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1 \[ DE POLITICA
¿Donde se.· Va? La situación internacional es muy obcu · ra y muy instable. Y así es muy dificil de fi jar un punto preciso a cada diplomacia. Los acontecimientos de Austria forman el cen tro de las preocupaciones generales ; la toma del poder por el sefior Scbuschningg, -su colaboración estrecha con el príncipe Stas éhemberg parecerían probar que la política del señor Dollfuss continua. Pero ciertos de· talles revelados al proceso de los asesinos de Dollfuss son de mucho, inquietantes, y los dirijentes del estado austriaco habrán de tener mucha energía y habilidad a la vez para poder resistir a las presiones que se ejerce· ran sin duda todavía. Nos dicen que la nación esta caÍma, y nosotros enregistramos dicha noticia con con· fia'lza, porque sabemos que los austriacos son de buena costumbre al menos en aparíen cía, lo que es uno de los aspectos a la vez más sorprendentes y encantadores de su na· tunleza. Mientras se pretende, de un lado, que el movimiento nacional socialista austriaco, le· jos de ser desconsiderado por la tragedia del 25 julio, continua a progresar; se afirma con optimismo, de otra parte, que el asalto más formidable ha sido quebrantado y que ahora ya solo se debe temer a ciertos remolinos. De todas maneras, eso no es todavía el apaciglaamiento. Tampoco no es el apaciguamiento ínter. nacional, puesto que la vigilancia de las gran· des potencias, y notablemente la de Italia si· gue entera, y la confuaión de la situación anterior de Alemania no permite prever la evo· lución que será tomada . La muerte del presidente Hindemburgo la concentración de todos los poderes entre las manos de Hitler, hacen de este último un dictador sin ningún contrapeso oficial. Hasta hoy, en efecto, le era preciso tener cuenta del mariscal presidente, ó al menos respectar ~iertas aparíencia·s. En adelante, queda com· pletamente libre.
Ya hemos empezado a leer razonadas informaciones de lo ocurrido en Asturias, .que difieren muchísimo de las que nos sirvieron al prin, cipio los energúmenos de la reaccion nacional. Sin embargo, toda, vía en ciertas puolicaciones que no merecen ni siqu'iera la conside .. ración de ser citadas por el titulo, aparecen truculentos relatos, con unas cabezas de plana llenas de horrores improbados y se, guramente falsos, que no es capaz de realizar ningún español ni hom, bre alguno que no sea un mónstruo de los que. por su inverosimili.. tud sólo conocemos al través de las referencias de algún cuent<? de Edgar Poe. ¿Y eso es patriotbmo,? Nos parece todo lo contrario, considerablemente agravado por la mala intención. (Del «Liberal»)
Para que los jefes di! la Reíchwerhr lo dejen así aumentar desmesuradam ente sus atribuciones, es sin d uda porque se ha empe· ñado hacia ellos, y que al punto de vista in· terlor, abandonará las soluciones casi revolucionarías que contenía su programa en l cuestión agrícola. Pero, como reaccionará entre la actitud de las potencias? El debate reciente a la Cámara inglesa ... constituye para él una advertencia muv seria (¡ Jamás aún, desde muchos afios, ningún mi; nistro inglés había hablado asl, con tanta fir· m esn y claridad. 2 l discurso del señor Lhón Símon, y so• bre todo el del sefior Baldwin, demuestran muy bien que, dentro lo's hechos, e1 gobierno britanico no puede ni desinteresarse de lo que pasa sobre el continente, ni practicar la política del equilibrio riguroso. Que se admi· ta a Londres que las verdaderas fronteras del Reino-Unido se hablan-y e&o gra~ias a la aviación-más pronto al borde del Rhún, que a las costas de Duvres, es la certitud que ahora hay alguna cosa de cambiado en lo que concierne las relaciones entre Gran Bretafia y Alemania. De otra parte, la diplomacia alemana acaba de subir un nuevo golpe . En efecto dicha diplomacia está multiplicando los esfuer· zos para impedir la conclusión del Pacto oriental. (de cuyo pacto hablamos ea nues·
tro escrito titulado: Peligros de Guerra .) Ella es perd que una potencia se desvelara para tomar la responsabilidad de decir «No» en su lugar. El coronel Bech, ministro de negocios extranjeros de Polonia, se había una vez más ofrecido para dich o trabajo y se había vuelto h acia Estonia y hacía Letanía eón el solo fin ne descubrir por allí a diplómaticos que aceptarían el rechazar la iniciativa franco sovietica. El sefior Bech no ha podido llegar a sus fines. Comunicaciones de Moscú en donde han ido los jefes de los gobiernos estonense y leton, indican en efecto que los estados balticos 'están de acuerdo, en principio, sobre la nececidad del pacto. A lo mejor Hitler tert'drá un lenguage pa• cifico . Las verdaderas intenciones seráh ' pro· hadas por sus actos, particularmente por su actitud en presencia del Pacto orie'tltal. De no aceptarlo, el porvenir mismo reciente, Se"' ría ímprovísible. Un joven ESTUDIANTE N. de R.-Publicado con retraso
ARRACONENSES Domingo próximo a las 8 noche ¡ Jd a engrosar las listas de los amantes del arte y del recreo ! Local, Antiguo de Escuela Nifios