Tiempo de aventuras ¿Los últimos días de los dinosaurios?

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Capítulo 1

LÍNEA DE SALIDA 2

—Ya sé que estáis deseando que toque el timbre para poder empezar vuestras vacaciones de verano, pero antes vamos a hablar de un tema muy interesante. ¿Sabéis hace cuánto se extinguieron los dinosaurios? —dijo don Manuel, tutor del último curso de primaria del colegio donde estudian nuestros cuatro protagonistas.

Al igual que el resto de los días del año, a don Manuel le gustaba vestirse de sport, con un conjunto de vaqueros, camisa a cuadros y mocasines. Llevaba una negra barba recortada y muy arreglada, formando una curva en su rostro.

Se encontraban en un colegio de primaria en un pueblo de Sevilla, en una clase de paredes blancas, en la planta baja, con dos ventanales y

ba el final de las clases, del curso y el principio de las vacaciones de verano.

—¿Algún otro voluntario? —dijo don Manuel.

Entonces Mario levantó la mano.

—Sí, Mario.

—Porque cayó un pedrusco —dijo este.

La clase rompió en risas y don Manuel dio la respuesta por buena, pero la mejoró. Mario pensaba en hacer una gracia, pero le salió mal; siempre intentaba que la gente se riera con él, pero nunca lo conseguía, ya que acababan riéndose de él.

—Ese «pedrusco» fue un asteroide de al menos 10 km de diámetro. Según estudios actuales, se cree que la fauna y la flora de aquella época, llamada Cretácico tardío o Cretácico superior, ya estaban en proceso de extinción debido a sucesivas erupciones volcánicas y terremotos, que, junto con la elevación de nuevas tierras, llevaron a la migración de los dinosaurios del norte al sur y viceversa. Esto condujo a que estos animales enfermaran: los del norte, por las enfermedades del sur, y los del sur, por las enfermedades del norte. Estas causas, junto con los volcanes y terremotos, llevaron a la extinción a casi todas las especies

no es tal, sino fibra de carbono de alta densidad. Todo el coche está blindado con planchas de kevlar. Incluso los neumáticos son especiales, ya que no están huecos, sino rellenos de una resina especial de invención propia que los ha endurecido hasta el punto de que ninguna mina terrestre podría destruirlos. Las llantas son de acero cromado; los faros, antiniebla, y tiene un segundo parachoques de acero de neodimio, un nuevo acero inventado por mí. Quizás algún día se lo venda a la Agencia Espacial Europea. Por supuesto, el motor tiene dos respiraderos: uno por encima del capó y otro en la baca para mayor seguridad. Contamos con cuatro ruedas de repuesto y con un elevador, por si las ruedas fallan o no se adaptan al terreno. El vehículo cuenta con dos pares de raíles con cadenas de acero de neodimio. Además, lleva todos los accesorios comunes en cualquier coche de aventuras: ropa de abrigo, comida y bebida en forma de barritas y batidos proteicos. También llevamos armamento no letal, como tasers, armas con balas de goma, botes de gas y trajes de protección especial. Para momentos de máxima emergencia, llevamos hala

bes de ceniza volcánica. Además, el ordenador ha medido los gases del aire. Hay una cantidad considerable de dióxido de azufre en la atmósfera. El aire es difícilmente respirable, de ahí que esos dinosaurios estén tosiendo. Creo que uno acaba de caer muerto —dijo Elena.

—Pero ¿cómo sabes que faltan dos días para la caída del asteroide? —preguntó Mario, con cierta ansiedad y pánico en la voz.

—Es más bien un cálculo a ojo —explicó Nicolás con calma y naturalidad, para tranquilizarlo—.

Veis esas estrellas fugaces, pues son parte del asteroide que está justo ahí. Veis esa gran bola brillante. A decir verdad, parece más un cometa que un asteroide, pero lo raro es que parece mucho mayor de lo que nos dijo don Manuel. Parece como si estuviéramos más cerca, o tal vez el asteroide haya cogido impulso, lo cual es imposible. Oh, vaya, no es eso. Me parece que hemos cambiado la velocidad de rotación de la Tierra, aunque todavía no sé cómo. Disculpadme, tengo que hacer unos cálculos, porque, por el tamaño que representa, parece tener 15 km de diámetro, y eso no puede ser, ya que el cráter habría sido mucho mayor de 300 km. Lo

vemos mayor porque está más cerca debido a que la Tierra ha doblado su velocidad. Claro, debido al salto temporal, hemos cambiado la velocidad de la Tierra con respecto al Sol. Y no solo eso, hemos duplicado su velocidad solo por mover las moléculas de oxígeno del aire. Al aparecer una materia nueva en un lugar donde antes no estaba, ocupa un espacio que no era el suyo y... ¡Mierda! Creo que hemos creado una paradoja temporal.

—¿Una qué? —dijeron los otros tres al unísono—. Perdona, no te hemos escuchado, pero le hemos puesto nombre al cometa. El cráter no se llama Chicxulub; pues al cometa lo hemos bautizado como Hop, «el destructor de vida». ¿Qué nos estabas diciendo?

—Que creo que hemos creado una paradoja, aunque todavía no sé cuál.

—¿Hay varias? —preguntó Elena.

—Unas pocas —respondió su hermano.

—¿Y vosotros de qué me estáis hablando?

—preguntó Nicolás.

—Pues nada, le hemos puesto nombre a la roca que mató a los dinosaurios —dijo Mario, con una sonrisa en la cara.

—Según mis nuevos cálculos, el cometa caerá en la Fosa de las Marianas, y no creo que mate a todos los dinosaurios. Eso sí, si el ordenador no se ha estropeado durante el viaje.

—Viaje el que te voy a meter yo si no nos sacas de aquí. Hop se está acercando. No creo que tengamos dos días; más bien tenemos menos de uno —dijo Elena.

Elena trataba con tanta familiaridad a Nicolás porque, desde el vientre materno, le estaba «dando viajes», ya que eran mellizos. Elena era la mayor. Era tan guapa como inteligente y, aunque muy coqueta, siempre llevaba en la mano algún libro de electromecánica o alguna revista como Investigación y Ciencia. De metro sesenta de altura, morena, con ojos verdes y algunas pecas en su rostro. Su hermano Nicolás, de casi su misma altura y complexión, tenía ojos azules y el pelo rubio. Por su vestimenta desaliñada, nadie diría que es el mejor científico que ha visto el mundo. Después estaba el amor de Elena, Alberto, alto y guapo, jugador de fútbol y delantero del equipo de la escuela. Y como portero estaba Mario, que era casi tan grande como la portería, aunque más grande era su simpatía y su corazón.

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