I Domingo de Pascua, Ciclo C
20 de abril de 2025

Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
NO. 16
I Domingo de Pascua, Ciclo C
20 de abril de 2025
Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
NO. 16
Ha llegado la solemne fi esta de la Pascua, es decir, la celebración litúrgica en el aniversario de la muerte y resurrección del Señor quien, según aquella clave de interpretación que nos dejó durante su última cena, si murió es solo porque voluntariamente se entregó en sacrifi cio derramando su sangre para nuestra salvación. Más, como bien lo expresa la secuencia que precede al Evangelio de este día: “lucharon vida y muerte en singular batalla y, muerto el que es la
Vida, triunfante se levanta”; Cristo no se ha quedado inerte en el sepulcro, sino que se levantó de entre los muertos para que así nuestra naturaleza, en su cuerpo humano, tuviera acceso a la vida eterna. De modo que celebrar la Pascua es celebrar la resurrección del Señor, pero también celebrar nuestra resurrección con Él.
Resurrección en favor nuestro
Es así como concluimos nuestro itinerario cuaresmal y, con esta liturgia pascual, tenemos
la oportunidad de hacer experiencia de morir con Cristo al viejo yo para resurgir a una vida nueva con Él. Éste es el misterio de la Pascua, la sacramentalidad de su celebración. Así es como se encarnan las palabras del apóstol san Pablo quien, en la segunda lectura de hoy, nos dice: “…porque han muerto y su vida está con Cristo en Dios”. De modo que, en cierta forma, nosotros ya hemos muerto, pero estamos también ya resucitados; aunque aún falta que, en el fi nal de la historia, nos manifestemos gloriosos cual Cristo. Por eso, el mismo apóstol concluye: “cuando se manifieste Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes se manifestarán gloriosos, juntamente con él”. Así pues, nuestra resurrección no será estrictamente una “novedad” sino la manifestación de lo que somos ya desde ahora.
Resurrección en crecida
Pero, mientras eso sucede, de la misma manera en que la resurrección de Cristo se fue progresivamente mostrando a través de mediaciones: los discípulos de Emaús lo reconocieron por el gesto de la fracción del pan, los Apóstoles con la pesca milagrosa y el discípulo amado creyó tras ver las vendas hundidas y el sudario replegado sobre sí mismo en el lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
Nosotros ¿de qué manera mostramos que con Cristo hemos muerto al pecado y resurgido a una vida nueva?, ¿cómo podemos dar testimonio de nuestra propia resurrección?
La respuesta no puede ser otra que: con un estilo de vida auténticamente cristiano.
Señor Dios, que por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos has abierto hoy las puertas de la vida eterna, concede a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, resucitar también en la luz de la vida eterna, por la acción renovadora de tu Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 34a. 37-43
Sentados
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: “Ya saben ustedes lo sucedido en toda Judea, que tuvo principio en Galilea, después del bautismo predicado por Juan: cómo Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret y cómo éste pasó haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de cuanto él hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino únicamente a los testigos que él, de antemano, había escogido: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de que resucitó de entre los muertos.
Él nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que cuantos creen en él reciben, por su medio, el perdón de los pecados”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 117
Sentados
R. Este es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna.
Diga la casa de Israel: “Su misericordia es eterna”.
R. Este es el día del triunfo del Señor. Aleluya..
La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo. No moriré, continuaré viviendo para contar lo que el Señor ha hecho.
R. Este es el día del triunfo del Señor. Aleluya..
La piedra que desecharon los constructores,
es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente
R. Este es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses 3, 1-4
Sentados
Hermanos: Puesto que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes se manifestarán gloriosos, juntamente con él. Palabra de Dios.
ACLAMACION ANTES
DEL EVANGELIO Cfr. 1Cor 5, 7-8
R. Aleluya, aleluya
Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado; celebremos, pues, la Pascua. R. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 1-9
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró. En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
De pie
Dios de bondad, protege paternalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Los días de la Octava de Pascua son como una sola jornada en la que se prolonga la alegría de la Resurrección. Uno de los mensajes principales de esta semana es: “No tengan miedo”. No tengas miedo. El Señor sabe que los miedos son nuestros enemigos cotidianos. También sabe que nuestros miedos nacen del gran miedo, el miedo a la muerte: miedo a desvanecerse, a perder a los seres queridos, a enfermar, a no poder más... Pero en la Pascua, Jesús venció a la muerte. Por tanto, nadie puede decirnos de forma más convincente: “No temas”, “no tengas miedo”.
El Señor lo dice allí mismo, junto al sepulcro del que salió victorioso. Así nos invita a salir de las tumbas de nuestros miedos. Pongamos atención: salir de las tumbas de nuestros miedos, porque nuestros miedos son como tumbas, nos entierran dentro. Él sabe que el miedo está siempre agazapado a la puerta de nuestro corazón y que necesitamos que nos repitan ‘no temas’, ‘no tengas miedo’, ‘no temas’. Ten valor.
(Papa Francisco. Abril 18 de 2022).
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos; al tercer día, resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén
Padre, ¿qué son las relaciones poliamorosas?
Unavez una señora me preguntó: “Padre, ¿qué son las relaciones poliamorosas? Porque tengo una amiga que está muy enamorada de su esposo, y él le dijo hace poco que él quería vivir su matrimonio como una relación poliamorosa, porque está muy enamorado de ella, pero también ama a otra mujer. Ella me preguntó si yo había oído sobre las relaciones poliamorosas.
Yo le dije que no, pero que yo creía que eso no estaba bien,
porque pisoteaba su dignidad, la cosifi caba, la volvía un objeto de placer para su marido, pero ella me respondió que su esposo le dijo que la monogamia era cosa del pasado, que era preferible tener estas relaciones poliamorosas que vivir en una constante infidelidad. Como viven muchas parejas, yo pienso que todo esto está mal, pero no Las relaciones poliamorosas son relaciones consensuadas en las que las personas involucradas mantienen múltiples vínculos amorosos o sexuales compartidos, con conocimiento y consentimiento de todos los participantes. Obviamente este tipo de relaciones contradice el plan
de Dios expresado en la Revelación divina, contenida en la Sagrada Escritura y en la Sagrada Tradición, sobre el matrimonio y la sexualidad. Desde esta perspectiva, las relaciones poliamorosas no son consideradas coherentes con la visión cristiana del matrimonio y la familia. La Iglesia enseña que el matrimonio es una unión exclusiva y permanente entre un hombre y una mujer.
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