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Técnica de grabados
En “Los fantasmas de Goya” las escenas que muestran la realización de Los Desastres de la guerra (1810- 1815) son tratadas con verdadera importancia por los realizadores, otorgándoles gran realismo y precisión. Para la ejecución de dichos grabados, se utilizó la técnica del aguafuerte, consistente en dibujar o grabar sobre una plancha de metal (generalmente cobre) cubierta con una capa de barniz resistente al ácido. Luego, la plancha se sumergía en un ácido que disolvía las áreas que no estaban protegidas por el barniz, creando una especie de relieve en la superficie de la plancha. Después de limpiar la plancha, se solía aplicar tinta sobre la superficie grabada, para luego imprimir la imagen sobre papel.
La técnica del aguafuerte permitió a Goya crear grabados con una gran cantidad de detalles, desde los pequeños gestos en los rostros de los personajes hasta los detalles en la ropa, las armas y los objetos. También le permitió lograr diferentes texturas y tonalidades, como los oscuros intensos y los claroscuros que contribuyeron al realismo y la intensidad emocional tan característica de la serie Los desastres de la guerra.
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Sin embargo, para la elaboración de la serie Los Desastres de la guerra Goya empleó materiales precarios ante la falta de planchas de calidad. Redujo también el uso de aguatinta, sin duda a falta de resinas. La pobreza que trae consigo una guerra también fue experimentada por el artista, que carecía de los recursos y materiales de los que había dispuesto para grabados anteriores, como los Caprichos. Esto propició que las escenas grabadas estuvieran compuestas por figuras sobre fondos prácticamente vacíos, llenos de contrastes. Lo que, sin duda, no le impidió conformar una narración verosímil: la escenificación de la tragedia. Esta falta de escenario será entendida como parte de la linealidad de la serie que, pese a desenvolverse en este entorno etéreo, dibuja una auténtica crónica de guerra.
Como hemos comentado, en el film se cuida delicadamente la escena de elaboración de los grabados. La introducción de ciertos elementos detallistas conforma una secuencia altamente fiel a la realidad. Por ejemplo, la presencia del ayudante, pues Goya precisaba de la colaboración de un grabador para crear los grabados finales a partir de sus diseños.
Pinturas de la guerra
En la película, Goya, después de presenciar la devastación que ha dejado la guerra, los muertos, la violencia y aquella devastada estampa costumbrista que tan bien conocía, lo vemos pintando tanto La carga de los mamelucos como Los fusilamientos del 3 de mayo. Ambas obras intercaladas con escenas de dichos desastres dejando entrever el proceso creativo en que dibuja y luego pasa a las capas de pintura.
Sin embargo, estas secuencias no son fieles a la realidad. Las representaciones del 2 y el 3 de mayo no son pintadas en pleno desarrollo de la guerra (1808-1814), sino que se componen en un 1814 cercano al regreso de Fernando VII. Debido a la difícil situación económica en la que Goya se encontraba y buscando la aprobación del (tristemente) llamado “El Deseado”, solicita permiso para «perpetuar por medio del pincel las más notables y heroicas acciones o escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano de Europa». Si bien es cierto que ambas obras muestran una desgarradora guerra, nada tienen que ver con la atroz violencia de sus grabados, creados en el seno de una guerra, ajenos a convencionalismos y miramientos.