Curso Introductorio Evaluar para transformar
Una invitación a formar parte de Arcos
MÓDULO 1
¿POR QUÉ TRANSFORMAR NUESTRAS PRÁCTICAS DE EVALUACIÓN?
¿DESDE DÓNDE Y HACIA DÓNDE?
¿Cómo hemos entendido, vivido y practicado la evaluación?
La Figura 1 muestra la síntesis de un taller realizado en 2020 con Directivos de diferentes Programas de ARCOS, donde se levantaron las tensiones que se experimentaban en la práctica evaluativa de los y las docentes.
Probablemente nuestras experiencias previas como estudiantes y docentes estén más marcadas por los aspectos que se señalan en la columna de la derecha de esta figura. Tendemos a comprender la evaluación como equivalente o necesariamente ligada a una calificación, como un hito específico dentro del proceso de aprendizaje, asociada a instrumentos formales con múltiples indicadores que nos dicen lo que debemos mostrar en un producto o tarea, con énfasis en aspectos observables que hacen la evaluación más ‘objetiva’. Estas concepciones son también las que nuestros/as estudiantes probablemente traigan de su experiencia en la educación escolar, por lo que cualquier transformación que se busque debe considerar estas creencias arraigadas y la importancia de deconstruirlas gradualmente.
EVALUACIÓN
EVALUACIÓN COMO HABILIDAD
DIÁLOGO BILATERAL PERMANENTE/APROPIACIÓN (AUTOEVALUACIÓN)
EVALUACIÓN DE PROCESO
CRITERIOS DE PROCESO (COMPETENCIAS, APRENDIZAJES CENTRALES)
INTERSUBJETIVA
CALIFICACIÓN
EVALUACIÓN COMO HITO E INSTRUMENTO
PARTICIPACIÓN PARA EL PRODUCTO (AUTO-CALIFICACIÓN, BAJA TOLERANCIA AL FRACASO)
EVALUACIÓN DE MULTIPLES TAREAS Y PROCESOS
PAUTAS, RUBRICAS PARA CADA TAREA
OBJETIVA
¿Y está ‘mal’ ver la evaluación de esta forma?
Más que señalar si una forma de evaluar es ‘buena’ o ‘mala’, como docentes debemos preguntarnos si nuestras formas de evaluar son coherentes con aquello que queremos motivar en nuestros/as estudiantes y en nuestra relación con ellos/as y con la disciplina que estamos enseñando. Desde los años sesenta al día de hoy, la evidencia de investigación sobre “climas sumativos” de evaluación (Stobart 2010) ha sido consistente en señalar los efectos negativos de una cultura centrada en la calificación y en la evaluación como un hito o producto. Junto con los efectos que se sintetizan en la Figura 2, ya tempranamente Bloom, Hastings y Madaus (1971) aludían a efectos que vemos hasta el día de hoy: una cultura centrada en el logro o no logro en un hito o producto particular promueve la competencia y la comparación. Lo anterior genera un impacto emocional negativo en los sujetos evaluados que sienten que son ‘buenos’ o ‘malos’ para algo y que ello no se puede modificar. En consecuencia, la ansiedad y el miedo serán emociones recurrentes cuando nos enfrentamos a un hito evaluativo donde nos jugamos todo el trabajo de un semestre o curso. Ello se relaciona con el poder de la evaluación tanto a nivel de nuestra identidad personal dadas sus etiquetas, clasificaciones, jerarquías, como a nivel del orden social, dada su función social de certificación y selección (Sánchez-Amaya, 2013). Todo esto genera que en muchos contextos el valor de cambio (Santos Guerra, 2003) de la evaluación se haya puesto al centro en reemplazo del aprendizaje profundo y genuino, y así escuchemos comúnmente frases como “¿pero esto entra para la prueba?”, “¿esta actividad tiene décimas?” con más frecuencia de la que quisiéramos. Entonces, más que si se trata de formas ‘buenas’ o ‘malas’ de evaluar, la pregunta central es: ¿es esto lo que quiero generar en los y las estudiantes por medio de mis prácticas evaluativas?
Las notas generan actitudes reputacionales centradas en la persona, que tienden a estancar el aprendizaje; estudiantes evitan actitudes riesgosas por miedo al fracaso (Stobart, 2010)
Las evaluaciones externas de altas consecuencias son parte de este “clima sumativo”, y contribuyen a que las escuelas se concentren en el entrenamiento orientado al resultado, reduciendo el currículum
pedagógica (Falabella y De la Vega: 2016, UNESCO, 2017)
Evaluar para transformar
TALLER
Para comenzar a explorar procesos de cambio de nuestras culturas evaluativas, debemos primero explicitar nuestras creencias provenientes de experiencias previas como estudiantes y/o docentes, para preguntarnos desde allí qué cambiar y en qué dirección. La invitación es, entonces, a recordar experiencias como evaluados/as y evaluadores/as, tanto positivas como negativas, detallando en qué sentido las calificamos de una manera u otra. A partir de ello, en la siguiente tabla se sistematizan los aspectos en común de las experiencias recordadas, ya sea individualmente o por el grupo de conversación:
EXPERIENCIAS POSITIVAS (ASPECTOS EN COMÚN)EXPERIENCIAS NEGATIVAS (FACTORES EN COMÚN)
A partir de esta sistematización, es importante preguntarnos:
1.¿Cuáles de los aspectos positivos están presentes en mis prácticas evaluativas en el presente?
2.¿Qué aspectos de los que viví como negativos en evaluación están presentes en mis prácticas actuales?
3.¿Qué me hace pensar esta reflexión sobre lo que quisiera mantener y modificar en mi forma de ejercer la evaluación?
¿De qué otras formas se puede entender y practicar la evaluación?
Desde los años sesenta hasta hoy nos encontramos en un proceso de cambio paradigmático en evaluación, que ha sido elaborado teóricamente por diferentes corrientes y autores con diferentes denominaciones (evaluación auténtica, evaluación para el aprendizaje, evaluación como aprendizaje, evaluación como autorregulación, entre otros), pero que tiene como factor común el tránsito en la siguiente dirección:
Evaluación tradicional
Comparación con otros
Evaluación alternativa
DE LO NORMATIVO A LO CRITERIAL (referente) DEL PRODUCTO AL PROCESO
Comparación consigo mismo con base en criterios
DE LO SUMATIVO A LO FORMATIVO (función)
La evaluación solamente se realiza para determinar logro o no logro al final de un proceso, con foco en la entrega de un producto.
La evaluación también se utiliza durante el proceso para levantar evidencias que permitan ir mejorando los aprendizajes por medio de retroalimentación.
DE LO ARTIFICIAL A LO AUTENTICO
La evaluación corresponde a hitos disociados del proceso de aprendizaje y en formatos diferentes a aquellos en que se aplican las habilidades y conocimiento en el mundo real.
La evaluación pasa a ser parte integral del proceso de aprendizaje, realizándose por medio de evidencia naturalmente generada en clases y con tareas que son cercanas a aquellas en que aplicarán las habilidades y conocimientos a futuro.
DE LO ARTIFICIAL A LO AUTENTICO
La evaluación la realiza solamente el/la profesor/a.
Los/as estudiantes evalúan también su propio trabajo y el de sus pares, con base en criterios claros y explícitos que le dan dominio y autonomía gradual sobre su aprendizaje.
En el marco de este cambio, nosotros trabajaremos con Evaluación para el Aprendizaje, un enfoque originalmente desarrollado por investigadores y docentes en el Reino Unido, pero que ha tenido diversos desarrollos en Chile en las últimas dos décadas, y además ha desarrollado aproximaciones para la Educación Superior. Este enfoque se nutre de una serie de principios, que señalan que la evaluación (fig. 4)
Es parte de una planificación efectiva.
Se centra en cómo aprenden los estudiantes.
Se centra en la actividad de aula.
Promueve un compromiso con metas de aprendizaje y con criterios de evaluación.
Ayuda a los aprendices a saber cómo mejorar Es una destreza profesional docente clave. Estimula la autoevaluación Genera impacto emocional. Reconoce todos los logros
Incide en la motivación del aprendiz. Evaluar
En los siguientes módulos seguiremos profundizando en cada uno de estos principios y en los elementos centrales del enfoque de Evaluación para el Aprendizaje. Por ahora, como reflexión de cierre, es importante trabajar en torno a las siguientes preguntas:
1.¿Dónde se sitúan nuestras prácticas evaluativas en el tránsito que muestra la Figura 3?
2.¿Qué tan cerca están mis prácticas de los principios de la EpA? ¿Con cuáles de ellos me identifico mayormente y por qué?
Sintetiza tus reflexiones en el siguiente taller.
TALLER DE CIERRE
A partir de lo trabajado en el módulo, sintetiza a continuación cómo caracterizarías tus prácticas evaluativas en el presente y cómo te gustaría que fueran en el futuro próximo.
¿CÓMO SON MIS EVALUACIONES HOY?
(Señalar qué caracteriza sus prácticas evaluativas en el presente, a partir de los elementos revisados en el módulo)
¿CÓMO QUISIERA QUE FUERAN MIS
EVALUACIONES?
(Señalar qué quisiéramos mantener y qué cambiar de nuestras actuales prácticas, con base en los elementos revisados en el módulo)