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QUÉ ES EL MIELOMA MÚLTIPLE?

Descrita por primera vez en el 1848, el mieloma múltiple (MM) es una proliferación de células plasmáticas monoclonales en la médula ósea. Es la neoplasia maligna hematológica más común en los Estados Unidos, con un estimado de 32,110 nuevos casos en 2019 y 12,960 muertes como resultado de la enfermedad. “Estas células producen proteínas M que se acumulan en el cuerpo, ocupando el espacio de las células sanas de la médula ósea, lo que puede llevar a una fractura, destrucción del hueso o insuficiencia renal”, explicó el Dr. Raúl Morales-Borges.

Síntomas y pruebas de cernimiento

Aunque gran parte de la población es asintomática en la etapa temprana — mieloma indolente— el paciente pudiera presentar lesiones o dolor óseo —especialmente en la columna vertebral o el pecho—; estreñimiento, pérdida de apetito, desorientación o confusión mental, fatiga, disminución de peso, sed excesiva, anemia y dolor de cabeza”, manifiesta el hematólogo-oncólogo.

Entre las pruebas diagnósticas que detectan esta afección, Morales señala “el CBC, la ESR o ‘sedimentation rate’, las pruebas CMP y LDH, la electroforesis de proteína y los niveles de inmunoglobulinas y proteínas de cadenas livianas en la sangre. La prueba definitiva es la biopsia de la médula ósea”.

Tratamientos

Los tratamientos a base de corticosteroides y cortisona han mostrado ser muy efectivos. Los pacientes con mieloma activo o amiloidosis de cadena ligera, a menudo reciben una combinación de dos o tres medicamentos. Si una combinación de medicamentos deja de funcionar —o si el mieloma reaparece— es posible probar otros medicamentos. El tratamiento para la enfermedad ósea a menudo se inicia junto con la quimioterapia. Los pacientes con mieloma múltiple también reciben tratamientos de apoyo, transfusiones de sangre, vitaminas y antibióticos, entre otros. Un trasplante de células madre puede ser parte del tratamiento. Los plasmacitomas solitarios —tumores que consisten en células plasmáticas— a menudo se tratan con radioterapia.

Si el tumor de células plasmáticas no está en un hueso, se puede extirpar mediante cirugía.

Según Morales, algunos efectos secundarios que el paciente puede experimentar son “neuropatía o adormecimiento en las piernas y manos; cansancio, náuseas, vómitos, conteo bajo en los glóbulos blancos, la hemoglobina y las plaquetas; reacciones alérgicas, cambios en la presión arterial, tos y aumento en el riesgo de infecciones, tromboflebitis o embolia muscular. Los sobrevivientes de esta enfermedad tienen mayor riesgo de desarrollar leucemia mieloide aguda (LMA o AML) o síndrome mielodisplásico (SMD o MDS)”.

¿Quiénes están en riesgo?

El riesgo a esta enfermedad aumenta con la edad, con la mayoría de las personas diagnosticadas a los 65 años. Sin embargo, en la población hispana se están viendo casos 5 años más jóvenes. Los hombres y las personas de raza negra son más propensos a desarrollar esta enfermedad, en comparación a las mujeres y personas de otras razas. Si presentas antecedentes familiares de mieloma múltiple, estás en riesgo aún mayor de contraerlo.

Remisión y estilo de vida

Un indicador de que el paciente está en período de remisión es que “el contaje de células plasmáticas en la médula ósea sea menor de un 5% o 10 %. También, que no tenga niveles de la proteína M en el plasma. La cita de seguimiento es de cada tres meses”, abundó Morales.

El galeno puntualiza que una vez se ha tenido un diagnóstico de mieloma múltiple, se deben hacer ajustes en el estilo de vida. “El paciente debe comer saludable e ingerir ensaladas, frutas y vegetales. Debe tomar mucha agua y mantenerse activo haciendo ejercicios moderados o leves. Es importante descansar y dormir entre 7 y 8 horas diarias. Es primordial tener unos buenos hábitos de salud y, sobre todo, protegerse para evitar infecciones”, concluyó.

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