Mis relaciones con Federico Mayor: Una historia entrelazada y apasionante, pero contada a retazos
Emilio Muñoz Ruiz
HOMENAJE
A JOAN J. GUINOVART
Introducción
Un vivo recuerdo de Joan Guinovart
Joaquim Ros Investigación
Joan Guinovart y su carrera como investigador
Joan Massagué
Joan Guinovart y el IRB Barcelona
Francesc Posas
Ciencia y Sociedad
Joan Guinovart y la Revista SEBBM
Jaume Estruch y Joaquim Ros
Joan Guinovart, Presidente fundacional y alma de COSCE
Alicia Alonso, Dolores González Pacanowska y Mª Ángeles Serrano
Un maestro de la comunicación
Josep Corbella
Educación y Universidad
Guinovart educador
Andreu Mas-Colell
“I tu? Jo, Bioquímica” el legado de Joan Josep Guinovart i Cirera
Josep M. Fernández Novell
Internacional
Joan Guinovart: un colega, amigo y vínculo cultural
Israel Pecht
Recuerdos de Joan
Gregory A. Petsko
Joan Guinovart e Iberoamérica
María Luz Cárdenas Cerdá
SEMBLANZAS
Federico Mayor Zaragoza y Joan J. Guinovart
Carlos Gancedo, Vicente Rubio Zamora, Miguel Ángel de la Rosa, Federico Mayor Menéndez, Félix M. Goñi e Isabel Varela Nieto
Antonio Ferrer
Presidente
SEBBM
La deuda de la SEBBM
Las sociedades científicas son agrupaciones profesionales esenciales para el desarrollo, formación, internacionalización y divulgación de la ciencia. Al aglutinar a los científicos de una o múltiples disciplinas favorecen su interacción mediante la organización regular de reuniones, talleres o congresos, y promueven la incorporación de jóvenes investigadores al brindarles un marco en el que discutir sus intereses científicos y profesionales. En este sentido, la promoción de los activos científicos de sus miembros y del impacto social del avance científico son dos objetivos fundamentales que sustentan una sociedad científica. Indudablemente, el primer objetivo es algo reconocido por todos los actores implicados, mientras que el segundo requiere de instrumentos con mayor proyección y vocación social, como son las Fundaciones. Las sociedades científicas han demostrado ser organizaciones altamente conocedoras de su responsabilidad social, tanto en situaciones de crisis sanitarias como las vividas hace apenas un lustro con la COVID-19, como actualmente con la extensa desinformación pseudocientífica propulsada por las redes sociales que daña el bienestar de la sociedad. En este sentido, las sociedades científicas son entidades que evolucionan con la sociedad, adaptándose al progreso tecnológico, económico y social. La capacidad de adaptación es esencial para fortalecer los vínculos con las distintas generaciones que conforman sus miembros y con la sociedad.
En este sentido, la adaptación a la coyuntura del entorno es lo que ha caracterizado y guiado a la SEBBM desde su constitución en el año 1963. Y ello ha sido posible gracias a la visión de los científicos que la crearon, de los miembros que han confiado y confían en ella, y a los equipos directivos que han liderado y gestionado su desarrollo. A todos ellos hemos de agradecer lo que hoy es y representa la SEBBM, una de las sociedades más numerosas y de mayor impacto a nivel nacional, con un amplio reconocimiento a nivel internacional y social. Y a este éxito han contribuido de forma significativa y seminal dos presidentes que gestionaron la SEBBM en dos contextos diferentes, nada fáciles, pero que con su visión, tesón y buen hacer la condujeron de forma brillante.
Me refiero a Federico Mayor Zaragoza y a Joan J. Guinovart, que tristemente nos dejaron hace unos meses y a los que dedicamos este número especial de la revista con el objeto de recordar su legado tanto científico como personal y humano. Hablé de ellos en mi anterior tribuna, pero no me resisto a realizar comentarios complementarios que considero se merecen ambos. Dejo el análisis más detallado y profundo a los dosieres que componen este número y que describirán con mayor acierto y precisión sus trayectorias y legados.
Federico fue un impulsor clave de la SEBBM, participando activamente en las reuniones previas que, finalmente, condujeron a su constitución en 1963. Como vicepresidente de la SEBBM (1968-1972), fue un actor clave en la organización en Madrid de la VI Reunión FEBS en abril de 1969, en un contexto político y social complejo por la declaración del estado de excepción en enero de ese año, que levantó temores en las sociedades de bioquímica europeas. La junta directiva navegó magistralmente por la situación política convirtiendo el congreso en un éxito para la bioquímica nacional, tanto por la extensa participación como por la presencia de seis premios Nobel. Sin duda, un claro triunfo internacional de la joven SEBBM (en aquel entonces SEB) que Federico reforzó ampliamente durante su presidencia (1972-1976).
Federico nunca dejó de ser un apasionado de la SEBBM, dispuesto a ayudar a sus miembros, especialmente a los más jóvenes transmitiéndoles su entusiasmo por la bioquímica, por el avance científico y sus valores humanos. Su humanidad y respeto social están fielmente expuestos en su amplio y excelente poemario, una faceta humana que posiblemente es desconocida por la comunidad SEBBM, pero que fue un pilar elemental de su profundo humanismo. Fue, además, un líder, tanto a nivel nacional reflejado en la multitud de cargos que ostentó, como internacionalmente como director general de la UNESCO. Y no podemos olvidar que fue el promotor en 1968 de la “prueba del talón” en neonatos para la detección temprana de enfermedades raras. Todo un hito sanitario de incalculable valor social. Al igual que Federico, Joan Guinovart fue también un amante de la SEBBM. Durante su presidencia (1996-2000) impulsó la modernización de la SEBBM fortaleciendo su proyección e influencia científica y social. Fue esta modernización la que promovió de forma sustancial la membresía a la sociedad, convirtiéndola en una de las sociedades nacionales más numerosas y un foro para el desarrollo profesional de los jóvenes bioquímicos. Su visión no se circunscribió solo a nivel nacional, se preocupó, y mucho, de la proyección internacional. En este sentido, su nombramiento como FEBS meeting counsellor y la organización en Barcelona del 24th FEBS congress en 1996 fueron claves para potenciar la influencia de la SEBBM y la bioquímica española a nivel europeo. Del mismo modo, su elección como tesorero y, posteriormente, como presidente de la IUBMB reforzaron el liderazgo a nivel mundial. Con este reconocimiento y respecto internacional no cabe duda de que también fue un soporte esencial para que España organizase en Sevilla el 22nd IUBMB-37th FEBS Congress en 2012.
Además, convencido de la importancia de la ciencia para la educación y el bienestar social, y reconociendo que la dispersión de sociedades científicas ejercía una influencia modesta a nivel político y legislativo, en 2003 promovió el proyecto de fundación de la COSCE, confederación que agrupó a 42 sociedades científicas. En 2004 fue elegido su presidente, dotando a la confederación de los instrumentos para su funcionamiento y delineando sus líneas de actuación. Su visión y plan de acción contribuyeron al éxito actual de la COSCE, con más de 70 sociedades que representa a más de 30.000 científicos de todas las ramas del conocimiento.
No menos importante fue la impronta que dejó Joan en la comunicación científica como editor de las revistas SEBBM e IUBMB, a las que profesionalizó, convirtiéndolas en revistas de excelencia ampliamente apreciadas por la comunidad bioquímica. Particularmente, la revista SEBBM experimentó un cambio sustancial tanto en el contenido como en su formato, que la hicieron un producto altamente leído por una amplia audiencia tanto a nivel nacional como internacional. Una característica de la revista SEBBM es su compromiso de divulgación científica en español, uno de los objetivos del cambio auspiciado por Joan. En síntesis, Federico y Joan no sólo fueron dos gigantes de la bioquímica, fueron, además, dos excepcionales miembros de la SEBBM, así como dos inquebrantables humanistas defensores de los derechos y la dignidad humana, y de la paz. Dos modelos humanos a los que copiar por sus bondades y generosidad. La SEBBM, y en general nuestra sociedad, está en deuda con ellos. ¡Mil gracias por vuestras enseñanzas, valores y enorme legado!
Inmaculada
Yruela Guerrero
Directora Revista
SEBBM
Mirando al futuro
Este número especial de la Revista SEBBM dedicado al Prof. Federico Mayor Zaragoza y al Prof. Joan J. Guinovart i Cirera, que tristemente nos dejaron a final de 2024 e inicio de 2025, pretende dar una visión amplia de sus respectivas aportaciones al avance del conocimiento científico, a la educación, a la configuración del espacio político dedicado a la ciencia, y a la sociedad, tanto en España como fuera de nuestras fronteras, a través de dos dosier de artículos coordinados por Carmen Aragón y Joaquim Ros, colaboradores de esta revista, y de semblanzas de la mano de los expresidentes SEBBM. Sin duda, la comunidad científica española e internacional son deudoras de su dedicación y de los extraordinarios logros que consiguieron en sus diferentes ámbitos, de los que también se vio beneficiada la SEBBM. Uno de esos logros, en el que quiero detenerme en estas líneas, es la creación del European Research Council (ERC) en 2007, al que el Prof. Mayor Zaragoza contribuyó como nos relata uno de los artículos de este número. Después de dieciocho años, el ERC es una consolidada institución de financiación que ha impulsado la ciencia de vanguardia, la innovación y la cooperación inter- y multidisciplinar en la UE, valorando el género, la diversidad y la inclusión. El presupuesto en su primer periodo 7PM (2007-2013) fue de 7,7 billones de euros y ha aumentando progresivamente hasta alcanzar los 16 billones de euros en el periodo actual Horizon Europe (2021-2027). El presupuesto se reparte entre las áreas: Física e Ingeniería (45%), Ciencias de la Vida (35%), Ciencias Sociales y Humanidades (18-21%); un reparto que se ha mantenido en los diferentes periodos.
Desde su inicio en 2007, el ERC ha financiado más de 16.000 proyectos y a más de 10.000 investigadores. Su impacto en la investigación española es incuestionable. En el primer periodo, 7PM (2007-2013), se financiaron 246 proyectos con 415 M€ (35% en Ciencias de la Vida); en el periodo, Horizon 2020 (2014-2020), se duplicaron estas cifras logrando 495 proyectos con 760 M€. En el presente periodo, Horizon Europe desde 2021, se han financiado 352 proyectos con 575 M€, por lo que es posible que consigamos superar las cifras del periodo anterior (2014-2020). La ciencia española ha avanzado gracias a estas ayudas, y socias y socios de la SEBBM han conseguido soporte económico para iniciar, consolidar o mantener sus líneas y grupos de investigación. La educación también fue uno de los temas donde ambos dedicaron esfuerzo. Mayor Zaragoza impulsó numerosas iniciativas culturales y educativas durante su mandato en la UNESCO y defendió que la educación es la base de la democracia y la paz.
«Nuestra esperanza es que la educación se centre en cultivar aquellas capacidades que nos hacen humanos: pensar, anticiparse, innovar, imaginar, crear. […]. Educación es que cada individuo tenga la certeza de que ahora ya puede y de que ahora ya debe». (Entrevista en El diario de la Educación 26.08.2024)
Por su parte, Joan J. Guinovart, desde la COSCE y el BIST en Cataluña impulsó programas para la reflexión sobre cómo formar a los investigadores del futuro desde la escuela, y ponerlo, con decisión, en práctica. En editoriales de esta revista, expresó reiteradamente el valor de la educación y el conocimiento para una investigación de calidad y de vanguardia. Rescato aquí algunas de sus palabras:
«La nueva economía no está basada en mano de obra barata, sino en cerebro de obra No es sorprendente por ello que las sociedades que triunfan sean las que disponen de los científicos más creativos, los ingenieros más innovadores, las universidades y los centros de investigación mejor preparados para estudiar y resolver problemas complejos y las empresas con capacidad para generar productos de alto valor añadido» (Boletín SEBBM nº 147 | marzo 2006).
«La falta de vocaciones científicas minan la base del sistema. Este talón de Aquiles nos hace vulnerables al pleno desarrollo de una economía basada en el conocimiento. […]. Urge, pues, crear un sistema educativo que capacite a nuestros jóvenes para competir en un mundo global. […]. El tiempo de difusión de los nuevos conocimientos se ha reducido de forma drástica, de tal manera que cada vez más gente tiene acceso a los nuevos datos con menos retraso. […]. En este escenario es el talento el que decide quién gana» (Revista SEBBM nº 168 | junio 2011).
Estos temas nos siguen preocupando hoy, más si cabe en un escenario global lleno de incertidumbres políticas y económicas donde la posición de Europa parece que se tambalea, y la inversión en educación y en ciencia se puede ver limitada o reducida. Miremos al futuro y trabajemos inspirándonos en el talante comprometido e innovador de nuestros dos homenajeados.
Este número especial se acompaña de un cuaderno con las viñetas de humor científico que se publicaron en el Boletín y Revista SEBBM entre 1999 y 2020 por iniciativa de Joan J. Guinovart, exeditor jefe y de honor de esta revista. El cuaderno anexo se encuentra accesible en el Archivo histórico de SEBBM a través de este enlace.
HOMENAJE A FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
INTRODUCCIÓN
Carmen Aragón
Catedrática de Bioquímica y Biología Molecular. Miembro y jefe de grupo en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, CSIC-UAM (jubilada)
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc12
La triste noticia de la repentina y no esperada desaparición del Profesor Federico Mayor Zaragoza el 19 de diciembre de 2024 ha dado lugar a la publicación de numerosas notas y artículos resaltando su figura, trayectoria e ingente labor realizada en sus diversos y variados escenarios, académico, investigador, humanista, social, sanitario y político.
La Sociedad de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM), siempre deberá agradecer y recordar que el Prof. Mayor Zaragoza fue uno de sus promotores además de presidente en los comienzos de la Sociedad. Junto a otros miembros destacados, y por supuesto Don Severo Ochoa, impulsó muy activamente la celebración del Congreso FEBS en Madrid en 1969 al que asistieron varios Premios Nobel y que supuso un formidable escaparate internacional para la recién nacida Sociedad.
La SEBBM ha querido rendir su propio homenaje al Profesor Mayor Zaragoza, al que tanto le debe, con una serie de artículos en el que se glosan sus principales actividades por personas cercanas conocedoras de las mismas.
En el primero titulado: “Don Federico nuestro maestro”, sus primeros discípulos, en la Universidad de Granada y posteriormente en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) resumen su experiencia académica bajo su tutela. Lo recuerdan en sus comienzos en Granada como un joven y brillante catedrático de un entusiasmo contagioso e ilusión sin límites.
Se destaca, por la gran repercusión sanitaria y social que supuso la creación, primero en Granada del Centro de Investigación de Enfermedades Metabólicas y Cromosómicas (CIAMYC) y posteriormente en Madrid, del Centro
de Diagnóstico de Enfermedades Moleculares (CEDEM) que dará lugar al Programa de Diagnóstico de Enfermedades Moleculares de implantación en todo el territorio nacional. Programa que ha evitado, y lo sigue haciendo, multitud de graves enfermedades metabólicas y genéticas de consecuencias devastadoras.
Otro de los hitos que se destaca es la creación, bajo la iniciativa y tutelaje de Don Severo Ochoa y junto a otros científicos de prestigio, del Centro de Biología Molecular (CBM) como centro mixto Consejo Superior de Investigaciones CientíficasUniversidad Autónoma de Madrid, generador de notables científicos, algunos de ellos líderes de otros prestigiosos centros de investigación.
Sus discípulos siempre lo recordaremos como un líder indiscutible, trabajador incansable, por su gran creatividad, por su deseo de hacer el bien y por algo tan valioso como su sincera amistad.
En el segundo artículo: “Papel de la Federación Europea de Sociedades Bioquímicas y Federico Mayor Zaragoza en la creación del Consejo Europeo de Investigación”, Julio Celis, exsecretario General de la Federación Europea de Sociedades Bioquímicas (FEBS) destaca la importante contribución del Prof. Mayor a la creación del European Research Council (ERC) como Presidente del Grupo de Expertos, nombrado por su reconocida experiencia en política científica. En 2012, la FEBS reconoció este papel crucial concediéndole el
Diplome D’Honneur. Desde 2007 y en la actualidad, el ERC es la principal organización europea de financiación de la investigación de excelencia en las fronteras del conocimiento.
Termina el artículo ensalzando a Federico Mayor Zaragoza como un hombre de cualidades excepcionales, distinguiendo su profunda humildad y su inquebrantable compromiso con su trabajo.
El tercer artículo: “El legado del Profesor Federico Mayor Zaragoza como director general de la UNESCO” por los Profesores Angelo Azzi y Maciej J. Nałęcz, describe la etapa del Prof. Mayor en la UNESCO iniciada cuando contaba 53 años y finalizada doce años después. Como se comenta, su elección a este organismo internacional estuvo favorecida por tratarse de una figura científica respetada con gran experiencia académica, de gestión universitaria además de política y servicio público. Su largo mandato se caracterizó por un gran compromiso con la investigación, la educación, la cultura y la promoción de la paz mundial, y se cita una larga lista de LOGROS CLAVE consecuencia de las numerosas iniciativas y programas novedosos que aumentaron y reforzaron el prestigio y la influencia de la UNESCO en el mundo. Así mismo, se indica que además de su extensa y variada preparación, sus cualidades personales ayudaron y en parte fueron también responsables de sus numerosos logros. En el artículo cuarto, “Federico Mayor-Prohombre, civil servant, polifacético”, el Profesor de
Investigación Jesús Ávila, expresidente de la SEBBM, destaca el papel clave que D. Federico desempeñó impulsando y modernizando la docencia y ciencia españolas como Rector de la Universidad de Granada (nombrado con sólo 34 años) y como catedrático de Bioquímica en esa Universidad formando un grupo de científicos que posteriormente desempeñarían puestos importantes en diversas universidades y centros de investigación. También se le considera como un verdadero civil servant al estilo anglosajón, al crear y fortalecer instituciones, aumentando su eficacia con el consiguiente beneficio para posteriores generaciones. Y como testimonio del gran prestigio, aprecio y cariño que inspiró su fructífera y larga vida se resalta el multitudinario funeral que tuvo lugar en Madrid a los pocos días de su fallecimiento. Ceremonia en la que su hijo Federico destacó también su insustituible papel como pilar fundamental para su extensa familia.
El último artículo: “Mis relaciones con Federico Mayor: Una historia entrelazada y apasionante, pero contada a retazos” por Emilio Muñoz, Profesor de invesigación emérito del CSIC, hace referencia a la relación entre ambos, comenta algunos detalles de la biografía del Profesor Mayor en Cataluña, su lugar de nacimiento, la influencia que ejercieron las mujeres de su familia y su admiración a la coherencia y sentido del emprendimiento de su padre. Uno de sus primeros encuentros, fue la defensa de su tesis doctoral al formar parte del tribunal el Prof. Mayor.
DON FEDERICO NUESTRO MAESTRO
Carmen Aragón Rueda1, Jesús Benavides Yanguas2, Manuel Benito de las Heras3, José Manuel Cuezva Marcos1, Cecilio Giménez Martín1, Juan José Lázaro Paniagua4, Alberto Machado de la Quintana5, Federico Mayor Menéndez1, José María Medina Jiménez6, Francisco Moreno Muñoz1, Ignacio Núñez de Castro García7, Luis Alfonso del Río Legazpi4, Fermín Sánchez de Medina Contreras8, Jorgina Satrústegui Gil-Delgado1, María Dolores Suárez Ortega8, Magdalena Ugarte Pérez1, Fernando Valdivieso Amate1
1 Universidad Autónoma de Madrid
2 Aventis Pharma, París
3 Universidad Complutense de Madrid
4 Estación Experimental del Zaidín, CSIC, Granada
5 Universidad de Sevilla
6 Universidad de Salamanca
7 Universidad de Málaga
8 Universidad de Granada
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc13
Si es difícil encerrar en unas páginas una vida humana, mucho más arduo es tratar de describir en unas pocas palabras, por muy profundas y sentidas que sean, la personalidad tan rica de Federico Mayor Zaragoza, el catedrático eminente, el hombre de grandes intuiciones científicas, el jefe de un grupo de jóvenes científicos, el Rector de la Universidad, el político soñador y entregado, el Director General de la UNESCO, el emprendedor, el amigo, el hombre al que el mundo se le quedó pequeño. Sin embargo, es posible que la memoria colectiva de los que fuimos sus discípulos nos
ayude a dibujar con brochazos los rasgos de su gran personalidad, ese conjunto de cualidades innatas y adquiridas que a lo largo de la vida conforman una persona.
De don Federico Mayor, ese catedrático joven que llegó a Granada el año 1963 al exdirector General de la UNESCO nos queda en primer lugar la urgencia esperanzada, urgencia porque “Mañana siempre es tarde”, pero con esperanza, ese impulso íntimo que se canaliza en la práctica en un imperativo ético para lograr un mundo mejor, en el que impere la paz, a través de la educación, en todos los niveles de la sociedad
y en el mundo entero. En uno de sus poemas, porque también sabía expresar sus sentimientos en bellas palabras profundas decía: “Cuando me pidan cuál es mi estirpe diré que soy linaje del universo entero”.
Y pocos días antes de morir clamaba en su felicitación navideña del año pasado: “De pronto la esperanza renovada En los nuevos senderos
A escala personal y colectiva […] Ahora, por fin, la fuerza de la palabra Y nunca más de las armas, Ahora, sí, ya, «Nosotros los pueblos» Iguales en dignidad”.
Federico Mayor creía y confiaba de verdad en las personas, en la necesidad de “establecer puentes entre fronteras” y de “no considerarnos distantes y mucho menos distintos”, y lo llevó a la práctica en el trato con los alumnos y con sus discípulos más cercanos. “Fue el catedrático que mayor respeto y educación demostraba con los alumnos”, como Profesor y cuando siendo Rector recibía a todos los que pedían audiencia. Cuando llegó a la Universidad de Granada el joven catedrático era “el profesor más brillante que había conocido con un entusiasmo contagioso y una claridad de exposición poco habitual” y “hablaba tan bien que muchos de los que le escuchaban, especialmente las alumnas, solían terminar la clase sin tomar apuntes, encandilados por su magnetismo personal y oratoria”.
Pero no todo se quedaba en palabras, puesto que desde el comienzo nos impresionó a todos su enorme capacidad de trabajo. “Era la primera persona en llegar al Departamento y la última en abandonarlo” y “tengo que decir que pocas veces conseguí llegar al laboratorio antes de don Federico ni salir más tarde”. “De don Federico he aprendido muchas cosas, pero nada como su capacidad de trabajo y su ilusión sin límites”. Y era verdad, en aquellos tiempos don Federico era: director del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Farmacia, director de las primeras Tesis doctorales, Rector de la Universidad de Granada, procurador en las Cortes en las que se discutía la Ley general de Educación de 1970 -en la que estuvo muy implicado-, ley impulsada por el Ministro don José
Luis Villar Palasí, y además de todo ello su empeño en buscar los fondos y ayudas para la investigación, puesto que comenzaban a ver la luz una serie de proyectos que nacían de su enorme creatividad. La labor del Prof. Mayor Zaragoza durante los diez años que estuvo en Universidad de Granada fue impresionante, tanto en el aspecto docente como en el investigador. Consiguió dotar de infraestructura científica al Departamento -entonces todavía “Cátedra”- mediante convenios y ayudas diversas y creó un nutrido equipo de bioquímicos, algunos de los cuales permanecieron en Granada y otros le acompañaron a la Universidad Autónoma de Madrid y posteriormente han ocupado cátedras de Bioquímica en otras Universidades. Con su gran olfato científico para
Con los primeros discípulos (1969).
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HOMENAJE A FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
proponer nuevas hipótesis nos enseñó a investigar y a publicar los resultados de nuestro trabajo. Su capacidad de organización la puso a prueba en la presidencia del IV Congreso Nacional de Bioquímicos Españoles, celebrado en la Facultad de Farmacia de Granada en marzo de 1967. En el transcurso del mismo fueron investidos Doctores Honoris Causa por la Universidad de Granada los premios Nobel: Carl F. Cori, Severo Ochoa y Luis Federico Leloir. En 1968, creó la Sección de Bioquímica de la Estación Experimental del Zaidín (CSIC) de Granada, que con los años se transformó en el actual Departamento de Estrés, Desarrollo y Señalización en Plantas.
Durante su estancia en Oxford en el curso 66-67, en el laboratorio del Prof. Hans Krebs, conoció al Dr. Louis Wolf quien estaba diseñando en aquellos momentos lo que sería uno de los primeros grupos de detección precoz de metabolopatías en el mundo. Y como “mañana siempre es tarde” que no es sólo el título de uno de sus libros, sino su forma de ser y de pensar, no esperó y propuso a la dirección General de Sanidad, -en aquel entonces dentro del Ministerio de la Gobernación-, la creación de un centro piloto para la detección y prevención de enfermedades metabólicas y cromosómicas. En octubre de 1968 se inauguró en Granada, -donde todos es posible-, el Centro de Investigación de Enfermedades Metabólicas y Cromosómicas (CIAMYC). Dos años más tarde se detectó el primer caso asintomático de fenilcetonuria. Era el “milagro” de la prevención, que afortunadamente hoy se extiende a millares de niños con enfermedades metabólicas. Aún en Granada, en junio de 1973, organizó un Simposio Internacional sobre “Avances en el tratamiento de los Errores Congénitos del
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Con los pioneros de Madrid (1981).
Metabolismo” que nos dio la oportunidad de conocer a los científicos más importantes en este campo. Siempre nos inculcó un interés por buscar la posible aplicabilidad de los resultados experimentales, “no tanto por el interés comercial sino por su posible aplicación en la curación de enfermedades que aún persisten en nuestra sociedad y que hacen sufrir a millones de los habitantes de nuestro planeta”. Otro de nuestros compañeros decía: “en mi primera entrevista aprendí que la Bioquímica servía para entender las enfermedades, y que la investigación era la única manera de conocer sus causas con objeto de poder evitarlas”. Muchas veces nos hemos preguntado cómo ha sido posible que después de tantos años sus discípulos sigamos tan unidos con tanta variedad de personas. Recordando los tiempos de Granada Magdalena Ugarte decía: “la convivencia entre nosotros era especialmente buena, teníamos
muy buen «rollo», como se dice ahora, y era una suerte porque en el laboratorio pasábamos la mayor parte del día. Esta buena relación ha sido uno de los ejemplos a seguir por todos nosotros”. Creo sinceramente que la respuesta es porque nos encontrábamos ante un verdadero líder. Podríamos definir a nuestro jefe como el hombre capaz de liderazgo. El líder es definido por el Diccionario de la Real Academia como “persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como su jefe y orientador”. Para que exista el líder es necesario que el grupo crea y confíe en él, que le reconozca como jefe (entre nosotros hablábamos del “jefe”, siempre con respeto y agradecimiento) y que tenga ese carisma de orientación, consejo, aliento, y de comunicación de entusiasmo: lo que nosotros de manera jocosa y cariñosa llamábamos la “federikina”. La deformación profesional nos hizo dar el nombre asonante de “federikina”, a ese fármaco
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En su 70 cumpleaños.
virtual que de hecho existía, y era en realidad ese contagio de optimismo y entusiasmo que la figura del jefe inspiraba.
Federico Mayor sabía muy bien que el grupo no se consolida si no hay una empatía entre todos los miembros, que sirva como de tejido conjuntivo, más allá de los encuentros diarios en el trabajo de la docencia y de la investigación. La amistad sincera ha seguido viva entre los diferentes miembros de los grupos que luego se formaron en Granada, Madrid, Salamanca, Sevilla y Málaga. El dinamizar al grupo, sin presionarlo y agobiarlo es una de las características del líder, puesto que al líder hay que seguirle siempre con el mismo paso que él impone y don Federico supo imponernos un paso, a veces por caminos costosos y difíciles, pero conociendo dónde podría estar el límite de fractura psicológica de cada uno de nosotros.
El líder tiene que saber dinamizar y entusiasmar al grupo, para que éste crea en una labor común. En aquel entonces el entusiasmo suplía en parte nuestra inexperiencia en el mundo de la ciencia. Íbamos un poco a
“contraviento” (es curioso que el primer libro de poemas, muchos de ellos autobiográficos, de Federico Mayor se titule así: “A contraviento”), pero luchábamos como los remeros que describe Virgilio en las regatas de la “Eneida”, con ese verso tan maravilloso con el que don Federico abre su libro de ensayo: “Mañana siempre es tarde”; Possum quia posse videntur
En septiembre de 1973, Federico Mayor se traslada a la Universidad Autónoma de Madrid donde crea el Centro de Diagnóstico de Enfermedades Moleculares (CEDEM). Federico Mayor, además de abogar por la investigación en general, ha apoyado la investigación de las enfermedades causantes de daño neurológico y su prevención. Y fruto de muchas acciones orientadas a este fin fue la creación del Plan Nacional de Prevención de la Subnormalidad. Un año después, en 1974, Federico Mayor Zaragoza, junto con el Premio Nobel Severo Ochoa, impulsó la creación del Centro de Biología Molecular ‘Severo Ochoa’ (CBM), CSIC-UAM, del que fue su director hasta 1978. En el CBM se
integraron los grupos del CSIC de los Profesores Eladio Viñuela, Margarita Salas, David Vázquez y Antonio García Bellido.
Federico Mayor, en estos años, fue además Subsecretario de Educación y Ciencia, Diputado del Parlamento Español, Ministro de Educación y Ciencia, Diputado del Parlamento Europeo, Director General Adjunto y Director General de la UNESCO. Pero nunca nos dejó solos, siempre pudimos contar con él.
Con la Fundación Cultura de Paz, que constituyó en 2000, Federico Mayor continuó la labor emprendida en la UNESCO promoviendo la educación, el diálogo y el desarrollo sostenible como herramientas para prevenir la violencia y fomentar la convivencia pacífica. Federico Mayor fue un firme defensor del multilateralismo y la necesidad de una gobernanza global más justa y equitativa en pro de una sociedad más justa y pacífica; su indiscutible liderazgo, su trabajo incansable, su entusiasmo contagioso, su fecunda creatividad, su deseo de hacer el bien y lo más importante su sincera amistad vivirán siempre en sus discípulos.
HOMENAJE A FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
Internacional
PAPEL DE LA FEDERACIÓN EUROPEA DE SOCIEDADES BIOQUÍMICAS Y FEDERICO MAYOR ZARAGOZA EN LA CREACIÓN DEL CONSEJO EUROPEO DE INVESTIGACIÓN
Julio Celis
Exsecretario General de la Federación Europea de Sociedades Bioquímicas (FEBS)
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc14
El espacio europeo de investigación
En la Cumbre de Lisboa de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE), celebrada en marzo de 2000, la ciencia recibió por primera vez el respaldo político como motor principal del futuro de la UE, junto con el despliegue de las tecnologías de la información. La promesa era conseguir una «sociedad de la información». La «Estrategia de Lisboa» anunciaba un audaz acuerdo de todos los Estados de la UE para «trabajar en convertir a la UE en la economía basada en el conocimiento, más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenida, crear más empleo y lograr una mayor cohesión»
Se reconocía así que el progreso en las ciencias básicas es tan importante como la innovación, un punto clave que animó a los asistentes a superar los límites y explorar nuevas fronteras. Además, se fijó como objetivo principal reunir, como actores convergentes, a las instituciones y los programas de I+D a nivel nacional, intergubernamental y de la UE. A esta promesa siguió el compromiso de la Cumbre de la UE, celebrada en Barcelona en 2002, de aumentar el gasto (público y privado) en I+D de la UE al 3% del PIB para el año 2010. Por primera vez, los Jefes de Gobierno proponían un aumento sustancial del presupuesto de la UE para
investigación. Esta medida no sólo estimuló a la comunidad científica a colaborar y comprometerse en cuestiones de política científica, sino que también sentó las bases para alcanzar los objetivos del «Espacio Europeo de Investigación» (EEI), concepto concebido por el influyente comisario Phillip Busquin. Su visión estaba determinada por los objetivos políticos fijados por los gobiernos de la UE, y desarrolló la idea del EEI como un espacio dinámico de convergencia para todos los agentes europeos de la ciencia y la tecnología. Tal concepto proporcionó un marco para fijar las prioridades políticas de la política científica de la UE.
Participación de la FEBS en actividades de política científica
La FEBS, una de las principales fuerzas promotoras de las ciencias de la vida en Europa, con cerca de 40.000 científicos miembros distribuidos en 36 sociedades constituyentes, ha desempeñado un papel crucial en la comunidad de las ciencias de la vida. Fue pionera en el reconocimiento de la responsabilidad social de los científicos y comprendió que la investigación en ciencias de la vida se estaba volviendo multidisciplinar. Para abordar esta cuestión, la FEBS fomentó un espíritu de colaboración, uniendo fuerzas con otras organizaciones internacionales para
adquirir una visión global de esta área de conocimiento. Este enfoque estratégico y la cooperación internacional condujeron a que la FEBS se implicara, con determinación, en estructurar y amplificar significativamente la aportación de la comunidad bioquímica a la política científica en todas las ciencias de la vida.
Con este fin, en 1999, como Secretario General de la FEBS, propuse al Comité Ejecutivo la creación de un Comité de Ciencia y Sociedad con visión de futuro. Este innovador Comité fue concebido para servir de puente entre los científicos y la sociedad, e identificar y abordar de forma
proactiva los problemas derivados de los nuevos avances de la investigación.
Su creación supuso un paso crucial en la evolución de las ciencias de la vida, allanando el camino hacia un futuro más integrado e impactante. En julio de 2001, Federico Mayor, antiguo Director General de la UNESCO (19871999), fue nombrado Presidente del Comité. Federico, un líder excepcional, aportó al Comité una «visión» clara y sabiduría política. Una de las principales tareas del Comité consistió en debatir y asesorar sobre los problemas derivados o previsibles de los avances científicos.
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De izquierda a derecha José Mariano Gago, Joan Guinovart, Claudina Rodrigues-Pousada y Julio Celis en el Congreso de la FEBS de 2001.
HOMENAJE A FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
Teniendo en cuenta el carácter cada vez más multidisciplinar de la investigación en ciencias de la vida, también subrayé ante el Comité Ejecutivo en 1999 la urgente necesidad de colaborar con otras organizaciones internacionales para alcanzar una visión global de esta área de conocimiento. El Comité Ejecutivo no sólo reconoció la propuesta, sino que la respaldó. Como resultado, en la reunión celebrada en Niza en junio de 1999 anuncié que estaba en conversaciones con la Organización Europea de Biología Molecular (European Molecular Organisation, EMBO por sus siglas en inglés), el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (European Molecular Biology Laboratory, EMBL por sus siglas en inglés) y la Organización Europea de Ciencias de la Vida (European Life Science Organisation, ELSO por sus siglas en inglés) para establecer un foro para las ciencias de la vida en Europa. Este esfuerzo de colaboración puso de relieve la unidad y
la visión compartida en la comunidad científica, un sentimiento de pertenencia y unidad que todos compartíamos.
Poco después, en una reunión organizada por la EMBO en el EMBL de Heidelberg, en mayo de 2000, un grupo de destacados especialistas en ciencias de la vida acordó trabajar para crear el European Life Sciences Forum (ELSF, por sus siglas en inglés). Esta acción estimuló a los científicos a asumir un papel más activo en cuestiones estratégicas de política científica, y a hablar con una sola voz para emprender acciones conjuntas en nuestro empeño por crear un Consejo Europeo de Investigación (European Research Council, ERC por sus siglas en inglés). Para empezar, se nombró un pequeño órgano de gobierno formado por Frank Gannon, Director de la EMBO; Fotis Kafatos, Director General del EMBL; Kai Simons, Presidente de la ELSO; y yo mismo como Presidente. Luc van Dyck se incorporó a la ELSF
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El comisario Phillippe Buscan (derecha) y Federico Mayor (izquierda) en el 50 aniversario de la FEBS en 2014.
como Coordinador Ejecutivo seis meses después. La secretaría se ubicó en las instalaciones del EMBL/EMBO en Heidelberg, y el EMBL, EMBO y FEBS acordaron sufragar una parte importante de los gastos durante tres años.
La ELSF se creó con un objetivo claro: ayudar a los científicos a desempeñar un papel activo en la definición de cuestiones estratégicas y de política científica, hablar con una sola voz en ámbitos de interés general y aumentar la visibilidad y el impacto de las organizaciones que representan a las ciencias de la vida en la formulación de políticas. Las actividades de la ELSF, como la identificación e implicación de las principales partes interesadas, el establecimiento de sólidas conexiones con funcionarios de la Comisión en Bruselas y la aportación de valiosas contribuciones al Sexto Programa Marco (6PM) de la UE, contribuyeron a esta misión. La ELSF también garantizó la continuidad y la rápida respuesta a los avances de la investigación en curso mediante la organización de reuniones para debatir las últimas novedades relacionadas con el ERC.
En 2004, la ELSF puso en marcha la Iniciativa para la Ciencia en Europa (Initiative for Science in Europe, ISE por sus siglas en inglés). Con ello se consiguió que unas 35 organizaciones científicas europeas se unieran para estructurar y dar mayor peso a la comunidad científica en la elaboración de las políticas científicas, y promover la iniciativa del ERC. La asamblea apoyó por unanimidad el nombramiento de José Mariano Gago como Presidente (Imagen 1) Desde su creación, la secretaría de la ISE corrió a cargo de la ELSF y se ubicó en el EMBO/EMBL, en Heidelberg.
El ISE fue un testimonio del enfoque integrador de la ELSF, que unió a las sociedades científicas europeas y a las organizaciones de
investigación científica de todas las disciplinas y áreas. Involucró activamente a los investigadores en la elaboración y aplicación de las políticas científicas europeas, y abogó por un asesoramiento científico sólido e independiente para desarrollar políticas europeas más amplias. La organización ha sido fundamental en la defensa de programas de financiación de la investigación científica innovadora y basada en la excelencia, y ha desempeñado un papel importante en la creación del ERC.
Creación del European Research Council
La Real Academia de Suecia desempeñó un papel fundamental en la creación del European Research Council (ERC) al sugerir en 2001 la idea de crear una institución de financiación que atendiera las preocupaciones de la comunidad investigadora en ciencia básica. Esta propuesta, testimonio de la previsión y el compromiso de la Academia con la investigación, se debatió posteriormente en una trascendental conferencia
celebrada en Copenhague en octubre de 2002, durante la presidencia danesa del Consejo, un acto crucial titulado «Hacia el EEI: ¿Necesitamos un Consejo Europeo de Investigación?». El Consejo Danés de Investigación organizó el acto bajo los auspicios de la presidencia danesa de la UE. Políticos, responsables de ministerios, consejos europeos de investigación y algunos científicos, entre los que yo representaba a la ELSF, asistimos a la reunión, que marcó un paso importante en la andadura del ERC.
Dinamarca estaba interesada en llevar este programa más lejos, lo que sin duda requería mucho dinero y esfuerzo. Se debatió qué tipo de investigación debía financiarse, si era necesaria y su impacto potencialmente transformador; una perspectiva que nos llenó de optimismo y esperanza en el futuro. Dado que la comunidad científica no estuvo debidamente representada en la reunión, propuse, en nombre de la ELSF, organizar una reunión de seguimiento para recabar las opiniones de la
comunidad científica y proporcionar un foro en el que alimentar y debatir la iniciativa del ERC en los años siguientes. El informe de la reunión de Copenhague se envió a los ministros de investigación de la UE, quienes en su reunión del 26 de noviembre del mismo año, acordaron explorar las opciones para crear un ERC en cooperación con las organizaciones de investigación nacional y europeas pertinentes.
Como el Gobierno danés pretendía cimentar la idea de un ERC antes del final de su presidencia, el Ministro de Ciencia, Tecnología y Desarrollo danés, Helge Sander, creó en octubre de 2004 un pequeño comité, el Grupo de Expertos del ERC (ERC Expert Group, ERCEG, por sus siglas en inglés). Al finalizar la presidencia danesa, Helge Sanger me pidió que propusiera a un científico para presidir el ERCEG. Sugerí a Federico Mayor, antiguo Director General de la UNESCO y Presidente del Comité de Ciencia y Sociedad de la FEBS, para que lo presidiera. Su experiencia en políticas científicas, adquirida durante su mandato en la UNESCO, y su trabajo en la FEBS le convertían en un candidato altamente cualificado para este importante cargo. Federico, que daba prioridad a la ciencia y al bienestar de la sociedad, era perfecto para el puesto (Imagen 2)
El informe final del ERCEG recomendaba «la creación de una nueva dimensión europea para la financiación de la investigación; el ERC que fomentará la colaboración y la competencia entre los investigadores europeos, permitiéndoles competir en función de la excelencia». El informe también abordaba los problemas de autonomía, financiación, responsabilidad y gobernanza del ERC. Subrayaba que sería necesario el compromiso político de la UE para garantizar un ERC
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Federico Mayor e Israel Pecht, Secretario General de la FEBS.
HOMENAJE A FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
plenamente operativo nada más comenzar el Séptimo Programa Marco (7PM). El potencial del ERC para fomentar la colaboración y la competencia no sólo era apasionante, sino también significativo, lo que subraya el impacto que podía tener en todas las partes interesadas.
En 2004, se creó un grupo de expertos de alto nivel, integrado por destacados especialistas en sus respectivos campos, con el objetivo de estudiar las posibilidades de creación del ERC. Este grupo junto a otros grupos de especialistas, como uno encargado por la Fundación Europea de la Ciencia, o el encargado para analizar las implicaciones económicas de la Declaración de Lisboa, o el grupo de alto nivel encargado por la Comisión Europea (CE), llegaron a una conclusión unificada. Coincidieron en que la UE debía crear una institución de apoyo a la investigación en las fronteras del conocimiento, una decisión tomada con la máxima confianza en su experiencia.
En julio de 2005, antes del primer Consejo informal de Competitividad bajo la presidencia británica, el ISE envió una carta a los ministros de investigación de los 25 estados miembros de la UE, a la Comisión Europea (CE) y a los miembros del Parlamento Europeo. En esta carta, el ISE pedía un ERC autónomo con un presupuesto estratégicamente alineado con las necesidades y aspiraciones del acuerdo de Lisboa. Esta carta fue firmada por 42 organizaciones relacionadas con la ISE, lo que suponía una mejora significativa en la política de investigación de la UE.
Ese mismo año, el Director General de Investigación de la CE, Achilleas Mitsos, pronunció un discurso en una reunión organizada por el ISE en el que reinterpretó las leyes de la UE. Destacó que la competencia a
escala de la UE, incluida la investigación básica, cumplía la condición previa necesaria de «valor añadido» para los estados miembros. El camino estaba abierto para incluir el ERC en el próximo 7PM, y esta inclusión formal en 2006 marcó un paso significativo en la evolución del campo. El Parlamento Europeo y el Consejo de Ministros de la UE aceptaron el 7PM de apoyo a la investigación de la Unión Europea, del que el ERC era un componente emblemático. El liderazgo del difunto ministro Mariano Gago fue decisivo en las últimas etapas de la creación del ERC, ya que tenía amplias conexiones con el Consejo de Competitividad. El ERC se creó oficialmente el 27 de febrero de 2007, en el marco del 7PM. En la actualidad ostenta con orgullo el título de principal organización europea de financiación de la investigación de excelencia en las fronteras del conocimiento, lo que infunde confianza en el futuro de la financiación de la investigación en Europa.
En 2012, la FEBS reconoció el papel crucial de Federico Mayor en la creación del ERC concediéndole el Diplome D’Honneur por su destacada contribución como Presidente del ERCEG (Imagen 3) Posteriormente, en septiembre de 2023, la Asociación Catalana de Centros de Investigación entregó el Premio ACER a Federico Mayor por su papel decisivo en la creación del ERC.
Federico Mayor, que falleció el 19 de diciembre de 2024, era un hombre de cualidades excepcionales. Su clara visión, su sabiduría política y su valentía eran evidentes para todos los que le conocían. Sin embargo, era su profunda humildad y su inquebrantable compromiso con su trabajo lo que realmente le distinguía. Estas cualidades no sólo demostraban su honradez y respeto por sus deberes, sino que también eran la fuerza motriz de su trabajo, lo que le hacía accesible a todos.
Traducción del inglés por Inmaculada Yruela
Para saber más
Celis JE. FEBS in the new millennium. European Journal of Biochemistry 267 (2000) 5267. https://doi.org/10.1046/ j.1432-1327.2000.01689.x
Celis JE, Gago JM. Shaping science policy in Europe. Molecular Oncology 8 (2014) 447–457. https://doi.org/10.1016/j. molonc.2014.03.013
Gannon F. The ERC: from before then to anniversary celebrations. EMBO reports 18 (2017) 1873-1874. https://doi.org/10.15252/ embr.201745025
Köenign T. The European Research Council (2016).
Van Dyck L. A new partnership between science and politics. European scientists ought to adapt to new research policy paradigms. EMBO reports 3 (2002) 1110–1113. https://doi.org/10.1093/ embo-reports/kvf250
EL LEGADO DEL PROFESOR FEDERICO MAYOR ZARAGOZA COMO
DIRECTOR GENERAL DE LA UNESCO
Angelo Azzi
Miembro de la Escuela de Postgrado de Farmacología Biomédica y del Programa de Desarrollo de Medicamentos, Universidad de Tufts, EE.UU. Expresidente del Consejo Científico Asesor del Instituto Internacional de Biología Celular y Molecular MCBN/UNESCO/Academia Polaca de Ciencias de Varsovia. Expresidente de la Unión Internacional de Bioquímica y Biología Molecular (IUBMB).
Maciej J. Nałęcz Presidente del Patronato Fundación Nencki para Promoción de Ciencias de la Vida. Exdirector del Instituto Nencki de Biología Experimenta. Expresidente del Consejo Científico Asesor del Instituto Internacional de Biología Celular y Molecular MCBN/UNESCO/Academia Polaca de Ciencias de Varsovia.
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc15
El Profesor Federico Mayor Zaragoza (llamado aquí «Don Federico» o «Prof. Mayor») accedió a la Dirección General de la UNESCO en 1987. Aún joven (53 años), estaba muy bien preparado. Bioquímico con doctorado (Universidad Complutense de Madrid) y numerosas publicaciones, era una figura científica respetada que contaba con experiencia tanto en investigación como en gestión de la enseñanza superior, esta última obtenida como Catedrático y Rector de la Universidad de Granada (1968-1972) y Catedrático
de la Universidad Autónoma de Madrid, donde coorganizó y dirigió el Centro de Biología Molecular (CBM), UAM/CSIC. También tenía experiencia en política y servicio público, habiendo sido subsecretario del Ministerio de Educación y Ciencia, Diputado a Cortes, Consejero del Presidente Adolfo Suárez y, en 1981-1982, Ministro de Ciencia y Educación en el Gabinete de Leopoldo CalvoSotelo. Elegido en 1987 Diputado al Parlamento Europeo, abandonó su escaño por ser elegido Director General de la UNESCO en 1987. Con tal curriculum su elección
fue fácil y su acogida en UNESCO calurosa. Marcó su mandato (19871999) con su compromiso con el fomento de la investigación, la educación, la preservación cultural y la promoción de la paz a escala mundial.
Inteligente, con visión y capacidad de ganarse el respeto a su autoridad, era carismático y encantador, lo que facilitó mucho las interacciones y ayudó a su éxito en cuanto abordaba. Hábil en la negociación con políticos y en la discusión con científicos o especialistas en cultura, era muy convincente, por ejemplo con educadores y
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El Profesor Federico Mayor Zaragoza, Director General de la UNESCO, en su visita oficial a Varsovia (Polonia) en 1995.
empresarios, a los que instaba a adoptar nuevos conceptos y elevados valores y, a los últimos, a colaborar económicamente con sus iniciativas. Fascinaba a los jóvenes. Como ejemplo, una anécdota de la que uno de nosotros (MN) fue testigo como Director del Instituto Nencki de Biología Experimental de la Academia Polaca de Ciencias, en Varsovia, en 1995. Visitaba el Prof. Mayor Varsovia como Director General de UNESCO, por lo que tuvo tratamiento de Jefe de Estado, siendo anfitrión oficial el Primer Ministro de Polonia, lo que conllevó un importante dispositivo de seguridad. Cuando, a requerimiento suyo, visitó el Instituto Nencki con el propósito de hablar de ciencia con su personal, especialmente con jóvenes, se congregaron en la sala de conferencias unos 100 asistentes a la espera de don Federico, enmudeciendo cuando cuatro soldados armados penetraron en la sala e iniciaron con mirada fría un sistemático examen de seguridad. Al silencio
siguieron las risas generalizadas, justo cuando entraba en la sala don Federico, quien se unió a las risas y rogó a los soldados que se retiraran. Siguió una hora de fantástico debate, en su mayoría con los jóvenes doctorandos como protagonistas, con respuestas directas y cercanas, salpimentadas del característico humor del distinguido visitante.
Logros clave
Durante su mandato, el Prof. Mayor abordó numerosas iniciativas de éxito y programas novedosos, ampliando y reforzando la influencia de la UNESCO en la ciencia, la educación y la cultura del mundo. Mencionaremos las que, habiendo tenido impacto duradero, conforman el legado UNESCO de don Federico.
1. Iniciativa de Educación para Todos. Buscó garantizar el acceso universal a una educación de calidad, subrayando la importancia de la alfabetización para el desarrollo sostenible, tratando
también de reducir las disparidades educativas.
2. Programa UNITWIN y de Cátedras UNESCO. Lanzado en 1992, este programa busca reforzar las capacidades de investigación y enseñanza superior creando Cátedras UNESCO y redes en disciplinas clave. Generó una plataforma facilitadora de la colaboración entre universidades, para abordar retos mundiales y fomentar la innovación.
3. Preservación cultural. Intensificó los esfuerzos de la UNESCO para proteger el patrimonio mundial y promover la diversidad cultural. Abogó por salvaguardar el patrimonio cultural inmaterial, reconociendo su papel en el fomento de la identidad y el entendimiento mutuo.
4. Programa de Cultura de Paz. Esta emblemática iniciativa fomenta la no violencia, el diálogo y la tolerancia, incluyendo campañas educativas, proyectos comunitarios y de asociaciones
HOMENAJE A FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
internacionales para fomentar una cultura de respeto y comprensión mutuos. Su compromiso con esta iniciativa hizo que, terminado su mandato en la UNESCO, creara en España y dirigiera hasta el final de su vida la Fundación «Cultura de Paz».
5. Programa Memoria del Mundo. Iniciado en 1992, tenía como objetivo preservar y facilitar el acceso al patrimonio documental de la humanidad: manuscritos raros, registros históricos y materiales audiovisuales amenazados por el deterioro o el abandono.
6. Año Internacional de la Alfabetización. Designó a 1990 como Año Internacional de la Alfabetización, para concienciar de la necesidad de la alfabetización universal. Gobiernos, ONGs y sociedad civil concertaron medidas para erradicar el analfabetismo. Su concepto de «Año Internacional» se utilizó posteriormente como mecanismo de promoción para el Año Internacional de las Matemáticas (1999), un legado que ha perdurado con otras
iniciativas similares tras su mandato (véase más adelante).
7. Programa de Educación sobre el Patrimonio Mundial. Incluía material educativo, talleres y actividades orientadas a los jóvenes con el objeto de comprometerlos en la protección del patrimonio tanto cultural como natural.
8. Red de Biología Molecular y Celular (MCBN). Entre las iniciativas UNESCO en ciencias de la vida, destacan la creación de las organizaciones científicas IBRO (International Brain Research Organization) e ICRO (International Cell Research Organization), de comités especiales como el BAC (Biotechnology Action Council) o redes como MIRCEN (Microbial Resource Centers Network). Para fomentar la colaboración entre investigadores de biología molecular y celular, durante el mandato de don Federico se creó la Red de Biología Molecular y Celular (MCBN), que dirigió uno de nosotros (AA) y que tenía como objetivos específicos promover
el avance de la investigación científica, mejorar el intercambio de conocimientos y prestar apoyo a los laboratorios de países en desarrollo, buscando garantizar el acceso equitativo a los descubrimientos de vanguardia. La MCBN creó varias redes nacionales que desempeñaron papeles clave en muchas regiones y condujeron a la creación de algunos Centros de Excelencia en Biología Celular y Molecular bajo los auspicios de la UNESCO. Entre ellos, el de más éxito es el Instituto Internacional de Biología Celular y Molecular de Varsovia, creado en 1999.
9. Programa sobre el Genoma Humano. El Prof. Mayor estuvo en el origen de este programa, dentro del cual se celebró el simposio titulado: “De la Doble Hélice al Genoma Humano: 40 Años de Genética Molecular” organizado por COGENE (Comité de Experimentación Genética), patrocinado por la UNESCO y la UE, y celebrado en la sede de la UNESCO con participación de trece premios Nobel, teniendo lugar los días 21 al 23 de abril de 1993, en conmemoración del 40º aniversario del descubrimiento de la estructura del ADN. El programa sobre el genoma humano se vinculó a los Comités Internacional e Intergubernamental de Bioética, y a las Declaraciones Universales sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, y sobre Bioética y Derechos Humanos. Estas declaraciones constituyen el marco de referencia ético para la investigación en ciencias médicas y de la vida, y en su proyección clínica, especialmente en lo que se refiere a los estudios, la metodología y los tratamientos genéticos.
10. Programa SESAME. Don
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Federico Mayor Zaragoza (izquierda) con Maciej Nałęcz en la reunión con estudiantes de doctorado del Instituto Nencki de Varsovia (1995).
Federico apoyó la creación del sincrotron SESAME (Synchrotron-light for Experimental Science and Applications in the Middle East), como iniciativa científica de colaboración para investigadores de todo Oriente Medio, buscando fomentar la excelencia científica y promover la cooperación regional mediante el uso compartido de una instalación de sincrotrón de vanguardia. Convocó una reunión en junio de 1999 en la UNESCO que dio lugar a la creación del Consejo Interino internacional de SESAME, un grupo de físicos de talla mundial encabezado por el Prof. Herwig Schopper, antiguo Director General del CERN. La formación de este grupo inició un proceso largo (años) y complicado, con participación de muchos científicos, ingenieros, políticos y funcionarios de la UNESCO, la UE y otras organizaciones, que finalmente llegó a buen puerto. Basado en los estatutos del CERN (también creación de la UNESCO, en 1955), SESAME funciona en Jordania al servicio de toda la región (Oriente Medio) con infraestructura muy moderna y personal internacional. El éxito final tiene muchos «padres» (MN fue uno principal desde su puesto en la UNESCO), pero el apoyo inicial del Prof. Mayor fue crucial para lanzar el proyecto. Chipre, Egipto, Irán, Israel, Jordania, Pakistán, Palestina y Turquía son miembros de SESAME, cofinanciando el proyecto y utilizando el centro en colaboración pacífica, un verdadero milagro que hace realidad el «sueño» del Prof. Mayor, que siempre creyó en el poder de la ciencia para construir la paz.
11. El Consejo Internacional de Asesoramiento Científico (ISAB) de la UNESCO (1997) y la Conferencia Mundial sobre la
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Ciencia (1999). El Prof. Mayor creó el ISAB como órgano de composición abierta para asesorar al Director General sobre cuestiones estratégicas de la ciencia, sobre el servicio de la ciencia al desarrollo y al medio ambiente, y sobre adopción de iniciativas internacionales para promover la ciencia y su aplicación al aumento de la calidad de vida y la mejora del medio ambiente. La actividad del ISAB se inició en su primera reunión, celebrada el 20-21 de enero de 1997. Los miembros de la Junta eran todos científicos de muy alto nivel. El objetivo del Prof. Mayor era también facilitar la interacción entre la comunidad científica y los responsables de la toma de decisiones de la UNESCO, con el fin de basar las acciones de la UNESCO más en el conocimiento científico que en los deseos políticos; así como disponer de un grupo de personas “sabias” capaces de revisar el impacto de la UNESCO en la ciencia, la educación, la cultura y la sociedad a nivel de todo el
planeta. Aunque el Consejo en pleno sólo se reunió una vez y el órgano dejó de existir tras el mandato de Don Federico, tuvo un impacto duradero. Fue el ISAB de la UNESCO el que propuso organizar una conferencia sobre la ciencia mundial que pudiera examinar los logros y las necesidades de la ciencia. Esto condujo a la organización de la primera Conferencia Mundial sobre la Ciencia (CMC) en 1999 en Budapest. De ella surgieron una «Declaración sobre la Ciencia y el Uso del Saber Científico» y un «Programa en pro de la Ciencia: Marco General de Acción», dos importantes documentos para la actividad científica mundial a partir de entonces. La CMC también estableció el 10 de noviembre como «Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo». En cierto modo, la Conferencia Mundial sobre la Ciencia continúa hasta ahora en forma de «Foro Mundial de la Ciencia» que se organiza cada dos años en diversos lugares. 12. Programa For Women in Science (FWIS) con L’Oréal. En
Federico Mayor Zaragoza (derecha), Angelo Azzi (centro) y Maciej Nałęcz (izquierda) en la inauguración del Instituto Internacional de Biología Celular y Molecular de Varsovia.
HOMENAJE A FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
colaboración con L’Oréal, el Prof. Mayor lanzó el programa FWIS para reconocer y apoyar a las mujeres científicas de todo el mundo. Esta iniciativa concede subvenciones y becas para fomentar la participación de las mujeres en la investigación y el liderazgo científicos, abordando las disparidades de género y promoviendo modelos femeninos en la ciencia. El éxito mundial de este programa subraya el talento de don Federico para encontrar socios adecuados y fiables que patrocinen sus excelentes ideas.
13. Año Internacional de las Matemáticas (1999) Siguiendo el concepto del «Año Internacional de la Alfabetización 1990», don Federico propuso un Año Temático de las Matemáticas en 1999, para esta ciencia «madre de todas las ciencias». Fue el primero de varios Años Internacionales organizados por sus sucesores, el DG Koichiro Matsuura y la DG Irina Bokova, lo que también cuenta como legado indirecto de don Federico. Hasta 2016, cuando uno de nosotros (MN) se jubiló de su actividad en la UNESCO, organizamos varios actos de promoción: los Años Internacionales de la Física, la Astronomía, el Planeta Tierra, la Hidrología, la Química, la Cristalografía y la Luz y las Tecnologías Basadas en ella. Además, el 16 de mayo se estableció como el Día Internacional de la Luz de la ONU. El primer evento del Día de la Luz, en 2015, se dedicó a la luz de sincrotrón y, especialmente, a SESAME. 14. Promoción de la paz. Firme defensor de la paz y el diálogo, don Federico estableció programas que hacían hincapié en la ciencia, la cultura y la educación como herramientas para prevenir conflictos. Programas como SESAME, Educación para Todos,
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El mandato de Federico Mayor Zaragoza como Director General de la UNESCO sigue siendo un faro de liderazgo visionario en la cooperación internacional. Su legado perdura e inspira a las generaciones futuras a luchar por un mundo unido por valores compartidos y respeto mutuo.
Cultura de Paz o Memoria del Mundo fueron distintos ejemplos de la convicción del Prof. Mayor de que el conocimiento y la comprensión tienen poder transformador para salvar las diferencias y construir un mundo más armonioso.
En conclusión:
El liderazgo del Prof. Mayor en la UNESCO es ampliamente celebrado por su enfoque previsor y su compromiso inquebrantable con la misión de esta organización internacional. Su defensa
de la paz, la ciencia, el entendimiento cultural y la educación ha seguido influyendo en las políticas e iniciativas mundiales y seguirá haciéndolo.
Agradecemos a Clarissa
Formosa-Gauci, Secretaria del Consejo de SESAME, y al Prof. Vladimir Zharov, exdirector de la División de Ciencias Básicas de la UNESCO, sus comentarios y ayuda en la recopilación del material base de este texto.
Traducción del inglés por Vicente Rubio
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Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, CSIC/UAM, Madrid
Expresidente de SEBBM
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc16
Una de las principales virtudes del profesor Federico Mayor Zaragoza era su bonhomía: una personalidad afable, bondadosa y generosa que inspiraba confianza. Esta cualidad, combinada con una mente brillante, creativa y con un criterio firme, lo convirtió en una figura destacada. Siempre mostró inquietudes profundas, un afán por el conocimiento, y un compromiso con la mejora política y social, respaldado por una sólida cultura internacional y universal.
Su carácter probablemente estuvo influido tanto por su genética
como por las circunstancias que vivió. Pasó por una infancia marcada por la guerra y la posguerra, y cursó sus estudios universitarios en los años 50, una época en la que España enfrentaba un aislamiento científico tras la pérdida de figuras destacadas como Cajal por fallecimiento, u Ochoa por exilio. Don Federico desempeñó un papel crucial en la modernización de la ciencia en España. En 1968 fue nombrado rector de la Universidad de Granada, donde transformó no solo la docencia, sino también la investigación, fortaleciendo el Departamento
de Bioquímica y formando una escuela de científicos que más tarde ocuparían cargos importantes en universidades e instituciones de investigación nacionales e internacionales.
Entre sus logros científicos, destaca el desarrollo, durante los años 60 y 70, de un método de prevención para enfermedades metabólicas genéticas tras la creación de un centro de diagnosis de enfermedades metabólicas (CEDEM). Este método permitió detectar afecciones desde el nacimiento y garantizar una vida normal a cientos de personas que, sin tratamiento, se habrían enfrentado a graves dificultades.
Federico entendía con claridad las diferencias entre las responsabilidades de las instituciones públicas y privadas. En una institución privada, el objetivo es el bienestar de la empresa, que indirectamente puede beneficiar a la sociedad. En cambio, en una institución pública, el objetivo primordial es el bienestar social. Como un verdadero civil servant al estilo anglosajón, don Federico se dedicó a crear y mejorar instituciones, asegurándose de que fueran eficientes antes de dar paso a nuevas generaciones. Aunque dejaba sus cargos, siempre mantenía lazos de amistad y colaboración con dichas organizaciones.
Durante la transición española, desempeñó un papel clave como diputado constituyente en el Congreso, siendo el Presidente de la Comisión de Educación y Ciencia y posteriormente, como Ministro de Educación y Ciencia en uno de los primeros gobiernos democráticos, promoviendo el diálogo y la paz por encima del autoritarismo. A lo largo de su trayectoria, sirvió a colectivos de distintos tamaños: desde la Universidad de Granada, el Centro de Biología Molecular y al pueblo español como Ministro, hasta el mundo entero como Director
General de la UNESCO. En todos estos casos, su servicio fue honesto y brillante.
En instituciones privadas como la Fundación Ramón Areces, su gestión también dejó un impacto positivo, creando sinergias con centros de investigación y universidades públicos. Federico fue un estratega excepcional, siempre en busca del bien común.
Fundó o mejoró universidades, centros de investigación y organizaciones científicas como sociedades y academias. Fue cofundador del Centro de Biología Molecular (CBM) y presidió grupos clave como el que creó el Consejo Europeo de Investigación y la Iniciativa para la Ciencia en Europa. Su paso por la UNESCO dejó un legado significativo, mejorando la educación superior en regiones menos desarrolladas como América Latina y África.
En América Latina, elevó la CREASALC al nivel del IESALC, institución clave en la región.
Federico también participó activamente en organizaciones
académicas como la Real Academia de Farmacia, Medicina y Bellas Artes en España, y en academias de Europa, Rusia, China y Francia. Fue Miembro de la Sociedad de Bioquímica del Reino Unido y Miembro fundador de la Sociedad Española de Bioquímica, donde ocupó los cargos de presidente y presidente de honor. A nivel europeo también fue el primer Presidente del Comité Ciencia y Sociedad de la FEBS. Asimismo, cofundó la Fundación Severo Ochoa (FSO) para mejorar la gestión del CBM y más tarde la Fundación Cultura de Paz en el campus de la UAM. Curiosamente, poco antes de su fallecimiento, don Federico participó muy activamente en el último Patronato celebrado de la FSO, previniéndonos del posible cambio negativo universal en el ámbito científico, con el regreso de Trump a la Casa Blanca.
Por otro lado, también destacó su participación en el «Club de Roma», donde llevó a cabo un trabajo importante en política social.
Los cargos de alta responsabilidad que ocupó, como Ministro de Educación y Ciencia y Director General de la UNESCO, siguen siendo recordados por su eficiencia y honestidad. don Federico dejó una huella profunda y una escuela de pensamiento y acción en cada institución que dirigió. Fue un ejemplo de liderazgo, siempre dispuesto a asumir responsabilidades para mejorar las organizaciones a las que pertenecía.
Su funeral fue testimonio del aprecio que inspiró, con una multitud abarrotando la iglesia del Espíritu Santo y extendiéndose por la calle Serrano. Su hijo Federico ofreció un emotivo discurso, destacando también su papel como un pilar fundamental para su familia, querido y admirado por todos sus seres queridos. Si el progreso de nuestra sociedad, como decía Darwin, es resultado de una evolución positiva, se debe en gran parte a personas como Federico Mayor Zaragoza: brillantes, generosas y comprometidas con sus semejantes.
Imagen 1 y 2
Don Federico, un prohombre polifacético.
Don Federico dejó un legado imborrable al impulsar la convergencia entre la política y la investigación científica. Un ejemplo destacado de su contribución son las colaboraciones con don Severo Ochoa, que fueron clave para la creación del CBM. En el ámbito de la política científica, sobresale su estrecha relación con don Adolfo Suárez y su posterior labor como Ministro de Educación y Ciencia.
HOMENAJE A FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
Ciencia y Sociedad
MIS RELACIONES
CON FEDERICO MAYOR: UNA HISTORIA ENTRELAZADA Y APASIONANTE, PERO CONTADA A RETAZOS
Emilio Muñoz Ruiz
Profesor emérito del CSIC vinculado al Instituto de Filosofía. Socio fundador de la AEAC y presidente de su Consejo Consultivo
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc17
Contexto
Recibí con ilusión la invitación por parte de la dirección de la revista para escribir un artículo que expusiera las facetas política y social de mi admirado amigo, pero en cuanto me he puesto a ello me he enfrentado a un dilema que trato de resumir a continuación. En primer lugar, las condiciones sociales en que vivimos: una sociedad impulsada por las paradojas: quienes odian aprovechan las redes sociales para inundar de odio y desconfianza sobre el caso que se trate, mientras que los que aprecian y aman persiguen inundar de información para no quedar detrás en los
merecidos reconocimientos. Esta es la situación actual ante la pérdida irreparable de un personaje tan polifacético, amable, justo, culto, y en suma universal como Federico. Tengo que esforzarme para contar una historia que se apoya en la fuente virtual de la memoria de 65 años de carreras paralelas con discontinuidades en los encuentros personales por mor de nuestras intensas actividades profesionales, pero con una profunda nube alimentada por las pasiones que comparten el valor común de la responsabilidad social y la convicción de aplicar las éticas a la solución de problemas.
Acuerdos y desacuerdos
No me resisto en calificar que la relación entre Federico Mayor y yo ha sido una amistad sin duda pero muy especial por su complejidad y por lo tanto modulada por la existencia de paradojas y contradicciones, mientras que al mismo tiempo ha habido muchas confluencias derivadas de los intereses y los objetivos de nuestras acciones y situaciones: compartimos mediterraneidad, generación, educación e investigación como prioridades profesionales, soluciones políticas a la salida de la autocracia franquista.
En todo caso, quiero dejar constancia desde el principio que en nuestras relaciones ha primado el afecto y el respeto mutuo, incluso en momentos críticos, lo que ha supuesto un enriquecimiento intelectual y una recompensa moral que estimo mutuos. Bajo el punto de vista procedimental ha sido una relación de carreras en paralelo favorecida por las virtudes de Federico Mayor que se pueden condensar en metáforas: faro por la «luz infinita de la palabra»1 y puente por su predisposición al pacto, al diálogo, a la paz… a la palabra frente al grito, a la empatía por los demás antes que a su propio beneficio.
1 Este es el título de los números 103-104 de la revista literaria Ánfora Nova, RUTE, 2015, con prólogos de Mijaíl Gorbachev (sic), Rigoberta Menchú y Mario Soares
Del Corredor del Mediterráneo al Espacio de la Cultura universal Enfoque
De lo que antecede se deduce que 65 años de relaciones son difíciles y complejas, y sobre ello se ha insistido en lo escrito hasta ahora. Por lo tanto, pensar que la memoria es la única fuente para el análisis es una decisión peligrosa por intensa que sea la memoria y bien definidos los encuentros. Hay que optar primero por la bifurcación, porque los primeros cuarenta años de amistad han tenido sobre todo temas comunes específicos y puntuales, atravesando el camino de carreras profesionales paralelas. En estos periodos hemos tenido la oportunidad de irnos conociendo, de identificar en cada caso lo que nos unía y nos separaba, en función de los contextos y nuestras diferentes posiciones, a la par que de repente podíamos darnos cuenta de lo que nos unía. Por razones de contexto editorial en este articulo voy a tratar esencialmente los primeros cuarenta años (1954- 1995), mientras
que los últimos veinticinco son aquéllos en los que nuestras carreras han confluido y ha habido muchas conversaciones, algunos de cuyos contenidos formarán parte de un segundo texto que va a integrarse en un Liber amicorum promovido desde la Fundación Cultura de Paz, cuya edición está prevista en el verano de 2025. En todo caso, para dar solidez a este trabajo, he tenido la fortuna de contar con la colaboración de un amigo y socio fundador de la Asociación para el Avance de la Ciencia, el profesor de investigación emérito del CSIC, Jesús Ávila, uno de los científicos españoles más galardonado, quien ha tenido la fortuna de coincidir con Federico Mayor en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM), centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), sito en el campus de esta universidad. Dicha coincidencia no se ha cumplido en mi caso por razones que se detallan en este texto. El profesor Ávila es un científico muy responsable con la vertiente de la divulgación de la ciencia biológica y biomédica y de su historia en España, y ha escrito tres reseñas sobre la figura del añorado y polifacético Federico Mayor Zaragoza2, estos tres textos confirman algunas de los comentarios y conclusiones que se exponen a continuación.
En los primeros tiempos no hemos tenido mucho intercambio de experiencias sobre la infancia y los primeros estudios, si bien hemos intercambiado y conectado en algunas características destacadas: la mediterraneidad (Federico nace en Barcelona en 1934, pero es en Tortosa donde va creciendo y forjando su identidad4), la evocación a los límites del espacio físico en el
que se desarrollaba la vida familiar con lo que se acorta la perspectiva del conocimiento sobre el medio. Es notable además como en su relato subraya siempre la influencia de los discursos del lado femenino de su familia (madre, abuela, tía) aunque habla poco de sus hermanas, mientras que de su padre destaca la coherencia y el sentido del emprendimiento hasta el extremo de ser capaz de apreciar el potencial del descubrimiento de Fleming, la penicilina, de obtener el antibiótico de forma casera y terminar por poner en pie una empresa, Antibióticos S.A., que compite con éxito en España con la norteamericana Merck y que trae el bienestar económico a su familia.
3 Para profundizar en este tema, esencial en la vida y en las preocupaciones de Federico Mayor, recomiendo el libro de María Novo: El coraje de decir NO. Conversaciones con Federico Mayor Zaragoza, Ediciones Panacea, Madrid, 2019. Es un libro muy completo escrito desde la amistad y la cercanía de conversar la autora con nuestro admirado personaje en su domicilio, con la complicidad de Cheles, la compañera de la facultad y la mujer de su vida. Federico ha cumplido 85 años de una trayectoria profesional y humana que, según reza la contraportada del libro “nunca ha eludido el compromiso, la palabra iluminadora y la firmeza de convicciones ejecutada con entera libertad. Los dos primeros capítulos (páginas 19-42 ) son un buen acervo para entender este apartado.
4 En Tortosa existe un museo, gracias a otras de las virtudes que han adornado al profesor y ciudadano ejemplar que estamos glosando: la generosidad con los sitios donde han trascurrido importantes periodos de su vida. Me refiero a las donaciones de sus libros, documentos, premios… Tengo entendido que en un principio se volcó con Cataluña, pero tras el ”procés” independentista de 2017, decidió diversificar sus donaciones extendiéndose a Andalucía, probablemente entre varias ciudades. En todo caso los que han visitado el museo de Tortosa, lo elogian encarecidamente.
El salto a la educación superior
Tal salto lo hace de forma abrupta optando por el cambio a la meseta y por escoger la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid. Es probablemente una de las instituciones universitarias que mejor ha resistido al tsunami de la guerra civil5. Federico cursa con brillantez
HOMENAJE A FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
sus estudios, una licenciatura con notas sobresalientes y es Doctor en Farmacia con Premio Extraordinario en 1958, ocupa el puesto de profesor titular a partir de ese reconocimiento en la cátedra de Bioquímica, cuyo titular es Ángel Santos Ruiz. Tres años después (curso 1957-1958) se produce nuestro encuentro, cursando mi cuarto curso y primero de Bioquímica, al que llego con cierta notoriedad en el expediente y como delegado de curso, elegido democráticamente en la reforma del SEU que acomete Martín Villa. Durante los dos años de la asignatura de Bioquímica, Federico me propone que haga el doctorado en el departamento del que forma parte, pero llega mi primera negación al declararle que prefiero la investigación a la docencia y que espero realizar mi tesis en el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) del CSIC, fundado en 1953 pero puesto en funcionamiento precisamente en 1957-58 y al que tengo acceso por el camino de José María Albareda, Catedrático de Edafología y Secretario General del CSIC.
Alcanza la cátedra de Bioquímica en la Universidad de Granada en 1963, continuando su fulgurante carrera académica. Un año después en lo que respecta a nuestra relación personal forma parte de mi tribunal de Tesis doctoral, debutando en estas tareas.
5 Es posible que en esa elección haya intervenido su padre; en mi caso tres años después ocurrió lo mismo: la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona había sufrido la peste del exilio. En Madrid estaban brillantes representantes del mundo académico: Albareda, Montequi, Casares, Cándido Torres, Santos Ruiz…
Investigación (1963- 1972)
La creación de la Sociedad Española de Bioquímica en Santiago de Compostela fue un acto que parece estar marcado por la impronta de Federico porque allí estuvo todo el mundo desde Sols y Ochoa, los grandes impulsores, a los científicos valiosos más próximos al régimen franquista como Manuel Lora Tamayo, mediadores como Gregorio Marañón, Rodríguez Candela, Jiménez Diaz y los jóvenes que habían conseguido cátedras como Julio Rodríguez Villanueva y
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“Encantando a los jóvenes” (clausura de la edición 2023 del proyecto Científic@s en prácticas (AEAC), salón de actos del CSIC en Madrid).
Manuel Losada, que venían por la vía del CSIC de Albareda.
En la Universidad de Granada, Mayor Zaragoza inicia la formación de un grupo captando brillantes investigadoras e investigadores entre los que cabe citar a: Magdalena Ugarte, José María Medina, Fernando Valdivieso, Ignacio Núñez de Castro, que figuran en mis recuerdos por lo importantes que han sido y porque nos hemos encontrado en alguna circunstancia.
En este proceso, el Departamento que dirige el profesor Mayor Zaragoza se implica en la organización de la IV Reunión de Bioquímicos Españoles en 19576 con un buen plantel de científicos entre los que me gustaría mencionar a una nueva figura internacional, Luis Leloir. Coincidimos en un simposio en el que mi intervención se centró en la pared celular de Streptococcus pyogenes y el polisacárido C, participación que suscitó interés y provocó una nueva invitación para que me incorporara a su grupo, de nuevo rechacé la propuesta porque además de tener ya plaza en el CSIC, estaba ya pensando en cambiar al estudio de las membranas celulares.
En 1968, el brillante catedrático es nombrado Rector de la Universidad de Granada por el gobierno pero con el apoyo de quiénes preparaban la sucesión monárquica al régimen franquista. Dicho nombramiento termina en 1972.
En 1969 se celebra en Madrid el VI Congreso de la Federación Europea de Sociedades de Bioquímica (FEBS), un evento7 que coloca a la ciencia española en el ámbito internacional y sirve de plataforma para la transición
6 Es curioso que a pesar de la exitosa creación de la Sociedad Española de Bioquímica, tanto por su esencia de cooperación e integración como por su repercusión mediática, no se hayan celebrado Congresos hasta diecisiete años después de dicho acto.
política sin pretenderlo. La colaboración entre Severo Ochoa y los jóvenes bioquímicos es esencial con un papel destacado de Federico Mayor que era Rector y ya había realizado una estancia en Oxford con el premio Nobel Hans Krebs, de la que regresó con su proyecto estrella: la prueba del talón para detectar enfermedades hereditarias que conducían a procesos irreversibles. Proyecto que cumple con la creatividad investigadora del científico-poeta y que a la vez se integra en las preocupaciones y los intereses sociales y éticos del profesor Mayor Zaragoza, y a la vez se completa con unas dosis de feminismo al nombrar a la Dra. Ugarte como responsable del mismo. La creación del Centro de Biología Molecular (CBM) en la Universidad Autónoma de Madrid8 de acuerdo con el artículo que se cita y que procede del repositorio de la UAM es quizás el paradigma de lo que podía hacer la figura de Federico en tanto que faro y puente como he propuesto anteriormente. Tiene sus raíces en un proyecto de la National Science Foundation (NSF, por sus siglas en inglés) americana al profesor Ochoa, decidido a aportar algo a nuestro país. Ochoa decide los grupos que van a ser premiados con equipamiento y se dirige a los lideres; por otro lado, el proyecto se desarrolla desde el CIB con Eladio Viñuela como responsable científico y Javier Corral como técnico. Lamentablemente, el proyecto tropezó con dificultades a causa de los problemas del tardofranquismo con un ministro, Julio Rodríguez, de infausta memoria por sus ocurrencias y extremismos. Se opuso a Ochoa
7 Hay un video conmemorativo del 50 aniversario de tal acontecimiento científico y político
8 CBM- Severo Ochoa
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“Trabajando por el Espacio de la cultura universal” (Asamblea de la AEAC - 2023, Facultad de Ciencias de la Educación, UCM, Madrid).
e incluso a Federico, aunque este como catedrático pudo asumir su liderazgo y terminar el proyecto cambiando la estrategia. Los equipos estuvieron almacenados excepto los míos porque yo solicite su envío al CIB, ya que mi grupo fue vetado por tener un investigador muy brillante que era miembro del partido comunista y además militante muy activo que colocó fotos de Marx y Lenin en su laboratorio, y además fue detenido por repartir propaganda. Lógicamente, Federico en su posición de responsable del proyecto me escribió una carta solicitando su devolución, a lo que me negué argumentando que estábamos trabajando con ellos, que éramos los únicos que podían y sabían usarlo, y que el trabajo se estaba saldando con éxito en publicaciones internacionales como Biochemistry y Biochimica y Biophysica Acta (BBA). Esa respuesta no tuvo reacciones y por
silencio administrativo seguimos utilizando los aparatos relacionados con la estructura de proteínas en el CIB, era mi tercera negación y el único choque que hemos tenido en nuestra vida. Una prueba más de la forma social y ética de ser de Federico, y de la fortaleza de nuestra amistad.
Coda
A partir de ahí nuestras carreras fueron convergiendo en lo que he llamado “Espacio de la cultura universal”, nombre ampuloso pero significativo para dar cuenta de nuestras confluencias, casi cuánticas, por ser independientes de donde estuviéramos físicamente. La última referencia es a nuestra última aventura común en la Asociación Española para el Avance de la Ciencia, AEAC (20182024): adjunto un enlace a su web: https://aeac.science/, que presiden su imagen y sus palabras.
Joaquim Ros
Universitat de Lleida & IRB Lleida
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc1
He tenido el honor de coordinar este dosier dedicado a Joan y de contar con magníficas colaboraciones que nos han plasmado sus múltiples facetas:
ϐ sus aportaciones como científico en el campo del metabolismo del glucógeno y su idea que persiguió, y consiguió, creando el IRB Barcelona, tal como nos relata Joan Massagué, Director Científico en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, su primer estudiante de doctorado y su estrecho colaborador desde entonces y Francesc Posas, actual director del IRB Barcelona que, de alguna forma, es el encargado de conducir el legado de Joan en esta institución;
ϐ su voluntad incansable de mejorar la ciencia en España, su labor persistente en difundir la ciencia a todos los niveles de la sociedad quedan definidas en los textos de Alicia Alonso, María Angeles Serrano y Dolores González vinculadas a COSCE; en este contexto, el Dr. Andreu Mas-Colell,
exconseller de la Generalitat de Catalunya y actual presidente de BIST, pone de manifiesto su voluntad de educador, una faceta que también destaca en su texto Josep Corbella, periodista científico de La Vanguardia, en la última entrevista que hizo a Joan.
ϐ El gran trabajo de Joan Guinovart para hacer del Boletín SEBBM una revista influyente en el panorama científico y político, un texto que he elaborado en colaboración con Jaume Estruch; además, no se podía obviar su dedicación a trasladar la ciencia a la gente joven y así, Josep M. Fernández-Novell nos recuerda esa faceta.
ϐ Y, finalmente, su capacidad de establecer vínculos internacionales entre SEBBM y organizaciones como FEBS o IUBMB y con las sociedades hermanas chilena y argentina nos la reflejan Israel Pecht, expresidente de FEBS, Gregory Petsko, expresidente de IUBMB y Mariluz Cárdenas como embajadora de PABMB.
Cuando se unen todos estos aspectos, queda clara y diáfana la contundente y enorme dimensión de Joan en la ciencia mundial, la capacidad de trasmitir sus ideas que expresaba de forma directa, precisa y que a nadie dejaban indiferente, con una estrategia que elaboró de forma incipiente desde su regreso a España tras su etapa en Virginia. Quiero agradecer a todas las personas que han colaborado con su trabajo y entusiasmo, empezando por Inma Yruela que me ofreció la posibilidad de coordinar esta tarea, y la ayuda de Miguel A. de la Rosa y Vicente Rubio para diseñar la estructura y las colaboraciones de este número especial de la revista en el que, como podéis imaginar, resulta imposible incluir a todas las personas que, estoy seguro, hubieran deseado participar; ha sido una tarea repleta, a la vez, de ilusión y tristeza, de cariño y admiración, con la voluntad y el reto de abarcar de forma concisa la enorme personalidad de Joan. Joan, tu voz, tus consejos, tus ideas, tu ironía, tu sonrisa nos acompañan y seguirán resonando potentes en nuestro recuerdo.
Investigación
JOAN GUINOVART Y SU CARRERA COMO INVESTIGADOR
Joan Massagué
Sloan Kettering Cancer Center, NY
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc2
Joan J. Guinovart i Cirera atribuía a su madre Pepi el mérito de haberle inculcado el ideal de estudiar y ser de provecho a la sociedad. Pepi Cirera, viuda desde que Joan tenía dos años en la Tarragona de posguerra, fue también quien le animó a cursar estudios de Farmacia y de Química en la Universidad de Barcelona. Con esta doble licenciatura obtenida en 1969, Joan se cruzó entonces con otra persona que iba a ser fundamental para su carrera: el profesor Manuel Rosell Pérez. El profesor Rosell, catedrático de Bioquímica en la Facultad de Farmacia, científico de prestigio y maestro excepcional, inspiró a Joan (y también a mí, años más tarde) a realizar estudios de doctorado en su laboratorio.
Al completar su doctorado en Bioquímica en 1973, Joan contaba ya con quien sería la fuente más importante de apoyo durante el resto de su vida: su esposa Rosa Florensa. Juntos se trasladaron a los Estados Unidos, donde Joan obtuvo formación posdoctoral con Joseph Larner, en la Universidad de Virginia. Larner era un referente mundial sobre el control hormonal del metabolismo de los carbohidratos y los lípidos. Tras dos años en Virginia, Joan regresó a la Facultad de Farmacia de Barcelona como profesor adjunto de Bioquímica, dispuesto a dejar su propia huella como científico. Me incorporé a su laboratorio como su primer estudiante de posgrado. Joan tenía una influencia legendaria sobre su laboratorio,
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Joan J. Guinovart junto a Joan Massagué, “codo con codo” en el laboratorio en el año 2013.
sus estudiantes, y su departamento entero. Con entusiasmo contagioso y energía ilimitada, estaba dispuesto a realizar la mejor investigación posible con los recursos disponibles. Los recursos para la investigación en aquellos primeros años eran francamente pobres, y el impacto del trabajo en tales condiciones solamente podía ser muy modesto. Pero Joan era corredor de fondo y, con el tiempo, logró consolidar un equipo altamente productivo e impulsó las carreras de decenas de jóvenes científicos.
En el trabajo del laboratorio Guinovart se centró en la regulación del metabolismo del glucógeno, en el hígado, un órgano clave en el almacenamiento y movilización de este depósito universal de energía.
El metabolismo del glucógeno hepático desempeña un papel crucial en la homeostasis de la glucosa y el control de la glucemia. A partir de 1980, el equipo de Guinovart investigó la regulación de la enzima que sintetiza glucógeno, la glucógeno sintasa hepática (liver glycogen synthase, LGS por sus siglas en inglés). Su grupo identificó una fosforilación en LGS que es clave para el control de su actividad enzimática. Fueron los primeros en proponer que la activación de la LGS por la glucosa-6-fosfato es esencial para la regulación de esta enzima, concepto que tardó varias décadas en ser ampliamente aceptado. Otro hallazgo sorprendente fue que, en respuesta a la glucosa, la LGS se transloca a la periferia celular, donde lleva a cabo
la síntesis de glucógeno. A nivel fisiológico, se sabía que la capacidad reducida del hígado diabético para acumular glucógeno contribuye a la hiperglucemia. A través de estudios sobre ratas en ayuno y en estado alimentado, Joan y su grupo demostraron que la activación de LGS podría mejorar la tolerancia a la glucosa sin afectar la glucogenólisis postprandial, lo que sugería una posible estrategia para mejorar la glucemia en la diabetes.
Tras una década desarrollando su trabajo en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, Joan decidió trasladarse con su grupo a la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona. Regresó a la Universidad de Barcelona en
HOMENAJE A JOAN J. GUINOVART
1990, como catedrático y jefe del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular, donde continuó con su trabajo que hasta entonces era primordialmente bioquímico.
De forma natural, muchas carreras científicas empiezan su declive a partir de la tercera década. Sin embargo, la de Joan iba a alcanzar su periodo de máximo esplendor a partir de aquel momento. Este auge tuvo lugar durante su etapa como fundador y director del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), etapa que empezó alrededor de 2003 y duró hasta el final de su carrera. El entorno de investigación altamente estimulante y multidisciplinar que Joan supo crear en el IRB estaba diseñado precisamente para promover el trabajo colaborativo y propiciar grandes avances. En tal entorno, todos los grupos, el suyo incluido, fueron capaces de alcanzar nuevas cotas.
En el IRB, Joan decidió generar ratones transgénicos que sobre-expresaban la proteína dirigida al glucógeno (protein targeting to glycogen, PTG por sus siglas en inglés) en el hígado. Esta intervención causó un aumento de glucógeno hepático y una reducción de la ingesta cuando se alimentaba a los ratones con una dieta rica en grasas. Además, la expresión de PTG invertía la intolerancia a la glucosa, la hiperinsulinemia, y la esteatosis hepática inducida por una dieta alta en grasas. Estos efectos llevaron a una disminución del peso corporal y de la masa adiposa, apoyando la hipótesis de que la acumulación de glucógeno hepático es clave en la regulación de la ingesta de alimentos y en la mejora del perfil metabólico en la obesidad.
El creciente interés de Joan
por el metabolismo del glucógeno lo llevó a investigar su papel en las neuronas. Se interesó particularmente por la enfermedad de Lafora, una forma devastadora de epilepsia mioclónica que progresa rápidamente con neurodegeneración y demencia. La enfermedad de Lafora es causada por mutaciones en los genes que codifican para la laforina (EPM2A) o la malina (NHLRC1 o EPM2B), que están asociadas con un acúmulo anormal de glucógeno en forma de “cuerpos de Lafora”. La hija de un amigo de juventud padecía dicha enfermedad, lo que motivó todavía más a Joan para investigar este problema.
El trabajo realizado por Joan y sus colegas sobre la enfermedad de Lafora a partir de 2007 contribuyó a demostrar que la malina y la laforina forman un mecanismo regulador de la deposición de glucógeno. La inactivación de estos genes da lugar al acúmulo de glucógeno insoluble, causando neurodegeneración y deficiencias funcionales en varios tejidos. En el cerebro, este proceso lleva a una pérdida de neuronas, con los consiguientes déficits neurofisiológicos.
A partir de estos hallazgos iniciales, Joan y sus colaboradores crearon modelos genéticos en ratones y Drosophila para promover el acúmulo de glucógeno en todas las neuronas o bien en subconjuntos neuronales específicos. En estos modelos, el exceso de glucógeno neuronal desencadena neurodegeneración y defectos de locomoción tanto en ratones como en moscas, lo que demuestra formalmente que la acumulación excesiva de glucógeno en las neuronas es tóxica para estas células.
Basado en la observación de
estructuras similares a los cuerpos de Lafora en el cerebro envejecido, Joan y su grupo propusieron que la acumulación de glucógeno en neuronas podría ser un fenómeno mucho más amplio y estar relacionado con el envejecimiento fisiológico.
Agregados de polisacáridos conocidos como “cuerpos amiláceos” están presentes en las neuronas de cerebros humanos envejecidos. A pesar de su similitud con los cuerpos de Lafora, los mecanismos y las consecuencias funcionales de la formación de los cuerpos amiláceos eran desconocidos.
Joan y sus colegas demostraron que los ratones también acumulan agregados de glucógeno en el cerebro a medida que envejecen. Sorprendentemente, estas estructuras y los agregados proteicos asociados con las mismas no se desarrollan en el cerebro de ratones envejecidos tras la ablación genética de la glucógeno sintasa. Estos resultados llevaron a Joan a proponer que la acumulación de glucógeno neuronal podría constituir un factor clave en el deterioro neurológico asociado con la edad. El reto de demostrarlo está servido.
Joan Guinovart continuó su incansable labor hasta su fallecimiento, con artículos de investigación todavía en prensa. Pero más allá de sus contribuciones científicas, el legado más preciado de Joan son los frutos de su liderazgo, su impulso motivador a jóvenes promesas, su servicio infatigable a la comunidad científica, y su promoción de la ciencia como motor de progreso.
Joan se esmeró en ser un científico completo y un ciudadano de provecho, tal como su madre Pepi le había dicho.
mRNA production & delivery
In-vitro models
Biomarker analysis
Protein production & purification
A JOAN J. GUINOVART
Investigación
JOAN GUINOVART Y EL IRB BARCELONA
Francesc Posas
Director, IRB Barcelona
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc3
Joan J. Guinovart fue un científico excepcional con una visión: transformar el panorama de la investigación biomédica del país. Con talento, determinación y un inquebrantable espíritu innovador, sentó las bases de un modelo de excelencia científica que hoy sigue marcando el rumbo de la biomedicina.
El primer hito en este camino fue la creación del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), donde desplegó su capacidad de liderazgo y su firme compromiso con la investigación de vanguardia. Allí reunió a un equipo de jóvenes talentos, entre ellos Fátima Bosch, Joaquín Ariño y Ana Bassols, todos recién llegados de Estados Unidos, con el propósito de elevar la investigación biomédica a un nuevo nivel. Sin embargo, su visión iba mucho más allá, y en 1990 regresó a la Universidad de
Barcelona (UB) como director del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular con el propósito de transformar el ecosistema científico de todo un país.
El proceso no fue fácil ni rápido, pero Joan, con tenacidad, trabajó desde el Departamento de Bioquímica y el PCB para tejer las complicidades necesarias con la universidad, el CSIC y las instituciones políticas para forjar un centro de referencia en biomedicina que revolucionara el sistema. Durante años se gestó un instituto, con el esfuerzo y apoyo de un destacado grupo de científicos como Ernest Giralt, Modesto Orozco, Antonio Zorzano, Ferrán Azorín y otros referentes, con la misión de impulsar la investigación de excelencia científica al servicio de la salud y el bienestar de la sociedad. Estas aspiraciones encontraron el apoyo de figuras clave como Andreu Mas-Colell, Marius Rubiralta y Joan Massagué, que
apostaron decididamente por la creación de lo que sería el IRB Barcelona. Así fue como la visión de Joan se cristalizó en 2005 con la fundación del IRB Barcelona.
El IRB Barcelona encarnó la esencia de su creador. Diseñado para atraer a los mejores investigadores del mundo, el instituto se convirtió rápidamente en un referente internacional en investigación biomédica. Según sus propias palabras, dirigir el IRB Barcelona era el sueño profesional de su vida, un desafío que asumió con pasión y entrega hasta 2018, y cuyo espíritu lo guió hasta el último día.
El IRB Barcelona ha redefinido la relación entre la investigación fundamental y su aplicación clínica. Todo ello con la misión clara de que la investigación tenga un impacto en nuestra sociedad. Si hoy el IRB Barcelona destaca en el panorama internacional por la excelencia de sus líneas de investigación, es en gran medida porque
se nutrió de la perseverancia y el idealismo de sus fundadores. El sueño compartido de crear un “Biocentrum” —como algunos lo llamaban en sus inicios— se transformó con el tiempo en uno de los polos más dinámicos de la investigación biomédica europea. Y en el corazón de esta historia siempre permanecerá el espíritu incansable de Joan Guinovart quien, con su trabajo y dedicación, permitió que aquella visión de futuro se materializara en el presente y abriera camino a innumerables descubrimientos científicos y avances en el ámbito de la salud.
Pero el IRB Barcelona no solo se reconoce por su investigación de excelencia, sino por un conjunto de elementos que lo hacen único, promovidos por la pasión y creatividad de un gran líder. Guinovart entendía que la trascendencia de un centro de investigación no solo reside en sus hallazgos, sino en su capacidad para formar y nutrir a las generaciones futuras. Con esta convicción, impulsó programas pioneros como el “IRB Barcelona International PhD Programme”, que atrajo talento global y estableció nuevos estándares en la formación doctoral en biomedicina. También creó iniciativas de mentorización para garantizar un aprendizaje continuo, consolidando un ecosistema de crecimiento y excelencia dentro del instituto.
Su espíritu visionario lo llevó más lejos: comprendió que la vocación científica debía sembrarse desde la juventud. Con este objetivo, ideó iniciativas como “Crazy About Biomedicine” para estudiantes de bachillerato y el innovador programa “Artist in Residence”, que exploraba la intersección entre arte y ciencia como herramienta de divulgación. Su impulso convirtió al IRB Barcelona en un referente en la transmisión del conocimiento a la sociedad, fomentando una cultura científica
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participativa y comprometida. Guinovart fue también un firme defensor de la transferencia del conocimiento a la industria y la sociedad. Bajo su liderazgo, el IRB Barcelona promovió un modelo de innovación que resultó en numerosas patentes licenciadas y la creación de spin-offs, consolidando su visión de una ciencia con impacto tangible en la vida de las personas. Fue un pionero en la integración de la investigación fundamental con su aplicación práctica, sentando las bases para un ecosistema en el que la ciencia y la sociedad avanzan juntas. Su influencia trascendió la comunidad científica. Sus artículos en la prensa, su participación en foros y su implicación en sociedades científicas como la SEBBM, COSCE, FEBS e IUBMB lo convirtieron en un referente en la defensa de la ciencia como motor de progreso y bienestar social. Su capacidad para articular una visión
ambiciosa y su inagotable energía fueron clave para consolidar un sistema de investigación sólido y respetado a nivel internacional. Joan Guinovart no sólo fue un líder científico, sino un humanista en el sentido más amplio. Su entusiasmo, calidez y carisma traspasaban laboratorios y aulas. Ya fuera bailando, cantando o escribiendo, Joan Guinovart ha representado un ejemplo de cómo el liderazgo científico, combinado con una visión estratégica y un compromiso con la excelencia y la educación, puede transformar el panorama de la investigación biomédica en un país y contribuir significativamente al avance del conocimiento científico global y a la formación de futuras generaciones de investigadores. Hoy celebramos su vida y su contribución, con la certeza de que su visión sigue viva en cada avance científico y en cada joven talento que se adentra en el fascinante mundo de la investigación.
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Joan J. Guinovart junto a Francesc Posas cuando fue elegido nuevo director del IRB Barcelona en 2018.
Ciencia y Sociedad
JOAN GUINOVART Y LA REVISTA SEBBM
Jaume Estruch
Editor científico. Rubes Editorial
Joaquim Ros
Universitat de Lleida & IRB Lleida
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc4
En el número 217 de la revista, de septiembre de 2023, dedicado a la conmemoración de los 60 años de la SEBBM, Joan escribía: “Me siento particularmente satisfecho de haber impulsado la renovación del antiguo Boletín SEBBM hasta convertirlo en una publicación de prestigio y en un referente en temas de ciencia y sociedad”. La transformación del boletín en revista nacía con la vocación de servir a la SEBBM poniendo de relieve la productividad de sus socios, así como “reflexionar acerca del estado de líneas de desarrollo concretas y del marco social que las condicionan”. Como director primero y editor después, Joan Guinovart mantuvo una especial relación con la revista, que se
convirtió en el principal vehículo de la expresión de su ideario a través de los editoriales y tribunas que fue publicando. Sus intervenciones, intermitentes en los primeros números del siglo XXI, se volvieron casi obligadas a partir del número 150 (diciembre de 2006) en el que ya apuntaba sus ideas, que irían apareciendo de forma continua, casi contumaz, hasta el número 174 en que se desvinculó de la publicación. Formalmente, justificaba los cambios estéticos de la revista en el número 151 como un reflejo de la voluntad de trascender el ámbito de la Sociedad e ir más allá. Decía: “ponemos de manifiesto nuestra intención de compartir con las grandes revistas la atención de los científicos de habla hispana,
manteniendo su interés sobre aquellos temas profesionales, sociales y políticos que trascienden la bibliografía científica”.
Efectivamente, el cambio no sólo fue formal, sino que los contenidos de la revista aumentaron e incidieron en aspectos de amplio interés; se publicaron entrevistas con políticos y científicos de alto nivel en las que, bajo la dirección de Xavier Pujol, se desgranaron temas trascendentes, consiguiendo compromisos de políticos con respecto a programas para fomentar y financiar la ciencia.
SEBBM también fue el medio de comunicación interno. En su primer informe como presidente de la Sociedad, publicado en el boletín número 119 de diciembre de 1996, exponía los cambios importantes que la junta directiva que presidía se proponía realizar: 1) fortalecer las estructuras y aumentar la dimensión de la SEBBM, 2) incidir en la política científica buscando compromisos de los/las responsables de financiar la ciencia, 3) establecer alianzas con otras instituciones a nivel internacional y 4) apoyar a investigadores/as jóvenes de los que decía “nuestros postdocs están entre los mejores del mundo” y hacía hincapié en que se debía crear el ambiente adecuado para que pudieran regresar y despegar.
También mencionaba en el año 1998 algo que ahora se considera indispensable “es necesario realizar un esfuerzo que permita hacer ver a nuestros conciudadanos que lo que hoy nosotros estamos haciendo mañana puede mejorar sus vidas” guiado por el convencimiento de que, si se lograba este objetivo, se podrían conseguir mayores y mejores ayudas que fortalecerían a los grupos científicos y a la ciencia en general. Siempre expresó sus ideas con la pasión atenuada por la reflexión
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Joan J. Guinovart explicando la evolución del Boletín a la Revista SEBBM en la inauguración de la exposición «Revista SEBBM: un observatorio de la actividad y política científicas en España» durante la celebración del 45º Congreso de la SEBBM en Zaragoza en septiembre de 2023, y coincidiendo con el sexagésimo aniversario de la Sociedad.
que suele imponer la expresión escrita. Y lo conseguía recurriendo a sus conocidas frases breves y contundentes, frecuentemente ingeniosas, que componía como paráfrasis de refranes o citas de otros autores, científicos, o no, (El cartero no siempre llama dos veces o Final de partida) en un proceso de intelectualización creciente en el tiempo.... que también iba ganando intensidad (A Rajoy rogando y con el mazo dando). En ese contexto, sus reflexiones compartían optimismo y desánimo en calculadas proporciones: en diciembre de 2000 se refería a un “brutal frenazo” en inversión para investigación y desarrollo, y se quejaba de que, como consecuencia, la ciencia española se estaba
alejando de los países punteros. Pese a ello “vuelve la esperanza” escribía, confiando que los altos cargos del Ministerio de Ciencia y Tecnología pondrían rumbo al futuro y sentarían bases sólidas para dejar atrás “años de incuria”.
En su editorial de septiembre de 2000, número 129 de la revista, reclamaba la existencia de “una sola voz para todos los científicos” mediante la sinergia de todas las sociedades científicas para concienciar a lideres políticos estatales y autonómicos de la enorme importancia que la investigación tiene en materia de bienestar y desarrollo económico. En tal sentido, tenía claro que “la SEBBM puede ser pionera y encabezar este movimiento”.
Pocos años después, en un acto fundacional en 2003, se aprobaron los estatutos de COSCE, de la que Joan fue uno de los impulsores y su primer presidente en 2004. En su despedida como editor (2012), seguía reclamando el protagonismo de la SEBBM en el necesario cambio de paradigma de la gestión de la ciencia y afirmaba que “[para ello] dispone de la mejor herramienta, su revista, que se ha convertido en la voz más respetada en cuestiones de política científica”. Mostrando, de manera implícita y legítima, su satisfacción por el objetivo conseguido de transmitir que la ciencia necesita la política, y viceversa. Y haberse sentido escuchado.
Ciencia y Sociedad
JOAN GUINOVART, PRESIDENTE FUNDACIONAL Y ALMA DE COSCE
Alicia Alonso
Dpto. Bioquímica y Biología Molecular Universidad del País Vasco UPV/EHU e Instituto Biofísika (UPV/EHU, CSIC), Vicepresidenta de COSCE
Dolores González Pacanowska
Instituto de Parasitología y Biomedicina, CSIC, Granada, ex-Tesorera de COSCE
Mª Ángeles Serrano
Dpto. Bioquímica y Biología Molecular Universidad de Salamanca, Secretaria General de COSCE
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc5
Joan Guinovart era un hombre multifacético, él diría “sí, de multi mucha y facies cara” pero las que suscribimos este artículo pensamos en las caras de los diamantes y es que Joan era un diamante que reflejaba una luz que nos guiaba al resto por múltiples vías. Una de ellas fue la de la generación y desarrollo de COSCE (Confederación de Sociedades Científicas de España). Se ha dicho, con razón, “La COSCE no sería sin Joan Guinovart”. Joan Guinovart veía necesaria la creación de un organismo que aglutinara la voz de las Sociedades científicas en España para ganar peso en su interlocución con el Gobierno y el impacto en la sociedad internacional. Para ello buscó la complicidad de los Presidentes de otras Sociedades, principalmente las Reales Sociedades de Física, Química y Matemáticas contando ya con el de SEBBM. De
esta manera, en octubre 2003 se realizó la reunión fundacional para constituir la confederación y nombrar una Comisión gestora. El 15 de marzo de 2004 se realizaron las votaciones para la primera Junta de Gobierno. Quedó así constituida la primera Junta de Gobierno y Guinovart fue elegido Presidente con Juan Luis Vázquez, de la Real Sociedad Matemática Española como Secretario General. Sería posteriormente reelegido, por lo que fue nuestro Presidente desde 2004 hasta 2011, cuando le sucedió Carlos Andradas Heranz (Real Sociedad Matemática Española). En este período, Joan pone en marcha TODOS los mecanismos que permiten llevar a cabo los objetivos de esta Confederación.
Defensa del papel de la ciencia en la sociedad
Desde sus comienzos, Joan defendía la necesidad de concienciar
a la sociedad y a sus gobernantes, y de la necesidad de apoyar a la Ciencia. Así en sus múltiples declaraciones en prensa y en particular las realizadas en el número 165 de la Revista SEBBM de septiembre 2010 Joan enfatiza “España se encuentra en un punto de inflexión; o se apuesta decididamente por la I+D o estamos abocados a convertirnos en un país de segunda”. El crecimiento exponencial de la investigación en nuestro país de las últimas décadas justificaba un movimiento que se encargara de seguir impulsando el desarrollo de la I+D. Joan capitaneó ese movimiento desde la COSCE. En aquel momento se debatía el anteproyecto de Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Como presidente de COSCE, impulsó la preparación del informe sobre el borrador de esta ley, elaborado por una comisión de expertos nombrados por
la Junta Directiva. El informe tuvo sus raíces en la acción CRECE (Comisiones de Reflexión y Estudio de la Ciencia en España), el primer gran informe elaborado por COSCE y presentado en junio de 2005.
Otra actividad puesta en marcha en aquellas etapas iniciales fueron los análisis e informes de los Presupuestos Generales del Estado que aún continúan y que proporcionan una visión comparativa y crítica de la evolución de la inversión en I+D en nuestro país. Estos análisis recibían una amplia cobertura mediática y servían de apoyo a las reivindicaciones de la época en relación con la inversión en ciencia.
Otra constante en la labor realizada desde la COSCE era interesar y concienciar a la clase política. En este sentido la creación del programa CONOCEROS (Conversaciones Organizadas por los Científicos Españoles y sus Representantes Parlamentarios) fue fundamental. La actividad, iniciada en 2006, incluía una serie de encuentros que permitían el acercamiento de científicos y parlamentarios, y el intercambio de opiniones sobre temas como ciencia y sociedad, relaciones con la empresa, inversión en I+D, etc.
COSCE impulsora de la didáctica y la difusión de las Ciencias
También impulsó Guinovart un conjunto de proyectos para mejorar la didáctica de las ciencias, en especial durante las edades tempranas de la educación. Ya en 2008, la COSCE puso en marcha un programa denominado ENCIENDE (Enseñanza de las Ciencias en la Didáctica Escolar). El proyecto, muy bien recibido en los centros escolares, se actualizó en 2017, con la denominación de ACIERTAS (Aprendizaje de las Ciencias por Indagación En Redes Transversales colaborativAS), y ha evolucionado dando lugar al
proyecto PRACTICA (PRograma de Aprendizaje de las Ciencias, la Tecnología y la Innovación para el Conocimiento Aplicado). Las inquietudes de Joan sobre el papel estratégico de la ciencia en España le llevaron a incluir entre los objetivos fundacionales de COSCE la organización anual del Premio COSCE a la Difusión de la Ciencia que, desde 2007, ha reconocido de forma individual a prestigiosos científicos que han acreditado una labor de difusión de la ciencia.
COSCE y su proyección europea
Desde su inicio la Confederación, a iniciativa de Joan Guinovart, extendió sus actividades más allá del ámbito estatal. Por un lado, promovió el establecimiento en 2006 de un convenio con la organización de los Lindau Nobel Meetings, lo que permitió la asistencia, a estas reuniones de Premios Nobel, a una selección de los científicos más jóvenes de nuestras Sociedades. Por otro lado, consciente del
incremento en Europa de una corriente de opinión adversa a la experimentación con animales y la necesidad de informar a la sociedad de su necesidad, también en 2006 propuso la adhesión de COSCE a ECBR (European Coalition for Biomedical Research) entidad defensora a nivel europeo de la importancia de la experimentación animal en las investigaciones médica y veterinaria. Como consecuencia de esta adhesión COSCE ha seguido trabajando en esta área y en 2016 propuso a la comunidad científica española el Acuerdo COSCE de transparencia sobre el uso de animales de experimentación científica En debido reconocimiento a tan ingente y seminal labor a favor de la ciencia y su enseñanza en España, en 2024 se entregó a Joan Guinovart el Diploma de Honor de COSCE como tributo a la enorme importancia de su figura y como primer presidente de COSCE. Joan quedará para siempre en nuestro recuerdo.
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Joan J. Guinovart recibiendo el premio COSCE 2024 de manos de su presidenta Perla Wahnon junto a Alicia Alonso.
Ciencia y Sociedad
UN MAESTRO DE LA COMUNICACIÓN
Josep Corbella
Periodista. La Vanguardia, Barcelona
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc6
Yo le llamaba mestre y él me llamaba xiquet
Mestre, maestro en catalán, porque me admiraba su vocación por explicar, por enseñar, por ayudar.
Xiquet, muchacho, y también el nombre de los castellers de su tierra, como muestra de afecto, supongo. Un afecto recíproco. Precisamente porque era un maestro con voluntad de comunicar, fue la primera persona en quien pensé cuando me consultaron qué científico podría colaborar en la sección de Opinión de La Vanguardia. Fue en el año 2000 y Álex Rodríguez, que había sido nombrado subdirector, quería renovar la sección e incorporar voces nuevas, entre ellas la de un científico. ¿Joan Guinovart?, preguntó extrañado, ¿quién es? Le tuve que explicar quién era. Él
habría preferido una figura de más renombre y Guino -como también le llamaba, cuando no le llamaba maestro- era poco conocido fuera de la comunidad científica. Pero tendría más que decir, insistí, y lo diría mejor.
Los puse en contacto y Guino se mostró dispuesto a ayudar desde el primer momento. Para nosotros, en La Vanguardia, fue un ejemplo de generosidad. Para él, además, creo que fue una oportunidad de defender aquello en lo que creía. Porque, además de maestro, tenía mentalidad de activista. Creía en la ciencia como patrimonio de la humanidad y no se cansaba de reivindicarla. Sus artículos de aquella época son modélicos. Están escritos con una prosa clara, sin artificios, y todo lo que escribió continúa vigente. Rescato algunas perlas:
“La nueva economía no está basada en mano de obra sino en cerebros de obra”.
“Nuestro futuro bienestar pasa por tener los ciudadanos mejor preparados, los científicos más sobresalientes, los ingenieros más capaces, los empresarios más competentes y una sociedad consciente del valor de la ciencia y de la formación”.
“Si creen que la investigación y la educación son caras, prepárense para lo que acabarán costando la ignorancia y la mediocridad”.
“¡Es el conocimiento, estúpido!”
No recuerdo que nunca me pidiera nada para sí mismo. Por el contrario, no le costaba prestarse a ayudar a otros. Cuando identificaba a algún investigador excepcional, sobre todo si era joven y desconocido, se ofrecía a presentarnos. Le gustaba ayudar sobre todo a los jóvenes.
Como era tan altruista, y le importaba mejorar la visión social de la ciencia, adquirí la costumbre de consultarle cuando se me ocurrían nuevos proyectos de comunicación científica.
Por ejemplo, cuando creamos el premio Vanguardia de la Ciencia para dar visibilidad a investigaciones excelentes que se hacían en España, invitando a los lectores a votar las que consideraban más interesantes. Guino secundó el proyecto con entusiasmo, me dio buenos consejos y contribuyó como jurado a seleccionar a los finalistas que presentamos a los lectores.
Unos meses más tarde, el día del acto de entrega del premio, celebramos una cena con los finalistas, los miembros del jurado y los organizadores, tanto de La Vanguardia como de la Fundación Catalunya Caixa, que se sumó al proyecto. Guino llegó a la cena con un plan del que, según creo, no había informado a nadie. Esperó a los postres, al momento
en que el ambiente era óptimo, para tomar la palabra.
“Tengo una propuesta que creo que os puede interesar”, le dijo a Marta Lacambra, directora general de la Fundación Catalunya Caixa (que después se convirtió en Catalunya La Pedrera). “Se trata de seleccionar a estudiantes de bachillerato motivados por la investigación y ofrecerles la oportunidad de venir a formarse al IRB los sábados por la mañana. Nosotros ponemos los laboratorios, los reactivos, los investigadores que formarán a los estudiantes… todo. Pero no podemos hacerlo solos”.
La fundación organizaba ya en verano el programa Joves i Ciència (Jóvenes y Ciencia) para alumnos de instituto interesados por la investigación, y aceptó el reto de complementarlo con un programa específico sobre biomedicina durante todo el curso. Fue así cómo nació en 2013 el programa Bojos per la Biomedicina (Locos por la
Biomedicina). Cuando unos meses más tarde publicamos una entrevista a Guino en La Vanguardia con motivo de esta nueva iniciativa, explicó que “siempre me ha preocupado ayudar a los jóvenes que tienen más pasión por la ciencia para que puedan desarrollar su potencial”.
La idea tuvo tanto éxito que la Fundación Catalunya La Pedrera ha ampliado los programas de Bojos per la Ciència (Locos por la Ciencia) a otras catorce disciplinas en otros centros de investigación. Ninguno de los más de 250 jóvenes que se incorporan cada año a estos programas podrían hacerlo de no ser porque a Joan Guinovart se le ocurrió que era posible hacerlo y Marta Lacambra se animó a apoyarlo.
Más tarde, en otra entrevista, la última que le hice, le pregunté qué le hubiera gustado ser de no haber sido científico.
-Educador- contestó sin titubear.
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Acto realizado en el foro Barcelona Tribuna en 2022 sobre “El acceso al conocimiento”. De izquierda a derecha, Ismael Palacín, director de la Fundació Bofill; Joan J. Guinovart; Miquel Roca, presidente de la Sebap; Lluís Torner, director del ICFO y Josep Corbella, periodista de La Vanguardia
HOMENAJE A JOAN J. GUINOVART
Educación y Universidad
GUINOVART EDUCADOR
Andreu Mas-Colell
Presidente del Patronato del BIS
(Barcelona Institute of Science and Technology)
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc7
Joan J. Guinovart fue un científico de primera línea. Pero, lo sabemos todos, fue también el tipo de científico que más allá de su obra personal ambiciona impulsar el crecimiento colectivo de la ciencia en España. Y lo hizo. Fundando uno de los principales institutos de investigación en biomedicina y, a continuación, no limitándose a la ya de por sí muy exigente tarea de dirigirlo, sino que, ya por iniciativa directa, ya por la vía del ejemplo, su actividad se proyectó hacia la comunidad científica en múltiples direcciones. Este número de la Revista SEBBM da cumplido testimonio de estos aspectos de su trayectoria. En este artículo cubriré una parte de su persona educadora. Guinovart fue catedrático de universidad y como tal desempeñó las tareas de docencia que de nosotros se espera. Y por lo que yo sé fue un docente modélico.
Pero siendo el que escribe un economista mi conocimiento de su dimensión educadora se limita a la que proyectó, directa e indirectamente, hacia el exterior de su propia disciplina. Su impacto ahí fue notable, o sea que no voy faltado de material.
Joan era persona de ideas claras. Para él la vitalidad y el crecimiento de la investigación pasaba por disponer de talento científico en abundancia. En consecuencia, mantuvo a lo largo de su carrera promotora dos normas: apertura al talento internacional y despertar vocaciones científicas entre los jóvenes de nuestro entorno. Las dos
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Joan junto a Andreu Mas-Colell en la reunión anual del BIST (Barcelona Institute of Science and Technology) en 2017.
resuenan entre sí: por más neutral que sean en cuanto a nacionalidad nuestras políticas de contratación de investigadores es de sentido común que disponer de una buena cantera es una gran ventaja. Ya a principios de este siglo Guinovart ponía como modelo inspirador la política de talento del Barça: contratación de estrellas internacionales y Masía.
Para Joan era una obsesión: ningún talento científico debe perderse. A ese fin inventó el formato educativo de los “Bojos per la Ciència” con el propósito es detectar y potenciar vocaciones y talentos incipientes entre alumnos preuniversitarios. Lo inició con los Bojos por la Biomedicina ya casi tres décadas atrás. El diseño fue innovador. Y un éxito tal que ahora existen en Catalunya Bojos en quince disciplinas, y en aumento. Están organizados bajo el muy competente y efectivo patrocinio de la Fundación Catalunya-La Pedrera. En la descripción de la fundación el propósito de los bojos es “fomentar las vocaciones científico-tecnológicas vinculadas al mundo de la investigación de jóvenes de primero y segundo de bachillerato, a través de sesiones teórico-prácticas impartidas por investigadores en centros de investigación de referencia de Catalunya. Queremos un mundo donde todos los jóvenes tengan la oportunidad de desarrollar al máximo su talento impulsando sus vocaciones”. Cada Bojos se organiza en colaboración con un centro de investigación. La actividad consiste en entre diez y 15 sesiones largas de trabajo distribuidas en sábados de enero a junio. Cada sábado se toca un tema impartido por un investigador o investigadora en activo. Puede incluir actividades de laboratorio. El “sacrificio” del sábado significa compromiso por parte del alumno. El día facilita la asistencia a alumnos no residentes en Barcelona. La demanda es
alta y hoy la admisión es selectiva. Que quede claro: los Bojos no son cursos de orientación universitaria. Son confesadamente partidistas: pretenden que las vocaciones incipientes se conviertan en vocaciones consolidadas para la disciplina responsable del Bojos en cuestión.
De Guinovart hay que entender que la posibilidad de promover iniciativas educativas estaba constantemente presente en su mente. Todos los que le conocían podrían proveer ejemplos de cómo surgían naturalmente en los ámbitos en los que se relacionaban con Joan. Yo mencionaré tres.
El primero lo conozco por persona interpuesta. En los últimos años de su vida Joan fue miembro del Patronato de Aula Escola Europea. También mi esposa, antigua profesora de matemáticas en la escuela, lo era y es por ella que sé cuan dedicado y creativo fue Joan como miembro de ese patronato. Empujando y ayudando siempre a que la enseñanza de las ciencias combinase el rigor y la exigencia que corresponde a cada momento educativo con una metodología estimulante.
Y participando y aportando ideas hasta las últimas semanas de su vida.
Los dos restantes se relacionan con el Barcelona Institute of Technology (BIST), una fundación – que tengo el honor de presidir y que cuenta con financiación mayoritariamente privada - de apoyo a siete centros públicos de investigación. Todos ellos han recibido el sello Severo Ochoa de excelencia. Debe verse como un instrumento de colaboración público – privada. Uno de los centros es el IRB, fundado y dirigido por Guinovart, responsable por tanto de instalarlo en el sendero de calidad que le ha dado el brillo que hoy tiene. Cuando se jubiló no quisimos, desde el BIST, dejar pasar la oportunidad de aprovechar su experiencia
y liderazgo en beneficio del colectivo. Conscientes que para él sería un señuelo irresistible llegamos al acuerdo que impulsaría actividades formativas desde el BIST. Lo hizo con entusiasmo y desplegando su proverbial perspicacia. Se implicó a fondo en dos proyectos: el centro formativo Dolors Aleu y la escuela de secundaria Angeleta Ferrer. El proyecto educativo Dolors Aleu fue una de las primeras iniciativas del BIST tras su fundación en 2015. Se diseñó un máster internacional de introducción a la investigación. De un año de duración. Su característica distintiva e innovadora es que las semanas en el aula son pocas. El grueso de la formación tiene lugar en los laboratorios en formato de prácticas tuteladas y con dedicación intensiva. El alumno pasa por dos laboratorios de dos centros BIST diferentes, con una intensidad mayor en uno de ellos (lo que define un major). Después del máster los alumnos (entre 20 y 25 por año) siguen carreras diversas, siendo el doctorado la más frecuente, en centros de todo el mundo (incluidos los del mismo BIST). El título oficial de máster es de la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Inicialmente, la colaboración con la UPF fue vía un convenio. A partir de la incorporación de Guinovart se reconfiguró la colaboración con la creación de un centro propio del BIST adscrito a la UPF, del que Guinovart pasó a ser Director Académico. El centro se denominó Dolors Aleu en honor de la primera española que ejerció la profesión médica. La trayectoria del máster ha sido muy buena y el desgraciadamente breve periodo en que Guinovart se implicó en el mismo ha sido importante para consolidarlo. Para nosotros haber contado con esa implicación es una garantía de que vamos por el buen camino.
En el segundo proyecto participó en el diseño desde su inicio. Y, como explicaré, no hubiese
HOMENAJE A JOAN J. GUINOVART
existido sin su actitud de alerta permanente. En el BIST, y ya contando con Guinovart, decidimos que sería razonable focalizar nuestras actividades de “outreach” en la educación científica en el nivel previo a la universidad. Pedimos cita al Conseller Bargalló, responsable del Departament d’Educació, se nos dio fecha y procedimos a prepararnos. Surgieron algunas buenas ideas. Una de ellas singularizar una escuela como referente en educación STEM. Pero pensamos que esta era demasiado ambiciosa, que no encajaría con la planificación del Departament d’Educació y que era más prudente concentrarse en propuestas de menor calado. En la cita el Conseller fue receptivo y bien dispuesto hacia nuestras propuestas. Tanto que Guinovart, muy adepto a coger oportunidades al vuelo, se separó del guión y planteó la idea de la escuela STEM. ¡Y dio en la diana! Al Conseller le interesó y, además, el momento era bueno: el Departament d’Educació estaba en proceso de constituir, desde cero, una nueva escuela en el barrio de la Sagrada Familia de Barcelona y ya se había barajado la posibilidad que tuviera algún tipo de singularidad pedagógica. La propuesta de Guinovart encajaba como anillo al dedo. Así empezó para todos nosotros la aventura de la escuela Angeleta Ferrer.
Con el Departament d'Educació no diseñamos una escuela de concentración de alumnos especialmente dotados para las ciencias. Los alumnos serían los que tocaran por la ubicación de la escuela, sin selección previa por aptitud científica. Pero la escuela iba a ser un centro de experimentación de metodologías docentes orientadas a generar los mejores
resultados en habilidades STEM en alumnos medios. Claro está que la ambición era que esta experimentación se tradujese en la generalización en el sistema de las buenas prácticas identificadas. El trabajo de diseño y de selección – siempre evidentemente con Educació – del núcleo inicial de profesorado fue intenso, como lo fue con el núcleo inicial y un buen número de investigadores de centros BIST cuando, concluida la edificación de su sede – en su diseño pudimos incidir un tanto-, la escuela empezó a recibir alumnos y a desarrollar prácticas educativas. Guinovart se volcó en el asesoramiento y la colaboración con la escuela Angeleta Ferrer. ¿Podemos decir que el proyecto Angeleta Ferrer, como lo concebíamos desde el BIST, ha sido un éxito? Relativo, ciertamente. Absoluto está por ver. Ha tropezado con un escollo. El impacto más allá de sus paredes depende de la circulación de profesores. Idealmente el proyecto debe incluir un núcleo estable que incorpore el espíritu y la memoria intelectual de la escuela, y un sistema organizado de presencia temporal y rotaciones de otros profesores que, al dispersarse por el sistema, inyecten las buenas prácticas. Ni el núcleo estable ni las rotaciones encajan bien con las reglas de asignación de profesorado de un centro ordinario del sistema, que es jurídicamente lo que es la escuela Angeleta Ferrer. Hasta ahora, nuestra insistencia, y muy especialmente la de Guinovart, en este punto clave no ha prosperado. ¡Ojalá algún día pudiera enviar un mensaje a Joan, allí donde esté, para comunicarle que al fin se ha salido con la suya! Entretanto, Joan, nosotros seguiremos insistiendo en tu nombre.
Educación y Universidad
“ I TU? JO, BIOQUÍMICA” EL LEGADO DE JOAN JOSEP
GUINOVART I CIRERA
Josep M. Fernández Novell
Coordinador de "I tu? Jo, Bioquímica"
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc8
Joan Josep Guinovart i Cirera, nació en Tarragona en 1947. Químico, farmacéutico y doctor en bioquímica por la Universidad de Barcelona (UB), estudió el metabolismo del glucógeno. Es ampliamente conocida su importancia científica y su papel como mentor de su alumnado, posteriores doctores y científicos, pero en este escrito quiero destacar su importante contribución a la difusión y proyección de la Bioquímica entre los estudiantes de Secundaria.
Con la mirada puesta hacia atrás en el tiempo, empecé a trabajar en el laboratorio de Joan a mediados de los años 80 del siglo pasado o milenio pasado, como dicen los alumnos. En 1996, la Bioquímica era una carrera de segundo ciclo al que se accedía, generalmente, después de haber cursado el
primer ciclo de cualquier carrera científica. ¿Qué podíamos hacer para enamorar y dirigir al alumnado de COU hacia estudios con gran presencia de la Bioquímica?
Nos pusimos manos a la obra y esbozamos un borrador del curso. Primero debería tener unas charlas/conferencias de los más relevantes bioquímicos de la SEBBM, me permitirán que solo nombre a Joan y sus charlas sobre la Diabetes para no dejarme a nadie en el tintero. Después se debería diseñar una serie de prácticas llevadas a cabo en los laboratorios de la UB, desde la transformación bacteriana con FGP a la electroforesis en geles de acrilamida y/o agarosa pasando por el cálculo de la concentración de proteína y glucosa con el espectrofotómetro, unas prácticas impensables para el alumnado de secundaria y sus
centros. Decidimos que el laboratorio era y es una parte importante en este proceso de enseñanza ya que se quiere que los participantes queden impresionados y quieran saber, aprender, estudiar más sobre Bioquímica.
Dos preguntas nos asaltaron, ¿cómo seleccionar a los participantes?, y ¿cómo conseguir que quieran pertenecer a un grupo especial si los seleccionados son los “bichos raros de su clase”?
La respuesta a la primera pregunta fue realizar una entrevista personal a todos los que solicitaban participar. Quiero resaltar en este punto que el primer año fue especial. Recuerdo que, después de enviar toda la información a los centros de secundaria y mientras esperábamos recibir las solicitudes, en una reunión que mantuvimos ambos, nos preguntábamos
“tenemos el laboratorio para 24 personas, ¿crees que tendremos 24 alumnos?”. Decíamos en voz baja “Ojalá y si tenemos más, ¿podremos hacer las entrevistas personales?” Aquel año tuvimos más de 1.300 solicitudes, “un magnífico desastre organizativo” en palabras del propio Joan. Finalmente, tuvimos que seleccionar unas 150 solicitudes de todas las presentadas para hacer las entrevistas. Este desastre nos sirvió para delimitar el número de participantes por centro y encarar posteriores cursos.
La respuesta a la segunda pregunta la tuvo Joan, como siempre, de una forma diferente a lo esperado. “Como deben quedarse a comer, les pagamos la comida, los sentamos en mesas de cuatro y cada día les hacemos cambiar de compañeros, así todos interactuarán entre sí”.
Así se diseñó el curso “I tu?
Jo, Bioquímica” que empezó a finales de junio de 1997 hasta ahora. Este junio realizaremos la 29a edición con el éxito ya conocido y gracias al trabajo de Joan.
Como ya se imaginan, la relación con los estudiantes no se ha ceñido solo a su participación en el curso, se ha seguido y se sigue su trayectoria, primero universitaria y después profesional. Para ello, desde el curso 2006 y con la colaboración de Joan, se impulsó el “Bioquímica-Club”, dos o tres reuniones anuales con los participantes y profesores de todos los cursos “I tu? Jo, Bioquímica”. Además, se editó un boletín con artículos e ideas de todos los “ITUs”, nombre que damos a los participantes. Este boletín, desde julio del 2017, se ha convertido en la revista BQ-Club del propio departamento de Bioquímica y Biomedicina Molecular de la UB. En 2013, cuando los estudios de Bioquímica ya se reconocían como Grado y sin dejar de lado el curso original del que Joan estaba
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Joan J. Guinovart junto a los participantes de “Locos por la Ciencia” en 2015 (de pie, primero por la izquierda).
muy orgulloso, iniciamos una nueva aventura. El curso “Crazy about Biomedicine”, con la colaboración de la Fundación Catalunya La Pedrera, fue un paso más en la introducción de la Bioquímica a los estudiantes y a la sociedad. El curso, parecido al “ITU” en cuanto a la selección, tiene una importante diferencia: se lleva a cabo durante la mañana de 16 sábados a lo largo de todo el año. Los participantes deben tener una gran pasión por la ciencia, la excelencia que Joan buscaba en ellos.
A nivel personal, siempre recordaré a Joan, “el Guino”, como el gran mentor que fue, a veces visionario, a veces imaginativo, pero siempre exigente y comprometido con quien debatía. Participó con sus conferencias en los “I tu? Jo, Bioquímica” hasta el 2021, cuando celebramos los 25 años. Su gran objetivo con estos cursos, promover vocaciones científicas desde los más pequeños…lo consiguió con creces.
Gracias Joan.
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Joan J. Guinovart junto a conferenciantes y el coordinador, José M. Fernández-Novell, de “Locos por la Ciencia” (sentado, primero por la izquierda).
JOAN GUINOVART: UN COLEGA, AMIGO Y VÍNCULO CULTURAL
Israel Pecht
Instituto Weizmann de Ciencias, Rehovot, Israel
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc9
Uno de los grandes e inesperados placeres que me brindó durante mis décadas de servicio en la FEBS fue el contacto con las amplias y muy diversas facetas de Europa, desde sus paisajes físicos hasta la asombrosa variedad de riqueza y diversidad cultural. El principal proceso subyacente que permitió y amplificó este contacto fue la rutina de que las actividades de la FEBS se extendieran por todo el continente, no sólo las obvias como el congreso anual o los cursos, sino que el trabajo rutinario regular de sus comités se lleva a cabo mediante reuniones personales que tienen lugar en los lugares donde viven sus miembros. Es decir, los lugares de reunión se eligen de manera amistosa de acuerdo con los lugares de residencia de los miembros del comité. Así, mis actividades en la
FEBS me permitieron conocer y colaborar con colegas de diferentes rincones de Europa, desde tan lejos como Islandia hasta la vecina Turquía; con muchos de ellos nos hicimos amigos personales. Esta experiencia ha sido de considerable importancia para mí porque, a pesar de ser vienés de nacimiento y haber crecido y vivido en Israel, apenas tuve contacto con Europa. Mi primera participación en los órganos funcionales de la FEBS fue como miembro de su Comité de Becas, elegido en 1987, y en el que estuve desde 1989 hasta 1991. Este Comité estaba presidido entonces por Carlos Gancedo. Él me convenció unos años más tarde para que intentara presentarme como candidato a esta presidencia. Mi elección en 1995 fue el comienzo de una nueva participación, mucho más estrecha e importante, con la FEBS, ya que
significaba la responsabilidad de una de sus actividades más importantes y más costosas, además de convertirme en miembro de su órgano de gobierno, el Comité Ejecutivo de la FEBS. Con Joan Guinovart hubo una relación especial entre nosotros desde nuestro primer encuentro. Nos conocimos cuando me uní al Comité Ejecutivo, del que él pasó a ser miembro tras haber organizado el Congreso de la FEBS de 1996. Más recientemente, fue elegido Presidente de la Unión Internacional de Bioquímica y Biología Molecular (IUBMB, por sus siglas en inglés, 2015-2018) y la representó en las reuniones ejecutivas de la FEBS. Todas estas funciones de Joan dieron lugar a contactos estrechos y continuos entre nosotros. Este conocimiento fue intenso y se convirtió en algo único a lo largo de las décadas. Ya
durante nuestro primer encuentro, Joan compartió conmigo sus experiencias como investigador durante varios meses en la Facultad de Medicina de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Además, inesperadamente, utilizó algunos términos de la lengua hebrea que aún recordaba de su período en Jerusalén. También me impresionó su conocimiento, aunque limitado, de la escritura hebrea, que adquirió entonces y amplió más tarde, para utilizarlo incluso en nuestros intercambios de correo electrónico, como se ilustra a continuación:
Saludos cordiales, Joan
Este punto de partida de intensas discusiones pronto se convirtió en una tradición en la que Joan solía sacar a relucir temas de historia bíblica o judía. Lo que me ha sorprendido en repetidas ocasiones ha sido su amplio y profundo conocimiento del Antiguo Testamento y de una variedad de temas históricos y culturales relacionados. Por lo tanto, se convirtió
en una parte habitual de todos nuestros encuentros durante el Comité Ejecutivo de FEBS, y otras reuniones que él planteara una pregunta o un término pidiendo su trasfondo o fundamento. Con frecuencia era el nombre de un profeta específico, desafiándome, por ejemplo, sobre el impacto que este hombre tuvo en la historia judía.
La siguiente anécdota ilustra cuán profundo era su conocimiento. De hecho, incluso me recordó detalles olvidados: comenzó con Joan preguntando por qué, en una oración judía en particular, los nombres de dos tribus israelitas (Efraín y Menashe) se tratan de manera diferente a los de las otras doce tribus, que tradicionalmente constituyen la nación israelí. Esa fue una pregunta sorprendente y no fácil de responder. Planteó un punto que me llevó a volver a leer y aprender ese complicado capítulo bíblico específico. Aún así, la gama de cuestiones que hemos abordado fue mucho más amplia y probablemente tenía sus raíces en que Joan era nativo de Tarragona,
una de las comunidades judías más antiguas de España, que tuvo un papel importante en su historia y cultura. De hecho, la foto que se muestra a continuación, que Joan me envió hace años, ilustra la evidencia arqueológica de esta comunidad y su edad muy temprana. Muestra la llamada Cuenca Trilingüe encontrada en Tarragona. Está datada en el siglo V d. C. y presenta decoraciones típicas de la tradición judía, como el candelabro de siete brazos junto con tres inscripciones, una en hebreo con el mensaje “Paz a Israel, a nosotros y a nuestros hijos”, otra en latín y una tercera en griego. Este hallazgo arqueológico es quizás la ilustración física más apropiada del vínculo emocional y cultural que nos unió a Joan y a mí durante décadas y a través del Mediterráneo que nos separaba.
Siempre guardaremos su recuerdo profundamente con nosotros.
Traducción del inglés por Joaquim Ros
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Cuenca Trilingüe encontrada en Tarragona.
A JOAN J. GUINOVART
RECUERDOS DE JOAN
Gregory A. Petsko Department of Neurology, Harvard Medical School
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc10
Lo que más recuerdo es su sonrisa. Joan J. Guinovart tenía lo que en Estados Unidos llamamos una sonrisa pícara. Es el tipo de sonrisa que sugiere que quien sonreía no solo se divertía con lo mismo que tú, sino que también sabía algo que tú desconocías, y eso hacía la situación aún más divertida. Pero iba más allá: la palabra «pícaro» en inglés significa propenso a hacer travesuras por diversión; otra palabra es «travieso». No mucha gente tiene esa cualidad, pero Joan sí, y conocerlo era un placer. Era, por supuesto, un científico extraordinario. Conocía el glucógeno y sus trastornos como la mayoría de la gente conoce su propia reflexión, y sus contribuciones al respecto son numerosas y maravillosas. La mayoría de sus más de 200 publicaciones se relacionan con ese tema, especialmente, en los últimos años, con el raro y devastador trastorno genético llamado enfermedad de Lafora. Es gratificante ver que había llegado tan lejos como para haber una prueba de concepto mediante terapia génica en la enfermedad de Lafora poco antes de su muerte. Si, como creo y espero, esto finalmente resulta ser una
cura, su nombre estará asociado para siempre a ella. Pero si nunca habéis leído ninguno de sus artículos, podeis elegir casi cualquiera al azar y disfrutar de un ejemplo de bioquímica al más alto nivel. Lo conocí cuando asumí la presidencia electa de la Unión Internacional de Bioquímica y Biología Molecular (IUBMB, por sus siglas en inglés) en 2010. La IUBMB, fundada en 1955, es una de las organizaciones científicas más grandes del mundo y la única con un alcance verdaderamente global. Reúne a bioquímicos y biólogos moleculares de 77 países y regiones. La IUBMB se dedica a promover la investigación y la educación en bioquímica y biología molecular en todo el mundo y presta especial atención a la promoción de oportunidades para estudiantes en prácticas y a brindar oportunidades científicas adicionales en áreas donde las ciencias biomoleculares están menos desarrolladas. El entonces presidente, Angelo Azzi, me había pedido que dirigiera la organización; había estado realizando una excelente labor de limpieza de una estructura administrativa que se había convertido en ineficiente y, en gran medida, ineficaz. Me comentó que una de las personas
del Comité Ejecutivo en quien podía confiar era el actual tesorero, Joan Guinovart. Pronto descubrí que no sólo era confiable, sino que también compartíamos un sentido del humor similar. Nos hicimos amigos rápidamente. Antes de que terminara mi mandato como presidente de la IUBMB en 2015, sabía que Joan era la persona que más deseaba para sucederme en ese puesto. Finalmente lo convencí de que se presentara y, por supuesto, ganó, lo cual sabía que sucedería, ya que era respetado en todo el mundo. Su propio mandato como presidente fue un gran éxito, como yo sabía que sería.
Hay demasiadas historias para contarlas todas aquí. Basta decir que lo encontré sabio, ingenioso y encantador; una gran compañía en cualquier situación y un apoyo incondicional en una crisis. Les contaré sólo una historia, que tiene poco que ver con la IUBMB y absolutamente nada que ver con la ciencia, para ilustrar por qué le tenía tanto cariño.
En 2013, la IUBMB patrocinó una reunión en Marrakech. Teníamos algo de tiempo libre, así que le pedí a Joan que me acompañara al antiguo zoco, donde buscaba un collar para mi esposa y unas alfombras orientales para mí. Sabía, por visitar su casa y por nuestras visitas a museos en la zona de Barcelona, que Joan tenía un gusto exquisito, y me ayudó mucho a elegir un collar adecuado, que a mi esposa le encantó. Luego tuvo la oportunidad de verme comprar alfombras y de observar de primera mano mi legendaria habilidad para el regateo. Encontré dos alfombras que me gustaron y se me ocurrió una idea: si compraba una también para mi hijastra, casi seguro que podría regatear mucho el precio de las tres. Pero, ¿cómo elegir una que le gustara? Le pedí consejo a Joan, y sabiamente me dijo: «Elige otra que te guste, y luego extiéndelas todas
para tu hijastra y dile que coja la que quiera». Así que eso hice. Un día después, Joan decidió que quería comprar una alfombra para su mujer, y me pidió que le ayudara a conseguirla. Así que volvimos por el laberinto de tiendas y callejones hasta el lugar donde habíamos estado antes, porque yo sabía que le harían un buen precio después de todo lo que había comprado allí. Hicimos lo que me pareció una gran elección, terminó la reunión y volé de vuelta a Estados Unidos. Dos días después, se produjo el siguiente intercambio de correos electrónicos, que muestro aquí textualmente:
Si la risa puede oírse a tres mil millas de distancia, creo que yo la oí aquella noche. Espero que esta historia les dé una idea de Joan como persona y como amigo. Como ya he dicho, fue un científico maravilloso, y por su trabajo merece ser recordado, y lo será. Era creativo, riguroso, de ideas claras y perspicaz. Y sus cualidades humanas, de calidez, sabiduría e integridad, también serán recordadas.
Pero lo que más recuerdo es su sonrisa pícara.
Traducción del inglés por Joaquim Ros
Joan:
Querido Greg, Espero que hayas tenido un buen viaje de vuelta a casa.
Yo:
Sí, gracias. Sin contratiempos, inmejorable.
Joan:
Mi esposa regresó de Seattle ayer y le encantó la alfombra, gracias a Dios. Muchas gracias por ayudarme a comprarla.
Yo:
¡Estoy encantado y aliviado a la vez! Sé que dijiste que si no lo hacía, podrías presentarte en la embajada americana pidiendo asilo...
Joan:
Espero que a tu mujer le haya gustado el precioso collar de oro que has comprado.
Yo:
Sí, y muchas gracias por haberme ayudado a elegirlo.
Joan: Ahora tengo que preguntar, ¿qué alfombra se llevó su hijastra?
Yo:
¡¡Se llevó las tres!!
JOAN GUINOVART E IBEROAMÉRICA
María Luz Cárdenas Cerdá
Retired Scientist CNRS, Marsella, Francia Socio de Honor de SEBBM Socia Emérita de SChBBM
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc11
Conocí a Joan en 1995, en un congreso sobre metabolismo organizado en Tenerife por Enrique Meléndez Hevia. Joan me pediría que me juntara con él y con Loranne Agius, con quién él colaboraba, para discutir resultados que no habían presentado. Fue el inicio de una gran y sólida amistad con Joan y con Loranne. En septiembre 1996 tuvimos la oportunidad de hablar largamente en Londres, en una reunión de la Biochemical Society sobre quinasas. Joan me hablaría de sus planes como presidente de SEBBM, cargo que venía de asumir. Pensaba que SEBBM estaba un poco aislada y se necesitaba una estrategia para acercarla a las sociedades de la América Hispana y de países vecinos. (Esta idea lo llevaría a apoyar con entusiasmo la realización de un congreso
Franco-Italo-Español en Marsella, en abril 1998). Como Athel y yo estábamos invitados a participar en Simposios en el congreso PABMB, en Pucón, Chile, en noviembre de 1996, Joan me pediría ser su “Trujamán” en ese congreso; él no podía ir, pero quería estar presente a través mío.
Joan había visto justo; como chilena yo tenía muchos contactos. Así el organizador del congreso, Jorge Babul, persona importante en PABMB venía también del Laboratorio de H. Niemeyer. Hice equipo con la doctora miembro de la SEBBM, y cuyo nombre se me escapa, y decidimos hacer citas con cada uno de los diferentes delegados, para tomar té, café, almorzar... a fin de transmitirles las ideas de Joan. El presidente de la Sociedad Chilena, Rafael Vicuña, encontró interesante las
ideas de Joan y posteriormente se establecería entre ellos una cálida amistad. Había muchos investigadores argentinos del Instituto de Leloir, y hablamos en particular con Armando Parodi, que yo había conocido cuando joven. Tuvimos una buena discusión con Jorge Allende de Chile que siempre había estado interesado en establecer redes de interacción. Hablamos también con Antonio Peña de México, que recibió con placer las ideas de Joan.
Como “Trujamán” mencioné el trabajo de Joan en el simposio en que yo intervenía, porque podría interesar al grupo de Juan Carlos Slebe en la Universidad Austral de Chile. Fue el caso; Juan Carlos se acercaría después a pedirme información sobre el investigador de Barcelona que yo había citado. La experiencia en Pucón fue alentadora e indujo a Joan a formar un Comité para interactuar con Iberoamérica (PABMB) constituido por mí, Federico Mayor Menendez y él, y otro para interactuar con la Biochemical Society constituido por Alicia Alonso, Athel Cornish-Bowden y él.
Joan pensó que había que hacer un gesto fuerte para aprovechar el impulso generado en Pucón, e invitar a un latinoamericano a dar la Conferencia de apertura de la reunión SEBBM que se realizaría en Madrid en septiembre 1997, y decir a los organizadores de simposios que, si estaban interesados en invitar a un latinoamericano, la SEBBM ayudaría a pagar el coste del pasaje. Así, Cecilia Hidalgo fue invitada a participar en un simposio y Jorge Allende R. a dar la conferencia de apertura. Joan pensó que debería haber también alguien de Argentina y sugerí a Mirtha Flawià de Buenos Aires, quién dio la primera Conferencia PABMB de la SEBBM. A mí me invitó el grupo del Nitrógeno a hacer una presentación.
Esta iniciativa tuvo gran repercusión y tanto la sociedad
Joan J. Guinovart junto a Mariluz Cárdenas en la Academia de Ciencias de Chile en noviembre 2006.
argentina como la chilena invitaron a Joan a participar en su reunión anual. Joan con su gran carisma conquistó completamente a argentinos y chilenos. En 1999 Joan iría por primera vez a Valdivia invitado por el Profesor Juan Carlos Slebe, y volvería allí innumerables veces, y así ambos comenzarían una colaboración científica y una sólida amistad.
Joan logró convencer a argentinos y chilenos a tener una reunión conjunta en Chile ofreciendo una significativa participación de SEBBM. Así, un día de 2000, Joan me llamaría por teléfono para preguntarme si yo aceptaría que SEBBM ayudara a financiar mi pasaje a Chile, lo que implicaría que yo participaría como parte de la delegación española. Acepté, por cierto. Así, en diciembre de 2000
se realizó una reunión ArgentinaChilena-Española de Bioquímica y Biología Molecular en Viña del Mar, donde están las raíces del origen de las conferencias plenarias Luis Leloir y Hermann Niemeyer de SEBBM. Toda esta acción de Joan y sus méritos académicos lo llevaron a ser nombrado como miembro correspondiente en el extranjero de la Academia de Ciencias del Instituto Chile en noviembre del 2006.
Esta reunión en Viña fue importante en el marco de PABMB pues se invitó a dar una conferencia plenaria a Claudina RodriguesPousadas que era la organizadora del congreso PABMB en Lisboa, en 2001.
En 1997, antes que Joan fuera a Chile, Manuel Krauskopf de la Universidad Andrés Bello
en Santiago, asumió como Presidente de PABMB y viajó a Barcelona para encontrarse con Joan. Ese encuentro se tradujo en una sólida amistad y en 2008 Joan lo invitó a escribir un artículo para la Revista SEBBM sobre “La Bioquímica y Biología Molecular en Latinoamérica vista a través de indicadores”. La interacción de Joan con la Universidad Andrés Bello y con Manuel Krauskopf llevó, en 2018, a la obtención del Doctorado Honoris Causa, que contó con la asistencia de personalidades del mundo científico chileno.
Joan nos ha dejado, pero su legado permanece. Las Conferencias Leloir y Niemeyer siguen existiendo y ha habido reuniones conjuntas con otras sociedades europeas.
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FEDERICO MAYOR ZARAGOZA: UNA FIGURA PLURIDIMENSIONAL
Carlos Gancedo
Expresidente de SEBBM
Exprofesor de Investigación del CSIC
Para cualquiera que haya seguido, aún de lejos, las actividades de Federico Mayor Zaragoza, es obvio que fue una figura pluridimensional; una figura que, en diversos espacios, ciencia, política, humanismo, fue creadora y dinamizadora. No voy a detallar sus contribuciones en esos variados espacios; seguramente aparecerán en los diversos artículos de este número de la revista. Voy a mostrar, con pinceladas breves, algún episodio de su actividad científica, alguna característica personal, comentar ideas que le oí, y señalar su relevancia para los que, por edad, todavía tengan oportunidad de actuar en algún área con implicaciones sociales. En un momento de mi vida científica, por razones de afinidad de tema de investigación, tuve contactos intensos con su grupo de investigación y pude asistir al hallazgo de un importante resultado bioquímico: el descubrimiento de que, en levadura, en condiciones de hipoxia, el ciclo de Krebs no funciona como tal, sino partido en dos ramas: una oxidativa y otra reductiva (DOI:10.1007/BF01732003). El resultado es muy importante por su implicación en la comprensión de las vías de síntesis de ácidos orgánicos y del balance redox durante la fermentación. En 1975, sin usar técnicas radioactivas y en ausencia de mutantes fue muestra de excelente investigación y de no temer cuestionar conceptos establecidos. Ese descubrimiento, no muy conocido, ha sido confirmado, ya en el siglo XXI usando técnicas de RMN y adecuados mutantes de levadura (DOI:10.1099/ mic.0.26007-0).
Su labor a favor de la investigación en diversas áreas desde distintas instituciones, entre ellas la Fundación Ramón Areces, está en el recuerdo
agradecido de numerosos científicos. No puede faltar en esta evocación una especial mención a su larga vinculación con la SEBBM, desde su fundación como SEB, hasta su labor como presidente de la misma; su título de Socio de Honor está bien justificado.
Quiero resaltar una nota ejemplar de su carácter: su lealtad y agradecimiento a la figura de sus maestros, D. Ángel Santos Ruíz y Sir Hans Krebs, manifestada en público en repetidas ocasiones; loable actitud que no suele ser frecuente. Su aprecio por Alberto Sols y su huella en la bioquímica española, expresado en numerosas ocasiones, iba en este mismo sentido. Federico Mayor creyó en la posibilidad del progreso moral de la humanidad. Progreso que, necesariamente, pasaba por la educación, entendida no como una mera transmisión de saberes, sino como escribió en el volumen La educación superior en el siglo XXI: Visión de América Latina y el Caribe, editado por la UNESCO, después de una reunión en La Habana en 1977: “… educar es más que informar o instruir; es forjar la mente y el carácter de un ser humano y dotarlo de autonomía suficiente para que alcance a razonar y decidir con la mayor libertad posible, prescindiendo de influencias ajenas, de tópicos y lugares comunes. Es fomentar el desarrollo de una vida espiritual y diferenciada de gustos y criterios auténticos”. Es interesante la coincidencia de esta visión, con la de su maestro Krebs referida a la educación en la ciencia. Krebs escribió que sus maestros Warburg y Meyerhof “educaron a una futura generación de líderes científicos, y digo educaron y no ‘entrenaron’ porque educar es algo más que entrenar; educar incluye la transmisión de una visión, no solo de técnicas” (cursivas añadidas).
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Federico Mayor y Carlos Gancedo, Simposio Homenaje a Alberto Sols, 2017.
Federico Mayor pensaba que la educación era la mejor herramienta para el desarrollo, la paz y la seguridad de la humanidad. Por eso cuando internet empezó a desarrollarse la saludó como gran esperanza de transmisión de conocimiento, así como vía de dar voz a los que nadie había escuchado. ¿Qué pensaría hoy al ver el uso de esa herramienta en manos de intereses espurios y a menudo antagonistas de aquellas esperanzas? ¿Qué nos propondría para enfrentarse a los problemas éticos planteados por la inteligencia artificial?
Su inclinación pacifista le llevó a elaborar el programa Cultura de Paz, que condujo, en 1999, a la aprobación por la Asamblea General de la ONU de la Declaración y programa de Acción sobre una Cultura de Paz. Con ese lema siguió trabajando tenazmente; le he oído en más de una ocasión comentar lo que se podría hacer con el dinero que cuesta un avión de combate. Un F16 cuesta, en el momento de la escritura, unos treinta millones de dólares, el Shenyang FC-31 chino, unos setenta millones, y los hay bastante más caros. Cifras que dan que pensar.
Federico Mayor tuvo imaginación, marchó por caminos nuevos y dejó rastro. ¿Puede su rastro servir
de guía en el futuro? Creo que sí. En un momento en el que prevalece el ruido, la falta de razonamiento objetivo sobre situaciones nuevas, desconcertantes, es preciso mantener serena, pero firmemente, la defensa de ese tipo de razonamiento. Hay que dejar bien claro que, ante problemas intricados, no sirven razonamientos lineales, del tipo populista de “bastaría con hacer…”, mostrar que situaciones complejas implican a diversos grupos y que, en su tratamiento, no hay que ignorar las consecuencias de sus interconexiones. Será difícil lograr que la razón convenza a conjuntos que se mueven, entre otras cosas, por impulsos irracionales, pero Federico Mayor mostró que, con trabajo, paciencia y respeto, se pueden conseguir logros que parecían imposibles; sigamos su gran ejemplo.
Agradezco a la Dra. Carmen-Lisset Flores (IIBM Sols-Morreale, Madrid), al Prof. Miguel A. Blázquez (IBMCP, Valencia) y a la Dra. Juana M. Gancedo (Exprofesora de investigación, CSIC) la lectura crítica de una versión anterior de este texto y a la Fundación Ramón Areces, la fotografía que aparece en el artículo.
FEDERICO MAYOR ZARAGOZA O EL POSIBILISMO POSITIVO
Vicente Rubio Zamora
Expresidente de SEBBM Instituto de Biomedicina de Valencia del CSIC
Conocí en persona a D. Federico en mayo de 1975, justo de cuando data la vieja fotografía que acompaña a este texto, tomada en el claustro de la antigua Universidad de Valencia. Se trata de la foto oficial del congreso “The Urea Cycle” que D. Federico, catedrático de Bioquímica en Madrid y entonces Subsecretario del Ministerio de Educación y Ciencia, coorganizaba con Rafael Báguena, Catedrático Extraordinario de Genética Médica y a la sazón Rector de la Universidad de Valencia; y con Santiago Grisolía, entonces Sam E. Roberts Distinguished Professor of Biochemistry de la Kansas University Medical Center en Kansas City y uno de los pioneros que pusieron el ciclo de la urea sobre base enzimológica sólida.
Estaba yo en el congreso por ser reciente investigador del ciclo de la urea en el laboratorio de Grisolía en Kansas City, donde me formaba desde comienzos de 1974. Allí fui testigo de la intensa actividad de organización científica del congreso, sin duda alguna el mejor que he vivido en toda mi ya larga carrera científica. El elenco de participantes incluía a todos los padres fundadores del ciclo de la urea, con Sir Hans Krebs a la cabeza, y contaba también con casi todos los que trabajábamos en ese ciclo y sus aledaños. En este último grupo debió valorar particularmente D. Federico las pioneras presentaciones sobre errores congénitos del ciclo de la urea de Vivian Shi y de C.
Thomas Nuzum y Philip L. Snodgrass, pues además de ser magníficas, entraban en la esfera de compromiso científico-social de nuestro gran hombre, los errores innatos del metabolismo, cuya prevención él había iniciado en España en la Universidad de Granada en la segunda mitad de los años 60, con la ayuda de nuestra también socia de honor Magdalena Ugarte. Pero el congreso no se quedó en palabras tras de un bello cartel de Dalí, sino que se plasmó en un libro extraordinario (The Urea Cycle. Grisolía, Báguena & Mayor Eds. John Wiley & Sons, New York 1976), acervo excepcional de conocimientos sobre el ciclo de la urea, todavía un clásico de gran valor. El libro transmite la verdadera atmósfera del congreso al incluir no solo las presentaciones, sino también las discusiones que les seguían, grabadas en el congreso y editadas por sus autores. En un mundo sin ordenadores personales, procesadores de textos ni correo electrónico, fue ingente la actividad editorial postcongreso del laboratorio de Grisolía, de la que fui testigo e incluso en ocasiones agente, aunque el esfuerzo valió la pena dado el fruto obtenido, uno de los mejores libros de congresos que conozco, desgraciadamente ahora solo conseguible de segunda mano.
La participación de D. Federico en ese congreso, sin la cual seguramente éste no se habría podido celebrar en la España periférica de 1975, ilustra muy bien una de sus grandes virtudes, el ejercicio
del posibilismo positivo: su capacidad de mejorar la sociedad utilizando al máximo las oportunidades a su alcance, sea con la finalidad de un bien científico, sanitario o social. Su vida está llena de ejemplos de esa virtud. Por citar sólo el ámbito de las enfermedades raras con el que tan comprometido estuvo, son ejemplos de su posibilismo positivo su lanzamiento del plan piloto de cribado neonatal de Granada en la fase en que fue Rector de esa Universidad; o, pocos años después del congreso del ciclo de la urea, la creación del Real Patronato de Prevención de la Subnormalidad (sic) que sin duda solo se consiguió por su mediación, primer paso para extender el cribado neonatal a toda España; o su reciente apuesta por el cribado universal genético promoviendo un programa piloto financiado por la Fundación Areces.
Pero esta actitud de estrujar sus posibilidades inmediatas para destinarlas a buenas causas no se restringió al entorno nacional. Se ve también reflejado en su desempeño en la UNESCO (objeto de uno de los capítulos del dosier de este número), donde fue quizá el Director General más creativo de la historia de esta institución, y también el más sensible a los problemas que plantea la ciencia a la comunidad humana, reflejado por ejemplo en el programa UNESCO del genoma humano. De nuevo en ese programa fue Santiago Grisolía, esta vez desde Valencia, actor
importante por delegación suya, con varias reuniones de altísimo nivel con marchamo UNESCO en nuestra ciudad, y con declaraciones de repercusión y seguimiento mundial.
No puedo dejar de mencionar que el posibilismo positivo requiere coraje, pues obliga a síes y noes, que es lo contrario del café para todos. Y ese coraje lo demostró don Federico con creces cuando creó la única medida gubernamental que recuerdo que discrimina económicamente en materia de complementos salariales no por criterios negativos (peligrosidad, por ejemplo) sino para premiar de forma duradera el esfuerzo y el éxito científico, y además de forma escalonada temporalmente. Así, premia la persistencia en el desempeño investigador a lo largo de la carrera individual. Me estoy refiriendo a los sexenios que creó en su fase de ministro de Educación y Ciencia, lo que se llamó la bufanda. En sus obituarios no he leido a nadie que lo haya mencionado como uno de sus logros. Y sin embargo lo ha sido, e importante, pues estoy convencido de que ha constituído uno de los incentivos para la explosión productiva de la ciencia española durante los casi 50 años de nuestra entonces nueva democracia. No quiero pensar qué batallas debió luchar para lograr instituir los sexenios. Y quisiera que muchos más las lucharan con el mismo buen fin, siguiendo su ejemplo de coraje y determinación.
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Foto oficial del Congreso “The Urea Cycle” (Valencia, mayo de 1975). Federico Mayor Zaragoza está de pie en la segunda fila, siendo el tercero por la derecha. Le acompañan en esa fila, hacia la izquierda de la foto y en orden, PP Cohen, Sarah Ratner, Sir Hans Krebs, Mart Ellen Jones, Santiago Grisolía y Rafael Báguena. El autor de este texto era el joven barbado que asoma la cabeza por detrás, siendo el cuarto por la derecha.
FEDERICO MAYOR ZARAGOZA: LA CIENCIA COMO POESÍA DE LA REALIDAD
Miguel Ángel de la Rosa
Secretario General de FEBS
Expresidente de SEBBM
Agradezco a Inmaculada Yruela, editora de la Revista SEBBM, la invitación a compartir mis recuerdos de Federico Mayor Zaragoza en este número especial de la revista. Acepté el envite con respeto y arrojo, pues no de otra forma podría abordar la poliédrica personalidad e inusual polimatía de don Federico, reflejo de su formación y cultura renacentistas. Discurría sobre cualquier tema con soltura y solvencia, desde la ciencia a la poesía, desde la historia a la política y la sociología, dejando siempre en su interlocutor un inconfundible y cautivador touch of distinction, en buena medida fruto de su profundo convencimiento en el progreso de la humanidad basado en la cultura y en la paz. Conocí a don Federico en mis tiempos de alumno de licenciatura en la Universidad de Sevilla, allá por los años setenta, con motivo de una tesis doctoral a la que asistió como miembro del tribunal invitado por mi maestro, el profesor Manuel Losada. Apenas hizo un par de preguntas al doctorando, certeras y directas, que nos hicieron reflexionar por su increíble y fina agudeza. Dejó huella indeleble, que nunca olvidé. Con el tiempo, años después, pude disfrutar con frecuencia de su deferencia. Recuerdo el congreso SEBBM de 2009 en Oviedo, durante mi primer año como presidente de la Sociedad, cuando tuve el honor de compartir con don Federico y otros seis expresidentes la redacción del denominado Manifiesto de Oviedo contra los duros recortes del Gobierno al
presupuesto de investigación científica en aquellos años de crisis económica en todo el mundo. Y el congreso IUBMB/FEBS que organizamos en Sevilla en 2012, en el que FEBS le concedió el Diplôme d’Honneur, su máxima distinción.
A principios de siglo, FEBS jugó un papel clave en la política científica europea gracias a don Federico. Julio Celis, entonces secretario general de FEBS, había sugerido la creación del Comité de Ciencia y Sociedad con objeto de acortar distancias entre científicos y ciudadanos. Un año después, don Federico fue nombrado primer presidente del comité, lo que a su vez conllevó la participación de FEBS en la creación del European Research Council (ERC). (El propio Julio Celis detalla tan exitosas gestiones en este número de la revista). En 2020 FEBS reconoció ese papel clave de don Federico con la entrega de una placa conmemorativa, que tuve el honor de recibir en su nombre en el congreso de Lisboa de 2022.
Nuestra Sociedad, la SEBBM, también le está enormemente agradecida por su ayuda siempre. Durante la preparación del congreso IUBMB/FEBS de Sevilla 2012 le propusimos que una de las conferencias plenarias fuera financiada por la Fundación Ramón Areces, de cuyo comité científico era presidente. Con la gestión inestimable de su hijo, Federico Mayor Menéndez, recién elegido nuevo presidente de la SEBBM, la conferencia se hizo realidad, y hasta hoy continúa como referente del congreso SEBBM año tras año.
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Federico Mayor Zaragoza (derecha) y Miguel Ángel de la Rosa (izquierda) dialogan en presencia de Angelo Azzi, presidente de IUBMB, en el Congreso IUBMB/FEBS/SEBBM de Sevilla 2012.
Entre tantísimas distinciones que jalonan la trayectoria de don Federico, la Universidad de Sevilla le concedió en 2019 el Premio a la Protección de los Derechos Humanos Juan Antonio Carrillo Salcedo por su “extensa e intensa trayectoria en el ámbito internacional […] para la construcción de la paz mundial”. En efecto, la paz fue siempre estandarte de su diario batallar en todos los frentes. En 2014, FEBS celebraba en París el cincuentenario de su fundación en un congreso conjunto con EMBO, que también cumplía sus cincuenta. En la cena tuve el placer de sentarme junto a don Federico y disfrutar de su amena conversación infinita. Con la paz como objetivo y el indecoroso gasto mundial en armamento de fondo, me trasladó a la isla de Gorea. Ante mi sonrojante ignorancia, me descubrió su ubicación, a tres kilómetros de Dakar –archipopular meta del rally con inicio en París–, y me describió la Casa de los Esclavos, monumento en recuerdo de la trata de negros. Situada en el extremo occidental del continente, puerta del Atlántico camino de América, Gorea fue entre los siglos XV y XIX el centro de comercio de esclavos más importante de las costas africanas. Me explicó que Gorea forma parte desde 1978 de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, de la que fue director general, como lugar de memoria de la explotación del hombre por el hombre. Conocida es la pasión de don Federico por la poesía, que utilizaba con elegancia como instrumento
rebelde de denuncia frente a la injusticia. Tras la publicación de cada poemario esperaba impaciente la llegada puntual de un ejemplar dedicado de don Federico, al igual que cada año esperaba impaciente el poema que acompañaba su felicitación navideña. Este que sigue fue uno de los últimos:
Es imperativo que ahora, ya iguales en dignidad y pudiendo expresarnos libremente, urgidos por las amenazas que se ciernen sobre la humanidad en su conjunto, “Nosotros, los pueblos”, conscientes y responsables, atendamos solícitos sus gritos.
A Richard Dawkins, autor de El gen egoísta, le debemos la expresión “la ciencia es la poesía de la realidad”, en la que refleja el interés del hombre por adentrarse en su propia existencia con las armas de la poesía, entendida en su más estricto sentido etimológico y aristotélico (del griego “ποίησις”, “creación”) como transformación del pensamiento en materia. Y es la poesía, en su sentido “creativo”, la que mejor refleja la pauta existencial de Federico Mayor Zaragoza tratando de desvelar los entresijos de la ciencia y su verdad, del hombre y su realidad.
FEDERICO MAYOR ZARAGOZA (1934-2024)
Federico Mayor Menéndez
Expresidente de SEBBM
Catedrático de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid
El pasado mes de septiembre de 2024, mi padre terminaba la contribución que le había solicitado la Revista SEBBM para un número especial con motivo del 60 Aniversario de FEBS, con estas palabras: “reforzar las relaciones entre ciencia y sociedad, y contar con la ética y el impulso de los científicos, es más importante que nunca para iluminar horizontes, hoy tan sombríos”.
Creo que esta frase resume muy bien los ideales de mi padre en su larga trayectoria académica, científica y política, de la que he tenido la fortuna de ser testigo cercano durante muchos años.
He aprendido de él la pasión por el conocimiento, la capacidad de asombro, el respecto y profundo aprecio a sus maestros (los profesores Ángel Santos Ruiz y Hans A. Krebs), la voluntad de colaboración con altura de miras con otros investigadores, el orgullo por la labor de sus discípulos. Le gustaba repetir aquello de “puedo enseñarte a volar, pero no seguir tu vuelo”.
Procuró siempre enlazar su faceta de científico con la de gestión y acción, el “atreverse a saber” con el “saber atreverse”, para intentar trasladar el conocimiento para el bien de la sociedad, para “contribuir a paliar o prevenir el sufrimiento humano”, contribuyendo a la creación de entidades donde otros investigadores pudieran desarrollar eficazmente esas misiones. Así, estaba particularmente satisfecho de haber fundado junto con sus colaboradores más cercanos el Centro de Diagnóstico de Enfermedades Moleculares (CEDEM), centrado en la prevención de las enfermedades genéticas y metabólicas neonatales, así como el Centro de Biología Molecular en la
Universidad Autónoma de Madrid junto con diversos grupos del CSIC pioneros en ese ámbito.
Durante sus dos mandatos como director general de la UNESCO (1987-1999), se esforzó en poner la ciencia al servicio de los grandes retos ambientales, biomédicos y éticos, impulsando iniciativas como la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos (1997). Con Luis Pasteur, creía que “la ciencia no tiene patria, porque el conocimiento es el patrimonio de la humanidad”.
Tras la etapa de la UNESCO, continuó tendiendo puentes entre los científicos y la ciudadanía. Así, fue el primer coordinador del Comité de Ciencia y Sociedad de la FEBS, durante el mandato de Julio de Celis como secretario general, coincidiendo en el comité ejecutivo con su admirado amigo Joan Guinovart, referencia del papel de españoles en el panorama científico internacional y decisivo impulsor de la COSCE en nuestro país. En esa época también presidió el ERCEG (European Research Council Expert Group), un grupo de trabajo de alto nivel que puso las bases para la creación más adelante del European Research Council (ERC) como gran instrumento de la política científica europea, así como la Initiative for Science in Europe (ISE), para hacer llegar a los responsables políticos europeos la necesidad estratégica de un apoyo continuado a la actividad científica. También, desde la Fundación Ramón Areces, procuró apoyar a los jóvenes investigadores y estimular la investigación en diversas áreas, en particular en la de las enfermedades raras, temática tan querida por él.
Mi padre refería siempre con mucha satisfacción el haber participado en las primeras reuniones conducentes a la fundación de la SEB (luego SEBBM), o en los primeros pasos de la FEBS. Unos meses antes de su fallecimiento, organizando con él su archivo de fotografías, me recordaba con mucho detalle y entusiasmo la organización del IV Congreso de la SEB en Granada el año 1967, o del congreso FEBS de Madrid el año 1969. Estaba muy honrado de sus sucesivos nombramientos como presidente de la SEBBM, como socio de honor, y finalmente como presidente de honor en 2018.
En sus últimos años, a pesar de su profunda preocupación por el devenir del mundo, mi padre no se resignaba, seguía confiando en la capacidad transformadora de la palabra, la educación y el conocimiento, en la cultura y la ciencia como elementos movilizadores de cambio y esperanza. Recordaba el deber de los científicos de no permanecer callados, la necesidad de reivindicar el rigor y la altura de miras propias de la actividad investigadora para reorientarnos hacia las verdaderas prioridades ante escenarios tan preocupantes. Nos toca ahora a todos tomar el relevo.
FEDERICO MAYOR ZARAGOZA: AMOR DE POETA
Félix M. Goñi Expresidente de SEBBM
Im wunderschönen Monat Mai, Als alle Vögel sangen. Da hab’ ich ihr gestanden Mein Sehnen und Verlangen. (H. Heine)
Federico Mayor (así, sin Zaragoza) es un nombre que oigo por primera vez de boca de mi maestro, don José María Macarulla, hacia 1970, siendo yo flamante alumno interno del Departamento de Bioquímica de la Universidad de Navarra. Macarulla no regalaba elogios, pero hablaba con cariño de Federico. Habían hecho sus tesis doctorales casi a un tiempo, en los años cincuenta, uno en Barcelona y el otro en Pamplona y Zaragoza, y los dos habían trabajado en el metabolismo de aminoácidos. En aquellos tiempos, cuando un bioquímico necesitaba un reactivo, se lo tenía que sintetizar, pues no existían empresas con los enormes catálogos que ahora son parte de nuestra cotidianeidad. Otra posibilidad, poco frecuente, era encontrar un colega generoso (o inteligente) dispuesto a intercambiar unos miligramos de cisteína por otros pocos de glucosamina, por decir algo. Bueno, pues eso es lo que había ocurrido entre Mayor y Macarulla. Y, desde aquella fecha remota de mis primeros escarceos bioquímicos, el leridano seguía hablando del barcelonés siempre que tenía ocasión. Algunas de estas ocasiones me llamaron profundamente la atención, pues consistían en libros de poemas que Federico le enviaba con dedicatorias cariñosas. No suele uno asociar a los científicos con la poesía, y de ahí mi sorpresa. Pero, sin dármelas yo,
ni mucho menos, de crítico literario, mi sorpresa fue mayor, y más agradable, al comprobar la profundidad y el tino de muchos de aquellos poemas.
Murió mi padre científico en 2012, y su amigo Federico, con su fino instinto, debió de decidir que yo era el hereu espiritual de José M., y a partir de entonces fui yo el receptor de los poemarios. El último, la Antología, de 2020, nos llegó dedicada a Alicia y a quien esto escribe. La lectura y relectura reposadas de este tesoro de hondura literaria revelan, más bien ponen al desnudo, el alma de quien, ahora lo vemos, fue sobre todo un poeta. Como poeta, cantó al amor, no podía ser de otra manera. Y por eso me viene a la memoria el schumanniano Dichterliebe, Amor de poeta, con textos de Heine, que ha emocionado a tantas generaciones de músicos y melómanos.
El amor del poeta Federico Mayor se desborda, sobre todo, en la familia próxima, en la humanidad como familia extensa, y en Dios, entendido como fuente de todo amor. El primer poema de la Antología, fechado en 1954 (pág. 13*), es toda una declaración de principios:
“Si luego de nacer sólo muriera, […] asumiría sólo este tormento.
Yo no daría hijos a la tierra…”
Pero él no cree “que mi amor/ termina con mis días”, y así, da a la tierra hijos, nietos y bisnietos, todos ellos destinatarios de otras tantas joyas de este poemario. A los bisnietos Martina, Tristán y Julieta
* Las páginas se refieren a la edición de la Revista Litoral, Málaga, 2020.
“que exigen que nos atrevamos a propiciar cambios radicales” está dedicado en uno de los últimos poemas (“Manejan”, pág. 446). Y, por supuesto, la esposa María, que aparece en pocos pero significativos momentos (“Qué vells mos fem, Maria”, pág. 450): “¿Cuántos recodos nos quedan todavía? Quedará la huella… Quedará el recuerdo…”
También el trabajo de investigación se hace poesía (“A Alfonso Cano”, pág. 18): “…levadura ciclo de Krebs aminación del piruvato.”
Su trabajo de alto funcionario internacional le descubre nuevos países y nunca vistas formas de dolor. Así, en Chisinau (Moldavia) escribe en 1998 (pág. 252): “Soñé que germinaban las semillas de ‘basta!’ que habíamos sembrado en eriales”.
O los poemas de Rwanda, con ocasión del genocidio de 1994, “Si de verdad”, “Esto es la muerte”, “Se me cae la cara de vergüenza”, “No obedezcas” (págs. 213-217), que culminan, en cierto modo, en el “Anteayer en Rwanda” (págs. 218-219):
“Anteayer, en Rwanda, en Ntarama, […] lloré por los que murieron.
Ayer,
lloré y protesté en Bujumbura por los que viven mueren de abandono e injusticia. Hoy, en Sarajevo, la herida urbana de la guerra, …”
Muy anterior, de cuando no podía sospechar la cantidad de dolor que iba a tener que soportar sin digerir, es “Paloma de la paz” (1980, pág. 36), escrito bajo el lema de John Lennon Give peace a chance:
“¿A dónde va mi vuelo?
¡Cesad el fuego!
¡… que estoy sin alas sin aire sin paz … y sin olivo!
La meditación sobre la trascendencia, la fe alimentada en la duda, ya presente, como decíamos, en el poema que abre el compendio, acompaña a los otros grandes temas (paz, familia, rebeldía) a lo largo de toda la vida/obra del poeta.
“¿Y dónde tu rostro, Señor? ¿Dónde? […]
Cuando el hombre esté ante el mar o ante la noche, ven Señor:
¡Muestra tu rostro!”
(“Solo en el crepúsculo”, 1976, pág. 23).
O el magnífico “Única luz”, fechado en Jerusalén, en 1993 (pág. 153):
“Caminos de Cafarnaúm.
Caminos de Bethesda.
Puertas de Jerusalén.
Aquí mi caminar sobre Tu huella”.
En fin, la Antología se cierra con el poema “Comprendo”, escrito en Madrid, en el último día de 2018 (pág. 451). En su encabezamiento, las palabras de Pedro Salinas (“Seguir, el deber supremo”), que explican bien el poema y la vida de Federico. El poema de Mayor termina, y con él la Antología:
“… Era cierto:
No hay nada imposible.
Aúpate, porque el amanecer aguarda… ¡y espera!”
Esa confianza en que el amanecer nos aguarda es, quizá, la última lección del profesor y del poeta.
Gracias, don Federico.
FEDERICO MAYOR ZARAGOZA Y JOAN J. GUINOVART: CIENCIA, COMPROMISO Y HUMANIDAD
Isabel Varela Nieto
Expresidenta de SEBBM
Profesora de investigación del CSIC
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Joan J. guinovart (izquierda) y Federico Mayor Zaragoza (derecha)
Nuestra comunidad científica ha perdido recientemente a dos de sus más ilustres miembros: el Profesor Federico Mayor Zaragoza y el Profesor Joan J. Guinovart. Ambos dedicaron sus vidas a la investigación y a la educación, dejando un legado imborrable en el ámbito de las enfermedades raras y la bioquímica.
Federico Mayor Zaragoza, nacido en Barcelona en 1934, fue un visionario que combinó su pasión por la ciencia con un firme compromiso social y político. Doctor en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid, se convirtió en catedrático de Bioquímica en la Universidad de Granada, donde también ejerció como rector. Su liderazgo lo llevó a ser presidente de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM) entre 1972 y 1976, y primer director del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM). En el ámbito político, destacó como Ministro de Educación y Ciencia y, posteriormente, como Director General de la UNESCO, donde promovió incansablemente la cultura de paz y los derechos humanos. En el ámbito de las enfermedades raras, con su “Mañana es tarde”, don Federico fue un pionero en la implementación del cribado neonatal en España a finales de los años 60, facilitando la detección temprana de enfermedades metabólicas hereditarias y mejorando la calidad de vida de numerosos pacientes. Además, como presidente del Consejo Científico de la Fundación Ramón Areces, impulsó la investigación en enfermedades raras, destacando la importancia de la colaboración y el desarrollo de modelos animales para su estudio. Primer Presidente de Honor de la SEBBM, su impresionante archivo personal ha estado siempre abierto y generoso para la sociedad.
Por su parte, Joan J. Guinovart, nacido en Tarragona en 1947, fue un referente en el estudio del metabolismo de los carbohidratos, con especial atención a la diabetes y la enfermedad de Lafora, una forma mortal de epilepsia. Doctor en Farmacia y en Bioquímica por la Universidad de Barcelona, fundó en 2005 el Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), consolidándolo como un centro
de excelencia en investigación biomédica. Su labor al frente del IRB Barcelona, que dirigió hasta 2018, fue fundamental para posicionar a la institución en el panorama científico. Joan participó activamente en consorcios internacionales para investigar tratamientos para la enfermedad de Lafora, colaborando con científicos de Estados Unidos, Canadá y España. Además, presidió la SEBBM entre 1996 y 2000, y ocupó cargos destacados en organizaciones como la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) y la International Union of Biochemistry and Molecular Biology (IUBMB). Entrañable y generoso, Joan me ayudó a pavimentar mi carrera científica desde sus inicios y me contagió su entusiasmo por la SEBBM y por la Barcelona medieval, que como el rock and roll conquistó mi corazón (El Rompeolas, Loquillo). Su transformadora presidencia de la SEBBM ha sido mi mayor referente en los momentos más difíciles y su consejo imprescindible.
Joan y Federico compartieron una pasión desbordante por la investigación, siempre buscando respuestas a los grandes interrogantes de la ciencia. Su amor por la SEBBM, “que fou més que una societat” para ellos, se reflejó en su dedicación y liderazgo, fortaleciendo la comunidad científica y fomentando la colaboración entre investigadores. A pesar de sus innumerables responsabilidades, nunca perdieron la alegría ni el sentido del humor, cualidades que los hacían cercanos y queridos por colegas y discípulos. Su compromiso social y político los llevó a trascender los laboratorios, abogando por una ciencia al servicio de la sociedad y por un mundo más justo y equitativo. Dotados de una inteligencia brillante y una vasta cultura, siempre mostraron una visión de futuro, anticipándose a los desafíos y proponiendo soluciones innovadoras.
La partida de Federico y Joan deja un vacío inmenso en la comunidad científica. Sin embargo, su legado perdura en las instituciones que fundaron y fortalecieron, en las investigaciones que impulsaron y en las innumerables vidas que tocaron con su sabiduría y humanidad. Su ejemplo nos inspira a continuar su labor con la misma pasión, compromiso y alegría que ellos demostraron a lo largo de sus vidas.
GUINOVART, UN ILUSTRE AMIGO
Carlos Gancedo Expresidente de SEBBM
Exprofesor de Investigación del CSIC
He mantenido una relación amistosa con Joan Guinovart desde hace tanto tiempo, que no sé cuándo la empecé, cuando la empezamos, Juana María y yo. Sí que recuerdo a su director de tesis Manuel (Manolo) Rosell, uno de los socios constituyentes de la SEB, en visitas a Sols, todavía en el CIB de Velázquez, hablando de dos formas de la glucógeno sintetasa, una dependiente y otra independiente de glucosa-6-P, lo que entonces me parecía un misterio insondable. Es posible que alguna vez Guinovart le acompañase. (Uso el apellido porque en nuestra época era el modo en el que nos llamábamos, de forma que Joan era “Guinovart” y nosotros “los Gancedo”). Su tesis Análisis cinético de la glucógeno sintetasa de hígado de rata y su regulación se ocupó de la regulación de las dos formas de la enzima. Hoy sabemos que la fosforilación de la proteína produce la forma dependiente de glucosa-6-P y la desfosforilación origina la forma independiente. Guinovart mantuvo su actividad investigadora muy ligada al glucógeno, el carbohidrato descubierto en 1857 por Claude Bernard, el “almidón animal” como se le llamó inicialmente, cuyo metabolismo alterado
ha resultado ser la causa de numerosos problemas médicos. Esa investigación ha estado relacionada con algunas alteraciones responsables de casos de diabetes y ha culminado con la demostración de que la enfermedad de Lafora es una glucogenopatía debida al depósito de glicógeno anómalo en las células de la glía. Nuestra relación posiblemente se inició durante los congresos iniciales de la SEB, la actual SEBBM; en ellos el número de asistentes era pequeño, lo que permitía contactos intensos, y que nos conociéramos casi todos. La relación se intensificó durante mi etapa en FEBS, en particular durante el congreso de FEBS en Barcelona en 1996 y continuó mientras tratábamos de aumentar los contactos con otras sociedades europeas de bioquímica. En el último «wasap», recibido pocas semanas antes de su fallecimiento, me decía: ”Hemos luchado juntos muchas batallas que han sido importantes para la bioquímica española y europea. Las fotos lo recuerdan”.
Quiero resaltar el vivo interés de Guinovart por abrirse a nuevas perspectivas. Siendo ya un investigador consagrado, acudió como alumno en 1987 a un curso teórico-práctico de casi tres semanas, sobre
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Carlos Gancedo, Marianne Grunberg-Manago, Joan Guinovart (de izquierda a derecha)
Franco-Hispano-Italian Meeting of Biochemistry and Molecular Biology. Marsella,1998.
Bioquímica y Genética de levaduras que Juana María y yo organizamos junto con otros colegas. Después de ese curso, Guinovart abrió una línea de investigación sobre el glucógeno en levaduras, línea que con gran éxito continuó Joaquín Ariño, uno de sus discípulos más distinguidos.
Guinovart parecía adormecerse oyendo exposiciones, sin embargo, estaba muy presente en el asunto, siempre hacía una pregunta importante. De hecho, él ha referido que su interés por la enfermedad de Lafora surgió al oír en un seminario algo sobre acumulaciones de polisacáridos en dendritas.
En su labor de servicio a la comunidad científica son de mencionar su Presidencia de la SEBBM, durante la cual impulsó la actual revista de la Sociedad, el haber sido presidente de COSCE y, a nivel internacional, su Presidencia de la International Union of Biochemistry and Molecular Biology. Y hay que hacer referencia especial a su aportación como fundador y director del exitoso Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona. El dijo en una ocasión, y así lo recoge Andreu Mas-Colell en la necrológica publicada por el diario Ara, que le gustaba poner al Barça de su
tiempo como modelo a seguir en tres aspectos: el hábito de victoria, La Masía y la norma de completar las plantillas con los mejores jugadores del mundo. Traducido a la investigación: moral de victoria, formación y selección de jóvenes y traer a los mejores de cualquier parte.
No se puede olvidar su peculiar humor, sus frases, a menudo con poso de una etapa histórica española. “El Alcázar no se rinde”, “Domine non sum dignus” y muchas más que recordamos sus amigos.
En la trayectoria de Joan, a quien le gustaba navegar por el cabo de Creus con su lancha «Es Sipió», podría reflejarse lo que el poeta Konstantino Kavafis consideraba deseable en una travesía vital “que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias.” Su travesía fue así, y así quedará en el recuerdo de quienes nos llamamos sus amigos.
Agradezco a la Dra. Juana M. Gancedo (exprofesora de investigación del CSIC) y al Prof. J. Ariño (Universidad Autónoma de Barcelona) la lectura crítica de este artículo, y a este último y al Prof. Carles J. Ciudad (Universidad de Barcelona) la consecución del título de la tesis de Joan Guinovart.
RECORDANDO A JOAN GUINOVART
Vicente Rubio Zamora Expresidente de SEBBM
Instituto de Biomedicina de Valencia del CSIC (IBV-CSIC)
Conocí a Joan en un lejanísimo Congreso SEBBM, celebrado en el norte de España, quizá el X, en Santander, en septiembre de 1982. Organizaba un simposio sobre regulación metabólica, y me invitó por carta (no había aún correo electrónico) a hablar del acetilglutamato como controlador del ciclo de la urea.
Me pareció que era de mi quinta (de hecho era un año mayor que yo), con buena base médico-sanitaria (resultó ser Farmaceútico producto de la Facultad de Barcelona) con excelente trabajo sobre regulación de la glucógeno sintasa, y con gran capacidad comunicativa, empático y amante de la vida, pero muy serio en su trabajo. Conectamos bien.
Nuestra confianza mutua y amistad quedó sellada en 1990, en una cena organizada por Vicente Conejero en Valencia en vísperas del primer ejercicio a la plaza de catedrático del programa propio que ganó Ramón Serrano a su vuelta a Valencia desde el EMBLHeidelberg. Los dos compartíamos muchas cosas, por ejemplo el tipo de ambiente en que habíamos crecido (la España de los 50 y 60), la lengua vernácula de nuestro entorno (Tarragona el suyo, Valencia el mío), el apego a un sano sentido del humor, y la falta de tutela paterna por fallecimiento del padre, lo que nos había obligado a madurar pronto. En el ámbito sanitario ambos éramos especialistas en análisis clínicos, con experiencia en entornos asistenciales y también éramos Profesores Adjuntos de Universidad, de Bioquímica, cargo que yo no ejercía por estar en situación de
supernumerario. En ciencia, compartíamos una visión molecular de la enfermedad, y lo nuestro entonces era la enzimología y el metabolismo, él centrado en carbohidratos y yo en metabolismo del nitrógeno. Ambos conocíamos al maestro Sols, él a través de su prematuramente desaparecido (1977) maestro, Manuel Rosell, y luego por afinidad temática; y yo a través de mis compañeros y amigos de colegio mayor que habían hecho la tesis con él o en su entorno.
Y eso nos lleva a la SEBBM, la creación de Alberto Sols. Joan conoció la SEBBM desde abajo y pronto, quizá por inducción de su maestro, Rosell, quien pertenecía al grupo de los fundadores de SEB (ahora SEBBM) y llegó a ser Vicepresidente de nuestra sociedad. Así, Joan fue socio temprano, pues figura como tal en la memoria de SEBBM para el cuatrienio 19741978, y formó parte de la Comisión de Admisiones como vocal en 1982-84, volviendo a aparecer en los listados de cargos SEBBM en 1988 como vocal de la Junta Directiva, donde permaneció hasta 1992, bajo la Presidencia de Margarita Salas.
Recuerdo en una de las asambleas de dicha presidencia de Margarita que hubo lo que pareció un intento de la entonces naciente Sociedad Española de Biología Celular de desestabilizar la SEBBM, llegando a hacerse una propuesta de volver a celebrar el Congreso SEBBM cada dos años. Vicente Conejero y yo nos opusimos con firmeza a esa propuesta, y Joan nos secundó desde la Junta, con lo que la propuesta no prosperó.
Creo que esta anécdota marcó la visión que Joan tuvo desde entonces con respecto a la SEBBM: había que hacer de ella una verdadera sociedad de biología experimental con sabor molecular y celular, y hoy diría que bioinformático también. Todo ello lo expresó más detalladamente en su capítulo “Una reflexión sobre el futuro de la SEBBM” del libro “Cuarenta años de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular” (1963-2003) publicado en 2004, con Emilio Muñoz como editor, libro que recomiendo si se quiere penetrar en el pensamiento de Joan respecto a la SEBBM.
Tras dos años (1994-1996) de Presidente Electo en la junta presidida por Carlos Gancedo, ocupó la presidencia efectiva de nuestra sociedad. Lo hizo en 1996. Yo le acompañé como vocal durante los cuatro años de su mandato.
Su acceso a la Presidencia vino precedida por su organización en Barcelona, en junio de 1996, bajo la presidencia de Carlos Gancedo, del XXIV Congreso de la Federación de Sociedades Europeas de Bioquímica (FEBS; SEBBM es miembro fundador de dicha Federación, creada en 1964), segundo de los Congresos FEBS que se celebraba en España. Este Congreso fue un nuevo espaldarazo europeo a nuestra Sociedad, y el comienzo de la dimensión internacional de la actividad de Joan, así como un aval prestigioso que fortalecía su figura.
Yo por entonces era socio de la Biochemical Society (aún sigo siéndolo) y recibía una revista de la misma (creo que ya se llamaba The Biochemist) en la que me sorprendía ver el gran número de grupos de interés que tenía la BJ. Llevé dicha revista a nuestra primera reunión de la Junta de la SEBBM bajo su presidencia, y propuse que, a semejanza de la BJ, la SEBBM creara muchos más grupos de interés que los cuatro que creo ya tenía. En aquella reunión creamos de forma top-down la mayoría de los grupos de interés que siguen existiendo en nuestra sociedad, lo que fue un fuerte aval para el crecimiento de SEBBM.
Acabaré mencionando que Joan, quien como mandan los estatutos de SEBBM fue de 2000 a 2004 presidente de la Junta de Admisiones de SEBBM, ha cuidado todo el tiempo de nuestra sociedad, planeando relevos óptimos, ocupándose durante muchos años de la Revista SEBBM que durante su mandato se elevó desde el nivel de boletín al de magacín de política científica, ciencia y noticias societarias o no; permaneciendo hasta su fallecimiento en su comité editorial; propiciando las relaciones internacionales de SEBBM, y, en suma, apoyando a nuestra sociedad en todos los aspectos posibles, hasta el de legarle una donación tras su fallecimiento. Así que recordémosle desde el mayor agradecimiento.
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Fotografia del grupo de científicos que solicitaron desde la SEBBM, en diciembre de 2003, el Pacto de Estado por La Ciencia. Joan Guinovart en el centro, con gafas. Foto del número 139 de la Revista SEBBM. El autor de este texto es el tercero desde el lado izquierdo de la foto.
JOAN GUINOVART: ADALID DE LA BIOQUÍMICA AJENA DE FRONTERAS
Miguel Ángel de la Rosa
Secretario General de FEBS
Expresidente de SEBBM
En las primeras horas de 2025, la comunidad bioquímica española e internacional despedía a una de las figuras más representativas de la ciencia moderna: Joan J. Guinovart i Cirera, conocido cariñosamente como “Guino”. Rodeado del calor de su familia, Joan nos dejó un legado inolvidable y único, un legado que transciende más allá del ámbito académico. Su grandeza como científico y su valía como ser humano se entrelazan en una historia de dedicación, innovación y servicio a la sociedad.
Conocí a Joan en la década de los ochenta, en los congresos SEBBM, él de brillante y joven catedrático de la nueva ola y yo de neófito aprendiz. Nuestro contacto más a fondo empezó en 1995, cuando formó parte de la comisión encargada de resolver el concurso mediante el que accedí a catedrático de la Universidad de Sevilla. Apenas un par de años después, casi recién llegado Joan a la presidencia de SEBBM, coincidimos en un curso en Jaca y me encargó, con su irresistible capacidad de persuasión, la organización del congreso de SEBBM en Sevilla en 1998, año en el que asimismo me ofreció acompañarlo como vicepresidente de SEBBM durante la segunda mitad de su mandato, de 1998 a 2000. Fue el comienzo de una larga andadura en común, en la que me fue abriendo las puertas a los cenáculos de la Unión Internacional (IUBMB) y las Federaciones de Europa (FEBS) y América (PABMB) de Bioquímica
y Biología Molecular, y en la que aprendí de primera mano las artes de briega en ciencia y diplomacia. Durante años recorrimos el mundo, siempre con Rosa a su lado, forjando una profunda amistad.
Por iniciativa de Joan como Congress Counsellor de FEBS, y con la ayuda de Vicente Rubio como presidente de SEBBM, Irene Díaz Moreno y yo preparamos en 2006 la candidatura de SEBBM para organizar el Congreso conjunto de IUBMB y FEBS en 2012 en Sevilla. Juntos conformamos el núcleo duro de gestión del evento, con Joan como pieza dovela en su condición de presidente del programa científico, que devino en todo un éxito de asistencia, con 2.500 participantes de 73 países, entre ellos seis premios Nobel. Tan es así que el Congreso está previsto que se vuelva a organizar conjuntamente por IUBMB y FEBS en España en 2030, por invitación expresa de ambas organizaciones.
Uno de los logros más destacados de Joan fue la Confederación de Sociedades Científicas Españolas (COSCE), creada en 2005 para promover el diálogo y la colaboración entre científicos y políticos. Reflejo del interés de Joan en servir de puente entre ambos eran las cenas que organizaba en los aledaños del Congreso de los Diputados con presidentes de sociedades y congresistas. Como primer presidente de COSCE hasta 2011, Joan pilotó la entidad con una visión clara y pragmática, demostrando que la
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Joan Guinovart y László Fésüs (en el centro), recibiendo el primer Israel Pecht - FEBS Recognition Award for Outstanding Contribution to Biomolecular Sciences Community de manos de Miguel Ángel de la Rosa y Jerka Dumic. El premio fue instaurado por FEBS en 2024 como motivo de la celebración de su sexagésimo aniversario.
cooperación y el entendimiento mutuo son esenciales para afrontar los desafíos del siglo XXI.
De las últimas veces que coincidimos fue en julio de 2024, en el congreso FEBS de Milán, cuando tuve el placer de entregarle el primer Premio Israel Pecht, dirigido a reconocer a los miembros más activos de FEBS en pro del desarrollo e integración de sus sociedades y de la propia federación. La enfermedad lo tenía débil y enjuto, pero en absoluto falto de ánimo e ilusión. Allí, en Milán, le hablé de la reunión que habíamos convocado con los líderes de IUBMB y las otras federaciones continentales, de la que surgió la llamada «Declaración de Milán sobre el papel crucial de la ciencia para afrontar los retos globales de la humanidad». Le encantó la idea, en línea con el leitmotiv de toda su vida pues, más allá de sus logros académicos, Joan fue un humanista convencido. Para él, el científico no es una figura aislada en su laboratorio, sino una persona integrada en la comunidad y responsable de contribuir a su bienestar. Lástima que no llegara a ver la Declaración de Milán cuando la hicimos pública a finales de enero.
Joan no sólo fue presidente de SEBBM y COSCE, y miembro del comité ejecutivo de FEBS, sino el segundo español, tras Severo Ochoa, en presidir IUBMB. En las cuatro entidades hizo evidente su compromiso con la proyección de la ciencia ajena de fronteras, fortaleció lazos entre países con la ciencia
por bandera y luchó por afianzar la inclusión de España en el escenario global del conocimiento. Entre sus muchas cualidades personales, una de las más sobresalientes era su humildad personal y cercanía. Al hacer referencia al enorme prestigio de sus innumerables amigos en la arena científica internacional, le gustaba decir que él era como Habacuc, profeta menor cuya estatua se encuentra en la fachada principal de la catedral de Tarragona, su ciudad de nacimiento, entre los grandes, al lado de Cristo y los apóstoles.
Joan J. Guinovart i Cirera fue mucho más que un científico destacado; fue un puente entre culturas, un adalid que comprendió la interconexión política y social de la ciencia. Su grandeza como investigador se complementó con su humildad como persona, dejando una estela que inspira a todos aquellos que buscan el conocimiento para construir un mundo mejor. Su ejemplo perdurará como recordatorio de que la verdadera grandeza radica en la capacidad de servir a los demás con pasión, integridad y respeto.
Sí, se nos fue un científico añorado y admirado, una persona de talla universal. Se nos fue, sobre todo:
“Ese alguien que te hace reír sin cesar; ese alguien que te hace creer que en el mundo existen realmente cosas buenas […] Esa es la amistad eterna” (Pablo Neruda).
JOAN GUINOVART (1947-2025)
Federico Mayor Menéndez
Expresidente de SEBBM
Catedrático de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid
Hace unos años, con motivo de un homenaje a Joan Guinovart en el Institut de Recerca Biomédica (IRB) de Barcelona, cité unas palabras atribuidas a Bernard Shaw: “Some men see things as they are, and ask why. I dream of things that never were and ask why not”. Y añadía que Joan pertenecía sin duda al grupo de los que siempre han imaginado y soñado cómo mejorar la realidad, se han preguntado “¿por qué no?”, no se han resignado y han abierto nuevas sendas.
Ahora que nos ha dejado (¡tan temprano!), nos queda el recuerdo y el legado de una trayectoria científica y personal multifacética y realmente deslumbrante, como investigador, como mentor y como vertebrador de múltiples iniciativas.
Joan alcanzó un reconocido liderazgo internacional en el campo de la bioquímica metabólica, en particular en lo referente al metabolismo del glucógeno, en el que su grupo ha hecho aportaciones de gran
calado y originalidad. Como mentor y como excelente docente, tuvo la mayor de las satisfacciones posibles: formar discípulos apasionados por la investigación científica, que luego han volado alto y brillado con luz propia. Y fue sin duda el capitán, el impulsor y vertebrador esencial del IRB, uno de los centros de investigación biomédica más reconocidos y dinámicos a nivel internacional, del que fue director durante muchos años, y en el que permanece su huella indeleble.
Además de todo lo anterior, Joan tuvo la preocupación constante a lo largo de toda su trayectoria de tender puentes entre los científicos y la sociedad. Resumía muy bien esta idea el título de un comentario que publicó en la revista Cell en el año 2009: “Mind the Gap: Bringing Scientists and Society Together”, en el que destacaba la importancia de que los científicos y las sociedades científicas comunicaran eficazmente y con rigor la importancia de la ciencia al gobierno y a sus conciudadanos.
Esta perspectiva ha sido una constante en la destacadísima trayectoria de Joan Guinovart como líder de sociedades científicas a múltiples niveles: Presidente entre 1996 y 2000 de la SEBBM, Presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España COSCE entre 2004 y 2011; miembro de distintos comités de la Federación Europea de Bioquímica FEBS, de la que presidió el dedicado a Ciencia y Sociedad entre 2009 y 2012, y Presidente de la IUBMB (International Union of Biochemistry and Molecular Biology) de 2015 a 2018. Tuve la fortuna de seguir de cerca muchas de esas tareas, que Joan acometía siempre con extraordinario y contagioso entusiasmo, con eficacia, con simpatía y empatía. Como miembro de la Junta Directiva de la SEBBM durante su mandato fui testigo de cómo impulsó la renovación de sus congresos, las relaciones internacionales con otras sociedades –en especial con las iberoamericanas-, la radical transformación de la Revista SEBBM para convertirla en una referencia para el debate de políticas científicas y temas de divulgación; las iniciativas para atraer a los jóvenes, como las del Curso de Iniciación a la investigación en el marco de los congresos SEBBM... En diciembre del año 2003, doce científicos del campo de las biociencias, entre los que Joan tuvo
un papel protagonista, nos reunimos en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid y lanzamos la primera petición de un pacto de estado para la ciencia. En esa misma línea de reclamación rigurosa y motivada a nuestras administraciones públicas para priorizar la I+D, Joan impulsó desde la COSCE a partir de 2004 múltiples actividades, tales como el informe anual sobre las partidas de I+D+i en los presupuestos generales, así como numerosos estudios, encuentros entre científicos y responsables políticos, etc. Esa tarea a la que Joan dedicó tanto empeño sigue siendo hoy necesaria y urgente.
Ha sido un privilegio ser testigo de tantas actividades e iniciativas de Joan Guinovart en el ámbito científico y social. Pero sobre todo lo fue el disfrutar de su amistad y de muchas experiencias compartidas con su mujer Rosa, compañera y apoyo esencial en su vida. Recuerdo especialmente navegar juntos, tanto en aguas de la costa granadina como en las del Cap de Creus, y la cariñosa hospitalidad en su Tarragona natal, donde la última vez mi mujer y yo compartimos con ellos en julio de 2023 una inolvidable visita a la catedral con nuestra hija y nieto.
Joan deja una huella inolvidable en toda la gran familia bioquímica, y le recordaremos siempre con admiración y gratitud.
J.J. GUINOVART Y J.C. GÓMEZ FERNÁNDEZ:
VIDAS (BASTANTE) PARALELAS
Félix M. Goñi Expresidente de SEBBM
El Guino y Juan Carmelo: así los conocía yo, y así aparecen en mi recuerdo estos dos grandes amigos. Nuestra directora me ha invitado amablemente a escribir una semblanza sobre el Guino. Una semblanza es, según la RAE, un “retrato o bosquejo biográfico de una persona”, y yo, pensando en cómo mostrar algunos matices menos conocidos del retrato del tarraconense, me he sorprendido con los paralelismos entre su vida y la del murciano, y he pensado que merecía la pena intentar hacer aquí este doble homenaje (perdona, Inmaculada, por mi atrevimiento). Los paralelismos son claros, los dos estaban en el mismo rango de edad, los dos fueron queridos y distinguidos colegas, los dos muy implicados en la gestión internacional de la ciencia, los dos nos fueron arrebatados, a edad muy parecida, por enfermedades tumorales, los dos plantaron cara a la Parca como valientes. Y, desde luego, los dos me honraron con una amistad nacida en condiciones diríase que adversas, como dicen que se forjan las grandes amistades en la guerra. Juan Carmelo y yo hicimos la tesis juntos en el mismo laboratorio de la Universidad de Navarra, y leímos la tesis el mismo día. A Joan y a mí nos enfrentó el destino en las temibles oposiciones de seis ejercicios para ser profesores agregados. No diré que sufrimos como en el frente de Teruel, pero, desde luego, parafraseando a la reina Victoria, “we were not amused”.
Un aspecto quiero señalar, que me es particularmente caro: el Guino y Juan Carmelo son, quizá, las dos personas con las que más me he reído en mi vida, y esto es mucho decir. Además, y para mi
fortuna, los sentidos del humor de ambos no eran idénticos. En el Guino llamaba la atención su falta de prejuicios, contando chistes picantes a los empingorotados dons de Cambridge, o cantando “Montañas nevadas” en la sede de un ministerio socialista en Madrid. También en Cambridge, nos presentaron a un intérprete que nos iba a acompañar en la visita, como si nosotros fuéramos marcianos analfabetos. Entonces Joan decidió hacer un examen al incauto intérprete, y, como hacía frío, le escribió, para que lo tradujera al inglés, lo de “cuando el grajo vuela bajo hace un frío del car…” . El pobre intérprete casi se desmaya, farfulló algo incomprensible, y no le volvimos a ver. La vis cómica de Juan Carmelo era, sobre todo, el surrealismo, y el contar cosas absurdas con cara de palo. Me vienen a la cabeza dos anécdotas que protagonizamos los tres y que, al cabo de los años, aún me parecen increíbles. Una tuvo lugar en Madrid (yo creo que al Guino le inspiraba esta ciudad), cuando coincidimos los tres en una evaluación de becas predoctorales del gobierno de la Comunidad, que incluía entrevistas a los futuros doctorandos. Nos habíamos citado en una de las pastelerías Mallorca, justo enfrente de la dependencia oficial donde íbamos a ejercer nuestra labor. Bueno, pues lo de Mallorca despertó en el Guino una de sus pasiones secretas, o sea, las canciones del festival de Benidorm de los años 60, de manera que se puso a cantar, con buena afinación, la de “Volando, volando, a Mallorca voy, a Mallorca voy”. Nosotros dos nos unimos, naturalmente, y así, cantando, salimos los tres
de la pastelería, cantando cruzamos la calle, y cantando entramos en los locales del Gobierno de Madrid, con no poco asombro de los probos funcionarios… y de los candidatos que habíamos de entrevistar.
En otra ocasión inolvidable, Juan Carmelo, a la sazón presidente de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia, tuvo la generosidad de hacernos Académicos Correspondientes al Guino y a un servidor. Para la ceremonia nos vestimos el chaqué preceptivo. El plan era, luego, pasar por el hotel para cambiarnos antes de comer, pero Juan Carmelo, en su versión surrealista, decidió que ya se había hecho tarde, y que nos íbamos derechos, con chaqué y todo, al (inolvidable) Rincón de Pepe. El Guino aprobó inmediatamente la medida, y añadió que podíamos decir que veníamos de una convención del “Cobrador del Frac”. Efectivamente, nuestra entrada en el comedor produjo abundante enarcamiento de cejas, y a alguien que se fijaba demasiado en nosotros le preguntó Guino directamente: “¿Que nunca ha visto Vd. a los cobradores del frac?” En aquel ambiente, con abundancia de empresarios y hombres de negocios, nuestra presencia hizo bajar la temperatura del restaurante a extremos glaciales, y las conversaciones
se hicieron murmullos inaudibles. Naturalmente que estas anécdotas, y otra docena de disparates similares que podría contar, no empañan lo más mínimo la estatura científica ni la ejemplaridad cívica del Prof. Guinovart. Al contrario, creo yo, contribuyen a humanizar su figura, que, como las de tantos otros científicos, puede aparecer hierática o distante para los que no han tenido el privilegio de tratarle. Me envió un correo electrónico cuando faltaban poco más de veinticuatro horas para su óbito. Supe más tarde que había escrito docenas de estos mensajes en sus últimas horas. Me recordó lo que Pedro Mourlane Michelena llamaba “los tres momentos de le elegancia española: el de estar a caballo, el de estar de rodillas, y el de decir a la Muerte: ¡Vámonos!”. Así asociaba Joan su despedida con la de Alonso Quijano el Bueno: “Señores, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño”. Diremos, en fin, lo que Jorge Manrique de su padre, que, “aunque la vida perdió/ dejónos harto consuelo/ su memoria”. Ya sé que esto no es más que literatura, pero el arte tiene, entre otras propiedades mágicas, la de reconciliarnos con la naturaleza inclemente.
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