2 minute read

Tomar decisiones para actuar y servir

l primer trimestre de cada año es un período bien agitado en todos los sectores de la economía, pero especialmente en el sector social y de la economía solidaria donde, además de cumplirse con la formalidad de rendir cuentas a los asociados de la gestión cumplida en el período anterior, se trazan planes y programas, se asumen nuevos retos y en la mayoría de las veces se eligen nuevos directivos para que orienten los destinos de estas organizaciones.

Complementariamente, dentro del marco del nuevo gobierno y su Plan Nacional de Desarrollo, el sector y las comunidades están cifrando muchas expectativas frente al rol que puedan cumplir no solo en la reactivación plena de la economía, sino en el compromiso de mejorar la calidad de vida de las comunidades más desprotegidas de nuestros territorios. Aquí, la alta dirigencia del sector, en coordinación con las instancias gubernamentales, deberá marcar el rumbo a seguir para que las instituciones de base puedan asumir compromisos y tareas concretas hacia el logro de estos propósitos comunes.

Advertisement

SomosPerspectiva

SomosPerspectiva

Perspectiva es una publicación mensual, las noticias y productos publicados no están relacionados directa o indirectamente con los avisos publicitarios que tienen su ubicación y espacio diferenciados.

Los artículos firmados son responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente la opinión del editor ni Comité Editorial.

Por ahora, es de aplaudir cómo algunas entidades del Estado y la economía solidaria ya han comenzado a trabajar en esta dirección por voluntad propia. Como ejemplos podemos mencionar que, con el comienzo de trabajos de la Comisión Intersectorial de la Economía Solidaria, cuya función es dirigir la política de implementación de la Agenda de Asociatividad Solidaria para la Paz en todos los territorios del país, se espera fortalecer las organizaciones y los territorios. A su turno la Confecoop, viene promoviendo el Programa de Inclusión Financiera que adelanta el Gobierno Nacional, para llevar créditos a un millón de colombianos, cuyo plan piloto inicia en marzo de 2023 y busca profundizar el micro crédito y las microfinanzas en el país. Fecolfin, por su parte, busca apoyar la integración económica y el acceso a servicios financieros por parte de pequeños y medianos agricultores a través de la cooperación con el Banco Rabobank y el Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos. Y, finalmente, Canapro ofrecerá becas totales a estudiantes de Bogotá y Cundinamarca, en asocio con la Universidad Internacional para el Desarrollo CIDE, bajo un criterio de compromiso social y excelencia académica.

Como se puede observar, algunas de estas acciones son claramente parte del balance social, que podría mostrar la economía solidaria como sector y que brindan respuestas y soluciones a algunos de los inmensos retos que ha querido afrontar.

A propósito, el Balance Social en las entidades de la economía solidaria se viene convirtiendo en el instrumento diferenciador de la gestión económica que hacen las empresas de capital frente a las asociativas, en las que el equilibrio entre lo asociativo y lo empresarial es lo que permite alcanzar logros y beneficios para todos los integrantes de estas organizaciones y que define claramente el concepto de identidad, que desafortunadamente se ha venido desdibujando y perdiendo en parte del sector.

La propuesta de valor de las empresas de Economía Solidaria –cooperativas, fondos de empleados y asociaciones mutuales- no puede ser otra que la de brindar la satisfacción de las necesidades sentidas de sus asociados y sus familias en el orden social, económico, educativo, cultural y de bienestar, elevando permanentemente su nivel de vida.

Carlos Pineda Director pinedaconsultorias@gmail.com

This article is from: