La mesa siempre debe ser abierta-2nda Reflexión Jueves Santo 2023

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La mesa siempre debe ser abierta

1 Corintios 11: .23-26 (Reina-Valera 1960)

Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga

Nací y me crie en la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo), tradición protestante cuya doctrina mayor gira alrededor de la Santa Cena / Cena del Señor (no es de extrañar que su símbolo denominacional sea un cáliz) Por tanto, cada domingo celebrábamos la Santa Cena El ritual era uno sencillo: Oración de gratitud por el pan Oración de gratitud por la copa Palabras de Institución (1 Cor 1123-26)

Este ritual sencillo lo escuché y lo viví por 30 años. Una vez me moví a la Iglesia Metodista, fui expuesto a un ritual eucarístico mucho más complejo y detallado Me di cuenta que 1 Corintios 1123-26 era parte del ritual metodista y cada vez que lo leía me transportaba a mi crianza en la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo)

1 Corintios 11.23-26 es un relato que coincide básicamente con el mismo relato de los evangelios, particularmente Mateo 26.26-29, Marcos 14.22-25 y Lucas 2214-20Pablo comienza la carta abordando el problema de las divisiones internas Es así que le dedica los capítulos 11 al 14 a tratar tres problemas relativos a la asamblea cristiana:

1 El comportamiento propio de la mujer en la adoración (112-16)

2 La Cena del Señor (1117-34)

3 Los dones espirituales (121-1440)

La perícopa que nos concierne es considerada como un gran texto eucarístico Uno de los sermones eucarísticos más impactantes fue predicado en la capilla James del Seminario Teológico Union, New York, en 1969 La guerra de Vietnam estaba en todo su apogeo. En el seminario se documentaban huelgas y manifestaciones casi semanalmente. Durante la cúspide de toda esta tensión, el profesor James Sanders predicó un sermón en el cual invitaba a la congregación a la mesa. Su sermón, titulado “En la misma noche”, fue publicado después en su libro God has a story, too (Dios también tiene su historia) De su sermón podemos sacar tres afirmaciones que han ayudado a muchas personas a moldear su entendimiento de la Eucaristía

1. Fue en la noche en que lo traicionamos en la cual rompió el pan y nos lo dio...

La gracia de Dios es expresada en medio de nuestro pecado: sabemos que Dios viene a nuestras vidas cuando estamos en el acto de la traición

2. Esta fue nuestra noche, en la cual la iglesia fue concebida. Y estábamos todos allí, los doce, sentados alrededor de la mesa... Sé con certeza que por el hecho de que Judas estuviera allí, yo no estoy excluido. ¿Y si Judas no hubiese estado? Entonces ese pan roto no hubiera sido para mí.

3.No hay excusa...que pueda aumentar el amor que allí nos rodea o el perdón que nos inculpa.

Y es así que nos percatamos que la salvación también es juicio...el juicio de su gracia; aun así, te amo

Pero quisiera tocar también los dos versos que le siguen a la perícopa que hoy nos atañe:

1 Corintios 11:27-29

De manera que cualquiera que coma este pan o beba esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y beba de la copa El que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí

Si Pablo hubiera sabido el problema que estos versos traerían a la iglesia, posiblemente no los hubiese escrito. Estaban dirigidos a evitar que las personas convirtieran la Cena del Señor en eventos de glotonería y bebida donde se olvidaba el significado ritual Sin embargo, este texto se ha convertido en una espada que le advierte a la gente de la maldición que les espera si toman la Eucaristía “indignamente” Como resultado, muchas personas honestas y dedicadas que se sienten indignas del cuerpo y sangre de Cristo, como todos nosotros somos, se han cohibido de ir a la mesa

Durante la Reforma radical y de izquierda, un número de líderes suspendió la CenaEntre ellos estaba el teólogo alemán Caspar Schwenkfeld, a quien se le identificó con una práctica de suspender la Cena hasta que todos los grupos pudiesen estar de acuerdo con su significado y práctica, mientras tanto defendiéndola de abuso A Schwenkfeld lo que le importaba era su propia indignidad y aún más que “ se le diera lo santo a los perros ”

Otras historias a través de la historia refuerzan el poder de este texto. Ralph Waldo Emerson dejó la iglesia antes de servir la comunión. George Washington siempre se quedaba en casa el Domingo de Comunión. El pastor John Claypool recuerda que el primer Domingo de Comunión de su pastorado en Kentucky se maravilló cuando un puñado de la congregación pasó al frente a recibir la Cena Después aprendió que un pastor anterior, severo, había asustado a la mayoría de la gente de venir a la mesa con advertencias de maldición

Tengo dos respuestas a este problema. Por un lado, me alegro que tengamos este texto. Aunque no creo que cada comunión sea una experiencia espiritual intensa o que tengamos que estar perfectamente correctos con Dios antes de tomarla, creo que el ímpetu que este texto provee para una reflexión personal crítica es algo bueno Y no hay duda que hay momentos en que cohibirnos de participar es lo propio para una persona No hacer algo, en ocasiones puede ser tan importante como hacerlo

Por otro lado, cuando este texto es usado como martillo para alejar a la gente de la mesa, el mero propósito de la Cena podrá ser trastornado Nadie es digno de Cristo Todos hemos pecado y estamos cortos Con este entendimiento estaría más sorprendido, en la situación que Claypool describió, ante el puñado que se aproximó a la mesa que al grupo mayor que se quedó Somos dignos y dignas no por lo que hayamos hecho, sino por el sacrificio que esta mesa conmemora. Cristo no murió porque estábamos sin pecado, sino para que nuestros pecados fueran perdonados. Es aquí que testificamos ese perdón y adquirimos fuerza para el caminar hacia la dignidad.

Durante su segundo término presidencial, Abraham Lincoln designó a un joven a una posición en una agencia gubernamental en Washington. En la entrevista con el presidente, el joven dijo, “Sr. presidente, no soy digno del honor”. Lincoln lo miró y dijo, “Entonces, señor, sea digno de ahora en adelante”.

Cristo nuestra Pascua es sacrificado por nosotros. Vengan pensativos y agradecidos a la mesa.

¿Cómo el amor de Dios se hace presente en la perícopa?

En que es un imperativo de tomar y comer de los elementos en memoria de él

sin requisitos humanos ni denominacionales; y que al hacerlo estamos honrando un nuevo pacto y anunciamos su muerte hasta que venga.

¿Cómo, a la luz de la perícopa, el amor de Dios se puede hacer presente hoy?

El amor de Dios se hace presente en la Mesa, cada vez que participamos de ella en comunidad Es allí que nos percatamos de nuestra pecaminosidad, pero también del inmenso amor que Él tiene para nosotros Es allí que reconocemos que somos Judas, pero aun así Él nos invita con los brazos abiertos, nos sirve y nos alimenta

En esta época de Cuaresma y Semana Santa, aprovecha para regresar a tu iglesia si es que hace tiempo no has ido Y si ese día hay Santa Cena / Comunión, examina tu vida examina tu relación con Dios analiza tu vida y cómo estás con Dios Acepta Su invitación a cenar con Él

La Mesa siempre debe ser abierta

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