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Sonia Alemán Menduiña
SONIA GLADYS ALEMÁN MENDUIÑA (Bolivia) Nació en Potosí, Bolivia el 22 de septiembre de 1944. Narradora, dramaturga y poeta. Profesora de Lenguaje y Literatura. Licenciada en Pedagogía. Docente universitaria. Nació en Potosí, Bolivia. Vive en Quillacollo. Intérprete de piano, órgano y acordeón, comparte su actividad literaria con la música, el teatro y la declamación. Pertenece a la Sociedad de Escritores de Bolivia (Sodesbo), a la UPEQ y a diferentes instituciones culturales de Cochabamba. Es coautora de Antología Comentada de la Poesía Boliviana (2010), Antología poética al pie de la colina Nº3 (2011), Antología de cuentos al pie de la colina Nº1 (2012), Poesías para la historia (2014), Mitos, leyendas y cuentos populares en Bolivia (2015), Lo insólito en los cuentos (2016) de la UPEQ. Libros. Cuento: El Baúl de los recuerdos (1990), Valentina —cuentos y poemas— (2ª ed. 2008), Ocurrió así (2014), Pablito t… (2016). Teatro: Casimira… Ni… mira (2013), Niños… ¿Culpables? (2015). Poesía: Potosí por siempre inmortal (1991), Florilegio (2017). Novela: Yo viví en el condado de Carma (2010, 2ª ed. 2015), Conociendo a Sara (2021).
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EL PRINCIPIO
Sonia Gladys Alemán Menduiña
Aquella mañana de marzo, Ernesto Salinas salía de su alojamiento, contento y feliz, porque le esperaba un día hermoso en la universidad, debía exponer un trabajo sobre el tema “la Vida”, cuando llegó al recinto, notó cierto nerviosismo, grupos estudiantiles, ya en las gradas , ya en los corredores; con presura quiso ingresar al comedor universitario y, un aviso escueto le detuvo: “se suspende la atención indefinidamente”, se quedó sin habla,(no había tomado desayuno) y ¿las clases? estaban cerradas, vano fue preguntar el porqué de la confusión estudiantil, escuchaba a voces y por primera vez, “Pandemia”, “Epidemia”, “Cuarentena Rígida”, “Covid 19“ sin explicación; totalmente perturbado salió con un paso lento y cavilando se preguntaba ¿dónde comería? como respuesta, solo tuvo el silencio y el frío que le calaba los huesos.
Ernesto, oriundo de la provincia de Presto había llegado a Sucre con el deseo de estudiar Derecho, huérfano de madre, mayor de ocho hermanos y un padre enfermo que no entendía por qué su hijo fue a la ciudad cuando tanta falta hacía en el trabajo agrario.
Para sustentarse, en la noche ayudaba a barrer las calles, si tenía suerte encontraba algún alimento entre los despojos; ese día, ante su desazón sacó fuerzas de su debilidad y esperó que pase el tiempo con la esperanza que rápido llegue el ocaso para cumplir con su labor nocturna, ya al anochecer, quiso entender el significado de “Pandemia” y “Cuarentena Rígida”, no faltó quien le explique las causas y peligros del “Corona Virus” y como consecuencia de esto, se quedaría sin trabajo; veía que la gente tratando de conseguir provisiones y medicamentos
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corría por todo lado como corrían las horas y el hambre que le destrozaba las entrañas; triste muy triste, supo que su mundo se derrumbaba; se apresuró para llegar a su alojamiento y vio que su único compañero de habitación, también se había ido, su contrariedad aumentó, solo quedaba su cama, sumido en su desesperación, no le quedaba más que retornar a su pueblo , buscó algo de dinero y sus bolsillos silbaban; cogiendo sus escasas ropas abandonó el lugar y empezó su vía crucis, en su mente solo estaba la imagen de su padre.
Para la travesía a su casa buscó el camino más directo , corrió dos días y dos noches, quería llegar pronto; el hambre le asediaba, la sed le quitaba fuerzas, ya desfallecía, sus zapatos estaban roídos, pasó por caminos pedregosos, subía montañas, bajaba laderas, cruzó algunos ríos caudalosos, el peligro estaba vivo y su padre siempre en su memoria; caminaba repitiendo “Pandemia” ”Cuarentena Rígida”, sin asimilar todavía significados; ya desfallecido al amanecer del tercer día, acompañado de sus únicos compañeros hambre y sed , tenía resecos los labios y cuando sus pies ya no le respondían , de pronto divisó su aldea, se acercó más y su corazón latió tan fuerte que se olvidó de todo su sufrimiento, estaba en su hogar, felizmente allí no habría llegado esa enfermedad mortal; además estaba su padre , estaría a salvo, por instantes se sintió dichoso; pero cuando ingresó a su casa vio estupefacto que su progenitor yacía en el suelo junto a otros cadáveres, totalmente turbado y en medio de un llanto desbordante preguntó qué había pasado, respuestas diversas le indicaron que todo fue raro y rápido, no sabían qué enfermedad mató a su padre y a los demás, quizás un contagio desconocido, porque todos tenían síntomas iguales que jamás habían visto; estaban muy asustados, ni las hierbas, menos sus yatiris pudieron salvarles, se sentían desprotegidos; después ya se supo que fue la
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mortal pandemia que había llegado a la aldea matando vidas.
Ernesto ante esta desgracia se dio cuenta que tanto en su pueblo como en los lugares alejados de la ciudad no había orientación, ayuda, ni socorro, todos vivían a su suerte; lo triste que era “El Principio” de la Mortal Pandemia del Corona Virus, recién comenzaba y ya había muertos; ante esta fatalidad, estaba seguro que cambiarían los hábitos, las costumbres y el ritmo de la vida misma, habría que vivir con el barbijo, el alcohol y el aislamiento social, quien sabe por qué tiempo, todo podría ocurrir; pero Ernesto Salinas no se dejaría vencer, prometió ayudar al prójimo, aprendería cómo vencer al Corona Virus, es que al enterrar a su padre en medio de su profunda aflicción y penar, si bien se sentía impotente, en su mente sembró FE y ESPERANZA, superaría todo , todo, porque desde ese instante estaba con DIOS.
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