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¿Dejas todo para después? Esto te interesa

Todos conocemos la expresión “ahorita lo hago, me tardo 5 minutos en hacerlo, estaba ocupado en otros asuntos y se me olvido” pues eso se le conoce como procrastinar, pero ¿sabes realmente porque dejamos para después las tareas que debemos realizar?

Etimológicamente, “procrastinación” deriva del verbo en latín procrastinare, postergar hasta mañana. Sin embargo, es más que postergar voluntariamente. La procrastinación también deriva de la palabra del griego antiguo akrasia, hacer algo en contra de nuestro mejor juicio.

Procrastinar es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras más irrelevantes o agradables por miedo o pereza a afrontarlas.

El término se aplica comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente sin tener fuerza de voluntad para concluirla. El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se auto justifica posponiéndolo para un futuro.

Parece irónico que procrastinamos para evitar sentimientos negativos, pero terminamos sintiéndonos aún peor y es así. La procrastinación es el ejemplo perfecto del sesgo del presente, la tendencia de nuestra mente a dar prioridad a necesidades a corto plazo en vez de las de a largo plazo.

La costumbre de posponer puede generar dependencia a diversos elementos externos, tales como navegar en Internet, leer libros, salir de compras, comer demasiado o dejarse absorber en exceso por la rutina laboral, como pretexto para eludir alguna responsabilidad, acción o decisión.

Este problema de salud no necesariamente está ligado a la depresión o a la baja autoestima. El perfeccionismo extremo o el miedo al fracaso también son factores para posponer.

Consejos para combatir la procrastinación 1

Conócete a ti mismo

Lo primero que hay que hacer es analizar la situación. Reflexiona acerca de cómo la procrastinación está afectando tu productividad y cómo esto puede afectar negativamente el desempeño de tus actividades diarias. Es conveniente que identifiques los hábitos que pueden estar provocándola y trates de evitarlos al máximo.

2

Gestiona de manera efectiva tu tiempo

En ocasiones la cantidad de trabajo que tenemos por realizar llega a ser abrumadora. Dividir una tarea compleja en varias más sencillas puede ser una manera muy efectiva de sobrellevar la carga de trabajo. Sin embargo aún cuando la tarea es sencilla seguimos posponiendo la fecha para terminar los pendientes, hasta que ya es demasiado tarde. Crea una línea del tiempo y asigna tiempos específicos y fechas límite a cada pequeña tarea. Dejar pasar la fecha para terminar una tarea puede repercutir en la realización de otras previamente establecidas, por lo que te sentirás con la urgencia de actuar para cumplir tus metas. Tener bien organizados tus deberes y tiempos puede mejorar la calidad de tu trabajo y evitar el estrés.

3 tran a sólo un clic. La búsqueda de una solo palabra o imagen puede transformarse en una búsqueda interminable que puede emplear varias horas de nuestro valioso tiempo. Además las redes sociales juegan un papel importante en este tema.

7

Cambia de perspectiva

Reflexionar sobre los dos puntos anteriores puede lograr que cambie tu perspectiva acerca de lo que es verdaderamente importante para ti en este preciso momento. Trata de pensar en qué es lo que te apasiona hacer, cómo puedes alcanzar tus objetivos y concéntrate en ello. Quizás, al final te darás cuenta que pasarte todo el día viendo videos de gatitos no es la solución a tus problemas y que ya es tiempo de ponerte a trabajar en la pila de papeles sobre tu escritorio.

4Comprométete

Crear una lista de tareas y asignarles tiempos no basta para lidiar con la procrastinación, porque bien puede estar la lista a un lado y tú puedes seguir leyendo la lista interminable de tweets que publican tus amigos. Comprométete contigo mismo y con las tareas que hay que realizar.

No pierdas el tiempo pensando en que son demasiado complicadas o aburridas y simplemente ponte a hacerlas, a nadie le beneficiará más que a ti.

5

Trabaja en ambientes productivos

Procura que tu oficina tenga una buena iluminación y que los elementos en ella, una planta sobre el escritorio por ejemplo, te ayuden a crear un ambiente inspirador. Evita aquellos que puedan distraerte de tus actividades diarias o que influyan de manera negativa en tu estado de ánimo.

6

Supera los obstáculos

Aún cuando nos comprometemos de corazón, podrán aparecer obstáculos que nos impedirán cumplir nuestras metas. Así como puedes realizar una lista de tareas, crea una lista de posibles obstáculos que te encontrarás en el camino y una lista de posibles soluciones. La experiencia te irá diciendo por dónde encaminar las soluciones y te ayudará a ahorrar tiempo en el futuro.

8Aprende constantemente

Si quieres mejorar tu desempeño, además de mantenerte ocupado en algo que realmente vale la pena, comienza por aprender todo lo que puedas, toma cursos, lee, especialízate, estudia un postgrado, experimenta y no tengas miedo de fallar. Fallar no siempre es malo, en ocasiones aprendemos más de nuestros errores que de nuestros éxitos.

9Recompensa tu progreso

Tu esfuerzo y progreso merece un premio. Crear un sistema de recompensas que te ayuden a celebrar los logros alcanzados y pequeños «castigos» para cuando fallas en algo. Celebrar comprándote algo nuevo o yendo al cine cada vez que tienes éxito en un proyecto o privarte de utilizar el celular por unos cuantos días cuando no lo logras, es una buena estrategia para incentivar tu productividad.

10

Elimina las distracciones

Las cosas se complican cuando trabajamos desde un ordenador con conexión a Internet, pues las distracciones se encuen-

No seas tan duro contigo mismo

A pesar de todo lo anterior, llevar un ritmo de trabajo tan estricto tampoco es bueno. Estar ocupado no permite que nuestra creatividad, entre otras habilidades, se desarrolle adecuadamente. La clave está en saber balancear nuestro tiempo para poder realizar todas las actividades del día y aún tener tiempo para nosotros mismos o para salir a tomar un café con los amigos. Ahora termina de ordenar las llantas por código antes de que se convierta en lo siguiente que comiences a procrastinar.

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