12 pulgadas - Número 2 (mayo 2014)

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12 pulgadas NĂšMERO 2 - MAYO 2014 12pulgadas12.com


“El periodismo es una pasión insaciable que solo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad” Gabriel García Márquez


“Los periodistas son quienes reparten cizaña en la vida moderna” Pablo Picasso


CUESTIÓN DE PRINCIPIOS

Juana, la periodista Por Ivan Castillo Otero

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l vendedor de periódicos de mi segundo barrio (el primero, aunque no esté allí, siempre será el donostiarra Egia) estuvo enfermo casi dos meses. En su quiosco pusieron un par de carteles en los que se podía leer “cerrado por enfermedad, perdonen las molestias”. Todos los vecinos pasábamos por allí y nos parábamos preocupados deseando que volviese pronto. Uno decidió escribirle un “que te mejores, te echamos de menos”, luego los de la academia de inglés que hay en frente le pusieron un “get well soon, amigo” y ahora hasta los niños le han pegado unos dibujos con sus mejores deseos. Gracias a las dedicatorias, muchos nos hemos enterado de que el señor de la boina y el bigote cano se llama Bernardo y, lo más importante, que le quiere todo el barrio. Siento un cariño especial por ese oficio, que ahora parece que está en peligro de extinción. De pequeño quería ser futbolista o ciclista, pero pronto se me quitó la tontería. Desde entonces quise ser lo que soy hoy en día: periodista. Cuando era niño, recuerdo que solía ir a pasear con mi abuela por la Parte vieja donostiarra. Ella estaba jubilada desde hacía años, pero todo el mundo la saludaba al grito de “¡hasta luego, periodista!”. No había escrito un artículo en su vida, pero había tenido un quiosco de periódicos en el Boulevard de San Sebastián y también vendió en otros lugares del antes citado casco antiguo. Me gustaba que me contase las historias que vivía allí; que si abrían los paquetes de cromos para que mi padre terminara las colecciones y los volvían a cerrar con los que tenía repetidos dentro, que si les secuestraban cada dos por tres publicaciones como La Codorniz, que si vendían más el lunes cuando el domingo ganaba la Real… Ella se fue demasiado pronto y yo llegué demasiado tarde; nunca pude ir a comprar un producto escrito por mí a su quiosco y ella tampoco pudo venderlos. Evolucionar es lo lógico, pero ojalá aún existieran esos vendedores de prensa que gritaban a pleno pulmón en la calle “¡extra, extra!” seguido por los titulares del día. Por suerte, Bernardo ya está de vuelta; y a ti, amona, espero que te gusten estas líneas. Para Juana, la periodista.

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Nº2 MAYO2014

ÍNDICE

12pulgadas12.com

6 Opinión No son tiempos

8 Opinión

22 Revista de prensa 26 Reportaje

Sísifo y la democracia: una reflexión al hilo de una tarea interminable

¿Qué hace una persona como tú en un sitio como este?

10 Opinión

38 Reportaje

Ucrania, ese oscuro objeto de deseo

Gabriel García Márquez: Adiós, maestro

14 Opinión Lengua como arma arrojadiza

16 Opinión Bipartidismo: dos caras de la misma moneda

48 Relato Sombra del árbol caído

50 Reportaje fotográfico #22M

20 Opinión Wes Anderson, marca registrada

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OPINIÓN

No son tiempos Por Carla Faginas Cerezo

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o vi caminando por la calle Fuencarral, más movido por la inercia que por decisión propia, y no supe si lo que estaba viendo era cierto. Un viandante de mediana edad, con la indumentaria y la complexión física del ciudadano medio (entiéndase la generalización), el pelo corto y el traje bien planchado, lloraba desconsolado mientras vagaba entre un gentío que ni siquiera se giraba tras su paso. Confieso que no supe cómo reaccionar. Cruzó la carretera sin apenas fijarse en el tráfico y avanzó calle abajo hasta que lo perdí de vista. Yo, por mi parte, no volví sobre mis pasos. No lo seguí para comprobar si se encontraba bien, si necesitaba ayuda. Me quedé inmóvil en medio de la muchedumbre, alzando la mirada por encima de aquel millar de cabezas ajetreadas, y, tras recibir un par de empujones, decidí retomar mi camino con un sabor amargo en la boca que debió de desencajarme el rictus, porque un amigo, que era con quien caminaba, me preguntó qué me pasaba. “Nada”, respondí, “que acabamos de cruzarnos con un hombre que lloraba”. Recordé entonces que semanas antes, regresando a casa del trabajo, había sido testigo de una de las escenas más extrañas que he presenciado en el año que llevo viviendo en la capital. Al bajar del metro en la estación de Cuatro Caminos, un niño de unos seis años se apeó al mismo tiempo que yo. Iba solo, con paso decidido, y agarrando un globo con cada


“Así que en esas estamos: en tiempos que no son, en ciudades que, según parece, deshumanizan inexorablemente y en caracteres que se agrian como el zumo de un limón con solo encender el televisor” mano. Subí las escaleras detrás de él y lo seguí por el entramado de pasillos que conforman las estaciones del metro de Madrid. Nadie más se fijó en él, o al menos eso me pareció. Segundos después, una señora, a la que le he otorgado el papel de madre del chaval, lo llamó por su nombre. Por lo visto, en un enfado entre los dos, ella había decidido hacer como que no estaba y seguirlo, al igual que yo, sin que él fuese consciente. Insisto en que nadie, incluida yo, se acercó a preguntarle si estaba solo o perdido. Me atrevería a decir que nadie más reparó en su presencia.

nido (o al menos eso creo). Me enfada un presidente del mundo (sí, han leído bien: del mundo) dispuesto a bombardear a quien se ponga por delante sin que el peso de un Premio Nobel de la Paz ejerza influencia alguna sobre sus actos. Me enerva España como conjunto, especialmente su clase política y la permisividad con la que nosotros, los españoles, afrontamos una corrupción que actúa como la carcoma y de la que ningún estamento político o social parece quedar impune. Pero, sobre todo, me agobia la presencia de esas cuatro personas que duermen a la intemperie en mi calle.

Contándole a un amigo de la infancia estas historias, junto con las de las cuatro personas que duermen en los soportales que separan mi casa de la boca de metro más cercana, este me dijo, literalmente, que las cosas están muy jodidas y que no son tiempos de preocuparse por los demás. Y añadió: “Yo antes era como tú, pero vivir en una ciudad tan grande me ha cambiado”.

Así que en esas estamos: en tiempos que no son, en ciudades que, según parece, deshumanizan inexorablemente y en caracteres que se agrian como el zumo de un limón con solo encender el televisor. Pero nada de esto importa, señores, porque ahora estamos a otras cosas. Qué más dan estas historias si en estos momentos nos ocupan otros temas mucho más importantes, ya sea el referéndum, la manida Marca España o las carreras de Esperanza Aguirre al volante. Mejor será entonces que no nos preocupemos, porque no son tiempos, que dejemos de lado lo que tengamos entre manos y nos bajemos al bar a tomar una caña, porque todavía es verano y como en España, dicen, no se vive en ningún sitio.

Desde entonces no puedo evitar darle vueltas a todo, revisar con lupa los comentarios que la gente comparte conmigo y la actitud de las personas con las que me cruzo por la calle, y creo que me estoy volviendo una rancia. Veo las noticias con un gesto entre incrédulo y amargado, y me estoy ganando una fama de indignada que nunca antes había te-

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OPINIÓN

Sísifo y la democracia: una reflexión al hilo de una tarea interminable Por Adur Bravo Letona

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xisten multitud de maneras de abordar la problemática que subyace a la cuestión democrática. Se ha venido repitiendo ad nauseam que, etimológicamente, el vocablo democracia procede de las voces griegas demos y kratos, y es por eso que se la conoce de manera un tanto entrañable como el gobierno del pueblo. No es menos habitual realizar un ejercicio de corte retrospectivo en el que se dé cuenta del origen de las primeras democracias griegas con el modelo ateniense como incuestionable referente: las reformas, la rotación de cargos, las asambleas... Todo ello nos resulta familiar y, quien más quien menos, alardea del ideal democrático que ha guiado el imparable progreso de las sociedades occidentales desde, convengamos en ello, el siglo XIX. Por todo ello podría pensarse que en los tiempos que corren se tiene una idea bastante clara de lo que es la democracia, pero no aventuremos acontecimientos. A fuer de ser sincero, estimo que el término democracia ha sido objeto de una pauperización conceptual fruto de una banalización en su uso. La constante referencia a lo democrático ha terminado por no ser capaz de ir más allá de una vaga insinuación de reconfortantes ideales entre los que destaca, por encima de todos, el papel de los ciudadanos que, en calidad de soberanos, deciden quiénes los representarán en la arena política. Tocqueville manifestaba lo siguiente a propósito de esta cuestión (2006:406): "(Los ciudadanos) se consuelan de su tutelaje pensando que son ellos mismos quienes eligen sus tutores. (…) Con este sistema, los ciudadanos salen un momento de la dependencia para elegir a su amo y vuelven luego a ella”. En este breve artículo mi objetivo es abordar uno 8

de los principales rasgos que configuran, sensu stricto, el ideal democrático y que es, a mi juicio, uno de los grandes damnificados por la pauperización conceptual a la que he hecho referencia con anterioridad: la noción de la democracia como una forma de gobierno en absoluto acabada y que precisa de una continua implicación de los agentes de que se compone la sociedad para su correcto desarrollo. Estimo que la defensa de esta tesis en apariencia simple conforma una tarea lo suficientemente ambiciosa dadas las características de este escrito. Antes de nada resulta necesario tomar conciencia acerca de la complejidad de lo político, lo cual no puede circunscribirse a un conjunto concreto de relaciones, sino que, al contrario, impregna todo el tejido social. La reflexión acerca de la democracia consiste en una identificación de los principios generadores de una sociedad y, además, de las articulaciones concretas que experimentan las divisiones en ella presentes. Tal y como supo apreciar Tocqueville, y más tarde mucho otros teóricos entre los que rescato a Claude Lefort, la principal consecuencia de las revoluciones democráticas no es otra que la desacralización de las distinciones entre los hombres. La evidente jerarquía derivada de la encarnación del poder en la figura del príncipe dotaba a los miembros de las sociedades del Antiguo Régimen de una tácita cartografía que delineaba su rol en todos los niveles de lo social. En palabras de Lefort (1981:189): “Había un saber de lo que era el uno para el otro, saber latente pero eficaz, que resistía a las transformaciones de hecho, económicas y técnicas”. A partir del advenimiento de la democracia, tanto


el derecho como el conocimiento quedan imbuidos de un halo de provisionalidad que los despoja de cualquier clase de connotación definitiva o acabada y sienta las bases para la razonable expectativa de su desarrollo. El discurso cultural/social/político dominante, a su vez, no cesa de transformarse y precisa de un continuo esfuerzo interpretativo que amenaza con convertir en estériles las tentativas realizadas a este respecto que hallen su fundamento en teorizaciones tradicionales. Es en este contexto en el que encuentra acomodo la noción del poder como lugar vacío propuesta por Lefort, quien considera que éste, en tanto que instancia puramente simbólica, no puede serle consustancial a ningún individuo ni a ningún grupo. Huelga decir que esta conceptualización del lugar vacío necesita de un contexto democrático funcional para desarrollarse plenamente. Es por eso que juzgo conveniente reposar la mirada en aquellos fenómenos que pueden poner en peligro el correcto funcionamiento de la maquinaria democrática.

dad y libertad, respectivamente, como exponentes del talante de las mismas. Una vez más, Tocqueville supo anticipar esta situación (2006:406): “En nuestros contemporáneos actúan incesantemente dos pasiones opuestas; sienten la necesidad de ser conducidos y el deseo de permanecer libres. No pudiendo acabar con ninguna de estas inclinaciones contradictorias, se esfuerzan por satisfacer ambas a la vez”. Esta renuncia parcial a la libertad que en apariencia podría resultar razonable (y que se encuentra en las antípodas de la noción de voluntad general rousseauniana) deviene en una alienación cuya intensidad puede oscilar entre la expresión más mundana del desinterés y la más tediosa apatía. En todo caso, espero no hallar mayor inconveniente en considerar este fenómeno como manifiestamente nocivo para la subsistencia de las sociedades democráticas, entendidas éstas en su más plena expresión y no como sucedáneos tardocapitalistas. Reposemos una vez más la mirada en Tocqueville (2006:408):

“Huelga decir que esta conceptualización del lugar vacío necesita de un contexto democrático funcional para desarrollarse plenamente”

Sartre, el existencialista par excellence, sostenía que los individuos son arrojados al mundo y que es entonces, y no antes, cuando comienzan a definir su esencia mediante el genuino ejercicio de una libertad de elección que a menudo se desarrolla en situaciones de angustia emocional. Aun a riesgo de ofrecer una visión reduccionista de ese postulado, tomemos como referencia cualquier sociedad democrática occidental. La libertad es el valor preponderante en estas sociedades, pero ésta, si se toma en su sentido más pleno e incondicional, puede resultar, como creían los existencialistas, abrumadora y dar origen a sentimientos de desamparo, desarraigo o indefinición. Así, los individuos renuncian conscientemente a un ejercicio incondicional de su libertad delegando en el Estado y en los representantes políticos por ellos elegidos la responsabilidad de administrar los asuntos públicos y, en definitiva, de configurar un aparato burocrático. Este fenómeno se traduce en una oposición dicotómica entre la esfera pública y la privada y los ideales de igual-

“En efecto, se hace difícil concebir cómo hombres que han renunciado enteramente al hábito de dirigirse a ellos mismos podrían elegir acertadamente a quienes han de conducirles; y no es posible que un gobierno liberal, enérgico y sabio, se establezca con los sufragios de un pueblo de esclavos”.

Si por influencia de esta renuncia, y del desinterés político que genera, las tensiones derivadas del conflicto político inherente a la sociedad se diluyen, el poder regresa al plano de lo real. Este descenso desde la dimensión simbólica trae consigo un abandono de las consciencia de la diferencia y de la división como ingredientes imprescindibles de cualquier sociedad que aspire a ser considerada democrática. Así, asistimos a la, según Lefort (1981:192) “reactivación de la búsqueda de un cuerpo soldado, de un poder encarnador que hace surgir el totalitarismo”.

-LEFORT, Claude: La invención democrática. Democracia y advenimiento de un lugar vacío. Nueva Visión. Buenos Aires, 1981. -TOCQUEVILLE, Alexis de: La democracia en América. Vol. 2. Alianza. Madrid, 2006.


OPINIÓN

Ucrania, ese oscuro objeto de deseo Por Camilo Perdomo

Al

igual que espectadores de una partida de Risk (juego de mesa, cuyo objetivo es apoderarse de la mayor cantidad de territorios en un mapamundi), jugada tras jugada asistimos a las demostraciones de fuerza y los movimientos de fronteras realizados en Ucrania por occidente (UE y EE.UU.) y Rusia. Si durante los primeros lances de la partida las protagonistas eran las imágenes de manifestantes ucranianos luchando a favor de la democracia y en contra del régimen corrupto de Víktor Yanukóvich, poco a poco, los siguientes movimientos nos mostraban los hilos que manejaban ese cambio de gobierno pacifico en Ucrania. El cambio en Ucrania significaba, según nos anunciaban las cabeceras de prensa, la defensa de los valores democráticos y un acercamiento a la Unión Europea, al occidente moderno y el abandono de los brazos de la anticuada Rusia. Pero lejos de este mundo ideal, comenzaron a verse las costuras de la

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estrategia de occidente y los posibles intereses que existen para lograr la dominación de Ucrania: el apoyo a un gobierno del ultranacionalista partido Svoboda por parte de la comunidad internacional y la supuesta financiación económica por parte de EE.UU. y UE de dicha oposición, la entrada de supuestos mercenarios en el país para causar el caos durante las protestas, supuestos acuerdos de Cargill y Monsanto con el nuevo gobierno para establecerse sobre las tierras más fértiles de Europa o los posibles acuerdos entre Chevron y el nuevo gobierno para la explotación del gas esquisto en el este del país.

situación que no deja a nadie indiferente. Tanto así, que este tema se coló en mis conversaciones cotidianas y topé por casualidad con diversas hipótesis, posturas o alineamiento que me causaron inquietud. He aquí parte del panorama que se nos presenta. Los defensores de la teoría del pick petrolero argumentan que los países llamados BRIC (Brasil, China, Rusia y la India) serían los competidores directos de la UE y EE.UU., debido a que sus complejos industriales, al igual que los nuestros, requieren cada vez más del oro negro para continuar con su ascenso económico. En consecuencia, occidente, para contrarrestar su declive económico, pretende controlar las reservas del combustible a nivel global y, de paso, las economías de los países emergentes.

“No es casual que el conflicto en Ucrania haya comenzado a raíz de un posible acuerdo comercial con la UE, ya que la expansión del mercado europeo hacia las exrepúblicas soviéticas viene gestándose desde hace años”

Por su parte, Rusia también jugaba sus cartas y decidía cobrarle a Ucrania las ingentes deudas contraídas durante años por el consumo de gas, mover sus fichas interiores y promover el nacionalismo ruso dentro de los territorios más productivos del este del país. La primera en caer fue Crimea, pero a día de hoy es incierta la situación de regiones como Donetsk o Slaviansk. Una situación que, lejos de las reacciones deseadas por occidente, ha desatado un sentimiento proruso en toda la región, como el caso de Transnistria en Moldavia.

No todo lo que brilla es oro y la realidad suele ser menos halagüeña y sí mucho más cercana al catastrofismo. No son pocos los que proclaman a día de hoy la entrada en una nueva era de la geopolítica internacional o la posible confrontación bélica entre oriente y occidente. Una

Los tambores de guerra, entonces, estarían sonando sin cesar desde el este, ya que los defensores de la teoría de la escasez de recursos, no sin fundamentos, esgrimen que las sucesivas guerras y revoluciones que hemos visto en los últimos años no son más que el reflejo de una crisis energética a nivel global, que el petróleo, antes barato y abundante, se termina y que la única manera de seguir en el juego global es apoderándose antes que tu competidor de los yacimientos de crudo existentes en el planeta. Prueba de ello serían las guerras en Iraq, Afganistán, los sucesivos conflictos con Irán, las llamadas 11


revoluciones árabes y las guerras africanas de este último cuarto de siglo. Por otro lado, entra en juego la crisis de deuda que viven los países occidentales, ya que durante años, tanto EE.UU. como la UE, han estado financiándose a través de la deuda y la especulación financiera, reduciendo su industria a su mínima expresión y trasladando los centros de producción a los países emergentes. Una deuda, comprada en su gran mayoría por los países BRIC, en especial China, y que es impagable según algunos economistas. En consecuencia, la única salida al posible impago de la deuda occidental estaría en una posible guerra que pusiera en funcionamiento de nuevo su industria, impulsara sus economías y, que de paso, acabara con sus acreedores externos y competidores económicos en el este. Además, estarían en juego los tratados económicos firmados con nuevos estados clientes para asegurar la compra de productos de las multinacionales de uno y otro bando, así como el suministro de mano de obra barata para la producción de los mismos. No es casual que el conflicto en Ucrania haya comenzado a raíz de un posible acuerdo comercial con la UE, ya que la expansión del mercado europeo hacia las exrepúblicas soviéticas viene gestándose desde hace años, así como el constante incumplimiento de los acuerdos firmados después de la caída del muro de Berlin respecto a las fronteras militares, llegando, con la implantación del escudo antimisiles, hasta las puertas de la Federación rusa. ¿Pero qué tiene que ver esto con Ucrania? Muy simple, un freno a Rusia en sus planes económicos expansionistas en su órbita natural, ya que la pertenencia de Ucrania a la Comunidad de Estados Independientes, una unión económica que gira en torno a la Federación Rusa y que aglutinaba a diez de las quince repúblicas exsoviéticas, y su posible

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incorporación de facto a la Comunidad Económica Euroasiática era una realidad , y con la creación de este nuevo gobierno proeuropeo en Ucrania se da un golpe en el corazón de esta organización económica. De paso, con la instauración de un gobierno tan conservador, el cierre del mar negro a las tropas rusas se consolidaría y, ante una posible confrontación directa por los recursos en Irán y Siria, occidente no tendría opositor. Pero la consolidación de un conflicto para algunos está más lejos que nunca. Para nadie es un secreto que el 25% de la energía que consume Europa proviene de Rusia y, en consecuencia, un parón del suministro, más en plena crisis, implicaría un colapso en la industria del continente. Una locura si tenemos en cuenta las implicaciones que tendría, sobre todo, para el motor de la UE: Alemania. De momento, Estados Unidos y la UE sólo han hecho amagos de aislar a la Federación rusa, suspendiendo la cooperación militar y congelando los activos bancarios de los responsables rusos y ucranianos de la represión en Ucrania, así como la restricción de sus visados. Todavía están lejos las sanciones comerciales, las posibles restricciones de flujo de capital o las posibles restricciones de exportación de armamento a otros países que provienen desde la Federación Rusa. Por último, es improbable que se produzca una confrontación directa entre occidente y oriente. Por un lado, todos somos conscientes de la crisis económica que vive occidente; guerra es igual a dinero y, pese a los llamados a parar los pies de Putin de algunos exaltados, las arcas están vacías para poner en funcionamiento el complejo industrial militar. Además, las implicaciones de una guerra a gran escala tendrían como resultado un holocausto nuclear y la desaparición de gran parte de la humanidad. De eso son conscientes hasta los más extremos en


cada uno de los bandos, por eso el conflicto afecta sólo a terceros países y no se traslada al centro de las grandes potencias. Así pues, la conformación de los llamados dos bloques convendría, al igual que en la guerra fría, a las grandes potencias, como argumentaba el politólogo Peter Tylor, y no a la comunidad global. A los países del bloque de los BRIC no les convendría un juego de dos y, más bien, sí un juego, como se viene configurando en los últimos años, a más de cinco bandas. En definitiva, Ucrania es sólo una parte de ese tablero global y la partida continuará, pero no con dos jugadores, sino con más de cinco, como en el Risk.

“No son pocos los que proclaman a día de hoy la entrada en una nueva era de la geopolítica internacional o la posible confrontación bélica entre oriente y occidente”

“Durante años, tanto EE.UU. como la UE, han estado financiándose a través de la deuda y la especulación financiera, reduciendo su industria a su mínima expresión y trasladando los centros de producción a los países emergentes”

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OPINIÓN

Lengua como arma arrojadiza Por Ivan Castillo Otero

S

egún la RAE, legua significa “sistema de comunicación verbal y casi siempre escrito, propio de una comunidad humana”. Yo, como vasco, he tenido la suerte de nacer en un lugar donde se hablan dos: español y euskera. Las hablo y las escribo, y me siento afortunado. Me enerva sobremanera que existan corrientes en el conjunto de España que intenten utilizar los idiomas como algo para enfrentar a la gente o ideologizar posturas. En San Sebastián, la ciudad de la que procedo, tuvimos un alcalde con una carrera longeva. El socialista Odón Elorza llegó al cargo sin hablar vasco y se le criticó. Un alto mando en el País Vasco no podía permitirse no hablar una de las lenguas cooficiales. Aprendió y la terminó por hablar el público, sin la fluidez de un niño que la aprende desde los dos años pero haciéndose entender. En aquel momento sus detractores cambiaron el discurso: de ponerlo a caldo por no saber euskera, pasaron a reírse de su poca maña. La doble moral. No comparto la ideología del sujeto en cuestión, se me queda poco socialista, pero criticar el esfuerzo de una persona que en la madurez aprende un idioma tan difícil como el euskera es de mala persona. La santa manía de reírse de la gente que no lo habla bien solo los cohíbe. El caso de un compañero de partido de Odón Elorza fue sangrante por otro motivo. El exlehendakari 14

Patxi López tuvo la oportunidad de aprender euskera gracias a unas millonarias clases particulares que pagamos todos los vascos. Pese a todo el esfuerzo económico, no llegó ni a la mitad de soltura que tuvo el exalcalde de San Sebastián. Manda huevos que diría aquel. Muy en el estilo de Ana Botella y el inglés. En el caso de Galicia hubo un caso que me molestó especialmente. Cuando se produjo el fatídico accidente del tren Madrid-Ferrol antes de entrar a la estación de Santiago de Compostela, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se dirigió a través de las televisiones y radios en una intervención improvisada a los gallegos en gallego: ¡Qué locura! Había que oír y leer las críticas que llegaron desde los diferentes puntos de España. El presidente de Galicia hablando en gallego a los gallegos; kafkiano para algunos. Núñez Feijóo no tenía ninguna obligación para con los habitantes de fuera de las fronteras en las que él gobierna. Recordemos que el tren trasladaba en su mayoría a gallegos y que el accidente se produjo en la capital de Galicia. Pero los rancios que utilizan las lenguas como arma arrojadiza ahí encontraron otro filón. Por último, voy a tocar el caso catalán. De esto ha opinado hasta Sergio Ramos; ¿alguien ha olvidado su “si quieres también te lo digo en andaluz”? SI no


se acuerdan, busquen en las hemerotecas. Aquí tenemos varios perfiles. En primer lugar, está el indignado porque la universidad en Cataluña es, en su mayoría, en catalán. Si yo voy a Inglaterra a estudiar, tendré que aprender inglés para desenvolverme en la carrera, ¿no? Pues esto es lo mismo. No es nada ilegal ni reprochable. El catalán y el español son lenguas oficiales y están al mismo nivel. Podrán dar clase en el idioma que les plazca a los catalanes en Cataluña, digo yo. Otro perfil de ciudadano es el que cree que los catalanes hablan en catalán para que no les entendamos y, de paso, para meterse con los que no lo hablamos. Eso es atentar contra la inteligencia de las personas. Sí, habrá algún imbécil al que le hables en español porque no sabes catalán y te responda en catalán pese a advertirle; pero no hagamos de la excepción la regla. ¿Me van a intentar vender la moto de que si alguien les está insultando en este idioma no le entienden? Finalmente, está el español que se molesta porque dos catalanes hablan en catalán entre sí con él delante. Debe de ser que Cataluña está llena de gente que conspira en su inentendible idioma, ¿saben? A ver, alcornoque: si mi padre y yo tenemos como lengua vehicular el catalán de toda la vida y compartimos mesa con unos amigos de Cuenca, a la hora de pedirle que me acerque el vino o de preguntarle si se ha acordado de traer dinero ¿en qué idioma se lo voy a decir? ¿No se les haría antinatural hablar con un familiar o amigo en otra lengua que ambos conocen pero que no es la que utilizan para comunicarse? Deberíamos de darnos con un canto en los dientes por vivir en un trozo de tierra con tantas lenguas. Es algo enriquecedor, no motivo de disputa.

“El presidente de Galicia hablando en gallego a los gallegos; kafkiano para algunos”


OPINIÓN

Bipartidismo: dos caras de la misma moneda Por Ángel del Palacio Tamarit

La palabra democracia tiene una gran peculiaridad: no designa tanto un sistema político concreto como una forma de construirlo. Existen muchas democracias a lo largo y ancho del mundo; sin embargo, todas ellas son distintas entre sí. En unas se limita al sufragio cada equis años, y en otras se fomentan además la participación y deliberación de los ciudadanos en los asuntos públicos. “Democracia”, el gobierno del pueblo, hace referencia al proceso intersubjetivo mediante el cual se construye la realidad social mediante el voto y la libre comunicación entre los miembros de la sociedad. Esas dos esferas, electoral y comunicativa, son complementarias entre sí. Por eso, una aplicación práctica concreta en torno a una idea de democracia, si es impuesta, es decir, no se ha deliberado, entonces no es democrática. Una idea de democracia puede no ser democrática; depende del proceso. La idea de la democracia deliberativa se basa en el potencial de cambiar la propia forma de pensar a la luz de un argumento mejor. Este principio se encuentra implícito en el modelo sociológico de investigación de las conferencias de consenso. El procedimiento consiste en realizar una encuesta a un grupo de ciudadanos “inexpertos” sobre un tema en concreto. A continuación, son informados por expertos que defienden posiciones contrapuestas. Después deliberan, y, por último, se les realiza otra encuesta. Los resultados que arrojan la comparación 16


“PP y PSOE exageran sus diferencias superficiales cuando en realidad están de acuerdo en lo esencial: son peones de aquellos que concentran el poder económico” entre las dos encuestas son que siempre se produce una evolución del pensamiento y un mayor grado de consenso. Actualmente, los grandes medios y la clase política recrean y escenifican esa dimensión deliberativa, pero está secuestrada por intereses económicos y políticos. El bipartidismo se ha convertido en una ideología en sí mismo; es una rémora del cambio, una forma de cambiar para que todo siga igual y se sigan protegiendo los intereses de aquellos que más tienen, y por tanto, más valen. Su ideología es la ideología de los poderes económicos. La famosa puerta giratoria, por la que los políticos pasan a convertirse en “asesores” mercenarios a sueldo de aquellas grandes empresas a favor de las que han legislado durante su mandato, chirría con más estridencia que nunca en los oídos de los ciudadanos. PP y PSOE exageran sus diferencias superficiales cuando en realidad están de acuerdo en lo esencial: son peones de aquellos que concentran el poder económico: bancos y grandes corporaciones. La reforma del artículo 135 de la Constitución, llevada a cabo en 2011 por los dos partidos, es una prueba de ello. De esta forma se priorizó el pago de la deuda y se socializaron las deudas privadas de los bancos. En eso sí se ponen de acuerdo. Las crisis, inherentes y cíclicas a este sistema que se nutre a base de burbujas, son los mecanismos de mayor rentabilidad del sistema: se socializan pérdidas y se privatizan aun

más los beneficios. La brecha salarial aumenta. Con la excusa de la competitividad y la flexibilidad se alimenta la precariedad laboral. El PSOE no tiene nada de socialista ni de obrero y el PP nada de popular. Siglas vacías y promesas electorales incumplidas en las que se diluye la ilusión de la alternativa. Son dos formas de gestión que obedecen a un mismo patrón. La oposición entre los dos grandes partidos es una ficción. La valoración de los miembros de la casta política confirman los peores temores: en este país ningún partido gana las elecciones, hay uno que pierde menos que el resto. El voto útil es útil sólo para que ellos sigan donde están. No se equivoquen si creen que me pongo fatalista. No tienen más que comprobar cómo actúan otros políticos en Europa: dimiten por una multa de tráfico, por un plagio…, y aquí el presidente del Gobierno aparece en los “papeles de Bárcenas” y no pasa absolutamente nada. Espero que cuando la gente vaya a votar la próxima vez y meta el voto en el sobre, se acuerde de los sobres de Bárcenas y del caso de los ERE del PSOE, y de otros tantos casos de corrupción. Es una falacia muy extendida que los partidos minoritarios gobernarían peor el país. Simplemente por el hecho de no haber estado en contacto con el poder y por no estar empantanados en la corrupción, ya son una mejor opción para gobernar, por17


que no tienen que obedecer dictámenes de quien los soborna. Tampoco soy optimista en cuanto a su corruptibilidad futura, pero creo que haría a los gobiernos más sensibles a la opinión de la sociedad civil. Siempre se dice que la izquierda se encuentra en perpetua fragmentación. Esta escisión infinitesimal se debe, en mi opinión, a que antiguamente los partidos políticos de izquierda aspiraban a crear otro sistema económico, y, hoy en día, se han plegado a él. Su ideología y sus aspiraciones se han reducido a amortiguar y poner parches en forma de políticas sociales que maquillen la violencia estructural del neoliberalismo.

“El PSOE no tiene nada de socialista ni de obrero y el PP nada de popular. Siglas vacías y promesas electorales incumplidas en las que se diluye la ilusión de la alternativa”

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Normalmente, cuando se habla de sistemas económicos parece que sólo existieran dos: el capitalismo imperante hoy en día y el comunismo-socialismo. El segundo tipo ya ha sido satanizado por los medios, y el primero, habiendo causado tantos estragos como el segundo –por ser benévolo- cuenta de la aceptación generalizada o nula oposición, que viene a ser lo mismo, y además los medios de comunicación no lo vinculan a los crímenes cometidos en su nombre. No hablo de que todo el mundo tenga lo mismo porque no me parecería justo, pero se ha llegado al extremo contrario: el 0,5 de la población mundial tiene el 35% de la riqueza, y el 50% de la población más pobre tiene el 1%. Algo en este sistema está muy podrido y no valen parches. La pobreza y el hambre en el mundo no son consecuencia de la incapacidad técnica para solventarlas, son decisiones morales; morales no en el sentido de bueno, con el que a veces se le confunde, sino en el sentido de que pudiendo solucionar el problema, se elige no hacerlo. Actualmente, la expresión “democracia capitalista” se ha convertido para muchos en un oxímoron: el capitalismo realmente existente es incompatible con la democracia. El neoliberalismo


se ha convertido en una “anarquía” económica: riqueza y desarrollo de unos a expensas de la miseria y subdesarrollo de otros. ¿Alguna vez habéis votado qué tipo de economía queréis? ¡Ah! ¿pero la economía se puede votar?, ¿se puede elegir? ¿Qué sentido tiene votar a un partido político que está totalmente subordinado a los intereses económicos? ¿Realmente estás eligiendo algo? ¿No deberíamos de poder elegir la forma en que nos relacionamos materialmente entre nosotros y con el planeta? Lo que defiendo cuando digo crear otro sistema económico es simplemente democratizar la economía. En palabras del filósofo francés Pierre Clastres: “control político de la economía y control social de la política”. Para la gran mayoría de la gente corriente, la economía se ha convertido en un asunto enmarañado y complejo sobre el que piensa que no puede ni sabría tomar partido. Esta complejidad de la que se reviste tiene un trasfondo completamente ideológico. Debemos opinar sobre ella. A mí, por ejemplo, me parece injusto el sistema de reserva fraccionario, el modelo básico por el que se determina la cantidad de liquidez que los bancos deben tener en reserva y, lo más importante, la cantidad de dinero que pueden crear de la nada a base de préstamos. Si un banco debe tener, por ejemplo, un 10% de liquidez en reserva, y el Banco Central le ha prestado 100, el banco puede emitir deuda por esos 90 que presta y a la vez es como si siguiera teniendo los 90, con lo cual crea 90 de la nada. Es lo que se conoce como el efecto multiplicador del dinero. ¿Por qué un banco privado, una empresa privada, puede hacerlo y el bar Pepe no?

participación ciudadana con el objetivo de controlar la economía y replantearla en términos del Bien Común. Repensar nuestra forma de existir en el mundo no es ya un deber, sino una necesidad, ya que es “utópico” pensar que se puede crecer indefinidamente y producir cada vez más en un planeta finito. Si este cambio es considerado por otros como utópico, seguir en el mismo camino me parece un suicidio. Aunque pueda sonar muy abstracto, existen ejemplos muy concretos, como la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda, que lucha porque los ciudadanos puedan revisar públicamente la deuda para declarar qué porcentaje de ella es odiosa e ilegítima por estar contraída de espaldas a los intereses de los españoles.

Los nuevos movimientos sociales escapan de la clasificación izquierda y derecha, y redefinen la política en términos de arriba y abajo: 99% contra el 1% restante. La regeneración democrática pasa por la radicalización democrática, es decir, por la institucionalización y ampliación de los cauces de

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OPINIÓN

Wes Anderson, marca registrada Por Eider Burgos

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es Anderson es un autor de marca registrada. Si comenzásemos a ver cualquiera de sus películas en un minuto aleatorio del metraje, al momento sabríamos que es obra suya. Señas de identidad que el realizador no se cansa de repetir. Seguramente nos encontraríamos con un plano general de simetría milimétrica con un personaje perfectamente centrado. Un zoom brusco nos llevaría a un primer plano de su rostro, y justo miraría una carta. El plano cambiaría para que, a modo de diapositiva, solo veamos el papel, escrito a mano con letra imperfecta. Mientras, una voz en off leería el texto. Para bien o para mal, el hacer de Anderson es único. Y cuando algo es tan característico, nadie queda indiferente. O lo amas, o lo odias. Por un lado, es el nuevo director de los hipsters -con permiso de Spike Jonze-. Personajes excéntricos, solitarios e incomprendidos -ellas, retraídas y sabias; ellos, sensibles y enamorados de ellas por diferentes-, humor inteligente/absurdo, atrezo vintage, ropa del armario del abuelo y estética Instragram. Para colmo, algunos ya denominan a su estilo como cine cupcake. ¿Qué más puede pedir un moderno?

(2014). Por mencionar algunos ejemplos: - Todos los periódicos que aparecen en la película están redactados de principio a fin por Anderson. Y no están rellenos de falso texto, no. Noticias perfectamente redactadas que podrían pasar por reales. - Las maletas de Madame D fueron diseñadas por Prada para la ocasión. No se cortó ni un pelo a la hora de pedir a la firma que retocara una y otra vez detalles como las asas o los materiales. - El perfume de Monsieur Gustave H también se creó específicamente para el exquisito conserje. No solo debía oler como Anderson deseaba, sino que también debía tener un determinado color y el bote debía ser de una determinada forma. - Hasta un simpe cuchillo como el rebanacuellos -que solo aparece en una escena- precisó de un largo proceso de creación de bocetos previos, cambios y más cambios. Lo mismo con el gato -que en realidad era un muñeco- del abogado al que interpreta Jeff Goldblum. Dejando de lado el calvario del equipo artístico andersoniano, los otros detractores, los que se sientan en el patio de butacas, tachan el trabajo del artificioso realizador de vacuo con líneas argumentales superficiales y de preocuparse más por la forma que por el fondo. Un cine gongorino podría decirse.

En cuanto a los detractores, podría decirse que el tejano tiene en muchos casos al enemigo en casa. Si bien los rodajes son como una fiesta de disfraces, el equipo de producción es el que se lleva la peor parte. Y es que su búsqueda de la perfección raya, en la mayoría de las ocasiones, la obsesión. No ha sido menos en su último largometraje, El Gran Hotel Budapest Vale que Viaje a Darjeeling (2007) no es una trama 20


familiar de la talla de August: Osage County (John Wells, 2013). Vale que Moonrise Kingdom (2012) no es un romance de la intensidad de Casablanca (Michael Curtiz, 1942). Pero, ¿realmente lo necesitan? ¿Necesitamos constantemente a un Terrence Malick o a un Lars Von Trier? ¿No acabaría siendo algo agotador? Es cierto que la estética en la filmografía del tejano ocupa, no una parte importante, sino primordial. Pero el cine ligero es necesario. Necesitamos sentarnos a disfrutar mientras el encanto de unos personajes nos arrancan una sonrisa. Dejarnos llevar sin pensar demasiado, solo reírnos un rato.

estilo nuevo y un trabajo completamente diferente, y lo diferente es enriquecedor e inspirador. El caso es que algo debe tener Wes Anderson que gusta tanto a actores y a espectadores. Como muestra, un botón. Para los primeros, solo hay que echar un vistazo al reparto de El Gran Hotel Budapest: Ralph Fiennes, Adrien Brody, Willem Dafoe, Jeff Goldblum, Jude Law, Bill Murray, Edward Norton, Tilda Swinton -impresionante caracterización-, Saoirse Ronan… entre otros.

“El cine ligero es necesario. Necesitamos sentarnos a disfrutar mientras el encanto de unos personajes nos arrancan una sonrisa. Dejarnos llevar sin pensar demasiado, solo reírnos un rato”

Puede que los guiones de Anderson no posean diversas posibilidades de interpretación, y que sus personajes sean planos y no evolucionen a nivel psicológico. Pero aún así, en ellos existe un fondo. Temas, que al igual que sus recursos audiovisuales, son fijos a lo largo de toda su obra. Temas que, de hecho, se inspiran en gran parte en su biografía. Hablan de la niñez, del paso de la adolescencia a la madurez, de amores imposibles que se vuelven posibles, de la familia y del ansia por entenderse a uno mismo. Todo contado de manera inocente, enrevesada, preciosista y proyectado a través de un filtro de color pastel.

Si nos remontamos al estreno del mismo largometraje, queda patente el éxito entre los segundos, entre la audiencia. Como estrategia de marketing, la película se estrenó en solo cuatro salas de los Estados Unidos. Aún así, durante el primer fin de semana consiguió recaudar hasta 800.000 dólares. Ya se acerca a los cuarenta millones.

Como el arte más contemporáneo, una obra no tiene por qué tener un significado profundo, ni representar una gran idea. A veces, con ser bello basta. En un momento de Moonrise Kingdom, el bueno de Sam Shakusky le dice a su amada Suzy Bishop: “Los poemas no necesariamente deben rimar, solo deben ser creativos”. Lo mismo se aplica a la filmografía de Anderson: Su Con su más y sus menos, la filmografía del estadou- trabajo no removerá conciencias, pero artístico es un nidense es única, cuando menos original. Aporta un rato. 21


REVISTA DE PRENSA Por Ivan Castillo Otero

Dos portadas de la prensa internacional

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e gustaría abrir esta sección con dos portadas extranjeras. La primera es de The Economist, que empieza a convertirse un clásico en esta revista. El titular reza “Secuestrados por el Kremlin” y se ve la mirada del presidente ruso Putin dentro del mapa ucraniano. Por cierto, ahora se ha puesto de moda utilizar ucranio como gentilicio de Ucrania; ambos son correctos según la RAE. La segunda portada internacional con la que comenzamos la revista de prensa es de Newsweek. Estéticamente es muy atractiva. Habla de Bitcoin, la criptodivisa descentralizada creada en 2009 por Satoshi Nakamoto, y titula con “El rostro de Bitcoin”. A ellos, como a nosotros, les gusta la combinación del rojo, negro y blanco. Buen gusto. 22


Recordando lo que hizo la prensa tras aquel fatídico 11 de marzo de 2004

Y

a han pasado diez años y aún es un tema recurrente. El 11 de marzo se perpetró el peor atentado que ha vivido España en toda su historia. Fue muy polémica la actuación de los medios de comunicación y he querido recordar qué portadas tuvimos. Les traigo la sobria del deportivo Marca, las desagradables de La Razón, El Correo Gallego y El Correo de Andalucía y las de las ediciones especiales que publicaron El País y El Mundo horas después de las explosiones. La primera seguro que quieren olvidarla en la redacción, la segunda fue algo más comedida en el emvoltorio pero con contenidos en la misma línea en el interior del diario.

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Adolfo Suárez no les daría la razón

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n el momento en el que se conoció la noticia de que el primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez, iba a morir en 48 horas, los medios de comunicación pusieron en marcha toda la maquinaria. No es normal que te avisen dos días antes de una muerte tan importante; para los periodistas esto ha sido una bendición a la hora de cumplir con su trabajo. Recuerdo en la carrera que un jefe de cultura en un diario de Vocento nos contó que lo que más temían era la muerte de algún pez gordo. Chaplin murió un 25 de diciembre, levantando de las celebraciones navideñas a más de uno. Si el señor Suárez levantara la cabeza y viera lo que hizo el diario La Razón, es probable que fuera a dar fuego a la redacción dirigida por Marhuenda. Me hubiese encantado estar presente para ver la manera en la que tomaban la decisión de titular a toda página en la portada “Suárez, en transición” al día siguiente del anuncio de su inminente final. De traca. 24


La cobertura nacional del 22-M

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a cobertura de los diarios nacionales de las Marchas por la dignidad del 22 de marzo fue, por norma general, de lo más indigna. Mientras medios de comunicación extranjeros como BBC, Libération o Le Monde se hacían eco del éxito de convocatoria y lo que pedía el respetable, diarios españoles se quedaban con los disturbios del final como noticia principal. Los ingleses, franceses o portugueses también hablaban de los problemas que surgieron al terminar la marcha, pero, desde luego, no hicieron de la anécdota la noticia. Más de una firma de esta revista tuvimos la fortuna de poder estar en Madrid el 22-M y ver con nuestros propios ojos que la gente que llevaba semanas caminando (y la que no) eran personas normales. Había mayores, padres, madres, jóvenes y niños; público de todas las edades. Los que montaron la trifulca del final de la manifestación poco o nada tenían que ver con lo que se vivió desde primeras horas de la tarde. Me avergüenzan portadas como las de ABC o La Razón, pero me temo que otras cabeceras más serias tampoco estuvieron a la altura de las circunstancias. Para la portada, ABC el 22-M apenas existió; El Mundo y La Razón llevan disturbios a la suya y, finalmente, El País apenas le da dos páginas interiores y una fotonoticia en la primera.

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¿QUÉ HACE

UNA PERSONA

COMO TÚ EN UN SITIO COMO

ESTE?

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a canción de los Burning que inspira el nombre de este reportaje se titula “¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?”; yo me permito cambiarlo ligeramente y reciclarlo para esta ocasión. Estos cinco ciudadanos anónimos tienen algo en común: nacieron lejos de aquí y se ganan la vida dentro de las maltrechas fronteras españolas. Quitando este dato, todos tienen una historia diferente a la de los demás. Son personas normales que vienen a la península ibérica en un momento social y económico complicado. Proceden de tres continentes y cinco países diferentes; cinco nombres, cinco rostros y cinco miradas personales enmarcadas dentro de una misma tesitura.


Texto y fotos por Ivan Castillo Otero



JAKOB N O Z N A GU J

akob Álvaro Guanzon nación en un pueblo pequeño del estado de Nueva York, pero desde los cinco años vivió en Minneapolis (Minnesota). En sus palabras, hace “lo que hacen la mayoría de los guiris que viven en España: doy clases de inglés”. Si al final de la jornada le quedan fuerzas, escribe relatos cortos y poesía, pero confiesa que “eso es un secreto”. Suele enviarlos a revistas literarias de Estados Unidos y a menudo se los publican.

abrir una cuenta tienes que hacer muchos papeles y es un jaleo. Me parece totalmente ineficaz y ridículo”. Echa de menos la comida, pero cree que “se puede encontrar una hamburguesa suficientemente buena en cualquier lugar”. De lo demás, no extraña nada excepto a sus amigos con los que ha crecido: “He conocido a un montón de gente en España, pero muchas veces son personas que se meten en tu vida un día y se van al siguiente. Es muy difícil establecer y mantener una amistad siendo extranjero”.

Lleva en España desde el verano de 2011: “Era una opción que tenía y pensé que podría sobrevivir con el español básico que había aprendido en el instituto”. Cuando terminó su carrera en plena crisis económica en Estados Unidos, el único trabajo al No es ajeno a los problemas que vive su país de reque podía acceder era el sidencia. Asegura que “el de paisajista en una obra. porcentaje de alumnos en “El porcentaje de Era lo que llevaba haparo en la academia en la ciendo desde los dieciséis que trabajo es impresioalumnos en paro en la años: “Construíamos nante. Me da pena que un muros y escaleras de ceguiri joven como yo, sin academia en la que mento y piedra y nos enplanes ni objetivos, tenga cargábamos de todo lo trabajo es impresionante” trabajo y muchos nativos que tuviera que ver con los no. En Alcalá pasaba por jardines. Era un trabajo delante de la oficina de duro y me hice polvo la espalda. Un amigo me habló empleo todos los días y había colas siempre; me de un programa del Gobierno de España que conhacía sentirme muy afortunado. Espero que las clatrataba guiris para ayudar en clases de inglés y los ses de inglés que doy a mis alumnos les sean benerequisitos eran ser nativo y tener una carrera. Me ficiosas de alguna manera en la búsqueda de apunté y me contrataron; lo demás es historia”. Su empleo”. primer trabajo fue en Alcalá de Henares en un instituto público, ayudando a los niños con la pronunPese a todos los problemas, cree que España es un ciación y similares. país único y con esperanza y que “su impresionante cultura, arte o gastronomía seguirá atrayendo a Lo que más odia del mundo es la prisa y vive encangente siempre”. Asegura que cada vez que vuelve a tado con el carácter tranquilo de los españoles. De Minneapolis, recomiendo a sus amigos que vayan a su país de acogida también le gusta poder enconvivir él. Reconoce que “antes de venir, la idea que trar vuelos baratos de un par de horas y que le lletenía de España era la basada en paella, marcha, ven a otro país totalmente distinto; “eso en Estados cenar tarde y gente guapa; al llegar encontré mucho Unidos es impensable”. Cree que en España sobra más de lo que me pudiera imaginar”. burocracia: “Para hacerte un carnet de identidad o 29



N E R A K A R A T N Á C L A K

aren Jeurys Alcántara Figueroa es el nombre completo de esta dominicana, nacida en Santo Domingo hace 28 años. Es periodista y obtuvo una beca al mérito académico en su país para cursar un máster en España en 2012. Actualmente, y tras finalizar el mismo, está doctorándose en la Universidad Complutense de Madrid. Lleva año y medio en la capital española y admite que no eligió este como su destino por ninguna razón en particular, excepto aprovechar la oportunidad de estudiar.

demás, habla genial de su tierra: “De mi país me gustan tantas cosas, que no puedo limitarme a decir una: las playas, la gastronomía, la alegría y el ingenio de los dominicanos y el amor por su tierra”.

Cuando se para a pensar en la situación que atraviesa España, deja una reflexión lapidaria: “Hay muchas cosas que indignan y son para pensar. Cuando medito en la tasa de desempleo y el índice de paro que ha obligado a tantos españoles a buscar suerte en otros países y si a eso le sumo los casos de corrupción y los argumenA la hora de hablar de lo tos de los políticos, siento bueno de su país de resique estoy en Latinoamé“Con la tasa de desempleo, dencia actual, enumera rica y no en Europa. Es lala corrupción y los “la cantidad de lugares mentable que España para visitar, puesto que esté pasando por esta siargumentos de los cada ciudad tiene un entuación, y que haya tanta canto diferente; también frustración en personas políticos me hacen pensar me gusta la diversidad de todas las edades, pero cultural, la gastronomía y que estoy en Latinoamérica sobre todo en los más jóla calidez de las persovenes. Que la desigualy no en Europa” nas. Lo que más extraño, dad crezca y que haya aparte de compartir con tanta impunidad es algo mi familia y los amigos, que en cualquier país, y es ir a la playa de continuo”. Lo que menos le gusta más cuando no se está acostumbrado a eso, causa es la crisis que atraviesa España y lo que más le sormucha indignación” prendió es que “Madrid es como Nueva York, que nunca duerme, por lo que se puede transitar a cualPese a todo, cree que vive en un país con futuro, quier hora sin ningún problema, porque es una ciupuesto que piensa que en algún momento tiene que parar la crisis, pero no recomendaría a nadie dad segura y el transporte funciona bien”. que quiera producir que emigre a España. No es trivial que hable del tema de la seguridad por la noche en la calle; esa inseguridad de la República Dominicana es lo que menos echa en falta. Por lo 31



MERY A C C O R A L L DE S

u nombre completo es Mariarosaria Della Rocca, pero todos la conocen como Mery. Nació en el año 1987 en Nocera Inferiore (Salerno, Italia) y realizó allí sus estudios. El pueblo en el que se crió se llama Roccapiemonte, en el que habitan nueve mil personas y, en palabras de la protagonista, es “un belén donde nos conocemos todos”.

todas las edades. Añora las pizzas de su tierra, que son “ricas y baratas”, la “mozzarella di bufula” y las comidas familiares de domingo; mientras que lo que menos echa de menos es tener que coger el coche para todo, los continuos atascos en la ciudad.

Es tajante en cuanto a la situación social y política Esta música vive en España desde hace dos años y que vive su país de adopción. “Creo que hay el actualmente cursando un máster en Musicoterapia mismo nivel de corrupción que hay en Italia”, pero, por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). en cambio, también piensa que España invierte Lleva en la capital tres años, a donde llegó gracias a mucho más dinero en servicios y cuidado del patriuna beca Erasmus, y no se ha mudado desde entonmonio artístico y cultural. En lo que se refiere a la ces. Eligió este lugar poreducación, reconoce que que “era el que más se “trabajar como música y “Creo que hay el mismo parecía a Italia en cuanto profesora de piano en un a clima y costumbres, y el país donde la música desnivel de corrupción idioma siempre me ha paaparece de la escuela prirecido muy musical”. Ademaria y se convierte en que en Italia” más, le habían hablado optativa resulta frusmuy bien de la UAM y trante”. tenía claro que quería ir a una ciudad grande donde hubiese más oportunidades para encontrar trabajo. Mery cuenta cómo funciona la movilidad exterior en su nación: “La mayoría de mis amigos del sur de Italia se marchan al norte de Europa (Alemania, A parte del idioma, lo que más le gusta de España Suiza, Inglaterra,…) donde es más fácil encontrar es la hora extra de luz de la que no disfrutan en Itatrabajo. Hacerse rico aquí es muy difícil (y depende lia; ir de cañas en vez de ir de cafés como en su país, del trabajo que uno haga), pero yo considero que algo que le pone muy nerviosa; las infraestructuras España tiene muchas cosas que hacen la vida más y los transportes, “que en Italia casi todas las carreconfortable. En el sur de Italia no creo que exista teras son de pago y aquí los transportes llegan lejos persona, rica o pobre, que no esté estresada por y son puntuales”; y la sanidad, “que a pesar de los todo lo que no funciona”. Finaliza diciendo que “en recortes, sigue siendo eficiente y gratuita”. La sorgeneral, sí recomendaría a sus amigos que vinieran presa negativa que se llevó al llegar fue la elevada a vivir a España, aunque sea una temporada”. cantidad de alcohol que beben los españoles de 33



O L I M CA O M O D PER C

amilo Hernando Perdomo Estrella nación en Bogotá hace 35 años. Aterrizó en España en 1998, cuando aún solo tenía 19 primaveras en su haber. En sus palabras, “llegué a Madrid porque a mi padre lo amenazaron actores estatales del conflicto colombiano; digamos que soy una especie de refugiado político colateral”. Continúa contando su historia: “cuando amenazaron a mi padre, decidimos que la mejor opción era viajar a España, puesto que el idioma era el mismo y mi padre tenía una red de amigos aquí. Durante ese tiempo, la izquierda española tenía mucho más peso que el actual y podían influir para que mi padre obtuviera el asilo en España”. Se considera un madrileño más.

en España suele ser muy abierta y apostilla que “afortunadamente, gracias al estado de bienestar español, pude estudiar una carrera universitaria, así como acceder a buenos trabajos durante la bonanza económica”. De Colombia echa en falta sobre todo a los suyos: “Pasarán muchos años, pero el calor de la familia no se compara con nada”. También echa de menos la amabilidad de la gente colombiana y los paisajes. Explica que “la biodiversidad que hay en Colombia es brutal y los paisajes no tienen comparación con los españoles”. Lo que menos extraña es la delincuencia y la violencia política de su país de origen.

En lo que a la situación social y política se refiere, opina que “aunque no Lo que más le gusta de Estiene punto de compara“Llegué a Madrid porque paña es “la tranquilidad ción por su contexto eurocon la que te puedes peo , la situación social a mi padre lo amenazaron mover. Esa ausencia de española tiende a latinoaviolencia y delincuencia, mericanizarse. La desactores estatales del que muchas veces no valoigualdad y pobreza conflicto colombiano; soy ramos en Europa. Poder comienzan a notarse y, salir a cualquier hora y disaunque muchos piensan una especie de refugiado frutar de la calle sin repaque no los tocará, ya muros”. También disfruta con chos comenzamos a notar político colateral”. la marcha madrileña, le la falta de oportunidades gusta el ambiente de las y de exclusión social. calles y “lo fácil que resulta enredarse en el labePienso que, cuando lo único que comienza a imporrinto de la noche del centro de Madrid”. tar a los gobernantes del sistema es el dinero, la corrupción y la desigualdad económica vienen de la Es contundente con lo que menos le gusta: el hecho mano. De igual modo, los discursos extremistas y la de ser extranjero, y se explica: “Aunque lleves aquí segregación”. muchos años, para la mayoría sigo siendo de fuera Finaliza diciendo que “España sigue siendo un país y eso es algo con lo que tienes que lidiar todos lo días. Al principio, cuando no había tantos latinoaexcelente para vivir y sí lo recomendaría a mis amigos. El único problema, teniendo en cuenta la comericanos viviendo aquí, era divertido, pero luego yuntura económica actual, es que consigan un el rechazo se hizo patente por algunos sectores de empleo. Pero superado ese pequeño problema, si la sociedad española. Es inevitable, estúpidos hay tienes una buena renta, es un sitio genial para foren todas partes”. Pese a esto, subraya que la gente mar un hogar”. 35



G N E H YOU-J S HE N T

odo el mundo la conoce por Poppy, por esa costumbre de los asiáticos de ponerse nombres más sencillos para los europeos, pero su nombre real es You-Jheng Shen. Nació en Kaohsiung, Taiwán, el 19 de diciembre de 1985. Actualmente se encuentra en Madrid cursando un máster en Periodismo, pero lleva en España desde el año 2008. En aquel momento residió en Salamanca gracias a una beca Erasmus. Se trasladó a la capital en 2011.

cola larga, los empleados no dudan en ponerse a hablar con el cliente y viceversa. Sentencia con una frase lapidaria: “¡El tiempo es dinero! Madre mía… ”. De su país echa en falta a sus padres; “si no lo digo, me matan” (se ríe). En lo práctico, añora el poder ir a comprar comida en cualquier momento del día: “En Taiwán tenemos mercados nocturnos y tiendas que abren veinticuatro horas diarias sin parar. Son muy convenientes para el ritmo de vida que llevamos los taiwaneses”. En la misma línea, asegura que echa en falta la comida de su país.

Asegura que “todos mis amigos me preguntan la razón por la que decidí mudarme a este país”, y se explica: “En Taiwán estudié Lengua y Literatura española en la universidad y era lógico que viniera una “Lo que más me gusta de parte del tiempo de estudio a vivir aquí. Desde que España es la libertad, el llegué me enamoré de este país y no tengo penclima y el café con leche; sado moverme”.

Es consciente de la difícil situación social y política que vive España, pero cree que es una nación con futuro: “Vamos a tener que esperar para salir del agujero; la crisis es algo de todos los paí¡aquí es muy barato!” Lo que más le gusta de Esses, excepto de China”. No paña es la libertad, el duda al afirmar que recoclima y el café con leche, y lo detalla: “Aunque en mendaría a amigos y familiares que se trasladaran Taiwán tenemos mucha libertad, el carácter de la a vivir a donde ella reside. gente es diferente y si, por ejemplo, cantamos o bailamos en la calle lo más posible es que nos tomen Antes de llegar a España, todo el mundo en Taiwán por locos. Sobre el clima, aquí es más seco que en le decían que tuviera cuidado porque aquí robaban mi país. Allí es más húmedo y tengo que ducharme mucho por la calle. Creía que era un país donde dos veces al día. El tema del café con leche es muy todo se hacía con mucha pasión, desde bailar al fútsencillo: ¡aquí es muy barato!” bol, pasando por los toros. Pensaba que la vida de los españoles se basaba en eso, pero ha visto que Entre las cosas que más le sorprendió al llegar a Esni todo el mundo es taurino o futbolero ni que el paña está que a los funcionarios de extranjería o a bolso corre tanto peligro en la calle. Cree que Eslos trabajadores de banca les guste tanto charlar. paña es un país muy diverso, aunque no esté esa imagen plenamente proyectada al exterior. Por ejemplo, dice que cuando va al banco y hay una 37


GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ:

ADIÓS, MAESTRO Por Carla Faginas Cerezo Fotos: Ivan Castillo Otero



ADIÓS, MAESTRO Por Carla Faginas Cerezo

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n julio de 1981, El País publicaba un artículo de Gabriel García Márquez que narraba una curiosa anécdota acontecida en las calles de París. Cuando este todavía no alcanzaba la treintena, divisó, de acera a acera, la figura descomunal de Ernest Hemingway caminando junto con su esposa por el bulevar Saint Michel. En aquel mismo instante, las fuerzas antitéticas de sus dos profesiones —periodista y escritor— pusieron al colombiano en una encrucijada. Debatiendo consigo mismo si tratar de entrevistarlo o si acudir a su encuentro con el único fin de expresarle su profunda admiración, cayó en la cuenta, como quien topa con un muro infranqueable, de que ambas opciones eran igualmente imposibles: ninguno hablaba la lengua del otro. Hombre de recursos como siempre había sido, y ante la posibilidad de que tamaña oportunidad se le escapase de entre los dedos, el periodista voceó, de lado a lado de la avenida, “¡Maeeeestro!”, a lo que el norteamericano respondió, entre aspavientos: “¡Adiós, amigo!”. Leí este artículo hará unos cinco o seis años, y desde entonces nunca he podido dejar de ponerme en la piel de aquel joven García Márquez, ni de plantearme qué habría hecho yo si en algún momento de mi vida me hubiese topado con este último por una calle cualquiera de una ciudad cualquiera. Ahora recuerdo con cariño y cierto reparo el día en que mi amiga Cristina me escribió mientras yo recorría el Camino de Santiago para decirme que se había cruzado con el colombiano por las calles de Ourense. Sin captar el tono irónico del mensaje, que lo único que trataba de decirme es que había visto a un hombre de aspecto similar, a punto estuve de recoger cuanto llevaba conmigo y regresar esta ciudad, por la que había pasado unos días antes. Por suerte, una llamada suya me evitó el ridículo espantoso de presentarme allí con la confusión y el desasosiego previos a la cita tantas veces ansiada; con el histerismo que precede al encuentro con un ser fabuloso.

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La primera vez que leí un texto suyo aún no contaba quince años, pero supe, con la conciencia absoluta de estar ante algo inalcanzable y digno de admiración a partes iguales, que nadie nunca había escrito como aquel hombre. Me recuerdo a mí misma sentada en el sofá, temblorosa ante el destino fatal de Santiago Nasar, que huía de una muerte ineludible por las calles de un pequeño pueblo caribeño. Si tuviese que describir lo que experimenté en aquel momento, me serviría de la siguiente frase del propio Hemingway: “Toda la literatura estadounidense moderna parte de un libro de Mark Twain titulado Huckleberry Finn. Antes no había nada. No ha habido nada bueno desde entonces”.

Sin embargo, no fue hasta unos años después cuando el peso insoportable de su talento me reveló lo que en realidad significa la palabra literatura: terminaba de leer Cien años de soledad por vez primera cuando el viento fatídico que habría de borrar Macondo de la faz de la tierra trajo consigo el principio y el final de un algo, de un todo, que había sido mi vida hasta aquel momento. Con la muerte de Aureliano Babilonia, todos los libros entre los que había crecido se vieron reducidos a un mero preámbulo, y desde entonces solo he intentado, sin éxito, que algo escrito por mí pudiese guardar un mínimo parecido con el peor de sus textos.

“Una suerte de pesadumbre, de extraña consternación, me arrancó de cuajo de la realidad en la que había vivido hasta aquel día y me descubrió un universo colosal de palabras”

Para mí, nada había existido hasta el instante en que el vientre del protagonista se abrió en canal, mostrando al mundo que hasta la más truculenta de las muertes podía ser algo prodigioso si nacía de la pluma de Gabriel García Márquez. Una suerte de pesadumbre, de extraña consternación, me arrancó de cuajo de la realidad en la que había vivido hasta aquel día y me descubrió un universo colosal de palabras, de metáforas y de escenas tan plásticas que casi podían tocarse con las yemas de los dedos.

Hace unos días falleció García Márquez, mi Hemingway personal. Murió en Jueves Santo, fecha tan bíblica como el huracán que arrasó la casa de los Buendía. La noticia me cogió en Galicia mientras pasaba unos días en familia. Quienes me vieron llorar, sorprendidos por mi reacción, solo alcanzaron a articular tímidas frases de ánimo, sin entender que con la muerte de aquel hombre desaparecía todo lo que yo siempre había querido ser. Supongo que no sabían que, de algún modo, había empezado a quererlo. Supongo que no comprendieron que ya no podría gritarle maestro desde el otro lado de la calle.

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AUTOBIOGRAFÍA EN CIEN AÑOS DE SOLEDAD Por Carla Faginas Cerezo Fotos: Ivan Castillo Otero

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e todos los autores y de todas las obras que han conformado el comúnmente llamado “boom latinoamericano”, Gabriel García Márquez y, más concretamente, su obra Cien años de soledad, son dos de los elementos más estudiados y sobre los que se han erigido más teorías literarias de toda índole. La sencillez de su lectura, que sin embargo envuelve un complejo entramado de personajes, sucesos, estructuras y técnicas narrativas, han hecho de esta obra uno de los acontecimientos literarios de su época. Ya Pablo Neruda dijo de ella que se trataba del “Quijote de nuestro tiempo”, y Mario Vargas Llosa, experto en la literatura garcíamarquiana y amigo del colombiano, la describió como la “novela total”. No en vano el propio García Márquez dijo en más de una ocasión que con Cien años de soledad pretendía escribir una obra que lo tuviese todo y donde sucediese todo. Sin embargo, Cien años de soledad no se descubre 42

solamente como una obra perfecta a nivel narrativo y ficticio, sino que, ahondando un poco más en la vida y obra del literato, el lector puede comprobar que gran parte de la novela (y casi podría decirse que su totalidad) está cimentada sobre la propia experiencia del autor, y más concretamente sobre sus primeros años de vida, transcurridos en la casa que sus abuelos tenían en Aracataca, Colombia, pero cuya realidad es extrapolable a buena parte de América Latina. Macondo se convierte, pues, un sitio que es todos los sitios. Basta con leer las primeras páginas de Vivir para contarla, una de las últimas obras escritas por Gabriel García Márquez, y en la que se recogen las experiencias de sus primeros años de vida, para caer en la cuenta de su tremendo trasfondo autobiográfico. Avanzando entre sus páginas, el lector se encuentra ante una descripción hecha de Aracataca, pueblo en el que el Nobel colombiano se crió junto con sus abuelos maternos, que coincide, palabra por palabra, con la que se hace de Macondo en las


“El propio García Márquez dijo en más de una ocasión que con Cien años de soledad pretendía escribir una obra que lo tuviese todo y donde sucediese todo” primeras páginas de Cien años de soledad: “Lo recordaba como era: un lugar bueno para vivir, donde se conocía todo el mundo, a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos”. Tan solo unas páginas después comienzan a recogerse experiencias directamente relacionadas con la casa en la que García Márquez se crió. En ellas aparecen por primera vez elementos como el clavicordio o la ciénaga.

puesta sin saber quién llegaba en el tren”, tal y como sucede en la casa de los Buendía por orden de Úrsula. Del mismo modo, en la página siguiente aparece un diálogo en el que se habla, por un lado, del ocaso padecido por Aracataca tras la partida de la compañía bananera. Posteriormente, se dice que “de noche es peor, porque se siente a los muertos que andan sueltos por las calles”. Una vez más, pedazos de la vida real del colombiano se presentan sutilmente en Cien años de soledad.

Asimismo, en la página siguiente se encuentra la primera conexión directa entre dos personajes (uno real y el otro ficticio): la abuela materna, Tranquilina Iguarán, y la primera mujer perteneciente al clan de los Buendía, Úrsula Iguarán, figuras entre las cuales se establece un más que obvio paralelismo nominal. No obstante, este no será más que el principio de un largo listado de elementos que guardarán una directa conexión con los acontecimientos y personajes aparecidos en Cien años de soledad: los Cotes (Petra Cotes), la matanza de los trabajadores de la compañía bananera, las cercas metálicas que conformaban la ciudad en la que residían los “gringos” y, por supuesto, la finca cuyo nombre sirvió para denominar el pueblo que recogería toda la acción de su obra: Macondo.

De la misma manera, puede observarse la primera descripción del hogar de García Márquez, donde se establece que se trata de una casa lineal de ocho habitaciones sucesivas, a lo largo de un corredor con un pasamanos de begonias donde se sentaban las mujeres de la familia a bordar y que, además, contaba con una mesa para dieciséis comensales y con un taller de platería donde su abuelo fabricaba pescaditos de oro. Aquí no solo se encuentra una semejanza total con la casa de los Buendía, sino que se establece el que será el paralelismo de mayor importancia entre dos personajes: el coronel Aureliano Buendía y Nicolás Márquez, abuelo del escritor.

En Vivir para contarla, el autor hace mención a una tal María Consuegra, que “había matado de un tiro una semana antes [a un ladrón], cuando trataba de forzar la puerta de su casa”. Este suceso conduce irremediablemente a uno de similares características protagonizado por Rebeca Buendía en sus últimos años de vida. Más adelante se habla de que, en la casa de Aracataca, “siempre estaba la mesa

En las páginas posteriores aparecen una serie de elementos presentes tanto en el García Márquez real como en el ficticio: los santos de tamaño humano que eran motivo de pavor en su infancia; las setenta bacinillas compradas por los abuelos del autor cuando la madre de este invitó a sus compañeras de clase a pasar las vacaciones en casa; el enorme horno repostero en el que la abuela fabricaba animalitos de caramelo; el castaño del patio o el daguerrotipo de la bisabuela cuando era niña. 43


Posteriormente comienzan a aparecer nuevos nombres, como Apolinar o Meme, empleados después en la novela, además de mencionarse por vez primera el lance de honor que llevó a su abuelo al asesinato de un hombre cuyo recuerdo habría de perseguirlo por siempre, tal y como le sucede a José Arcadio Buendía con Prudencio Aguilar. Tendrán que pasar unas páginas en el trascurso de Vivir para contarla hasta encontrar un nuevo hecho significativo que tenga una vinculación directa con el universo narrativo del escritor; no obstante, llegados a la página 60, aparece el momento en el que su abuela pone la mano sobre las brasas del fogón como particular método de penitencia. Este instante será trasladado a Cien años de soledad en la figura de Amaranta, que hará lo propio para castigarse por el suicidio de Pietro Crespi. Otra figura real que tiene un paralelismo directo en la ficción es monseñor Pedro Espejo, cuya facultad levitatoria le otorgará un papel con la misma peculiaridad en la novela: el del padre Nicanor Reyna. Del mismo modo, en páginas posteriores encontramos “un grupo de hombres iguales con ropas, polainas y espuelas de jinete, y todos con una cruz de ceniza pintada en la frente”. Esta imagen será trasladada a la figura de los diecisiete Aurelianos, hijos todos ellos del coronel Aureliano Buendía, y unidos entre sí por un mismo destino trágico. Al igual que ocurre con estos personajes, estos hijos ilegítimos de Nicolás Márquez lograron hacerse un pequeño hueco en la familia por ser “serios y laboriosos, hombres de su casa, gente de paz”. Apolinar, al igual que el personaje de Cataure, desaparece de la casa de los Márquez durante años para reaparecer, movido por un pronóstico de muerte, con motivo del fallecimiento del abuelo. Por otra parte, la tía Mama hace una serie de intervenciones que García Márquez transportará, palabra por palabra, al personaje de Amaranta Buendía: “Usted es de las que confunden el culo con las témporas” y “Quiero advertirle, doctor, que nunca conocí hombre”. Asimismo, se habla de la tía Petra, que, al quedarse ciega, des44

arrolla una facultad rayana en lo ficticio: la de manejarse con absoluta destreza entre las tinieblas de la invidencia. Este personaje, cuya curiosa habilidad heredará Úrsula Iguarán, guarda con esta última un sinfín de similitudes tanto físicas como de carácter. Otro miembro de la familia de García Márquez que tendrá su equivalente en Cien años de soledad será Margot, hermana de Gabriel. Caracterizada por haber necesitado mucho tiempo para integrarse en la familia, además de por su costumbre de chuparse el dedo y de comer la tierra del jardín y la cal de las paredes, se convierte en la viva imagen de Rebeca, la huérfana que llega a Macondo y a quien los Buendía acaban aceptando como un miembro más de la familia.


En Vivir para contarla, el lector se encuentra con uno de los primeros acontecimientos narrados en Cien años de soledad, y que el autor experimenta en su propia piel. Este suceso es el momento en el que lo llevan a conocer el hielo, y que posteriormente habrá de dar forma a la frase mítica con que comienza la novela: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Algunas figuras en las que se ahonda menos en la novela, pero que, aun así, están fundamentadas en personas reales que pasaron por la vida del autor son

Ramón Vinyes, caracterizado bajo la forma del librero catalán que instruye a Aureliano Babilonia en el arte de la descodificación, así como los amigos más íntimos del escritor (Germán Vargas, Alfonso Fuenmayor y Álvaro Cepeda), cuyos nombres de pila y rasgos habrán de heredar los amigos más cercanos del mismo personaje. En párrafos anteriores se han mencionado varios personajes que reúnen características en común con Amaranta Buendía. Sin embargo, no serán los únicos; al comienzo del tercer capítulo se habla de la tía Francisca, de la que se dice que es “virgen y mártir” y que “cosió su propia mortaja cortada a medida, y con tanto primor que la muerte esperó más de dos semanas hasta que la tuvo terminada”. Todas estas característi45


“García Márquez sostenía que ‘el deber revolucionario de un escritor es escribir bien’” cas aparecerán también en la figura de Amaranta, con la única excepción de que el tiempo de elaboración de la mortaja ficticia es mucho mayor. Por otra parte, la figura de Pilar Ternera, uno de los personajes que más peso tiene en la obra (sin tratarse de una Buendía), estará basado, por un lado, en las acciones de Nigromanta, una mujer con la que García Márquez mantiene una relación clandestina y cuyo nombre será usado también en otra mujer de la novela; y también en la personalidad de María Alejandrina Cervantes, otra amante del escritor y a quien reconoce revivirla “como dueña y señora de una casa de placer que nunca existió”. Existen una serie de pormenores relacionados con la escritura de Cien años de soledad de los que, hasta hace poco tiempo, tenía conocimiento un número muy reducido de personas. Algunos de estos detalles salieron a la luz el año pasado con la publicación, por parte de Plinio Apuleyo Mendoza, de las cartas personales que su amigo íntimo, Gabriel García Márquez, le había escrito años atrás. En estas cartas se recoge el testimonio del autor con respecto a la base de “realidad” de la que partía la novela. Así, en una de las misivas, enviada el 22 de julio de 1967, García Márquez sostenía que “el deber revolucionario de un escritor es escribir bien”, añadiendo posteriormente que “la única posibilidad que se tiene de escribir bien es escribir las cosas que se han visto”. Unas líneas después, el escritor comenta que él tenía “atragantada” la historia de la familia Buendía, una historia donde las esteras vuelan, los muertos resucitan o las bobas suben al cielo en cuerpo y alma y que, según el testimonio del Nobel, constituye “el único mundo donde tú [Plinio Apuleyo Mendoza] y yo nos criamos”. Obsérvese, pues, cómo el propio García Márquez habla de esta obra como si de un reflejo absoluto de su infancia se tratara. Además, en esta misma carta, se refiere a Cien años de soledad (cuyo título, en un principio, iba a ser La casa)

como “un larguísimo poema de la vida cotidiana” o también como “la novela donde ocurriera todo”. Existen en la entrevista-documental La escritura embrujada unas declaraciones de García Márquez acerca de la concepción de su novela: “Quise dejar constancia poética del mundo de mi infancia, que transcurrió en una casa grande, muy triste, con una hermana que comía tierra y una abuela que adivinaba el porvenir, y numerosos parientes de nombres iguales que nunca hicieron mucha distinción entre la felicidad y la demencia”. Partiendo de esta base, en el mismo libro se establecen algunos paralelismos entre determinadas circunstancias biográficas del autor y ciertos elementos presentes en Cien años de soledad, siendo el más importante el que existe entre Nicolás Márquez, abuelo del autor, y dos de los personajes de la novela: José Arcadio Buendía en su papel de fundador de Macondo y Aureliano en su papel de coronel. Además, se recoge en este último documento un testimonio de García Márquez en el que habla acerca de los muertos de la familia y del modo en que estos convivían con los habitantes vivos de la casa: “En cada rincón había muertos y memorias, y después de las seis de la tarde la casa era intransitable […]. De noche no se podía caminar en esa casa porque había más muertos que vivos”. Una última obra de referencia es Gabriel García Márquez. Historia de un deicidio, de Mario Vargas Llosa. Aquí no solo se vincula la historia narrada en Cien años de soledad con la vida del autor, sino que se establece la teoría de que es una suerte de continuación de sus obras anteriores, desde La hojarasca hasta Isabel viendo llover en Macondo, pasando por Los funerales de la Mamá Grande. Según Vargas Llosa, García Márquez entrelaza acontecimientos o personajes que, en teoría, no deberían coincidir, tomando así todas las historias anteriores y convirtiéndolas en fragmentos de una misma historia total.



SOMBRA DEL ÁRBOL CAÍDO Texto e ilustración por Carla Faginas Cerezo

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olía decirme, con ademanes de viejo loco, que la sombra del árbol caído es siempre menos cambiante que la de aquellos que se alzan rectos hacia el cielo. Por aquel entonces yo apenas comprendía sus palabras, me limitaba a observarlo mesar su frondosa barba blanca, a aspirar el aroma a tabaco negro y regaliz de su chaqueta, que era siempre la misma, y a dejar que él me considerase, ingenuamente, su entregada pupila. Las arrugas de su cara eran profundos surcos que dibujaban ramificaciones infinitas sobre una tez más oscura y curtida que la corteza del árbol al que tanto hacía mención; sus manos ─grandes, toscas, ásperas─ envolvían siempre un taco de madera en el que tallaba figuritas de animales con una vieja navaja. Después, la enorme cicatriz, que le nacía en la sien y se perdía entre la barba, trazando una línea recta en el lado derecho del rostro, y que decía haberse hecho talando un tronco en su juventud para demostrar a sus allegados lo acertado de su hipótesis. Sin embargo, no es hasta ahora, más de veinte años después, cuando comprendo la verdad de sus palabras, de la teoría del árbol caído y de su sombra, y encuentro por fin la directa relación que guarda con su profundo respeto hacia la virtud de la constancia. ─Fíjate en cómo gira la sombra de ese árbol ─decía─, es como la aguja de un reloj. Me cobija, sí, pero en unos minutos, a menos que yo me mueva a su merced, ya no lo hará. En cambio ─continuaba─, rara es la hora en que el árbol caído no da sombra a mis pies cuando me siento a descansar sobre su tronco.

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#22M Gente normal nos manifestamos en Madrid el pasado 22 de marzo. Éramos personas de todas las edades. Pediamos cosas como dignidad o justicia. Al final, unos indeseables que poco o nada tenían que ver con la marcha le hicieron el juego a casi todos los medios con sus disturbios. Sirvan estas fotos como reconocimiento a todos los caminantes y a los que nos dimos cita allí.

Por Ivan Castillo Otero




Foto: Final de la manifestaci贸n en Col贸n (Madrid) / Ivan Castillo Otero



Foto: Polic铆a durante la manifestaci贸n (Madrid) / Ivan Castillo Otero


Foto: Ayuntamiento de Madrid / Ivan Castillo Otero


Foto: Inicio de la manifestaci贸n (Madrid) / Ivan Castillo Otero



Foto: Manifestantes (Madrid) / Ivan Castillo Otero



Foto: Manifestante (Madrid) / Ivan Castillo Otero



Foto: Manifestante (Madrid) / Ivan Castillo Otero



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