Wilson Alves

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Wilson Alves-Bezerra



ANTOLOGÍA (1996-2020)


Prólogo ¿Qué hacer con los restos de la vanguardia cuando nos ha asaltado la más anacrónica de las retaguardias? ¿Se hace lengua? ¿Menos lengua que a-língua? ¿Se hace poesía contra (o con) la lengua pública, esa lengua ahora tomada por el empobrecimento de la falsa inmediatez de lo poco que hay (o dicen que no hay, quizás para decirnos que no hay para todos)? Conocíamos al Wilson Alves-Bezerra de Vertigens, esa Kodak delirante y onírica que conquistó en 2016 uno de los animales más preciados de la literaturabrasileña:lagrantortugallamadaJabuti,emblemadelmayorpremio literario en Brasil. Los poemas que recoge esta antología dan una precisa muestra de esa invitación a ver, a inmiscuirnos en escenas sorprendidas in fraganti que pueden depararnos con “Una paloma congelada” que “pasa volando, exiliada de todos los países” o, como si ese ojo fuese también nariz y lengua, confrontarnos con un “olor de hotel barato” o con el gusto de una “almohada mohosa” quizás de ese mismo hotel. Vertigens nos invitaba a imágenes y sensaciones que remitían al pasaje, a la desestabilización de los lugares, a todo aquello que si en el pasaje e instante puede llegar a ser o al menos a registrarse es porque en todo caso, y como se dice en uno de sus poemas, “todo se pende al cuerpo”. Los selectos ejemplos de la poesía anterior a Vertigens sirven, en este sentido, de preparación y aun de epígrafe para este viajera sensorialidad a lo Oliverio Girondo (“Veo / SAARA” se dice en “Templum”) pero a su vez, quien lea esta antología, podrá presentir el futuro que se incubaba en este sujeto del vértigo pues dentro de su revuelto cuerpo se escuchaba una voz que le decía: “estoy fuera”.


Y es que este libro no es sólo una antología, es la posibilidad de leer a Alves-Bezerra en el “afuera” del portugués, en ese castellano que inventan las voces de Jesús Montoya, Valentina Figuera y el propio Wilson AlvesBezerra que en Malangue-Malanga (30 poemas para leer no en el tranvía sino en el exilio) no necesitará, siguiendo el aportuñalado ejemplo de ese otro gran Wilson (Wilson Bueno, de Mar Paraguayo) de traducción. Portuñol malhado, a veces, de Spanglish, Alves-Bezerra recupera en MalangueMalanga la fiesta, el errar y el goce de la mezcla de lenguas, aquella que en Brasil el argentino Néstor Perlongher nos enseñó a escuchar como poesía. También, curiosamente como en el propio Néstor, esta fiesta se dice ya en un tiempo de tragedia, en aquel que ha sobrevenido a la siempre nefasta caza de brujas, ese tiempo o pos-tiempo (porque todo se ha detenido) que el poema “Ahora” de O Pau do Brasil interpela sin que nadie ose responder: “¿Y ahora? Que ya quemamos la bruja y encendimos al anticristo. ¿Y ahora?”. Brasil ha recibido un palo, quizás varios, y estos golpes van coleccionando sus propios muertos (Marielle Franco, a quien está dedicado uno de los poemas de O Pau do Brasil, es su más fuerte insignia). Lo necropolítico ya se guardaba en el siempre profético Vertigens: “Entonces pedí al Dios del Exilio una morgue / para personas queridas, donde cada ser / amado pudiese tener un cajón todo suyo”. ¿Del vértigo de las sensaciones al vértigo de las lenguas? ¿Cómo vivir este presente detenido, este instante que no nos deja porque siquiera aún es el tiempo del duelo? Haroldo de Campos entendía el lacaniano concepto de lalangue como la lengua fuera de todo código y sugirió llamarla “LaLíngua”:


una “lengua enfatizada”, una lengua articulada por un LA que en portugués, dice Haroldo, se utiliza para referirse “a una gran actriz, a una diva (La Garbo, La Duncan, La Monroe)”. Ante este Brasil que parece enorgullecerse de ser “colonia de sí mismo”, esta Antología vuelve a hacer a la lengua protagonista exiliándola y sacándola de sí misma; una sacada de lengua que la vieja (y siempre resiliente) vanguardia se atreve a hacerle, gracias a Wilson Alves-Bezerra, a los lúgubres fastos de la nueva y mortífera retaguardia. Pablo Gasparini Docente de literatura hispano-americana en la Universidade de São Paulo. Brasil.


¿Quién comenzará a cantar nuestras angustias?


Fin de semana en la playa - Voy acostarme al sol. Oscuridad. De Fragmentos do Caos (Ed. Paulista. São Paulo, 1996. Trad. Wilson Alves-Bezerra)


X. Una paloma congelada pasa volando, exiliada de todos los países. La templanza universal resbala en la capa fina de hielo que decora las alamedas. Los árboles secos, decorados con hielo, hacen de árboles falsos, decorados con yeso se doblan por el frío y parecen miserablemente navideños. Un africano curandero enloquecido atraviesa gritando la calle de los ahorcados puntualmente a las cinco y avisa a los vientos que el silencio ha sido preservado. A pesar de las temperaturas el periódico informa y no son noticias sencillas. Hay una nevada que murió en la turbina; una hoja que se accidentó en la acera; un hígado de pato que se perdió por cirrosis y una chimenea muerta de fiebre tifoidea. Así, van a impedir el curso de los ríos para investigaciones, mientras las pasarelas quedan terminantemente prohibidas de desfilar y las veredas deben circular solo hasta las cinco de la tarde cuando la luz del sol será interrumpida. Sin más, la policía informa que las sirenas ensordecerán, pero el frío se mantendrá. Y que apenas en casos de cuello se recurrirá a la guillotina. (Vertigens, Iluminuras, São Paulo, 2015. Trad. Jesús Montoya)


XIXX La lengua del Líbano avanza en el Mediterráneo, como la vista del cielo. Los negros van coloreando a los franceses y sus panes. No llega aún la sangre de los mares, pero se golpea entre la gente del metro. Nada saben mis pies de esas aguas, ni adónde va a parar la Isla de Madeira, ajena, buscando aires frugales. El engaño del sueño no cabe en la tez blanca de mulato descascarado; la conciencia del cuerpo que siempre cae en capas no permite unidad. Se agita la gente en las tierras, dispuesta a acostar su sangre en la hierba. Pero la muerte no es consciente, solo la agonía y el delirio son lo que pueden ser, porque todo se pende al cuerpo. Estanque en la tierra una fuente iluminada de sudor y de pus, sabe de los ojos entre toda nube. Dicen que no existe el frío, que la locura se cura y que no hay miedo en la muerte. Y dicen: consuelo. Quien avivó el cadáver, quien hizo la boca del loco cerrarse, quien asintió, no se dice. Entonces las lenguas avanzan y su rastro se pierde impreciso en lo que el ojo solo ve. (Vertigens, Iluminuras, São Paulo, 2015. Trad. Jesús Montoya)


XIV. El olor de hotel barato que emana de la cabeza. El gusto de la almohada mohosa casi en la garganta. Cada punto de polvo, en fila, en la vía de un rayo de luz por la rendija, para arriba o para abajo. La casa grande de la infancia como una solitaria, tan luminosa como siempre; los viejos se cubren con tierra en un jardín sin juguetes. Las hermanas, ansiosas, cargan una lonchera con vómito y frutas, y traen la desandadera. Cada movimiento será nuevo sobre la tierra; dicen para no pisar la grama, para no romper los huesos de los ancestros, que en paz. Los labios de Eleutéria pararon en medio de la partida, la boca aún llena, la frase aún poca. Todo puede detenerse para recomenzar más tarde. La ventana abierta, media carta, la gallina muerta toda plumas. Solo la desandadera no permite parar. Bendita la boca sin labios de Eleutéria, suspendida a la orilla de la voz. (Vertigens, Iluminuras, São Paulo, 2015. Trad. Jesús Montoya)


XXVIII. Entonces pedí al Dios del Exilio una morgue para personas queridas, donde cada ser amado pudiese tener un cajón todo suyo –pero dijeron que no incluía flores. Y el Dios del Exilio, en tiempos de carestía, se transformó en forastero y dijo: nadie antes de dormir come un pedazo tan grueso de carne si no es el de su esposa; luego reconsidera y prosigue: nadie come de su propia esposa un pedazo tan generoso de carne porque quedará simplemente harto; no se contiene, una risa se le escapa: ni yo que soy Dios podría con mandato tan cruel, todo Dios se basta con su propio culo. Y el padre: en el divino culo de Dios todo está contenido, por eso al humano le cabe la condición de exilio, pues de Dios no cabe en el culo. En torno a eso hay una mujer que no concilia el sueño en el medio de la cama, en la frontera que está en el centro de la corriente. (Vertigens, Iluminuras, São Paulo, 2015. Trad. Jesús Montoya)


Para Marielle Franco Vivimos en una democracia, todo el mundo lo sabe, donde aviones solo caen por accidente o voluntad divina, de repente, en el momento justo, matando a unos enemigos. En una democracia en la que lamentamos, verdaderamente, que concejalas sean asesinadas, que se oponen a las intervenciones necesarias, ya explicadas en el diario del domingo. Nuestra democracia, se sabe, es propia del estado de derecho, en la que el izquierdo se calla porque Dios Padre no habla con estado laico, tumulto, bullicio. En la democracia, manda el que puede, obedece el que se raja. En ella somos iguales, hijos y padres, pero mamá tiene sus preferidos. Si no te esforzaste lo suficiente y no fuiste buen niño, te quitamos los mimos, tu bolsa familia, te dejamos desnudo, en el exilio, delante de la jauría del colegio de élite. Te prendemos fuego para que te ejercites, en el martirio de la libre concurrencia, donde paciencia e inversión son las más grandes virtudes. El país anda lleno, e incluso así, democrático, haremos un pacto y tal vez no entres en la primera lista. En esta nueva fase, en la que cambiamos pato por sapo, privilegiamos a turistas, vamos a probar nuevos gases y ofrecer nuevos aires, a profesores, putas y activistas. Es el nacimiento de mitos, es el ocaso de la guerra, en esta tierra, haremos lindos campos de concentración a venezolanos bolivarianos chavistas, indecentes artistas, universitarios confusos y demás ignorantes. Es la democracia. (O Pau do Brasil, Urutau, Bragança Paulista, 2018. Traducción Valentina Figuera)


Para Luiz Inácio A las cinco de la tarde, moro puso huevos en la herida. Mañana hasta las cinco, tú me vienes por el tubo y yo te boto por el caño. A las cinco de la tarde, un moro manda, mi presidente es mi trofeo. Voy solito a la champañera a deleitarme con tu imagen, a las cinco de la tarde. Todo el pueblo en la tevé, seremos tú y yo, en mi burdel de la cobertura, refundando la estructura, haciendo justicia a costa tuya, a las cinco de la tarde. En la arena del combate, el toro cornudo quiere el sacrificio, se excita cuando pasa el paño ensangrentado, agitado, a las cinco de la tarde. El toro moro espera, gira en falso, solo ve hipotético embargo, patología prorrogativa y el presidente a eliminar. A las cinco de la tarde. El juez toro tiene a su lado, engrapadora inveterada, difamador garboso y hecho barbie, discurso fino y poco trato, a las cinco de la tarde. Gesto letal, piensa Inácio, es ver a un lacayo hacerse presa de su propio rabo. Deja, pues, que el toro lo espere, a las cinco, seis, siete de la tarde. Manda tus tropas, triste toro, porque el otro, Sánchez Mejías, enfrentaba ganado más gallardo, de coraje, de hombría. Ese Inácio no se entrega, espera, e para nada está solito, a las cinco de la tarde. Que venga el toro, que pague solo sus causas y que si lo quiere cautivo, actúe. Que tan largo sea el camino, así larga sea la lucha. A las cinco de la tarde. (O Pau do Brasil, Urutau, Bragança Paulista, 2018. Traducción Valentina Figuera)


Transburacónica Puedo escribir los parachoques más tristes esta noche. Que desde el volante la tropa antimotín queda tan pequeña. Frases que no regresan, perdidas en la niebla. Es por los tomates, mi amor, que voy para el sacrificio en el vértigo de cruzar tres vías en zigzag, contornando huecos de asfalto y de tierra, cabeza llena de cafeína. El motor que consuela es el mismo que tiembla en el suelo. Ya no sé si roberto carlos me guía: tantos me juraron amor y yo no supe sentir. Tantas veces besé bajo un cielo infinito, y ella ni nombre tenía, ni tampoco besar podía. Fuera de esto, fuera de aquello, por este mundo mediocre. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, ni tenemos consuelo, tarjetas de oración en la consola del mercedes. La tropa antimotín me observa, no avanza, no regresa, y ya no estoy conmigo. Apenas tengo voluntad, querida, nuestro país hecho la inmensidad. Puedo lanzar el mercedes a la tropa o abrazarme a ella. Oír la ranchera más triste. Es tan corto el amor, y tan hondo el abismo. Válgame, que hoy me siento caliente, líquido. (O Pau do Brasil, 2018. Trad. Jesús Montoya)


Familia rodante Pedimos intervención militar, infección alimentaria, justicia en apoyo de nuestra impotencia cotidiana. Pedimos banana en nuestra borrosa avena. Pedimos palo ajeno para gozar mientras vivimos: arriados, cabalgados. ¿Quién nunca? Toma pedradas. ¿Quién jamás? Así es que es, hijo sin madre, sin suerte, sin rumbo. Nosotros, hijos de los coyotes, los bisnietos de la dicha y amarga y larga y noche y distante y creemos que no tan dura. Un basta a quien piensa que somos bestias, pongamos fin a ese embuste. Trancamos las vías. ¿Quién comenzará a contar nuestras angustias? Crucé la carretera desierta, soleada, a través de una selva sin signos: volaban los tucanes que eran pájaros. Conté trece de ellos y he aquí que eran números lo que vi, pero no toqué la hoz. Letras pequeñas se sumergieron en la sopa. Y el resto de la cosa tan hueca que nunca contuvo símbolo. Apenas un milico meaba al margen de la carretera. En el campamento, un milico pequeño, espinudo, enflaquecido, medio negro, bembón y con lagañas. Milico casi meado, frágil milico mamando pecho. Pero, ¿el pecho de quién? Pedían infección, intervención, diésel, gasolina, elecciones y justicia. Pero, a aquél corroído milico, ¿quién lo mima? (O Pau do Brasil, 2018. Trad. Jesús Montoya)


El descubrimiento Son once muchachos bien negros o bien pardos o bien rubios, con el pelo perfectamente cortado, bien niños, a veces como monos que en las piernas controlan dólares, que en los hombros cargan balones y en sus espaladas acumulan el peso de la Historia. Son tan pobres que igualmente billonarios visten el amarillo oro de los burgueses asalariados, que se imaginan millonarios y odian pobres negros jugadores de fútbol. Es cada cuatro años, cuando llega la democracia, la hora de votar en la tierra de los pequeños fascismos, cuando cimientan los abismos para que todos puedan aclamarse perros callejeros. Porque los muchachos casi negros o poco pardos, de pelo oxinegado, nunca golpearon las ollas, nunca bebieron champagne, nunca se hicieron un selfie con los guardias en la tierra de la democracia racial, en cambio lloraron porque les causa temor hacer gol con sus pelotas, con sus flancos, con sus obstáculos, y con lo todo lo mejor que ha de caber en la red en nombre de la nacionalidad. Quizá los niños muy negros la pasen mal cuando les pidan una opinión, y conmemoren los goles con brazos arriba, miradas al cielo, con la camiseta amarilla de algún patrón. No calculan por qué aplaudimos a esos loros mulatos, recompensados con pasaporte europeo, con nuevos yates, con buhoneros, con terratenientes que los compran y los venden. ¿Desde cuándo estos patos negros influencian el mercado y las elecciones? Solo sé que son once niños, muy negros y bien formados, con vergüenza exacerbada de sus pelos afros, que de verlos muy bien, por tantos años, días, minutos al hilo, no tenemos ninguna vergüenza. (O Pau do Brasil, 2018. Trad. Jesús Montoya)


Ahora ¿Y ahora? Que ya quemamos la bruja y encendimos al anticristo. ¿Y ahora? Que cerramos las exposiciones de arte que tienen nalgas y pitos. ¿Y ahora? que acabamos con las becas de investigación que no son sobre tecnología. ¿Y ahora? Que cerramos los ministerios más inútiles y oportunidades de empleo. ¿Y ahora? Que el ejército está en la favela y limpia las calles con la policía. ¿Y ahora? Que se protege a la escuela de la historia, de la filosofía y de otras doctrinas. ¿Y ahora? Que los derechos tienen sus días contados, y que solo nosotros, derechos, los tenemos asegurados. ¿Y ahora? Que un grupo de jueces, promotores, temerosos de dios y muy convictos, cuidan de nosotros. ¿Y ahora mismo, que las leyes del trabajo ya son flexibles y el empresario puede regatear? ¿Y ahora? Que solo la meritocracia de las familias pudientes tiende a triunfar ¿Y ahora, que los sindicatos, sin impuestos obligatorios, han de permanecer sin pan? ¿Y ahora? Que hay más orden, más justicia y más familias. ¿Y ahora? Que los procesos que interesan, rápido han de andar. ¿Y ahora? Que el país se moderniza y el comunismo no tiene espacio en la vida nacional. ¿Y ahora? Que las noticias son solo buenas y avanzamos como nunca. ¿Y ahora? Que los aviones están más limpios y los aeropuertos más airados. Y ahora, que es para nosotros y solamente para nosotros este país, ¿y ahora? (O Pau do Brasil, 2018. Trad. Jesús Montoya)


¿Y para qué poetas? El poeta se extiende en el libro y el libro se llama O Pau do Brasil. Elemento nocivo, repulsivo, de cañería, poeta escupitajo, de garganta roja, inmunda, de las profundidades de la literatura. El poeta que se extiende en la llama de la escritura, en el sarcófago de las librerías acabadas; él no se salva de la oreja hendida de otro poeta que lo valida, él, que no se apuesta por ningún premio o manifiesto: el poeta es un resto –flotando en la manteca del capitalismo. En la arruga sebosa del cinismo, un poeta trama con otro una batalla contra el fascismo, una antología, un encuentro, un recital, una bacanal de palabras que no saldrán en televisión. ¿Quién lo lee? Hay rastros de versos en el Gramacho, aquellos que nadie leía: residuos. Principio de esperanza de la utopía barbuda, como la barriga rotunda del luciferino –¿cuándo irá? Y aquellos viejos poemas de Maiakovski, ¿qué decir? En torno a los poetas, el palo va a comer. Hay una jauría de reducidos fuertes navegando en un mar de cabellos prematuramente blancos. Ismálias en la orilla de los edificios, una lengua hilada en cada mueca, una imagen en cada callejón, un soldado en el gueto, un cauce, una memoria insepulta. Hay una pila de procesos empodrecidos, de la que todos los poetas sienten vértigo frente a la tempestad que avanza. (O Pau do Brasil, 2019. Trad. Jesús Montoya)

Se refiere a Ismália, un poema del simbolista brasileño Alphonsus de Guimaraens. En este caso se presenta en plural, como refiriéndose a poemas. Se trata del Jardín Gramacho, un barrio de Río de Janeiro, donde funcionó el vertedero más grande de basura de América Latina.


VI. La integraçõm latino-americana tendría que ser por el portunhol, me decía el cura de Cariacica. Y yo no lho entendía. Lhe preguntaba, le pregunbata y su porca la tuerca torcía. Mientras bebe a onça o agua, e lhe abocanhaba al pernil la bunda, dirro dixit: la integraçom es la contribuçom de una y de otra parte: “ustedes entram com la ón, e nós com la ão. Em el espacio mismo de las discusión, a gente se entiende. Con fusión es que o caldo hay de nascer. Um lenguaje pan-tanino, de la piel de lengua al cuero de las lenguas, un portunhol sin esperantos, sin esperanças, sin demoras”. Así dirro dixit el cura. Manifiesto modernista a esas hora? – a cotorra comunista da cacerola em agonía – me lhos pregunta. – Que lenguas habla, la mulata de Maracaibo, la prieta de Santiago de Cuba, el neguinho de Salvador y la polaca de Pomerode? Muy muchas, me contesta o Quixote. Cada um fala a língua que pode, e não se entende mesmo assim. Com as mezcla das mistura, ai sempre algo que se diz, algo que se perde, algo que se gana, algo que se desenganará. Ou es que querei falar em inglês, esperanto e latim, guevón? O maçarico vem do norte, e vai cortando cielos grises y grisalhos. Passarito de lo caraglio, que línguas falará? – A língua de los passarinho. Como lo sabemos desde el niño: que lenguas falharão. (Malangue Malanga – 30 poemas para ler no exílio. Multinacional Cartonera, 2019)


VII. Afrofalantes disparam advices em la puerta del puerto dessa ida y entrada. Son los reyes del Harlem disfrazados de concerjes. Correm llamas para cada lado, where are you from - migas de frontera - tienen palabras estocadas, men’s agem like dogs mean en las patas de los migrantes, hay sheriffs articulados. Farejam coca en la facha de los prietos. Qué se passa de um lado para el otro lado? Palabras, ideas, desejos desire daqui. Willrich se come um sanduíche de shit happens: sempre a procura dum afroamerican terrorist, drug dealer o asshole igual que él. Keep on move, keep on move. Não keepo in that muvuca, brancão. Quer beque to way you once belonga? No fumo. Go to the Radio equis hole. On your fiat, get your hands up. Go open your bag. No tenho beque, no tengo yerba, não tenho brilho, no tengo pepa, Ni papeles, só os livros. Bina trabarrar. Professor, you? Professar la palabra del dios mostaza. Muslim moustache? Mostaza is God to your sandwich de asshole. Willrich no presta su palavra, no libera las entrada. Willrich is kidding, billy the kiddin-me. Pay the bills, sir, or you be arrested under au ar lol. Lol, repetí. Lol. Cool. Y además: Quis my eggs. Non. Me arrastra, me arresta. Cool. Tomé asiento por quince anos y ahora también soy afrofalante de la migra. Next mundo can. No los dejo passar, no los derro, los desterro. (Malangue Malanga – 30 poemas para ler no exílio. Multinacional Cartonera, 2019)


XIII. Hay silencio en el habla de los bocarrotas; o pior do amor passou; hay ausencia en el país de los Anjos. La impossibilitude, impossibilitarde, a impossibilimensa, rezo de la imposibilicrença, a impossibilitad, a vontade, a impossibilimassa, o impossibilicâncer, o impossibilivento, o impossibilipasso, a pneumoembocadura da boca larga y larga, la lluvia na impossilitrança da cabelaria, a possilicavalgadura, a impossibilivaga carga de árduos fardos faina. A impossibilirápida, a impávida, ávida, a avulitocatifuga, a impossibilitura, a impossibilimétrica impossibiligrande, a impossibiliglande, a impossibilifarte, a carta ao impossibilimedo, el secreto de la impossibilialma. A reiterativotarde, a carne impossibilimorta, a ordem dos impossibilipadres no receptivo voo das agricolivespas, nêsperas, sucolifrutillas, sorvolicúbicas, as impossibilitúrgidas tetolipeitúfidas, as mênstras, impossibilimúltiplas, avicolivúlvicas, apetitibilimúltiplas fagolicêndias impossibilichúpiras châmulas vulvítreas. Y sigue el silencio de los Anjos en la boca podrida de los boquirrotos en la niebla de uma tarde morta.

(Malangue Malanga – 30 poemas para ler no exílio. Multinacional Cartonera, 2019)


XVI. La húmeda lengua del deserto; a língua fria del inferno; lalíngua materna do mamilo, lalangue lasciva dos senderos que bifurcan. Ya no vive acá el poeta. La sombra del general nos prohíbe decir que te quiero. Exiliados. La lengalenga langue. Lúbrica lámina. Lengalenga lejos langue lingue. Longe demais para volverecer. Flora demais para semente mínima. Cacho multifruta néctares beijaflorexílios para cajitas de tangue. Explode a perdigota mina na sola da inquieta face do pé, rapé, olho de vidro e prótese peniana. Explode a homozigota espirra mítica da nacionalidade anfíbia. Explode o hinacional internacional sociamínima. Sabiás vão indo, explode Kombi caveirão, o tanque, el pecho anguláceo, el orgullo de la pátria apátrida, la esclavitud de los índios, filhos criollos negros prietos. As minhas brânquias na terra imensa, pelos patas pingos. Saravá Sereia Saionara Saliva. Las apuestas postas na eleição de quien, un hámster, un gangster, um estadista. Las apuestas ruleta rusa, tiros en las ideas, dívidas, dúvidas, dádivas. La vuelta que no principia. Um siglo que se acaba, um siglo que se tarda. Se acabó: la fartura, a fratura. La factura: fíbula rota. Hablá con com vicción: Lalangue no mangue da míngua. (Malangue Malanga – 30 poemas para ler no exílio. Multinacional Cartonera, 2019)


XXI. Sonata Miraflores En este local y en todo el distrito de Miraflores está prohibida la discriminación. Saca la mano del claxon. En esta obra está prohibido silbar o acosar a las mujeres. Respetemos a las normas. Hoy será el mejor día de tu vida. Mañana también. Lo estamos filmando por su seguridad. Regula tu alarma, evita la multa. Jugar en exceso causa ludopatía. En Starbucks nos preocupamos por tu seguridad: Cuida tus objetos personales. Recuerde que está prohibido ingresar en estado etílico; ingresar con paquetes grandes; ingresar con animales; comer, beber o fumar en estaciones y buses; ingresar con objetos punzo cortantes y/o armas de fuego; ingresar con material inflamable y/o explosivo; comercio ambulatorio; usar una tarjeta preferencial que no le pertenezca (Será decomisada y bloqueada); usar patinetas dentro de las estaciones. La empresa se reserva el derecho de suspender en cualquier momento la venta de bebidas alcohólicas si el cliente presenta signos de embriaguez. Esta obra NO cuenta con licencia de edificación. Por tanto, infringe la ley. Somos libres? Miéntele al censo. Fujimori nunca +. (Malangue Malanga – 30 poemas para ler no exílio. Multinacional Cartonera, 2019) Los poemas VI, VII, XIII y XVI forman parte de un libro llamado Malangue Malanga, que tienen como particularidad la mezcla idiomática entre español y portugués. Existe una tradición de poetas en el cono sur, principalmente poetas de frontera, de escribir en ese registro. El brasileño Wilson Bueno escribió toda una novela - Mar Paraguayo.


Oración nacional Ora, llora por Brasil, Ese país tan rico, tan grande, tan fiebre amarilla. Aquí hasta la mierda nace en bacinilla. Aquí hay de todo, Brasil no necesita ser parte del mundo, puede ser colonia de sí mismo, Ser nuestro propio enemigo; Su fruta nacional, el chicharrón Su animal nacional, el toro Y el tiro al negro nuestro deporte de oro. Con suerte, ganamos el torneo interno de nosotros mismos. Ora, llora por Brasil. Brasil no quiere ser parte de ese mundo viciado, Con la riqueza que tiene, con la vergüenza que pasa Es como el asunto del pastor José, su puticlub es su casa. Vamos a construir un casino donde antes teníamos matas, vamos a acabar con el chanchullo, aquí cada uno defiende del indio lo suyo; sacaremos utilidad, hasta por la sombra de los árboles pretendemos cobrar. Ora, llora por Brasil, ese periodismo cobarde dice que Brasil destruye la naturaleza


Son las ONG las que destruyen todo, son los indios los que incendian y después vienen a culpar a mis hijos, a mi círculo y a mí. Brasil no necesita de globalismo De turismo homosexual De discusión conyugal Ni de vacaciones Ni de ley de trabajadores Ni de semáforos Ni de educación sexual. Brasil necesita de escuelas militares De regímenes militares De disciplinas militares De policías militares De iglesias militares Del fin de los militantes cuanto antes. Brasil es ahora neomedieval Neopentecostal Neofascista Neocolonial Neoliberal Neonanista Enano.


Ora, llora por Brasil, Brasil es un país del futuro Del sarampión Del bebé que nació muerto Del bebé jodido y mal pagado. Brasil es torcido La recta es la nueva curva La burka es el nuevo bikini. El fin de todo es la nueva alborada. Brasil es todo lo que tú quieres que sea. (Catecismo Salvaje. El Taller Blanco Ediciones, Bogotá 2020. Trad. Jesús Montoya)


Índice Fragmentos do Caos (1996)

Fin de semana en la playa

Vertigens (2015) X XIXX XIV XXVIII O Pau do Brasil (2018) Para Marielle Franco Para Luiz Inácio Transburacónica Familia rodante El descubrimiento Ahora ¿Y para qué poetas? Malangue Malanga (2019) VI VII XIII XVI XXI. Sonata Miraflores Catecismo Salvaje (2020)

Oración Nacional

Acerca del autor


Wilson Alves-Bezerra (São Paulo, 1977)

Es poeta, traductor, crítico literario y profesor de literatura en Brasil. Publicó las siguientes obras literarias: Histórias zoófilas e outras atrocidades (cuentos, EDUFSCar / Oitava Rima, 2013), Vertigens (poemas en prosa, Iluminuras, 2015, galardonado con el Premio Jabuti 2016), O Pau do Brasil (poemas en prosa, Urutau, 2016-2020, cinco ediciones), Vapor Barato (novela, Iluminuras, 2018) y Malangue Malanga (poemas, Multinacional Cartonera, 2019). Tiene libros publicados en Portugal –Exílio aos olhos, exílio às línguas (Oca, 2017)–, Chile –Cuentos de zoofilia, memoria y muerte (LOM, 2018)– y Colombia –Catecismo Salvaje (El Taller Blanco Ediciones, 2020)– . Tradujo al portugués autores hispanoamericanos como Horacio Quiroga (Contos da Selva, Cartas de um caçador, Contos de amor de loucura e de morte, todos por Iluminuras), Luis Gusmán (Pele e Osso, Os Outros, Hotel Éden, todos por Iluminuras) y

Alfonsina Storni (Sou uma selva de raíces vivas, Iluminuras, 2020, con apoyo de una Beca Looren / Fundación Pro Helvetia). Su traducción de Pele e Osso, de Luis Gusmán, quedó finalista en el Premio Jabuti 2010, en la categoría Mejor traducción literaria español-portugués. Tiene un doctorado en Literatura Comparada por la Universidad del Estado de Río de Janeiro, y una maestría en Lengua Española y Literatura Hispanoamericana por la Universidad de São Paulo. En Brasil, publicó los ensayos: Reverberações da fronteira em Horacio Quiroga (Humanitas/FAPESP, 2008), Da clínica do desejo a sua escrita (Mercado de Letras/ FAPESP, 2012) y Páginas latino-americanas – resenhas literárias (2009-2015) (EDUFSCar / Oficina Raquel, 2016). Actualmente es coordinador del Programa de Posgrado en Estudios de Literatura de la Universidad Federal de São Carlos, donde actúa como docente en las carreras de grado y posgrado.


Selección de poesía Wilson Alves-Bezerra (Brazil) Serie “Latinoamérica Nuestra” Selecciones poéticas de autores latinoamericanos Editorial Municipal de San Salvador Lic. Ernesto Muyshondt Alcalde de San Salvador Licda. María Luisa Escobar Secretaria de Cultura de San Salvador Claudia Jimenez Editorial Municipal de San Salvador Fotografia: Steven Wyss Diseño y diagramación: Editorial Municipal de San Salvador Publicación: Editorial Municipal de San Salvador y Secretaría de Cultura de San Salvador Marzo de 2021 Esta publicación es un esfuerzo de la Alcaldía Municipal de San Salvador a través de su Editorial Municipal y la Coordinación de Letras y Cultura Originaria de la Secretaría de la Cultura de San Salvador, con el objetivo de difundir la poesía




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