Tradiciones bre los conserva siempre y que pasan de una vida a otra en las sucesivas encarnaciones, preservadas dentro del cuerpo causal. Estos átomos son los núcleos de los cuerpos densos en cada vida, conservando dentro de sí, las experiencias pasadas para incorporarlos a las nuevas encarnaciones. Otras escuelas afirman que hay un sólo átomo “Nous” o átomo simiente, que es un núcleo de fuerza permanente que se transmite en cada encarnación. Este átomo es indestructible y no se renueva nunca. Cuando ocurre la muerte, el átomo simiente se incorpora a otra vida física, sirviendo de núcleo para la construcción del nuevo cuerpo denso. Durante la vida, este átomo se aloja en el ventrículo izquierdo del corazón. Al ocurrir la muerte sube al cerebro y abandona luego el cuerpo. Estas teorías se han creado para fundamentar la reencarnación. La Iglesia Católica no está de acuerdo con estos planteamientos. El Bhagavad Gita enseña que para el hombre realizado no hay renacimiento. El gran maestro Ramakrisna dijo: “Un hombre es liberado después de alcanzar el Conocimiento. Cuando se ha realizado a Dios, ya no se vuelve a la tierra. Si se siembra un grano de arroz hervido no germinará; del mismo modo si el hombre está hervido por el fuego del Conocimiento, ya no puede tener parte en el juego de la creación, no puede llevar una vida mundana porque ya no tiene apego a nada.¿ Que ganará usted sembrando arroz hervido?”. (4) En Oriente tiene mucha importancia ejercitarse en el arte de morir. Los verdaderos maestros se ejercitan diariamente, por la práctica de la meditación, en el arte de morir y enseñar a sus discípulos este mismo arte. Casi todos conocen el día de su muerte. La muerte no los toma de sorpresa, generalmente pasan del estado de meditación profunda al Más Allá. En los estados meditativos o contemplativos más elevado, el cuerpo físico permanece quieto. La respiración se hace apenas perceptible, los latidos del corazón se aquietan, las ondas cerebrales trazan el EFG rasgos muy débiles. Esto sucede también en el momento mismo de la muerte. El practicante de yoga avanzado, mediante la meditación u oración contemplativa, puede pasar naturalmente del estado de conciencia de la vida presente al otro estado de conciencia del Más Allá, sin experimentar el rompimiento brusco entre el espíritu y el cuerpo que cesa en sus funciones vitales. En la Mística oriental cuando un maestro espiritual que está en éxtasis de unión divina y transita al Más Allá, a este paso se lo conoce como el Mahasamadhi. El éxtasis final o postrero. En nuestros libros sagrados, de la Iglesia Católica, tenemos documentado que el profeta Elías, no experimentó la muerte cuando fue arrebatado a los cielos en el Merkavá de fuego. La Santísima Virgen María pasó al Más allá en el más elevado éxtasis. En Jerusalén hay una iglesia que se conoce con el nombre de Dormitio María. La dormición de la Virgen María. El dogma de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los Cielos, se fundamentó en que si ella era la Inmaculada Concepción y había nacido sin pecado de origen, no podía experimentar la muerte ya que esta se introdujo en el mundo a causa del Pecado original-originado y original-originante por sus consecuencias para la humanidad. El Señor Jesús, si bien conoció la muerte, para destruirla mediante su Resurrección y darnos una nueva vida, nuestros Evangelios nos dicen que sus últimas palabras fueron: “Padre en tus manos encomiendo mi Espíritu.” (5) O sea que conscientemente transitó de este mundo al Más Allá al encuentro con su Padre Celestial.
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