Opinión Pongamos que hablo de vivir Decía
el maestro Paco de Lucía: “El envoltorio es importante, el contenido debe serlo”, es una magnifica reflexión que sirve para muchos ámbitos vitales, también para el denostado en estos tiempos, AOVE, (Aceite de Oliva Virgen Extra), por supuesto. Decididamente el tiempo meteorológico que nos acompaña, no es el más apropiado para la producción del preciado oro líquido por parte del olivo, máxime si las adversas condiciones climatológicas que tenemos presentes en estos momentos no cambian pronto, condiciones que se vienen repitiendo durante los últimos años, donde la pluviometría ha sido escasa e irregular.
Árbol tratado con caolín. Al fondo se observan árboles testigo no tratados.
Según datos de la Consejería de Medio Ambiente, desde el año 2015 Andalucía se encuentra en situación de sequía, con algún mes en los que se sale ligeramente de esta situación. La primavera pasada, en líneas generales climatológicamente hablando, no fue mala del todo, mucho mejor que la del 2019, que fue seca y muy calurosa si lo recuerdan. El verano está siendo caluroso, sobre todo a partir del mes de julio, lo cual se está dejando ver en el fruto de olivo, donde la aceituna, fundamentalmente en los secanos, comienza a arrugarse de forma generalizada. La climatología por tanto, influye decisivamente en el desarrollo de los cultivos, respecto al olivar, la cuantía de las lluvias y su reparto a lo largo del año influyen de manera notable en los procesos que ocurren a lo largo del ciclo del olivo, tales como la lipogénesis o formación del aceite. Según el IFAPA1 (Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera) de Córdoba, aunque exista el riego por goteo en un olivar, no es suficiente
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SUCA Sociedad Cooperativa Andaluza
para evitar el estrés hídrico, de sus ensayos se deduce que las en las fincas con riego por goteo los efectos de la sequia son menos severos en una finca de secano, pero no se pueden paliar por completo. Se denomina estrés hídrico a la falta de agua en un cultivo para cubrir sus necesidades, afecta directamente a la fotosíntesis del mismo, la planta realiza una especie de autorregulación de su transpiración y esto sólo lo consigue cerrando sus estomas para ahorrar agua. Lógicamente el tiempo de duración y el momento en el que acontece este estrés hídrico condiciona la respuesta vegetativa y productiva de la planta, repercutiendo decisivamente en dos aspectos fundamentales del cultivo, la cosecha y la cantidad de aceite que contiene una aceituna, salvando las distancias y sin entrar en tecnicismos, lo que en el argot coloquial olivarero se denomina rendimiento graso de la aceituna.