2 minute read

Los Desastres de la guerra

Next Article
Bibliografía

Bibliografía

Conocida la técnica del grabado y revelado el realismo con el que se trata en el film, es preciso introducirse en las obras que Goya compone: Los Desastres de la guerra. Aunque en la película no se exponga de tal manera, al desenvolver de manera pobre y vaga las motivaciones y pensamientos del artista, cabe señalar el importante calado que la Guerra de Independencia tuvo en la personalidad Goya e, irremediablemente, en su obra también.

En sus primeras etapas artísticas, Goya había adquirido una aclamada reputación en la Corte española, tal y como hemos mencionado. Con la llegada de los franceses, la guerra y la invasión napoleónica, cambiaron profundamente su perspectiva y su arte, conformando un ideario muy distinto al que había desarrollado como pintor de la corte.

Advertisement

Durante este inestable período, compuso la serie de grabados: Los desastres de la guerra, mostrando los horrores y la brutalidad de la guerra, así como las terribles consecuencias que supuso para los civiles. Realizados en la intimidad del artista, dichos grabados nunca fueron compuestos para salir a la luz, sino que perduraron como parte de su testamento, hasta que fueron publicados años después de su fallecimiento. Sin embargo, bien es sabido que la brutalidad de la guerra no solo tuvo impacto en la obra del artista, sino que su personalidad también sufrió una importante transformación, también consecuencia de su ya nombrada sordera. Se convirtió en un artista introspectivo, encerrado en sí mismo, observador y crítico con la sociedad de la época y los gobernantes que regían España. Su arte se convirtió en una profunda cavilación sobre la fragilidad de la existencia humana, manejada por un sino despótico y cruel.

Goya representa los desastres de una guerra que vive de primera mano. Cuando inicia la creación de

Los Desastres de la Guerra (1810) en su mente se encuentran vívidas las impactantes escenas, colmadas de violencia y horrores, que habían llegado hasta él, ya fuera a través de sus propios ojos o narradas por amigos y conocidos. Goya inscribe en la pintura de la época el concepto de pintura de la realidad, reflejo de la realidad y ajena a idealizaciones. Es el retratista de un pueblo que sufre. El calado de esta guerra fue tan profundo que Goya dejó a un lado su faceta académica para encontrarse con su yo más romántico. Un cambio que le llevará a alejarse de la Corte, tras la guerra, para afincarse en las afueras de Madrid, a la llamada Quinta del Sordo, donde comenzará a trabajar en sus obras más íntimas y subjetivas: las Pinturas Negras.

Si bien es cierto que Goya había demostrado con anterioridad cierto interés por la representación de la violencia, sobre todo en sus grabados anteriores, donde el grabadista dejaba fluir sus bestias internas, es inevitable contemplar en Los Desastres de la Guerra la eclosión definitiva en su perturbado vínculo con la violencia. Esta relación es realmente compleja de interpretar. Por un lado, Los Desastres de la Guerra muestran una clara repulsión hacia los actos crueles y violentos, y es en esta serie de grabados donde se presenta una de las representaciones más impactantes y profundas de la brutalidad y el sufrimiento humano, cuya línea seguirán sus tan famosas representaciones del 2 y el 3 de mayo. Por otro lado, no podemos dejar de sentir esta fascinación que Goya demuestra por la violencia y la crueldad, ya latente en los grabados de 1810, más palpable aún en sus posteriores Pinturas Negras, que no dejan de ser una consecuencia del impacto brutal de la guerra en el senecto Goya. Podemos considerarlo un pacifista o un maníaco, en su ambivalente relación con la violencia, lo que es innegable es su capacidad innata para conmover, siendo imposible quedar indiferente ante todas y cada una de las obras mencionadas.

This article is from: