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Una estructura de empleo cambiante y la desaparición de buenos puestos de trabajo
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de reducciones en el empleo de trabajadores con menores costos de ajuste. En las economías de altos ingresos, los trabajadores de ingresos más bajos salen de la población activa a tasas desproporcionadamente altas durante las recesiones (Carneiro, Guimarães y Portugal 2011; Solon, Barsky y Parker 1994), y el desplazamiento es mayor entre trabajadores jóvenes y poco cualificados que entre otros perfiles de trabajadores (Devereux 2004; Teulings 1993). Varios estudios en los países de ALC sugieren tendencias similares. Campos-Vázquez (2010), y Freije, López-Acevedo y Rodríguez-Oreggia (2011) estudian la crisis económica de México de 2009 y observan mayores tasas de pérdida de empleo entre trabajadores jóvenes y poco cualificados.
La combinación de la región de ALC de grandes economías informales y trabajadores con diversos niveles de cualificación sugiere la existencia de una jerarquía en los costos de ajuste, en la que los trabajadores informales —que tienen menos protecciones laborales— podrían tropezar con una mayor probabilidad de pérdida de empleo, independientemente de cuáles sean sus cualificaciones. Entre los trabajadores formales, los trabajadores de ingresos más bajos tendrían más probabilidades de perder el empleo que los trabajadores de ingresos más altos. De hecho, en cinco de los seis países analizados y a lo largo del ciclo económico, es más probable que los trabajadores con salarios más bajos sufran periodos de desempleo que los trabajadores con salarios más altos, independientemente de su vinculación a los sectores formal o informal (gráfico 2.9). México es la única excepción: en dicho país, las transiciones hacia el desempleo son más altas en el centro de la distribución salarial que en la parte inferior o superior.
Sin embargo, que existan mayores probabilidades de que los trabajadores poco cualificados transiten hacia el desempleo no necesariamente sugiere una mayor vulnerabilidad de su empleo a las fluctuaciones del crecimiento económico. En cambio, las transiciones de empleo cíclicas (aquellas que están correlacionadas con el crecimiento económico con desfase) son más comunes entre trabajadores más cualificados que entre los menos cualificados. (Véase la tabla 2A.1, anexo 2A.) Este resultado es válido tanto para hombres como para mujeres. Ninguna de las transiciones laborales analizadas es cíclica para las mujeres poco cualificadas en ninguno de los seis países estudiados.
Las crisis se traducen en menos oportunidades laborales conforme avanza el tiempo, una vez finalizado el ciclo económico (Artuc, Bastos y Lee 2021). Las crisis reducen la rotación de trabajadores; es decir, los flujos de empleo a empleo, lo que conlleva una reducción en la calidad de las coincidencias laborales. El motivo principal es que cuando hay menos oportunidades de empleo disponibles, los trabajadores son menos capaces y están menos dispuestos a abandonar sus empleos existentes para nuevos empleos. Empleando un modelo estructural para Brasil, Artuc, Bastos y Lee (2021) concluyen que los shocks externos negativos reducen la movilidad interna entre trabajos, lo que a su vez reduce el bienestar social de los trabajadores a lo largo de la vida. Las crisis también están reduciendo gradualmente el número de buenas oportunidades de empleo en la región de ALC. Este efecto sucede porque las crisis en la región de ALC no solo influyen en los flujos de trabajadores de manera temporal, sino que también tienen importantes efectos en la estructura del empleo y que son posteriores a la crisis y duran varios años (Regis y Silva 2021). En diversos estudios macroeconómicos de crisis, el análisis se centra en los efectos a corto plazo, como las desviaciones negativas en el empleo o los salarios reales en el corto plazo (concomitantes o en el año posterior). Cabe esperar este enfoque, dado que, en general, no se dispone de medidas directas de episodios de crisis pasados, basadas en datos agregados a nivel nacional. Solo se dispone datos trimestrales sobre el empleo en países de ALC desde finales de la década de los
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GRÁFICO 2.9 Participación trimestral de trabajadores que se incorporan al desempleo por decil salarial, sectores formal e informal, 2005-2017
Tasa de transición 0,09 0,08 0,07 0,06 0,05 0,04 0,03 0,02 0,01 a. Argentina
0,00 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 0,09 0,08 0,07 0,06 0,05 0,04 0,03 b. Brasil
0,02 0,01 0,001 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Tasa de transición 0,09 0,08 0,07 0,06 0,05 0,04 0,03 0,02 0,01 c. Chile
0,00 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 0,09 0,08 0,07 0,06 0,05 0,04 0,03 0,02 0.01 d. Ecuador
0,001 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Tasa de transición 0,09 0,08 0,07 0,06 0,05 0,04 0,03 0,02 e. México
0,01 0,001 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Decil salaria 0,09 0,08 0,07 0,06 0,05 0,04 f. Perú
0,03 0,02 0,01 0,001 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Decil salaria
Empleo asalariado formal Empleo asalariado informal Trabajo por cuenta propia
Fuente: Sousa 2021. Nota: La tasa de transición trimestral desde el empleo al desempleo se define como la participación de trabajadores empleados en el trimestre t que transitan hacia el desempleo en el trimestre t+1.
noventa y dichos datos no se desglosan en empleo formal o informal. Las series temporales mensuales largas para el empleo son aún más limitadas. Una estrategia alternativa para medir los efectos a más largo plazo sería analizar datos administrativos de alta calidad combinados con cuentas nacionales. Este es el enfoque que siguieron Regis y Silva (2021). Regis y Silva (2021) investigan los efectos a largo plazo de las crisis en los trabajos mediante la compilación de series temporales de empleo total, formal e informal, que datan de la década de los ochenta para tres países: Brasil (1985–2019), Chile (2006–19) y México (1994–2019). El estudio estima las funciones impulso-respuesta del empleo total —formal e informal— a las crisis, siguiendo a Jorda (2005), y Jorda, Singh y Taylor (2020). Los autores crearon una nueva base de datos mensuales empleador-empleado,
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utilizando datos administrativos anuales de los registros de la seguridad social de cada país (que incluyen datos longitudinales administrativos sobre los mercados laborales formales nacionales). Para elaborar estos datos se utilizó información sobre el mes de contratación o separación del empleo de todos los trabajadores formales. Como estos datos se refieren a todos los trabajadores formales, el equipo utilizó la serie de empleo disponible de las cuentas nacionales, la armonizó cronológicamente con su base de datos y dedujo el empleo informal total de cada país a partir de la diferencia entre ambos países.12 En el contexto de este estudio, las crisis se definieron conforme al PIB trimestral de cada país, que se estandarizó en el intervalo [0,1] (donde 0 representa la recesión más profunda y 1 el mayor crecimiento), y se utilizó para definir la tendencia de largo plazo de la economía. El PIB se mantuvo por debajo o por encima de su tendencia de largo plazo cuando el ciclo se aproximó a los valores 0 o 1, respectivamente. A continuación, se utilizaron los ciclos económicos delimitados como se ha descrito para obtener una variable ficticia (dummy) de recesión. Su duración correspondió al período de tiempo entre el pico y la caída del ciclo.
De este estudio se pueden extraer tres resultados principales. Primero, las crisis han provocado contracciones plurianuales en el empleo de Brasil, Chile y México (gráfico 2.10). Segundo, el empleo formal está menguando de manera evidente y persistente en estos tres países. Las economías de ALC no se recuperan de la contracción en el empleo formal provocada por una crisis hasta pasados varios años. En Brasil, más de 30 meses después del inicio de una recesión, el empleo formal se mantiene muy por debajo del nivel inicial y muestra pocos signos de recuperación —algo que resulta particularmente preocupante—. En general, 20 meses después del inicio de una recesión, el empleo siguió sin recuperar los niveles precrisis, aunque mostró signos de progreso hacia la recuperación en Chile y México. El empleo formal siguió situándose por debajo de los niveles previos al inicio de la recesión durante más de 30 meses, con una tendencia hacia la recuperación solo en Chile. La informalidad se mantuvo más alta y mostró una débil recuperación en Brasil y Chile. Estas conclusiones sugieren que la exposición a mercados laborales deprimidos no solo desplaza a las personas hacia la informalidad de manera temporal, sino que también conduce a cambios estructurales más sistémicos. Después de una crisis grave, el empleo podría no llegar a recuperar los niveles de actividad económica previos; es muy posible que las crisis lleven a un nuevo equilibrio deprimido del mercado laboral. Tercero, mientras que en Brasil y Chile la informalidad actúa como un amortiguador del shock en términos de empleo desde el inicio de una crisis, este no es el caso en México, donde el empleo informal se estanca durante alrededor de 20 meses antes volver a aumentar. El efecto con desfase en la informalidad podría estar causado por trabajadores formales que buscan otro trabajo formal antes de desistir y transitar hacia la informalidad. En general, después de tres años, la recesión promedio en Brasil, Chile y México provoca una pérdida neta de 1,5 millones de puestos de trabajo, con una contracción del 3 por ciento del trabajo formal y una expansión del informal. La crisis actual podría ser aún peor y provocar una contracción del empleo formal de hasta un 4 por ciento.
Los resultados de este estudio permiten explicar las diferencias entre los países de ALC en cuanto al desfase entre un cambio en la producción y su efecto en la tasa de desempleo. En Colombia, el desempleo manifiesta una reacción rápida y elástica a los shocks de producción: en promedio, la tasa de desempleo disminuye 45 puntos básicos después de un aumento de un 1 % en la producción. En Brasil, el desempleo también es sensible a los shocks de producción, pero reacciona más lentamente: en promedio, la tasa de desempleo disminuye 10 puntos básicos después de un aumento de 1 % en la producción; el cambio acumulado después de un año es de alrededor de 40 puntos básicos. Por el contrario, en Argentina, Chile y Perú el desempleo presenta muy poca elasticidad a los cambios en la producción: el cambio acumulado después de un año es de 10 puntos básicos o menos (FMI 2019).