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Infraestructura sostenible, el camino hacia un mejor futuro

La sostenibilidad ha pasado de ser una opción, un discurso sobre el que sustentar una actividad empresarial, para ser una necesidad, una forma de vida. Hoy, no se entiende el trabajo si no lleva implícito un compromiso con las personas, la sociedad y el medioambiente.

Las infraestructuras son el medio para establecer conexiones y garantizar el desarrollo integral de las comunidades en el ámbito económico, social y ambiental, por lo que este compromiso debe formar parte de su naturaleza.

Para ello, debemos asegurarnos, no solo de que cada proyecto vaya más allá de los requerimientos de las autoridades en materia de protección medioambiental, seguridad y protección a la salud de cada uno de los colaboradores que participan en su creación. También de que los elementos que utilicemos para desarrollar la infraestructura cumplan con un alto estándar de excelencia en calidad, que permitan desarrollar tanto a los proveedores locales, como a las comu- nidades en las que impactamos de manera positiva con la generación de empleos, desarrollo de vías, economía circular, entre otros y, a su vez, sirvan de apoyo para lograr el objetivo sostenible.

Al hablar de infraestructura sostenible nos referimos a aquellos proyectos que, desde su concepción, desarrollo y mantenimiento, conservan una visión en donde se busca beneficiar a las comunidades a través de la implementación tecnológica en los materiales, técnicas y mejoras. Esta visión de responsabilidad social es un eje fundamental en todos los proyectos que por ejemplo ROADIS, desarrolla en México y en el resto del mundo.

Estrategias medibles

Asimismo, nos enfocamos en crear caminos en los que los usuarios puedan reducir las emisiones de gases contaminantes que emiten a la atmósfera, como el dióxido de carbono. Esto, al trazar trayectos más eficientes, con menor tiempo de recorrido y aminorando la fricción de los vehículos con el pavimento con lo que se tiene un menor uso de combustible. El ahorro de tan solo un litro de gasolina por sí mismo ya permite la reducción de 2,3 kg de CO2, lo cual si multiplicamos por cerca de los 50 mil vehículos que diario recorren la Autopista Monterrey – Saltillo, se traduce en 115 mil kg de CO2 menos ¡y solo estamos hablando de un litro!

El gran impacto que podemos generar no se queda ahí, también hemos establecido objetivos que benefician directo a los usuarios, al implementar mejoras para reducir la siniestralidad para alcanzar cero-fatalidades. Las mejoras van desde contar con luminarias incrustadas en el pavimento con un fuerte halo de luz que pasa por un cristal Swarovski para brindar visibilidad en condiciones de neblina, a un panel de control que conecta todos los sistemas para hacerla inteligente.

El protagonismo de la circularidad ¿Se puede hacer más? Claro que sí, el contar con una infraestructura que se extiende a lo largo de cientos de kilómetros nos permite tener un papel activo en el cuidado e incluso la regeneración de la flora y fauna local.

Otra de las grandes acciones que se pueden implementar en la infraestructura es la economía circular, como la creación de sinergia con proveedores locales para el seguimiento y devolución de materiales para su reutilización, entre otras actividades que permean de forma positiva para el desarrollo de las comunidades. Asimismo, se promueven medidas de reciclaje y campañas de recolección de residuos, así como reforestación, para que sean todavía más las personas que se sumen a esta visión.

Es en este sentido, que impulsar el concepto de infraestructura sostenible como pieza clave de las carreras del futuro contribuirá a consolidar el impacto que tiene para asegurar el crecimiento económico, social y ambiental de las comunidades.

Sabemos que en este camino de la sostenibilidad no vamos solos. El papel de los jóvenes será clave para lograrlo. No importa el área de estudio en el que se encuentren, tenemos un objetivo claro: promover el desarrollo de la sociedad mexicana. Lo haremos desde nuestro compromiso de sostenibilidad, enmarcado en el modelo ESG, acompañados de la innovación y tecnología para conseguirlo.

Más que un asunto de marketing social, las empresas que hoy aspiren a permanecer en el futuro, deben implementar prácticas que generen confianza al consumidor y den un respiro al medio ambiente