28 minute read

Julia de Burgos: mujer-poeta, puertorriqueña y universal. Entrevista a su sobrina, María Consuelo Sáez Burgos • Víctor Hernández Rivera

Julia de Burgos: mujer-poeta, puertorriqueña y universal

Entrevista a su sobrina, María Consuelo Sáez Burgos

Víctor Hernández Rivera

I. Introducción

Cuando la Revista Magisterio decide publicar un número para unirse a la celebración del Centenario de esta extraordinaria mujer-poeta, que es Julia de Burgos –tan puertorriqueña y tan universal–, se quiso desde el primer momento, dar espacio a diversas voces, miradas y propuestas que pudieran presentar estudiosos e investigadores de su obra. También, desde ese momento, se procuró que una voz autorizada por la memoria y por la sangre nos pudiera ofrecer su testimonio sobre su vida y la poesía. La licenciada María Consuelo Sáez Burgos, sobrina de Julia e hija de la licenciada Consuelo Burgos García, hermana de la poeta, muy vinculada a la vida de esta mujer desde diversas perspectivas: en la familia, en la poesía, en el magisterio, en la patria, en el dolor y en el amor.

María Consuelo Sáez Burgos cultiva y fortalece, día a día, el legado y la memoria histórica de Julia de Burgos, memoria histórica que se revela en el redescubrimiento de una vida y una obra que trasciende las fronteras del espacio vivido por la poeta. En fin, María Consuelo se ha echado sobre sus hombros --con pasión y con ternura--, como fiel peregrina, la misión de divulgar ese inmenso mundo de la poeta, y con vocación magisterial, ponerlo en manos de todo el que se propone aprender y enseñar la trayectoria de vida y poesía de una de las más grandes mujeres de la América Hispana. A continuación se presenta una entrevista en la que la licenciada Sáez Burgos deja volcar su corazón para narrar detalles de una vida diferente, que parece construida al calor de un mundo espiritual y mágico, nutrido de paisaje, de agua, de sol, de aire y de poesía.

II. Entrevista

VHR: Considero siempre que el entorno y el conjunto de experiencias de la niñez constituyen elementos básicos en la formación del carácter, la vocación y la sensibilidad del ser huma-

no. A eso se une también el núcleo familiar y el conjunto de personas con las que cada cual, en los primeros años, se pone en contacto. ¿Cómo fueron esos primeros años de Julia de Burgos? ¿Cuáles fueron las claves de su primera formación?

MCSB: Definitivamente coincido, que en gran medida, el entorno y el conjunto de experiencias de la niñez nos marcan para toda la vida. En el caso de Julia de Burgos se exacerba esto. Siempre he dicho que todas las esencias de Julia se dieron y surgieron desde esa primera niñez. Julia nació el día 17 de febrero de 1914, en el barrio Santa Cruz, de Carolina. Nació a las cinco de la mañana, rodeada por la naturaleza en su más maravillosa y espectacular manifestación. Y esa naturaleza, de la cual Julia habla posteriormente en sus poemas, es precisamente la naturaleza que fue su cuna. Es la primogénita de una familia de trece hijos, de los cuales sobreviven siete. Por lo tanto, Julia es la que va a ver, a vivir y a sentir la muerte del resto de sus hermanitos. Va a ser Julia la que desde pequeña va a tener como misión en su vida --autoimpuesta y autoseleccionada-- de adornarle la senda a sus hermanitos muertos. Ya Julia sentía y percibía que ella tenía un don especial; que tenía que ver con ese vínculo especial que ella tenía con la naturaleza y el universo. Así que entendía que era su misión en la vida adornarle el sendero a sus hermanitos muertos, así como a todos los niños muertos en la comunidad. Julia buscaba las mejores flores y buscaba también los mejores frutos del campo. Vestía a los niños muertos en forma adecuada para ese viaje donde ella iba a ser el contacto entre el mundo vivido por éstos y el más allá. Los vecinos delegaban en Julia esa función. No era solamente que Julia lo quería hacer, sino más bien, que los vecinos le bautizaron y le acogieron esa propuesta. De ahí que cada vez que moría un niño era Julia la encargada de adornarle la senda. Vemos entonces el origen del panteísmo y el deísmo que Julia reflejará en términos de sus concepciones de vida, y posteriormente, en su misma poesía. Todo esto proviene, en gran medida, de ese contacto estrecho que tuvo desde niña con la naturaleza. Tengo que añadir sobre ese contacto con la naturaleza, que Julia cuando iba para la escuela, --observa qué cosa preciosa--, cogía los matojos que había en el trayecto y les hacía trenzas. Cuando salía de la escuela les soltaba las trenzas, pues era que “estaba rizándole el pelo a la sierra”. Así era Julia de niña. Hacía poesía de vivencias, de decires y de sentires. Desde muy pequeña tiene contacto con el Río Grande de Loíza, a través del Pozo Hondo y la Quebrada Limones, que eran afluentes de ese río. También son los lugares donde su madre iba a lavar la ropa.

VHR: ¿Qué papel jugó su madre en esa temprana formación?

MCSB: Paula García, su madre, es un elemento crucial y fundamental en la vida de Julia de Burgos, porque era una mujer mulata, pues se afirmaba que tenía las tres razas en su piel: la india, la blanca y la negra. Era una mujer preciosa, no solamente en términos físicos, sino preciosa en términos de alma, de compromiso y de luchas. Paula va a ser el santuario espiritual más importante de Julia. Luego va a ser Consuelo, su hermana, mi madre. Paula, que era una

Licenciada María Consuelo Sáez Burgos.

luchadora, en el sentido de echar hacia adelante a sus hijos, lucha por alimentarlos, lucha por todo lo que significa dignidad y verticalidad. Va a ser la que va a incentivar la imaginación de Julia. Cuando iba a lavar la ropa al Pozo Hondo o la Quebrada Limones le decía a Julia que debajo de las aguas había un mundo misterioso donde habitaban príncipes, princesas, sirenas y ángeles. A través de los cuentos de Paula se le presentaba a Julia todo lo que podía concebir ese imaginario extraordinario de su madre. Y cuando Julia se mete en el agua, obviamente, sentía todo ese mundo que habitaba en el espíritu de las aguas. Ese espíritu de las aguas influyó tanto en Julia que un momento dado se da un golpe en un talón y se reía en lugar de llorar porque decía que la estaba llamando el espíritu de las aguas. Julia se bañaba en las aguas como si fuera un pececito y cuando salía se transmutaba y se convertía en una mariposa porque subía a los árboles moviendo sus manos para secarse a sol y viento. Parece que en ese contacto de agua, sol y viento Julia se inspiraba y decía sus primeros versos. Los vecinos la rodean y decían “mira qué cosa extraordinaria, qué mucho disparate bonito dice esa nena”. Y dime tú si la poesía no es un gran disparate que dice muchas verdades, y que obviamente, se fundamenta en la estética. Así fue, los vecinos fueron los privilegiados de escuchar, por primera vez, los versos de Julia. Como vemos, Julia nació poeta, nació deísta, panteísta. Todo está evidenciado desde su infancia.

VHR: ¿Qué papel jugó el padre de Julia en su formación?

MCSB: Francisco Burgos, que era el padre de Julia, era el estereotipo del hombre de aquella época. Era machista. En términos físicos, era alto, rubio, blanco de ojos azules. Se autodeno-

minaba como “el sabio del barrio y el rey de los campos”, porque era una persona, realmente, muy inteligente. Además, tenía un gusto por la lectura de los clásicos de la literatura universal. No solamente era que le gustaba leerlos, sino que se los memorizaba, los declamaba y los actuaba. Y como Julia era la primogénita, --esto de ser la primogénita la va a marcar en buena medida en toda su vida--, era quien tenía que buscarlo cuando no llegaba a su casa. Así, iba tras él al barcito de la esquina o a otro lugar de reunión donde pudiese estar. Lo buscaba en diferentes lugares y cuando no aparecía, sabía en el lugar donde tenía que estar que era el cementerio. ¿Por qué el cementerio? Porque de noche le gustaba ir al cementerio a utilizarlo como teatro para actuar y recitar los clásicos de la literatura universal. Así pues, le decía a Julia “Nena, siéntate para que me veas y me escuches porque éstos no me pueden oír.”

Obviamente se refería a los muertos. Observa bien, que ese contacto con los cementerios desde niña, de noche, así como con los niños muertos, adornándoles la senda, va a ser también inspiración para el tema de la muerte que va a estar en forma recurrente en su poesía. Por otra parte, de igual forma se da el origen del tema del feminismo en Julia, también yo entiendo, y esa es mi tesis: todas las esencias de Julia se dan en su niñez. Francisco Burgos, como he señalado, era un machista, y Julia como también ya indiqué, era la primogénita. Como Julia era Julia, va a ser ella la que se va a enfrentar a Francisco para defender a su madre y defender a sus hermanos. Observamos, pues, que esa vertiente feminista de la poesía de Julia, y de Julia como persona y como mujer, también deben surgir de esas estampas de la niñez desde las que asumió en forma espontánea y natural ese rol de luchar por los derechos de la mujer. El feminismo de Julia no viene de libros, --no quiero decir que no haya leído--, pero surge, es empírico, proviene de esas primeras experiencias a las que me he referido.

VHR: En esta primera fase de su vida, ¿cómo se van configurando su conciencia social y su conciencia nacional?

MCSB: En esa época también la situación era precaria, la pobreza en Puerto Rico se presentaba de la forma más burda. Era una pobreza que golpeaba. Pero en el campo todo el mundo era igual. Ese era el mundo donde no había diferencias. Cuando Julia va con su madre a caballo a Carolina a vender los frutos menores que esta cultivaba en el campo, en primer lugar, Julia extrapola la visión de las aguas del río, pues camino a Carolina ve el Río Grande de Loíza, ve al agua magnificada. En una época viven en Río Grande, fue por poco tiempo, donde no sólo ve al agua del río, sino que ve el mar, ya en la magnitud y plenitud del agua. Va a ser muy significativa para ella esta experiencia, porque ve el mar y está en contacto con el mar. Retomo el viaje a Carolina para vender frutos menores, porque va ser en esta experiencia en la cual Julia empieza a ver los que tienen y los que no tienen. Empieza a ver las diferencias sociales. Se da cuenta que ella es pobre y que hay ricos. Así es que comienza la conciencia social de Julia, la conciencia de lucha por unos que están desprovistos, que la misma sociedad hace que estén desprovistos. En

muchas ocasiones, de lo más básico, cuando hay otros que les sobra. Incluso Julia lo decía y lo cuestionaba, aun siendo una niña. Por eso, los grandes temas de su poesía surgen y se forjan de su realidad empírica de la niñez, de la inspiración, de la fantasía, de la brillantez de la madre y del espíritu aventurero que tenía Francisco, su padre. Francisco tenía un caballo que se llamaba Rocinante porque él se creía Don Quijote. Julia, por su parte, tenía un caballo que se llamaba Nacional. Observemos bien eso. Su caballo se llamaba Nacional. Había ya una fuerza, ya fuera que venía de los padres o que surgía de ella misma. Hay ya una conciencia nacional. Julia también se iba en aventuras con su padre Francisco por los campos a caballo para estar en contacto con el paisaje esencial, tal como es. Hay una carta de Julia en la que recuerda como una de las historias más hermosas de su vida. Narra que ella y sus hermanitos se acostaban de noche en la tierra y observaban las estrellas. Mientras contemplaba el cielo lleno de estrellas, dice, se sentía como un átomo más, como una partícula del universo. Realmente, se nos revela ya la filosofía panteísta que se reflejará más adelante en su poesía.

VHR: ¿Cómo fue su desarrolló su formación educativa?

MCSB: Como ya he señalado la madre de Julia se preocupó siempre por la formación de su hija. Estaba muy consciente de que Julia era una niña brillante. Como madre, se había percatado de los talentos de su hija. Queda demostrado por el hecho de que fue brincada de grado. De ahí que cuando termina la escuela elemental su madre hace gestiones con la maestra Rosenda Rivera, la cual acoge a Julia en su hogar para poder proseguir estudios del nivel intermedio. Esta maestra era una mujer muy noble y se distinguía por ser una educadora muy culta. Tenía una biblioteca que permitía a Julia a devorar libros. En el hogar que acogen a Julia había piano, lo que también le permitió ampliar su cultura musical. En este escenario se pone en contacto con la música clásica. Los viernes regresaba a su hogar y aprovecha para disfrutar como “florecita silvestre de los campos de Carolina” el verdor y el paisaje que tanto añora. Para proseguir estudios de Escuela Superior su familia decide trasladarse a San Juan. Se establecen en el barrio pobre de Río Piedras llamado El Amparo, terrenos muy próximos a la Universidad de Puerto Rico y al arrabal El Monte, lugares donde Julia tuvo experiencias que se habrán de reflejar en su poesía. Tras múltiples intentos, y teniendo que enfrentar barreras económicas y sociales, la madre de Julia logra el ingreso de su hija a la Escuela Superior de la Universidad de Puerto Rico. En esta institución educativa vivió por primera vez tener que compartir con gente que le “miraban por encima del hombro”. De ahí que se esfuerce para destacarse también en alguna otra área y lo logra al convertirse en una excelente atleta. Al concluir la Escuela Superior ya Julia tiene decidido qué habrá de estudiar como carrera universitaria. Su decisión se fundamentará en las realidades sociales y económicas personales y familiares y en aquello que entiende que más le inspira y que abraza como vocación.

VHR: Julia de Burgos elige como su primera experiencia profesional el magisterio. Se hace

maestra de escuela primaria, pero ya estaba capturada por la poesía. ¿Cómo se dio esa comunión entre magisterio y poesía? ¿Qué nos demuestra que la poesía es su vocación primera? ¿Qué ocurrió durante su experiencia docente en un barrio de Naranjito en el que nos ofrenda su gran legado a las letras patrias?

MCSB: Cuando Julia llega a la Universidad de Puerto Rico ya ha decidido que va a ser maestra. La situación económica personal y familiar demanda una profesión que en poco tiempo brinde una oferta de trabajo. Ser maestra normal solamente requería dos años de estudio. Julia opta por el Magisterio no solamente como alternativa práctica, sino también porque le encantaba trabajar con niños y niñas. Antes de ejercer la profesión magisterial trabajó un año en el pueblo de Comerío en un proyecto dirigido a la rehabilitación económica de la zona rural del país denominado como la PRERA. Aunque hemos dicho que la realidad empírica de Julia puede haberla inspirado a ser maestra, la realidad es que los maestros fueron el vínculo entre la educación y la realidad nacional puertorriqueña. Le fascinaba ser maestra y amaba profundamente su profesión. En una carta que le escribe a su hermana Consuelo, quien también fue maestra, le comunica principios de su credo pedagógico en los siguientes términos:

“Lo que sí es verdad, Consuelín, que me emociona intensamente pensarte frente a un salón de clases […] ¡Cómo te envidio ahora! ¡Y cómo gozo de tu triunfo que ya mismo verás realizado plenamente!

Frente a los muchachos, pórtate seria, pero a la vez dulce. No humilles a ninguno que tú sabes que la adolescencia se caracteriza por el amor propio desenfrenado, y un realce de las buenas cualidades del niño de parte de la maestra hace mucho más que un enfoque directo de sus vicios. Cualquier problema que tengas consúltamelo en seguida, que tú sabes que la experiencia vale mucho más que cien conferencias” [Julia de Burgos, Vida y Poesía, 21].

Sobre su experiencia como maestra en Naranjito, su segundo trabajo formal, fue en una escuelita pequeña de un sólo salón. Quedaba en lo más alto de la montaña en el barrio Cedro Arriba. Para llegar tenía que subir a caballo, no había forma de llegar que no fuera por ese medio. Como dije las escuelitas rurales de la época eran de un sólo salón.1 Tenía en el salón niños y

1 Aunque a partir de la dominación estadounidense en Puerto Rico se introdujo el concepto de escuela graduada, esto es, escuela organizada en grados, todavía en las décadas del 30 y del 40 del siglo XX nos encontramos escuelas de salones únicos en las cuales los maestros y las maestras tenían que trabajar con alumnos de diferentes edades y niveles de aprovechamiento en una misma aula. Los docentes tenían que recurrir al concepto pedagógico de “enseñanza mutua” a través del cual los alumnos más adelantados o mayores ayudaban al maestro con los más rezagados y con los menores. Según se hace constar en esta entrevista Julia de Burgos fue de las maestras rurales que tuvo que trabajar con el concepto de escuela de salón único.

La hermana de la poeta, Consuelo Burgos, recibe el cuerpo de Julia a su llegada a Puerto Rico procedente de Nueva York, donde falleció.

niñas de diversas edades y niveles de aprendizaje o grados. Para Julia va a ser bien significativo vivir en Cedro Arriba. Ella adoraba su trabajo. Adoraba a los niños y a las niñas. Adoraba ser maestra. A esas vivencias, a esa suma de adoraciones se añade la naturaleza en todo su esplendor que se palpa en Naranjito, lo cual le permitió un reencuentro con el paisaje y la experiencia de su niñez. En una ocasión, que mi madre le acompañaba en su salón, le dice: “Consuelín, por favor, ¿te puedes quedar con el grupo un momento? Ya mi madre conoce a Julia e intuía a qué se debía esa salida. Le da la vuelta al salón y sale. Muy próximo al salón hay una piedra y un flamboyán. Se sienta en la piedra debajo del flamboyán, contemplando la naturaleza extraordinaria del centro de la patria, con un río grande, un río que se divisa en lontananza. Pasan las horas, mi madre le termina la clase. Los niños y las niñas se preguntan, ¿qué está pasando? Mi madre les decía: “Quédense, quédense; esperen, porque ustedes van a ver, ustedes van a ver algo muy importante”. Los niños y las niñas regresaron a sus hogares pues eran las horas vespertinas del día. Estaba muy próxima la noche y se aproxima al salón Julia de Burgos con su poema Río Grande de Loíza. Es una fotografía clara, la imagen y la reproducción del nacimiento de una obra monumental. Me imagino cómo sería ese momento. Más aún, que a la edad de veintiún años, justamente en 1935, haya podido darnos su Río Grande de Loíza. ¡Es increíble! Quedó

plasmada para la historia de Puerto Rico esa extraordinaria comunión entre magisterio y poesía. Esos niños y niñas de Cedro Arriba de Naranjito fueron cómplices del parto de “Río Grande de Loíza” y mi madre también fue cómplice y como testigo nos ha ayudado a poderlo reproducir.

VHR: La década del treinta del siglo XX en la Historia de Puerto Rico se caracterizó, entre otras cosas, porque las ideologías políticas fueron marcando su cauce. De igual forma la historia literaria de nuestro país caracterizó a la Generación del Treinta por su interés en definir nuestro ser nacional y por la búsqueda y afirmación de nuestra identidad como pueblo. ¿Cómo Julia de Burgos se vincula y se identifica con lo que ocurre en el país? ¿Cómo es el contacto de Julia de Burgos con las figuras de mayor relieve en la política y en la cultura de ese período? ¿Cómo se gana su espacio en ese momento clave de la historia del país?

MCSB: La consciencia política de Julia, como todo lo que he planteado, también nace desde su niñez; desde la afirmación de su tierra, de su pueblo y de su gente. Ese proceso de adquisición de consciencia política va madurando a través del tiempo y va a ser, precisamente, la década del treinta el período más relevante en la vida de Julia, en términos de muchas cosas. Su consciencia política ya no solamente se queda en un sentir, sino que se convierte en un hacer. Julia se activa dentro del proceso de lucha del país por la independencia de Puerto Rico y dentro del Partido Nacionalista Puertorriqueño. En 1936 escribe y presenta un discurso en el Ateneo Puertorriqueño que se tituló “La mujer ante el dolor de la patria”. Fue presentado en el contexto del Frente Unido Pro-Convención Constituyente. Hay que resaltar dos cosas que significan mucho en ese momento: en primer lugar, ser nacionalista en el contexto de la persecución desatada, y en segundo lugar, la mujer incentivando a la mujer misma para que se active a la lucha. Era del cuerpo femenino de lo que se denominaban los Cadetes de la República. Tan pronto se activa en la parte femenina del movimiento político Julia pierde su trabajo en la Escuela del Aire, programa radial de la emisora del gobierno y no vuelve a conseguir trabajo en Puerto Rico. En esa época estuvo casada con Rubén Rodríguez Beauchamp, quien también era nacionalista. Era muy amiga de Juan Antonio Corretjer, quien también fue su padrino de bodas. Durante esos años escribe mucha poesía de compromiso político. Durante ese período conoce a los grandes escritores del momento Evaristo Ribera Chevremont, Luis Lloréns Torres y Luis Palés Matos. Se hace amiga de estos y a pesar de que no había publicado, que era mujer y que era más joven que ellos, le habrán de reconocer su talento poético y su calibre intelectual. Le habrán de admirar y respetarán su poesía. En los años treinta Julia se gana su espacio en la vida cultural de Puerto Rico. Como Lola Rodríguez de Tió en el siglo XIX, Julia también estuvo en una mesa rodeada de hombres destacados, tanto en la política como en la poesía. Se divorcia muy joven, a penas [a los] veintitrés años. Mujer activa en la lucha por la independencia. Entonces, ya empieza a acompañar a Julia la maledicencia, claro está, dentro de la visión de mundo de esa época, porque no respondía a los estereotipos. Sí, a los estereotipos de esa época. Pero lo peor del mundo es

que todavía la acompañan. En suma, Julia rompió esquemas. Publica “Poema en veinte surcos” (1938) y “Canción de la verdad sencilla (1939), con el que gana el Premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña, su primer gran premio. Escribe entre 1940-1942, estando en Cuba, “El mar y tú”, que lo publica mi madre en 1954, después de su muerte.

VHR: No es el interés de esta entrevista seguir toda la trayectoria de la vida y obra de Julia de Burgos, que sabemos que fue intensa y altamente productiva. Sin embargo, nos interesa que se puedan revelar claves para confirmar su reconocimiento y su grandeza. En una ocasión tuvimos la oportunidad de escuchar una entrevista radial en la que usted narró una experiencia que tuvo con la poesía de Julia de Burgos en un evento profesional al que compareció en representación de Puerto Rico en España, país que en ese momento discutía la posibilidad de aprobar legislación para aprobar derechos de las mujeres. ¿Nos puede narrar la experiencia? ¿Qué le reveló lo allí ocurrido? ¿Qué representa para los puertorriqueños?

MCSB: Seguro. Podría narrar muchas, pero te voy a narrar dos. Mientras dirigía la División Especializada de Delitos Sexuales, Maltrato de Menores y Violencia Doméstica, del Departamento de Justicia, me invitan a un Congreso Internacional que se va a llevar a cabo en Castellón, España, previo a la aprobación de la Ley de Malos Tratos. Había representantes de diversos países del mundo. Escritores, juristas, profesores, dignatarios y diversas figuras comprometidas con los derechos humanos e interesadas en los temas que en ese evento se habrían de discutir. Cuando se enteran que soy sobrina de Julia de Burgos me piden que inaugure el Congreso. Aunque para mí era un privilegio, era algo más, era la oportunidad de elevar a Julia al conocimiento de todos los que estaban allí presentes. Una vez comienzo con uno de sus poemas que iba muy bien con la sensibilidad que nos reunía a todos allí veo a la gente alzando celulares. Pensé de momento que me estaban mandando a callar. Cuando termino el poema se levanta todo el público en una manifestación totalmente espontánea. “¡Repítelo, repítelo, que lo estamos grabando para llevarlo!” Unos decían: “¡Argentina!, ¡Japón! y otros nombres de países allí representados. Por mi mente transitaban pensamientos: “¡Universal!, “¡Sí, Julia es universal!” La otra experiencia que comparto también se dio en España. Esta vez, en el contexto de unas actividades que se celebran en ese país a partir del descubrimiento que ha hecho de su poesía La Discreta Academia, es un grupo y al mismo tiempo una institución integrada por diversos tipos de profesionales: artistas, músicos poetas, maestros, escritores que deciden formar un grupo editorial que se propone dar a conocer grandes obras y artistas que no han sido publicados por las editoriales comerciales. Descubren a Julia a través de “A Julia sin lágrimas”, de Pedro Mir. Cuando se ponen a buscar a Julia de Burgos y la descubren quedan enamorados de forma absoluta. De Julia la gente se enamora, sí literalmente enamorados. Deciden publicar los poemas de Julia. Deciden también musicalizar su poesía. Deciden, a su vez, hacer una gira por toda España, de música y poesía, los poemas musicalizados de Julia. Simultáneamente se celebraban diversas actividades: Casa de

América, programas radiales, conferencias de prensa, entre otras. Guardo en mi recuerdo una expresión producida en una conferencia de prensa: “¡Nunca aquí habíamos visto algo igual!”. Accedo a asistir a un programa de radio de la Sierra de Madrid. Aprovecho para leer poemas de Julia dedicados a España, obviamente en contra de Franco y de la Guerra Civil Española. Empiezo a ver rostros transformados y conmovidos, sus gestos y ademanes.

Por mi mente transitan nuevamente pensamientos: “¡Lo que es Julia capaz de hacer!”. Cuando salimos del programa radial me invitan a compartir y me solicitan que les acompañe el próximo domingo a una tumba donde se encuentran en fosas comunes los asesinados durante el franquismo. Son los muertos anónimos de Franco. Es el momento en el que en España se lucha para que se sepa quiénes son, para que se recuperen. Me informan que ese día se encontrarán en el lugar los familiares de los que están allí enterrados. Yo llego, no es lo mismo vivirlo que narrarlo. Lo primero que me dice uno de los que me acompañó fue: “¡Precisamente Consuelo donde estás parada, allá abajo es que están los muertos!”. No hay palabras para describirlo. Cuando levanto la mirada, veo lo que Julia dice en su poema “Ochenta mil”: “Por allá vienen las viudas, las madres y las hermanas. Subiendo la cuesta vienen todas ellas enlutadas.

La senda se moja abajo los ojos que se hacen agua, y el viento se va salado con la sal de tantas lágrimas”.

En el acto no sólo estaban las viudas y las hermanas, sino también los hijos, nietos, bisnietos y las sobrinas de los muertos. Todos desconocían que Julia había descrito la experiencia de ellos. Cuando termino los versos que narran con tanta intensidad sus recuerdos profundos en acto de comunión silenciosa me extienden sus manos y los que no podían llegar tocaban a otros en gesto de dolor y de solidaridad. “Estamos tocando a la poeta que nos dijo el alma, que nos definió nuestro dolor y nuestro sufrimiento, que plasmó en verso nuestra realidad”. Sí, esa fue Julia de Burgos, una jibarita de Carolina que nunca pisó España, pero como era una mujer ilustrada, conocía del dolor de otros pueblos. Su sensibilidad y su capacidad poética la convirtieron en una mujer universal.

VHR: Tal parece que Julia de Burgos está en pleno redescubrimiento. Su trascendencia internacional adquiere cada día mayor vuelo. ¿Hay algún proyecto que nos quiera hacer mención?

MCSB: Además de lo que ya he planteado de La Discreta Academia, el grupo de artistas e intelectuales españoles, se ha reeditado sus obras, hay traducciones de su poesía y, con motivo del centenario, se han desarrollado múltiples iniciativas y actividades muy valiosas, tanto en Puerto Rico como a nivel internacional. La Discreta Academia, quienes lanzaron un primer proyecto de musicalización de la poesía de Julia ha lanzado un segundo proyecto bajo el título “Rebelde soledad”. Es un trabajo extraordinario. Han incorporado nuevos ritmos y estilos: “blues” y “reggae”. Es un trabajo magistral. Este proyecto musical y cultural de la poesía de Julia de Burgos trabajado por La Discreta Academia se presentó con motivo de las actividades del Centenario tanto en Carolina, su pueblo natal, como en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

VHR: En mis años de profesor de Historia de Puerto Rico en la Escuela Secundaria de la Universidad de Puerto Rico tuve una experiencia particular con Julia de Burgos. Una alumna para cumplir con el requisito de hacer un trabajo de investigación desarrolló una encuesta entre alumnos de escuelas aledañas. En una de las preguntas los participantes tenían que colocar en un orden de prioridad una lista de figuras destacadas de la historia de Puerto Rico. Julia de Burgos quedó en primer lugar en todas las escuelas que participaron de la encuesta. ¿Por qué Julia de Burgos tiene tanto arraigo en la juventud? ¿Tiene usted alguna experiencia similar que narrarnos?

MCSB: Debo expresar primero, que me parece una buena pregunta. ¡Qué bueno, preguntas distintas! Cuando yo era maestra –sigo siendo maestra, ahora profesora de la Facultad de Derecho— decían que había que enseñar a Julia al final del curso, porque si la dabas al principio, no querían escuchar nada de los demás poetas. Esto es, Julia tiene la capacidad de tocar el alma de los estudiantes. Personalmente, tuve mi experiencia particular, siendo maestra de Español de la Escuela Superior Juan Ponce de León, en Río Piedras. Recuerdo una tarde, en ese período de clase un tanto pesado para los alumnos de la 1:30 pm, que estoy dando el “Poema para mi muerte” de Julia de Burgos. Mientras tengo los estudiantes totalmente integrados a la discusión del poema una alumna empieza a llorar. Atacada totalmente en llanto. Lo único que decía era: “¡Gracias, gracias Julia!”, “¡Gracias maestra!”. Y yo le decía: “¡Pero, mi amor, por qué!”, “Estás llorando, ¿qué te pasa?”. Entonces, ella dice en ese momento: “Es que mi madre murió hace siete años y yo nunca la había podido llorar. Ahora, a través de Julia, yo puedo llorar a mi madre. Enterar a mi mamá, a mi madre. Sentir a mi madre y saber que mi madre todavía está aquí”. ¡Wow! Eso lo logra Julia. Julia conmueve, Julia toca. Leer a Julia es sentir a Julia, es sentirse uno mismo. Y la poesía de Julia tiene una apertura tal, a pesar de que cuantitativamente no es tanta, pero cualitativamente sí, que es capaz de lograr profundas reflexiones y profundas transformaciones. La poesía de Julia logra experiencias del más alto grado, algo superlativo. Y tiene siempre algo a través de lo cual nos toca…

III. María Consuelo Sáez Burgos: nota biográfica

Educadora de extraordinaria formación y de fecunda tradición cultural. Formada al calor de un credo pedagógico familiar con paradigmas de los más altos valores. Tanto su tía Julia de Burgos, como su madre Consuelo Burgos, García le dejaron enseñanzas profundas que le moldearon como educadora, como mujer puertorriqueña y como defensora de los derechos humanos en su multiplicidad de expresiones. Como profesional se formó, en primer lugar, como maestra de español de escuela secundaria, título que desempeñó por varios años como docente del nivel superior en el Departamento de Educación de Puerto Rico. Mientras enseñaba en la escuela pública puertorriqueña asume la responsabilidad patriótica de promover y dar a conocer la poesía de Julia de Burgos en diferentes foros e instituciones, pero siempre dando prioridad a los maestros y a los estudiantes que la invitaban a sus respectivas escuelas a ofrecer conferencias y recitales sobre la poesía de la insigne poeta. Más adelante prosigue estudios en Derecho, distinguiéndose en su formación en la Universidad de Puerto Rico. Al obtener exitosamente el título de abogada es reclutada como Fiscal por el Departamento de Justicia de Puerto Rico, institución en la cual dirigió la División Especializada de Delitos Sexuales, Maltrato de Menores y Violencia Doméstica. Desde estas funciones contribuyó al adelanto de los derechos humanos en diversos escenarios, tanto en Puerto Rico como a nivel internacional. Ejerce como profesora en la Facultad de Derecho de la Universidad de Puerto Rico. Continúa su vocación primera de educadora y desempeña el papel entrañable de continuar dando a conocer y de promover la obra poética de Julia de Burgos, tarea a la que da vuelo con amor y pasión.

Reseñas

Busto dedicado a Julia joven emergiendo de las olas en el Parque Perellano Castro en la zona colonial de Santo Domingo, República Dominicana.

This article is from: