EDITORIAL
Los rastros permanentes de humanidad
E
nfrentamos una dolorosa tragedia humanitaria de alcance global, sin que hasta el momento haya indicios suficientes que vislumbren una luz al final del túnel, esto es, el alcance real de una vacuna que nos proteja de la propagación del virus y el retorno a la tan deseada “normalidad” y seguimos aferrados a la esperanza, acompañada también por momentos de temores, dudas y no tan buenos presentimientos. Ante este enemigo invisible, los otros factores deshumanizantes pueden aparecer débiles y superables. Las reacciones ante la magnitud del problema y la vulnerabilidad a escala mundial, evidencian que, a pesar de la propaganda sistémica para el control social, la imposición del mercado o el esfuerzo por invisibilizar las desigualdades sociales, es urgente reorganizar en clave personal y social nuestras vidas, pues todos somos responsables por acción u omisión de
la situación global -trágica- a la que hemos llegado. Desde esta perspectiva, hay que repensar la presencia de las religiones para ofrecer un “sentido de la vida”, una práctica comprometida más allá de sus visiones particulares y sus modos de ofrecerse como caminos de salvación y proponer proyectos de vida que tengan trazos permanentes de humanidad, con la conciencia de que lo humano, más allá de las diferencias, es principio de unidad, de colaboración. En lo referente a la fe cristiana, la humanidad de Jesús es clave de interpretación para comprender cómo y cuándo somos y actuamos humanamente. Una feliz iniciativa de las religiones cristianas, donde la Iglesia Católica no va rezagada en el compromiso por la unidad, es la publicación del documento conjunto del Consejo Mundial de Iglesias y el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso: ‘Al servicio de un mundo herido en
solidaridad interreligiosa: un llamado cristiano a la reflexión y la acción durante el Covid-19’, con el objetivo de “animar a las Iglesias y organizaciones cristianas a reflexionar sobre la importancia de la solidaridad interreligiosa en un mundo herido por la pandemia del COVID-19” y por “muchas otras heridas”. Al interior de la misma Iglesia no hay signos de adormecimiento a la espera de soluciones desde fuera. A las experiencias de centrar la fe en el hogar, como iglesia doméstica y celebrar las “Misas virtuales”, prosigue un diálogo abierto para fomentar la creatividad en la liturgia, responder a los desafíos pastorales y redimensionar en justa medida la presencia de los laicos como sujetos del ser y quehacer de las comunidades, entre otros temas. Toca a las comunidades cristianas la recepción de la Agenda Cristiana para “repensar el mundo post-Covid” y seguir fieles al Señor en este momento de la historia.
25 Años
de la televisora católica
E
n medio de una nueva programación y grandes expectativas de renovación y cambios, la televisora católica Televida celebró 25 años de haber sido fundada por iniciativa de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), que asumió este proyecto de comunicación inspirado por un planteamiento del Papa san Juan II durante su última visita a la República Dominicana en 1992. Fue inaugurada el 27 de agosto de 1995, tres años después de la presencia del Papa en Santo Domingo, el canal Televida, asumiento el nuevo desafío que les había planteado para ese entonces el Papa Juan Pablo II al proclamar que era necesario “intensificar la presencia de la Iglesia en el mundo de la comunicación”, durante su discurso inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM), celebrada en octubre de 1992 en la capital dominicana.
Desde entonces, este proyecto impulsado en su primera etapa por el entonces Arzobispo de Santo Domingo, monseñor Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez y los demás miembros de la Conferencia, se convirtió en uno de los pilares fundamentales para la evangelización en el país a nivel de masas, dejando sentir su influencia en otras latitudes de Latinoamérica. “La iglesia tiene que comunicar no sólo lo estrictamente evangelizador, sino muchas cosas que, como los valores humanos, se necesitan fomentar para reorientar y humanizar”, dijo el padre Kennedy Rodríguez, actual director del Canal, quien destacó la dedicación y el interés de mantener la estación que tiene el arzobispo Francisco Ozoria Acosta, sucesor del cardenal López Rodríguez en la sede episcopal Primada de América. Fuente: Listín Diario digital. 3367 / AMIGO DEL HOGAR