean libres

¿Cuál de ellos eres tú?

¿A cuál llamado de Dios responderás hoy?

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