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KITTY: LA MUCHACHITA DE JULIO La muchachita de carita angelical, curiosa y sonriente, es la musa ilusoria de Julio. ¡Es totalmente indescriptible!. Sus ojos brillan como dos estrellas cuando ambos se miran o quizás solo sea una ilusión para Julio, por eso no centra su atención en otras de sus compañeras. Rebelde, tosco, juguetón, alegre, engreído, indomable como Julio, que cambió su comportamiento a causa del enamoramiento. Ahora se ha convertido en un talentoso adolescente “poeta”; tanto así que en algunas ocasiones, en algunos cruces de miradas con la muchachita, no duda en lanzarle piropos y algunos poemas romanticos cortos; y a veces la acompaña hasta su casa. Élla admiraba lo atlético que es Julio; élla admiraba lo delgado y sagaz que es él, al momento que lo veía jugar, en los talleres de educación física, y esa forma de liderar, élla admiraba eso; mejor dicho, élla admiraba todo de Julio, su talento y su físico. ¿Pero porqué lo admiraba y no lo sigue admirando?, algo que irémos descubriendo poco a poco. Inclusive en una de sus conversaciones pasadas, en el taller de educación física, le decía: ¡Julio eres rápido como una gacela!. Quizás Kitty se refería a la destreza física de Julio, ya que al jugar fútbol, no hay nadie quien le gané en carrera. Durante la semana se dispone a realizar algunas de sus principales actividades como, por las mañanas ir al colegio, por las tardes revisar sus tareas y luego asearse, por las noches se concentra para escribir cortísimos versos. Así mismo, se ha olvidado de salir con sus amigos a holgazanear. Inclusive era rutinario en sus nuevos quehaceres, hasta que por fin decidió ponerle título a su nuevo poema que le entregaría a la muchachita. Su poema se llama las perlas de tu boca, y musitaba y musitaba repasando su poema. Julio está cruzando el primero B de secundaria, y Kitty también; pero, como en pocas veces, ese día Julio se había sentado junto a Kitty, mientras él contemplaba sus húmedos labios. Entonces su corazón palpitaba a mil por hora. Él está enloquecido por Kitty, como todo joven adolescente que está inmerso en una burbuja ilusoria, mientras élla al parecer, ahora lo ve como un amigo en las malas y en las buenas, en el aprendizaje y en algunas locuras que podrían surgir. Los ojitos que eran brillosos para Julio, al parecer, se habían apagado. En algunos ratos libres, Julio se junta con su grupo y hacen las palomilladas de siempre. Sus compañeros aún recuerdan que hace unos años atrás, Julio era inmensamente travieso, mientras tanto todos se echan a llorar un río por los ojos, de risa. Hugo, uno de sus compañeros, comenta que el Julito de antes ya desapareció del mapa y que una mujer lo ha cambiado totalmente; ahora es un pisado, sin ser enamorados, anda babeando; y por supuesto todos se hechan a reir. Luego, Esteban el “brigadier”, otro compañero gordito y cachetón, que no tiene nada de brigadier, dice: Julito debería fijarse en Leila, harían buena pareja, porque es tan alta como la luna y por ahí van en talla.
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Y así transcurre la etapa de adolescente, y ese momento único y glorioso que todos los hombres lo llevamos en el recuerdo, esa primera vez que sentimos una picazón fina y enorme, esa sensación grandiosa que nos asusta al descubrir que vamos dejando de ser niños, y que las chicas nos atraen a toda madre; de las sonrisas, de las miradas, de las caritas, de la belleza física. Y del pensamiento ingenuo y ficticio que algunos adolescente románticos se crean; algunos más prontos que otros, otros por naturaleza; y otros son más fríos, que no lo ven así. La adolescencia es un proceso; la ilusión es parte de ello, luego todo va cambiando hacia los roces, acercamientos, hacia las propuestas de un “estarías conmigo o te gustaría dar una vuelta conmigo”, algo tonto, pero así todo va empezando; no olvidemos que comenzamos a diferenciarnos por aspectos de cambios biológicos de ambos sexos, y atraernos por los olores de nuestro propio cuerpo físico que emanamos al secretar nuestro propio sudor íntimo. También vemos los chapes alocados en la hora de recreo, o a fuera del colegio, a la hora de la salida, hasta llegar al acto sexual; y llegando tarde a casa con muchas excusas de parte del profesor. Le comentaron a Julio que, Robert un alumno de quinto de secundaria le estaba afanando a Kitty, y al parecer élla estaba muy emocionada últimamente, ya que él era el chico más popular del colegio. Entonces, Julio decidió escribirle en un papelito a Kitty, y fue de mano en mano, en plena clase, donde decía: Acuérdate de mí cuando me olvides. Kitty es una jovencita muy bella, aunque en sus rasgos está vestida de inocencia, no es lo que se creé ver por dentro. Quizás sus amigas del salón no la creen tanto, porque en el fondo es muy despierta, y al parecer no quiere perder el tiempo con Julio, mientras él la adora, siendo su sueño día y noche, ese sueño que le mantiene dormido o mejor dicho, que él cierra sus ojos para dormir en plena luz del día. Ahora se entiende porqué Kitty, no tiene un círculo social muy amplio de compañeritas, y si de varones. Pero, ¿cómo es Kitty?, para que la mayoría del salón y el colegio, estén detrás de élla. Pues Kitty es de estatura promedio, ojos achinados, mirada alucinante, cabellos acaramelados, sonrisa angelical y unas caderas muy provocadoras al caminar. A pesar de su corta edad, vuelve loco a más de medio colegio. Mientras Julio es de estatura alta, de tez morena, de apariencia matona, compostura atlética, de cabellos oleosos color negro y de ojos verdes. Facialmente, no era tan agraciado como Robert, pero tiene algunas seguidoras, quizás algunas simpáticas, pero no tanto como Kitty. El
principiante poeta de Julio, había dejado una carta dentro de la mochila de Kitty; esa carta era el
poema “las perlas de tu boca”, que estaba escribiendo todo este tiempo. Parte de aquel poema decía:” Yo compondría canciones que vuelvan loca a tu corazón y así te pueda conquistar bailando como el mar, robando tu calor, para que otra mujer no ocupe tu lugar”. Escrito por Alexis R. Yactayo L.
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