4 minute read

DAYANARA

La Evoluci N De Una Miss Universe

POR YAIRA SOLÍS ESCUDERO

Este próximo 21 de mayo se cumplen 30 años de aquella noche que cambió la vida de Dayanara Torres para siempre... cuando en 1993 se convirtió en la tercera puertorriqueña en ganar el título de Miss Universe y en una de las reinas más jóvenes en la historia del codiciado certamen de belleza. Fue en el Auditorio Nacional de Ciudad de México, donde nuestra ‘Yari’ —como la llaman cariñosamente sus allegados— se impuso a las representantes de Colombia (Paula Betancur) y Venezuela (Milka Chulina), primera y segunda finalista, respectivamente. Justo ahí comenzó su gran aventura, la de un año de reinado fuera de su hogar en Toa Alta, Puerto Rico, para convertirse en embajadora de la belleza universal —que irradia por dentro y fuera— y en emisaria de Puerto Rico.

Sobre la experiencia, Yari nos contó, que las cuatro semanas de competencia en México le provocaron un poco de temor, porque era la más joven del grupo y “veía a todas estas mujeres despampanantes, pero fui cogiendo confianza. Era súper tímida, pero poco a poco me fui sintiendo más cómoda, haciendo amistades hasta que llegó la cuarta semana, la de la suerte y verdad. Salí flotando de la entrevista con el jurado y sentí que hice el mejor de los trabajos con cada uno de ellos. Solo rogaba que esa noche llegara a las 10 finalistas, porque si no, no había nada qué hacer”, recordó quien se impuso a otras 78 aspirantes.

Sobre cómo conmemorará este magno momento en su vida, además de sus sueños y metas futuras, Dayanara habló con Mírame largo y tendido…

Eres una de nuestras reinas querendonas. Tus seguidores te aman y siguen tu vida y tu evolución al detalle. Eso provoca que muchas jóvenes también sigan tus proezas, ¿qué les dices a ellas? —la pregunta esperada. “Que recuerden que mi historia comenzó exactamente dónde están ellas: tuve un sueño que siempre quise lograr, aprendí que no sería fácil y que había que trabajarlo. Pero lo más importante es tener ese sueño y quererlo de verdad. Y el día que uno de esos sueños no se dé, deben saber que siempre hay una razón. ¡Hay que tener metas y sueños toda la vida! Porque nos mantiene vivos y con ganas de seguir hacia adelante. También es importante que ellas entiendan que se puede brillar —ya que es parte del sueño de ser una reina de belleza— en todo lo que se desea hacer en la vida. Ya sea en el mundo de las comunicaciones, las artes, la actuación... Los certámenes te abren muchísimas puertas en el mundo del entretenimiento, pero la realidad es que es muy sacrificado y al final solo una gana. Cuando he podido ser jurado de Miss Universo —entre varias ocasiones— siempre he sentido que me encantaría poderles decir que hay vida después del certamen; que los sueños no tienen límites y si no es por esta ruta, habrá otras por tratar. Lo importante es que el deseo perdure. Ese sueño es lo que nos anima a seguir adelante”, sostuvo Dayanara, quien antes de convertirse en Miss Universe 1993, había sido aceptada en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, donde completaría un bachillerato para luego continuar estudios en la Escuela de Medicina Dental.

¿Qué momentos atesoras de la experiencia de haber sido electa Miss Universe 1993? —indagamos. “Miss Universo me abrió las puertas a muchos sueños... desde viajar a tantos países y continentes, conocer a diversas personas, crear amistades que hasta hoy conservo, oportunidades para mi carrera, —especialmente la actuación, canto, baile y la animación— pero más que nada, a poder llegar a tantas personas y países, y promover a Puerto Rico alrededor del mundo.”

¿Cómo ese momento cambió tu vida? —insistimos en saber. “¡Un cambio del cielo a la tierra! Crecí en el campo en Toa Alta, rodeada de amor, de mi familia que tanto sacrificaban para darme un mejor futuro. No teníamos lujos, pero las enseñanzas, los valores, las risas y el amor de mis padres y entre mis hermanos jamás faltaron. Siempre fui estudiante de alto honor en todas mis graduaciones (‘Kindergarten’, 8º y 12mo grado). Nadie me lo pedía, pero sentía que debía lograrlo. Desde muy pequeña siempre me he sentido agradecida con la vida y con mis padres, y sentía que darlo todo y ser responsable era lo menos que podía hacer. Así que, imagínate el cambio, de tener 17 años, graduarme con alto honor de Escuela Superior —mayo 1992—, ganar el certamen de Miss Puerto Rico el 17 de julio de 1992 y de participar en Miss Universe en 1993… Un giro a mi vida de 180 grados”, relató la también actriz, protagonista de películas como Linda Sara (1994) junto a Chayanne y 200 Cartas (2013) con Lin-Manuel Miranda, y cuenta con la producción discográfica Antifaz, lanzada en 1998.

Sobre tus ejecutorias como participante del certamen de Miss Universe, en 1993, ¿hubieses cambiado algo y qué sería? “Para mí era una aventura cada día, no sé si por haber sido tan joven al ganar, pero para mí todo era un aprendizaje diario. Todo lo vivía al máximo y lo gocé... Hasta enferma hice mis presentaciones y deberes porque no creo haber sabido, que decir no puedo, era una opción”, relató Yari, quien también publicó el libro Casada conmigo: cómo triunfé después del divorcio (2009), escrito —junto con su hermana, Jeannette Torres— tras el proceso de separación matrimonial del cantante Marc Anthony, padre de sus dos hijos, Cristian y Ryan, hoy de 21 y 18 años, respectivamente.

¿Cuál fue tu aprendizaje de la experiencia de haberte desempeñado como Miss Universe y cuáles eran tus responsabilidades como reina universal de la belleza? — seguimos insistiendo. “Además de viajar el mundo entero y conocer dignatarios, presidentes, realicé trabajo comunitario. Fui la embajadora de Unicef, también fui

This article is from: