Tangente 19, noviembre 2009

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Año 2, N° 19, NOVIEMBRE de 2009, Magazine DE distribución gratuita,

México

“Tierra y Libertad” ojaldras, ¿o la hay?

Fotografía “Billete Cien Pesos” por Gabofr bajo una licencia de CC en Flickr.

Institucional Revolucionario


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noviembre 2009

“Tierra y Libertad” ojaldras, ¿o la hay?

Institucional Revolucionario > Zahir

Fotografía “Billete Cien Pesos” por Gabofr bajo una licencia de CC en Flickr.

S

eñoras y señores, mexicanos, amigos y amigas todos, conciudadanos: Me alegra dirigirme a ustedes en un aniversario más de la Revolución mexicana. Hoy, a noventa y nueve años de tan importante gesta social y política, todavía hay quienes sustentan el falso, vetusto y antipatriótico argumento de que no hay motivo para festejar, dado que la gesta social, según ellos, no mejoró la vida de los más desprotegidos de este país. Pues desde aquí le digo a esos enemigos del pueblo, que no hay nada más falso e intransigente que esa manifestación ignara, implantada en el complot subterráneo de la inmediatez. la Revolución mexicana, señoras y señores, mexicanos todos, conciudadanos terminó con la desigualdad social y cambió el rostro de este país llenándolo de esperanzas, sueños y estabilidad. Con la franqueza y cordura que suelen distinguir a las buenas conciencias, y en favor de esta República, deseo que sepan que la Revolución no descansó ni un momento para defender nuestros derechos; que la confianza y honradez, heredadas de sus batallas, guía de manera definitoria los pasos de esta insigne y respetuosa Nación. Proceso político y militar de enormes repercusiones económicas, sociales y culturales que tuvo como principio, y hasta el momento lo sustenta, la devolución de tierras a todos aquellos que habían sido despojados de las mismas y el reparto de las haciendas y ejidos entre los que quisieron hacerlos producir con el esfuerzo de su brazo. Porque la Revolución mexicana destruyó el latifundismo, creó la pequeña propiedad y proporcionó, a cada mexicano que lo solicitó, la extensión de terreno suficiente para subvenir sus necesidades y las de su familia; atendió las carencias de educación e instrucción laica, terminó con la explotación del proletariado y favoreció la emancipación de hom-

bres, mujeres y niños que lucharon por heredarnos un lugar digno a todos los que ahora estamos de plácemes por vivir en un territorio libre de monopolios, un sitio cuyos dirigentes responden a las demandas sociales de la mejor forma y un espacio en donde la soberanía reside esencial y originariamente en el pueblo. Ya es tiempo de percatarnos de que la Revolución mexicana no fue una simple promesa que ofreció maravillas en pos de los derechos del pueblo; la Revolución no encerró utopías ni cosas irrealizables; por el contrario, estableció la justicia, la igualdad, abolió a los poderosos y edificó el equilibrio de la conciencia nacional. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que a noventa y nueve años de haber estallado, la Revolución venció, pues jamás dio tregua a ideas que renegaron del progreso ni puso en tela de juicio la voz popular. Noventa y nueve años de que hombres, niños y mujeres, con el corazón bien puesto y el entusiasmo bélico, consiguieron, a base de lucha, construir una patria mejor. Que no se repita en nuestra historia el triste espectáculo de la desigualdad y la pobreza. Que no se repitan los abusos de poder ni las represiones latifundistas; que el radicalismo, la pureza y la intransigencia no se hagan presentes en la vida cotidiana de quienes somos resultado favorable de la Revolución. Castiguemos a los enemigos del legado revolucionario, ésos que se mofan del sufrimiento y la lucha sociales al decir que todo es una engaño y que dicha Revolución no le hizo justicia a nadie, invitando a todos los conciudadanos, amigos, amigas, mexicanos todos, a festejar noventa y nueve años de libertad y dignidad; noventa y nueve años de democracia, y justicia; noventa y nueve años de compromiso con la patria y de hacer feliz al pueblo: “Señores generales Zapata y Villa, que el dios de las naciones los ilumine en el grandioso papel que desempeñaron y en la grandiosa empresa que el destino les encomendó”. México, noviembre de 2009


Opuestos

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> Almohada Carnívora

N

oventa y nueve años, compitas, noventa y nueve años. Casi un siglo ha pasado desde que el señor Madero y sus culeros, desde que Carranza y el hueco en la panza, desde que Villa, Zapata y los norteños. Diez décadas a punto o lo que es casi, tras la sanguinolenta polvadera que se armara en el terruño. Revolución y Mexicana, me dicen que le llaman. No les creamos nada, ni a los libros ni a la tele ni a sus discursos cebolleros. Quesque hubo movida y reacomodo de lo propio, quesque leyes se hicieron pa’ defender a los jodidos éstos, quesque no sé quién y los no sé cuantos a la Tierra y Libertá. Naranjas dulces, limón partido de madre. Que hubo revuelta, ni quién lo dude y que de changrita los ríos cubriéronle el rostro a la Suave Patria, ni cómo negarlo. Pero de ái a que Revolución, dudar debemos, compitas, dudar debemos. Y si no a qué tanto probe en el hoy en día. Cómo explicarnos la miseria que de nuestros bolsillos mudádose ha pa’ pernoctar, como decía el bolero, en alma, corazón y vida. Cerquita está el centenario de la RevMex, como cerquita nos queda el bi de la Independencia. Hartos varos se destinan ya pa’la gran pachanga. Habrá luces, titipuchal de cohetones, mariachis de a mares y tremendotes discursos sobre la unión del pueblo mexicano y sobre cómo jalando parejo logramos armarla. Pero acá no somos tan mensos: ni nos doran la píldora ni nos dan gato por liebre. Desdenantes lo verborrearon don Vicente Lombardo y sus carnavales del PPS, el POS y el PCM, esos meros, esos a los que José Agustín llamaba los viejos lobos de Marx: “La Revolución de 1910 a 1917 fue más avanzada que la Revolución de Reforma, y ésta fue más avanzada que la Revolución de Independencia, porque se realizaron en tres épocas diferentes, una tras otra; pero las tres, las tres revoluciones representan un mismo proceso que comenzó hace tantos años y que todavía no concluye. Las tres revoluciones son grandes saltos adelante en el desarrollo progresivo de nuestro país.” Y atons se pregunta uno ¿concluyó acaso o me perdí de algo? Y si vinieron una tras otra en bonita peregrinación, habría que cuestionar quién mandó parar el coche si aún tantísimos kilómetros nos faltaban por recorrer. Veinte diez, compitas, se nos viene el veinte diez, el preciso año pa’ tumbar de su silla al ídem y hacer volar las curules. Que no los enganchen, que la luz de tanto cuete no los lamparié, que dicen por ahí que se viene, se viene el estadillo, de mi garganta, de tu infierno, también. No más atolito con el dedal espurio ni demagogias izquierdosas con Juanitos ni demases. Allá a la vuelta de la esquina viene el tiempo del populacho; feo y descascarado tiempo encima nos va a caer, pero ni qué hacerle cuando flaquean biyuyo y corazón. No está el horno pa’ bollos dirían las abuelas y ni moros que viva uno en lamentaciones y quebrantos. Aguas aguas, jijos de su gran tiznada que la Revolución de a devis se los va a almorzar. Venga, compitas, fortaleza y huevos, que es lo que requerimos pa’ parar el trencito éste al que nos subieron de a chaleco. No más jodidos, no más ataques al pueblo, ya les van Las Golondrinas, ojeis que desdel poder nos roban, ya se las están tocando.



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