IES 434- Edición del domingo 25 de mayo de 2025

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ACTUALIDAD

Eucaristía de inicio de pontificado de León XIV en San Pedro. PÁG. 5

Junto a miembros de la corporación municipal y de la Hermandad del

Con el pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, monseñor Rino Fisichella.

Recepción en la embajada del Reino de España ante la Santa Sede, en Roma, a los organizadores de la Gran Procesión.

AGENDA

25 MAYO. Conclusión de la visita pastoral al arciprestazgo de Alcalá de Guadaira. En el Santuario de Ntra. Sra. del Águila, a las 20.30 h.

26 MAYO. Eucaristía y entrega de medalla Pro Ecclesia et Pontifice a Mª Luisa Díaz en la Parroquia Santa María Magdalena de Dos Hermanas, a las 19h.

29 MAYO. 450º aniversario de la presencia de las carmelitas descalzas en Sevilla. En el Convento de San José (Teresas), a las 20h.

1 JUNIO. 9 MAYO. Celebración jubilar de los periodistas por la Jornada de las Comunicaciones Sociales. Eucaristía en el Santuario de Ntra. Sra. de Setefilla, a las 13 h

Cachorro en la sacristía del Vaticano.
De izq. a dcha., en el monumento dedicado a la Inmaculada Concepción, en la Plaza de España, de Roma; Con el cardenal Kevin Joseph Farrell, tras la misa de inicio de pontificado de León XIV; Con el alcalde de León, José Antonio Díez.

+ José Ángel Saiz Meneses, Arzobispo de Sevilla

Jubileo de las Cofradías, un regalo del Señor

«Nos has hecho para ti, [Señor,] y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti» (Confesiones, 1,1.1) Estas palabras de san Agustín de Hipona abrieron la homilía del papa León XIV en la santa misa de inicio de su ministerio petrino. Así, desde el primer instante, el Santo Padre pone un acento profundamente espiritual a su pontificado, ya que en ellas se encierra una confesión de fe, una intuición que ha resonado con especial fuerza en el Jubileo de las Cofradías celebrado contemporáneamente en Roma: el deseo profundo del alma humana de encontrarse con Dios, de experimentar su amor, de vivir en unidad y de construir la paz.

Este Jubileo ha sido, en verdad, un regalo del Señor. Las calles de Roma, milenaria cuna de la fe cristiana, se han visto transformadas en un templo vivo, donde la devoción del pueblo ha desbordado los portentosos monumentos y las piedras antiguas para hacerse presente en rostros, gestos, cantos y oraciones.

La gran procesión con imágenes traídas de varias naciones se ha erigido en el momento culminante de una peregrinación, que no ha sido únicamente física, sino sobre todo interior: un camino hacia el mismo Dios, conducido por la piedad popular, que tantas veces es una bella puerta de entrada a este misterio. En ese recorrido, se ha hecho visible con solemnidad del carácter internacional de la fe que nos congrega en la unidad. Cofradías de diversos lugares, con sus tradiciones propias, sus imágenes, sus colores y sus formas particulares de expresión, han caminado juntas como un solo Cuerpo, como una Iglesia. Y en medio de esta única melodía, España ha ofrecido un testimonio especialmente conmovedor con la presencia de un tríptico de belleza y de fe: Nuestro Padre Jesús Nazareno, de León, el Cristo agonizante del Cachorro, de Sevilla, y la Virgen de la Esperanza, de Málaga. Tres iconos que nos hicieron elevar la mirada y vivir en la presencia amorosa de Dios. Nuestro Padre Jesús Nazareno, con su paso sereno y doliente camino del Calvario, nos recordó el peso de la cruz que cada uno lleva y la fidelidad de Cristo, que no nos abandona en el sufrimiento. El Santísimo Cristo de la Expiración que, en su agonía, nos introduce en el misterio de la redención, desde lo más hondo del dolor humano, con un realismo que conmovió hasta al más indiferente. Y la Virgen de la Esperanza, mirando confiada, nos señala, desde el mismo

monte Calvario, la certeza del triunfo de la Vida de Dios sobre la muerte y del Amor sobre todo dolor.

Esta presencia fue una vez más una forma de evangelización encarnada y de catequesis viva que llegó al corazón. Como recordó el papa León XIV en su primer discurso al Colegio Cardenalicio, la piedad popular no debe ser vista como un fenómeno secundario, sino como una de las claves de la misión pastoral de la Iglesia en nuestros días. En ella, resplandece el alma creyente del Pueblo de Dios, su modo natural de acercarse al misterio, de orar con el corazón y de expresar la fe que conduce a la conversión. Las hermandades y cofradías tienen, en este sentido, una tarea irrenunciable: ser comunidades de vida cristiana donde los acentos de la homilía inaugural del Santo Padre se hagan carne.

El primero de ellos, la unidad, está inscrito en el mismo nombre de las cofradías: hermandades, es decir, espacios donde la fraternidad cristiana es cultivada y celebrada como don y tarea. No hay cofradía sin comunión, sin reconciliación, sin caminar juntos. El segundo acento es el amor. La caridad no es para las cofradías una obra más, sino su misma identidad. Cada procesión y cada acto litúrgico, pero también cada encuentro formativo y cada gesto de ayuda concreta a los más pobres, son la expresión del mandamiento nuevo que nos dejó el Señor: “que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Jn 13,34). Y, finalmente, la paz. No como mera ausencia de conflictos, sino como presencia fecunda del Resucitado en medio de la comunidad de los creyentes. La paz que nace del Evangelio y que, como misión, las cofradías están llamadas a propagar para que alcance a cuantos viven con el alma inquieta.

El Jubileo de las Cofradías ha sido un soplo del Espíritu Santo sobre la Iglesia y un tiempo de gracia que nos ha recordado que no estamos solos, que la fe sólo puede ser vivida en comunidad, que la belleza expresada en la piedad popular puede ser camino de santidad y que, en palabras de san Agustín, nuestro corazón sólo descansa en Dios.

Que el inicio del pontificado de León XIV y esta experiencia jubilar signifiquen además el comienzo de una nueva primavera para las hermandades y cofradías, en las que unidad, amor y paz florezcan con renovado vigor para alegría de nuestro mundo.

2. ARZOBISPO DE SEVILLA| Actualidad del arzobispo de Sevilla

3. Carta dominical

4. ACTUALIDAD

6. JUBILEO DE LAS COFRADÍAS | Gran procesión

8. ENTREVISTA | José Luis Aldea, hermano mayor del Cachorro

10. TESTIMONIOS| Peregrinos de la Archidiócesis

12. SAL DE LA TIERRA| Daniel García Villalba, peregrino

13. JUBILEO DE LAS COFRADÍAS | Puerta Santa

14. LUZ DEL MUNDO| VI Domingo de Pascua

16. PATRIMONIO|

Año del Pueblo Gitano: Imágenes de la Virgen María en las Hdades. de los Gitanos de la Archidiócesis de Sevilla

Director: Leonardo Sánchez Acevedo.

Redacción, edición y diseño: Mª del Pilar Arincón, Alicia Contreras, Pablo F. Enríquez y Karen G. Mendoza.

Colaboradores: Pablo Díez, Miguel Ángel Garzón, Isidro González, Antonio J. Guerra, Federico Jiménez de Cisneros, Miguel Ángel Osuna, Álvaro Pereira y Antonio Rodríguez Babío.

Distribución: Servicio de Comunicaciones (Reprografía) y colaboradoras (Mª Carmen Fernández, Andrea Jiménez, Conchita Jiménez, Encarnación Povedano y Loli Ramírez).

Imprime: Gandulfo Impresores. Depósito Legal: SE-79-1972

ISSN 3010-3126

Esta publicación no se hace responsable de las opiniones vertidas en sus artículos.

Archidiócesis de Sevilla. Plaza Virgen de los Reyes, s/n. 41004. Sevilla. Telf. 954505505, ext. 680, 683 681, 685, 686.

“La

Gran

Procesión en Roma ha sido un momento de conversión, encuentro y peregrinación”

La jornada del sábado 17 de mayo de 2025 se ha ganado un lugar destacado en la historia de las cofradías de Sevilla. Cerca de cien mil personas, según destacó al día siguiente la prensa romana, se congregaron a lo largo del recorrido para presenciar la Gran Procesión del Jubileo de las Cofradías.

ROMA.- . Nada más pasar el trono de la Virgen de la Esperanza por el palco de autoridades, el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, calificó lo vivido como “una fiesta de la fe, de la devoción, del amor al Señor y a María Santísima. Una fiesta de la comunión de la Iglesia”.

El arzobispo destacó que la experiencia debe quedar como “un momento de conversión, encuentro y peregrinación, de recibir la gracia jubilar, de dejarnos cambiar el corazón por el Señor, de la mano de María Santísima”. Reconoció que todo se ha vivido desde Sevilla con mucha intensidad, y subrayó la “españolidad” de una procesión en la que han participado el Nazareno de León, el Cachorro de Sevilla –“una talla bellísima que expresa el momento último de la vida de Jesús”, ha subrayado- y la Esperanza de Málaga. Monseñor Saiz Meneses lo ha resumido como “un tríptico desde España”. En resumen, ha valorado

muy positivamente la experiencia de Roma: “una procesión magnífica”, que además “ha supuesto una novedad”. Dirigiéndose a la diócesis hispalense, ha afirmado que “podemos estar todos muy contentos y satisfechos”. “Ahora -ha añadido- es el momento de degustar todo lo que hemos vivido en estos momentos tan impactantes”.

Monseñor Saiz Meneses se ha quedado con un momento de esa tarde, “cuando han girado al Cachorro -frente al palco donde se encontraban todas las autoridades-, ha sido un impacto espiritual fortísimo, un momento de encuentro con Cristo”. Finalmente se ha referido en general a la marcha del Jubileo de las Cofradías: “Está yendo tan bien… La veneración de las imágenes en la basílica de San Pedro ha sido una maravilla”. También adelantó la posibilidad de que el Papa León XIV hiciera alguna alusión a este Jubileo al término de la misa de inicio de su pontificado, como así fue.

El papa León XIV inició su pontificado:

“¡Es la hora del amor!”

El pasado domingo, el papa León XIV presidió la Eucaristía de inicio de su pontificado ante 150.000 fieles, autoridades civiles y religiosas. Antes de la ceremonia, el nuevo pontífice recorrió por primera vez la Plaza de San Pedro a bordo del papamóvil. Las personas se agolpaban también a lo largo de la Via della Conciliazione.

ROMA.- La solemne celebración eucarística dio inicio dentro de la basílica vaticana, con una oración ante la tumba del Apóstol San Pedro, junto con los patriarcas de las Iglesias Orientales. Desde allí, el evangeliario, el palio y el anillo del pescador fueron llevados en procesión hasta el altar en el atrio de la Plaza de San Pedro, mientras el coro entonaba la letanía de todos los santos.

Tras la proclamación del Evangelio, se le hicieron entrega de las insignias episcopales “petrinas”: el cardenal Mario Zenari le impuso el palio y el cardenal Luis Antonio Tagle le entregó el anillo del pescador. La celebración continuó con el rito simbólico de la obediencia, representado por doce personas de distintos estados de vida dentro de la Iglesia.

“Nos hiciste Señor para Ti” Al inicio de su homilía, el papa León XVI saludó a todos “con el corazón lleno de gratitud”, citando una de las frases más célebres del obispo de Hipona, san Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”.

El Santo Padre recordó los últimos días vividos de manera intensa con la muerte del papa Francisco, “que nos dejó como ovejas sin pastor”.

¡Miren a Cristo!

“En nuestro tiempo - añadió el Santo Padre - todavía vemos demasiada discordia, heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo al diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres. Queremos ser, dentro de esta masa, un pequeño fermento de unidad, comunión y fraternidad.

Queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡Miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela! ¡Escuchen su propuesta de amor para convertirse en su única familia! En el único Cristo, somos uno”.

Finalmente, el obispo de Roma exclamó con urgencia: “Hermanos, hermanas, ¡esta es la hora del amor!. La caridad de Dios, que nos hace hermanos entre nosotros, es el corazón del Evangelio”. Así, como su predecesor León XIII, “hoy podemos preguntarnos: si esta caridad prevaleciera en el mundo, «¿no parece que acabaría por extinguirse bien pronto toda lucha allí donde ella entrara en vigor en la sociedad civil?».

Al término de la Eucaristía el Santo Padre saludó especialmente a los peregrinos llegados a Roma para participar en el Jubileo de las Cofradías. «Un caluroso saludo dirijo a los miles de peregrinos que han venido de todos los continentes para participar en el Jubileo de las Cofradías. Queridos, les agradezco, porque mantienen vivo el gran patrimonio de la piedad popular».

La Gran Procesión de Roma deja escenas para la historia de las cofradías

Los hermanos y devotos del Cristo de la Expiración que se dieron cita en la capital italiana el pasado día 17 cumplieron lo que hace no demasiado tiempo pasaba por ser un sueño. Un proyecto con una profunda carga de historia y espiritualidad, bajo el prisma del jubileo y enmarcado en el magno entorno imperial de la antigua metrópolis. Los itinerarios habituales entre Triana y Sevilla dieron paso a otro marco excepcional, sin duda especial. Todo sucedió en Roma, donde se oficializó la persecución de la fe para terminar honrando la memoria de aquellos mártires que dieron la vida por Jesucristo, muchos de ellos en el interior de un Coliseo ahora dedicado a la Pasión de Cristo.

La mayor parte del público, en un importante porcentaje procedente de las provincias de Sevilla, Málaga y León, se congregó sobre todo en la parte final del foro romano, en las inmediaciones del Coliseo y el Arco de Constantino, para contemplar el paso de los cortejos procesionales. Un transcurrir que deparó instantáneas que, a buen seguro, alimentará la cartelería cofrade de más de un curso cofrade.

El trono del Jesús Nazareno de León, con su cortejo de hábito negro, abrió la participación española en la Gran Procesión. Tras los cofrades leoneses, la cruz de guía de la hermandad de la calle Castilla, con la nueva insignia que en lo sucesivo recordará este acontecimiento cada Viernes Santo. Y detrás del Cristo de la Expiración, los

cofrades malagueños de la Virgen de la Esperanza, un imponente trono que portaba a una de las principales devociones marianas de la capital de la Costa del Sol.

El momento fue único, y así lo reconocían los cofrades de la corporación trianera, conforme enfilaban el paso hacia el palco ubicado en el lateral elevado del Circo Máximo. Un palco repleto de autoridades. La representación Vaticano corrió a cargo de monseñor Rino Fissichela, proprefecto del Dicasterio para la Evangelización. Junto a él, el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, sus obispos auxiliares, monseñor Teodoro León y monseñor Ramón Valdivia. La representación del gobierno de España la ostentó la vicepresidenta María Jesús Montero, que ocupó su lugar en la tribuna junto al

presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y los alcaldes de Roma, Sevilla y Málaga, Roberto Gualtieri, José Luis Sanz y Francisco de la Torre, respectivamente.

El Consejo de Hermandades de Sevilla estuvo igualmente representado por su presidente, Francisco Vélez, y el vicepresidente, José Roda. Junto a este, el presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, entre otras autoridades llegadas a Roma desde la capital hispalense. El presidente de la Junta de Andalucía fue invitado a llamar el paso del Cachorro delante del palco principal. La Domus Aurea y las laderas del Circo Máximo enmarcaban la silueta del crucificado de Ruiz Gijón, mientras la locución oficial del acto se deshacía en calificativos para elogiar la expresividad del Cachorro.

Tras los aplausos del público que se congregó en torno al palco, un contratiempo. La lluvia sorprendió a la comitiva trianera mediado su recorrido por el Circo Máximo, circunstancia que motivó la lógica preocupación al no haber un lugar cercano para resguardar tanto el paso como el cortejo. Fueron tan solo unos minutos de incertidumbre que antecedieron a una mejoría meteorológica

que propició un camino de regreso en el que destacó el transcurrir por las inmediaciones del Coliseo a los sones de la marcha ‘Amarguras’.

Al término de la gran procesión hubo que lamentar el fallecimiento de un joven de Los Palacios en un accidente en el que también resultó herido otro joven de la localidad de Montellano. El arzobispo se trasladó de forma inmediata al hospital en el que se encontraba internado el herido para interesarse por su estado y acompañar a los familiares.

Tiempo habrá para evaluar lo que ha sucedido en Roma. Lo que nadie podrá obviar es que la Iglesia ha dado un lugar concreto al fenómeno de la piedad popular, y que las hermandades de Sevilla han tenido un protagonismo tan lógico como digno de mención. Y, como había subrayado José Luis Aldea, hermano mayor de la hermandad trianera, el Cristo de la Expiración –“verdadero Evangelio esculpido”, en palabras del arzobispo- ha mostrado al mundo desde la cuna de la Cristiandad cómo alimenta su fe un sector importante del Pueblo de Dios que peregrina en Sevilla.

Hemos traído a Roma “una parte del corazón de Sevilla”

Los sueños se cumplen. Al menos para los hermanos del Cristo de la Expiración que, cuando recibieron la invitación para participar en el Jubileo de las Cofradías de Roma, se armaron de ilusión para hacer realidad un proyecto, posiblemente quimérico en su inicio, que ha generado experiencias, imágenes y testimonios de una devoción cada día más arraigada, y más universal. El hermano mayor de la corporación trianera, José Luis Aldea, atendió a los medios de comunicación diocesanos mientras el Cachorro recibía la veneración de devotos y curiosos en el interior de la basílica vaticana. Sus palabras denotan gratitud, y reflejan la convicción de quien siente que está viviendo un momento histórico que trasciende el ámbito de la hermandad.

Todo ha coincidido. El fallecimiento de un Papa, la celebración del cónclave y posterior elección de León XIV, con la inevitable incertidumbre en las fechas, agendas, etc ¿En algún momento llegó a temer que no se desarrollara todo como llevaban tanto tiempo trabajando?

Sí, se ha añadido un poquito de incertidumbre en los últimos momentos. Han sido muchas dificultades las que ha habido que salvar, pero yo tenía la certeza interna de que esto iba a suceder. Gracias a Dios, aquí hemos estado.

Traer al Cachorro a Roma implica aunar muchos esfuerzos y, finalmente, el Cachorro no ha venido solo.

Es un orgullo gigantesco ser el hermano mayor, he tenido el privilegio de estar al frente de nuestra corporación, y un poco también como representación de todas las hermandades de Sevilla, que es al fin y al cabo lo que hemos traído aquí: una parte del corazón de Sevilla en el que todos podemos vernos reflejados.

Seguramente habrá sido testigo de muchos testimonios, muchas historias personales que ilustran lo que supone el Cachorro para tanta gente.

Por destacar un momento conmovedor de tantos, el Cachorro tiene un Cristo de la Expiración, una réplica en Colombia, en Popayán, hace muchísimos años. Allí hay una hermandad y ha venido a Roma un hermano. Cuando lo ha visto se ha emocionado,

se ha puesto de rodillas… Venir de tan lejísimo, a ver al Santísimo Cristo… Son cosas conmovedoras que te hacen tener la certeza de que hay algo muy grande detrás de todo.

Recientemente el arzobispo hablaba del Cachorro como “un Evangelio esculpido”…

Pues sí, yo creo que sí. La capacidad catequética que tiene el Santísimo Cristo es única. Hay muchas, muchas imágenes, pero no todas tienen esa capacidad casi instantánea de conmoverte. Y, en cierta manera, de ver en su cara la muerte y la esperanza en la Resurrección, que es al fin y al cabo lo que tenemos los cristianos.

El Cachorro recibiendo veneración en la basílica de San Pedro… ¿Qué se le pasó por la cabeza cuando vio, por fin, al Señor allí?

Fue algo increíble. Cuando tuvimos el privilegio de portarlo los compañeros de la junta, a través de las naves de San Pedro, verlo aquí… Es un sueño, todo lo que yo diga se queda corto. Por mucho que uno lo imagine, es imposible describirlo con palabras.

¿Es posible universalizar más aún la devoción del Cachorro?

Sólo con la experiencia de la basílica, no sé cuantísimos miles de personas han pasado por aquí de todas par-

tes del mundo. Vienen peregrinos de todas las partes del planeta, y el hecho de haber podido mostrar al Cachorro a todo el universo católico, por así decirlo, es un privilegio absoluto.

¿Se ha creado un vínculo especial con los cofrades de la Esperanza de Málaga?

Pues sí. A pesar del ruido que hay muchas veces, mediático, en redes, político, las dos hermandades estamos dando un verdadero ejemplo de comunión, de unión de fuerzas, de hacer un proyecto, una cosa única. La prueba es que aquí estamos, compartiendo todos los momentos y sintiéndonos privilegiados.

¿Qué debe suponer este acontecimiento en la hermandad?

Un revulsivo que sirva también para, aún más -allí lo sabemos-, ser más conscientes de que tenemos un tesoro, y que ello nos ayude a vivir con más intensidad el Evangelio.

¿De quién se acuerda en estos ‘días romanos’?

Muy especialmente de mi padre, de todos los cofrades ya difuntos que nos acompañan, que son los que, de una manera u otra, han puesto un granito de arena para que este pequeño milagro que estamos viviendo estos días se haya podido llevar a cabo.

Arriba a la izq. José Luis Aldea junto a Marcelino Manzano, del. dioc. de Hermandades y Cofradías. Debajo, a la dcha. foto de grupo del arzobispo de Sevilla, los obispos auxiliares, los hermanos mayores del Cachorro y la Esperanza (Málaga) y Paloma Saborido, coordinadora nacional de la Gran Procesión, en Roma.

“El alma del jubileo es la conversión a Cristo”

Desde el 12 al 18 de mayo, coincidiendo con la participación esos días del Santísimo Cristo de la Expiración de la Hermandad del Cachorro (Sevilla) y de María Santísima de la Esperanza (Málaga) en el Jubileo Mundial de las Cofradías en la ciudad eterna, la Archidiócesis peregrinó a Roma, junto con el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, acompañado de los obispos auxiliares, monseñor Teodoro León y monseñor Ramón Valdivia.

Las imágenes del Santísimo Cristo de la Expiración (Cachorro), de Sevilla, y de María Santísima de la Expiración, de Málaga, fueron expuestas a la veneración de los fieles desde la mañana del miércoles 14 a la tarde del viernes 16. Ambas imágenes andaluzas recibieron culto en la Capilla San Pío X de la Basílica de San Pedro en Roma.

Monseñor Saiz Meneses estuvo frente a la imagen del Cachorro, saludando a peregrinos de Chile, Brasil, Francia e Italia, que se acercaban admirados a rezar. “Es un momento de alegría, emoción y encuentro con el Señor y María Santísima. Es momento de vivir el Jubileo de las Cofradías con toda la intensidad de que seamos capaces para recibir toda la gracia y el amor que el Señor nos quiere conceder”, destacó.

Jubileo en las basílicas romanas

El amplio programa catequético organizado por la Delegación de Peregrinaciones previó celebraciones

eucarísticas en la Iglesia Nacional Española Montserrat, las basílicas de San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y San Lorenzo Extramuros. Fue el arzobispo de Sevilla el encargado de presidir la Eucaristía diaria, concelebrada por los obispos auxiliares de Sevilla y los sacerdotes diocesanos que se unieron a la peregrinación: Manuel Soria, Marcelino Manzano y Antonio Rodríguez Babío.

“Hemos traído a Roma el arte de nuestras devociones, el alma de nuestro pueblo”

En sus homilías, don José Ángel subrayó que con motivo del Jubileo de las Cofradías “hemos traído a Roma la belleza de nuestra tierra, el arte de nuestras devociones, el alma de nuestro pueblo. Pero, sobre todo, una fe viva, un amor a Jesucristo que se hace carne en la adoración, en la penitencia, en la caridad”.

Insistió también en la importancia de la conversión personal “el alma del jubileo es la conversión a Cristo,

Peregrinos de la Archidiócesis de Sevilla y la Diócesis de Málaga tras la Eucaristía celebrada en la Cátedra de San Pedro.

Arriba, peregrinos de la Archidiócesis durante la celebración de la Eucaristía. Abajo, en San Pablo extramuros, San Pedro (Vaticano) y San Juan de Letrán.

y en este camino de conversión somos conscientes de que la fe no es una herencia cultural ni una costumbre social, sino una adhesión personal, libre y gozosa al Hijo de Dios vivo. Y esta adhesión se alimenta en la oración, se fortalece en los sacramentos, se expresa en la caridad y se vive en la comunión de la Iglesia”.

Manuel Romero, feligrés de la Parroquia San Juan de Ribera, de Sevilla, y hermano del Cachorro ha participado en la peregrinación junto a su familia. “Han sido días de convivencia y participación en la liturgia. Hemos demostrado que los cofrades de Sevilla vivimos la fe de una manera viva y profunda”.

El joven matrimonio conformado por Rocío Bernal y Juan Romero, de la Parroquia San Benito de Sevilla pertenece a la Hermandad del Cachorro y, junto a la Archidiócesis de Sevilla, participaron en el Jubileo de las Cofradías. “Hemos acompañado al Señor en la procesión del sábado 17 junto a la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración y también visitamos las siete basílicas de Roma donde hemos podido celebrar la Eucaristía, rezar y ganar las indulgencias. Nos sentimos muy contentos de haber visto a nuestro Cristo en el corazón de la cristiandad, a Él que es el centro de nuestras vidas”.

Por su parte, Carmen Gómez, feligresa de la Parroquia Santa Ana de Sevilla, cofrade y devota del Santísimo Cristo de la Expiración se sumó a la peregrinación diocesana movida por el deseo de renovar y confirmar su fe. “Me voy llena de todas las experiencias vividas”, reconoce. Cecilia Calvo es feligresa de la Parroquia San Joaquín (Triana- Los Remedios), cofrade y hermana de varias hermandades de Sevilla, su motivación a ganar el Jubileo en Roma ha sido superior a su impedimento físico. Salió en el cortejo en la Gran Procesión junto al Cachorro por las calles de la capital italiana. “Nos ha movido la ilusión y la fe para venir por primera vez a esta ciudad en un acontecimiento histórico”, añade.

DANIEL GARCÍA VILLALBA

Peregrino

El Jubileo de las Cofradías

“ha sido una inmersión en la esencia misma de la fe”

Daniel lleva en su ADN la vivencia de la fe dentro de las cofradías. Es hermano del Santísimo Cristo de la Bondad en su Entrada Triunfal en Jerusalén de la Hermandad Sacramental de la Borriquita (Alcalá de Guadaíra) y Nuestra Señora de la Esperanza de Triana de la Hermandad Sacramental de la Esperanza de Triana (Sevilla), de la Hermandad Servita de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado (Alcalá de Guadaíra). “No puedo olvidarme del Santísimo Cristo de las Tres Caídas (Triana, Sevilla) y de Nuestra Señora de la Oliva (Alcalá de Guadaíra)”, añade.

La semana pasada – del 12 al 19 de mayo – fue uno de los 150 peregrinos que viajó a Roma con la Delegación Diocesana de Peregrinaciones para participar en el Jubileo de las Cofradías. Él resume estos días tan intensos y profundos así: “Una

fructífera experiencia. El Señor me ha regalado momentos únicos, como el rezo ante la tumba del papa Francisco y posterior rezo del Santo Rosario ante la patrona de Roma. Además, he tenido la oportunidad de vivir una experiencia única en la Basílica de San Pedro, sirviendo como acólito en dos eucaristías”.

Sobre la Gran Procesión en Roma, Daniel se queda con una imagen en concreto, “la multitud de cofrades sevillanos que acudieron para acompañar a la imagen del Señor. Espero volver a Roma y poder vivir otros momentos únicos”. La peregrinación diocesana ha representado para su vida “un eco de eternidad en el corazón de la fe”.

“Desde el momento que crucé las fronteras de Roma y de la ciudad del Vaticano, sentí cómo el tiempo se dilataba, envolviéndome en una

- Dos Hermanas. Sevilla (2000)

- Feligrés de la parroquia de San Agustín de Alcalá de Guadaíra

atmósfera cargada de historia y de una profunda espiritualidad. Participar en el Jubileo de las Cofradías fue mucho más que un evento; fue una inmersión en la esencia misma de la fe que, además, quedará recordado para la historia”. Uno de los momentos que resonó con mayor fuerza en su interior “fue la gran procesión. Ver a hermanos de diferentes lugares, unidos por una misma creencia, avanzar con sus estandartes y vestimentas tradicionales, fue un testimonio palpable de la vitalidad y la diversidad de la Iglesia. En sus rostros se reflejaba una fe profunda, transmitida de generación en generación, un legado vivo que me hizo sentir parte de algo mucho más grande”.

Cerca de 600 peregrinos sevillanos cruzaron la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro

Provenientes de Sevilla capital y provincia más de 600 peregrinos se congregaron la tarde del pasado jueves 15 de mayo en la Piazza Pia de Roma para iniciar la peregrinación y cruzar la Puerta Santa de la Basílica San Pedro por la Via della Conciliazione.

ROMA.- A las cinco de la tarde, el arzobispo de Sevilla presidió la oración inicial, en la que pidió que “el Dios de la esperanza, en el Verbo hecho carne, nos llene de gozo y paz en nuestra fe”. Seguidamente inició el recorrido hasta la tumba de san Pedro en el interior de la basílica.

Con la cruz jubilar presidiendo la peregrinación, los convocados cantaron el salmo 122 (121) ‘Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor’. También recitaron el salmo 83 (84) ‘¡Qué amable es tu morada, Señor del Universo!’.

Al acercarse a la iglesia de Santa María en Traspontina un peregrino leyó un fragmento de la bula de convocatoria del Jubileo ‘Spes non confundit, 24’, seguido de tres Avemarías.

Lentamente y en actitud de oración, el numeroso grupo de la Archidiócesis de Sevilla, acompañado también por los obispos auxiliares, monseñor Teodoro León, monseñor Ramón Valdivia y los sacerdotes diocesanos que acudieron al Jubileo de las Cofradías rezaron las letanías de los santos.

Llegados a la Puerta Santa, reci-

taron las palabras del salmo 23 (24) ‘Del Señor es la tierra y cuanto la llena’. Una vez dentro de la Basílica de San Pedro y ante la tumba del apóstol, todos los peregrinos pronunciaron el Credo de los Apóstoles. De allí se dirigieron a la Capilla de San Pío X para rezar un Padrenuestro, Avemaría y Gloria ante las imágenes del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de la Esperanza.

Cruz jubilar

La cruz jubilar ha sido realizada para este Año Jubilar 2025, símbolo central de la peregrinación. Es entregada a los coordinadores de los grupos de peregrinos para acompañarles en su

paso por la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Esta preciosa cruz ha sido realizada por el maestro carpintero y artesano Riccardo Izzi.

El signo, realizado en madera noble y cuidadosamente elaborado a mano, presenta en su lado principal la representación de Cristo glorioso, signo de Esperanza para el mundo, en un tiempo de grandes crisis globales, en el que hombres y mujeres expresan de todos los modos la necesidad extrema de poder tener esperanza. Al otro lado de la cruz está el logo oficial del Jubileo 2025, símbolo de esperanza para los fieles provenientes de todo el mundo.

Lecturas del Domingo - 25

de mayo -

Primera lectura Hechos de los Apóstoles 15, 1-2. 22-29

Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Entonces los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir a algunos de ellos para man-

darlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas llamado Barsabás y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y enviaron por medio de ellos esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia provenientes de la gentilidad. Habiéndonos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alborotado con sus palabras, desconcertando vuestros ánimos, hemos decidido, por unanimidad, elegir a algunos y enviáros-

Salmo responsorial Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8

R./. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

los con nuestros queridos Bernabé y Pablo, hombres que han entregado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Os mandamos, pues, a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegítimas. Haréis bien en apartaros de todo esto. Saludos».

- Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.

- Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, y gobiernas las naciones de la tierra.

- Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga; que le teman todos los confines de la tierra.

Segunda lectura Apocalipsis 21, 10-14. 22-23

Me mostró la ciudad santa que descendía del cielo

El ángel me llevó en espíritu a un monte grande y elevado, y me mostró la ciudad santa de Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, y tenía la gloria de Dios; su resplandor era semejante a una piedra muy preciosa, como piedra de jaspe cristalino.

Tenía una muralla grande y elevada, tenía doce puertas y sobre las puertas doce ángeles y nombres grabados que son las doce tribus de Israel. Al oriente tres puertas,

Evangelio

según san Juan 14, 23-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre

al norte tres puertas, al sur tres puertas, al poniente tres puertas, y la muralla de la ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los nombres de los doce apóstoles del Cordero. Y en ella no vi santuario, pues el Señor, Dios todopoderoso, es su santuario, y también el Cordero. Y la ciudad no necesita del sol ni de la luna que la alumbre, pues la gloria del Señor la ilumina, y su lámpara es el Cordero.

en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis».

Evangelios en Lengua de Signos Española

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El Evangelio de este domingo contiene la promesa maravillosa de la intimidad con el Padre, con Jesús y con el Espíritu Santo, promesa que traerá consigo el don de la Paz. Jesús anuncia en el discurso que sigue a la Última Cena: “el que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él”.

Jesús, en la víspera de su partida, consuela a sus discípulos con la promesa de que volverá y se manifestará a los que le aman, esto es, a los que guardan sus palabras. El amor a Jesús nos impulsa a observar su palabra; la consecuencia es que el Padre nos ama y, junto con Jesús, viene a nosotros para hacer morada en nosotros. Ciertamente, esta morada divina requiere de nosotros un respeto profundo, exigiéndonos una vida en armonía con nuestros huéspedes.

Lecturas de la semana

Domingo 25

VI Domingo de Pascua

Lunes 26

San Felipe Neri, presbítero

Hch 16, 11-15; Sal 149; Jn 15, 26 — 16, 4a.

Martes 27

San Agustín de Canterbury, obispo

Aniversario de la ordenación episcopal de monseñor

Teodoro León y monseñor Ramón Valdivia, obispos auxiliares de Sevilla

Hch 16, 22-34; Sal 137; Jn 16, 5-11

Miércoles 28

Hch 17, 15. 22 — 18, 1; Sal 148; Jn 16, 12-15

Jueves 29

San Pablo VI, papa

Hch 18, 1-8; Sal 97; Jn 16, 16-20

Viernes 30

San Fernando

Hch 18, 9-18; Sal 46; Jn 16, 20-23a

Sábado 31

Visitación de la Bienaventurada Virgen María

Rom 12, 9-16b; Salmo: Is 12, 2-6; Lc 1, 39-56

A continuación, Jesús anuncia la venida del Espíritu Santo que consolará a sus discípulos en su ausencia y les proporcionará ánimos constantes y consuelos interiores. Este Espíritu tiene la misión de “recordar” y “explicar” todo cuanto Jesús ha dicho y hecho en su vida terrena. Y sobre todo, nos enseña a la docilidad interior a la voluntad de Dios, haciéndonos comprender que ésta es la expresión del amor de Dios, y que, en consecuencia, no hay nada más grande que ella para nosotros. Junto al don del Espíritu, Jesús anuncia a sus discípulos que les deja la paz. Esta paz no es la ausencia de conflictos exteriores, sino una armonía interior, que resulta de nuestra conformidad con Dios, de la reconciliación que Jesús ha llevado a cabo por medio de su pasión. La paz de Jesús es una paz que resiste incluso a las circunstancias más adversas.

Adoración eucarística

Jubileo circular en Sevilla (capital): Días 25-27, Iglesia de San Alberto (calle estrella, 2); 28-30, Parroquia de San Juan Bosco (calle Condes de Bustillo); 31-2 junio, Monasterio de la Visitación de Ntra. Sra.- Salesas (plaza de las Mercedarias).

Diariamente: Capilla de San Onofre (Plaza Nueva), las 24 horas; convento de Sta. María de Jesús (c/ Águilas); Parroquia de la Concepción Inmaculada (c/ Cristo de la Sed); Parroquia de S. Bartolomé (c/ Virgen de la Alegría); Parroquia de las Stas. Justa y Rufina (c/ Ronda de Triana, 23-25); Parroquia de la Anunciación de Ntra. Sra. y San Juan XXIII (Pza. S. Juan XXIII), iglesia de San Antonio Abad (c/ Alfonso XII, 3).

Jubileo circular en Écija: Días 23-25, Santa Florentina; 26-28, Santa Cruz; 29-31, San Gil.

Exposición del Santísimo, a las 17.30 h, con rezo del rosario a la Divina Misericordia y canto de vísperas, a las 18.30 h, en el convento de de la Encarnación-MM Agustinas (Pza. Virgen de los Reyes).

VI SEMANA DE PASCUA. II SEMANA DEL SALTERIO (Ciclo C. Impar)

AÑO DEL PUEBLO GITANO: IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA EN LAS HERMANDADES DE LOS GITANOS DE LA ARCHIDIÓCESIS DE SEVILLA (II)

Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural

Estamos celebrando en este año el 600 aniversario de la llegada del pueblo gitano a España. Por ello, celebrando el mes de María, estamos presentando las imágenes marianas de las hermandades de los Gitanos de nuestra Archidiócesis.

En 1753, en un complejo contexto de persecuciones a la comunidad calé y encarcelamientos, especialmente la gran redada de 1749, un grupo de gitanos de Triana fundan en el Convento del Espíritu Santo la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Madre de Dios de las Angustias. Al año siguiente se trasladan al Convento del Pópulo, en el barrio del Arenal, desde donde hacían estación de penitencia a la Catedral. Tanto la imagen del Señor como la de la Virgen eran obras del círculo de José Montes de Oca, y fueron destruidas en 1936. Un año después, es bendecida la nueva Virgen de las Angustias y al año siguiente, la del Señor, ambas debidas al escultor José Rodríguez Fernández Andes. La imagen de la Virgen de los Gitanos (izquierda) luce la policromía realizada por el pintor sevillano Juan Balceras, quien supo imprimir una encarnadura morena propia de las mujeres de esta raza. Siguiendo el modelo de la anterior, la Virgen inclina la cabeza hacia el lado derecho, con gesto lleno de ternura y dolor, destacando su delicadeza y su guapura. Por su gran devoción, fue coronada canónicamente en la Catedral de Sevilla en 1988.

Una de las imágenes más populares de la Semana Santa de nuestra Archidiócesis es la Virgen de la Esperanza (derecha) de la Hermandad de los Gitanos de Utrera,

fundada en 1955 en la Iglesia de Santiago por miembros de la raza calé, para lo cual la Parroquia cede la imagen del Cristo de la Vera Cruz, imagen datable hacia mediados del siglo XVII, del cual durante muchos años fueron camareras las famosas cantaoras utreranas Fernanda y Bernarda. En 1957 se bendice la imagen de la Virgen, obra del escultor jerezano José Moreno Alonso, tallada en 1952, si bien posteriormente, en 1971 fue modificada por Luis Álvarez Duarte para darle una fisonomía más morena y gitana, llena de hermosura.

Nuestro querido y recordado papa Francisco, en su mensaje con motivo del VI centenario de la llegada del pueblo gitano a España, les decía: “Tienen mucho que aportar a la Iglesia y a la sociedad: el aprecio a las personas mayores y el sentido de familia, que se hace más fuerte en los momentos de dificultad; el cuidado por la creación; nuestra condición de peregrinos hacia la patria del cielo; la capacidad para mantener la alegría y hacer fiesta aunque haya nubarrones en el horizonte; el significado del trabajo —tantas veces malentendido— como un medio para vivir y no tanto para acumular. Muchos de los valores que los identifican como pueblo no sólo son evangélicos, sino también proféticos y contraculturales en estos momentos”.

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