Boletín salesiano mayo 2017

URUGUAY / Segunda época / Año XXXIX / Nº 3 / Mayo 2017 / www.issuu.com/bsuru

INFORME Volver a ser tras la búsqueda del “efecto” Salesianos en el Complejo Esperanza: Un encuentro con Dios vivo que interpela

¿Cómo conectar hoy con juventudes “mutantes” y “errantes”?

SUMARIO 3 CARTA DEL DIRECTOR P. Sergio Álvarez sdb Renacer

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4 ¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL! Jorge Gaeta Un docente que hace la diferencia en el Marconi

8 FAMILIA EN OBRA 8

Lic. Psic. Claudio Danza Adicciones: en busca del sentido

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9 SINTONIZANDO CON DON BOSCO

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Don Ángel Fernández Artime Bajo el manto de María

10 HACIENDO HISTORIA “Estaba en la cárcel y me visitaste” La experiencia de los salesianos posnovicios en el “Complejo Esperanza”

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12 VALE LA PENA VIVIR ASÍ

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Andrés Puchiele Un médico salesiano en el corazón de África

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16 CON NOMBRE Y APELLIDO Entrevista a Ariel Fresia sdb ¿Cómo conectar con los jóvenes hoy?

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21 SINTONIZANDO CON DON BOSCO Madre Yvonne Reungoat fma Ir a los jóvenes y estar con ellos para que descubran la alegría del amor de Dios

22 GALERÍA DE FACEBOOK Y TWITTER

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23 ME GUSTA, COMENTO, COMPARTO 29

P. Francisco Lezama sdb Escalera al cielo

24 AQUÍ Y AHORA Renacer en una sociedad que busca el “efecto”

29 SABOR A BUENAS NOCHES P. Adrián García sdb La cachimba escondida 35 30

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30 DEL ÁRBOL SALESIANO La presencia salesiana en los tejanos

32 UNA MANO AMIGA

Somos Familia. Nos mueve el amor. Gracias a la vida.

35 GALERÍA DE INSTAGRAM

CARTA DEL DIRECTOR

P. Sergio Álvarez sdb

RENACER Un amigo, un joven de 28 años, hace unos meses me contó que había comenzado a consumir drogas.

El motivo: ampliar la percepción de la realidad, ver y sentir más que lo que podía por sí solo.

Se ponen en juego ¿qué cosas?

Porque en esa necesidad, y en la búsqueda de satisfacción, me parece intuir que son muchas y variadas las cosas que se ponen en juego. ¿Qué hay de lo bien humano? ¿qué hay de los condicionamientos del momento en que vivimos? ¿qué carencias? ¿qué alternativas? ¿qué lugar tenemos los demás?

Las entrevistas, el informe, las reflexiones, abren el tema, nos dan material para hallar algunas respuestas…también por dónde va el acompañar.

Vas a ver que aparecen: la exigencia, los límites, el amor que se preocupa por el otro, el salir del consumismo, lo ambivalente de “lo legal”, la espiritualidad, la religiosidad, el estar anestesiados, el saber cómo está el otro, respetarlo, cuidarlo.

No quiero avanzar más porque es una realidad compleja si de comprenderla se trata, delicada para no caer en prejuicios, desafiante porque la respuesta educativa, pastoral, fraterna, no es una receta.

Por eso te digo, a este Boletín ¡léelo, te vas a encontrar! …con tus preguntas, con testimonios, con referencias para tener actitudes y modos de vincularte que ayuden al otro a RENACER. Junto a nuestra Madre, María Auxiliadora, nuestra lectura y reflexión, discernimiento y oración, nos encuentren en este mes ¡JUGÁNDONOS POR EL OTRO! En nombre del Equipo del Boletín Salesiano, un saludo fraterno…

Boletín Salesiano

Comunicación Salesiana ‐ Uruguay

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Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa Director: P. Sergio Álvarez sdb Redactora Jefe: Adriana Porteiro Columnistas: P. Francisco Lezama sdb, Psic. Claudio Danza y P. José Adrián García sdb Equipo de redacción y responsables de secciones: P. Daniel Bernardoni sdb, Gianfranco Brandi sdb, Hna. María Baffundo hma, Lic. Natalia Roba, Lic. Marcelo Hernández y Lic. Selene Cardarello.

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¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL!

Un docente “que hace la diferencia” en el Marconi

PROF. JORGE GAETA:

“

Quiero que salgan buenas personas, no necesariamente perfectos carpinteros

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Paciencia, perseverancia, tolerancia y respeto: esos son los primeros “conocimientos” que aprenden los estudiantes de primer año de carpintería en la Escuela de Oficios Don Bosco ubicada en el barrio Marconi. Jorge Gaeta es el docente cuyo gusto por la madera es tan solo una excusa para hacer aquello que lo apasiona: lograr la transforma‐ ción de sus alumnos atendiendo su integralidad. Saliendo de su zona de confort fue en busca de nuevas herramientas y se zambulló en el mundo de la Logoterapia, la Gestalt y la Recreación para conectar cada vez más con los muchachos y favorecer que el oficio les cambie la vida.

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“Quiero que aprendan a resolver conflictos, a comunicarse de otra manera, a valorar al compañero. Eso es lo más importante”

Contanos un poco de tu vida... ¿dónde naciste? ¿cómo empezó tu camino de fe? ‐Nací en el barrio Conciliación, cerca de La Tablada, y fui criado por una familia humilde que no era la biológica.

Mi relación con la fe la tuve recién a los 18 años.

Me encontré con una chica de la que me enamoré, quien hoy es mi esposa y con la cual tenemos dos hijos, de 17 y 6 años. Vivimos mucho tiempo como caseros de La Tablada y ahora estamos en la zona de Colón. Ella integraba la Familia Salesiana a través de la Parroquia María Auxiliadora. Ahí empecé mi 'caminito' de fe, por decisión propia me bauticé y por los 22 años hice la Confirmación.

En ese tiempo me vinculé al Colegio Pío y con el Padre 'Pepe' (José) Soma y la Parroquia, y así empezó mi propio camino dentro de la Familia Salesiana. ¿Y fue ahí que también aprendiste el oficio de carpintero?

Mientras trabajaba en la Parroquia como animador estudiaba carpintería en la UTU, de donde egresé del Bachillerato. Trabajé con la madera, pero a los 25 años me di cuenta de que lo mío no pasaba solo por la carpintería, quería dar más.

En 1998 el Padre Amílcar (Vicentini) me ofreció venir a la Escuela de Oficios, donde aparte del oficio podría transmitir algo más a los gurises. ¿Cómo has visto en estos casi 20 años evolucionar a los gurises? ¿Han cambiado mucho?

Ha habido un cambio de paradigma educativo con los gurises porque llegan distintos, de otra manera. En los primeros años venían con problemas de tipo económico y familiares muy fuertes, como que se les juntaba todo y estaban más agresivos. Hoy sigue habiendo situaciones violentas en las familias y problemas econó‐ micos pero llegan, además, con otras dificultades, sobre todo a nivel de aprendizaje. Hay mucho rezago escolar, cuestiones que tienen que ver con lo cognitivo, y ahí es donde uno tiene que ir transformándose. En estos 20 años he optado por estar formándo‐ me constantemente. Hice cursos de Educador Popular, Logotera‐ pia, Gestalt en Infancia y Adolescencia, de Recreación, todo con la idea de llevarlo al aula con los gurises. Me parece que la formación integral se debe dar durante todo el tiempo porque el adolescente de hoy no es el mismo de hace 20 años. Hay que reciclarse y transformar lo que uno va haciendo ya que no puedo ni debo seguir enseñando lo de hace 20 años. La carpintería ha evolucionado, hay cosas que ya no se hacen. Los gurises tienen un enganche especial con la tecnología, y por eso tengo que aplicarla. Traemos videos, etc. No es el pizarrón todo el tiempo. Hay que hacer otras cosas.

Trabajar en educación implica estar atento a todas las movidas que hay a nivel de metodologías, de neurociencias. Es estar abierto a lo que venga.

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¿Qué piensan sus alumnos de esta forma de dar clases?

Alexander, de 14 años, ante la consulta primero aclaró que siempre le encantó la carpintería, y opinó que “está bueno empezar así las clases, sabiendo cómo está el compañero, y ayudarnos para que nadie trabaje enojado”.

En tanto, Santiago, también de 14, coincidió con lo dicho por su compañero y acotó que “está bueno aprender y trabajar tranquilo”.

Aparte de esta experiencia ¿tus aprendizajes los ponés en práctica en otros lados?

Trabajo como educador en un Centro Juvenil de Las Piedras, donde el ambiente es diferente porque no es de aula, sino más distendido, con otro encuadre, aunque las realidades de los gurises son muy parecidas.

Todo ese bagaje de dar clases y formándote paralelamente ha hecho que tu metodología de trabajo sea diferente cada año. En 2017 ¿qué propusiste al respecto?

El cambio se dio en el marco de la búsqueda permanente de posibilitar la integralidad de la formación del gurí. El joven es un ser vivo, psicosocial, espiritual. Por eso no puedo tenerlo solo como un

“Trabajar en educación implica estar atento a todas las movidas que hay” número. Me parece importante saber cómo está de ánimo, cómo viene de la casa, cómo está con sus compañeros. Los tres primeros meses dedicamos mucho a picar la madera y saber qué pasa con ellos. Trabajamos cuatro palabritas que siempre les digo que tienen que recordar cada vez que entran al salón de clases, que son paciencia, perseverancia, tolerancia y respeto. Cuando hago una cajita me puedo aburrir, enojar, mil cosas, pero hay que trabajar en esas cuatro palabras. Siempre les digo a cada uno: “mirate cómo manejás la frustración”, voy más a lo afectivo. Es importante que estén bien afectivamente, que haya compañerismo, que puedan decir las cosas en una buena, sin pegarse, sin maltratarse. Si

tenemos que parar el taller una hora para resolver un conflicto entre compañeros lo hacemos. La madera es un instrumento para trabajar la integralidad del gurí. Quiero que salgan buenas perso‐ nas, no necesariamente perfectos carpinteros. Quiero que apren‐ dan a resolver conflictos, a comunicarse de otra manera, a valorar al compañero. Eso es lo más importante, y si el grupo anda bien y entre ellos andan bien, esto sale solo. ¿Esa dinámica cómo la asumen?

Al principio hay resistencia porque llegan con el concepto de que vienen solo a estudiar carpintería. Hablamos de la adolescencia, de qué les pasa, de cómo se sienten. Les damos unas caritas y ellos tienen que ver con cuál se sienten identificados; triste, alegre, aburrido, cansado, y eso lo ponemos en el pizarrón, y cada uno mira eso y da su diagnóstico de cómo está el grupo hoy emocionalmen‐ te. Si sé que un compañero hoy está malhumorado no voy a ir a molestarlo. En principio es sencillo y no investigamos mucho en el porqué. Solo queremos que el grupo lo sepa. Más adelante la idea es profundizar un poco más sobre lo que les pasa. ¿Los gurises vienen carentes también de límites?

Es así. Les decimos que al terminar de trabajar hay que barrer el salón y responden que ellos no barren en sus casas porqué lo tendrían que hacer acá. Se niegan en principio, y les digo que acá es así, hay que barrer y dejar el lugar de trabajo limpio. Pequeñas cosas de orden que ayudan al encuadre de los límites. Al principio los tengo más marcados y a medida que se van ganando la confian‐ za los voy soltando un poco. Eso en función de cada gurí. Esto sucede también con el programa de carpintería que lo adapto a cada uno. El oficio debe ser la herramienta para transformar la vida del gurí.

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FAMILIA EN OBRA

ADICCIONES: E N B U S C A D E L S E N T I D O El consumo problemático de drogas psicoactivas tiene mayor prevalencia en la sociedad actual.

Inclusive hay autores (entre ellos, Hugo Mayer en su libro “Adicciones: un mal de la postmoder‐ nidad”) que la consideran el mal que más refleja los vicios de la sociedad contemporánea. ¿Estos serán los tiempos de la marihuana, de los psicofármacos, del Pokémon go y el Clash Royale, de las bebidas energizantes y los gimnasios? ¿Vivimos en una sociedad narcotizada y narcotizante?

Algunos autores se refieren a este efecto como “sociedad anestesiada”, como dormida, aletar‐ gada, que a veces tambaleante no puede levantarse, incorporarse, participar, hacerse cargo de sus opciones, afrontar sus desafíos.

Quizás estas interrogantes nos permitan pensarnos y salir, aunque sea un instante de remanso, del vértigo civilizatorio. No estamos ajenos al consumo, somos todos consumidores. La diferen‐ cia entre un consumidor y un adicto se establece en el vínculo que se establece con el objeto‐ droga. Precisamente, en lo que busca a través del consumo. No es lo mismo buscar un momento de distensión, una experiencia “novedosa”, que un “alivio” de la angustia, un rodeo al vacío con la falsa ilusión de su llenado, un sentido cuasi místico. En la adicción, la droga es el sentido del sin sentido… Y es por ello que, en un sentido más amplio, diversas actividades u objetos se pueden volver un espacio para el desarrollo de la adicción: el juego, la tecnología, el trabajo, el reconoci‐ miento que otorga el prestigio social, el dinero, el cultivo del cuerpo, etcétera.

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Solemos escuchar desde el discurso adulto: “Los adolescentes cada vez toman más que antes”, “hoy no tienen límites como teníamos nosotros”. No obstante, consumo hubo en todas las épocas y seguramente lo seguirá habiendo. Y los adolescentes están a la vanguardia a la hora de experimentar lo que la sociedad les prohíbe y les provee. ¿Quiénes son los encargados de ponerles los límites? Son ellos los que sufren más los efectos de, al decir de Bauman, la moderni‐ dad líquida, la caída de los ideales, la adolescentización de la adultez que parece ser un signo de lo epocal. La ausencia de utopías puede herir de gravedad al proyecto de vida necesario para la construcción de identidad de todo adolescente. Es más proclive a la adicción el que menos cree, o sea, el sobreadaptado a la sociedad de consumo.

A modo de reflexión final, me gustaría dejar algunas propuestas para seguir pensando este tema que nos debería convocar a todos (particularmente los que trabajamos con adolescentes). Cuando recibo la pregunta de cómo prevenir el consumo abusivo en la adolescencia suelo recordar el desarraigo social y de ideales que tenían mis pacientes adictos. Cuanto más compromiso social haya en el adolescente, sea a través del “re‐ligare” de la religión, a través del cuestionamiento de los aspectos consumistas que nos atraviesan a todos, más cerca estaremos de tolerar la angustia adoptando un discurso innovador, con los cinco sentidos en pleno funcionamiento.

Aporte del ISF a través de Lic. Psic. Claudio Danza Docente en la Universidad Católica del Uruguay, a nivel de grado y posgrado. Trabajó en comunidades terapéuticas en procesos de rehabilitación de jóvenes con consumo problemático de sustancias psicoactivas.

Integra el Departamento de Orientación Educativa del Instituto Juan XXIII.

SINTONIZANDO CON DON BOSCO P. Ángel Fernández Artime / Rector Mayor de los SDB

Ayer mismo, hablando con una joven esposa que se encuentra pasando momentos de dificultad me dice: “Ciertamente que tengo fe, padre. Intento vivir con fe y desde la fe, pero además lo que puedo decirle con toda certeza es que cada mañana, cuando me despierto, lo primero que hago al poner mis pies en el suelo es rezar mi o ra c i ó n a M a r í a Auxiliadora”.

Como se pueden imagi‐ nar, mi pensamiento voló rápido hacia Don Bosco y esa certeza absoluta que tenía en María Auxilia‐ dora. Es Don Bosco mismo quién tantas veces dijo: “Es imposible ir a Jesús si no pasas por el amor a María”, y esta otra: “María ha sido siempre mi guía. El que pone su confian‐ za en Ella nunca quedará defraudado”.

Me imagino que para esta joven esposa, y para otras muchísimas personas que viven esta confianza absoluta en la Madre del Cielo, el sentimiento es el mismo; es decir, la confianza en María Auxiliadora es certeza de que nunca quedará defraudada.

Todo esto me habla de algo más que de un pensamiento piadoso acerca de Don Bosco.

Contemplar, como tantas veces he podido hacer, la devoción sencilla de miles y miles de personas en María, la Madre del Señor, en los más diversos santuarios marianos del mundo, me conmueve, no me puede dejar indiferente. Y ver lo que significa María Auxiliadora en nuestro mundo salesiano toca profundamente el corazón. Mi imaginación vuela en el imaginarme a Don Bosco, pisando ese mismo espacio, ese patio ‐aunque con otras piedras‐ y 'enamorando' cada día a sus muchachos, a sus jóvenes y a sus primeros salesianos con este amor a la Madre del Cielo.

Y me dice que si queremos transitar una senda acertada como educadores salesianos no podemos hacerlo sin hacer latir fuerte‐ mente el corazón de nuestros muchachos y muchachas ante la Madre. Sin esto, nuestra educación de “buenos cristianos” tiene carencia de algo esencial.

Puedo asegurarles que yendo por el mundo sigo viendo cada día auténticos “milagros'” fruto de la educación salesiana, de un sistema preventivo donde se sigue confiando en una presencia que hace razonable la exigencia, que pone a Dios como sentido de la vida y que hace sentir el verdadero afecto del educador, de la educadora que solo busca el bien de estos niños, adolescentes y jóvenes, preparándoles para la vida y hacién‐ doles crecer.

La Virgen de Don Bosco se representa siem‐ pre con un gran manto de reparación, refugio de protección en muchos de sus sueños.

En el primer sueño, María "me tomó con la bondad de las manos". Don Bosco nunca va a dejar aquella mano. Así lo extraordinario florecerá en lo ordinario, porque esta es la verdadera fe. Podríamos decir: "Donde está María está Don Bosco". Una presencia concreta.

Cuando se ve tanta vida en las casas salesia‐ nas del mundo y el bien que se hace, uno puede seguir diciendo: “Todo lo ha hecho Ella, y … confiad en María Auxiliadora y veréis lo que son Milagros”. Que la Madre les siga bendiciendo con ese amor que solo las madres saben dar.

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HACIENDO HISTORIA

Estaba en la cárcel

y me visitaste La experiencia de los Salesianos posnovicios en el “Complejo Esperanza”

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“¿Por qué vienen?” Es la pregunta que hacen los adolescentes y jóvenes recluidos en el “Complejo Esperanza” a quienes van a pasar un rato con ellos. Están allí por hurto, homicidio, delitos sexuales, tenencia, consumo y venta de drogas. Los posnovicios integran el grupo de Pastoral Carcelaria que los visita semanalmente para acompa‐ ñarlos en esa situación de fragilidad.

En la zona periférica de la capital de la provincia de Córdoba se encuentra el complejo carcelario “Esperanza”, que alberga a chicos de entre 12 y 18 años, separados por edades, en 4 institutos. Al menos una vez por semana los visita el grupo de Pastoral Carcelaria acompañado por el Pbro. Javier Ladrón. Este grupo está integrado por laicos y religiosos, entre quienes se encuentran los posnovicios salesianos que realizan en Córdoba una etapa de su formación tras los primeros votos temporarios.

También hay jesuitas y franciscanos. Esta experiencia tuvo su origen en 1998, habién‐ dose integrado los salesianos en 2007.

Los chicos recluidos en el “Complejo Esperanza” son unos 200. El grupo los visita los sábados de mañana y les propone jugar a las cartas u oír música, meros pretextos para escucharlos y entablar una conversación. Algunos están en cuartos aislados por seguridad. La pregunta que surge una y otra vez en las conversaciones es por qué van a visitarlos o a qué van. Y la respuesta tiene siempre a Jesús como protagonista: para ayudarlos (a los reclusos y también a los de la pastoral) a verlo también ahí, con ellos, en sus historias, y para revivir la experiencia de Don Bosco cuando visitaba chicos en la cárcel.

Muchos de los internados no reciben otras visitas ya que sus familiares están enoja‐ dos con ellos o los descartan. Y este es el motivo de agradecimiento más frecuente de los internados a la hora de la oración en común. Y, como pasan a ser “familiares”, también oran los unos por los otros.

“Es una experiencia muy significativa, tan linda como fuerte” asegura un posnovicio.

“Al salir del complejo y experimentar junto a los chicos tantas situaciones de dolor, se refuerza nuestra confianza en el sistema preventivo como herramienta para evitar que lleguen allí”, comparte otro. “Es un encuentro con el Dios vivo que nos interpela, nos llama, nos desafía y nos invita a seguir contemplándolo en el rostro de los jóvenes que más sufren. Si bien es cierto que muchas veces uno siente impotencia por la incapacidad de transformar ciertas situaciones, también en esa impotencia nos sentimos 'al pie de la cruz', intentado acompañar esas situaciones de fragilidad”, coinciden.

Nota en base a la información proporcionada por Marcelo Rojas Olguin sdb (posnovicio de Chile), Mauro Moreno Role sdb (posnovicio de Argentina ) y Santiago Fernández Yurcho sdb (posnovicio de Uruguay).

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VALE LA PENA VIVIR ASÍ

El joven Doctor se va un año al Congo con el Ejército uruguayo

ANDRÉS PUCHIELE: Un médico salesiano en el corazón de África

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Andrés tiene 26 años y en 2016 se recibió de médico. Tiene dos pasiones, la fisiología y el voluntariado, que busca conjugar en una misma vivencia. Junto al contingente del Ejército uruguayo que forma parte de la misión de paz en el Congo emprenderá, en unas semanas, una experiencia de un año de duración, sirviendo desde su saber profesional.

Espera que su quehacer no se reduzca a convivir solo con los uruguayos sino que le permita encontrarse con los lugareños, interiorizarse de su cultura y estar con los “gurisitos” tal como lo ha hecho siendo animador de oratorio, dando catequesis o yendo de misión con el “Juan XXIII”.

Desde el 1º de mayo asumió la condición de militar y podrá hacer, también desde ese rol y en otro continente, las cosas que más le gustan: ayudar y trabajar de médico.

Andrés ¿por qué decidiste ser médico?

En mi familia dos tías eligieron la pediatría. Una, por parte de mi padre, ya fallecida, y otra por el lado de mi madre fue la primera en decirme que no hiciera la carrera de Medicina. Cuando elegís hacerla, muchos te dicen que estás mal, que te vas a complicar la vida, pero como soy cabeza dura me dije que si todos me dicen que no, voy y la hago sí o sí. Lo mío no era por el amor a los pacientes como tienen todos los que arrancan, sino por el amor a la fisiología y al funcionamiento del cuerpo humano. Me encanta, me fascina. Años después empecé a hacer voluntariado, fui animador de oratorio, di catequesis, en el Juan XXIII me fui de misión, y ahí se empezaron a conjugar las dos cosas; el gusto por el cuerpo humano y por atender a la gente. Me sale natural llevarme bien con las personas. ¿Y no veías otra posibilidad para estudiar que no fuera Medicina?

Me hice un test vocacional en el liceo y me dijeron que lo que tenía que hacer era lo que me gustaba, que era arreglar cosas. Y era Mecánica o Medicina. Por eso hice Medicina. Pero hubo años en que la odié porque parece que la Facultad está en contra de los estudiantes, que quieren sacarte. Pero a fuerza de voluntad, con el apoyo de amigos que vas haciendo, y como te gusta, la vas llevando. No quería ir, pero iba igual, y fui perseverando. Veía el bosque y no el árbol. ¿Qué especialización pensás hacer?

Lo que más me gusta es traumatología, y dentro de ella la ortopedia infantil que trata la malformación de los pies de los niños. Eso implica cuatro años de estudio más y luego esa sub‐especialización. De todas formas lo pienso hacer más adelante. Ahora tengo amigos que están por arrancar la especialización, pero decidí parar un poco de estudiar, traba‐ jar y hacer esta experiencia. ¿Cómo surgió esta posibilidad de voluntariado en el Congo? ¿No te convencían las propuestas existentes, como ser Médicos Sin Fronteras?

Hace tres años me fui a estudiar a Argentina a un intercambio. Siempre tuve el sueño de irme a estudiar a otra universidad. Allá hice voluntariado y acá también estaba en un grupo de voluntariado, y me di cuenta de que lo mío no era irme a trabajar a otro lado como voluntario de otras cosas, sino como médico. Me encantaría Médicos Sin Fronteras pero es muy complicado por los requisitos como inglés y francés fluidos, árabe, y por eso busqué otras alternativas, y surgió esta del Ejército, que era de las que me gustaban. Además me atrae la idea de ir a un continente que es muy difícil de visitar, y más esa zona. Me motivaba que es algo impensado. A no mucha gente se le ocurriría irse al Congo un año para padecer las necesidades que tiene el país... Sin duda será una experiencia rica desde 13

FICHA PERSONAL Andrés Puchiele, tiene 26 años y es oriundo de Montevideo. Vive desde su nacimiento en el Prado. Su familia está compuesta por sus padres, una hermana (que es mamá de un bebé de 4 meses), y un hermano dos años menor.

Los tres hermanos cursaron sus estudios en Maturana y el Instituto Juan XXIII donde Andrés cursó 6º de Medicina. Luego ingresó a la Universidad para hacer la carrera de Medicina y egresó el año pasado. Antes de su viaje al Congo hizo suplen‐ cias en el Círculo Católico, acompañó a jóvenes de la ACJ que se iban de campamento, y ocasionalmente cumplió funciones en las formativas del Club Nacional de Fútbol.

todo punto de vista. Envié un mail, me aceptaron y empecé todos los trámites.

Desde los primeros días de abril estoy haciendo la formación sobre las caracterís‐ ticas del país, su gente, las reglas del Ejérci‐ to, dándome las vacunas, etc. Desde el 1º de mayo soy oficialmente militar y estare‐ mos viajando entre el 8 y el 23 de mayo. Es un tipo de trabajo como hecho para mí. Las cosas que más me gustan hacer están allí: ayudar y trabajar de médico. ¿En el Congo vas a practicar la medicina pero desde una óptica no ideal, con muchas dificultades, lo cual acrecienta el valor de la experiencia?

Es una ganancia por todos lados. Por una parte la experiencia de viajar y conocer otros lugares. Por otra, de trabajar con el servicio militar, que más allá de lo que la gente cree te da una formación muy rica.

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Otros aspectos positivos son todo lo que puedo aprender desde el punto de vista de la profesión y también el trabajo social que hay para hacer allí. Y por último hay un factor económico, que también es parte de la profesión. ¿Y en tu familia hay militares?

No, y ese era mi miedo porque en mi familia no hay. Tengo miedo de hacer algo mal con relación a las reglas. Para adaptarme me estoy afeitando seguido, ya que antes me dejaba la barba y ahora sé que no puedo.

Voy con rango de soldado, aunque nos dan trato de oficial. Pero sé que todos te respe‐ tan porque a la larga o a la corta van a pasar por vos. ¿Y qué pensás que te vas a encontrar en África, más allá de todo lo que contaste?

Eso lo tengo bastante en la nebulosa…Estoy

estudiando y veré qué pasa allá. Me estoy informando sobre enfermedades contagio‐ sas, trato de aprender un poco de francés y hablo con todas las personas que hayan ido alguna vez al Congo. No sé si es real la idea que tengo en la cabeza. Espero que la realidad me supere. Sé que es un país de los más pobres del mundo con el potencial más grande. Me encantaría encontrarme a gente como uno, jugar con los gurisitos, ayudar a la comunidad, interiorizarme con su cultura, de lo contrario estar solo con los uruguayos sería una experiencia vacía. Voy con la idea de hacer una misión sola y regresar, pero no descarto volver a hacer otra. Voy a intentar a aprovechar esta oportunidad de vivir cosas totalmente diferentes a las de Uruguay. Es para crecer, para madurar en todo sentido... Sin duda va a ser un antes y un después de esta expe‐ riencia.

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“Felices aquí y en la eternidad”. fecha a definir

“Vamos a medias” Acompañamiento personal todo el año

Contacto: P. Alfonso Bauer alfonsobauer@yahoo.es

CON NOMBRE Y APELLIDO

¿Cómo conectar con los jóvenes hoy?

Ariel Fresia sdb: “Así como los jóvenes son mutantes, nosotros tenemos que ser peregrinos”

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“Mutantes”, “errantes”: así describe Ariel Fresia, Sale‐ siano Cooperador cordobés, de 47 años, a los jóvenes de hoy, a quienes entiende como “subjetividades en construcción”. ¿Nuevas palabras para definir realidades de siempre? Según el experto en Pastoral Juvenil se trata de términos nuevos para describir el también nuevo y complejo universo juvenil.

En una entrevista concedida al BS en su visita a Uruguay, Fresia dio algunas claves para impulsar la renovación de la Pastoral con vistas a conectar con los jóvenes en la actualidad y sintonizar con sus búsquedas vitales y anhelos de Dios. ¿Cómo tomaste contacto con los Salesianos?

Conocí a los Salesianos por casualidad. En el pueblo donde vivía, Embalse (Córdoba), no había Salesianos pero trabajaba en la animación de grupos juveniles en la parroquia donde el cura párroco tenía un sobrino que era prenovicio y que durante las vacaciones de verano iba a ayudar a su tío.

Yo tenía unos 15 años y ya había conversado con el párroco de que tenía inquietudes vocacionales, enton‐ ces le dijo a su sobrino que conversara conmigo. Ense‐ guida me invitó a ir a conocer a los Salesianos a Córdoba.

Después de charlar me vine a mi casa muy entusiasma‐ do y les dije a mis padres (que ya sabían por dónde venía la cosa) que me habían invitado a Córdoba. Eso fue en febrero y a mediados de año fui a que los Salesianos me conocieran.

Inicialmente mi vocación era para la vida sacerdotal.

Pero cuando al año siguiente entré al aspirantado y al noviciado descubrí a los hermanos coadjutores y sentí que eso era la horma de mi zapato, era lo que quería ser, lo que me gustaba. A mí me interesa la vida salesiana desde el contacto con los chicos, las propuestas cultura‐ les, lo recreativo, me gusta mucho el deporte, ese es el lugar y no tanto la vida sacramental y la liturgia, que es lo propio del sacerdote.

En el prenoviciado cuando hice el pedido para ir al noviciado ya lo realicé como Salesiano Coadjutor.

Profesé hace 27 años.

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¿Dónde prestaste tu servicio?

Estuve en la Inspectoría de Córdoba, tam‐ bién en Mendoza donde hay una obra muy interesante y muy innovadora porque se trata de una escuela agrotécnica con cues‐ tiones relacionadas con la vitivinicultura y la enología, que es única en Argentina.

Siempre he trabajado en el ámbito del MJS y en la gestión de la escuela, no en dar clases.

Desde el año 2005 dejé de estar en una comunidad local para pasar a la animación inspectorial donde estuve como secretario y delegado de la Pastoral Juvenil de la Inspectoría de Córdoba (en los últimos dos años antes de la unificación de las inspecto‐ rías en Argentina, 2008‐2009). Cuando se unificaron me mandaron a Buenos Aires para formar parte de la comunidad religiosa que acompaña a los teólogos. La figura del Hermano Coadjutor es buena para que esté presente la complementariedad de las vocaciones en la formación. Estuve allí dos años y volví a Córdoba como coordinador del Sector de Escuelas de la Inspectoría, servicio que desarrollé durante tres años.

Desde el año pasado, a raíz de un proyecto de los Salesianos junto las Hermanas y a un convenio de los inspectores del Norte y de Buenos Aires, estoy viviendo en la capital para coordinar a los Salesianos y a las Hermanas que estudian historia salesiana de la Argentina.

Tú viniste a Uruguay y nos hablaste de jóvenes errantes, mutantes…¿Se trata de términos nuevos para referirte a realida‐ des de siempre o son términos nuevos para realidades nuevas?

Son realidades nuevas que aún intentamos desde la pastoral nombrarlas, porque escapan a los marcos teóricos que habitual‐ mente usamos… Antes hablábamos de jóvenes como personas y ahora se prefiere hablar de jóvenes como subjetividades en construcción, el joven no como sujeto ya constituido, finalizado, completo en sí mismo, sino como sujeto en construcción que son las subjetividades. La errancia o mutación nos ayudan a comprender que las realidades juveniles son siempre cambian‐ tes, incluso a nivel de sus creencias. Los 18

jóvenes creen de una manera diferente a como lo hacemos los adultos. Sobre todo ocurre en sectores de jóvenes urbanos, que creen sin una necesidad de la pertenencia, al margen de las instituciones, porque generalmente estas encorsetan la plurali‐ dad de juventudes. Las instituciones de

alguna manera necesitan seguridades para seguir sosteniéndose, para seguir viviendo, y con sus finalidades y objetivos necesitan fuertemente el soporte de la organización, de las normas, etc Los chicos no quieren esas normas. Tienen otras normas dadas en los grupos en los

que viven, que no son dictadas desde la institución sino que se las dictan ellos mismos. Tienen códigos, lenguajes, rutinas, un orden dado por ellos mismos que puede ser más drámatico y absoluto que el de las instituciones. No participan en el entrama‐ do de ese orden, en la rutinización de esa vida. Por eso, los jóvenes creen o buscan espacios de sociabilidad con el mínimo grado de institucionalización. Mínimos de estructuras y máximos de libertad es lo que buscan, lo que plantea unos enormes desafíos para las pastorales que son institu‐ ciones reguladas y pensarlas como desre‐ guladas es muy difícil.

REPENSAR LA PASTORAL ¿Es posible que las instituciones se adap‐ ten a esos cambios que demanda esta nueva realidad de los jóvenes?

Es posible si las instituciones inician proce‐ sos de conversión o de transformación a partir de un discernimiento histórico de cuál es la realidad que viven los jóvenes. De lo contrario tenemos discernimientos espirituales que terminan ficcionando lo que los jóvenes quieren, son o necesitan en función de sostener instituciones, pero que

“Si los jóvenes se nos mueven ¿vamos a seguir esperando a que vengan?” no responden a su realidad. Hay que pensar formas institucionales flexibles, más abier‐ tas a las necesidades de los jóvenes que a las propias propuestas y objetivos. ¿Esto que planteas ya se está dando en alguna parte?

Lo he visto en las Inspectorías del Sur, en donde las instituciones son livianas en el sentido de que cambian permanentemente sus proyectos. Estos se realizan para un año y duran lo que duran los jóvenes en ese proyecto. Si los jóvenes desaparecen o no se enganchan, esos proyectos desapare‐ cen, y se desarrollan sin necesidad de construir un edificio de tres pisos sino aprovechando los recursos materiales disponibles. Si el proyecto se sostiene es porque se sostiene la necesidad.

Tú hablas de los “gritos de los jóvenes”. ¿Cuáles serían?

Los gritos de los jóvenes es una metáfora

para aludir a los gozos y las esperanzas de los jóvenes en la línea de Gaudium et spes (Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual) No nos están hablando, nos están gritando cuáles son sus necesidades.

Nos dicen: “Yo necesito, pero no necesito lo que vos me estás dando”. Sin embargo, todos tenemos antropológicamente ese anhelo de Dios y de religarnos con un sentido que va más allá de nosotros.

Los jóvenes experimentan actualmente muchos vacíos que pueden ser cubiertos por las adicciones, por ejemplo…

Ciertamente hay vacíos existenciales en los jóvenes que deben ser llenados y que tienen que ser satisfechos. Cuando ese vacío existencial no lo llena la propuesta pastoral, ni siquiera el vacío de Dios, los cubre el mercado con la propuesta de consumo o la nada misma y vienen las depresiones y los suicidios juveniles, o el delito y la delincuencia, las adicciones...

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¿Y por dónde podemos comenzar a cambiar?

El secreto está en conocer las necesidades de los jóvenes. Sin hacer grandes diagnósticos, pero sí saber lo que necesitan. Movernos junto con ellos, estar en el movimiento de la cultura, no quiere decir que nos mimeticemos con ellos, porque eso significaría una mala opción, es hacer el ridículo, y sería motivo de incredulidad del mensaje que se quiere transmitir. El adulto tiene que ser adulto y el joven es joven. Pero en el conocimiento de lo que el joven necesita el adulto puede dar el paso para acercarse, conocer y hacer una propuesta acorde a las necesidades de los chicos y no acorde, en cambio, a lo que vemos o creemos que ellos necesitan. Un chico de nuestras escuelas tienen un vacío enorme que lo llena con el alcohol y eso es porque la propuesta pastoral no toca el núcleo ético mítico de la cultura juvenil. Como decía Don Bosco en su momento, hay que tocar la fibra, porque hay algo incluso en el joven más rebelde por el cual vibra. Ese es el núcleo ético mítico la fibra por el cual el joven vibra. Don Bosco ha sido un gran sabio al decir hay que gustar de las cosas de los jóvenes para que ellos gusten de las nuestras.

“Hay que pensar formas institucionales flexibles, más abiertas a las necesidades de los jóvenes que a las propias propuestas y objetivos”

En los integrantes de nuestras instituciones puede haber resisten‐ cias al cambio.. ¿cómo impulsarlo?

Hay que tomar autoconciencia de la vida misma de la propia comunidad y de los equipos locales. Debe ser un trabajo comunita‐ rio, de equipos que estén convencidos de que por este lado podemos ir, de que hemos hecho tantas cosas y no funcionan, entonces intentemos algo nuevo. Es importante el compromiso comunitario por la causa de los jóvenes. Si los jóvenes se nos mueven ¿vamos a seguir esperando a que vengan? Tenemos que salir a buscarlos. En la línea de lo que dice el Papa Francisco, la escuela, la obras sociales, la parroquia, el MJS, el oratorio tiene que ser una tienda de campaña. Así como los jóvenes son mutantes, nosotros tenemos que ser peregrinos para ir a donde ellos están.

Aún cuando tengamos edificios que no se pueden trasladar, la clave son los proyectos que alimentan la vida de estas instituciones. Las instituciones son viejas pero las carpas que siguen como los bedui‐ nos son los proyectos que alimentan la vida de la institución, las vivifican y vitalizan y hacen que una institución centenaria esté en la mutación cultural.

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¿Cuál es la misión de la Iglesia en este momento en relación a una Pastoral Juvenil renovada?

Me parece que va en la línea de las carpas pero una Iglesia samarita‐ no / samaritana. Del samaritano en el camino y de la samaritana en el pozo. Me parece que en ese sentido podemos pensar una Pastoral Juvenil como Iglesia que atienda a los que están heridos en el camino, a partir de una pastoral que camina con...y no se ruboriza ni se escandaliza por el que está tirado en el camino. Una pastoral en el camino samaritano. Donde el amor y la misericordia tienen que estar presentes para el joven que llegue, cualquiera, sin elegir‐ lo. El que está o encontramos en el camino, no solo el que está en nuestras casas.

Y también una pastoral samaritana en el pozo, donde hay un anuncio explícito, una comprensión, una asunción del dolor del otro y la posibilidad de una rehabilitación‐salvación del otro. El anuncio de la evangelización desde el ámbito de la Iglesia para con los jóvenes tiene que ser más bien esta evangelización inculturada de la que habla el Papa Francisco en Evangelii Gaudium que recono‐ ce los problemas del camino y sale a la solución (promoción huma‐ na), pero también complementaria la pastoral de la samaritana donde hay un anuncio explícito de cuál es el agua viva, el anuncio del Evangelio, de Jesús, su Reino y la vida nueva para los jóvenes. ¿Cómo pueden emerger nuevas vocaciones en estos jóvenes mutantes y errantes?

Si tenemos una pastoral juvenil para jóvenes mutantes y creyentes errantes, esos jóvenes son los que van a llegar a la pastoral vocacio‐ nal y van a ser los Salesianos del futuro. Y esos jóvenes tendrán el desafío de pensar estructuras renovadas y proyectos que se adecuen a sus pares. En la casa de formación hay chicos que tienen tatuajes o la marquita del arito y aunque lo dejen de usar, tienen las marcas de la cultura juvenil. El problema es cuando la formación los formatea y el chico que tiene un tatuaje se lo tapa. Eso es parte de la cultura juvenil que no es asumida por el proyecto vocacional de la pastoral. Los elementos de la cultura juvenil están implotando, apareciendo, porque no se puede negarla. No se puede hacer una espiritualidad abstracta de la cultura. Es un gran desafío para la pastoral vocacional pensar en estos jóvenes en su formas de religiosidad, de compromiso, de celebrar, de la estética diferente que hace a la subjetividad juvenil.

SINTONIZANDO CON DON BOSCO Sor Yvonne Reungoat Superiora General de las FMA

IR A LOS JÓVENES Y ESTAR CON ELLOS PARA QUE DESCUBRAN LA ALEGRÍA DEL AMOR DE DIOS Querida Familia Salesiana de Uruguay: Cuando una sociedad olvida a los jóvenes en la indiferencia, ellos reivindican formas a veces extremas y violentas para evidenciar el dolor y el deseo de existir. Su misma indiferencia, sus rebeliones y oposiciones son un grito de ayuda que no nos puede dejar tranquilos. Hoy como ayer, estamos llamados a estar donde ellos están.

Ir a las jóvenes y a los jóvenes con corazón oratoriano, y con ellos llegar a otros muchos en espera de pequeñas signos de vida, de esperanza y de alegría, apasiona profunda‐ mente porque es misión rica de memoria carismática.

En el compromiso de ir a ellos y estar con ellos aprendemos a descubrir y apreciar la necesidad de amor genuino que los habita; a mirar sus caras que revelan una vida interior a menudo influenciada por promesas efímeras de felicidad; a penetrar la riqueza de un corazón joven a veces oscurecido por una cultura egoísta y puesta en el mercado a bajo coste para violar la dignidad de quien es frágil, pero rico, porque ha sido creado a imagen de Dios.

Llevar a los jóvenes la alegría del Evangelio con audacia es un desafío a asumir junto a ellos, porque en su vida hay una energía, un fuego que espera poder arder e iluminar la existencia de nueva esperanza. Es posible este camino. Por supuesto, exige ir a contraco‐ rriente, no dejar que nos bloqueen el relativismo dominante que nubla la posibilidad del bien, presente en todos los corazones. En una sociedad fragmentada como la actual, los jóvenes a menudo corren el riesgo de dispersión, por esto es importante despertar en

DE OTROS LARES Menores migrantes: La hospitalidad salesiana en Bélgica Miles de jóvenes que emigran de sus países, huyen de la guerra y de la pobre‐ za son acogidos por la red salesiana en Bélgica. El Instituto Don Bosco de Tournai es el hogar de cinco jóvenes. Allí los muchachos siguen cursos de francés, matemáticas, ciencias, inglés, religión, educación física, diseño y música. Doscientos kilómetros al este, en Remouchamps, en la Escuela Don Bosco se da clases a afganos y sirios que pese a la dificultad de integrarse a una nueva cultura demuestran sed de aprender.

En el camino de la Saïdi, un muchacho de 14 años de Afganistán, huyó de los talibanes en Kabul y fue acogido hace 6 meses en la obra de Don Bosco Hornu. Pese a las dificultades iniciales para aceptar las reglas dice: “Ahora, esta es mi casa”. Fuente: ANS

ellos deseos latentes, motivaciones auténti‐ cas, sueños ocultos.

Don Bosco y Madre Mazzarello, en tiempos muy críticos, osaron ofrecer a los jóvenes un proyecto de vida capaz de suscitar preguntas, de darles vida experimentando con ellos el camino de búsqueda, a veces agotadora, pero alentadora, para lograr el verdadero objetivo: el encuentro con Jesús. Con Él la existencia ya no es un laberinto sin sentido, de incertidum‐ bre, sino una posibilidad de afrontar las alegrías y las dificultades, las sombras y las luces del cotidiano, la precariedad y las oportunidades como un sueño a realizar. No solo eso, la vida es también un espacio para descubrir, con la gracia del Espíritu Santo, el amor de Dios que es fuente de alegría verda‐ dera y duradera.

El P. Méndez: “Me siento con la obligación de conciencia de dirigirme a todos ustedes” La situación en Venezuela preocupa al mundo entero porque millones de personas están a las puertas de una guerra fratricida.

Grandes movilizaciones recorren las calles de Venezuela, y se han sumado sacerdotes, religiosas y religiosos. El Inspector de los Salesianos, P. Francisco Antonio Méndez Serrano sdb, grabó un video mensaje donde expresa su preocupación por la grave crisis social. Manifiesta su posición “ante los graves atropellos contra la libertad y los derechos humanos y ante tantas muertes que han ocurrido en estas últimas semanas en el contexto de una situación social y política difícil para el país de Venezuela”. “Ha sido un año de muchas turbulencias en el país”, explica el P. Méndez. “Me siento con la obligación de conciencia de dirigirme a todos ustedes, especialmente a quienes nos gobiernan…: La mayoría de venezolanos no queremos seguir en el rumbo que ustedes tienen previsto”, afirma. Fuente: ANS 21

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Escalera al cielo

Esta página se refiere a la lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles (1,1‐11) proclamada en la Misa del 28 de mayo, Solemnidad de la Ascensión del Señor.

“Para subir al cielo se necesita una escalera larga y otra cor ta, arriba y arriba…”.

Quizás los faná cos de Led Zeppelin hubiesen esperado ‒en vez de “La Bamba”‒ una cita de “Stairway to Heaven”, cuya enigmá ca letra (que acompaña a una de las melodías más famosas de la historia del rock) se prestaría para desarrollar algún pensamiento bíblico. Quizás para alguien con “mucha noche”, o que sigue la línea de los ar culos del Bole n de este P. Francisco Lezama sdb mes, el tulo trajo a la mente más bien el popular trago elaborado con gin, vodka y curaçao, que evoca ‒por su color y por sus efectos‒una subida celes al.

Pero la popular canción mexicana y sus dos escaleras nos proporcionan una interesante imagen para aproximarnos a una dinámica de la vida espiritual: El ser humano ene naturalmente este anhelo por “subir”, por acercarse a lo alto…

Esto se expresa de muchas maneras en las culturas, que han colocado generalmente sus templos en lugares altos y que expresan con el gesto de levantar la mirada y las manos el deseo de conexión con la divinidad. De hecho, es significa vo que el úl mo versículo del An guo Testamento en su versión hebrea (2Cro 36,23) termina con un vocablo que se podría traducir como “¡que suba!”… En ese contexto se refiere a la subida a Jerusalén de los peregrinos, pero se puede interpretar como un

úl mo grito de la palabra de Dios que nos invita a ponernos en camino, en un movimiento ascendente, al es lo del popular estribillo de Mateos: “¡Tirá para arriba, rá!”

En este movimiento anhelado, esta subida hacia el cielo y hacia Dios, muchas veces aparecen las tentaciones de los atajos. Estos falsos ascensores que nos quieren ahorrar la fa ga del camino muchas veces se presentan como “vuelos”, “viajes” que hacen “despegar” a quien se siente agobiado por el peso de la marcha. Con una expresión un tanto osada, algunos monjes del desierto en los primeros siglos decían que Dios y el demonio dicen proponer lo mismo, con la diferencia de que el demonio lo ofrece (engañosamente) enseguida.

Por eso los cris anos debemos recibir la pregunta‐advertencia que los ángeles dicen a los apóstoles en la lectura de la fiesta de la Ascensión: “¿Por qué se quedan allí mirando al cielo?” (Hch 1,11). La crí ca en esa frase quizás no está tanto en el “mirar al cielo” sino en el “quedarse”, como si fuera a bajar una escalera (o dos), o como si se abriera un ascensor que nos acortara el camino celeste. Porque, si de celeste hablamos, vale aplicar también para esta “subida” de la vida cris ana las palabras de otro maestro: "El éxito no son solo los resultados, sino las dificultades que se pasan para obtenerlos y la lucha permanente y el espíritu de plantearse desa os, y también la valen a para superarlos.

El camino es la recompensa”. Camino que termina, vale decirlo, en la recompensa defini va.

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AQUÍ Y AHORA

¿ES POSIBLE VOLVER A SER? 24

Renacer en una sociedad que busca el efecto ¿Qué hay detrás de un “apagón de la memoria” y del consumo compulsivo? ¿Cómo se renace de la adicción? ¿Quiénes pueden salir al rescate del consumidor?

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Las drogas producen alteraciones en el sistema nervioso central, y hay diferentes tipos de efectos según el tipo: las estimulantes (anfetaminas, cocaína, y la nicotina y cafeína) generan pérdida del apetito, insomnio, incremento del ritmo cardiaco; las alucinógenas (hongos, LSD, derivados del cannabis) producen fantasías, alucinaciones, paranoia, agresi‐ vidad, ansiedad, pánico; y las depresoras (alcohol, ansiolíticos, opiáceos, hipnóticos) disminuyen la actividad cerebral.

Según datos de la Junta Nacional de Drogas (JND) publicados en 2016, la droga más consumida por los estudiantes es el alcohol: el 75% lo ha tomado alguna vez en su vida. Al iniciar el liceo casi tres de cada 10 ya han consumido alcohol; y al finalizarlo lo han hecho 9 de cada 10.

Ahora la salida no es al boliche, es a tomar Toxicóloga Cecilia Dell´Acqua

Otro dato que surge de esa encuesta es que las mujeres consumen a la par de los varones.

Mientras que en 2003 la prevalencia de consumo entre los hombres superaba por casi siete puntos porcentuales a la de las mujeres, en 2014 (cuando se realizó esta encuesta) el consumo no muestra diferencias entre ambos sexos.

Y el problema está en que el efecto es distinto en chicos y chicas. La médica toxicóloga Cecilia Dell'Acqua, quien trabajó en la JND durante años, explica que “el hombre ya meta‐ boliza una parte del alcohol en el estómago porque produce una enzima que las mujeres no generan, entonces ellas se emborrachan y tiene los efectos de alcohol más rápido”.

Además de ser la droga más consumida, el alcohol es la sustancia que presenta mayor consumo problemático. La encuesta revela que dos de 10 estudiantes abusaron del alcohol por lo menos una vez en los últimos 15 días. Se considera que un episodio de abuso se da cuando, por ejemplo, un adolescente toma más de dos litros de cerveza en una salida.

Para Dell'Acqua el problema es que los jóvenes no perciben al alcohol como tal. A ello se suma que el adolescente “no tiene desarrolladas todas las áreas del cerebro, por lo tanto el impacto es mucho mayor”. Menciona un estudio extranjero que demuestra que cuando el consumo empieza a los 17 años el riesgo de tener alcoholismo o adicción a otras sustancias es mayor que si se comenzara a los 21. “En Uruguay el consumo empieza a los 13”, advierte.

También señala que algo que agrava el consumo es la mezcla de sustancias, en especial de alcohol con energizantes. Algunos mezclan alcohol con Guaraná, que tiene cafeína en su composición.

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La adicción es síntoma de que algo está pasando, de que ese ser humano está sufriendo, se ha quebrado, se ha sentido solo, vacío y ese vacío se llena con cualquier droga P. Gustavo Larrique ¿QUÉ SE BUSCA AL CONSUMIR? La toxicóloga afirma que ha habido un cambio de hábito en el consumo: “Ahora la salida no es al boliche, es a tomar”.

Consultada sobre qué buscan los jóvenes al consumir, Dell'Acqua asegura que “buscan el efecto”. “El problema no es diario, es el fin de semana: van a matarse”, afirma. Y en esto también las mujeres están llevando la delantera. “Buscan ir a emborracharse, a ver quién aguanta más”, añade.

Los autores del libro "La Previa" publicado en 2014, el psiquiatra Gabriel Rossi, y los psicólogos Miguel Carbajal y Allen Botrill, explican que “un porcentaje importante de los más jóvenes eligen una modalidad de consumo que podría ser denominada como una cultura de llenar el tanque. En las salidas de fin de semana ingieren gran cantidad de combustible, muchas veces buscando llegar a la intoxicación".

“La motivación más concreta que manifies‐ ta uno de cada tres adolescentes está relacionada con la búsqueda concreta del efecto”. Afirman que muchos adolescentes y jóvenes están convencidos de que resulta imposible divertirse sin el aporte del alcohol.

Pero también advierten sobre los efectos de una noche del alcohol desmedido y mencio‐ nan el “apagón de la memoria” que se da “cuando algunos bebedores despiertan de una noche de abuso, y no recuerdan lo que hicieron en el tramo final de su salida”. Los autores aseguran que en ese estado –que no se compara con un desmayo o pérdida de la conciencia‐ “se comprometieron en una variedad de comportamientos volunta‐ rios, a menudo complicados”, alertan.

Y agregan que el consumo compulsivo puede ir acompañado de distintas formas de violencia. “Basta un cruce de miradas o la presencia de comentarios considerados inaceptables para que la mecha se encien‐ da”, dicen.

Por su parte, Dell´Acqua señala que “todo el mundo se olvida del día posterior. La resaca tiene sus consecuencias: trastorno de la marcha, cefalea, gastritis, además de que empiezan a faltar a clase”.

Por todo lo mencionado, Rossi, Carbajal y Botrill recomiendan que el trabajo preven‐ tivo apunte por un lado a procurar una postergación de la edad de inicio del consu‐ mo y, por otro, se trabaje con los adolescen‐ tes sobre sobre los riesgos asociados con la intoxicación.

En esa tarea responsabilizan a las institucio‐ nes educativas pero sobre todo a los padres. “Los progenitores deben reconocer que es tan importante que apoyen y com‐ prendan a sus hijos como que los conten‐ gan mediante límites oportunos. A pesar de que sus hijos vayan ganando autonomía, aún precisan de su acompañamiento”, señalan.

“Con frecuencia se escucha a padres soste‐ ner: `Yo prefiero que tomen en casa a que tomen afuera, por eso le digo a mi hijo que

pruebe en casa´”. Para los especialistas esa conducta demuestra la ilusión de lograr un mayor control sobre el consumo del adoles‐ cente pero advierten que esa opción “no es un antídoto contra el consumo fuera de casa. Muy por el contrario, la investigación ha dejado en claro que la habilitación de los padres para que los adolescentes prueben o consuman las bebidas alcohóli‐cas en el hogar funciona como una legitimación del inicio en el consumo. A pesar de las buenas intenciones, esa opción podría ser conside‐ rada como una conducta permisiva”, acla‐ ran.

LA REHABILITACIÓN COMO RENA‐ CIMIENTO Además del alcohol, según la Encuesta de Consumo de Cannabis, en estudiantes de educación secundaria de 2014, 17% había consumido marihuana en los últimos 12 meses, y que la edad promedio de inicio estaba en los 14,7 años. A su vez, tres estudiantes cada 100 probaron alguna vez cocaína; dos cada 100, pasta base; y, dos cada 100, éxtasis.

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EL INTRANSFERIBLE PAPEL DE LA FAMILIA “Las familias que viven en este contexto no han sido suficientemen‐ te preparadas, se sienten solas y confundidas. No saben cuidar y proteger a esa persona que está en fragilidad. A veces los padres son bondadosos pero no son buenos padres –sin echar culpas porque no hay culpables‐”, sentencia el sacerdote.

Agrega que “no se trata de ser un bonachón y renunciar a educar a sus hijos. Hay padres que no han sabido llegar a la adultez y poner límites que en definitiva son cuidados a los hijos”. “Implica que ponga a mi hijo por sobre la gratificación personal, por sobre ser un padre piola. No importa si hoy me quiere o me dice que no me quiere. Hay padres que se les viene el mundo abajo cuando el hijo les dice que no los quiere y es parte del camino”, asegura.

Desde la experiencia del director de Renacer, “el papá y la mamá son los únicos que pueden salvar al hijo”. En coincidencia con la posición de los autores del libro La Previa, Larrique afirma que “una madre o un padre que le compra una sustancia a su hijo para que no salga a delinquir, comienzan a tejer alianzas, están pagando la enfermedad de su hijo”.

Consultado sobre cómo se sale del consumo, afirma que “no se trata de salir, de ahí el nombre del proyecto Renacer”. Él prefiere hablar de recomposición de la persona y la familia. “El joven piensa que tiene el timón de su vida pero ha tomado el timón la enferme‐ dad. Quienes tienen ese rol de acercarlo a tratarse son el papá y la mamá, y juntos, aunque estén separados y no se hablen”, aclara.

Larrique no habla de curarse o sanar porque el largo proceso de rehabilitación (dice que no lleva menos de dos años) cambia a la persona. “Hay consecuencias que van a quedar para toda la vida.

Esa persona tendrá que cuidarse más que otros”, señala.

El Padre Gustavo Larrique, director de la organización Renacer y quien ha trabajado en la rehabilitación de más de 500 jóvenes, afirma que cuando se empieza a consumir una sustancia “ahí nace la adicción, y para que se transforme en algo terrible a uno le puede llevar años y a otro meses”.

Desde su experiencia, la adicción es “síntoma de que algo está pasando, de que ese ser humano está sufriendo, se ha quebrado, se ha sentido solo, vacío y ese vacío se llena con cualquier droga”.

Larrique explica ese drama desde la persona, la familia, y la socie‐ dad. “A nivel social, quien está drogándose es el producto muy doloroso de una sociedad enferma en algunos aspectos y que es incapaz de ofrecerle razones suficientes para vivir, para luchar, para tener esperanza”, dice.

Como ejemplo de esa sociedad enferma, señala que con la ley que legalizó la marihuana “se está dando un mensaje muy esquizofréni‐ co. Por una parte les transmitimos lo que pasó con el tabaco que fue muy bueno, pero se da un doble mensaje, se genera confusión”.

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Por último, menciona a la dimensión espiritual como un factor que contribuye a ese renacimiento. Como ejemplo de la importancia que tiene ese aspecto en la vida de una persona que pasa por ese proceso relata un estudio realizado en Brasil en el que se preguntó a los jóvenes cuáles eran los tres factores más importantes en su proceso de rehabilitación. Los encuestados respondieron: mejorar el vínculo paterno (“la figura paterna da respaldo, cobra más fuerza cuando lo dice papá”, explica); mejorar el vínculo con el cuerpo (para que deje de pagar las consecuencias); y tener algo de espiri‐ tualidad.

“Todos necesitamos esa espiritualidad y especialmente los adictos.

Necesitan algo más fuerte, se trata de ayudarlos a ponerse en contacto, a descubrir qué espera la vida de ellos. Si la vida espera que se siga matando… cuando a la persona se le brindan esas preguntas y esas preguntas se trabajan, es uno de los factores más importantes. Los procesos más hermosos se ven en aquellos que más han desarrollado su dimensión espiritual. Como dice Víctor Frankl (neurólogo austríaco que fundó la logoterapia luego de pasar años en un campo de concentración) “la dimensión espiritual es la única que no enferma aunque esté dormida”, concluye.

SABOR A BUENAS NOCHES

LA CACHIMBA ESCONDIDA

Era una tarde muy calurosa de verano, me hallaba jugando en el monte, con tremenda sed. Cuando me acerco a la cañadita a tomar agua, noto que estaba estancada y con mal olor. Por lo tanto preferí entrar en el monte espeso, donde ni los pájaros pequeños pueden ingresar, para arrancar algún durazno silvestre medio verde o naranjas amargas. Su gusto agrio era bastante desagradable, pero por lo menos me sacaba la sed, y así podía seguir jugando, pescando y cazando bichos.

Justo a esa altura del monte nunca había entrado, por lo sucio e impenetrable de ramas entrelazadas y las “uñas de gato” que pinchaban, rasguñaban y se me engancha‐ ban de la ropa. Pero al sentir la boca seca de sed y por la aventurera curiosidad de enfrentar el riesgo de lo desconocido, me introduje en la enmarañada senda la cual hacía años que nadie transitaba.

El camino era muy difícil de avanzar, era casi impenetrable. Por instantes tuve ganas de volver atrás. Sentí miedo a la soledad, lo desconocido y a la dificultad de no poder salir de allí si me llagaba a picar una víbora o c u a l q u i e r o t ro animal peligroso.

De pronto, mientras que‐ braba unas ramas para po‐ der seguir, vi algo extraño que me llamó la atención.

P. Adrián García sdb Algo que no pertenecía a la naturaleza de ese medio. Tenía forma circular, hecho de enormes ladrillos, con un poco de revoque caído. Al poder avanzar un poco más, me di cuenta de que lo que allí se encontraba era la vieja cachimba de la cual tanto mi abuelo y mis tíos me habían hablado. Me acordé de sus múltiples

ponderaciones, su agua fresca y cristalina, como así su sorprendente capacidad, interminable, de manar desde el fondo no muy hondo.

En ese momento ya tenía a la mano varias ramas cargadas de duraznos bien maduri‐ tos. Me tenté de aplacar dulcemente mi sed comiendo la fruta silvestre. Pero la curiosi‐ dad era más fuerte. Seguí avanzando, por tramos casi que arrastrándome por el suelo, hasta que llegué al antiguo brocal.

Me asomé separando las hiedras que tapaban la superficie y me quedé maravilla‐ do. En mi fantasía adolescente y por la estima que mis antepasados le tenían, era como haber encontrado un verdadero tesoro. Tal cual como me lo habían contado.

Metí la cabeza entera en ese espejo claro y fresco. ¡Qué agradable sensación!

Con el tiempo fuimos limpiando el sendero para entrar con facilidad y darle uso a este pozo. Varias veces, en tiempos de duras sequías, la cachimba seguía manando agua, y cuanto más sacábamos, al rato más se volvía a llenar. ¡Qué desperdicio! Cuántas veces me perdí de bajar hasta ese lugar y tomar de esta agua tan pura y sana. Buscando por otros lados, no sabía que tenía tanta agua rica almacenada en esa sencilla cachimba escondida.

Al pasar los años recuerdo esta experiencia y la comparo con las diferentes necesidades que los seres humanos, y especialmente en la fragilidad adolescente, atravesamos.

Frente a tanta sed de afecto, de compañía, de comprensión, de respeto, de escucha, de amor, llegan a producirse tremendos vacíos del alma. Vacíos que nos despiertan fuerzas naturales de buscadores, anhelan‐ do algo mejor para que sacie nuestras carencias. Atravesamos la enmarañada trama de interminables dificultades, que nos lastiman por todos lados, buscando llenar los vacíos, con “aguas y frutas noci‐ vas” a toda nuestra salud.

Te deseo que en tu camino de buscador/a puedas encontrar tu propia cachimba, y con la misma admiración infantil, puedas beber de lo valioso, sano y puro que habita en ti; lugar donde encontrar a Dios, fuente de toda la belleza y riqueza, que es parte de tu vida, por más dañada que se encuentre.

Muchas veces mirándote hacía adentro percibirás tu aparente vacío, pero si te dejas acompañar recodando lo que tus seres queridos te han entregado con tanto amor, comenzarás a descubrir el manantial de valores y virtudes que dan sentido a tu ser de caminante.

DEL ÁRBOL SALESIANO

La presencia salesiana

en los tejanos

En la última semana del mes de abril, el barrio La Teja se vio conmocionado por el decimoctavo Consejo Abierto de Ministros desarrollado en distintas localidades emblemáticas de la zona.

En el marco de los festejos por los 100 años del Club Atlético Progreso, el Presidente de La República, Tabaré Vázquez, socio, hincha y ex dirigente de Los Gauchos del Pantano‐ so, quiso incluir entre las celebraciones en el barrio ese gesto de cercanía del Gobierno.

El domingo 23 tuvieron lugar las reuniones entre Ministros y las personas que se citaron con ellos: vecinos, organizaciones

sociales y vecinales, el Municipio, entre otros interesados. El lunes 24 se realizó el Consejo Abierto de Ministros en el viejo Cine Teatro Miramar que pertenece a la sede del Club Progreso.

El Colegio Divina Providencia, presencia salesiana muy representativa entre los tejanos, fue una de las sedes de las reunio‐ nes previas al Consejo. La elección de estas

instalaciones se debe a la estrecha vincula‐ ción del Presidente del Uruguay con el Colegio, principalmente con su Oratorio María Auxiliadora.

CRECE DESDE LA RAÍZ El Padre Antonio Ketchedjian sdb, alumno del Colegio de La Teja entre 1943 y 1949 y director desde 1979 a 1981, recuerda el tiempo del Oratorio Festivo donde Vázquez vivió parte de su infancia y adolescencia.

Desde sus inicios en 1924, el Oratorio Festivo era el lugar de encuentro de los niños de todo el barrio. Se mezclaban alumnos del Colegio y niños de la barriada.

Aunque el comienzo no fue tan fácil. “La Teja era un barrio de inmigrantes y había mucho anticlericalismo. Cuando el Colegio se fundó muchos no lo querían, tiraban piedras arriba del techo de chapa, y les gritaban 'cuervo' a los curas porque siem‐ pre estaban con sotana negra”. “Después de que se integró bien el Colegio al barrio fue un alboroto, los fines de semana iban 300 chiquilines al Oratorio”.

“Los curas dirigían todo. Entrabas al Orato‐ rio y mezclados entre los muchachos esta‐ ban ellos, algunos con el termo y el mate debajo del brazo, otros jugando al fútbol o escondiendo la pelota de cuero debajo de la sotana”, cuenta Sidrach, hermano del padre Ketchedjian.

“El fútbol era lo que unía gurises cristianos y no cristianos. Nunca había peleas y tenían un gran respeto a los curas que asistían el Oratorio. Los padres estaban tranquilos de que los cuidaban, que no había problemas.

El Sistema Preventivo estuvo siempre presente”, afirma el P. Ketchedjian recor‐

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dando nostálgico tiempos pasados. “El Oratorio se desarrollaba sábados y domin‐ gos. Se hacía deporte hasta las 15:30, luego se daba catequesis ‐en ese momento algunas saltaban el muro para zafar‐. Segui‐ damente tenían lugar la adoración del Santísimo y la bendición. Los domingos, al que iba a misa el sacerdote le ponía un sellito que marcaba presente y de tarde podían entrar al cine gratis. Al que no iba a misa se le cobraba algún vintén, pero siempre terminaban participando todos”.

Al igual que ahora, reinaba un ambiente de fiesta. Había rifas con premios un poco diferentes a los actuales, “se rifaban chori‐ zos, gallinas, siempre había un par de zapatos y alguna damajuana de vino. Los comerciantes de la zona y los vecinos colaboraban mucho”. El entrevistado cuen‐ ta que era sencillo, pero que la formación de fe estaba. Había una virgencita peregrina que la iban pasando de casa en casa. Todos la recibían. Las procesiones con la imagen de María Auxiliadora por el barrio eran una fiesta popular. “Había respeto y además una creencia. Nosotros hacíamos asistencia salesiana, les inculcábamos el catecismo y los sacábamos de la calle. La gente que pasó por el Oratorio, no se olvida más de ese tiempo”.

hicimos una evaluación y nos dimos cuenta de que las catequesis comunes y corrientes no estaban rindiendo, gurises que no querían entrar, a los que parecía no llegar‐ les. Y ahí surgió la idea de hacer talleres, pensando también en lo de Don Bosco, y enseñar oficios, algo que sea realmente útil para la vida y desde ahí, a su vez, evangeli‐ zar. Nos pareció interesante y empezamos a ver entre los animadores qué fortalezas tenemos, qué sabemos hacer, en qué somos buenos, qué nos gusta y ahí empeza‐ mos a planificar y llevar a la práctica, lo que hasta ahora evaluamos como muy positivo que es funcionar en talleres educativos¨.

Y del mismo modo sucede en la actualidad, se trata de que la vivencia del Oratorio sea profunda y de verdadero sentido para los chiquilines que lo integran.

Estos cambios van de la mano de la inclu‐ sión de ex‐oratorianos en la animación, la ampliación de barrios que abarcan sus recorridos (lo que derivó a que se duplicara la cantidad de niños), la nueva dinámica por talleres, el control de asistencia, las visitas entre semana a las familias, el almuerzo compartido entre animadores y la Eucaris‐ tía luego del Oratorio… Estas iniciativas han contribuido a fortalecer los vínculos entre el grupo de animadores, el relacionamiento con las familias y el logro de cambios positi‐ vos que se perciben en los niños gracias al acompañamiento más profundo de cada uno.

Florencia Viña anima el Oratorio de La Teja y es testigo y una de las impulsoras, junto con otros animadores, de los cambios que vivió en la última década.

El gran cambio a destacar es la nueva modalidad en la que funciona el Oratorio, que busca rescatar las raíces del Oratorio del tiempo de Don Bosco. ¨A fines de 2015

UN APOSTOLADO QUE NO SE LIMITA A LOS SÁBADOS “En los tres barrios que hace más años que estamos nos aprecian mucho, nos saludan, saben lo que hacemos, nos invitan a pasar a las casas, conocemos a las familias. Es un desafío que nos ponemos cada año, cono‐ cer más a las familias, saber los nombres de los padres de los gurises, saber quién vive en cada lado, con quiénes viven cada uno de los chiquilines. Es un desafío grande por ser tantos chiquilines, pero vamos bien, dándole importancia a las visitas, dedicán‐ dole tiempo cuando hacemos las recorri‐ das. Entre semana vamos a visitar las casas de aquellos que están viviendo alguna realidad más jorobada, para no dejar pasar una semana entera para volverlos a ver.

También vamos a ver a gurises que están en el INAU. Todo eso favorece el clima de los sábados y obviamente en el Oratorio tiene repercusiones positivas porque se siente y se ve que lo que hacemos es porque de verdad nos gusta y queremos realmente compartir la vida con la gente del barrio”.

Oratorio por siempre Empecé a ir al Oratorio cuando tenía 7 años. Partici‐ paba porque tanto a mi madre como a mí nos gustaba mucho el cariño que transmitían los animadores y la preocupación constante que tenían por nosotros. Me sentía muy cómodo, por eso seguí yendo. Ahora soy animador, encuentro que hay distintas formas de evangelizar y me gusta devolver ese lindo gesto que los animadores de ese entonces tuvieron conmigo y otros chicos.

Bruno Ramírez, 19 años. Ex‐oratorioano y actual animador del Oratorio de La Teja.

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UNA MANO AMIGA

“… si estos jóvenes hubieran tenido un amigo que se preocupara por ellos, los acompañara y les mostrase el amor de Dios, quien sabe si no se hubieran alejado de esta vida que llevan…”

Don Bosco (MO)

SOMOS FAMILIA. NOS MUEVE EL AMOR.

GRACIAS A LA VIDA

Ocho de la mañana del sábado 22 de abril. Día lleno de sol pero algo fresquito como para quedarse a dormir un ratito más luego de una semana de trabajo.

Sin embargo, en Aguas Blancas, 120 educadores han ido llegando desde distintos lugares del país para, un vez más como ya es tradición, encon‐ trarse en el Encuentro Nacional del Educadores de Obras Sociales 2017.

Allí, en clima de familia y con el esfuerzo de todos, renunciando a muchas cosas y actividades personales del propio descanso, nos regalamos un fin de semana para compartir nuestras experiencias, alentarnos en el camino, intercambiar estrategias y formarnos, reflexionando juntos sobre los temas que nos interesan y enriquecen el acompañamiento que buscamos hacer a nuestros niños, niñas y adolescentes.

Estamos todos… de todo el país, de todas las edades, desde las diversas vocaciones (laicos y religiosos), desde todos los roles: educadores, 32

Nos preguntamos juntos:

¿QUÉ ENTENDEMOS POR FAMILIA?

¿QUÉ MIRADA SOBRE LA FAMILIA TENEMOS DESDE NUESTRA FE CRISTIANA?

¿QuÉ RASGOS APORTA A ESTA VISIÓN NUESTRO CARISMA SALESIANO?

Las jornadas se desarrollaron en diferentes momentos y niveles, buscando equilibrar el intercambio de experiencias entre diferentes casas, los aportes de algunos especialistas y los momentos por equipos de cada casa para reflexionar sobre las propias realidades.

En la mañana del día sábado, luego de iniciar la jornada con un rico momento de oración en la que pusimos en manos de Dios a cada una de las familias con las que compartimos nuestro cotidiano, nos dividimos en una serie de talleres que nos ayudaron a acercarnos a la reflexión sobre la temática de la familia desde diversas perspectivas: psicológica, socioló‐ gica, religiosa…

animadores, coordinadores, personal de servicios, encargados, técnicos…Todos los que hacemos viva la propuesta educativa que desarrollamos en los diversos proyec‐ tos: CAIF, Club de niños, Centros Juveniles, Escuelas de capacitación y deporte.

Este año, en comunión con la propuesta del Rector Mayor para la Familia Salesiana y de acuerdo también a las líneas operativas de nuestro Proyecto Nacional de Obras Socia‐ les (2017‐2019), decidimos dedicar el encuentro a comenzar a reflexionar sobre la realidad de las familias con las que trabajamos a partir de los niños y adoles‐ centes que comparten nuestros proyectos diariamente.

En la tarde, luego de un tiempo de poder sintetizar lo aprendido en los diferentes espacios y presentarlo creativamente al conjunto de los educadores, nos propusimos hacer un ejercicio de intercambio de nuestros saberes. Para ello, cada equipo de educadores de los diversos proyectos, se reunió por separado y, eligiendo algunas de las familias con las que trabaja, buscó analizar y comprender sus situaciones particulares, aportando lo que habían reflexionado en la mañana.

A lo largo del día, por supuesto, no faltaron tiempos para el mate compartido, la subida al cerro, la esperada siesta, la visita a la represa y el intercambio sereno y fraterno de cada una de las sobremesas.

El día Domingo, continuamos nuestro encuentro animados por una presentación a cargo del P. Juan Algorta sdb, en la que nos presentó algunos contenidos de la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia” acerca del acompañamiento a las familias desde sus realida‐ des para ayudarlas a ser núcleos de amor y crecimiento. Esta presentación nos desafió a buscar en grupos líneas para seguir profundizando en esta temática, que nos toca tan de cerca y que nos interesa tanto al momento de pensar nuestro trabajo educativo pastoral.

Culminamos nuestro encuentro celebrando la Eucaristía en la que ofrecimos a Dios la vida de nuestras familias y la de todas aquellas que buscamos acompañar desde nuestros proyectos.

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Compartimos, por último, algunos testi‐ monios de los participantes para poder vibrar más de cerca con la experiencia: Una de las claves de la tarea socio educativa es la permanente actualización teórico metodológica de los equipos de trabajo.

Ello permite que se logren mejores resulta‐ dos e impactos con los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y sus familias. En este sentido las jornadas de formación que se llevaron a cabo en Aguas Blancas se constituyeron como un espacio privilegiado para el encuentro e intercambio, compar‐ tiendo el conocimiento, reflexionando juntos e intercambiando experiencias de trabajo.

En lo personal fue una enorme alegría el que me hayan invitado a participar, disfruté mucho de la jornada y me impresionó positivamente el nivel de intercambio así como el compromiso y la alegría tan típica de los Salesianos. Felicitaciones!

Cecilia Menoni (Lic. en Trabajo Social ‐ Tallerista) 34

Para mí estuvo muy interesante la temática que se trató este año en el Encuentro de Educadores. Entrar en el tema familia no es nada fácil, pero creo que en algún momento tenía que empezar a hacerse. Es muy bueno poder identificar lo que son los distintos modelos de familia y cómo funcionan…

Quizá uno se queda con los más tradiciona‐ les pero tenemos un abanico amplio y la referencia clara de cuáles son es muy importante para poder acompañar a nues‐ tros gurises con sus diferentes realidades.

Nuestra tallerista hizo mucho hincapié en la importancia de comprender que el niño y el adolescente se mueven de acuerdo a lo que viven. Sabiendo del modelo de familia que proviene podemos comprender conductas, reacciones, pensamientos que tiene el gurí y trae al grupo. Sería importante que se puedan ofrecer otros espacios para tener claro desde dónde pararnos para el acom‐ pañamiento de los gurises y sus familias.

Natalia Fernández (Educadora del Mov. Tacurú)

Fue un encuentro muy productivo, nos resultó más enriquecedor que en otras oportunidades aún; no solo por el clima de familia que se logra siempre o por el intercambio de experiencias con otros y por poder conocer otras realidades sino, por los aportes concretos positivos que recibimos de los diferentes talleristas. Al encontrar‐ nos como equipo, confrontando lo que habíamos recibido en la mañana en los diferentes talleres en los que participamos, nos sentimos complementados e integra‐ dos en el abordaje del trabajo con las familias con las que compartimos diaria‐ mente, de modo mas concreto y aterrizado.

Como aportes señalaríamos: el hacer conscientes nuestros propios prejuicios, expresiones, conductas un poco predeter‐ minadas que a veces usamos como equipos al acercarnos a alguna realidad familiar; la necesidad de considerar al niño no solo en su etapa vital, sino ubicado en un contexto puntual, en el entorno familiar en que vive sea cual sea, también nos alentó a una mirada esperazadora la invitación a descu‐ brir en esa realidad familiar concreta, semillas del Reino, lo positivo que Dios ya está sembrando allí Equipo de educadores de La Cruzada ‐ Paysandú

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ADMA JÓVENES Este 24 de Mayo a las 19 horas te invitamos a compartir la Eucaristía Colegio San José de las Hijas de María Auxiliadora (Av. Gral. Eugenio Garzón 1867)