Buenos Aires Cultural Invierno

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Enrique H. Puccia

De Barracas para la Ciudad

Por Susana Rodríguez Parera

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arracas nació a mediados del siglo XVIII a la vera del Riachuelo como un conglomerado de galpones. En 1816 ya era bastante importante. Durante las invasiones inglesas su historia se confunde con la historia de Buenos Aires. En este barrio tan especial, uno de los más tradicionales, nació, el 14 de noviembre de 1910, Enrique H. Puccia. Año del Centenario, cuando llegaban a esta ciudad la Infanta Isabel de Borbón, en representación del Rey de España, Don Alfonso XIII y George Clemanceau, Presidente de Francia. Podríamos decir entonces que Puccia fue casi un predestinado por la historia, habiendo nacido en el año del Centenario de la Gesta de Mayo y en el lugar donde fue tomado prisionero Martín de Alzaga en su intento por derribar al gobierno revolucionario; el que el Alte. Brown eligió para vivir; donde el sitio de Buenos Aires por el coronel Hilario Lagos tuvo su momento culminante; donde se desarrolló gran parte de la revolución de 1880. Seguramente, el niño Enrique, el joven Puccia, debió haber respirado aquel aire cargado de historias: el suicidio de la hija del Alte. Brown, la tragedia de Felicitas Guerrero, la residencia temporaria de José Hernández en la quinta de sus abuelos, las inundaciones, la epidemia de 1871, los saladeros, las pulperías, las iglesias, las leyendas, la romántica Calle Larga, con sus arboledas, sus quintas apacibles, los patios solariegos y los carruajes que la transitaban...

La labor de Enrique H. Puccia como escritor, disertante e historiador es tan importante como rica y variada en contenidos. Pero adentrarse en su libro “Barracas -Su Historia y sus Tradiciones- 1536 - 1936” que gentilmente nos dedicara allá por 1975 en un encuentro en el Café Tortoni, es realizar un minucioso, documentado y ameno viaje a las entrañas de los orígenes de nuestra historia, de la ciudad y de su amado Barracas. Otras de sus publicaciones son: • Barracas en la Historia y en la Tradición (2 ediciones agotadas. Dirección de Bibliotecas y Publicaciones Municipales) • Barracas su Historia y sus Tradiciones 1536-1936 (2 ediciones agotadas. Ed. República de Barracas) • Breve Historia del Carnaval Porteño (Dirección de Bibliotecas y publicaciones Municipales) • La Revolución del 80 y el Combate de la Meseta de los Corrales (Ateneo de Historia de Parque Patricios) • Cantar Eterno (Sub. Secretaria de Cultura de la Nación) • El Color Moreno en la Historia de la Patria (Edit. San Telmo) • Juan de Dios Filiberto (Edit. Corregidor. 6° T. de La Historia del Tango) • Historia de la Avenida de Mayo (Con otras firmas. Edición Fundación Banco de Boston) • Historia de la Calle Larga (Rep. de Barracas, Asoc. de Amigos de la Avda. Montes de Oca. Adrogué Editora) • Definitiva Buenos Aires (Edit. Indugraf). • El Buenos Aires de Angel G.

Enrique H. Puccia Villoldo 1860…1919 (Sociedad Impresora Americana S.A.) • Ayer y Hoy de la Avenida Santa Fe (1989 Fundación Banco de Boston) • Intimidades de Buenos Aires (Ediciones Corregidor) • El Buenos Aires de Esteban De Luca (Publicación N°1 del Instituto Histórico de Buenos Aires) • Pasado y Presente del Barrio de Constitución (Fundación Banco de Boston). • La Revolución del 80 y Panorama del barrio de Parque de los Patricios (Museo y Biblioteca de Los Corrales Viejos) • Nemesio Trejo: Pionero del Sai-

“La Calle Larga de Barracas” óleo de Juan Carlos Morel (1858). Una vista de la hoy Av. Montes de Oca a mediados del siglo XIX

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“El Saladero”, litografía de Juan León Palliere. nete Criollo (Edic. Academia Porteña del Lunfardo) • Divagaciones en Torno del Porteño y la Porteñidad (Cuaderno N° 23 del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires) • El Buenos Aires de Ángel G. Villoldo 1860…1919 (2°. Edición Edit. Corregidor) • El Carnaval de la Avenida de Mayo (Fundación Banco de Boston) • Los Cafés de Buenos Aires (Librería Turística). • Los Cafés de Barracas (Inter juntas). • Historia del Carnaval Porteño (Academia Porteña del Lunfardo). • Calles, Plazas y Estatuas de Barracas (Dunken) • La Cuadra de los Locos (Edit. Asoc. Fraga) • “El Buenos Aires de Enrique H. Puccia” editado por la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires y la Comisión de Homenaje, a los 10 años de

su fallecimiento. • Barracas su Historia y sus Tradiciones 1536 – 1936 (3° edición 2010. Edit Asoc. Fraga) El 18 de noviembre de 1990 fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, (Ordenanza N° 44589 decreto 7121 del Consejo Deliberante de la Ciudad.). Fue miembro de numerosas instituciones. Fundador y Presidente de la Junta de Estudios Históricos de Barracas, miembro fundador y presidente de la República de Barracas. Creador del escudo que representa al barrio. Colaboró en los diarios: Clarín, La Nación, La Prensa y Noticias Gráficas; revistas: El Hogar, Clarín, Atelier, Lincoln, Teatral Comedia, Leo Plan, Confort, Aquí Está, La Cancha, Sintonía, Suplemento Literario de “Noticias Gráficas”; A terra (España); periódicos: Rumbos, La Gaceta del Sur, Riachuelo, Urbe y Buenos Aires Sur, entre otras publicaciones. Fue miembro fundador de la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciu-

Escudo del Barrio de Barracas creado por Enrique Puccia. Representa a los cuarteadores subiendo carros por la Calle Larga; las fábricas, el “Barracas industrial”; el Riachuelo y la intelectualidad, los hombres de letras. Filete de Luis Zorz

E. Puccia (izq.) junto a Félix Luna

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Dos momentos en La Bodega del Café Tortoni: A la izquierda: entrega de la “Orden del Pocillo”junto a Alberto Mosquera montaña. Participaron del acto Arq. José María Peña, Manuel Pérez Amigo, Carlos Cañás, Alberto A. Roveda, Raúl Andrade, Alfredo Fernández, Roberto Boracchia y Dr. Luis Alposta

En un acto de la Academia Nacional del Tango. De izq a der: Héctor Stamponi -músico compositor-, Ricardo Ostuni -poeta y letrista-, Horacio Ferrer, Enrique Puccia, José Gobello.

dad de Buenos Aires y presidente de la misma en el período 1980-1995 hasta su fallecimiento. Archivo Enrique H. Puccia En 1988, siendo secretario de la Asociación Fraga, y preocupado por la desaparición de gran parte de su material de estudio en distintas sedes de instituciones barraquenses, decide confiar en esa Asociación el resguardo de su patrimonio histórico.

Habiéndose reunido la Comisión Directiva, la aprobación de la iniciativa fue unánime y se resuelve la creación de un espacio físico para el funcionamiento de un archivo gráfico, que el mismo Enrique Puccia se encargaría de clasificar, y que a

De Izq. a der.: E. Puccia,, Luis Zorz y Guillermito Fernández

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su vez sería su lugar de estudio. Luego de varios acuerdos con la dirección de la Escuela Derqui se decide el espacio en donde funcionaría. Se determina el lugar en el “Aula Mayor” de la escuela. Se construye un altillo de madera que funcionaría como biblioteca y se instalan dos estanterías de cedro para albergar los libros. La falta de tiempo de Enrique Puccia junto a varios problemas personales y el fallecimiento de su esposa hicieron que Enrique abandonara el proyecto. El 26 de septiembre 1995, fallece Enrique, siendo el único miembro de la C.D. capacitado en ese entonces para llevar adelante el archivo. En diversas reuniones, se consultó con sus hijos sobre el destino del material, quienes reconocieron el legado de su padre a la Asociación Fraga. En 1997 se consulta al señor Gregorio Traub, representante de la Junta de Estudios Históricos de Barracas y socio de la Asociación Fraga, sobre la situación del archivo. La C.D. decide por unanimidad, encomendar la específica tarea de seleccionar, clasificar y encuadernar el material del


archivo al Sr. Gregorio Traub, quien considera a los miembros de la Junta de Estudios Históricos de Barracas como los más capacitados y confiables para dicha tarea: Gregorio Traub, Susana López, Luís Zorz y Enrique H. Puccia (hijo). Desde entonces los miembros de la Junta trabajan desinteresadamente en esta tarea. El 9 de Agosto de 2008, en El Colegio de Escribanos de la Capital Federal, se presentó el libro “El Carnaval Porteño” (obra póstuma), editado por la Academia Porteña del Lunfardo, con el auspicio del Colegio de Escribanos y el libro Homenaje “El Buenos Aires de Enrique Horacio Puccia (1910-1995)” publicación de la Comisión de Homenaje, que incluye trabajos de Historiadores de la Ciudad dedicados a honrar su memoria. El 19 de septiembre de ese mismo año, en el plenario público de la Academia Nacional del Tango y la Academia del Lunfardo se rindió Homenaje a su exmiembro, con sentidas palabras de Horacio Ferrer, Carlos Trueba y Gregorio Traub. En su homenaje, el 14 de noviembre, día de su nacimiento, se instituyó como el Día del Historiador Porteño. Frecuentador del Café Tortoni, en el que se detenía en amables y fraternales conversaciones con Roberto Fanego y Alberto Mosquera Montaña y al cumplirse este año un cuarto de siglo de su desaparición física, quisimos traer su recuerdo como una justa y merecida evocación a su trayectoria, a su sapiencia, a su caballerosidad y a ese amor por la ciudad que tan magistralmente supo transmitir y que permanece como legado para las generaciones futuras que se interesen en nuestra “definitiva Buenos Aires”.

Palabras del Dr. Luis Alposta “...Puccia nos permite conocer a la ciudad toda desde su trama más íntima y reveladora, transportándonos al tiempo de Villoldo; historiando calles y barrios; hablándonos de su “Barracas en la historia y en la tradición”, desde sus singularidades, sus secretos y las vidas de sus gentes. En su condición de historiador, su inquietud fecunda ha estado centrada siempre en Buenos Aires, ciudad a la que amó entrañablemente. Por eso el Día del Historiador Porteño (14 de noviembre), se instituyó pensando en él. Pero, además de sus méritos intelectuales, Enrique Horacio Puccia tenía otros títulos más íntimos a nuestra consideración y a nuestro afecto. Su sentido de la amistad, su trato amable y cordial, nos lo hacían particularmente dilecto. Su presencia era un regalo en cualquier parte y su encuentro casual deparaba siempre las más gratas sorpresas. Se le veía llegar con el rostro sonriente, y de inmediato nos atrapaba con su conversación, en la que se juntaban la anécdota sabrosa, la referencia erudita y la evocación admirable de personas y hechos. Así lo recuerdo. Fue el 31 de agosto de 1982. Acababa de finalizar el Segundo Congreso de Historia de los Barrios Porteños y los Amigos del Café Tortoni decidieron homenajear a Enrique Horacio Puccia, presidente entonces de la Junta Central y del mencionado Congreso, entregándole la “Orden del Pocillo”. Aquella noche, al finalizar el acto y después de compartir un café, le dediqué este soneto: A PUCCIA Hoy me asiste el deseo y la esperanza frente a una hoja en blanco que me acucia de lograr un soneto fratelanza sin espamento alguno y sin argucia. No es mi intención plasmar una semblanza ni buscar esa rima casquilucia que al remate me lleve sin tardanza haciendo de un soneto una minucia. No hace falta caer en alharacas. Que aquí el punto es Enrique, el de Barracas, a quien Quinquela le entregó el “tornillo” por gomía y troesma roncoroni y al que hoy toda la barra del Tortoni lo agasaja y le entrega su “pocillo”. Luis Alposta

Filete de Luis Zorz

Fuentes consultadas: Puccia, Enrique: Barracas Su historia y sus tradiciones 1536-1936, 2a. edición, 1975 https://www.barriada.com.ar/jehb-archivo-historico-enrique-h-puccia/

Enrique Puccia con Luis Alposta en el Café Tortoni el día de la entrega de la “Orden del Pocillo”

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La nostalgia ayer y ahora L

Por Lydia Orsi

a palabra “nostalgia” proviene según el diccionario, del griego: nostos: regreso, algus: dolor. Nostalgia causada por la ausencia de la patria. Pesar que causa el recuerdo de algo perdido. Es recordar con tristeza a lo que se renunció...Difícil es alejarse de aquellos momentos en que se amó la vida, esos dulces momentos que nos brindaron felicidad. El tango lleva consigo la nostalgia, la tristeza que acaso haya llegado en la maleta del inmigrante encontrando en Buenos Aires su refugio. En esos tangos, las letras eran un vínculo entre el pasado y el presente. También suena esa nostalgia entre aquellos que se fueron, y que a veces no pudieron volver... Basta el ejemplo, entre tantos, de las letras que inmortalizó Carlos Gardel: Buenos Aires Letra: Manuel Romero Música: Manuel Jovés (Fragmento) Buenos aires la Reina del Plata, Buenos Aires mi tierra querida, escuchá mi canción que con ella va mi vida. En mis horas de fiebre y orgía, harto ya de placer y locura, yo pienso en ti, patria mía para calmar mi amargura. .................. Buenos Aires, cual a una querida si estás lejos mejor hay que amarte, y decir toda la vida antes morir que olvidarte.

Anclao en París Letra: Enrique Cadícamo Música: Guillermo Barbieri Tirao por la vida de errante bohemio estoy, Buenos Aires, anclao en París. Cubierto de males, bandeado de apremio, te evoco desde este lejano país. Contemplo la nieve que cae blandamente desde mi ventana, que da al bulevar las luces rojizas, con tono muriente, parecen pupilas de extraño mirar. Lejano Buenos Aires ¡qué lindo que has de estar! Ya van para diez años que me viste zarpar... Aquí, en este Montmartre, fobourg sentimental, yo siento que el recuerdo me clava su puñal. ¡Cómo habrá cambiado tu calle Corrientes..! ¡Suipacha, Esmeralda, tu mismo arrabal..! Alguien me ha contado que estás floreciente y un juego de calles se da en diagonal... ¡No sabes las ganas que tengo de verte! Aquí estoy varado, sin plata y sin fe... ¡Quién sabe una noche me encane la muerte y, chau Buenos Aires, no te vuelva a ver!

“Caminito”, insólitamente vacío

Buenos Aires acallada por la cuarentena

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Ahora, en cambio hay una nostalgia imprevista, aferrada a un futuro incierto. Tenemos nostalgias, porteñas, si las hay, de nuestra propia ciudad, esta vez no a la distancia, sino encerrados en esta terrible realidad que nos impide recorrer sus sus calles, pisar sus veredas, tomar aquel acostumbrado cafecito entre charlas con amigos, sentados en la mesa del Café, que en otros tiempos mirábamos como ahora.. con “la ñata contra el vidrio...en un azul de frío...”


Barrio de Flores: con Periódico y Museo propios El 3 de agosto de 1999, Roberto D’Anna junto a un grupo de vecinos cumplieron un sueño: el de fundar un periódico que llegara a miles de hogares en forma gratuita. Hoy, 21 años después, Flores de Papel sigue siendo líder en información de cercanía. Se calcula que lo leyeron más de 10 millones de personas. Se distribuye en hogares, comercios e instituciones del barrio de Flores, cumpliendo con el objetivo de informar a los vecinos sobre los acontecimientos de toda índole que tie-

nen lugar en el barrio: el cuidado de los espacios públicos, el cierre o la instalación de nuevos comercios, las cruzadas solidarias, el estado de los centros sanitarios, las labores destacadas de los florenses, las actividades culturales, las denuncias, las necesidades imperiosas de la comunidad para hacer frente al Covid19 y todos los temas que puedan resultar de interés para los vecinos. Cabe destacar, además, que Roberto D’Anna es el fundador del Museo de Flores, que ha convertido al barrio en el primero en tener museo propio. Con mucho esfuerzo y el apoyo de los vecinos, la institución se sustenta sin ninguna ayuda oficial. Allí se desarrollan, en estos momentos en forma virtual, numerosos cursos y talleres para todas las edades. En diferentes plantas, el museo propone un paseo por seis salas temáticas: la dedicada al papa Francisco, con sus objetos, incluida la carta enviada especialmente al museo; una segunda destinada a César Aira, en honor al escritor que vive en Flores y con sus más de 100 libros publicados en 20 países; una tercera para recordar comercios y profesiones de Flores y una cuarta, a artistas del barrio. También hay un patio andaluz (de escritores y poetas) y un espacio dedicado a la memoria de los excombatientes de Malvinas.

Por Rubén Landolfi

Ramón L. Falcón 1893 a metros de Carabobo Tel: 4631-2910 Mail: hola@museobarriodeflores.com.ar Contactate por Whastapp: 112 611 9800

https://museobarriodeflores.com.ar/ https://floresdepapel.com.ar/

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Marcela Morelo

Con la música en la sangre Por Belén Herrera Fotos: Gentileza Sony Music

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arcela Morelo creció entre el sonido del bandoneón de su abuelo y sus clases de guitarra clásica, por eso siempre supo que ella quería ser cantante. Mientras muchos le decían: “¿De qué vas a trabajar?”, ella tenía claro que iba a poder cumplir su sueño. Terminó el secundario y, aunque en esos primeros años tuvo que hacer otros trabajos, ese momento llegó. Lo que no imaginaba era todo lo que vendría después de grabar su primer disco: siete premios Gardel, otros tantos reconocimientos y una decena de trabajos discográficos lanzados al mercado. -¿Qué cosas la inspiran? -La vida, que no para de tirar letras para canciones. Yo hablo mucho del amor. De hecho, esta canción no se refiere sólo al amor de pareja sino al amor en general. Pero la vida me inspira mucho, las relaciones humanas, los encuentros, los desencuentros, el dolor que se vive cuando el amor no se da. No hablo solo de amor romántico. -¿Fue más difícil abrirse camino siendo mujer? -Nunca tuve un stop de `porque sos mujer esto no lo vas a poder hacer’. Nunca lo viví, no lo sentí y si lo sentí fue correr la mano y seguir adelante. No tengo la sensación de haberlo pasado. Siendo mujer atravesé un montón de etapas y no me sentí nunca inferior ni en diferentes condiciones que un hombre. Avancé según mi convicción. -Pero sí fue siempre consciente de las diferencias que hay en el mercado. -Sí, hay diferencias pero a mí no me pasó nada que me haya hecho sentir realmente `esto me está pasando por ser mu-

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jer’. Nunca me pasó. -De todos modos, usted trabaja en pos de que esa brecha no exista. -Por supuesto. De hecho, ahora y desde hace varios años que tengo una manager mujer, y viene mi hermana también de gira. Pero durante muchos años viajé sólo con hombres y nunca sucedió nada que

yo no quisiera que suceda. La igualdad la pongo yo ahí, con mis formas, mis maneras, mi convicciones y mis ganas de hacer y de atravesar lo que sea prudente para poder cantar. -¿Qué le aportó la maternidad a su carrera? -La maternidad le aportó a toda mi vida un montón. Me cambió completamente todo. Hasta el ADN te diría. Aunque no sean mis hijos de sangre yo siento que me cambió el ADN. Siento que soy la misma persona que vengo siendo pero es un antes y un después de haber sido mamá. No sé si tengo tanta conciencia de decir `ser madre me aportó tal cosa’, pero tengo otras prioridades, otra forma de ver las cosas, escuchar a mis hijos, ver por dónde van. Son fuente de inspiración permanente. De hecho `Almas gemelas’ de algún modo dice que el amor desborda y cura cicatrices, y con mis hijos es muy grande eso. Haber esperado tanto tiempo y después sentir que somos almas gemelas, que estábamos predestinados a encontrarnos. Que no importa ni mi edad ni la de ellos, ni todo lo que pasaron ellos ni lo que pasamos nosotros. Nos juntamos y empezó a funcionar. -¿Les interesa la música a ellos? -Sí, les gusta, nos une mucho eso. La bailan. A veces estoy haciendo algo y pa-


san y no me comentan nada pero otras me dicen `viste esa canción, cantala otra vez’. Me sirven de tester (risas). Es una revolución de amor enorme, con todo lo que eso significa. El desborde de ese amor que cura y los límites que también son importantes, para ellos y para mí. Es un aprendizaje todos los días, y un poco también de culpa. Por ejemplo, hoy estoy mal porque ayer todo el día mi hijo me buscó para jugar a las cartas y yo no podía porque estaba con otras cosas; igual fui al cine con los tres pero siempre piden más. Nunca es suficiente. -¿Está trabajando en un nuevo disco? -Sí, es un disco de intérprete que saldría este año. No voy a componer las canciones. Estamos eligiendo el repertorio de canciones ya hechas. -¿En qué se basa esa elección? -Son canciones que me gustan, que marcaron una época, y fundamentalmente que las tengo que sentir y poder cantar. Las pruebo y si me gustan nos decidimos a grabarlas. -El último verano estrenó un tema con Soledad Pastorutti, ¿cómo se gestó `Almas gemelas’? -Es una canción que hicimos con Rodo (Rodolfo Lugo, que también es su marido) y cuando la terminamos sentimos que la voz de Sole estaba ahí como sonando sola, a los dos se nos ocurrió ella y se lo dijimos, le gustó la canción y todo funcionó. Nos dijo: `estoy ahí cuando quieran’. Grabamos, salió y estoy muy sorprendida con toda la devolución que está teniendo. Está buenísimo todo lo que comenta la gente porque parecía que era algo que estaba pendiente y no lo hacíamos, que de hecho sí estaba pendiente entre nosotras porque tantas veces nos cruzamos en los shows invitándonos, pero nunca habíamos grabado nada. -¿Era algo que habían hablado entre ustedes? -En algún momento sí, de decir `tenemos que grabar algo juntas’, y se dio y ahora esto no lo para nadie. Hoy, hablando con Sole, ella me decía que los comentarios son hermosos y la verdad que sí, son de buena energía. -¿Qué tienen ustedes de `Almas gemelas’? -Un amor y un respeto por lo que hacemos muy grande. Trabajamos cada una con su familia, ella con su marido y yo con el mío. Las dos tenemos esas conversaciones de artistas, de necesidades de artistas que son hermosas, que yo sólo lo puedo hablar con una par. Porque por más que sea una amiga, si no se dedica a lo mismo hay ciertas cosas que no se hablan. Me pasa con Sole y con las otras cantantes con las que nos juntamos. Con esto puede ser que se den más cosas con Sole, que hasta podamos tocar y hacer un disco. Puedo fantasear porque hay buena onda y ganas de hacer cosas.

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Noticias del Café Despedidas Gregorio Plotnicki

Por Mario Sejas

Admirado y querido Porteñazo Gregorio Plotniki fundador y director del Museo Manoblanca, creador de la Orden del Buzón, un amigo dilecto, amante del tango y de Buenos Aires, entrañable vecino de Pompeya, poseedor de una amabilidad y afecto sin límites y con la humildad que sólo tienen los grandes. Con esa humildad y en silencio, sin alardes como fue toda su vida, así nos dejó, así se nos fue, en absoluto silencio partió, a los 83 años, en la madrugada del domingo 19 de julio: había nacido el 9 de octubre de 1937. En el año 1945, el 26 de octubre, la familia Plotniki se mudó a esa casa de la calle Tabaré 1371, casi esquina Centenera donde vivieron discretamente. Antes vivían en Avenida del Barco Centenera 3015, y allí nació Gregorio, en su querido barrio de Pompeya. En ese lugar, en esa casa de Tabaré 1371, Gregorio fundó en 1983 el Museo Manoblanca que está dedicado a la memoria del barrio de Pompeya y de Homero Manzi y por extensión al recuerdo de la gran historia diaria de los hacedores de esta hermosa Buenos Aires. Gregorio hizo realidad su sueño, más bien el de todo un barrio y de algunos vecinos que alguna vez lo habitaron y siguen estando presentes en Manoblanca con Homero Manzi, Julián Centeya y Daniel Giribaldi. El museo consta de tres salas, Juan Pueblito, Ben Molar y Francisco Gil. Tiene un portal con el nombre de “El Alma que Canta” en homenaje a la popular revista, y lueG. Plotnicki en el Museo Manoblanca go un pequeño patio que lleva el nombre de nuestro querido amigo el poeta Alberto Foto: Diario La Opinión de Rafaela Mosquera Montaña. En relación a la “Orden del Buzón” que entregara a distintas personalidades de la cultura, y otras no tanto, yo tengo el orgullo de haberlo recibido en el año 2001, Gregorio siempre contaba cómo se le había ocurrido. Decía que desde su casa veía el buzón que estaba en la esquina donde está el bar y que era parte de la infancia de los chicos del barrio, lugar obligado de citas y encuentros. Una nublada mañana de 1999 aparece un camioncito del Correo Argentino, con algunos operarios que levantan y se llevan el buzón. Entonces a él se le ocurrió escribir cartas a los diarios donde pedía “humildemente que el buzón sea restituido”. A los 16 días llega un señor que le dice que viene a traer el buzón que se habían llevado y le pide le indique dónde quiere que lo coloquen. Gregorio pide que lo ubiquen en su lugar, en ese lugar habían colocado nueve baldosas y él siempre decía que “esas nueve baldosas habían sepultado la memoria del barrio”. La esquina que inmortalizó Homero Manzi, la esquina de Centenera y Tabaré con su museo, fue declarada “Sitio de Interés Cultural” en 1997 por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Dios quiera que este sitio cultural no se pierda, que algún funcionario se acuerde de la gente de Pompeya y rescate a Manoblanca para que siga rindiendo homenaje a parte de la memoria de Buenos Aires. .......................................... “Que esta noche me esperan sus ojos En la Avenida Centenera y Tabaré”. ..........................................

Raúl Vera Ocampo

Por Susana Rodríguez Parera Raúl Vera Ocampo nació en La Rioja en 1935. Fue colaborador de la revista Sur, becario en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Roma, Director del Museo Municipal de Artes Plásticas Eduardo Sívori, Director del suplemento cultural del diario La Opinión, de Buenos Aires, entre otras relevantes tareas en el periodismo y en la cultura. En 1986 fue condecorado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por el Ministerio de Cultural de Francia. Publicó diversos libros de poesía, crítica y prosa. Hasta 1997 dirigió la revista “El Ojo en el Arte”. Fue jurado de Arte en importantes Concursos, Bienales y Salones Nacionales y Provinciales. Obtuvo el 1er. Premio Municipal de Poesía en 1992 por su libro “Älbum de Cámara”. Lo conocí en 2013 en ocasión de presentar uno de sus libros en el Café Tortoni. Recuerdo las charlas previas al acto, tan cálidas y amenas, con la sabiduría de los espíritus finos y sensibles, relatándome tantas experiencias compartidas con personajes notables a través del mundo con la sutileza de quien conoce la expresión a través de la palabra, del arte y de la música. Un espíritu de otro tiempo, a quien le dolía la realidad de su país y del mundo. El 22 de julio, después de padecer una larga dolencia, partió definitivamente hacia las regiones silenciosas donde quizás su alma pueda hallar las revelaciones anheladas, donde los “rumores clandestinos” que “rondan sin darnos/ cuenta/ agazapados sordos/ entre los bordes/ de los trapos/ o en medio del pliegue/ de un sonido/ murmurante/ como los quejidos/ de sueños despiertos” acaso acallen sus voces.

Raúl Vera Ocampo en el Café Tortoni

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Para los más chicos Se viene el Día del Niño, y por eso llegó nuestro combo pensado para los más chicos en su día. Este combo incluye: 1 taza Tortoni (de plástico rígido y apta microondas), 2 churros, 2 medialunas, 1 dona, 1 muffin, 1 alfajor Tortoni, 4 chipás, 1 yogurth, 1 jugo y UNA SORPRESA PARA COLOREAR (incluye crayones). Podés encargarlo de lunes a viernes de 11 a 18hs, vía WhatsApp 11-2393-3108 ó por teléfono 4342-4328. Tenés tiempo hasta este viernes 14/08. El envío es gratis y dentro de CABA.

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Luis Alposta

Tordo especialista en gomías L

uis Alposta es médico, poeta y ensayista y a veces, artista plástico. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, al francés, al alemán, al japonés e italiano y figuran en varias antologías. Además, muchos de ellos han sido musicalizados y grabados por la cancionista Rosita Quiroga, por Edmundo Rivero, Osvaldo Pugliese y Daniel Melingo. También es autor de múltiples comunicaciones académicas y de colaboraciones en diarios, revistas literarias y programas radiales. Desde 1968, es Académico Emérito de la Academia Porteña del Lunfardo con la que estuvo ligado desde su fundación en 1962 y en la que ocupó la vicepresidencia en el año 2006. Fue, en toda la historia de la Institución, el académico más joven y desde el año 2000 es Académico en la Academia Nacional del Tango. El 22 de agosto del año 2008 es designado Académico de Número en la Academia de Historia de la Ciudad de Buenos Aires. Desde 1976 es Presidente de la Junta de Estudios Históricos de Villa Urquiza que él mismo fundara ese año, en homenaje a su querido barrio de Villa Urquiza. Ha prologado diversos libros y es autor de casi veinte títulos, entre algunos de los cuales figuran “Los bailes del Internado”, publicado en 1977; “Antología del Soneto Lunfardo”, 1978; “Geografía Íntima

de Villa Urquiza”, 1981; “Todo Rivero”, 1985; “El Lunfardo y el Tango en la Medicina”, 1986, con prólogo del Dr. Luis Federico Leloir; “Con un Cacho de Nada”, 1986; “Definitiva Buenos Aires”, 1986 en colaboración con varios autores, dirección de Enrique H. Puccia; “Primer Diccionario de Homeopatía”, 1993; “La Culpa de Martín Fierro”, 1998; “Mosaicos Porteños”, 2005; y ¡ “Araca Lacau! de 2007, recopilación de diálogos escrito en colaboración con José Retik También ha publicado breves ensayos como el refranero “El ojo en boca de todos” del año 2008; “Acerca del dinero” de 1984 y “Homero, susheta por dentro” de 2003.. Luis Alposta, su nombre completo es Luis Alfredo Alposta, nació en Buenos Aires el 30 de junio de 1937 y luego de realizar estudios en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, de la que egresa en 1963, se dedica los primeros años a la especialidad de Obstetricia y Ginecología. Luego es becado por la Universidad de San Pablo, Brasil y en 1974 por el Instituto de Geriatría de la Ciudad de Bucarest en Rumania realizando estudios de perfeccionamiento en Clínica Geriátrica. A esta última le dedica en forma exclusiva veinte años de su vida. Posteriormente entre los años 1988 y 1989 y sin abandonar la Geriatría, realiza estudios de Homeopatía en la reconocida Escuela Mé-

Luis Alposta con Osvaldo Pugliese

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Por Mario Sejas

Luis Alposta dica Homeopática Argentina Tomás Pablo Paschero, especialidad que ejerce actualmente. Ha formado y aconsejado a nuevos especialistas. Alposta vive en el corazón de Villa Urquiza, su querido barrio donde formó y tiene su hogar y su consultorio; su hogar que comparte feliz con su compañera Vicky y sus hijos Virginia, Luis, Ignacio y Emilio. Allí recibe a sus múltiples amigos, algunos famosos y es donde da rienda suelta a su


Luis Alposta con Enrique Cadícamo fecunda inspiración de poeta y letrista de tangos y en algunos momentos, también esporádico artista plástico. Alposta es médico, historiador, coleccionista, poeta, artista plástico y fundamentalmente entrañable amigo, dueño de una humildad que solo poseen los grandes, un hombre de bien y para describirlo de forma bien porteña, es un “Tipazo”. Supo cultivar la amistad con Rosita Quiroga con quien compuso la milonga “Campaneando mi pasado”; con Edmundo Rivero con quien realizó siete temas, entre otros tangos el clásico en Japón “A lo Megata”; con el maestro Osvaldo Pugliese: “Se viene el dos mil” y “Hoy por hoy”, este último grabado por la orquesta de Beba Pugliese con la voz de Darío Vitale, y con su amigo del barrio, Jorge Casal cantor en las orquestas de Florindo Sassone y Aníbal Troilo; con el Tata Cedrón que le grabó en París siete de sus letras traducidas al francés y ade-

Dibujo de Carlos Gardel que se halla en el Café Tortoni

Luis Alposta con Edmundo Rivero más con Daniel Melingo que le grabó entre otros temas el “Tango del vampiro”. Ha realizado tres viajes a Japón y varios a otros países de Europa. No quisiera dejar de mencionar un párrafo de la presentación que hiciera Jorge Waisburd, en ocasión de la presentación del libro “Mosaicos Porteños”: “Hay que decirlo: Luis es muchos Alposta. El médico, el vecino de Urquiza, el estudioso, el amigo, el poeta, el pibe que se esconde detrás del tordo tordillo, el coleccionista, el esposo y el padre, claro. O sea: Luis Alposta está hecho de mosaicos, todos porteños, como su libro, armado como un gran mural artístico del que surgen emociones, enseñanzas y esa característica de los creadores que buscándolo, o sin querer, provocan el asombro”. Alposta en “Definitiva Buenos Aires” escribió: “A veces me pregunto cómo sería esta ciudad sin sus poetas. Cómo sería Buenos Aires

De no haber existido el Tango”. En 1982, el recordado poeta Enrique Cadícamo, desde Mar del Plata le dedicó unos versos de los que transcribo las primeras estrofas: “Pedigré de Luis Alposta; Galeno, escritor y bardo; un buen hijo de “Lunfardo” y de “Corrientes angosta”. Del tango, gran camarada, Y sobre el pucho – lo digo – Desinteresado amigo, Capaz de cualquier gauchada”. La admiración por Gardel y su concepto de la amistad, han inspirado a Luis dos emblemáticos dibujos bocetados en pocas líneas. El original de Gardel se encuentra en la galería de Café Tortoni; el de la amistad que simboliza una mano con una copa lista para el brindis, lo copia en cada ocasión que dedica un libro. ¡Salud querido amigo Tordo!!

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Cien años de radio argentina

Una historia con futuro Por Sergio F. Romero*

“U

na historia con futuro” es uno de los slogans elegidos para la celebración oficial del centenario de la radio argentina, y creemos que es muy acertado. La primera transmisión realizada en nuestro país el 27 de agosto de 1920 disputa por meses o días con otras en el mundo por ser la primera. Fue Enrique Telémaco Sussini y el grupo de “los locos de la azotea” quienes ese día transmitieron desde el Teatro Colón la Ópera Parsifal, de Richard Wagner, a una treintena de receptores distribuidos por la ciudad. Como todo medio masivo, la radio nacía con el imaginario de ser vehículo de la “alta cultura” para luego en el día a día expandir sus contenidos, subvertir ese mandato y comenzar a propagar el entretenimiento y la cultura popular. Los años veinte fueron años de pioneros y de experimentación. Desde el punto de vista del oyente, los cambios más grandes de la época – la aparición de las radios a válvula y con parlantes – convertirían la experiencia de escuchar radio de individual – con el oyente “encerrado” en sus auriculares – a social. La familia comenzó a reunirse alrededor del receptor, y la programación y la disputa y consenso por los programas a escuchar comenzaron a ser

Informándose con “Radiolandia” parte del diálogo familiar cotidiano. Pero serían las tres décadas siguientes en las que la radio sería la dueña indiscutida de la información y el entretenimiento cotidiano. Los treintas, en Buenos Aires, encontraría el dial poblado de radios que ya apuntaban a distintos públicos que no solo

“Vivir para una tristeza”. Violeta Antier y Alfredo Alcón en un ensayo de esta obra escrita por Leonardo Catalano para el Radioteatro Kolynos, transmitido por Radio El Mundo

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escuchaban las audiciones desde sus casas sino que participaban activamente concurriendo a los auditorios y a los grandes estudios a ser partes ellos mismos del espectáculo radial como concursantes o como espectadores de sus artistas favoritos. A su vez, ir a tocar, a actuar o a cantar a la radio era una actividad cotidiana para los artistas. Las presentaciones radiales se alternaban con las actuaciones en teatros, clubes, cabarets. De hecho, una de las catedrales de la radio en Argentina, el edificio especialmente construido a principios de la década del ’30 por Editorial Haynes para LR1 Radio El Mundo, justificaba su enclave en Maipú al 500 por conveniencia y cercanía de la calle Corrientes, corazón de la zona de teatros y cabarets de la ciudad, para que los artistas pudiesen ir y venir con celeridad y comodidad. Entonces, el “star system” vernáculo ya estaba en pleno desarrollo. El cine, la radio y la presencia en revistas que describían y comentaban el mundo del espectáculo como “Radiolandia” o “Sintonía” hicieron que las muchachas y muchachos de esa época pudieran vivir y soñar con sus ídolos, a los que iban a contemplar, y a pedir autógrafos a las puertas de las radios. Durante esos años, la radio desarrolló diversos formatos para abordar las temáticas que la ocupaban. Algunos están tan naturalizados que nadie piensa siquiera que alguna vez hubo otra manera. Sin embargo, no fue hasta bien entrados los años treinta que las radios tuvieron sus “boletines informativos” a intervalos regulares de tiempo. Y por otro lado, existieron intentos que no perduraron, como aquel noticioso en el cual se seleccionaban y leían noticias que eran dramatizadas por un grupo de actores como si fuese un ra-


dioteatro. La radio estuvo muy presente en la cultura argentina durante su “Edad de Oro”. Propuso formas de ver la vida, impuso modas y muchas de sus creaciones quedaron reflejadas en frases que se repitieron hasta mucho después que terminaran los programas que les dieron origen, como “tener mas problemas que Los Pérez García”. Pero ese reinado comenzó a verse amenazado cuando el 17 de Octubre de 1951 nació la Televisión, que rápidamente comenzó a reelaborar formatos que se habían desarrollado en las radios, como las telenovelas y los shows en vivo, y a ganar la audiencia a partir del mediodía hasta la medianoche. De ahí que la radio debió reinventarse: pasó su “prime time” a la mañana, abandonó paulatinamente la ficción y los shows en vivo y se aligeró. Aparecieron los magazines matutinos, en donde noticias, reportajes, música y humor se fueron mezclando en diversas proporciones para los distintos gustos de los oyentes. Fieles oyentes que empezaron a seguir las audiciones desde sus autos, sus trabajos, y hasta caminando con la radio pegada al oído gracias a la miniaturización de los receptores debido a otro cambio tecnológico fundamental: la aparición de las radios a transistores. La Spica pegada al oído escuchando los relatos de Fioravanti o Muñoz, inclusive estando en la propia cancha, son una postal emblemática de lo que significa la radio para su oyente. La música y las palabras comenzaron a acompañar a los oyentes por todos los rincones de la casa. La experiencia de la radio

En la Cartelera de Radio El Mundo, en busca del programa deseado

Otoño de 1956. Programa “Ronda de Ases” que se emitía por Radio El Mundo De izq. a der.: Fontana, Pontier, Gobbi, De Angelis, Piazzolla, Orfeo. Col.: R. Landolfi


volvía a individualizarse de alguna manera al multiplicarse la cantidad de receptores. Más receptores permitían que cada uno haga su propia experiencia. “Con los libros y mi radio / que me van a acompañar” cantaba Vivencia en la apertura de “Imagínate – Flecha Juventud”, el programa, trazando un perfil de aquellos adolescentes y jóvenes que estudiaban mientras escuchaban rock por las noches a fines de los setentas. La aparición de la FM y de la FM estéreo a fines de los setentas generaría más cambios en la forma de programar y escuchar. Y la radio siguió su curso, cubriendo todo el día y la noche. Nuevas voces, nuevas formas. Se multiplicaron las FM tras la vuelta a la democracia, se democratizó el acceso y nacieron muchas radios comunitarias. Hasta que, a mediados de los noventas, la Internet comercial y la convergencia tecnológica volvieron a hacer que la radio,

1937. Transmisión en vivo de los carnavales. A la izquierda: LR3 Radio Belgrano. Teleteatro auspiciado por Toddy. Encabezaban el elenco Oscar Valicelli y la actriz Nélida Bilbao, bajo la dirección de Carlos A. Petit, autor también de la obra inicial llamada “Toddylon, El Valeroso”. En la foto, en un momento de la transmisión. Abajo: LR1 Radio El Mundo: Los Mac Ke Mac’s, Antonio Carrizo, Jorge Fontana, Martine Carol Col.: R. Landolfi pero también la televisión y los diarios tuvieran que repensarse, que hibridarse. Entonces, la radio comenzó a tener imagen y emitirse por la web, y también sus contenidos comenzaron a estar disponibles “on demand” como podcasts. Lo cierto es que nadie puede decir cómo seguirá esta historia, pero el “hacer radio” con los medios disponibles es una actitud y un modo de trabajo que no se perderá. El futuro, para ella es desafiante, es desconocido y por lo tanto, fascinante. Para saber más y construir entre todos la historia de la radio argentina, www.radio.gob.ar a partir del 27 de agosto. *Sergio F. Romero Guionista y productor audiovisual y transmedia sergio@blankspot.com.ar Fotos: Gentileza ENACOM - Experiencia transmedia: “Cien años de radio argentina. Una historia con futuro.

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Por Blas Vidal

Frankenstein, puente para una reflexión sobre los tiempos que vendrán. Días pasados, la Comisión de Cultura de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), realizó un llamado a la reflexión sobre el libro “La mujer que escribió Frankenstein” de la escritora argentina Ester Cross. En este libro. la autora aborda la vida de Mary Shelley (Mary Wollstonecraft Godwin) (1797- 1851), quien escribiera “Frankenstein o el moderno Prometeo”, novela que finalizó a sus 18 años de edad. Fue esposa de Percy Bysshe Shelley escritor y poeta romántico inglés, quien falleciera prematuramente. La intención de la Comisión de Cultura de APA al convocar a artistas plásticos relacionados con la Asociación no fue solo el envío de una reproducción de obra de nuestra autoría si no también un comentario que el tema Frankenstein pudiese originar en nosotros. Patricia O´Donnell, la directora de la Comisión, realizó esta selección que a continuación podrán leer... A propósito de los escritos de Esther Cross en su libro “La mujer que escribió Frankenstein”. No recuerdo si Mary Shelley en su novela dice que este heterogéneo ser ensamblado por el Dr. Frankenstein estaba compuesto por partes de diversos cadáveres, pero se intuye que una creación así fuese originada en un horror de esas características; horror, ese mismo y semejante horror que siente la criatura engendrada, como quizás Adán lo padeciera en aquel Paraíso; es la misma espantosa soledad de lo desconocido…el sentimiento “unheimlich” que nace de ese malestar, que tan bien explicara Sigmund Freud en sus estudios sobre lo siniestro. Y así, estas criaturas a pesar de su fealdad y su deficiencia intelectual, necesitan expresar la necesidad de la compañía para mitigar ese horror, una compañía que por otra parte establece un vínculo para otra creación, la continuidad de su especie, esa forma de eternizarse, sentirse acompañados. Estas preocupaciones ocuparon a los antiguos griegos con sus míticos personajes metálicos, una suerte de sofisticados juguetes mecánicos que con Herón o Arquímedes propiciaron la creación del autómata, hasta que luego en las juderías de Praga, en el siglo XVI, el Rabino Loew o Juda León intentó desafiar al creador con la creación del Golem. Tres siglos más tarde, ya en el 1800, Mary Shelley con el “monstruo” de Frankenstein actualiza similares intenciones que hoy vemos en nuestros días a partir de novedosas arcillas tecnológicas que enfrentan al sagrado hermetismo de los dioses. ¿Qué busca el hombre?... ¿por qué busca reeditarse?... tal vez sea esa desesperada búsqueda la que pretende obtener información sobre la vida y la muerte y que, con los elementos temporales a su alcance, cuestiona internamente a Dios para que le revele sus zonas más herméticas sobre la inmortalidad. Pienso en el poema de Jorge L. Borges, “El Golem” cuando al redondear su rima dice: … “quién nos dirá las cosas que sentía Dios, al mirar a su Rabino en Praga?”... Tal vez una advertencia poética, que es filosófica, para estar atentos a la robotización, que ahora en estos tiempos y los que vendrán, usará los adelantos de la técnica. Otras arcillas, formas nuevas de la alquimia y la Cábala para cambiar la historia de la humanidad conocida. Tecnologías y entusiasmos -esta manera de estar en Dios-, para la concepción de robots autómatas, como es el caso de Sophia creada por la empresa Hanson Robotics y que ya tiene identidad al serle otorgada la nacionalidad saudita. Vuelven a molestar en nuestras actuales sandalias, los antiguos escrúpulos… ¿Qué esperamos?.... ¿Qué nos espera?...

“El Golem”, caja técnica mixta, 1998. 70 x 50 x 8 cm de profundidad. Expuesta en el Palais de Glace en un Salón de homenaje a Borges.

Blas Vidal

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Sobre los misterios de la creación.

Artes Plásticas Como emanado desde un centro tecnológico el arte en su transgresiva realidad se nos presenta como declaraba Marinetti en 1912: “Por medio de ciencia, mecánica y arte representamos otra realidad”. Nos causa asombro la construcción y variedad de extraños espacios de artificio, objetos y complicados mecanismos de autómatas desde la antigüedad hasta el siglo de las Luces. Pero es en la novela Frankenstein de Mary Shelley que nos cuenta sobre un científico que pareciera querer arrebatarle a Dios ser el único creador de un ser como el humano. Poniéndonos en contacto con la terrible historia de un ser artificial y monstruoso en apariencia que deberá interpretar al Mundo y que no ha tenido ni Madre ni pasado. Nacido y construído en un laboratorio recibiendo descargas eléctricas en noches de tempestad y donde todo parece conducir por un Camino Maldito, pero también, cuando en una Noche contemplamos la magnificencia de un cielo estrellado entramos en una extraña sensación de plenitud ante la maravillosa grandeza del universo. Pero después es posible que nos preguntemos ¿porqué existe el mal? El nombre Frankenstein parece contener en su sonido un nivel de potencia mágica, donde Víctor el científico terminará por compartir su nombre con el monstruo. Tal vez, hay artistas que viven un sentido parecido en la búsqueda de los contrarios de su interior y el acto de su obra y creación a nivel mítico, que les ayudará a encontrar redención y equilibrio. Es en el Arte donde se refleja la inmensurable odisea de nuestra existencia hasta descifrar los secretos que callan y esconden los hechos y las cosas, y con un Prometeo silencioso que nos entregará las imágenes de todas las realidades yendo más allá del Bien y del Mal. Néstor Cruz

“Dedalo”, óleo, 80 por 60, 2017.

“Frankenstein o el moderno Prometeo” Un relámpago desencadena la verdadera obsesión de Víctor Frankenstein: la utópica y desaforada idea de crear algo vivo a partir de la materia inanimada. Una idea que trasciende la realidad y adquiere vida propia. Incansablemente juega el juego de ser Dios e insiste con desmesura y ferocidad en su creación que no puede definir bien de qué se trata ni para qué sirve. La verdadera obra de arte, como el fuego robado de Prometeo, ilumina cálidamente el conocimiento y así es como Victor Frankenstein se convierte en el indiscutible paradigma del artista. Jacques Bedel

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“La garra de Dios”, 120 x 240 cm, Polietileno y policarbonato, 2008.


Blas Vidal: “Clonación”, Caja técnica mixta. 1997 70 x 50 x 10 cm de profundidad.

Néstor Cruz: “Pensamientos de una muñeca”, óleo, 80 por 110 cm, 2012. Néstor Cruz.

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