






Con entusiasmo compartimos con ustedes esta edición de Greentology, donde el green retail ocupa un lugar protagónico como ejemplo de innovación y compromiso ambiental dentro del comercio. Cada vez más cadenas y tiendas están transformando sus operaciones mediante programas de reducción de plásticos de un solo uso, adopción de empaques biodegradables o retornables, implementación de energías limpias en sus centros de distribución y el impulso de modelos de economía circular.
Esta transformación profunda no solo optimiza procesos, sino que también redefine la experiencia del consumidor, que hoy exige productos más responsables y transparentes en su origen. Y resulta clave observar cómo el sector retail comienza a diseñar programas de recuperación y reacondicionamiento de productos, mientras que otras iniciativas incorporan tecnologías digitales —IoT, blockchain y big data— para medir en tiempo real los flujos de residuos y la trazabilidad en la cadena de valor.
En estas páginas exploramos cómo la electromovilidad está cambiando la faz del delivery, haciendo que las entregas no solo sean más eficientes, sino también más limpias y amigables con el planeta. La logística verde y el transporte eléctrico se perfilan como piezas clave para un comercio cada vez más sostenible.
Otro de los temas que queremos resaltar es el surgimiento de plataformas financieras digitales que permiten a los usuarios participar activamente en proyectos ambientales, desde reforestación hasta bonos verdes. Estas iniciativas reflejan cómo la tecnología puede convertirse en un gran aliado para la sostenibilidad financiera y ambiental. Y en este sentido presentamos la iniciativa que desde BBVA y Grupo BMV se lleva a cabo en torno a proyectos forestales.
También abordamos la fundamental diferencia entre jefes y líderes, especialmente en el contexto de esta transición hacia modelos sostenibles donde la empatía y la visión a largo plazo juegan un papel definitivo. De igual forma, dedicamos un espacio a analizar el papel de las empresas familiares en la industria energética, donde la tradición puede combinarse con la innovación para promover un desarrollo sustentable.
Además, no podíamos dejar de reflexionar sobre la gestión hídrica, un desafío creciente en el manejo sostenible de recursos. La lluvia, que muchas veces se deja escapar, se presenta aquí como un aliado para las ciudades y territorios que apuestan por un futuro con sentido ecológico.
Cada uno de estos temas conforma un mosaico de ideas, desafíos y soluciones que esperamos contribuya a enriquecer su visión y compromiso con un mundo más sostenible.
FOUNDER
Con cada edición reafirmamos que la sustentabilidad no es una moda pasajera, sino el núcleo de una transformación profunda en la forma en que producimos, consumimos y vivimos. En esta ocasión, el green retail se presenta como el hilo conductor de nuestros contenidos, un concepto que abarca desde la reducción de residuos y el diseño de empaques retornables hasta la incorporación de energías limpias en la operación de tiendas y centros de distribución.
La transición también incluye la electrificación de la última milla, donde la electromovilidad está revolucionando el delivery para ofrecer soluciones más eficientes y con menor impacto ambiental. No obstante, este cambio viene acompañado de retos: regulaciones que avanzan con ritmos distintos, consumidores que exigen cada vez más coherencia en los mensajes de las marcas y la necesidad de innovar sin perder competitividad.
Lo fascinante del green retail es que no se limita a un aspecto operativo; es un ecosistema en el que confluyen prácticas empresariales, demandas ciudadanas y políticas públicas. Los consumidores ejercen una influencia creciente al orientar sus compras hacia opciones responsables, mientras los reguladores establecen reglas que buscan equilibrar la rentabilidad con el cuidado del entorno. El resultado es un comercio que ya no solo responde a necesidades inmediatas, sino que se convierte en plataforma para un futuro más sostenible. De eso y más abordamos en nuestra portada de septiembre.
Y más allá del retail, la sustentabilidad permea en otros ámbitos que también abordamos en estas páginas. Desde las bondades de ciudades que han apostado por la sostenibilidad, como Washington DC, que ofrece un modelo inspirador para congresos y exposiciones responsables; y para ello hablams con Melissa Riley de Destination DC. Asimismo, de la mano de Renata de Miguel y Rubén Núñez Alcaraz de Ciudata, reflexionamos sobre la ciudad entendida como un sistema vivo, donde las redes de movilidad, energía y datos deben organizarse de manera armónica para garantizar tanto orden como un futuro digital sustentable.
Esta edición es una invitación a mirar la sustentabilidad en toda su complejidad: desde lo cotidiano hasta lo estructural, desde lo individual hasta lo colectivo. Esperamos que cada artículo sea una ventana para imaginar un mundo donde los negocios, la innovación y el bienestar del planeta caminen en la misma dirección.
Juan Carlos Chávez
DIRECTOR EDITORIAL DE SMART MEDIA GROUP
Greentology®️ Número 41 Septiembre 2025. Es una publicación mensual de Smart Media Group. Editada y publicada por Smart Media Group Connecting Brands SA de CV®️. Oficinas Generales: Tuxpan 57, Col Roma Sur, Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México. C.P. 06760. Teléfono: +52 (55) 2870 3374. greentology.life contacto@smartmediagroup.lat. Editor responsable: Rosa Arlene Muñoz Vilchis. Certificado de Reserva de Derechos al Uso Exclusivo número 04-2022-070111205200-102 de fecha 1 de julio de 2022 otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, ISSN: en trámite el Instituto Nacional del Derecho de Autor, Licitud de Título y Contenido: en trámite ante la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación, permiso SEPOMEX: en trámite. Se imprime en Productos y Servicios Técnicos Hernández, S.A. de C.V. RFC: PST 090722N98. Dirección fiscal: Morelos no. 48 Col. Peñón de los Baños, Del. Venustiano Carranza. C.P. 15520, México, CDMX.
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La ciudad como sistema vivo: redes, orden y futuro digital
Un sistema es un conjunto organizado de elementos y sus interacciones. Bajo esta lógica, entender la ciudad como sistema significa dejar de verla únicamente en términos de espacios o lugares y comenzar a reconocerla como una constelación de interacciones.
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La sostenibilidad incómoda: gestionar riesgos para crear futuro
Vivimos en un mundo donde los riesgos no se suman, se multiplican: crisis climática, degradación ambiental, tensiones sociales. No son escenarios futuros: ya impactan la operación diaria de empresas grandes y pequeñas.
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Sostenibilidad y estrategia: una alianza imprescindible para el crecimiento responsable
Más allá del cumplimiento, muchas organizaciones descubren que integrar la sostenibilidad en el corazón del negocio no solo es correcto, sino también inteligente.
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Lluvia que no se queda: el desafío de una gestión hídrica con sentido de futuro
La estrategia de acupuntura hídrica presentada recientemente por el gobierno capitalino, que busca infiltrar millones de litros de agua al subsuelo para reducir inundaciones y recargar acuíferos, apunta en una dirección que resulta indispensable.
Green Retail, mucho más que una etiqueta ecológica
Profundizamos en las múltiples facetas del green retail, destacando prácticas sostenibles, desafíos, tendencias de electromovilidad en delivery y la influencia de consumidores y reguladores.
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Más liderazgo, menos jefes
El jefe impone autoridad, el líder gana respeto. Donde hay liderazgo, hay crecimiento, compromiso y propósito. En las organizaciones del futuro debe haber un control, pero también necesitan más visión, empatía y acción compartida para lograr resultados contundentes.
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Usuarios digitales de BBVA México podrán impulsar proyectos forestales mediante APP
La funcionalidad más reciente en la app BBVA Mx integra un ciclo completo que va de la medición básica hasta la aportación directa a dos proyectos emblemáticos: Guardianes del Bosque Tarahumara y Pulmones de la Sierra Madre Occidental, ambos situados en Chihuahua. mental.
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Ser mujer, ser ingeniera, ser petrolera: una mirada desde la consultoría energética
La palabra “transición energética” aparece en casi toda conversación pública, y no es para menos: el país y el mundo están reconfigurando sus fuentes de energía, sus prioridades y sus estructuras regulatorias.
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Empresas familiares en el sector energético: retos, fortalezas y el camino hacia la sustentabilidad
Las empresas familiares representan una pieza fundamental en la economía mexicana, constituyendo cerca del 98% del tejido empresarial, generando alrededor del 70% de los empleos y aportando el 85% del Producto Interno Bruto nacional.
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Washington DC: Sustentabilidad para Eventos y Congresos Washington, D.C. se posiciona como un nodo estratégico en la integración de prácticas sostenibles en la gestión de eventos y congresos, apoyado en una infraestructura robusta y un ecosistema de proveedores comprometidos con la reducción de impactos ambientales.
Por: Renata de Miguel Orozco Cofundadora y codirectora de Ciudata, consultora urbana
Por: Rubén Núñez Alcaraz Cofundador y codirector de Ciudata, consultora urbana
Cuando pensamos en una ciudad, lo primero que suele venir a la mente son sus edificios, calles, plazas y parques. Esa es la parte visible, material y tangible del entorno urbano. Pero una ciudad es mucho más que eso: es un entramado vivo, una red compleja de interacciones humanas, sociales, ecológicas y tecnológicas que evolucionan día a día.
Hoy, más que nunca, necesitamos entender la ciudad no solo como forma, sino como sistema vivo, conformado por capas y redes que se entrelazan para dar forma a nuestra experiencia cotidiana.
La ciudad más allá de sus formas
Un espacio se convierte en lugar cuando adquiere significado, identidad y experiencia. La ciudad, entonces, es un conjunto de lugares cargados de simbolismo y dinámicas sociales. Además de lo físico, en ella se despliegan procesos económicos, culturales y ecológicos que hacen de lo urbano un ecosistema en constante transformación.
Así, la ciudad puede pensarse como un sistema de redes superpuestas:
Físicas, todo lo material que sostiene la vida urbana —calles, transporte, agua, energía, edificios—; es la “infraestructura visible” que usamos todos los días.
Humanas, las relaciones, interacciones y formas de convivencia que ocurren en la vida cotidiana: desde un mercado hasta una red de vecinos que se organizan.
Abstractas, los procesos económicos, sociales, culturales y ecológicos que definen la identidad de los territorios, haciéndolos distintos de cualquier otro.
Tecnológicas, los sistemas digitales que ya forman parte de la ciudad — internet, sensores, bases de datos, inteligencia artificial— y que influyen en cómo nos movemos, nos comunicamos y tomamos decisiones.
Ninguna de estas redes existe por separado. Todas están conectadas y, en esa interdependencia, reside la complejidad urbana.
ciudad
Un sistema es un conjunto organizado de elementos y sus interacciones. Bajo esta lógica, entender la ciudad como sistema significa dejar de verla únicamente en términos de espacios o lugares y comenzar a reconocerla como una constelación de interacciones.
Los ejemplos son claros:
El transporte público no solo conecta puntos: también revela desigualdades sociales, patrones económicos y hasta impactos ambientales.
Un parque o una plaza no son únicamente espacios verdes: son nodos de cohesión social, salud y cultura.
Un sistema de humedales urbanos no es solo infraestructura ecológica: también expresa la relación de una comunidad con su entorno y su capacidad de adaptarse al cambio climático.
La ciudad es red, pero también es capas. Es materia y es flujo. Y solo al verla así podemos aspirar a planear de manera más inteligente y justa.
La ciudad en la era de la información
Yuval Noah Harari afirma que la información es el oxígeno de la era moderna. Hoy, cualquier teléfono celular permite acceder de manera inmediata a redes globales de conocimiento, comercio y comunicación.
La digitalización ha borrado fronteras y desterritorializado procesos sociales, económicos y políticos. Por eso, es fundamental concebir la ciudad no solo como un conjunto de lugares, sino como una red global de interacciones que reconfiguran la forma en que trabajamos, aprendemos, consumimos y nos relacionamos.
Surge entonces una pregunta inevitable:
¿Qué será de la forma física de las ciudades en un mundo donde gran parte de nuestras interacciones ya ocurre en entornos digitales?
Entre lo tangible y lo etéreo
Como urbanistas, muchas veces hemos aprendido a enfocarnos en la forma física de la ciudad. Sin embargo, hoy no podemos ignorar que lo urbano también sucede en otra dimensión: la digital.
Las ciudades actuales son, al mismo tiempo, tangibles y etéreas. En ellas coexisten calles, plazas y edificios con redes invisibles de datos, símbolos y flujos digitales. El reto de nuestra época es entender cómo se entrelazan estas dos dimensiones y cómo podemos diseñar territorios que integren ambas realidades.
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Orden vs. verdad
En México, llamamos al proceso de planear la ciudad “ordenamiento territorial”. Ese nombre revela una tensión: hasta ahora hemos priorizado el orden sobre la verdad del territorio.
Ordenar implica imponer desde arriba una lógica que no siempre coincide con la vida real de la ciudad. Y cuando la planeación ignora los procesos sociales, económicos y ecológicos que ya existen, genera planes desconectados de la realidad, ficciones que tarde o temprano se contradicen en el territorio.
La verdad, en cambio, significa reconocer lo que ocurre realmente en el sistema urbano: sus capas, sus interacciones, sus desigualdades y potencialidades. Significa aprender de la ciudad antes de intentar rediseñarla.
¿Qué nos enseña el edge computing?
La tecnología nos ofrece una metáfora poderosa. El edge computing significa procesar la información justo donde se genera, sin necesidad de enviarla a un centro lejano. Es como si, en lugar de mandar todos los datos a una oficina central para analizarlos, se resolvieran directamente en el lugar donde ocurren las cosas, ahorrando tiempo y respondiendo de manera más inmediata y eficiente.
Pensado en términos urbanos, el edge computing nos recuerda que no todo debe resolverse desde un centro de control. Al contrario: las decisiones más inteligentes se toman cerca del territorio, en los barrios, en las comunidades, en los nodos donde la vida sucede.
Si queremos ciudades inteligentes, debemos aprender del propio territorio, descentralizar y dar autonomía a los espacios locales.
Porque las ciudades no se imponen: se entienden, se acompañan y se reinventan desde dentro.
Por: : Aranzazú Zacarías Guevara socia fundadora en Tolerancia Activa @aranzazuzg
Durante años, la sostenibilidad fue reducida a gestos simbólicos: plantar árboles, reciclar, dejar de imprimir. Acciones que, aunque bien intencionadas, nunca tocaron el corazón del problema y solo servían para la foto. Desde mi perspectiva, limitarla a eso es restarle todo su poder. La sostenibilidad no es un accesorio, ni un “departamento verde o de responsabilidad social” dentro de las empresas: es la estrategia central para enfrentar el mayor reto de nuestra época.
Esta propuesta puede sonar incómoda porque rompe con la visión tradicional: la sostenibilidad es, ante todo, una herramienta de gestión de riesgos. Y es precisamente ahí donde reside su verdadero valor. Ser sostenible no es solo “hacer lo correcto”, es tener la capacidad de mapear riesgos, anticiparse y asegurar que una organización pueda perdurar en el tiempo.
Vivimos en un mundo donde los riesgos no se suman, se multiplican: crisis climática, degradación ambiental, tensiones sociales. No son escenarios futuros: ya impactan la operación diaria de empresas grandes y pequeñas.
Frente a esto, el planteamiento es claro: la sostenibilidad no puede seguir vista como filantropía ni como branding corporativo. Es la condición mínima de resiliencia en sociedades atravesadas por la incertidumbre.
Este enfoque no se limita a las grandes corporaciones. En un país donde el 90% del ecosistema económico son micro, pequeñas y medianas empresas, son justamente ellas las que tienen en sus manos la clave para transformar la sostenibilidad en motor de estabilidad social. Lo que importa no es el tamaño, sino la voluntad de adaptarse.
Aquí es donde se da el salto conceptual: la sostenibilidad redefine la forma de hacer negocios porque obliga a pasar de la reacción a la anticipación. Una empresa que incorpora esta visión puede leer señales, tomar decisiones con información clara y mitigar impactos antes de que se conviertan en crisis. Esa diferencia separa a las organizaciones que solo sobreviven de aquellas que trascienden.
Quiero subrayar algo: este no es un planteamiento desde el miedo. Al contrario, es una propuesta desde la esperanza estratégica. Hablar de sostenibilidad como gestión de riesgos no significa resignarse al desastre, sino reconocer que existen oportunidades para hacerlo distinto.
Para mí, la sostenibilidad es un acto de confianza en el futuro. Es la manera de transmitir seguridad a las nuevas generaciones y de construir un legado que no se agote en el corto plazo. Apostar por ella no es un lujo: es la decisión más audaz y responsable que podemos tomar como empresarios, como ciudadanos y como sociedad.
En esencia, esta mirada es mi convicción: la sostenibilidad no es cosmética, es resiliencia. Y ese, creo, es el giro que nos permite pensar en un futuro donde el riesgo no paraliza, sino que se convierte en motor de transformación.
Durante mucho tiempo, el área de sostenibilidad fue relegada a un papel secundario y reactivo, limitada a recopilar datos y elaborar reportes para cumplir con exigencias externas, sin influencia real en las decisiones clave del negocio. Esa realidad está cambiando
Por: Nancy González Directora de Sostenibilidad e Innovación de ROADIS México
Hoy, cuando la sostenibilidad se piensa y ejecuta con innovación, se convierte en un motor estratégico capaz de transformar la cultura organizacional, garantizar el cumplimiento normativo y liderar el camino hacia modelos de negocio más resilientes, responsables y competitivos.
Este cambio no ocurre por casualidad. Las nuevas exigencias normativas, los inversionistas con criterios ESG (Environmental, Social and Governance) y una ciudadanía más exigente han generado un entorno donde las empresas deben responder con hechos, no solo discursos (PwC, 2024).
Más allá del cumplimiento, muchas organizaciones descubren que integrar la sostenibilidad en el corazón del negocio no solo es correcto, sino también inteligente. Les permite ser más eficientes, menos vulnerables y con mayor capacidad para generar valor a largo plazo (McKinsey, 2023).
En mi experiencia, las iniciativas de sostenibilidad transformadoras van más allá de lo normativo y conectan genuinamente con el negocio y las personas. Esto sucede cuando el liderazgo impulsa la sostenibilidad como una prioridad estratégica, no como una actividad aislada. Además, es fundamental integrarla en el día a día, con estructuras claras, procesos estandarizados y capacitación continua, para que forme parte activa de la cultura organizacional.
La verdadera transformación no reside en la iniciativa en sí, sino en la capacidad de demostrar su valor más allá del cumplimiento. Por ejemplo, un programa de gestión de residuos peligrosos que nació para atender requisitos legales puede evolucionar para optimizar recursos, disminuir la cantidad de residuos, generar ahorros y mejorar la seguridad en el entorno laboral.
De igual forma, la implementación de sistemas de control en equipos no solo asegura el cumplimiento normativo, sino que también fomenta una cultura de seguridad que impacta en la productividad.
En el sector de la infraestructura vial, aplicar este principio significa trascender los indicadores tradicionales de seguridad y cumplimiento. Implica empezar a medir el valor positivo que generamos, como la mejora tangible en la calidad de vida de las comunidades o el fomento de la biodiversidad local. Significa, también, tener la disciplina de cuantificar el retorno económico de la eficiencia en materiales y la prevención de riesgos.
Pero quizás el salto más visionario es ver hacia el futuro y plantear la pregunta fundamental, ¿está la infraestructura preparada para ser resiliente ante los desafíos de un entorno cambiante?
Para lograrlo, el liderazgo en sostenibilidad debe actuar con claridad, y su desafío más grande es superar el mito de que esta área es una carga económica. Esto implica no solo diseñar planes y medir avances, sino demostrar con datos el valor que genera. Se trata de evidenciar, por ejemplo, el costo de un accidente siempre será mayor que la inversión en prevención, o que el manejo eficiente de residuos se traduce en ahorros directos. Consolidar la sostenibilidad como motor de valor depende de nuestra capacidad para traducir estos impactos a un lenguaje financiero claro e irrefutable. Si vemos hacia los próximos cinco años, visualizo un enfoque de sostenibilidad cada vez más digitalizado y automatizado, que facilite decisiones ágiles y basadas en datos confiables. Más aún, espero que la sostenibilidad se consolide como parte integral de la cultura organizacional: un lente desde el cual cada colaborador interprete su rol y tome decisiones cotidianas. En ese escenario, dejará de ser una función con objetivos aislados para convertirse en un principio transversal que guíe la operación, la innovación y el crecimiento responsable. Es momento de superar la visión tradicional de la sostenibilidad como un área secundaria o un simple requisito externo. Los profesionales de este campo debemos asumir con firmeza nuestro lugar en la conversación estratégica, no como observadores, sino como actores que cuestionan, proponen y conectan la sostenibilidad con los grandes objetivos de la organización.
Ese es el futuro que ya está en marcha. Y no podemos quedarnos al margen. Debemos liderarlo.
Nancy González es ingeniera en Biotecnología por el Tecnológico de Monterrey, con concentración en Bioprocesos y formación complementaria en Alemania, donde realizó estudios en la Universidad Técnica de Múnich. Ha colaborado en investigación aplicada en instituciones internacionales, y se ha especializado en fortalecer la sostenibilidad desde un enfoque técnico, humano y de largo plazo.
Cuenta con una amplia trayectoria en sostenibilidad, medio ambiente, salud ocupacional y gestión de riesgos. Desde 2024 se ha desempeñado como directora de Sostenibilidad e Innovación en ROADIS México, donde ha encabezado iniciativas orientadas a integrar la sostenibilidad en la estrategia de negocio, fomentar una cultura organizacional alineada con principios ESG y promover la innovación responsable en infraestructura vial.
A lo largo de su carrera, ha ocupado posiciones clave en empresas globales como Grainger, Griffith Foods y British American Tobacco; donde lideró sistemas de gestión ambiental, campañas de salud y seguridad, auditorías regulatorias y acciones de prevención de riesgos a nivel global.
Las lluvias de junio marcaron un récord histórico para localidades como la Ciudad de México. La cifra no es menor, 337 millones de metros cúbicos circulando en las calles en un solo mes, el mayor volumen desde 1968. Pero más allá de la anécdota meteorológica, lo que este fenómeno confirma es algo que muchas regiones del país ya saben desde hace tiempo. El agua llega, pero no siempre se queda. Abunda durante unas semanas y después desaparece. Al final, se va sin dejar soluciones duraderas.
Los diferentes escenarios y sus diferencias extremas han mostrado que el cambio climático avanza con pasos acelerados, sí. Pero, la situación presenta oportunidades de raíz. Pues, el problema no es solo la falta de agua, sino la falta de infraestructura, planeación y visión para mejorar su gestión.
La estrategia de acupuntura hídrica presentada recientemente por el gobierno capitalino, que busca infiltrar millones de litros de agua al subsuelo para reducir inundaciones y recargar acuíferos, apunta en una dirección que resulta indispensable. Esto es, dejar de ver la lluvia como amenaza y comenzar a verla como oportunidad. La idea de transformar una ciudad impermeable en una ciudad esponja no es nueva, pero cobra sentido especial cuando la emergencia climática exige cambiar de fondo nuestras formas de habitar el territorio.
Y, sin embargo, lo que ocurre en la capital es apenas una pieza de un rompecabezas mucho más grande. México entero vive una paradoja hídrica. Hay zonas que sufren escasez extrema durante determinados momentos, pero enfrentan inundaciones severas en temporada de lluvias. Hay comunidades enteras que no acceden al agua potable, mientras las tormentas arrastran millones de litros hacia el drenaje o el desborde.
Más allá de lo urbano
Resolver esta paradoja no depende únicamente de las ciudades. Muchas de las soluciones están ocurriendo en montañas, cuencas altas, zonas forestales y áreas rurales donde organizaciones de la sociedad civil impulsamos, junto con las comunidades, una gestión del recurso hídrico desde sus raíces; ahora con mucho más empuje de diferentes compañías que entienden mejor su relación con el agua.
Ahí estamos, realizando proyectos que combinan conservación de suelos y restauración de ecosistemas clave, como humedales o reforestaciones en bosques. Estas acciones y la protección de los suelos favorecen una adecuada gestión del agua al retenerla, filtrarla y devolverla al subsuelo a manera de recarga de los mantos acuíferos. Son esfuerzos integrales que respetan la lógica ambiental, pero también la social y económica del territorio. Porque no puede haber seguridad hídrica si no hay sostenibilidad compartida.
Un buen ejemplo es el trabajo conjunto que llevamos a cabo con empresas como Coca-Cola México, que han apostado por iniciativas de conservación de ecosistemas, reforestación y obras de suelo que permiten la infiltración del agua de lluvia. Estos esfuerzos combinan ciencia, compromiso social y visión ambiental para devolverle al agua el lugar que le corresponde en el ciclo natural.
Reconocer lo que no ha funcionado es el primer paso para construir una mejor gestión del agua. Durante años, el enfoque ha sido fragmentado y reactivo, pero hoy existen condiciones y conocimientos para dar un giro hacia soluciones integrales, coordinadas y sostenibles. El país cuenta con actores comprometidos, tanto en el ámbito público como en el privado y social, que ya están generando modelos más eficientes de captación, infiltración y aprovechamiento del agua de lluvia. Con una mejor planeación y mayor conexión entre lo urbano y lo rural, es posible diseñar sistemas hídricos más resilientes, que respondan de forma preventiva a los efectos del cambio climático.
También es momento de fortalecer la conciencia social sobre el valor del agua. Verla como un bien común y asumir una corresponsabilidad activa permitirá que más personas, comunidades e instituciones se sumen al cuidado, recuperación y gestión sostenible del recurso. El futuro hídrico de México depende, en gran medida, de esa decisión colectiva.
Rediseñar la relación
Aun con estos desafíos, hay razones para el optimismo. Lo que vemos en algunas ciudades, como el giro hacia modelos de “ciudad esponja”, y lo que ocurre en múltiples regiones del país gracias al trabajo de organizaciones y comunidades que estamos comprometidas, muestra que sí hay alternativas. Lo que falta es articular mejor esos esfuerzos, reconocer su valor y multiplicarlos.
No se trata solo de aprovechar mejor la lluvia, sino de reconfigurar nuestra relación con el agua en un contexto en donde la lluvia nos está dando un llamado urgente. Necesitamos pasar del control a la convivencia, del desapego a la corresponsabilidad, de la urgencia al cuidado preventivo. Y para lograrlo, necesitamos infraestructuras que funcionen. Que nos recuerde que el agua no es solo un recurso.
El desafío es grande, pero el momento es ahora. Porque si seguimos dejando que el agua se nos escape entre las manos, o entre las lluvias, lo que estará en riesgo no será solo el suministro, sino nuestra capacidad de habitar los espacios con dignidad.
Una frase poderosa que apunta a un cambio cultural en las organizaciones y equipos de alto rendimiento
Por: Gerardo Tenahua Tenahua
Ingeniero industrial experto en Eficiencia Energética
Lamentablemente uno de los problemas que encontramos en las instituciones públicas, así como en algunas privadas, es que hay más jefes que líderes, y mucho tiene que ver con el hecho de contratar a gente sin la mínima experiencia en el proceso de trabajo, así como de no revisar su actitud y su aptitud; pero, por el hecho de determinada persona tiene buena relación con algún directivo, consigue un puesto en donde, sin esa mínima experiencia que requiere ese nuevo cargo, llega exigiendo cosas que ni él o ella misma conoce, ¿has visto algo así?
Aquí una comparación muy breve: el jefe solo da órdenes, pero un líder inspira; un jefe busca obediencia, un líder construye confianza.
El jefe impone autoridad, el líder gana respeto. Donde hay liderazgo, hay crecimiento, compromiso y propósito.
En las organizaciones del futuro debe haber un control, pero también necesitan más visión, empatía y acción compartida para lograr resultados contundentes.
Las empresas y organizaciones deben buscar el perfeccionamiento de un buen directivo, y encontramos que una clave muy importante es la gestión del tiempo y la productividad. No se trata solo de tener las horas disponibles, sino de cómo se utilizan; no se trata de permanecer mucho tiempo en la oficina, sino saber qué resultados estamos dando.
Por ello, se requiere fichar a los mejores elementos con una buena actitud, y pueden no saber nada del proceso pero si hay actitud pueden aprender y hasta lograr ser el mejor; porque de nada sirve alguien con un máster que no sea capaz de tener empatía y de ayudar a sus compañeros.
Una alta dirección formada con valores y liderazgo impulsa la productividad empresarial, la rentabilidad organizacional y la innovación sostenida. Los países con mejores indicadores económicos no solo tienen jornadas más eficientes, sino líderes mejor preparados que saben delegar, innovar y construir organizaciones flexibles y orientadas al valor agregado.
Es importante capacitar a los líderes empresariales, ya que sin duda alguna aprenden a optimizar su tiempo, a mejorar sus procesos, a desarrollar equipos autónomos y a tomar decisiones más efectivas. Esto e el largo periodo se refleja en empresas más rentables, en líderes menos desgastados y en sociedades más prósperas.
Un análisis comparativo entre 10 países (incluyendo México, Chile, Corea del Sur, Costa Rica, Estados Unidos, Japón y Noruega) muestra con claridad que la relación entre horas trabajadas y PIB per cápita no es lineal.
El trabajar muchas horas no significa que la empresa sea muy productiva o que sus indicadores estén en verde.
Países con jornadas más cortas como Noruega o EU logran una productividad por persona mucho más alta que aquellos donde se trabaja más, como México o Costa Rica.
Este contraste pone en evidencia la necesidad urgente de hacer una reingeniería en el modelo de trabajo. No se trata de trabajar más, sino de trabajar con inteligencia y estrategia.
¿Cómo
El primer paso es cambiar la mentalidad: comenzar a ver el entrenamiento como una inversión que ayudará a liberar más tiempo a futuro.
Segundo, impulsar una cultura organizacional donde la alta dirección no esté absorbida por la operación diaria, sino enfocada en tres ejes estratégicos: innovación, crecimiento y sostenibilidad.
Tercero, crear el ambiente que permita a los líderes pensar, reflexionar y decidir con claridad. Y eso requiere espacios de pausa, diálogo y aprendizaje.
Cuarto, Medir y analizar los resultados y siempre tener la idea de la mejora continua.
La paradoja del tiempo en la alta dirección no se resuelve con jornadas más largas, sino con decisiones más inteligentes.
Para ello se requiere conocer el proceso e involucrar a todo el personal mediante lluvia de ideas, así como de utilizar herramientas estadísticas que te ayuden a mostrar el comportamiento y la tendencia de los indicadores.
Invertir en formación directiva no solo mejora procesos, sino que transforma empresas: menos horas, más valor.
Quiero dejarte una reflexión, hoy en día se trata de aprovechar el tiempo y la mano de obra, mas no se trata de cansar al personal ni de robar tiempo familiar; hay muchas personas que ya tienen estrés crónico, derivado de una mala administración del tiempo, así como de exceso de jefes.
Te invito a analizar tu equipo de trabajo, tu empresa y así buscar mejorar también a tu personal, ya que no solo se trata de detectar fallas en las máquinas, sino en los directivos y mandos medios.
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Por: Juan Carlos Chávez
En un paso pionero hacia la sostenibilidad financiera y ambiental, BBVA México, en colaboración con Grupo Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y la Plataforma Mexicana de Carbono MÉXICO2, se convierte en el primer banco en el país que permite a sus clientes contribuir directamente a proyectos forestales que capturan dióxido de carbono (CO2); todo a través de su aplicación móvil. Esta iniciativa marca un avance significativo en la integración de herramientas digitales enfocadas en la medición y mitigación de la huella de carbono personal.
La alianza entre BBVA México y MÉXICO2, empresa del Grupo BMV que gestiona proyectos de captura de carbono certificados, responde a la urgencia de mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero en el país y alinearse con las metas del Acuerdo de París. México se ha comprometido a reducir sus emisiones en un volumen equivalente a 134 millones de toneladas de gases contaminantes, y la participación de la banca y sus clientes es clave para lograrlo. Con más de 25.7 millones de usuarios digitales en BBVA México, la plataforma digital adquiere un papel transformador. Los clientes que, mediante la app BBVA Mx, calculen que sus emisiones superan una tonelada de CO2 — equivalente al consumo eléctrico de un hogar mexicano por
Eduardo Piquero
Director general de MÉXICO₂
tres meses— tendrán la posibilidad de donar recursos para financiar proyectos forestales certificados bajo estándares internacionales.
A este respecto, Ricardo F. Fernández de Mazarambroz, director de la Red de Empresas e Instituciones y de Sostenibilidad de BBVA México, comentó:
“En BBVA México estamos firmemente comprometidos con facilitar la transición de nuestros clientes hacia un futuro más sostenible. Este proyecto en colaboración con MÉXICO2 representa un paso crucial en esa dirección, al ser el primer banco en el país en poner al alcance de todos nuestros clientes digitales la posibilidad de contribuir a proyectos forestales de manera sencilla y transparente.”
La funcionalidad más reciente en la app BBVA Mx integra un ciclo completo que va de la medición básica hasta la aportación directa a dos proyectos emblemáticos: Guardianes del Bosque Tarahumara y Pulmones de la Sierra Madre Occidental, ambos situados en Chihuahua. Estos proyectos no solo fomentan la captura de carbono, sino que integran el cuidado de la biodiversidad, el turismo sostenible y la protección de fauna nativa.
La facilidad de pago con cargos a tarjetas de crédito, débito o incluso con puntos BBVA, ofrece una experiencia de usuario accesible y transparente. Al realizar la aportación, el cliente recibe un comprobante único y un certificado internacional que valida la contribución, lo cual refuerza la confianza y el impacto tangible de su participación.
En su oportunidad, Eduardo Piquero, director general de MÉXICO2, subrayó el papel fundamental de BBVA para movilizar recursos que permiten escalar proyectos forestales certificados; esenciales para cumplir con las metas nacionales de reducción de emisiones y para proteger los ecosistemas que son pulmón del planeta.
“BBVA es el banco con mayor número de clientes y activos bajo administración en México, posicionándolo como un aliado fundamental para alcanzar las metas de reducciones de emisiones del país, equivalentes a 134 millones de toneladas de gases de efecto invernadero (GEI).
BBVA cuenta con una base de 25.7 millones de usuarios digitales, mismos que al aportar lo equivalente de 1 tonelada de GEI, tienen el potencial de impulsar la generación de los nuevos proyectos forestales de captura de carbono que el país necesita; siendo así pieza fundamental para alcanzar nuestros compromisos de reducción de emisiones nacionales bajo el Acuerdo de París”.
Desde la introducción en 2023 de su Calculadora de Huella de Carbono —que estima en Kg el CO2 derivado del consumo y los pagos realizados— BBVA México ha continuado evolucionando su propuesta para fomentar la conciencia ambiental.
En este sentido, la integración de herramientas para compensar la huella de carbono desde servicios financieros es una tendencia creciente a nivel global, que busca empoderar a los usuarios para que se conviertan en agentes activos contra el cambio climático. BBVA México, con esta propuesta innovadora, se ubica a la vanguardia en Latinoamérica, demostrando que la banca puede ser una aliada estratégica para el desarrollo sostenible.
Con esta iniciativa, BBVA México no solo ofrece un producto financiero, sino que invita a sus clientes a participar en un movimiento colectivo de responsabilidad ambiental, donde cada aportación cuenta para conservar los bosques, mitigar emisiones y construir un futuro resiliente para las próximas generaciones.
Profundizamos en las múltiples facetas del green retail, destacando prácticas sostenibles, desafíos, tendencias de electromovilidad en delivery y la influencia de consumidores y reguladores
Por: Juan Carlos Chávez
La transformación del comercio minorista hacia modelos más sostenibles se afianza a medida que empresas de todo el mundo adoptan prácticas verdes con foco en la reducción del impacto ambiental, la economía circular y la innovación tecnológica. Este proceso no solo responde a la presión normativa y de consumidores, sino también a la visión estratégica que asocia sostenibilidad con competitividad y responsabilidad social.
Hoy es posible identificar cómo retailers con distintos enfoques y volúmenes están liderando este movimiento, aplicando desde la logística limpia hasta productos ecoamigables e iniciativas comunitarias que redefinen la relación entre comercio y sociedad.
El green retail aborda desde la materia prima hasta la entrega final, integrando medidas de reducción de emisiones, ahorro energético y economía circular. Entre sus principales áreas destacan las cadenas de suministro, las operaciones ecoeficientes, el diseño y embalaje circular, y la transparencia en métricas ambientales.
El estudio "A Guide to Sustainable Retail Industry 2025", de Carbon Trail, subraya que la sostenibilidad en el sector minorista ha trascendido de ser una ventaja competitiva a una verdadera necesidad estratégica. En este sentido, el retail representa cerca del 10 % de las emisiones globales de carbono y enfrenta retos significativos como el exceso de empaques, inventarios no vendidos y el impacto ambiental de la logística. Además, los consumidores están cada vez más conscientes del impacto de sus decisiones de compra y exigen prácticas responsables por parte de las marcas .
El estudio destaca varias estrategias que los minoristas están implementando para hacer su operación más sostenible. Entre ellas:
Fomentar fuentes éticas y una mayor transparencia en la cadena de suministro, asegurando condiciones decentes de trabajo.
Mejorar la eficiencia energética en tiendas mediante el uso de iluminación y sistemas de calefacción de bajo consumo y adoptar energías renovables
Contar con una auditoría de sostenibilidad estructurada, con un enfoque sistemático que defina objetivos claros, establezca indicadores clave de desempeño (KPI), recopile y analice datos; evalúe puntos de mejora y realice seguimiento continuo del progreso.
Así también existen iniciativas enfocadas en minimizar residuos y promover la economía circular. Esto incluye programas de reciclaje, recuperación de productos usados y reutilización de materiales.
Para este tema, conversamos también con la Dra. Bertha Martínez Cisneros, Coordinadora de la Licenciatura en Logística Internacional de CETYS Universidad, Campus Mexicali, quien también es especialista en la materia de retail.
“En el sector retail, las estrategias de sostenibilidad avanzan con fuerza a través de la reducción de plásticos de un solo uso y la adopción de empaques biodegradables o retornables, mientras que modelos de economía
Dra. Bertha Martínez Cisneros
Coordinadora de la Licenciatura en Logística Internacional de CETYS Universidad, Campus Mexicali,
circular cobran relevancia con programas de recuperación y reacondicionamiento de productos implementados por compañías como IKEA y Walmart. A ello se suma el aprovechamiento de tecnologías digitales —IoT, blockchain y big data— para monitorear en tiempo real los flujos de residuos y optimizar su gestión. Paralelamente, el impulso a la electrificación de flotas y el uso de vehículos eléctricos se complementa con soluciones de micromovilidad para la última milla, donde las e-bikes, e-trikes, drones y robots ya forman parte de los esquemas logísticos en Estados Unidos, Asia y Europa.
Por otra parte, la innovación tecnológica es el gran habilitador para que el retail avance hacia la sostenibilidad. Hoy vemos cómo la inteligencia artificial y el big data ayudan a reducir desperdicios y optimizar rutas, mientras que el blockchain ofrece trazabilidad para medir la huella de carbono de los productos. La electrificación de flotas disminuye emisiones en la última milla y los empaques circulares fortalecen la lealtad de clientes cada vez más conscientes. Incluso la realidad virtual y otras experiencias digitales permiten probar productos antes de comprarlos, reduciendo devoluciones innecesarias.
El papel de la innovación tecnológica en el desarrollo del green retail es central: no solo transforma operaciones, sino que redefine la relación con el consumidor. El futuro de este sector dependerá de qué tan rápido logremos integrar estas soluciones digitales, porque la sostenibilidad ya no será un diferenciador, sino el estándar para competir”.
La inclusión de prácticas de abastecimiento local y justo contribuye a la sostenibilidad social y a la reducción de emisiones ligadas al transporte de larga distancia. Este enfoque también promueve economías regionales y mejora la resiliencia de la cadena de suministro ante las fluctuaciones globales.
Un caso ilustrativo es el de Unilever, que a través de su estrategia "Clean Future" busca eliminar plásticos vírgenes en sus empaques para 2030. Esta medida, replicada en sectores como el de cosméticos y alimentos, muestra cómo la presión hacia la sustentabilidad obliga a rediseñar no solo el producto, sino la cadena completa de suministro.
Compañías como Patagonia han establecido procesos estrictos para asegurar que sus productos usen materiales sostenibles certificados. En Latinoamérica, cadenas como Chedraui y Soriana han comenzado a incluir materiales biodegradables en sus empaques y han implementado paneles solares en centros de distribución, avanzando en la reducción de emisiones.
Por su parte, L'Oréal han adoptado compromisos públicos para reducir su huella hídrica y energética, además de colaborar con proveedores locales para minimizar la huella logística, fortaleciendo el impacto positivo de sus productos desde origen hasta consumidor.
Operaciones ecoeficientes y energía renovable
Otro tema que hoy tiene gran relevancia es la incorporación de energías renovables en las operaciones de empresas de retail, comercio minorista y delivery. Cada vez más, los centros de distribución y almacenes están adoptando sistemas propios de generación de energía limpia, especialmente a través de instalaciones solares y eólicas. Esta transición no solo contribuye a disminuir la dependencia de la red eléctrica convencional alimentada por combustibles fósiles, sino que también reduce costos operativos a largo plazo, posicionándose como una ventaja competitiva para las empresas.
El despliegue de paneles solares en los techos de centros logísticos y tiendas es cada vez más común, aprovechando las condiciones geográficas favorables de muchas regiones para generar electricidad limpia. Adicionalmente, la implementación de microredes energéticas permite a estas instalaciones funcionar con mayor autonomía y estabilidad, optimizando el uso energético y minimizando interrupciones.
Estas soluciones se complementan con tecnologías de almacenamiento avanzado, como baterías que facilitan la gestión eficiente y la continuidad energética incluso cuando la producción renovable fluctúa, aumentando así la resiliencia operativa.
Soriana en México sigue esta línea con la instalación de energía solar en varias de sus tiendas. Amazon ha incorporado sistemas avanzados de gestión energética en sus centros logísticos, reduciendo la huella energética y optimizando el uso de recursos.
En Europa, Carrefour ha anunciado que el 50% de su energía será renovable para 2030, mientras que, en Chile, Falabella desarrolla proyectos solares en techos de tiendas para reducir costos y emisiones. Estas iniciativas reafirman que la eficiencia energética es tanto una necesidad ambiental como una ventaja competitiva en costos.
Además, Apple se ha comprometido a que su cadena de suministro y productos sean 100% neutrales en emisiones de carbono para 2030, mostrando que la innovación tecnológica y la gestión energética responsable van de la mano en el retail moderno.
Los sistemas de gestión energética inteligentes no solo disminuyen la huella, sino que también generan ahorros significativos en costos operativos, un factor clave para la sostenibilidad financiera a largo plazo del sector retail.
En la última milla, la incorporación de electromovilidad — como vehículos eléctricos, bicicletas y scooters eléctricos— combinada con el uso eficiente de energías renovables en centros de distribución, configura una cadena logística más limpia y sostenible. En conjunto, estas prácticas marcan un camino firme para que el comercio minorista y el delivery alcancen sus metas ambientales y contribuyan a un modelo económico más responsable y verde.
Así, el delivery representa un foco crucial de innovación sostenible, y la última milla suele ser la etapa con mayor impacto ambiental. En Latinoamérica, retailers como Liverpool comienzan a probar vehículos eléctricos en sus operaciones de última milla, reflejando la importancia creciente de la electromovilidad para cumplir metas de sostenibilidad.
Un punto clave es la infraestructura. México apenas cuenta con poco más de 2 mil electrolineras, lo que representa un reto para las cadenas que desean electrificar sus flotas. Sin embargo, alianzas público-privadas y la entrada de fabricantes de autos eléctricos como BYD y Tesla abren la posibilidad de una expansión acelerada.
En ciudades como Ámsterdam y Copenhague, el modelo de reparto urbano con bicicletas eléctricas y pequeños vehículos eléctricos ha mostrado su eficacia para reducir la congestión y la contaminación. La planificación urbana sostenible se convierte también en un componente esencial para apoyar estos esfuerzos.
Además, la digitalización logística incluye la implementación de software predictivo e inteligencia artificial para optimizar rutas, reducir kilómetros recorridos y maximizar la eficiencia, beneficiando tanto a las empresas como al medio ambiente. Esta sinergia entre energías renovables y movilidad eléctrica es crucial para reducir emisiones en ciudades con alta densidad poblacional y para responder a la demanda creciente de entregas rápidas y conscientes del impacto ambiental.
El diseño y embalaje son componentes esenciales para lograr la sostenibilidad en el retail, un sector que cada vez se enfrenta a mayores exigencias ambientales y sociales. En el diseño sostenible, la prioridad es minimizar el uso de materiales y escoger aquellos que sean reciclables, biodegradables o reutilizables. Se observa un crecimiento en el uso de materias primas como cartón reciclado, papel kraft, bioplásticos y fibras naturales, que permiten no solo disminuir la huella ecológica, sino facilitar los procesos de reciclaje y compostaje por parte de los consumidores. El diseño minimalista y funcional también juega un papel importante, al reducir el tamaño y complejidad del envase, lo que contribuye directamente a la reducción de residuos y a un menor consumo de recursos en su producción.
Adidas con su línea de zapatillas de plástico reciclado, Levi’s con su programa de reparación y recompra de prendas, y marcas como IKEA y Zara desarrollando plataformas propias de segunda mano y reventa, posicionan la sostenibilidad como valor fundamental para la extensión del ciclo de vida del producto. Estas iniciativas fomentan la reducción de residuos y disminuyen la extracción de recursos.
En México, marcas emergentes de moda sostenible como Someone Somewhere experimentan con textiles reciclados y colaboraciones con comunidades locales, mostrando que la economía circular también es una oportunidad de inclusión social.
Los supermercados de Europa y América aplican prácticas como la venta a granel para disminuir el uso de empaques, un avance que impulsa la reducción de residuos plásticos y permite a los consumidores tomar decisiones más conscientes.
Además, el diseño ecológico también abarca la fabricación de productos duraderos y la incorporación de materiales compostables o reciclables, siguiendo los objetivos de algunos de los sellos ambientales más reconocidos como Cradle to Cradle o FSC.
En cuanto al embalaje, una tendencia creciente es la creación de envases con doble función o reutilizables, que buscan prolongar la vida útil más allá de su uso inicial. Por ejemplo, algunos envases pueden transformarse en objetos utilitarios o decorativos, aportando valor añadido al consumidor y disminuyendo la generación de residuos.
La innovación también se concentra en desarrollar embalajes resistentes, ligeros y compactos, especialmente adaptados al comercio electrónico; donde la protección del producto debe ir acompañada de un bajo impacto ambiental. Toda esta innovación se complementa con el uso de tecnologías inteligentes, como códigos QR o etiquetas RFID, que aumentan la transparencia y permiten a los clientes conocer el origen, proceso y destino final del embalaje, favoreciendo la economía circular.
No obstante, la Dra. Bertha Martínez alcanza a visualizar algunos retos: el alto costo inicial de tecnologías verdes como flotas eléctricas o empaques sostenibles; la falta de infraestructura, desde puntos de carga para vehículos eléctricos hasta sistemas de reciclaje eficientes; la resistencia al cambio en cadenas de suministro muy acostumbradas a la rapidez y el bajo costo; y la necesidad de generar métricas claras y verificables para evitar caer en greenwashing, práctica en la que una empresa exagera, distorsiona o finge sus esfuerzos ambientales para parecer más sostenible de lo que realmente es.
“Estos retos no son obstáculos permanentes, sino parte de la curva de aprendizaje hacia un modelo más competitivo y sostenible. El retail que logre superarlos no solo reducirá su impacto ambiental, sino que también ganará en eficiencia, reputación y lealtad de un consumidor cada vez más exigente”.
El uso de inteligencia artificial para monitorear emisiones en tiempo real es una tendencia creciente. Retailers globales aplican sistemas de trazabilidad que incluyen métricas de huella de carbono junto con información al consumidor sobre impacto ambiental, favoreciendo la rendición de cuentas y el cumplimiento normativo.
Ejemplos como el de H&M, que muestra en etiquetas digitales el impacto ambiental de cada prenda, evidencian que la transparencia ya no es un diferencial, sino una obligación para construir confianza en consumidores cada vez más informados.
Además, el uso de blockchain está ganando terreno como tecnología para garantizar la trazabilidad en tiempo real y prevenir el greenwashing, generando una cadena de suministro más confiable y segura.
“Los retailers están midiendo sus iniciativas verdes con indicadores muy concretos: reducción de la huella de carbono en logística y tiendas, porcentaje de empaques reciclados o reutilizables, ahorro de energía y agua en operaciones, y disminución del desperdicio de productos.
También se usan métricas de trazabilidad, como el porcentaje de proveedores certificados en criterios ESG, y métricas de negocio, como la lealtad del “cliente consciente”. Debemos de pensar, que la sostenibilidad no solo se mide en impacto ambiental, sino en eficiencia operativa y confianza del consumidor”, señala Bertha Martínez.
marcos regulatorios
La presión social es una fuerza motriz determinante. Millones de consumidores, especialmente los jóvenes, demandan productos con bajo impacto ambiental y mayor transparencia. Un estudio reciente indica que más del 70% de los consumidores prefieren marcas que demuestren compromiso ambiental y social.
En Europa, regulaciones como la Directiva CSRD marcan un precedente que se replica en distintas regiones, forzando la transparencia corporativa y el compromiso ambiental en toda la cadena. En México, recientes normativas incentivan la reducción de plásticos, promueven la economía circular y comienzan a exigir reportes de sostenibilidad en grandes empresas.
De igual forma, países como Chile y Colombia avanzan en legislaciones de Extended Producer Responsibility (EPR), que obligan a los retailers a hacerse cargo del destino final de sus productos y empaques.
Este entorno regulatorio impulsa a las empresas a innovar y ser más responsables, convirtiendo la sostenibilidad en una ventaja competitiva clave.
“En los últimos años la percepción del consumidor ha cambiado radicalmente: hoy exige productos y servicios más sostenibles y está dispuesto a premiar a las marcas que cumplen con ello. En retail y delivery esto se refleja en la creciente demanda de empaques reciclables o retornables, opciones de entrega con menor huella de carbono y trazabilidad sobre el origen de los productos. Antes la sostenibilidad era vista como un valor agregado; ahora es un criterio decisivo de compra. El consumidor consciente ya no es minoría, es tendencia dominante.
Este cambio representa un punto de inflexión: el consumidor está marcando el ritmo de transformación del sector. El reto para las empresas es entender que no basta con comunicar acciones verdes; deben integrar la sostenibilidad en toda la experiencia, desde la logística hasta el producto final. Quien no lo haga, corre el riesgo de perder relevancia frente a un cliente que hoy combina conciencia ambiental con poder de decisión”, clarifica Bertha Martínez Cisneros.
Ejemplos destacados de empresas con prácticas sostenibles
• IKEA: apuesta por flotas eléctricas, economía circular y materiales regenerativos. Su compromiso abarca desde productos sostenibles hasta centros logísticos verdes.
• Amazon: impulsa electricidad renovable en centros logísticos, vehículos eléctricos y empaques sostenibles. Su plataforma digital facilita información transparente.
• Levi’s: programa global de reparación y recompra para extender la vida de las prendas, acompañado de campañas para educar a consumidores sobre moda sustentable.
• Chedraui y Soriana: promueven energía solar y empaques biodegradables en México, mostrando liderazgo regional.
• Adidas: fabrica ropa y calzado con materiales reciclados para reducir plásticos vírgenes, con campañas de sensibilización.
• Liverpool: experimenta con electromovilidad y trazabilidad en su cadena de suministro, buscando reducir emisiones
. •Mercado Libre: apuesta por eficiencia logística y energías renovables en Latinoamérica, centrando esfuerzos en la última milla sostenible.
Otras empresas como Nestlé, Coca-Cola y Unilever también están acelerando la adopción de prácticas verdes, alineándose con objetivos globales de sostenibilidad en retail y delivery.
La expansión del green retail enfrenta retos como la inversión inicial en tecnologías verdes, la complejidad para medir el impacto total y los riesgos derivados de prácticas superficiales o greenwashing.
No obstante, las tecnologías como inteligencia artificial, blockchain, IoT y nuevas plataformas digitales ofrecen oportunidades sin precedentes para optimizar procesos, garantizar trazabilidad y fortalecer el compromiso con la sostenibilidad.
Un estudio de McKinsey proyecta que el mercado global de retail sostenible alcanzará un valor de 2.5 billones de dólares en 2030, impulsado por consumidores más conscientes y por la transición energética global.
Se prevé una integración cada vez mayor de soluciones digitales con enfoques sostenibles que permitan a retailers y consumidores tomar decisiones informadas que beneficien al planeta.
La sostenibilidad en el retail y el delivery es hoy un componente esencial para construir negocios resilientes y responsables. La combinación de innovación tecnológica, modelos de economía circular y un compromiso genuino con el cuidado medioambiental posiciona a las empresas líderes como agentes de cambio global.
A medida que más empresas asumen este compromiso y transforman sus modelos, el green retail se consolida como un aliado indispensable para el bienestar ambiental, social y económico, redefiniendo la experiencia de compra y el impacto positivo en toda la cadena de valor a nivel global y regional.
“En los próximos cinco años el retail verde continuará transformándose de manera acelerada y global. Veremos un cambio profundo en la logística de última milla: flotas eléctricas, e-micromovilidad. Los drones y robots de reparto se volverán parte del paisaje urbano en grandes ciudades. Los empaques retornables, biodegradables e incluso comestibles comenzarán a reemplazar al plástico de un solo uso, impulsados tanto por regulaciones como por consumidores que ya no aceptan alternativas contaminantes. Al mismo tiempo, tecnologías como blockchain e IoT harán posible medir en tiempo real la huella de carbono de cada producto y asegurar la trazabilidad de toda la cadena de suministro, desde el origen de la materia prima hasta la entrega final.
También veremos una evolución en la experiencia del consumidor, la realidad aumentada y la realidad virtual con tiendas digitales que permitirán probar ropa, muebles u otro tipo de productos sin necesidad de interactuar físicamente antes de su comprar. La inteligencia artificial jugará un papel central en la predicción de demanda, evitando sobreproducción y desperdicios, lo que hará a las operaciones más eficientes y sustentables.
A nivel global, habrá ciudades que funcionen como laboratorios vivos del green retail, con supermercados sin plásticos, tiendas de energía renovable al 100% y modelos de economía circular que integren la devolución y reacondicionamiento de productos como práctica cotidiana. En mi opinión, el futuro del retail no será verde por moda, sino por necesidad. La sostenibilidad dejará de ser un valor agregado y se convertirá en el nuevo estándar competitivo: quien no innove se quedará fuera del mercado. El consumidor estará cada vez más consciente y conectado. El green retail no debe ser un fin en sí mismo, sino
Por: Michelle Stephanya Martínez
Alos casi 28 años, todavía me sorprende cómo en reuniones técnicas mi presencia aún despierta una leve inquietud en la mirada de algunos. No por lo que sé o dejo de saber, sino por lo que soy: una mujer joven, ingeniera petrolera, consultora y —para algunos— una figura “atípica” en un sector que por años se creyó impermeable al cambio. Pero no soy una excepción. Somos cada vez más quienes estamos aquí, caminando con firmeza entre planos, normas, proyectos regulatorios y campos energéticos diversos.
Me formé como ingeniera petrolera en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) Unidad Ticomán del IPN, y no hay día que no agradezca la solidez técnica, la mirada crítica y la exigencia formativa que esa escuela imprime. Hoy, desde mi labor en Consultoría Sustentable G2H, desempeño el cargo de Líder de Proyectos en el área de Proyectos Energéticos, lo cual me ha permitido tener una visión transversal e integral del sector: trabajo tanto con empresas del ramo hidrocarburos como con industrias diversas que requieren cumplimiento normativo y soluciones energéticas especializadas.
Una parte fundamental de mi trabajo consiste en elaborar el SASISOPA —el Sistema de Administración de Seguridad Industrial, Seguridad Operativa y Protección al Medio Ambiente— para que las empresas que lo requieren puedan implementarlo correctamente. En otros casos, cuando el SASISOPA ya ha sido desarrollado por el propio regulado, soy responsable de revisar y verificar que su contenido cumpla adecuadamente con las disposiciones normativas en materia de seguridad, operación y protección ambiental, tanto en instalaciones industriales como comerciales. Asimismo, participo en la implementación del PPCIEM, el Programa para la Prevención y el Control Integral de las Emisiones de Metano del Sector Hidrocarburos, con especial atención al segmento del gas natural, donde colaboro en la identificación de riesgos, áreas críticas y cumplimiento de obligaciones técnicas enfocadas a mitigar emisiones. Desde esta posición, he podido comprobar que la precisión, el análisis técnico y la claridad normativa son pilares fundamentales para avanzar hacia una industria energética más segura y sostenible.
Mi oficio se mueve en medio de una transformación profunda del sector. La palabra “transición energética” aparece en casi toda conversación pública, y no es para menos: el país y el mundo están reconfigurando sus fuentes de energía, sus prioridades y sus estructuras regulatorias. Y es en este contexto donde muchas veces se nos exige elegir entre etiquetas: ¿estás del lado de las energías fósiles o de las renovables?, ¿defiendes el petróleo o al planeta?, ¿consultora o activista?, ¿mujer técnica o figura política?
Lo que he aprendido, desde el campo y la oficina, es que la realidad es mucho más compleja, y que nuestra voz —la de quienes conocemos desde dentro la operación, los sistemas de seguridad, las emisiones y los puntos de mejora— es indispensable para lograr una transición energética justa, técnica y posible. Porque nadie puede transformar lo que no entiende. Y muchas veces, quienes estamos en la industria petrolera somos también quienes mejor comprenden dónde están las fisuras, los riesgos evitables, las oportunidades de reconversión y los caminos hacia una regulación más efectiva.
No me interesa romantizar el sector. Sé de primera mano los desafíos ambientales, los pendientes históricos y las brechas que aún existen. Pero también sé —y puedo decirlo con conocimiento de causa— que la consultoría energética es un terreno fértil para mujeres decididas, rigurosas y comprometidas con la excelencia técnica.
Además de mi vocación profesional, practico fútbol americano. Me apasiona. Es un deporte que, como la ingeniería petrolera, exige estrategia, fuerza, inteligencia situacional y un equipo detrás. A ello sumo mi gusto por el gimnasio, donde la constancia y el enfoque personal se convierten en disciplina y control mental. Esa misma lógica la aplico al revisar una disposición técnica, al interpretar un anexo normativo o al integrar los criterios regulatorios que deben cumplirse de manera transversal en una instalación energética.
Desde mi lugar como mujer petrolera, consultora y líder de proyectos, también reconozco que el cambio cultural dentro del sector no se decreta, se construye. Se construye cuando una joven entra a una sala de juntas y puede hablar con propiedad de un SASISOPA sin que le interrumpan. Se construye cuando una profesional del sector sabe que puede participar en un foro técnico sin tener que demostrar dos veces su competencia. Se construye cuando nos aliamos, compartimos experiencias, visibilizamos logros, pero también cuando exigimos que los espacios técnicos dejen de ser un territorio masculinizado por default.
Estar en REDMEREE —la Red de Mujeres en Energía Renovable y Eficiencia Energética— me ha permitido cruzar caminos con mujeres que, desde la innovación, la política pública, la investigación y la operación, están transformando el sistema energético mexicano. Ha sido un recordatorio constante de que no estamos solas. Y que no estamos aquí para llenar cuotas o para adornar discursos sobre inclusión: estamos aquí porque somos buenas, porque lo hemos trabajado y porque tenemos algo que decir.
El mundo de la energía cambia, y nosotras también. Cambia la forma en que entendemos el riesgo, la sostenibilidad, la eficiencia, la tecnología, los límites de lo posible. Y cambia también la forma en que nos vemos: no como invitadas temporales en un sistema que nos fue ajeno, sino como constructoras activas de un nuevo modelo energético que necesita tanto técnica como sensibilidad humana.
Hoy más que nunca, vale la pena insistir: ser mujer no es obstáculo; ser joven, tampoco; ser petrolera no es contradicción. Es, en mi caso, una forma de estar con conciencia, con rigor, con apertura. Porque mientras seguimos documentando normas y revisando sistemas, también estamos construyendo un nuevo relato: uno en el que la energía se piense desde lo técnico y lo humano, y donde las mujeres dejemos de ser noticia para pasar a ser norma.
Martínez
Es una ingeniera petrolera, con tres años de experiencia en el sector energético, especializada en el área de Downstream de la cadena de valor de los hidrocarburos.
Se graduó de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, Unidad Ticomán, del IPN.
Actualmente, es especialista en proyectos de petróleo y gas en la Consultoría Sustentable G2H. Su rol se centra en el desarrollo de Sistemas de Administración enfocados en la Seguridad Industrial, Seguridad Operativa y Protección al Medio Ambiente (SASISOPA). También participa en la elaboración de Estudios de Mercado y en inspecciones de control de emisiones de metano, entre otros proyectos de cumplimiento normativo.
Además de su carrera profesional, Michelle fue vicepresidenta del capítulo estudiantil de la Society of Petroleum Engineers - Instituto Politécnico Nacional Chapter de 2019 a 2020, donde gestionó el desarrollo de cursos y conferencias. En 2023, colaboró en la publicación de Repsol conmemorativa al Día de la Mujer, titulada “Mujeres en STEM: derribando barreras y construyendo el futuro”.
Por:
Juan Carlos Chávez
Las empresas familiares representan una pieza fundamental en la economía mexicana, constituyendo cerca del 98% del tejido empresarial, generando alrededor del 70% de los empleos y aportando el 85% del Producto Interno Bruto nacional, según estimaciones de Banamex y el Tecnológico de Monterrey.
Sin embargo, menos del 30% de estas empresas logran sobrevivir a la segunda generación y apenas entre el 10 y 15% alcanzan una tercera. Esta problemática se explica, en gran medida, por la falta de institucionalización.
Leonor Fernández del Busto, socia de Iraltus y especialista del sector energético, en entrevista con Greentology, ahonda en esta materia:
“Muchas empresas siguen operando bajo el liderazgo concentrado del fundador, con procesos informales y sin estructuras claras de toma de decisiones. La ausencia de órganos colegiados, protocolos familiares y profesionalización genera conflictos cuando llega el momento de la sucesión”.
Este entramado de problemas ocasiona que sin reglas claras entre los tres sistemas interdependientes —familia, propiedad y empresa—, los intereses personales tiendan a anteponerse al bien común, poniendo en riesgo la continuidad del negocio. Pese a estos retos, las empresas familiares juegan un papel vital dentro del sector energético mexicano, ubicándose como actores clave en toda la cadena de valor.
Desde la extracción y producción de hidrocarburos hasta la implementación de proyectos de generación distribuida, energías renovables, gasoductos y almacenamiento, estas
Leonor Fernández del Busto Socia de Iraltus y especialista del sector energético
empresas se distinguen por su cercanía con las comunidades locales. Esta proximidad representa una ventaja competitiva crucial, como destaca Fernández del Busto, conocen los territorios y las necesidades locales, lo que facilita la obtención de la licencia social para operar.
De acuerdo con Leonor, las fortalezas de las empresas familiares en comparación con otros tipos de empresas recaen en varios aspectos. En primer lugar, su visión de largo plazo: no se enfocan únicamente en resultados de corto plazo, sino en construir un legado sostenible. Además, poseen una agilidad y flexibilidad destacadas derivadas de estructuras más ligeras, que les permiten adaptarse rápidamente a cambios regulatorios o del mercado. Han demostrado una marcada capacidad de diversificación, integrando proyectos que abarcan desde oil & gas hasta renovables y nuevas tecnologías. Finalmente, la cercanía con las comunidades es un activo único frente a grandes corporativos.
Por otra parte, la transición energética representa un desafío y una oportunidad para estas empresas. En palabras de Leonor Fernández, actualmente se observa un movimiento relevante en el que empresas tradicionalmente centradas en hidrocarburos están comenzando a invertir en parques solares y eólicos, eficiencia energética, soluciones de almacenamiento, contratos de autoabasto y hasta iniciativas en hidrógeno verde y movilidad eléctrica. Este cambio, en muchos casos, está impulsado por las nuevas generaciones que traen consigo mayor conciencia ambiental y apertura a la innovación
No obstante, estos cambios se enfrentan a desafíos relevantes. “El capital intensivo es uno de ellos; tanto para exploración como para desarrollar tecnologías limpias se requieren grandes inversiones. A esto se suma la incertidumbre generada por cambios regulatorios constantes, que dificultan la planeación de largo plazo. La competencia también es desigual, con actores dominantes como Pemex y CFE que cuentan con ventajas estructurales que limitan la competencia en ciertos sectores”, indica Leonor.
La profesionalización y el fortalecimiento de la gobernanza son claves para la continuidad y éxito de estas empresas. Fernández del Busto recomienda tres pasos fundamentales para una transición exitosa:
“Separar roles familiares y ejecutivos para reducir conflictos; conformar consejos de administración con miembros externos que aporten una visión independiente y estratégica; y establecer protocolos familiares que regulen dividendos, sucesión, reinversión y reglas de entrada o salida de familiares. Es importante subrayar que profesionalizar no significa perder el carácter familiar: al contrario, lo fortalece y prepara a la empresa para crecer”.
Un aspecto destacable es el equilibrio entre la visión de legado y la necesidad de ser ágiles ante los cambios del sector. El legado brinda un horizonte de largo plazo y un sentido de responsabilidad intergeneracional, mientras que la agilidad nace de estructuras menos rígidas y la motivación de preservar la empresa para generaciones futuras.
“Es precisamente la combinación de tradición y capacidad de adaptación lo que convierte a estas empresas en actores únicos dentro del sector”, señala Fernández del Busto.
Finalmente, hacia 2030, el futuro de las empresas familiares en México se vislumbra promisorio si logran institucionalizarse, diversificar sus portafolios y apostar por la innovación y sostenibilidad. Según la especialista:
“Veo un panorama donde las empresas familiares pueden convertirse en los actores más dinámicos del sector energético al profesionalizarse, construir portafolios híbridos entre oil & gas y renovables, y apostar por tecnologías de vanguardia y compromisos ambientales”.
Este balance posicionará a estas empresas no solo como competitivas, sino como líderes en la transición hacia un modelo energético más limpio y sostenible.
Por: Juan Carlos Chávez
Washington, D.C. se posiciona como un nodo estratégico en la integración de prácticas sostenibles en la gestión de eventos y congresos, apoyado en una infraestructura robusta y un ecosistema de proveedores comprometidos con la reducción de impactos ambientales. En entrevista con Melissa Riley, vicepresidenta Senior de Ventas y Servicios de Convenciones en Destination DC (DDC), se detallan las iniciativas y capacidades que consolidan a la capital estadounidense como un destino líder en sostenibilidad aplicada a la industria de reuniones.
“La industria MICE es sumamente importante para nosotros. Washington, D.C. es un centro estratégico para todo tipo de reuniones y eventos dentro de este sector. Ya sea que se trate de un pequeño grupo de incentivos, un congreso masivo, o una combinación de actividades de ocio y negocios, Washington, D.C. es un destino ideal.”
El Walter E. Washington Convention Center, con una superficie de 18 mil m², destaca no solo por su capacidad, sino por la implementación de sistemas de gestión ambiental que incluyen eficiencia energética, gestión integral de residuos y uso responsable del agua. Su ubicación central facilita el acceso a recursos culturales y gastronómicos que integran experiencias sostenibles, priorizando proveedores locales y de bajo impacto ambiental.
Melissa Riley Vicepresidenta Senior de Ventas y Servicios de Convenciones en Destination
Destination DC impulsa activamente el programa Sustainability District, que certifica a empresas hoteleras, restaurantes y recintos que aplican estándares de reducción de emisiones, manejo sostenible de materiales y prácticas ecoeficientes, disminuyendo la huella ecológica del sector de eventos. En paralelo, el DEI District fortalece la inclusión y el desarrollo económico de negocios liderados por mujeres y minorías étnicas, reflejando la diversidad como vector de innovación y equidad en la industria. “Queremos reflejar la verdadera diversidad de la comunidad de Washington,” indica Riley.
En 2024, la ciudad implementó la primera D.C. Climate Week, consolidando un espacio multisectorial para la formulación y seguimiento de políticas climáticas regionales. Riley subraya: “Nos alineamos con la visión del gobierno local para convertirnos en un destino carbono neutral para 2050, apoyando a los organizadores para que diseñen eventos más sostenibles y con menor huella ambiental.”
Por otra parte, la oferta hotelera supera las 100 unidades en la zona central, muchas de las cuales participan en programas de certificación ambiental y prácticas de responsabilidad social corporativa. Melissa Riley enfatiza la adaptabilidad del portafolio hotelero a eventos con distintos perfiles y requerimientos técnicos, contemplando opciones alineadas con los objetivos de sostenibilidad de los organizadores.
CON UN ENFOQUE COLABORATIVO SE PUEDE ACELERAR LA TRANSFORMACIÓN DE LAS EMPRESAS
EL MERCADO DE ENTREGA DE ÚLTIMA MILLA ALCANZARÁ UN VALOR DE 3,600 MDD AL 2030, EN LATAM
EJECUTIVA 12 DE LAS 206 EMPRESAS TEQUILERAS MEXICANAS, SON PROPIEDAD DE FOTOGRAFÍA TOMADA EN MOONBASS LOUNGE, EN EL HOTEL W
La conectividad aérea, con tres aeropuertos internacionales y múltiples rutas directas, posiciona a Washington como un punto de entrada eficiente para delegaciones internacionales, facilitando la logística de eventos con agendas de sustentabilidad robustas.
En cuanto a la proyección futura, Washington D.C. se prepara para albergar o ser punto de apoyo logístico en eventos de alto impacto, bajo un marco riguroso de gestión ambiental y social.
“Aunque no seremos sede de partidos, Washington será un excelente destino de paso para quienes viajen a ciudades vecinas donde sí se jugarán encuentros de la justa deportiva. Además, en 2026 celebraremos el 250 aniversario de Estados Unidos con una programación especial que podrá complementar cualquier evento,” menciona Riley.
Además, la ciudad organizará en 2027 el NFL Draft en el National Mall, implementando protocolos diseñados para mitigar externalidades negativas asociadas a eventos masivos. Así, Washington, D.C. conjuga infraestructura avanzada, oferta cultural relevante, compromiso ambiental comprobado y accesibilidad, consolidándose como un paradigma en la organización de eventos con enfoque en sustentabilidad a nivel global.