Domingo de Resurrección
9 de abril de 2023
Todos somos iguales
Dr. Freddie De León Director de Oficina de Capellanía, Academia Interamericana de AreciboTradición: Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo de Puerto Rico
Hechos 10:34-35, TLA
Entonces Pedro comenzó a decirles: Ahora comprendo que para Dios todos somos iguales Dios ama a todos los que lo obedecen, y también a los que tratan bien a los demás y se dedican a hacer lo bueno, sin importar de qué país sean
A través de la historia la humanidad ha reclamado el derecho a la igualdad Líderes como el Rev. Martin Luther King y Rosa Park en los Estados Unidos, Nelson Mandela y el Arzobispo Desmond Tutu en África representan esas voces que se han levantado a través de los tiempos. “ Todos somos iguales” independientemente de su raza, género, edad, nacionalidad, clase social, etc. Se han enfrentado guerras, luchas intensas que ha cobrado la vida de muchos y muchas simple y sencillamente por reclamar una igualdad que en la realidad ya es intrínseca a la condición humana
Dios desde el principio ya dispuso que “todos somos iguales” La igualdad se origina en que somos hechura de un mismo creador “Todos somos iguales” porque somos imagen y semejanza del mismo Dios Cada persona, cada ser humano en su esencia refleja una realidad del dador de la vida Esa igualdad está fundamentada en la dignidad de cada uno y cada una, pues su aliento de vida pertenece a la fuente de todo que es Dios. Las diferencias que el ser humano tanto resalta son el resultado de su condición de separación de la fuente de su ser. Esa ruptura de la fuente de su ser y que resulta de la condición de su existencia lo lleva al alejamiento y distanciamiento del otro y de la otra como reflejo de su condición interna
En el pasaje que nos ocupa del libro de los Hechos capítulo 21, como resultado de una experiencia sobrenatural de una visión por parte de un gentil llamado Cornelio y de otra visión que experimenta el mismo Pedro, llega a la afirmación del texto contemplado Pedro alcanza un nivel de comprensión más profundo luego de la revelación a través de la visión y es que el libro de los Hechos dirige el actuar de la comunidad de creyentes en sus inicios a un entendimiento más amplio sobre el alcance de la obra de Cristo en el ser humano. Procura una nueva realidad oculta hasta ese momento por el prejuicio, la cultura y la tradición. Cuán importante es superar las barreras que el ser humano se ha impuesto por su ambición de poder y de someter al otro y a la otra Sin embargo, la expresión de Pedro se extiende al decir “Dios ama a todos los que lo obedecen, y también a los que tratan bien a los demás ” La afirmación “Dios ama a todos”, añade el elemento del amor que es esencial para procurar la voluntad divina “Dios ama a todos los que lo obedecen” nos recuerda lo vital de la obediencia desde tiempos muy antiguos, ya que para Dios es mucho más importante la obediencia que los sacrificios Obediencia a qué, pues a su deseo de igualdad entre todos los seres humanos. Esto debe ser una regla de vida que gobierne nuestras acciones en relación al prójimo. “Dios ama a todos los… que tratan bien a los demás.”.
Es un amor basado y expresado en el acto de obediencia y en el trato hacia los demás. No hay manera de que esto quede en una teoría o en una frase muy bonita o poética Requiere una acción práctica que se cumpla concretamente en una demostración auténtica de fidelidad y bondad
En cierta ocasión el apóstol Pablo también escribe a los gálatas (Gálatas 3:28) abundando al respecto:
“Así que no importa si son judíos o no lo son, si son esclavos o libres, o si son hombres o mujeres. Si están unidos a Jesucristo, todos son iguales”.
El ejemplo de Jesús nos recuerda que él no tuvo en cuenta sentarse a comer con pecadores y publicanos, ni compartir su tiempo y enseñanzas con traidores e hipócritas, ni siquiera de morir junto a un delincuente. Ante el modelo de Jesús no existen las restricciones, ni el discrimen ni la marginación, sino la aceptación de todos y todas en la unidad de una familia y de una comunidad que refleje el amor y la bondad de Dios Es la única manera de combatir la maldad que impera en nuestra sociedad y que cada día cobra la vida de tantos inocentes
Nuestra visión debe estar alineada a la obra de Jesucristo en su muerte y resurrección que trae como resultado una acción divina que rompe las barreras de separación e instituye un nuevo orden de unidad a través de Jesús Y es que, en una sociedad llena de prejuicios, en un sistema aún de opresión que procura esclavizar los más vulnerables para el lucro, beneficio y conveniencia de los altivos y soberbios, Dios establece un reino de igualdad a través de Cristo
“Dios ama a todos los que… se dedican a hacer lo bueno, sin importar de qué país sean ”
El amor de Dios se manifiesta hacia aquellos y aquellas que procuran el bien para todos sin distinción de nación o pueblo Por lo tanto, se espera que la mente de Cristo, sea nuestra forma de pensar Él nunca rechazó a nadie, sino que los recibió con su compasión y misericordia Intervino con los llamados “gentiles” o “ paganos ” de su época y no le interesaron las diferencias étnicas al hablar con la mujer samaritana y la mujer sirofenicia. Por lo cual, es necesario que seamos agentes de igualdad y mostrar justicia hacia los extranjeros que llegan procurando esperanza para sus vidas en medio de sus carencias y desigualdades particulares.
En este domingo de resurrección, Jesús nos impulsa a llevar el mensaje de amor del Reino de Dios, el cual está entre nosotros en la medida en que lo hacemos real en nuestro interior para encarnarlo en nuestras acciones diarias “Para Dios todos somos iguales”, debe ser un principio de vida fundamental que le de significado a nuestra existencia y que responda plenamente al cuestionamiento de esa existencia. Cuando se entiende que “ para Dios todos somos iguales”, entonces nuestro autoconcepto cambia y la visión de mundo se amplía.
Tú y yo somos los nuevos líderes del siglo XXI convocados con amor desde la mañana de la resurrección a proclamar una nueva humanidad restaurada. Una nueva vida para todos sin acepción de persona. Se trata de un nuevo comienzo que renace y anuncia la culminación del proyecto divino para cada ser humano y toda la creación
