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TRANCE FICTICIO: “QUISIERA ENTENDERTE Y QUE ME PARTA UN RAYO” Si supiera entenderte hallaría una razón, si supiera entenderte no tendría angustiosas expectativas, callas y no sabes como me lastimas el corazón. Si supiera lo que callas, si tan solo supiera, hallaría un nuevo concepto de ti y sería un alivio o un desastre, no lo sé. Sé que no es fácil la vida que sigues, si callas es mucho peor, si ya no te exiges, mañana puedes sonreír, que todo irá mejor. Si no quieres hablar será mucho peor, peor para ti, pero para mí, que tan solo verte me comprime el corazón y casi deja de latir. Si supiera lo que callas, tu rostro no tendría un semblante de horror, ni más ni menos. Se te ve tan vencido como las olas que se desvanecen en la orilla de la playa, acaso andabas bebiendo y oyendo a tu jefa, y amando a tu jefa y pensando en tu jefa, ¿qué creías que no me iba a enterar, de nada te sirve callar para siempre, ahora o mañana todo llega a ser un error. ¡Hoy es mi santo! o quizás fue ayer, o quizás mañana, no lo sé, ya ni lo sé, ya ni te acuerdas, quizás no me quiero acordar porque me duele muy adentro, ¿por qué no hablas?. Recibí una llamada del extranjero, era mi Madre, por eso viajo mañana, élla lo sabe, pero no quiere que vaya sola, quizás contigo; el viaje me hará mucho bien aunque no soporte verte así; me estresas si estoy cerca. Tomaré el avión a las doce de la noche y llegará pasado mañana por la mañana. Pedí una semana de descanso y mi jefe no pudo negarse ante una tonta excusa. ¿No me respondes?, tu silencio me sigue agobiando, pensé entonces que al decirte esto reaccionarías, al fin y al cabo ya nada importa. Ya nada importa, tu sigues pensando, pensando y repensando, ¿qué te pasa?, acaso de nada sirve decirte que al fin estoy mejor; ¡No!, no mejor porque me voy, sino porque necesito entenderte, ya ves como pasa el tiempo y tu sigues igual, tus gestos no cambian y te voy diciendo que de claro en claro, nada va quedando claro, y mientras pasan los días ese clavo no lo puedo sacar de mis sueños, de que algo malo está pasando; y así del poco sueño poco puedes dormir y mucho pensar, por eso te vas quedando más viejo, más calvo y sin tener algo en claro. A veces he callado, pero es como si un rayo me cayera; ¿ya no te acuerdas cuando te conocí?, de terror y pánico para asustarse, lo que apenas encontré en un amigo, lo que apenas encontré en un amigo fuíste tú; y esas mujeres de las avenidas, esas que entrenaban a perder la grasa; y también las mujeres de la hacienda que venían con hijos y con tres barriles de cargamento; como los perros de pelea andabas tú y provocaban muertes a bandidos, y pesares de conciencia para el resto de los días, hasta que nos curamos. Para él trabajabas así, y venias con la alegría sobre la mesa a presumir de tus egos de ganador y ahora por lo de tu jefa, solo te guardas en el silencio.
Anoche emitieron ruidos al tope, eran los zancudos. Tus ojos nunca se cerraron, ¡no descansastes! y en silencio te la pasastes. Si no son los amantes impersonales, si no es tu amante, no me enseñes a
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ser tóxica de tus angustias, porque inesperadamente soy la que te hostiga. Respóndeme ¿qué peligro inunda tu áspero silencio?. Si supiera entenderte, si supiera lo que callas, si nos diéramos un tiempo para conversar con la confianza a plena luz de la verdad, sería tan simple. Si yo pudiera tan solo darte otra cosa en la vida como dependencia hacia a mi, si pudiera volverte a escuchar, lo guardaría en silencio. Si esto solo pudiera fluir, quién sabe, te entendería, pero sigues igual en silencio, ausente, lejos, vagabundo. Si supieras lo que callas te podría entender. -
¡Te juro que yo no fuí!
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¿Qué?
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¡Fué casual!
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¿Qué fué casual?
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Yo no lo quise empujar
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¿Qué hablas?
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Élla me obligo, es el destino.
Fin.
Autor y escrito por Alexis R. Yactayo L.
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