Tangente 25, marzo 2011

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Los inadaptados

Excéntrico Sr. Anderson >>Luis Manuel Ortiz editorial@tocatuvida.com

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uena en la radio monoaural la voz del inglés inmortalizado por unos gruesos labios y una larga lengua, ícono diseñado por Andy Warhol. La voz es acompañada por los requintos del fiel escudero del cantante. Mientras, ante el espejo del baño reflexionas sobre la posibilidad de triunfar como un tenista profesional, un reconocido investigador y documentalista marino, un actor problemático pero con un don para el teatro o simplemente un millonario que busca solucionar sus relaciones familiares y darle sentido a su vida. De pronto se detiene la música y descubres que a pesar de no pertenecer a ninguna de esas facetas, te identificas con sus conflictos existenciales porque quizá has padecido algún amor frustrado, tienes problemas con tus padres y/o hermanos, buscas el reconocimiento y la adaptación social o todas las anteriores. No por nada aquéllos y sus conflictos son los típicos personajes evidenciados por el estadounidense Wes Anderson a lo largo de sus seis largometrajes. En ellos, Anderson exhibe algunas de las patologías familiares que la mayoría de individuos hemos experimentado con su muy característico estilo manierista. Muestra a protagonistas que pueden llegar a parecer una caricatura de sí mismos, pero que gracias al humor involuntario de su tragedia dejan un sabor agridulce en el espectador. Además de esta hilaridad presente, cada uno de los antihéroes realiza un viaje catártico que atrapa. En unos casos de manera literal (Viaje a Dar-

jeeling o Vida acuática); en otros, de forma introspectiva, el simple retorno a casa de los padres (Rushmore, Los excéntricos Tenenbaums); y en algunos más, por medio de travesías que si bien no logran exorcizar del todo sus demonios, al menos permiten aceptar la existencia que ellos mismos se han forjado. En Anderson no existe el clásico final feliz, sino el reconocimiento del conflicto, para bien o para mal. Quizá haya solución; quizá sólo quede resignarse. El destino de los personajes no lo sabemos. Por su carácter, entendemos que continuarán con sus conflictos existenciales, seguirán como inadaptados, aunque por un breve momento vislumbren un poco de esperanza. Exquisita obsesión Anderson no se queda en los retratos de familias disfuncionales o triángulos amorosos. De hecho, no es el primero que los hace ni el último que los hará. Su toque radica en la exquisitez de sus decorados, reflejo de la compleja y en ocasiones retorcida personalidad de los distintos seres que interactúan, por ejemplo, en el estudio de una casa o en el interior de un buque de la Segunda Guerra Mundial que posee jacuzzi con masajista china y una sala para edición de sonido y cine. La definición y presentación de sus personajes se apoya en la descripción de las actividades de éstos a partir de un excesivo uso de tomas cenitales que muestran su tipo de alimentación, sus afinidades para coleccionar monedas y bichos o pintar o simplemente escribir, muchas veces acompañadas de la inserción de leyendas con tipografía future bold en color amarillo, como si de un documental o de un catálogo de ventas se tratara.

Cortometrajes > Ladrón que roba a ladrón (Bottle rocket, 1994) > Hotel Chevalier (2007) (corto que debe proyectarse antes de Viaje a Darjeeling)

Largometrajes > Ladrón que roba a ladrón (Bottle Rocket, 1996) > Rushmore (1998) > Los excéntricos Tenenbaums (The Royal Tenenbaums, 2001) > La vida acuática con Steve Zissou (The Life Aquatic with Steve Zissou, 2004) > Viaje a Darjeeling (The Darjeeling Limited, 2007) > El fantástico Sr. Zorro (Fantastic Mr. Fox, 2009)


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