Setiembre 2019

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EXPO POCOCÍ 2019

Hubo gran carnaval PÁGINAS 6 y 7

EN SIQUIRRES

Exitosa Feria del Coco PÁGINA 9

AÑO XXIII Número 269 - 2019

¡Qué viva Costa Rica!

¢200

Especial de los desfiles del 15 de setiembre, tanto en escuelas como en colegios de la zona PÁGINAS 4, 10 y 14

ELEGANCIA Y COLORIDO

Gran fiesta de la negritud PÁGINAS 12 y 13

DON RAMÓN SALAZAR

Fue padre y madre de 7 hijos PÁGINA 11


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H

Mi Costa Rica querida

Pan de amor

Basta ya de aplaudir las huelgas que paralizan los centros educativos de nuestra nación y los hospitales y clínicas donde llegan miles de personas muy necesitadas de atención. Miremos hacia el norte, más allá de nuestra frontera norte. ¡Qué pena, qué doloroso, Cuanta tristeza! -¿Por qué una vez en la vida no volvemos nuestra mirada a lo que nosotros no vemos ni admiramos pero los extranjeros sí? Cuando vienen a visitarnos ven tan bella a Costa Rica. Siempre quieren volver a pesar de los asesinatos recientes. No tienen temor de regresar a probar nuestras comidas, a bañarse en nuestros ríos y mares, a confiar en nuestra gente y compartir nuestras costumbres. Agradecidos deberíamos estar por contarnos entre los países con mayor calidad de salud en toda Latinoamérica. Es cierto que estamos pasando en estos momentos por una crisis económica que nos puede llevar a sufrir mucho. Pero todavía podemos tener la esperanza de que las cosas puedan mejorar si nos lo proponemos. Respetar a quienes durante 198 años de vida independiente han puesto vida y corazón, construyendo todos los días una patria mejor, es

Tamal asado alajuelense

Por Florybeth Solís Q.

oy quiero ser optimista. En años pasados escribí artículos impregnados de dolor y frases acusadoras que convertían mis opiniones en un setiembre triste, sin futuro. No quiero volver a escribir acerca del día de celebración de nuestra “Independencia Patria” como si no hubiera esperanza. Y sí la hay. Sí hay esperanza si los ya 5 millones trabajamos con amor para revertir lo que hoy en día está sucediendo. Basta ya de quejarnos, de echarles la culpa a los gobiernos, elegidos por nosotros mismos, por cierto. Basta ya de sentarnos a esperar que los demás arreglen lo que hay que arreglar y pronto.

SER INDEPENDIENTES. Quienes la destruyen y la envenenan traficando, estafando, evadiendo los impuestos correspondientes, corrompiendo y abusando a menores, robando y matando de mil maneras, esos no son independientes. Solo se esconden debajo de la mesa y salen cuando el peligro ha pasado, o cuando ellos creen que ha pasado. Sintámonos costarricenses de hueso colorado. Defendamos nuestros valores. Que nada ni nadie nos impida echarnos para atrás cuando el mal acecha. Costa Rica es nuestra, no lo olvidemos. “Que vivan siempre el t rabajo y la paz”

Por Florybeth Solís Q.

(Celebremos el 15 de setiembre con algo muy nuestro.)

Ingredientes:

- Uno y medio kilos de masa de maíz blanco. - Una barra de margarina. - Una taza de leche agría. - Media taza de natilla sin sal. - Una taza de coco rallado. - Una y media taza de azúcar. - Una y cuarto de tazas de queso Bagaces rallado. - Media cucharadita de canela en polvo. - Dos cucharaditas de vainilla clara.

Preparación:

En un tazón incorpore la masa. Agregue la margarina derretida, la leche agría y la natilla. Puede agregar dos huevos batidos si desea. Bata lo anterior por dos minutos. Luego agregue el coco, el azúcar, el queso y la vainilla. Bata por tres minutos. Coloque la mezcla en una olla grande y cocine por 10 minutos moviendo constantemente para que no se pegue. Retire del fuego. Coloque en un molde redondo, engrasado con manteca, a 325°F (160 °C) por 30 minutos (que se vea dorado). Cuando esté frío sáquelo del horno y pártalo en trozos. Puede dejarlo en el molde y trocearlo ahí. P.D. Use queso semiduro rallado si desea y vainilla café si no consigue clara.

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Las actividades patrias iniciaron el 14 con el desfile de faroles donde los niños y sus padres participaron activamente.

Abanderados se lucieron en el desfile.

Especial 15 de setiembre

Escuela Toro Amarillo celebró en grande fiestas patrias El Guapileño

Fotos Eduardo Solano Romero

La Escuela Toro Amarillo, celebró en grande el fervor cívico, dando cada estudiante lo mejor de sí, desde los más pequeños hasta los más grandes, para celebrar el 198 Aniversario de la independencia de nuestro país. Los colores patrios reinaron en cada una de las presentaciones.

La banda le puso ritmo a la celebración. Adultos Mayores de la comunidad de Toro Amarillo, se unieron a las celebraciones del 15 de setiembre.

Los niños del kínder se mostraron emocionados y felices de su primera participación en las fiestas patrias.

La comunidad de Toro Amarillo disfrutó a lo grande la participación patria de su escuela. Los bailes típicos engalanaron el recorrido del desfile.


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Delegación del Colegio Técnico Agropecuario encabezó el carnaval Expo Pococí 2019. Este año, el colegio está cumpliendo 50 años de servicio en la educación de miles y miles de estudiantes a nivel nacional e internacional.

En familia se disfrutó el carnaval Expo Pococí 2019.

Guapileños disfrutaron carnaval 2019 El Guapileño

Fotos Eduardo Solano R.

Con el carnaval Expo Pococí, dio inicio oficial las fiestas Expo Pococí 2019. El público asistente observó y disfrutó del desfiles de bandas, comparsas, mascaradas, exhibición de carros y motos y mucho más… Las familias y grupos de amigos, buscaron el mejor lugar para deleitarse de esta fiesta guapileña.

La Universidad Internacional San Isidro Labrador (UISIL) participó activamente de esta celebración del pueblo.


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DuraciĂłn 2 aĂąos Modalidad: Virtual con Perfil: Profesionales tĂ­tulo de maestrĂ­a ĂĄpiles, 160 mts sur de la escuela Barrio Los Ă ngeles ĂĄpiles@uisil.ac.cr

/UISIL

Integrantes de la Escuela La Colina de Li- La banda RĂ­tmica del Colegio TĂŠcnico Profesional de GuĂĄcimo, NiĂąos de la Escuela de Floreo de GuĂĄpiles, realizaron una excemĂłn, dijeron presente. le impregnĂł ritmo y color al carnaval. lente exhibiciĂłn de floreo y fueron muy aplaudidos.

Banda Colegio Nocturno de LimĂłn, animĂł esta noche de alegrĂ­a.

La Universidad Latina GuĂĄpiles compartiĂł con el pĂşblico presente.

La banda del Colegio Nocturno de PococĂ­, encantĂł por su presentaciĂłn y coordinaciĂłn.

La banda Comunal de SarapiquĂ­, con varios aĂąos de participar y alegrar esta fiesta guapileĂąa. Banda Municipal de PococĂ­, con gran trayectoria, fue aplaudida por sus melodĂ­as y ritmo.


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Servicio Nacional de Facilitadoras y Facilitadores Judiciales: Justicia en las comunidades Licda. Daniella Guevara Walker Profesional de Conamaj Para El Guapileño

Doña Irene Díaz es una mujer jefa de hogar que habita en la Isla de Chira, Puntarenas. Su vocación de servicio la llevó en el año 2014 a postularse en una asamblea comunitaria para ser electa democráticamente como facilitadora judicial. De lunes a viernes trabaja como miscelánea del Ebais y por las tardes y fines de semana las personas habitantes de su comunidad la buscan para comentarles sus problemas vecinales. Ella, con lo que ha aprendido sobre legislación costarricense y las técnicas de mediación ha promovido un ambiente de paz y buen entendimiento. Entonces; ¿Qué es una persona facilitadora judicial? El Poder Judicial de Costa Rica, por medio de la Comisión Nacional para el Mejoramiento de la Administración de Justicia (Conamaj), implementa desde el año 2013 un voluntariado en las comunidades, especialmente en aquellas más alejadas con mayores dificultades para acceder a los servicios judiciales. A estas personas se les llama facili-

tadoras judiciales y como su nombre lo indica, su objetivo es facilitar a esas comunidades información sobre derechos, procesos judiciales y en problemáticas comunales, realizar mediaciones para que las personas puedan resolver sus conflictos sin la necesidad de movilizarse a las oficinas judiciales. De esta forma, el Servicio Nacional

de Facilitadoras y Facilitadores Judiciales (SNFJ) se desarrolla para garantizar el acceso a la justicia, especialmente en aquellas zonas con mayores condiciones de vulnerabilidad como lo son el difícil acceso, servicios de transporte público deficientes, baja escolaridad, etc. Este servicio lo implementan los juzgados contravencionales, quienes, a través de los jueces, juezas, personal técnico y administraciones regionales, se movilizan a las comunidades más alejadas para entrar en contacto con los líderes y lideresas locales, con el fin de exponerles los beneficios de contar con una persona voluntaria que funja como puente entre el pueblo y el Poder Judicial. La elección de los facilitadores y las facilitadoras no la realiza el Poder Judicial, esta selección es realizada por la misma comunidad de forma democrática por medio de una asamblea comunitaria. En ella, el juez o jueza explica en qué consiste este servicio, los beneficios para la comunidad, los requisitos y las responsabilidades con las que se compromete esta persona, para posteriormente seleccionarla por medio del voto de la mayoría. Una vez escogida la persona, el juzgado verifica la información y a partir de allí inicia un proceso de formación y de trabajo en equipo para llevar a sus cohabitantes in-

formación sobre servicios judiciales, asesoría en trámites, charlas sobre diferentes temas y mediar en aquellos casos que la ley les permita. La función de una persona facilitadora judicial se ha ampliado con el tiempo, ya que se ha reconocido que una figura comunal como esta es de suma importancia no solo para el Poder Judicial sino para la institucionalidad pública. La experiencia nos indica que existe una gran necesidad de información de toda índole en las comunidades, por ello, este voluntariado judicial se ha constituido como un enlace con otras instituciones al difundir los procedimientos en trámites administrativos, por ejemplo: municipales, migratorios, seguridad social, entre otros. Como doña Irene, en el país hay más de 450 personas facilitadoras judiciales quienes se han comprometido con el Poder Judicial y sus comunidades para fortalecer una cultura de derechos y gracias a su dedicación y empeño, más de 50 000 personas se han visto beneficiadas de sus servicios. Si desea conocer cuales comunidades cuentan con una persona facilitadora judicial puede escribir al correo snfj@poderjudicial.go.cr o llamar al teléfono 2295 3322.


Editor Camilo Rodríguez Chaverri Periodista y escritor

EL CAMPESINO QUE HABLABA CON LOS ÁRBOLES

Publicamos un libro de poemas del periodista Camilo Rodríguez Chaverri en honor a don Manuel Azofeifa Monge (qdDg), gran campesino y gran ser humano.


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Homenaje póstumo para el poeta del campo Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

Hace siete años, conocí en Palmichal de Acosta a un árbol que caminaba, como diría el poeta mexicano Jaime Sabines. Si los hombres somos árboles, ese campesino con sombrero es un árbol que camina, como diría otro poeta mexicano, Octavio Paz. Campesino que sólo fue a la escuela, y ni siquiera la terminó, Don Manuel Azofeifa Monge se me convirtió en el poeta de la tierra y el machete. En Palmichal de Acosta, donde hizo su obra, donde escribió sobre la tierra, donde le puso puntos y comas a los árboles, a don Manuel se le conocía como guayacán. Trabajó al campo en Palmichal, y también estuvo en la zona bananera, cuando las plantaciones estaban en el sur del país. Se bebió toda su cuota de chirrite en unos años, y pasó los últimos cuarenta y cuatro años de su vida sin beberse un trago. Murió de 84 años. Es decir, fue abstemio durante más de la mitad de su existencia. Ser alcohólico anónimo fue algo que le generó mucho orgullo y sentido de pertenencia. También lo fue el hecho de ser padre de siete profesionales, a quienes formó con base en su trabajo de jornalero. Pero no todo es plata. Del jornal salió el dinero. Del corazón salieron los valores. Fui a verlo unas veinte veces, y lo entrevisté en unas diez ocasiones. En sus últimos años, se hizo popular en la prensa, televisión, radio, periódicos, por el proyecto de turismo rural comunitario “El Cerco de Don Manuel”. De todo el mundo llegaron turistas a conversar con él. Con

su guitarra y sus risas, cautivó. La música es el lenguaje universal. La risa es el abrazo entre quienes se vienen conociendo. De eso también hablamos

en estas páginas, aunque sea un poquito. Este homenaje póstumo surge de mis conversaciones con él.

Es el reconocimiento a un jornalero, padre de familia ejemplar, hermano solidario, esposo obediente, dirigente comunal, dirigente de su parroquia, hombre de autoridad por su ejemplo de vida… Ir a su cerco, su pequeña propiedad, y a su rancho, justo al lado de su casa, se convirtió en un remanso de paz para mi corazón. Un abrazo para doña Méri-

da Monge, conocida con cariño como Doña Meri, quien fue la piedra angular de su vida, su esposa, su compañera, bastión de su historia, guía para su camino. Un abrazo para sus hijos y sus nietos. Que el ejemplo de don Manuel, que su alegría, que su amor por la música, la Virgen María y el campo, sigan vivos entre sus familiares y entre quienes lo quisimos y lo admiramos.


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Poemas para el poeta del cerco y de la tierra Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

El poeta del campo Don Manuel es un poeta del campo. La poesía le sale de la boca, cuando habla y cuando canta. También se llena de poesía cuando guarda silencio. Los silencios de Don Manuel se llenan de grillos de Palmichal.

El amigo de los árboles Don Manuel es amigo de los árboles. Los árboles lo respetan. Se quieren quitar el sombrero cuando él llega a conversar con ellos. Como no tienen sombrero, agitan las copas como saludando a alguien que llegó hasta el bosque después de convertirse en un héroe.

Electricidad para las raíces Cuando abre la tierra don Manuel y toca las raíces de una planta, toda ella se estremece. Su electricidad sobrecoge a sus hermanas verdes del campo.

Fuego y lluvia en la guitarra Cuando don Manuel toca la guitarra y canta, tiene voz la nostalgia. Y la nostalgia se llena de sapos y de grillos. Se pone a llorar el viento. Bailan en silencio los árboles.

El compañero de las palas Don Manuel es mago. Nombra a los objetos y los llena de luz. Colecciona palas. Cada pala tiene nombre de hombre. Se llaman como sus amigos. Sale al campo a trabajar y lo acompañan esas palas que son como personas. Conversan con él.


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Su ejemplo de vida no morirá Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

Pedirle permiso a las plantas y los árboles Viene don Manuel a la fiesta del jocote. El sol se encierra en cada fruto. En cada uno se encapsula el atardecer. Veo a don Manuel concentrado en el árbol. Quiere rezarle. Quiere hincarse frente a un gigante. Le pide permiso al árbol y después apea sus frutos. Baja pedacitos de cielo y los echa en un saco. Son más dulces por él.

Lloren las rosas Salgo de ver a don Manuel en el hospital. Voy por el pasillo hablando solo. Me pongo a hablarle al jardín. Quiero que me escuchen las rosas. Quiero que lloren conmigo.

Escribirle palabras a la tierra Trato de escribir poemas para un hombre que escribió sus poemas con el machete. El sol y la lluvia abonaron sus poemas. La tierra parió la obra del poeta del campo. Dios construye la vida todos los días. Don Manuel la celebró. Fue un poeta sin darse cuenta.

El millonario del cerco Don Manuel va a la reunión con el sacerdote de Palmichal. Él pide limones para la fiesta patronal del pueblo. Don Manuel levanta la mano. Pide naranjas. Don Manuel levanta la mano. Pide arracache. La mano del campesino en alto. Pide chicasquil. De nuevo la mano arriba. El cura se impresiona. Le pregunta, -Diay, don Manuel, ¿usted es millonario? -Sí, padre, gracias a Dios. Tengo todo lo que necesito.


Editor Camilo Rodríguez Chaverri Periodista y escritor

El legado de Don Cuyo Bonilla

ESCUCHA AL HOMBRE QUE TRABAJA CON SUS MANOS


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Especial: El legado de Don Cuyo

Vinicio Bonilla Coto

“Le ando siguiendo los pasos a mi papá” de yuca del mundo. -Cuando nosotros arrancamos con chayote, íbamos a San Carlos a traer la yuca, la lavábamos aquí en la planta. Era un poco difícil por los caminos. Hace 26 años nos fuimos para la zona, compramos una lechería y comenzamos con la empacadora. La construimos ahí.

Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

t Vinicio Bonilla Coto es el

hijo mayor de don Cuyo Bonilla Alarcón. -Cuénteme de su niñez, por favor. -Yo nací en 1964. Hice los seis años de escuela. En esos años, mi papá era alcohólico. Vivíamos en una casita muy humilde. En 1976, salí de la escuela. Fui muy poco al colegio. En ese tiempo, eran muy pocos los que manejaban chapulín. Mi papá me dijo, “jale, vagabundo, vámonos a trabajar conmigo” Desde chiquitillo, yo andaba siempre con él en el campo. Empecé a trabajar con él. Comenzamos alquilando fincas. Donde está la planta, actualmente, fue donde empezamos. Era un cafetal. Cuando yo salí del colegio para ayudarle a mi papá, comenzamos con chayote. Cuando estaba en la escuela, yo andaba en los camiones repartiendo tomate en cajas de madera. Luego tenía el apio. Mi papá tenía el 80 por ciento del mercado. Íbamos al mercado de mayoreo a dejar la carga. En ese tiempo, él tomaba y yo me quedaba a cargo de todo. Él paraba dos meses y después se emborrachaba 15 días. Yo cogía las siembras y me hacía cargo. En ese tiempo, éramos siete peones. En eso apareció Felo, que era tío mío, y él nos ayudaba. Luego se retiró. -Hablemos del conocimiento agrícola de su papá, de lo que usted ha aprendido con él. -La agricultura de antes es muy diferente a la de ahora. Él quiere que todo se haga como se hacía antes y ya no es así, pero si-

-¿Usted se dedica a la parte agrícola o también tiene que ver con la empacadora? -Yo manejo lo agrícola. En ese tiempo, manejaba la empacadora. Me mandó con un peón a ver la finca y después él fue a negociarla. -Cuando compran una finca, ¿él participa de la negociación? -Él me manda a mí, yo la veo y después él va a negociar. gue teniendo mucha visión. Le gusta todo bonito. Él va a las fincas a ver lo que hay malo. Por ejemplo, tal vez alguna plaga y yo la controlé y él llegó y todavía está la plaga, entonces, me dice. -¿Ha tirado el tapón en algún momento? -Una vez me fui para Cervantes. Duré como un mes. -¿Dónde tienen fincas? -En Cervantes, El Yas, Piedra Azul y Ujarras. -Ustedes además de ser los principales productores de chayote del mundo, también son los principales productores

-¿Cuáles valores ha aprendido de él? -Aprendí a trabajar. Yo voy un domingo a las seis de la tarde y él está hablando con los mandadores. Entonces, yo ya hago igual. -Sus hermanos me han dicho que la parte agrícola esta así de bien por usted. ¿Qué siente usted por la agricultura? -Es un cariño, unas ganas de trabajar, de ver todo lindo. Yo invento cosas y me salen; a veces los ingenieros vienen y me preguntan. -Ustedes son famosos por la producción de chayote y de yuca no solo por el área, sino por la eficiencia, ¿qué los ha hecho tan eficientes? -Ser ordenados. Trabajar y darle a la mata lo que necesita.

-¿Se ha tecnificado mucho el cultivo del chayote? -Sí, claro. Antes era como sembrar una mata en el patio de la casa y ahora es un cultivo importante y de cuido, como el tomate y el chile dulce. Hay que cuidarlo de larvas, caracoles. Hay que saber convivir con las plagas. -¿Qué tienen estas fincas de El Yas, Cervantes, Ujarrás y Piedra Azul que son tan especiales para el chayote? -Primero que todo por la altitud y que las tierras son muy fértiles.

-¿Qué le gusta del cultivo de la yuca? -Me costó porque teníamos jefes y mandadores y nos fue mal. Hace cuatro años mi papá y yo nos metimos al ciento por ciento y los resultados son otros. Uno tiene que trabajar y trabajar bien. Al menos a él le gusta ver todo bien.

-Si usted se devuelve a 1976, de cuando usted era casi un niño, ¿se imaginó usted que iban a llegar a tener todo lo que tienen? -No, mi papá era empleado de empresarios. Luego, yo cogí la agricultura solo y después juntos salimos adelante.

-¿A qué se debe lo exitoso que ha sido su papá? -La calidad de persona; como él fue peón agrícola, a él no se le puede maltratar un peón y los peones le tienen mucha estima.

-¿Qué lo hace a usted diferente a él? -Dicen que yo soy más amargado que él y no soy tan “mano suelta”. Yo le ando siguiendo los pasos.

Carmen Coto Solano

La compañera de don Cuyo Bonilla Yo soy hija natural. Mi mamá se llamaba Juana Coto. Pasé mucho trabajo desde que nací, porque mi mamá ya había tenido una hija y a los muchos años quedó embarazada de mí. Me cuentan que cuando ella venía conmigo en brazos, le dijo al que iba a ser mi padrino, que si él me podía cuidar. El señor le dijo que no y nos fuimos a vivir con mi abuelita. A los años, mi mamá se iba a casar con otro señor; en realidad no sé porque era que no nos podían llevar a vivir juntas a las dos. A mí tenía que llevarme una tía y mi hermana mayor se iba con mi mamá. Yo me pongo a pensar que por qué eso era así. Me marcó mucho. Al final, me crió una tía. De ahí fui a la escuela. Antes no se pensaba en el estudio y estuve hasta tercer grado. Me sacaron de tercero para irme a trabajar. Desde pequeña, fui empleada, y con un sueldo poquitito. Trabajaba cogiendo café. Ahí fue donde conocí a mi marido. Duré un año con él, como novios. Resulta que mi padrastro no quería a mi marido porque era tomador. Entonces, el esposo de mi tía no lo quería. Yo grandecita me había ido un tiempito para donde mi papá. Volví donde él. Ahí fijamos la fecha para casarnos. Nos casamos y comenzamos a alquilar casas. Pasamos muchos trabajos para pagar 30 mil colones por mes. Él empezó a trabajar aparte, en pedacitos que le prestaban. Empezó con mil matas de tomate.

-¿Es cierto que ustedes tuvieron una casa que tenía las latas de la escuela quemada? -Sí, a pesar de eso, me pasé a esa casita como la mujer más feliz del mundo. Eran unos latones viejos, con puertas viejas, ventanas viejas, pero yo me sentía feliz. Poco a poco, mi esposo empezó a comprar pedacitos. En ese entonces, se compraba muy barato. Usted lo conoce; él es una persona humilde, buena, y se metió a trabajar en sociedad, pero las personas le jugaban sucio. Fueron varias personas las que lo estafaron. Dios lo fue ayudando y ahí salimos adelante. Le doy gracias a Dios por mi esposo y por los cuatro hijos que me dio. Hoy, gracias a ellos, estamos así de bien. Estudiaron y trabajan mucho. Le doy gracias a Dios.

-¿Cuán importante ha sido la participación de su hijo Vinicio en la formación de la empresa? ¿Qué pensó usted en ese momento? -Yo decía en aquel momento que era una lástima que hubiera abandonado el estudio; hoy digo que es una bendición que se haya metido a trabajar con el papá, porque lo ayudó bastante. Laura y Alberto son dos piezas muy grandes de la empresa, también.

-¿Qué fue pasando en la vida que hizo que ustedes se levantaran? -Vinicio, mi hijo mayor, cuando estaba en segundo año del colegio, fue el sacrificado. El papá lo sacó para que le ayudara a trabajar. Luego, Laura y Alberto sacaron su profesión. Posterior a eso, los metió a trabajar en la empacadora. Él siempre tuvo sus socios, pero una vez que mis hijos crecieron, fue diferente. Se despabilaron mucho. Son excelentes hijos. Cada uno está en su campo.

-Usted es devota de la Virgen de Ujarrás -Sí, claro. Siempre paso pidiéndole a ella, y también dándole gracias.

-Volviendo a ver para atrás, ¿qué piensa de todo el trabajo que han hecho? -Le doy gracias a Dios que los ha ayudado. Le doy gracias a mi esposo, a mis hijos. Mi esposo siempre ha trabajado bien, sin quitarle nada a nadie.

-¿Cuáles son los valores que tiene su esposo? -El corazón que tiene. Es una persona querida. -¿Cuál ha sido su participación en la empresa? -Economizándole. Viviendo sin lujos,

sin gastar innecesariamente. Nosotros en esos tiempos no salíamos.

-¿Hubo momentos en qué pensaron que no podrían salir adelante? -Imagínese que esta casa la hicimos con un préstamo, y terminando la casa fue cuando lo estafó el nicaragüense. Era algo triste. Saber que teníamos la casa, pero, por otro lado, le estaban haciendo daño. Afortunadamente, él se movió en los bancos y pudo salir adelante.

-¿Qué le aconseja a la gente joven que quiere tener un matrimonio como el de ustedes? -Que hay que saber vivir. No gastar innecesariamente, hay momentos en que hay cosas que no se puede tener y hay que entenderlo. Yo le doy gracias a Dios por mi esposo, por mis hijos y por todo lo que nos ha dado.


Especial: El legado de Don Cuyo Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

-Doña Laura, usted, su hermano Alberto y su hermano Vinicio han sido fundamentales en la empresa. Pero dice su hermano Alberto que su papá tiene derecho a veto. Hablemos de la visión de don Cuyo, porque yo encuentro en él una inteligencia natural para los negocios. -Increíble, él ve más allá porque a uno probablemente se lo come el día a día con la logística de los negocios, dándole el servicio al cliente, que no llegó el contenedor, que me falta una cantidad de yuca, etcétera. Él es sumamente visionario. Nosotros antes no teníamos tanta tierra, todo ha sido paulatino. Recuerdo una vez que me llamó, cuando estaba el boom de la piña, y me dijo: “vea, si ustedes no salen a comprar tierra ya, en la Zona Norte, no van a poder conseguir tierra, porque todo se va a trasladar a piña y no van a tener tierra para producir yuca. No van a tener producto para los clientes. Salgan a comprar ya” Nos ofrecieron tres fincas y era muchísima plata. Yo dije que era muchísimo dinero. ¿Cómo íbamos a pedir esa cantidad de plata? Yo quería dormir tranquila y dije: “se compra una finca”. Compramos una finca y al año ya necesitábamos una segunda finca. Le dije al señor, “sí vamos a comprar la finca que usted estaba vendiendo”, y me dijo, “sí, pero ahora cuesta el doble”. Ese fue el precio de no haber tomado la decisión en su momento. Por no tomar el riesgo al principio. Es la finca que tenemos en Guayabito. Así fue como empezamos. Tenemos casi 500 hectáreas de yuca. Hoy hay una escasez de yuca en la zona. Gracias a eso, gracias a las fincas, hemos podido cumplirles a los clientes. Casi todos los yuqueros se fueron a producir piña. Así fue como empezamos. Entonces, uno dice que qué visión más increíble tiene mi papá. Ahí fue incluso donde nosotros comenzamos a liderar. Puedo contar así miles de historias. -El tema de los valores me parece fascinante en la historia de vida de su papá. -Nosotros tenemos aquí un gran compromiso. Esos estudios que existen de que las empresas a la tercera generación quiebran, para nosotros es una gran responsabilidad. Creo que si uno tiene compromiso, debe enseñar a los hijos para que esa generación se eduque. A mis hijos les estoy dando la mejor educación posible, ya no es solo un idioma, les estoy exigiendo dos idiomas. Desde niños, yo los llevo a todas las ferias. Tengo dos varones, uno de 23 y otro de 15 años. Ellos han ido a todas las ferias internacionales. Si yo hago lo que mi padre hizo, nos irá bien. Para mí, la mayor herencia que nos dio mi papá fue enseñarnos a trabajar y eso es lo que yo tengo que hacer con mis hijos. Yo les puedo dejar plata, un carro, una casa. Lo más fácil en la vida es gastar plata. Lo que usted debe hacer con sus hijos es enseñarlos a trabajar. Yo, como costarricense, como madre, debo enseñarlos a trabajar con los valores con que mi

Laura Bonilla

“Mi papá nos enseñó grandes valores para el trabajo y la vida”

padre nos enseñó.

-Su padre es un productor tradicional, un productor de apio, tomate, ahora de yuca y chayote. Usted ahora tiene mucha relación con los productores innovadores. ¿Qué es lo que tiene el costarricense que lo hace tener ese espíritu emprendedor? -Antes de eso, quiero rescatar algo que tiene Costa Rica: son tierras benditas. Producimos el mejor café del mundo, la mejor piña del mundo, la mejor yuca del mundo. El clima, en fin… Esa pasión del tico, incluso esos hombres del bicentenario que fueron visionarios y salieron adelante, así como mi padre, salieron sin estudio, sin preparación, a pura fuerza. Se la creyeron. La innovación es clave. En este país hay mucha innovación. Todo eso nos ha permitido salir como país. La creatividad, el coraje, la pasión con la que hacen esas personas las cosas. Aparte de eso, tenemos cosas extraordinarias, la simpatía, el ayudarnos. Somos personas que nos ayudamos. Entre los mismos costarricenses no nos vemos como competencia. Mi competencia está en México, en Ecuador, pero aquí nos hablamos y nos preguntamos cómo estamos vendiendo. Y hay algo que tal vez nosotros no nos damos cuenta, y es el no tener ejército. -A mí me impactó mucho la entrevista con su mamá, doña Carmen Coto. Una entrevista corta, pero que tienen que ver con la maravilla de tener un buen compañero o una buena compañera. Su papá fue un hombre alcohólico y era tandero. Hace muchos años dejó de tomar. Su mamá me contó que la gente iba a pagarle y ella guardaba la plata. Cuando él se recuperaba, ella le daba la plata, le decía quiénes habían ido a pagar y le decía que fuera a pagar a las cantinas primero que todo. Una mujer diferente hubiera gastado todo ese dinero. Me habló mu-

cho de la frugalidad, la sencillez con que crecieron. Era otro momento de la vida de sus papás, sin la empresa que tienen hoy… -Así es. Hay un dicho muy cierto, que dice que detrás de un gran hombre, hay una gran mujer. Eso se aplica a mi familia. Y lo dice mucha gente. Parte del éxito se le debe a ella. Es muy importante en la historia de la empresa. Por eso la empresa se llama ByC, que es Bonilla y Coto. Yo disfruto los días en que puedo salir a las 5 del trabajo e ir donde mi mamá a tomar café y hacer tertulia. Llega mi hermana, llegan mis sobrinos y todos nos acomodamos en la cocina. Es lindísimo. Porque esas son parte de las tradiciones de los costarricenses. Ir a desayunar los domingos con mi papá es sagrado. Mi mamá me hace un gallo pinto con queso delicioso. Yo tomo café con mi papá y nos ponemos a hablar del mercado de chayote. Es prohibido salir el 24 de diciembre. No se permite salir. Se puede salir cualquier otro día del año, pero el 24 todos nos reunimos. Almorzamos el Viernes Santo. Mi mamá prepara un manjar para todos y llegamos a comer. Hay momentos especiales. Tenemos muchos momentos que todavía vivimos gracias a Dios como familia unida. Cuando digo unida se incluyen los nietos también, es decir, mis hijos y mis sobrinos. Eso ha sido fundamental para la empresa. Ahora que tengo la presidencia de CADEXCO les digo que yo manejo los dos mercados. Yo fui creada en el mercado nacional y es muy difícil. A mis hijos los crié en un mercado internacional donde es completamente diferente. Mi familia cuenta unas historias que yo ni puedo creer. Probablemente ellos lo contaron. Mi hermano y mi hermana mayor cuentan que no había televisor. Iban donde la vecina a ver televisión y a las ocho de la noche les decía que se fueran. Por ejemplo, eso no lo viví. Sin embargo, viví otras cosas, por ejemplo, que nací en mi casa. Los

primeros tres hijos nacimos con partera. Yo iba a visitar a doña Luz, que fue la partera. Mi hermano menor sí nació en el hospital. Recuerdo cosas como que los tres usamos la misma cuna de varillas. Alberto sí tuvo cuna nueva. Gracias a Dios, la vida cambia para bien. Yo cuando tuve a mis hijos tuve la posibilidad de pagar una clínica. Pero sí hay cosas que uno recuerda. Yo estaba en el Colegio de Paraíso y había una oportunidad de ir a Estados Unidos. Era una buena oportunidad sobre todo por el inglés, por la deficiencia que hay aquí. Yo llegué y conté a la familia y todos se rieron… Era imposible. En cambio, mi hermano menor tuvo la posibilidad de ir a Francia. Había una diferencia económica entre mi época y la época de Alberto, a pesar de que somos los menores. -¿Cómo es la personalidad de don Cuyo Bonilla y los valores tan interesantes que le transmite a la empresa? -Él es todo un personaje, con un corazón increíble. Tiene tanto amor por la Virgen de Ujarrás, La Macha, como él le dice. Los valores espirituales son muy importantes en mi familia. Mi papá no tiene apego al dinero. Usted lo ve cuando va a un restaurante, dándole su jugosa comisión al salonero. Cuando va a mi casa y sale, afuera hay algún indigente o alcohólico esperándolo porque sabe que los va a ayudar. No es de guardar dinero. Es generoso. Aparte de eso, es de hacer favores, de ayudar. Y ama generar el empleo para los trabajadores. Son 750 familias que trabajan con nosotros. Eso nos lo ha inculcado a nosotros. -Hay valores que tienen que ver con el pago de impuestos, el trato a los colaboradores. Eso me encanta…. -Fui invitada a TEDEX Bogotá, en representación de Costa Rica. De eso me siento sumamente orgullosa. Compartí cinco puntos

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que tienen que ver con los mandatos, los consejos, los valores de mi papá. Uno de los primeros es “haga negocios que la dejen dormir tranquila” Creo que el tener la conciencia despejada nos puede ayudar a pensar mejor y lograr oportunidades que se nos presentan. Ese es para nosotros un valor formidable. El segundo principio es “no le robe a los agricultores” Él fue agricultor y sabe lo que los maltratan. “¿Por qué vas a maltratar a quien produce los alimentos? Si usted es exportadora, es usted quien corre el riesgo, ¿por qué le vas a rebajar al productor? No lo maltrate porque cuesta mucho producir” El tercer principio es “garantice todos los beneficios sociales” Gracias a Dios en Costa Rica es algo que se respeta. Él dice, “todos los empleados deben estar asegurados, todos los empleados deben tener la póliza de vida” Eso también te permite dormir tranquilo porque no estás poniendo en riesgo el patrimonio humano. Tenemos todas las garantías. Mi papá exige que el primero de diciembre deben estar depositados los aguinaldos. El primero que me pregunta por los aguinaldos es él. Desde febrero, yo en una cuenta comienzo a depositar lo de los aguinaldos. No puedo pensar en noviembre cómo pagar en diciembre. Es un dinero intocable. A los empleados se les pagan sus vacaciones, sus prestaciones, su aguinaldo. Todo en el marco de la ley. Increíblemente, sin haber estudiado, él dice “páguele al Estado”. Otro principio es el compromiso social. En los pueblos en que nosotros producimos, no hay posibilidades con muchas otras empresas, por lo cual nosotros tenemos una responsabilidad. Hay un empresario suizo que tiene una frase importante: “no hay empresas exitosas en sociedades fracasadas” Mi papá, sin haber estudiado, dice, “usted tiene que ayudar a la comunidad. Si usted ayuda a la comunidad, la comunidad le va a cuidar sus fincas para que no le roben” Hay obras que quiero resaltar. Por ejemplo, donamos el terreno para que se hiciera el primer colegio bilingüe en la Zona Norte. Incluso, ahora hicimos una ampliación porque querían un gimnasio. Hemos construido dos puentes, uno en Ujarrás, que, con un temporal, se fue, y otro en la Zona Norte. Ahí tuvimos ayuda de la municipalidad. Otra cosa son las fiestas de Navidad. Esa fiesta nació hace mucho. Recuerdo que nosotros cocinábamos donde mi mamá y éramos nosotros los que servíamos. Cuando eran como cien, yo me cansaba y yo quería bailar y papi me regañaba. En una fiesta nos enojamos y le dijimos a papi que ya no podíamos más así. Es una fiesta que se prepara con mucho amor. También celebramos a San Isidro Labrador. Llegan un montón de imágenes de San Isidro a visitarnos. Mi papá también es patrocinador para el día de La Macha, y siempre está la contribución para la iglesia Católica de Paraíso. Un año nos fue muy bien y él dijo que quería que ese dinero lo diéramos para la remodelación de la iglesia. Sin duda, son muchos y muy importantes los valores que él nos dio.


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Especial: El legado de Don Cuyo

Rafael Ángel Alarcón Leandro

“Cuyo siempre fue especial conmigo”

Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

-Don Rafael Ángel Alarcón Leandro es primo hermano de don Cuyo Bonilla. Tiene la misma edad de don Cuyo. Hablemos un poco de su vida. ¿Dónde nació usted? ¿Fue a la escuela? ¿Fue al colegio? -Nací en Paraíso. Fui a la escuela. Estudié Electrónica durante cinco años. Pero como uno es del “montón”, dijo el carajo, me gustaba más la agricultura. Me dediqué a la agricultura. -¿Cuántos años trabajó con don Cuyo? -Un montón, hasta hace poquito tiempo. Es que yo trabajaba con él aquí, en Ujarrás. Después me fui para Cervantes. Allá tenemos una finca que es a medias con los hijos. Entonces, no seguí aquí. Ahorita me operaron de cáncer y estoy en tratamiento, no estoy a cargo. -¿Qué edad tenía cuando empezó a trabajar con él? -Tenía 25 años cuando empezamos. -¿Cómo era don Cuyo de jo-

ven? -Era buena persona, muy amable con todo el mundo. Yo me llevaba bien con él, no sé cómo se llevaba él conmigo, pero creo que éramos como hermanos… Trabajamos en apio juntos. En ese tiempo, compramos esta finca. Después me dividí. Siempre estuve un tiempo trabajando en Cervantes con Vinicio. Luego, trabajé solo. Yo he andado con ellos por todo lado. Nunca me han gustado las medias. Yo me asocié con los hijos.

-¿Qué recuerda bonito de la niñez y la adolescencia? -Vivíamos cerca. Nos críamos jugando chumicos y todas esas cosas. No teníamos terreno. Nosotros comenzamos a trabajar con don Carlos Piedra. Él sembraba caña y nosotros sembrábamos tomate en el centro. Hacíamos ruedas de apio en Paraíso, en las huertas, ya después compramos aquí. Sembramos más apio. Luego sembramos chayote, pero a mí no me gustó el chayote. Me gustaba más otros cultivos. -¿Cuáles virtudes recuerda de él? -Era especial. Donde quiera

Yo luego me dediqué a la venta de apio en el mercado Borbón. De ahí seguimos, yo con el apio y él más al chayote.

-¿Cómo logró crecer de esa manera? -Luchando. Haciendo la lucha. Con el chayote, los hijos tomaron las riendas. Mis sobrinos se prepararon y se fueron yendo hacia arriba. Había un muchacho que se llama Daniel, él nos ayudaba a nosotros, se fue para San Carlos y levantó el proyecto allá. Nosotros queríamos tener algo y trabajar mucho. Los hijos son muy buenos muchachos.

-¿Qué significa Cervantes para usted? -Mucho. De ahí depende mi situación económica. Tengo una finca muy buena para producir. Ahí nos estamos defendiendo.

que anduviéramos juntos, era especial conmigo. Incluso, ahora, el 31 de diciembre pasado pasamos los cuatro viejillos en Puerto Viejo de Limón. Nos fuimos mi esposa, su esposa, él y yo. Como compa-

ñeros, éramos muy especiales. -¿Cuáles lecciones de vida le dejó? -Nos criábamos como hermanos. Lecciones nos dimos los dos.

-¿A quién sacó don Cuyo Bonilla esa inteligencia? -Nosotros éramos muy pobres, nos criábamos al campo, cada quien se defendía. Ante la pobreza, cada quien buscaba el pan. Después crecimos y comenzamos a trabajar, hasta el día de hoy, que todavía seguimos.

Mairé Obando Garbanzo

“Don Cuyo valoraba a la gente por lo que era”

Camilo Rodríguez Chaverri

Ventanario

-Mairé tiene 32 años de edad y tiene casi 18 años de trabajar en ByC Exportadores. ¿De dónde es usted? -Soy de Cachí. Nosotros viajamos en bus. Tardamos 15 ó 20 minutos en bus.

-¿Cómo empezó a trabajar aquí? -Tenía dos hermanas que trabajaban aquí. Entonces, comencé a trabajar para ayudarle a mi mamá. Ella es madre soltera. La dificultad económica impedía que pudiéramos estudiar. Mis hermanas me ayudaron a entrar aquí. Ellas hablaron con don Cuyo y don Vinicio. Comencé a trabajar a los catorce años de edad.

-¿Qué hacían sus hermanas? -Ellas empacaban, embolsaban. Ya ellas no trabajan aquí en la empresa. Se dedican a los hijos.

-¿Cuándo conoció a don Cuyo? -Lo conocí cuando entré. Siempre tuvimos esa buena comunicación. Recuerdo que yo era muy delgada. Entonces, él me decía “purillo” Desde que entré siempre tuve ese contacto con él. Era una persona que tenía mucho contacto con el personal. Siempre se preocupaba por uno. Él era

una persona que llegaba a apreciar mucho a la gente. Si tenía que corregir, porque nos veía medio flojillos, nos corregía bonito. Nos decía “muevan manitas, niñas; muevan manitas, niñas” Cuando uno escuchaba el pitillo del carro, uno decía: “ya llegó Cuyo” No le gustaba que le dijeran don Cuyo.

Era muy cariñoso. -¿Qué lección le dejó? -Él valoraba a la gente por lo que era, no por si tenía estudios o no. Tomaba importancia aunque no fuera estudiado. Era una persona muy humilde.

-¿Qué sentía usted por él? -Lo veía como un papá. Si necesitaba un consejo, él me lo daba. Era como el papá que no tuve. La muerte de él fue muy dura. Le pedía a Dios que nos diera muchos años a Cuyo. Era una persona tan humilde. Si lo tenía que regañar a uno, lo hacía de manera bonita.

Si uno necesitaba un favor, él estaba ahí para las buenas y las malas. Uno le decía: “Cuyo, es que tengo una cita, necesito irme” Gracias a este trabajo, tengo mi casa propia. Tengo mucho qué agradecerle a esta empresa. Gracias a él, a su buena cabeza, tenemos muchas bendiciones. Le agradezco a doña Laura, don Alberto, don Vinicio. Ellos han hecho las cosas muy bien. Donde esté Cuyo, sé que él está muy orgulloso de sus hijos. Le pido a Dios que los ayude a seguir adelante, porque no es fácil mantener tres empresas. Uno los comprende. Han tenido golpes. La muerte de Cuyo ha sido muy dura. Él era una persona tan especial. Por ejemplo, cuando iba a San Carlos, nos traía una cajetica. Era detallista. Para el día de San Valentín, nos daba un chocolate a todos los de la empresa. Para las fiestas de Navidad, la mejor comida para nosotros, para que comiéramos bien. Yo he hecho de todo aquí. A veces hacía vacaciones de limpieza, entonces, él se comía la fruta y le dejaba a uno en el plato. ¿Cuál patrón va a hacer eso con uno? Eso es lo que uno extraña de él, lo especial que era. Yo ahorita tengo otro puesto en la empresa; cada vez que iba a una capacitación, él me llamaba y me preguntaba, ¿cómo le fue? ¿Qué vieron? A él no le importaba que uno no tuviera formación.


Especial: El legado de Don Cuyo

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Juan Ángel Cordero Arias

“Don Cuyo fue un gran patrón y un gran compañero” Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

-Don Juan Ángel Cordero Arias trabajó con don Cuyo Bonilla, quien fue un emprendedor. Hablemos un poco de su vida, ¿dónde nació? ¿Dónde creció? -Nací en Florencia de Turrialba. De ahí me trasladé en 1997. Me vine y conocí a Cuyito. Fue ejemplar como amigo, como patrón. Es una lástima que se nos haya ido. -¿Cuántos años tiene usted? -Exactamente tengo 65 años.

-¿Qué podemos rescatar de él, de su vida, de su esfuerzo, de su lucha, de sus valores? -Para mí, fue una experiencia tan bella porque él fue un ejemplo como compañero, como patrón, muy sincero en su manera de hablarle a uno. Las enseñanzas me han servido tanto que todavía las desarrollo aquí como empleado. él?

-¿Cómo fue su relación con

-Cada vez que él y yo teníamos la posibilidad de conversar, era un regocijo. Siempre aprendía más y más, las enseñanzas que él me dio en las labores de

campo y en la educación. Decía algo así: “trabajemos con perfección para que la empresa crezca dignamente y a la vez que todos los compañeros se sientan motivados”. Nos decía: “esto es una sola familia” También nos decía: “Pongamos un granito de arena” Era la palabra dulce que él nos decía, que con eso llenábamos un vagón y salíamos adelante. Nos decía: “esto es un equipo y tenemos que estar bien uniformados todos los trabajadores” Él se mezclaba con una disciplina hacía uno. Nunca fui regañado. Siempre me dio consejos. Por ejemplo, tratar bien a la humanidad. Que todos se sientan sustan-

-Si usted tuviera que devolver el tiempo y mirar para atrás, ¿cómo era usted antes de conocer a don Cuyo? -A raíz de los ejemplos que él me propuso en el camino y disciplinariamente, me ayudó demasiado. Me sentí valorado por él y por toda la familia. Si Dios me diera cincuenta años más, los trabajaría aquí. -Vi a doña Laura Bonilla, hija de don Cuyo, recibirlo

a usted con un abrazo, ¿Son muy afectivos ellos? -Es muy de ellos el trato disciplinario hacia mí, porque otros patrones no lo harían. -¿Qué sintió usted cuando murió don Cuyo? -Fue muy conmovedor, porque al fallecer una persona con un régimen tan grande, n fundador, alguien que cultivó la tierra, a él le gustaba todo bien hecho. Cada vez que me acercaba a él, me engrandecía con su presencia. De él podemos aprender y seguir el lema de él, dirigirnos rectamente para seguir haciendo lo que él quería seguir, haciendo aquí en la tierra un gran trabajo.

Jorge Granados Montenegro

“Don Cuyo fue un padre para mí” bía que trabajar.

Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

-¿Qué le enseñó? -Me enseñó a trabajar, a ser honrado, a no maltratar a los trabajadores, andar siempre unidos.

-Don Jorge Granados Montenegro, mejor conocido como “Montes”, trabajó con don Cuyo Bonilla muchísimos años. Incluso fue su chofer personal. Cuénteme primero, ¿dónde nació? ¿Dónde creció? - Nací en Orosi y crecí en Paraíso. Fui a la escuela de Ujarrás. -¿Hace cuantos años conoció a don Cuyo Bonilla? -Lo conocí en 1978. -¿En qué momento empezó a trabajar con él? -Desde ese momento empecé a trabajar y me retiré hace cuatro meses. do?

tivamente tranquilos. Que los empleados se sientan tranquilos con el trato. A mí me dieron a cargo una cuadrilla y creo que siempre los he tratado bien.

-¿En qué empezó trabajan-

-Trabajé en el campo, en la planta y después como chofer.

-¿Cómo era él? -Para mí fue un padre, una excelente persona. La partida de él me ha dolido mucho. Para mí no era un patrón, era un amigo más. Me dio muchos y muy buenos consejos. Lo mejor de él era que daba muy buenos consejos. -¿Cómo era la rutina cuando iban a San Carlos? -Había que salir a las 4 de la mañana. Ya a esa hora me llamaba y me decía: “¿se durmió o qué? Siempre a las cuatro ya está-

bamos listos. Él era muy valiente, muy de arranque. Aguantaba todo el día. Como el viaje era tan duro, siempre nos quedábamos. -¿A qué le atribuye el éxito de él? - Era muy inteligente, aunque no estudió. -¿Cómo trataba a los trabajadores? -Excelente. No le gustaba maltratar a los trabajadores, tampoco le gustaba la vagancia. Ha-

-¿De qué conversaban en esas giras? -Conversábamos de agricultura. Cuando, en la noche, había partido de futbol y al día siguiente íbamos de gira conversábamos del partido. Pero le gustaba hablar mucho de agricultura. -Cuándo usted se retiró, ¿siguió teniendo contacto con él? -Sí, claro. Él venía, me llamaba hasta tres veces al día. Me venía a visitar y si yo necesitaba plata para algún medicamento, él me ayudaba. -¿Cómo era como esposo, cómo padre?

-Era excelente padre, excelente esposo, como patrón era lo máximo.

-¿Alguna vez lo regañó? -A veces me decía, “va corriendo mucho, no precisa nada” Él sentía mucho amor por La Machita, por la Virgen de Ujarrás. Había una tradición, todos los años había que ir a El Ceibo de Buenos Aires a traer la palma para Semana Santa. Me daba plata para que fuera. Me daba dinero para que le diera a los peones allá, le mandaba comestible al señor. Ya me llamó doña Carmen para ver cómo vamos a hacer este año. Ya le toca a Vinicio y el próximo sábado hay que ir a traer la palma. Era un encargo del hombre y hay que respetarle la palabra. Era muy devoto. Yo lo extraño mucho. Siempre le pido por las noches a “La Macha” que lo tenga donde tenga que tenerlo.


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Especial: El legado de Don Cuyo

Juan Gerardo Sánchez Portugués

“Estuve casi cuarenta años al lado de don Cuyo”

t Don Juan Gerardo

Sánchez Portugués es una persona que trabajó con don Cuyo durante casi 40 años.

“Era un ser humano espectacular” to?

-¿Cómo era él con el tra-

-Una persona muy espectacular. Nunca tenía preferencias con nadie. Tenía el mismo trato hacia todos. Todos éramos iguales. Me daba muchos consejos sobre el vicio. Trabajé como jefe de campo, asumiendo toda la responsabilidad. Trabajé directamente con él como unos 25 años, siempre como jefe de campo.

Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

-Primero, que todo, don Juan Gerardo. ¿De dónde es usted? -De Ujarrás, soy nativo de Ujarrás. -¿Cuándo conoció a don Claudio? - A Cuyito lo conocí sembrando tomate, en un lugar que se llama Santa Lucía, en mi juventud. Fui a pedirle tomates a él. -Él estaba empezando a trabajar. ¿Usted era un peón de finca? -Yo comencé con él en reparaciones de mallas. Con un contratista, llegó el momento en que el contratista era un vendedor de copos. Él salía y se iba a vender copos y yo me quedaba laborando solo. Un sábado, Cuyito tenía preciso el tiempo para una cogida de vainicas. Habló conmigo para que le ayudara ese sábado a coger vainica, hicimos la labor durante todo el día, y a las 12 del día paramos. Cuando me llama por aparte, al final, me dice que me pasara directamente a trabajar con él. Luego, ya seguí laborando con él como peón agrícola. En eso, ya tenía unos 8 años trabajando como peón. Luego, él tuvo un problema de salud. Lo internaron. Vinicio, el hijo, que bastante le agradezco, ha sido muy bueno conmigo. Vinicio conversó conmigo, me pidió que si yo podía asumir la responsabilidad del campo y hacerme cargo de toda la cuadrilla. Cuando eso, andábamos unos 15 peones; entonces, yo asumí esa responsabilidad con ellos. Él tenía que dedicarse más a la planta. Seguí con ellos. Cuyo compartió mucho conmigo tanto en lo personal como en la laboral.

bía dormido. Cuyo evaluaba mucho la fruta conmigo. Eso era una tradición. Lo hacía para acomodarse con los pedidos. Contábamos chayote mediano y pequeño, para ir evaluando la cosecha, para ver qué cantidad quedaba para miércoles; entonces, ahí se evaluaba el pedido.

Los unió un copero -Usted empezó con un contrato para arreglar mallas con un copero. ¿Cómo se llama el copero? -Minor Serrano Calvo. -¿Cuánto tiempo después fue que don Cuyo ya le dijo “lo quiero trabajando conmigo”? - Como unos tres meses después, ya Cuyo me llamó para que le ayudara con la vainica. -Él que tenía preciso el tiempo para la cogida de vainica, como dijo usted, era don Cuyo. - Y ahí me dijo “trabaje directamente conmigo”. Yo seguí con él y seguí las reparaciones de malla ya con otro ayudante porque el copero se había retirado. Seguí y ahí comencé a aprender; cualquier duda que yo tuviera conversaba con él. -Y usted aprendió mucho. Me dice que no solo en el ámbito de trabajo, sino personalmente. -Compartíamos mucho como personas y en la parte laboral. Me reunía con él ratos

en la noche porque él era muy sacrificado con el trabajo. Le agarraban las 10 de la noche cuando teníamos una lavada de malanga. Eso lo lavábamos en la noche, y cuando terminábamos con esa labor, él agarraba su carro, salía y se iba cada quien para su casa. A las 6 de la mañana, estaba otra vez presente en el trabajo. Él vivía más aquí en el trabajo que en la casa. Era feliz al estar aquí, en el trabajo.

“Cuyito para mí no ha muerto” -¿Tiene alguna anécdota que usted recuerde, especialmente? -Creo que Cuyito para mí no ha muerto. Aprendí mucho de él. Fueron muchos momentos especiales que compartí con él. Trató de ayudarme mucho, y nunca le saqué provecho porque yo tomé licor. Hasta ahorita estoy muy contento que una semana antes de morir, él estuvo conmigo reunido en la casa y me dio un consejo que se lo prometí cumplir y seguir adelante, y es que buscara ayuda para no seguir tomando. Yo tenía unos días cuando tuve esa conversación con él. Le prometí que yo seguía adelante. A la

siguiente semana, murió. Eso fue un golpe. Para mí, fue muy duro porque no me da vergüenza decirlo como hombre que soy, a las 5 y 20 de la mañana recibí yo la noticia del fallecimiento de Cuyito, me senté en la cama, llegó mi hija, me abrazó, me puse a llorar, donde yo nunca he derramado lágrimas por un hombre, pero por Cuyito sí derramé lágrimas porque fue una persona muy allegada hacia mí, y me quería mucho. Compartí mucho con él en el trabajo. El trabajo de él era de domingo a lunes. Cuyo se venía los domingos, yo lo esperaba a las 8 de la mañana. Viví en la casa de él. Compartía con él los domingos. Nos íbamos a caminar y agarraba el carro. Nos íbamos a la finca, a Piedra Azul, a andar todas las chayoteras, evaluando las cosechas. -Él era un hombre de mucho trabajo. -Le costaba mucho descansar. Cuyo me llamaba siempre. Eso era todas las noches. Yo esperaba la llamada, que era una hora fija, de las 7 a las 8. Cuando no me llamaba, ya a mí me parecía extraño. Otro día llegaba y me saludaba y me daba la excusa, la explicación, que ya él me decía que se ha-

-Como jefe de campo, usted era una especie de mandador de los peones. -Sí, claro, siempre les daba su bien trato. Como todo, a veces hay que llamarle la atención a alguno, pero con sus buenas palabras, sin agredir. Ya si era mucho, no obedecía a la llamada de atención, y ya pasaba dos o tres veces, yo conversaba con Cuyo. Entonces, yo se lo mandaba a él. Tomaba conversación con él, y le decía, Cuyito, siga adelante.

-¿Cuáles son las grandes lecciones de vida que dejó don Cuyo en usted? -Me dejó mucha huella en el corazón. Eso será así hasta la hora de mi muerte.

-¿Usted ya está retirado? - No, laboro para la empresa, porque estoy pensionado, pero yo estoy muy agradecido con Laura, con Alberto y Vinicio por los momentos gratos que he vivido aquí. Todavía estoy dependiendo de ellos, porque estoy ocupando una casa de la empresa. Tengo una hija que trabaja con ellos.

-¿Usted está casado o vive solo? -No, yo vivo con mis dos hijas, la que trabaja con ellos y otra que trabaja en otra empresa. Gracias a Dios y al esfuerzo mío, le di un estudio a mi familia y ahora le está sacando provecho, pero sí estoy agradecido con ellos.


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Especial: El legado de Don Cuyo

Sus trabajadores de la Zona Norte extrañan a Don Cuyo Heiner Corea Herrera

Javier Cerdas Gutiérrez

“Entendimos que la empresa es de todos nosotros, no solo de don Cuyo”

Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

-Heiner Corea Herrera ha trabajado con don Cuyo Bonilla y su familia. Él es parte de este libro sobre la historia de quien en vida fue don Cuyo Bonilla. Don Heiner, ¿de dónde es usted? -Soy de Buena Vista de Guatuso. Toda mi vida la he vivido aquí. Tengo diez años de trabajar para ellos, Don Cuyo y su familia. Hace diez años que conocí a don Cuyo Bonilla. -¿Qué rescata usted de don Cuyo como persona? -Èl más que un patrón fue un padre para nosotros. Se dedicó no solo a mandar, sino a convivir con nosotros, como compañeros. Entender que la empresa es de todos nosotros, no solo de ellos. A trabajar, a sacar adelante la empresa. Nos aportó mucho en ese sentido. -¿Tiene alguna anécdota con él? ¿Él

“Con la familia Bonilla, uno se siente a gusto”

lo reprendía? -A todos, a todos. En el buen sentido de la palabra, nos jaló el aire en muchos momentos. En parte por eso, tenemos tantos años de trabajar para la empresa. -¿Qué produce usted en su finca? -Producimos yuca, ñampì y ayote, exportamos un poquito de hojas de plátano. -¿Qué le dejó él para siempre? -Nos dejó pensar hacia adelante. Pensar hacia la prosperidad. Don Cuyo fue una persona muy pobre y gracias a su esfuerzo logró hacer mucho. -¿Usted pudo ir a la escuela y al colegio? -Sí señor. Soy bachiller. -¿Usted tiene mucha experiencia en el campo? ¿Qué aprendió de él en el campo? -Aprendí algo muy sobresaliente: es que las cosas hay que hacerlas bien hechas, no se pueden hacer a medias. Hay que hacerlas bien hechas para no volver a pasar por el mismo camino.

Víctor Obando Trujillo

“Fuimos como hermanos” Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

-Estamos con Víctor Obando Trujillo, quien trabajó con don Cuyo Bonilla. Hablemos un poco de su vida, ¿dónde nació usted? -Nací en Aquiares. Aquí hice la escuela. El colegio lo hice en Guatuso. -¿Cuántos años tiene de trabajar con ByC? ¿Cuándo conoció a don Cuyo Bonilla? -Tengo seis años de trabajar con ByC. Conocí a don Cuyo en el 2013. -¿Qué piensa de su legado? -Un hombre con mucha visión. Nos ha ayudado mucho. Siempre nos decía que no

Efraín Sandoval Arias

viéramos esto como un trabajo. -¿Dónde trabaja usted exactamente? -En Buena Vista. -¿Qué producen ahí? -Producimos plátano, yuca, ayote, camote. -¿Qué le dejó él a usted? -Ganas de crecer como persona. -¿Se siente el vacío de él? -Sí, claro. Lo hemos extrañado mucho. Él todos los días nos llamaba, nos saludaba. En la noche, nos preguntaba cómo nos había ido. -¿Cada cuánto venía? -Venía cada quince días. Cuando enfermó, venía cada mes, pero llamaba todos los días.

“Don Cuyo nos dejó trabajar y nos permitió ser líderes” Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

Tengo 51 años de edad. Conocí a Don Cuyo en 1985. Yo era un muchacho de edad colegial. Mi papá, Omar Sandoval Cordero, le llevaba productos a Don Cuyo desde antes de que él viniera a instalar su empresa en la zona. Mi papá le vendía ñampí, tiquiste lila y jengibre. Después, él decidió venirse con su empresa para San Carlos. Conocían algunos proveedores de la zona, entre ellos, a mi papá. Tengo 14 años de trabajar en la empresa, pero lo conocí a él, a don Cuyo, hace 35 años, como acabo de contar. Desde que llegó a la zona, Don Cuyo fue vecino de mi familia. Él se instaló aquí con la planta La Bruja. Le llamamos así, “La

Bruja”, porque esa finca era de un señor que se llama Rigo Ramírez, quien es de Escazú. Como dicen que en Escazú hay brujas, así se le ha conocido a la finca. En cuanto a mi experiencia con Don Cuyo, la verdad es que fue un gran maestro, un gran líder, una persona de grandes principios. Él nos enseñó a trabajar gracias a su ejemplo. Su ejemplo fue nuestra guía. Lo aprecié mucho. Lo quise como si fuera familia mía. Fuimos muy amigos. Él lo hacía a uno sentirse eso, un amigo. Él nos dejaba trabajar y nos permitía desarrollar un liderazgo en la empresa. Lo honramos como persona por todo lo que nos dejó. No tengo cómo pagar todo lo que aprendí de la vida, del trabajo, de los valores y de la agricultura con ese gran hombre que fue don Cuyo. Dios lo tiene en la gloria.

Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

-Don Javier Cerdas es parte de este proyecto de construcción del libro de quien fue don Cuyo Bonilla. ¿De dónde es usted? -Muchas gracias. Soy de Buena Vista de Guatuso.

-¿Hace cuánto conoció a don Cuyo? -Lo conocí en el año 2012.

-¿Qué rescata usted de don Cuyo? -Don Cuyo para mí fue una persona muy inteligente, de una decisión admirable. Me dejó una enseñanza muy plena de la vida en general que creo que llegaré a viejito y aun lo recordaré. Una persona realmente admirable. Un detalle que siempre lo recuerdo y siento como un vacío es que siempre en la mañana, él, tempranito en la mañana me llamaba y me decía, “buenos días Javier, ¿cómo amaneció? ¿Cómo amaneció su familia? Luego en la noche me llamaba, “buenas noches Javier, ¿cómo le fue? ¿Cómo estuvo todo en las fincas? ¿Qué hicieron? Todavía en las noches, cuando ya había fallecido, en las noches me sonaba el teléfono y pensaba que era él. -¿Sabía mucho del campo? -Si claro. Era un señor muy inteligente. Yo lo admiraba mucho.

-¿En cuál finca trabajó? -En Buena Vista. Ahí se produce ñampí, yuca, ayote, plátano, camote. Él tenía un amor por la agricultura. Le gustaba mucho venir acá.

-¿Qué siente usted por su trabajo? -Me gusta mi trabajo. Me encanta la empresa. Con la familia Bonilla, uno se siente a gusto. Uno siente amor por la empresa y trabajar para seguir adelante.


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Especial: El legado de Don Cuyo

Evelyn Bonilla Segura

“Queremos que sus enseñanzas y sus valores, mantengan vivo a mi abuelito en la empresa y en la familia” Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

-Evelyn Bonilla Segura es tercera generación en la empresa ByC. Es nieta de don Cuyo Bonilla. Hablemos primero, de don Cuyo como abuelito, ¿Qué recuerda de él? -Mi abuelito fue una persona sumamente cariñosa. Toda mi vida viví a la par de él. Lo veía en la mañana, en la tarde, en la noche; entonces, la convivencia fue mucha. Todo cariñoso fue él conmigo siempre. Siempre estaba preocupado, atento, por cómo nos había ido en la escuela, el colegio… Nos hacía bromas. Era sumamente lindo, así como era con toda la gente. Siempre preocupado. Siempre dándonos consejos para que estudiáramos, para “ponerle”, que aprendiéramos idiomas. Que tuviéramos las oportunidades que él no tuvo. Siempre nos insistió muchísimo en que aprovecháramos todo lo que teníamos. Muy pendiente. Siempre estaba ahí para nosotros. -¿A qué atribuye usted el éxito que tuvo su abuelo y cómo se fue transformando con el tiempo? -Considero que el éxito que él tuvo fue la humildad y calidad

de persona que fue. Mi abuelito fue una persona que, aunque logró muchísimo, ni siquiera él llegó a imaginar todo lo que tenía, y nunca se olvidó de sus raíces. Siempre

se preocupaba por el pueblo, por las personas. Nos veía a todos por igual. Ni él era más grande que los demás, ni había nadie más grande que él. Creo que eso fue lo que le

atribuyó tanto éxito. Nunca se dejó llevar por lo económico. A él no le importaba lo material. Se enfocaba por las personas, por el pueblo. Nos inculcó mucho eso, que viéramos a las personas como amigas, no como un empleado. Era sumamente detallista. Como familia, siempre nos decía, “vengan y se comen un helado” Nos daba la plata para que fuéramos a comprarlo. Eso hace que la familia se mantenga unida. -¿Cuáles son los grandes valores que les dejó como empresa? -El más importante es el respeto por el colaborador. Para él, que se les cumplan los derechos, se les pague como corresponde, que tuvieran sus vacaciones, que tuvieran su aguinaldo, que tuvieran su fiesta de fin de año. Para él, la fiesta de fin de año era el agradecimiento final. En su discurso les decía, “perdónenme por las regañadas, pero es que tienen que aprender” Ese respeto para los compañeros, porque para él no eran sus empleados, es uno de los más importantes. También la lealtad. Nos decía que hiciéramos cosas que nos dejaran dormir tranquilos. La honestidad es algo que siempre tuvo. El pago del impuesto de la renta siempre fue algo prioritario. Siempre procuraba, año con año, que se pagara

con prontitud. Decía que era un deber de la empresa. Todas esas cosas pequeñitas suman para el éxito de la empresa.

-¿Cómo esos valores y ese sentido del éxito él los logró imprimir en los hijos? Vinicio, su papá, fue su mano derecha desde que era un muchachito. ¿Cómo encuentra usted en su papá, su tío y sus tías la huella de él? -Creo que para ellos el hecho de crecer de manera conjunta con la empresa, ellos tres, saben que el hecho de compartir, crecer juntos y ver el crecimiento que ha tenido la empresa, ha hecho que ellos tres mantengan esa esencia en el trabajo. El respeto a los compañeros, el respeto al pueblo… Eso fue lo que él nos instituyó, nos inculcó.

-¿Cómo ustedes, siendo nietos, ven la huella de él? -Nosotros como nietos tuvimos un abuelito excepcional, fuera de serie. Las que estamos aquí trabajando, tenemos el legado que tuvimos; así de sencillo: un abuelito fuera de serie. Debemos mantener esa escencia de él. En el tiempo que tenemos aquí tenemos arraigados esos valores de mi abuelito. Queremos que él se mantenga vivo en la empresa y en la familia.

Karla Fallas Bonilla

“Mi abuelo combinó liderazgo con humildad” ve a mi abuelo como su abuelo. Mi hijo, que tiene cinco años, le decía, “yo soy tu bastoncito, Tito”. Él lo llevaba de la mano. Lo vio como muy cercano. Mi abuelo, a pesar de las múltiples labores que tenía, nunca descuidó a la familia. Yo recuerdo muchas cosas. Tengo mil recuerdos de él. Lo que tengo es un recuerdo muy “paternalista”. Además, que era súper alcahueta y mi mamá lo pasaba regañando por eso. Lo reiterativo es que él siempre trataba de velar para que uno tuviera lo mejor. Hasta su muerte, siempre se preocupó porque uno estuviera bien. Ese fue como su desvelo.

Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

t Karla Fallas Bonilla es una de las nietas de don Cuyo Bonilla Alarcón. Ella trabaja en ByC. Es tercera generación. -Hablemos de don Cuyo como abuelito, ¿cómo era él cuando ustedes eran niños? -De mi abuelo, tengo infinidad de recuerdos, más porque mi abuelo era el que más me consentía. Yo le decía que él era mi consentido. Mi abuelo trató de tomar un papel de padre en la vida mía y de mis hermanos. Mi mamá se divorció. Mi papá tiene problemas de alcoholismo. Entonces, mi abuelo siempre tomó ese papel de padre. Somos hijos de una hija. Ellos siempre decían que los hijos de las hijas son más chineadores. Él siempre decía que de todos los nietos, yo era la más pegada a él. Recuerdo que si él salía a cenar con mi abuelita, yo iba de “cola” con ellos. Los domingos, cuando él iba a recorrer las fincas, yo me iba en el carro con él. Todas esas cosas de

la infancia me apegaron mucho a él. Pero el papel que tomé fue el de su lado médico, el de la atención de su salud. Yo iba a las citas con él, lo llevaba, lo traía. Siempre fui la nieta más cercana a él. Yo le decía que era mi consentido. Cuando él necesitaba algo, yo dejaba lo

que fuera y donde estuviera para irme con él. Incluso ahora, voy en el carro y me acuerdo de él. Recuerdo cuando lo llevaba en el carro, sentado a la par mía, e íbamos hablando. Recuerdo cuando se me dormía en los consultorios. Cuando nació mi hijo, fue una fiesta. Él

-¿Cómo queda impregnada esta empresa del espíritu de él? -Yo le comento a la gente. Los días pasan y se siente más su ausencia. Aquí él está en absolutamente todos los rincones. Sin embargo, no sé por qué se siente más su ausencia en San Carlos, a pesar de que él pasaba más tiempo acá. Él dejo arraigada su escencia. Él siempre pasaba pendiente de sus colaboradores. Cuyo no era el jefe, Cuyo era el amigo. Cuyo sabía cuando había un chiquito enfermo, cuando había un problema. Se entiende claramente en cada quien su sentido del compañerismo y la solidaridad que él tenía con toda

la gente. Dejó una lección gigante, de un liderazgo con humildad. Nunca perdió esa humildad. Esa, para mí, fue su esencia. Siempre fue la siguiente frase su consigna: “yo crecí, pero me mantuve” Eso es lo que uno siempre recuerda. El “yo crecí, pero mis bases siempre las tuve alrededor de la pobreza, a raíz de mis necesidades” Él nunca se olvidó de sus bases. En todos los rincones, se siente lo que él hizo. Hay una canción que me conforta mucho. Una canción de Martin Valverde que dice “no se han ido del todo”. Justamente nosotros disfrutamos de los frutos de él. Gracias a Dios, tenemos la posibilidad de disfrutar de las enseñanzas que nos dejó. No solo nos dejó la empresa, nos dejó muchísimas enseñanzas en cada uno de nosotros. Lo que yo más tengo impregnado es esa relación con los compañeros, no verlos como un jefe, verlos como un amigo en quien confiar y pedir una mano. Él tuvo una visión infinita. Su secreto de grandeza fue mantenerse. Decía que él no se consideraba burgués. A veces andaba con unos zapatos bonitos, a veces no. Cuando íbamos para una boda era un costo mudarlo porque decía que ese no era él. Lo mejor es que tuvo una visión infinita, y mucha humildad. Eso es lo que él nos transmitió.


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Lecciones de vida y de poesía de un campesino Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

Árbol con sombrero Don Manuel bebe agua de la quebrada. En el agua hay un espejo. Asoma la cabeza. Ve en el cristal del agua la cara de un árbol. Es un guayacán. Se sonríe a sí mismo. Dios le habla al oído. Don Manuel habla en silencio. Baja la cabeza. El viento llega a él con las respuestas de Dios.

Valorar a la esposa Un día, una señora en un hospital le dijo a don Manuel -Qué señor tan elegante es usted. Don Manuel se volvió hacia ella y le contestó, -Es que me viste mi señora.

Hijo de la Virgen María Tenía 12 años cuando murió su madre. Desde entonces se aferró a la Virgen María. María fue su otra mamá. El 11 de febrero es el día de la Virgen de Lourdes. En esa fecha, la Virgen bajó para llevarse a su hijo campesino, su hijo que era hombre y árbol.

Un nieto de don Manuel lo resumió así: hubo mucho viento ese día, el viento se llevó al guayacán y lo sembró en el cielo.

El secreto de su cerco Un agrónomo llegó a la casa de don Manuel y doña Meri. Vino al campo con Don Manuel. En su cerco, Don Manuel le regaló un banano. El agrónomo le preguntó cómo producía bananos tan dulces. -Es que los abono con azúcar, dijo don Manuel. No le dijo la fórmula secreta: los abonaba con azúcar y con amor.


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La chispa y el honor de un hombre de Dios Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

La música nos redime Murió un hermano de don Manuel. Dejó de tocar la guitarra durante seis meses. Cuando volvió a cantar, su hermano difunto venía vivo de nuevo en su voz.

Lecciones de la cantina del pueblo Don Manuel aprendió a bailar en la cantina del pueblo. En la cantina aprendió mucho de lo malo. En la cantina también aprendió algo de lo bueno. Lo malo lo dejó en el camino. Lo bueno se lo llevó para el cielo. Y también lo dejó reverdecido echando flores entre sus hijos.

La música llegó por don Manuel Don Mario fue compañero de luchas de don Manuel. Dos alcohólicos anónimos. Don Mario fue a ver a don Manuel en su lecho de enfermo. Don Manuel le preguntó si trajo la guitarra. Don Mario le dijo que no. Don Manuel le recordó que había una guitarra en su casa. Don Mario le cantó a su amigo enfermo. En medio de la música, la muerte se fue arrimando con Dios. Don Manuel se fue bailando.

Con los pies en la tierra Acusaron de abuso a una maestra del pueblo. Un periodista vino a su casa para preguntarle. -¿Qué piensa usted sobre el abuso de esta maestra? Don Manuel le contestó, -No soy Dios ni soy juez.

Salirse de un apuro Un día, en un hospital, un hombre empezó a hacerle preguntas íntimas. Don Manuel le contestó, “hoy no es día para confesarme”.


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Árbol que ríe y cuenta ¿Cómo es que este hombre tiene madera entre el pellejo? ¿Cómo es que este árbol aprendió a contar historias? Es el pícaro del cerco. Es el chirote de la tierra. Los pájaros oyen sus cuentos y se la llevan a las nubes. Es el único árbol que orina. El único árbol que se tira a la orilla del camino. Es el árbol que lleva sangre de toro en la corteza.

El tesoro de don Manuel: su familia Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

El rey de sus hijos Don Manuel vive entre sus hijos. Cuando enferma, un hijo o una hija viene a dormir con él. Todos los fines de semana Doña Meri y él son cuidados por un hijo o una hija. Los hijos los llevan a pasear. Cocinan con ellos cuando tienen visitas. Turistas de todo el mundo han pasado a conocerlos. Don Manuel tiene un tesoro: una familia feliz. De todo el mundo han venido a celebrar ese hecho poético, único.

El árbol que bendice, el árbol que se sabe hijo de Dios. Dios es árbol y es hombre. Don Manuel es árbol y es persona. Dios es el padre de don Manuel. El poeta de Palmichal es el hijo más pícaro del Dios que lo hizo palabra y árbol, canto y guayacán.


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La belleza de un campesino puro Camilo Rodríguez Chaverri Ventanario

Hombre y Guayacán El nombre de persona del Guayacán es Manuel. Es el hombre del bosque, el poeta del cafetal. Don Manuel es el árbol con bigote. Es el guayacán con sombrero. El viento lo acaricia, le besa la cara. Las ardillas se le suben por la espalda. Creen que es un árbol inmóvil. Se sorprenden cuando camina. El cafetal se llena de flores. Los colibríes acarician la cara del árbol que se carcajea. Don Manuel sabe que las flores son hadas vestidas de novia, son mariposas hechas mujer por un acto mágico de Dios. Don Manuel lo sabe y lo siente. El Creador le puso un machete en las manos al poeta de la tierra, al cantor de Palmichal. Cuando canta don Manuel lloran de alegría el río y el viento. Cuando la toma entre sus manos, la guitarra quiere ser su mujer. Quiere preñarse de su amor, quiere parirle hijos. Serán árboles que canten. Cuando anda por el campo se bambolean las novias del café. Las flores también quieren ser las novias de don Manuel. El café no se enoja. El cafeto comparte el amor con su hijo predilecto, con el guardián de sus tesoros. Canta don Manuel y se llenan los árboles de pájaros. Le hacen coro. Las nacientes de Palmichal vibran con una música nueva cuando el cielo recibe a don Manuel. El río inaugura una canción de amor. Dios lo saca de la tierra. Se lo lleva con todo y raíces. San Pedro lo siembra en el cielo.

María lo recibe María llueve, María es su madre, María y su madre lo reciben en lo eterno. Jesús lo hace nacer de nuevo. Acaricia las hojas del árbol poeta, roza con sus dedos su copa con sombrero. Sombra de colores dará El Guayacán en el cielo.


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En Siquirres

Realizan exitosa feria del Coco El Guapileño

Fotos Eduardo Solano y Municipalidad de Siquirres.

Los días 23, 24 y 25 de agosto, se realizó en Siquirres la feria del Coco, con mucho éxito. La Iniciativa del alcalde siquirreño, señor Mangell McLean, para resaltar y mostrar la gastronomía de la zona y crear espacios sanos de recreación y apoyo al micro empresario siquirreño, quienes mostraron y vendieron sus productos principalmente a base de coco, durante los días de la feria. Una particularidad de la feria fue la limpieza y protección del ambiente, gestión realizada desde la Unidad Técnica de Saneamiento Ambiental de la Municipalidad de Siquirres, que tienen como consigna que toda actividad a nivel público vaya acorde a la protección del ambiente. Y esto es notable y está haciendo diferencia con los demás cantones limonenses. Durante los días de actividad, los visitantes disfrutaron de la novedad de la feria el Reinado de Sikiparade “Black Beauty 2019”. Otra actividad importante fue la audición de bandas para el Festival de la Luz de San José, donde participaron las mejores bandas de la provincia de Limón. Adicionalmente, hubo conciertos, desfiles, partidos de futbol y muchas actividades para los niños. Desde El Periódico El Guapileño felicitamos a la Municipalidad de Siquirres por el apoyo a los microempresarios y artesanos del cantón, creando espacios para visualizarlos y potenciar sus talentos y creatividad. Felicitaciones.

La Ing. Karla Cruz tiene a cargo la gestión ambiental del cantón de Siquirrres y es notable el trabajo de limpieza del cantón.

Los desfiles estuvieron llenos de color y alegría.

El alcalde siquirreño, señor Mangell McLean Villalobos, se mostró muy complacido del éxito de la feria. Aquí comparte con su hija, Isabella Mc Lean.

Esta actividad, antecedió las celebraciones del Día del Afrodecendiente.

Don Abraham Castro de Siquirres, lució sus trabajos de artesanía en coco. Pueden llamar al 8576-6567.

Stephanie Solís ofreció productos de su empresa Deli Coco, aceite, mermeladas, chips de coco, harina, vinagre, helados, coco bananos y más…

Vivian Mora de Creaciones MorAlfaro, ofreció a los presentes artesanía a base de coco, también trabajan en semillas y materiales de reciclaje. La pueden llamar al 8802-3688.

Wendy Brenes se mostró muy feliz de participar en esta feria y exhibir los productos de su emprendimiento “Soda y Panadería Ellis”, tales como: pati, pan de negro, pan bom, cocadas, pan de dulce de leche y coco y mucho más… Para degustar estas delicias, contáctenos al 8691-8085.

Hubo muchas actividades para los más pequeños.


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Escuela Central de Guápiles, realizó destacada presentación viviendo los colores patrios con gran fervor…

Especial 15 de setiembre

Escuelas celebraron a lo grande fiestas patrias El Guapileño

Fotos Eduardo Solano Romero

Las escuelas dieron lo mejor de sí, en un esplendoroso y radiante día soleado, que acompañó el desfile, para celebrar el 198 Aniversario de la Independencia de nuestro país.

Los niños de primaria del Colegio San Francisco de Asís, vivieron las fiestas patrias celebrando su 25 Aniversario.

Estudiantes del Colegio Valle del Sol hicieron una gran presentación.

La banda de la Escuela Los Diamantes, destacó por su presentación y vestuario.

Estudiantes de la Escuela Los Ángeles engalanaron el desfile, con sus lucidas bastoneras y abanderados.


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Ramón Salazar Valverde

Fue padre y madre de 7 hijos t Don Ramón Salazar Valverde, mejor conocido como Catato, es un campesino de la Zona Norte. Quedó viudo con siete hijos. Durante veinte años, los crio solo. Camilo Rodríguez Chaverri El Guapileño

Nací en Las Delicias de Turrubares. En ese entonces se llamaba Surtubal, a bastantes kilómetros de Orotina hacia adentro. Ahí estuve hasta los once años de edad. Mi mamá se llamó Josefina Salazar Valverde. Mi papá se llamó Benigno Fernández Salazar. No pude ir a la escuela en Surtubal. Nunca. Llegué a ir a la escuela después de casado. Conocí algunos números y algunas letras. Antes de los veinticinco años, que fue cuando me casé, no tuve escuela. A los veinticinco años me casé y estuve yendo a la escuela nocturna. En Turrubares, todo era muy rústico, pero con calidad de personas. Tengo experiencias muy lindas de esa gente. Ahí aprendí que uno tiene que vivir la vida con cariño, con amor hacia la gente que nos rodea.

Ahí no teníamos ni agua, ni luz. Después de Turrubares, me fui para Jicaral de Puntarenas. Salí en una lancha del Tárcoles a Puntarenas y de ahí en otra lancha hasta Jicaral. Un tío mío se había ido hacia allá hacía algún tiempo. Pensé que a la par de él me terminaba de hacer hombrecito. Era una persona en la que yo confiaba mucho. Él fue un verdadero padre para mí. Se llamaba Isidro Salazar. Trabajé con mi tío. Trabajábamos en pequeñas sociedades. Fui creciendo y trabajé con un señor Luis Madrigal, que fue un gran amigo. Eso fue hasta los veinte años. Empecé a trabajar con mi hermano Rafael Salazar hasta los veinticinco años, cuando me casé. A mi esposa le decían Marina, pero se llamaba María Evangélia Guzmán Hernández. Ellos eran de Turrubares y se fueron para Jicaral.

De Jicaral a Zona Norte Me fui para la Zona Norte por ahí del año 70. Pasé a la Zona Norte porque escaseaba donde sembrar. Nosotros sembrábamos en laderas. Fui a la zona de San Carlos y les decía que eran muy dichosos porque tenían donde sembrar. Me trasladé a Los Chiles. Tuvimos siete hijos. Ella murió

cuando tenía 35 años de edad. Murió cuando teníamos casi dos años de vivir en Los Chiles. Le dio un derrame. Ya había tenido dos derrames. Una vez estuvo dieciocho días en el hospital de San Ramón. El doctor me dijo que en una más que le diera un derrame, ella se moría. En efecto, estábamos en Los Chiles con mi suegro, cuando le dio la tercera vez. Íbamos por Santa Rosa de Pocosol cuando se nos fue.

Veinte años de papá y mamá Le dije a una de mis hijas que mientras alguna estuviera conmigo, ninguna mujer iba a llegar a darles órdenes o a maltratarlos. Cuando se les murió la mamá, la mayor tenía casi once años y el menor cinco añitos. Todavía está conmigo. Estuvo en Panamá cinco años. Y ahora que sabe que estoy un poco enfermo, y que la señora que vive conmigo también ha estado enferma, él renunció al trabajo y se vino conmigo. Siento que lo hizo de buena manera. Es el que está más libre de todos. Cultivábamos arroz, frijoles, y hasta madera vendí. Saqué un permiso y pude venderla. Viví una vida muy linda, porque sin plata o con plata,

tenía de todo. Había un señor de San Ramón que tenía almacén. Me decía, “mirá, Catato, con plata o sin plata mandá la lista” Franklin, que era el mayor, era al que le tocaba. Ahí viví casi 30 años y después de ahí nos fuimos a COOPESANJUAN. Debo agregar que cuando mi última hija se casó, le dije que si Dios me iba a reparar una mujer, la iba a aceptar. Ella tenía siete hijos también. El Señor siempre tiene cosas buenas para uno. Se llama María Catalina Sequeira Guzmán. Tenemos juntos trece años. Ella ha sido muy importante. Es todo para mí. Ahora que está enfermita, yo digo que si el Señor me la quita, me quita una parte de mí.

“Hice un negocio con Dios” Cuidar de mi familia significó una experiencia muy linda, pero con momentos duros. Me mordió una serpiente como cuatro meses antes de morir mi esposa. Me mordió una mano. Yo, en el hospital le pedía a Dios que hiciéramos algún negocio, que me regalara unos días más para ver a mis hijos. Cuando me mordió la serpiente, yo no quería ir al hospital. Iba a ir a una clínica. Llegó un amigo, Carlos Quirós, y le conté que había matado una culebra que me había

mordido. Iba a ir a El Porvenir a que me inyectaran. Me dijo que no, que nos íbamos para el hospital. Él me llevó al hospital. Si no hubiera ido al hospital, probablemente me hubiera muerto. Y aún así, a los cuatro días me puse mal.

“Dios es todo”

Yo creo que siempre podemos salir adelante. Siempre he pasado tiempos difíciles, pero he salido adelante. Confiando en Dios, se puede salir adelante. Dios es todo. Sin Dios, estamos vacíos. Pará mí, mis hijos, mis hijas y mi compañera son todo. Los hijos de ella y los hijos míos son iguales para mí. No hay diferencia. Yo los quiero mucho, tanto a mis hijos como a los hijos de mi compañera.


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Elegancia y fiesta cósmica en Limón Camilo Rodríguez Chaverri El Guapileño

En el desfile del día del negro, uno nota la gran alegría y el gran sabor, exquisito sabor, de las personas afrodescendientes. Sus sonrisas van dejando el brillo mientras se mueven. Son como cuchillos que van partiendo la claridad y punzando en la mente de quien los ve para quedarse en sus recuerdos. Se mueven como si tuvieran un volcán por dentro, como si el fuego estuviera a punto de escapárseles por entre el ombligo y las caderas. Lo de los negros y las negras se llama ritmo, se llama armonía de la carne, exquisitez de los músculos en movimiento. Pero lo que más llama la atención no es ni esa risa colectiva, esa sonrisa cósmica; ni esos movimientos que saben a coco y a rondón, a chile picante y a seso vegetal, a pati y a plantintaum, a arco iris y a sol con lluvia, a meteoritos de la carne… Lo que más llama la atención es la elegancia. Elegancia en la cabeza de cada mujer y de cada hombre. Elegancia en cada atuendo. Elegancia, provocativa elegancia, elegancia lúdica en cada combinación de los colores. En el “parade” del día de la negritud, a Limón bajan Dios y todos los ángeles. Cuando no hay nubes donde puedan esconderse, se esconden entre los árboles. Dios y sus ángeles vienen al desfile de la negritud en Limón a aprender nuevas combinaciones para las flores y los celajes, para los bosques y para cada nuevo atardecer. -¿Quién dice que Dios no aprende con las personas? Hasta el mismísimo Creador del Universo, El Gran Arquitecto, El Redentor del Mundo viene a solazarse de la inteligencia de los colores, de esa emocionante y conmovedora capacidad que tienen los colores cuando los lucen los negros y las negras. Quien quiera ver el festival de la elegancia, el paseo de la lucidez, el carnaval de los colores sobre La Tierra, tiene que darse una vuelta por Limón un 31 de agosto. Ni Dios se pierde el espectáculo mayor de la belleza que se contagia a sí misma en los vestidos, en los trajes, en las cintas, en los moños, en los collares, en las pulseras y en cada quien que los porta como un mensajero de la luz, como una mensajera del encanto de las estrellas. Cada 31 de agosto hay reunión de la corte celestial en ese otro paraíso que es Limón.

Ingrese a la página web de www.periodicoelguapileno.com


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El Colegio Técnico de Pococí, participó con mucho orgullo y satisfación en las fiestas patrias, celebrando en grande su 50 Aniversario.

Especial 15 de setiembre

Colegios de la zona ofrecieron lo mejor El Colegio Green Valley dijo presente.

Los abanderados del Colegio Nocturno, adornaron los desfiles patrios.

El Liceo San Rafael La Colonia, se lució con su presentación.

El Colegio Técnico Profesional Agroportica, tiene La banda del Colegio Valle del Sol, animó con su rit- varios años de acompañar los desfiles con grandes presentaciones. mo.

El Colegio Bilingüe San Francisco de Asís participó con gran suceso en los desfiles patrios, celebrando sus 25 años.

El Liceo Experimental Bilingüe de Pococí dijo presente este 15 de setiembre.


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