En la oscuridad, Antonio Pampliega. Carta-reportaje de Sara Ruiz

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Un homenaje a los periodistas que arriesgan todo para contar la verdad. Porque no hay verdad sin sacrificio. Basado en En la oscuridad, una obra de Antonio Pampliega.

SARA RUIZ BELMONTE

PALABRAS

INTERNACIONALPORQUE NO HAY VERDAD SIN SACRIFICIO

Un testimonio desgarrador sobre el secuestro, la resistencia y la lucha por mantener la humanidad en medio del caos. Antonio Pampliega muestra que, incluso en la oscuridad más profunda, la esperanza y la verdad pueden prevalecer.

Por Sara Ruiz

Atodos los periodistas que han arriesgado sus vidas por contarnos la verdad:

Hoy les escribo desde la comodidad de un espacio seguro, conmovida por la valentía que ustedes, los periodistas en zonas de conflicto, encarnan cada día. Hace poco terminé de leer En la oscuridad, de Antonio Pampliega, y no puedo evitar que su relato resuene en mí como un grito que atraviesa fronteras y tiempos. Esta carta es para ustedes, para los que se enfrentan al peligro en busca de historias que merecen

ser contadas, aun a costa de perderse a sí mismos.

Pampliega viajaba a Siria por duodécima vez

En 2015, Pampliega cruzó la frontera hacia Siria por duodécima ocasión y llegó, una vez más, a Alepo. Su objetivo no era documentar la Guerra Civil en sí, ni las estrategias militares, sino las vidas reducidas al escombro de una disputa interminable. Quería dar voz a la población civil, a los colectivos más vulnerables, a los niños, a los desplazados, a aquellos que vivían en la frágil línea entre

la esperanza y el olvido. Sin embargo, el destino condujo a Pampliega y sus dos compañeros, José Manuel López y Ángel Sastre, a librar su propia batalla. Los tres periodistas fueron

secuestrados el 13 de julio de 2015, por un grupo vinculado a Al Qaeda, el Frente AlNusra. Pasaron 299 días en cautiverio, privados de libertad y asfixiados por la incertidumbre.

En la oscuridad es un relato humano que lucha por dar voz a quienes no la tienen en una guerra

En la oscuridad no es solo la mera crónica de este secuestro. Esta obra es un viaje al abismo de la condición humana, un espejo en el que reflejarse y cuestionar los límites del oficio periodístico. Es el testimonio de un hombre que luchó por no perder su humanidad, mientras sobrevivía al lado más crudo del silencio y del miedo. Es, finalmente, un recordatorio de por qué ustedes hacen lo que hacen: porque la verdad, aunque duela, merece ser contada.

Manifestaciones por la Guerra Civil en

¿QUIÉN ES ANTONIO PAMPLIEGA?

Periodista y escritor, Antonio Pampliega lleva cubriendo zonas de conflicto desde el año 2008: Afganistán, Somalia, Sudán del Sur, Ucrania, Irak o Siria.

Pampliega ha dedicado su carrera a dar voz a las víctimas de conflictos y denunciar la realidad que viven las personas atrapadas en la violencia. Su experiencia quedó plasmada en “ En la oscuridad”, una obra que no solo narra su secuestro, sino que reflexiona sobre el precio del periodismo en zonas de guerra y la lucha por mantener la humanidad en circunstancias extremas.

“La guerra de Siria es la peor del siglo XXI, nunca he visto nada igual. [...] La historia de Siria está ligada a la palabra libertad. Es la historia de un pueblo que decidió revelarse contra una dictadura terrible que le ha quitado la vida a 250.000 personas, de las cuales 9.000 eran niños” (Antonio Pampliega en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, 2017).

Antonio Pampliega y sus compañeros en Alepo (2012). Autor: Javier Manzano. Fuente: Perfil de Instagram de Pampliega.
Siria. Fuente: El Orden Mundial
Antonio Pampliega (2019). Fuente: La Voz del Sur. Periodismo en Andaluz.

“Cada día cuenta y mañana puede ser el último” (Pampliega, 2017, p.31). Estas palabras, escritas por Pampliega antes de narrar el secuestro, resuenan como un presagio doloroso. En ellas, se encuentra la esencia de lo que significa ser periodista en una zona de conflicto: vivir cada momento como si fuera el último, sin saber cuándo la línea entre la vida y la muerte será irreparablemente cruzada. Acostumbrado a caminar por el filo del peligro, Pampliega descubrió, durante su cautiverio, que la lucha no siempre es externa. No fueron las balas ni las explosiones lo que lo quebraron, sino el silencio, la incertidumbre y el intento sistemático de sus captores de despojarlo de lo que nos hace seres humanos: nuestra dignidad y humanidad. Aislado del mundo y de sí mismo, tuvo que encontrar fuerzas inesperadas para resistir y seguir siendo. Su identidad comenzó a fragmentarse. ¿Qué es un periodista sin la conexión con el mundo exterior? Pampliega enfrentó esta pregunta, que le llevó a ponerse cara a cara con sus propios límites y miedos, descubriendo que el verdadero aguante reside en lo que somos: “¿Que

Antonio ya no existe más? ¡Ni de broma! Mi nombre es Antonio. Así me llamaron papá y mamá; así me conocéis y eso me une a vosotros” (Pampliega, 2017, p.179). Sin el refugio exterior, recurrió a su mundo interior. Así, los recuerdos de su vida antes del secuestro se convirtieron en su ancla para sobrevivir: el diario a su hermana Alejandra, la novela a Goyo, las conversaciones interminables con su madre, las menciones a sus padres y las oraciones a Dios. Incluso las rutinas más mundanas adquirieron un nuevo significado, cargado de resiliencia. En el aislamiento, cada pensamiento, cada memoria era un acto de rebeldía frente a todos los intentos de aniquilar su esencia. Aunque el llanto inundaba su rostro, él sabía que oponerse a sus captores no era solo para sí mismo. El diario a su hermana era algo más que meras líneas plasmadas en papel, era un conjunto de promesas a aquellos que lo esperaban con los brazos abiertos en España. En uno de esos renglones, le dice a su madre de la forma más conmovedora posible: “¡No te puedes rendir! Yo lucho todos los días. [...] Rezo todos los días para que nos podamos ver más pronto que tarde” (Pampliega, 2017,

p.163). Cada día soportado era un acto de amor hacia los suyos, una manera de sostenerse para volver a ellos.

A pesar de estos esfuerzos por mantenerse firme, el dolor de la soledad y el encierro era insoportable: “Puedo soportar las humillaciones, encajar los golpes con más o menos dignidad, pero estar solo es una tortura” (Pampliega, 2017, p.156). ¿Cómo se enfrenta uno a la tortura de la ausencia, cuando incluso el eco de la propia voz se vuelve un peso? En esos momentos de mayor debilidad, Pampliega no ocultaba su desesperación: “El resto del tiempo me lo paso llorando sin consuelo. Trato de buscar explicación a tanto sufrimiento y no la encuentro” (Pampliega, 2017, p.157). En los instantes más oscuros, su humanidad parecía difuminarse: “Mis sueños están tan, tan lejos de este lugar… que ya casi no recuerdo ni cuáles son. Lo único que necesito es volver a veros a todos. Noto cómo me voy apagando cada día un poquito más” (Pampliega, 2017, p.156). Pero, incluso en esa sensación de apagarse, dejó entrever un halo de luz. Cada recuerdo, cada oración y cada lágrima era, en el fondo, una forma de aguantar para seguir siendo él mismo.

ANTONIO PAMPLIEGA:

MÁS

ALLÁ DE LAS TRINCHERAS

Nombre completo: Antonio Pampliega Paniagua. Nacimiento: Madrid, 1982. Especialidad: Periodismo de conflictos internacionales. Coberturas destacadas: Afganistán, Irak, Somalia, Sudán del Sur y Siria. El secuestro: 299 días de cautiverio en Siria.

Algunas obras publicadas: “En la oscuridad” (2017) y “Flores para Ariana” (2020). Reconocimientos: Premio de la Asociación de Periodistas Europeos.

Antonio Pampliega y su compañero en Alepo (2012). Autora: Maysun. Fuente: Perfil de Instagram de Pampliega.

Cada página de En la oscuridad deja al lector con una pregunta intermitente: ¿vale la pena arriesgarlo todo por contar la verdad? Pampliega, en su relato desgarrador, pone de manifiesto el abismo ético y emocional que enfrentan los periodistas de guerra. Su experiencia nos obliga a mirar de frente una realidad un tanto incómoda: el periodismo en zonas de conflicto es tan esencial como devastador. Si bien es cierto que el compromiso del autor con las historias que aún no tienen voz lo llevó a un destino cruel, reafirmó la importancia de su profesión. Contar la verdad es un acto de fortaleza frente a la desinformación, un intento por devolver la humanidad a quienes han sido reducidos a cifras, titulares y renglones vacíos en el mundo occidental. Sin embargo, no se puede ignorar el coste de ser el narrador de estas historias.

La pasión por dar voz a aquellos que no la tienen llevó a Pampliega a ignorar señales de peligro que, quizá, otros habrían tomado como advertencias significativas. Este dilema ético se traduce en una pregunta universal: ¿cuándo el deber hacia los demás debe ceder ante la obligación de protegernos a nosotros mismos? “En Alepo los civiles sufren el peor castigo. [...] La mayoría de los que aún resisten lo hacen porque no tienen otra opción” (Pampliega, 2017, p.31). Él no estaba en Siria por una bandera o un país, sino por la gente, por aquellas voces que no se escuchan. Este idealismo, que parece difícil de conseguir, es lo que verdaderamente impulsa a muchos periodistas, incluso cuando la realidad parece conspirar contra ellos. Igualmente, Pampliega no oculta las contradicciones internas que lo atormentaron. A medida que su cautiverio se alargaba, hubo momentos en los que se cuestionó hasta dónde había llegado este sacrificio: “¡Seis meses! ¡Seis meses secuestrado! ¿Cuándo se va a acabar esto? ¿Dónde está mi gobierno?” (Pampliega, 2017, p.186).

Antonio Pampliega en Barajas (8 de mayo de 2016). Autor: Presidencia del Gobierno.

Fuente: El País.

La tensión entre idealismo y realidad atraviesa todo el libro. Por un lado, se halla el compromiso ético con las víctimas de los conflictos, es decir, aquellas que confían sus vivencias a los periodistas. Por otro lado, está la crudeza de un mundo en el que contar la verdad no siempre genera cambios tangibles y en el que los propios reporteros se convierten en el blanco de una violencia extrema. A pesar de todo, Pampliega no reniega de su labor en ningún momento. Más bien, nos invita a los lectores a reflexionar sobre lo que está dispuesto a sacrificar por una causa. Su testimonio lleva a comprender que el precio de contar la verdad se mide en términos personales y en cómo una persona desafía sus propias convicciones.

Al cerrar el libro, una incógnita persiste: ¿qué harías en su lugar? ¿Serías capaz de seguir adelante, sabiendo lo que está en juego? La respuesta puede no ser sencilla. Es obvio que no lo es. Sin embargo, lo que sí queda más que claro es que historias como la de Pampliega son esenciales para recordar que la verdad, aunque cueste, nunca deja de importar.

En la oscuridad es un relato de sufrimiento y resiliencia y, por supuesto, un homenaje profundo al pueblo sirio y a aquellos periodistas que han perdido la vida en zonas de conflicto, como James Foley. Asimismo, estas líneas manifiestan una oda a la humanidad. Aunque la guerra pueda borrar muchas cosas, nunca podrá eliminar lo que somos en esencia: seres humanos, con la capacidad de resistir, de recordar, de amar y de seguir adelante. La verdadera lucha de un periodista en estas zonas es contra las balas o amenazas, pero también contra la deshumanización que el propio conflicto genera.

Pampliega, al igual que otros tantos compañeros, ha arriesgado su vida por contar lo que ocurre en las sombras de la guerra, mostrando que el verdadero reto radica en no perder la capacidad de mirar a los ojos a quienes sufren. A través de su experiencia, se enfrenta a sus propios miedos y a una forma de violencia un tanto invisible: la erosión de su propia identidad, esa que se pierde cuando el ser humano queda reducido a una cifra más.

El periodismo, como bien nos recuerda, no es solo una labor de informar, sino una manera de hacer que el sufrimiento de los pueblos no quede en el olvido. Develar la realidad no siempre es cómodo y mucho menos en un contexto en el que la mentira y la propaganda campan a sus anchas. En su cautiverio, Pampliega enfrenta la amenaza física y el desmoronamiento de las certezas que guiaban su vida. Lo que le queda es un mundo interior marcado por recuerdos, esperanzas y una lucha constante. Este es el gran desafío al que se enfrentan todos aquellos que, como él, deciden adentrarse en las sombras del mundo para arrojar algo de luz.

En definitiva, En la oscuridad se ha convertido en un grito de valentía para todos los que luchan contra la oscuridad en sus vidas. Es un testimonio de que, aun en los momentos más sombríos, el espíritu humano tiene una capacidad infinita para soportar, para recordar lo que realmente importa y para seguir. Al honrar la memoria de los caídos, de los que no pudieron volver y de los que siguen luchando por la verdad, Pampliega deja claro que la humanidad no debe perderse nunca, sin importar el precio que se deba pagar.

Atte. A ustedes, periodistas de guerra, les debo gratitud y respeto. Su labor nos recuerda la necesidad de comprender el mundo desde sus rincones más oscuros. Antonio Pampliega nos entrega no solo su testimonio, sino también un recordatorio de lo que significa mantenerse firme frente al abismo. Gracias por no abandonar la verdad, aunque esta les cueste tanto. Esta carta y mi futura labor como periodista están dedicadas a ustedes.

Inspirada por la valentía de Antonio Pampliega y todos los periodistas que buscan la verdad.

Con admiración,

Una estudiante de Periodismo que les escucha y les admira. Sara Ruiz Belmonte.

SOBRE ESTA CARTA-REPORTAJE

Esta carta se presenta como un ejercicio para la asignatura de Periodismo Internacional I en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M). Basada en la obra “En la oscuridad” de Antonio Pampliega, adopta el formato de un reportaje maquetado para reflexionar sobre el impacto del periodismo en zonas de conflicto. El trabajo combina análisis crítico y una carta emotiva para rendir homenaje a los periodistas que arriesgan su vida por la verdad y a las víctimas invisibles de los conflictos armados.

BIBLIOGRAFÍA

El País. (8 de mayo, 2016). 299 días secuestrado en Siria: el infierno de Antonio Pampliega, José Manuel López y Ángel Sastre. El País. https://elpais.com/elpais/2016/05/08/ album/1462699126_559540.html

Pampliega, A. (2017). En la oscuridad. Península Realidad. Pampliega, A. [@apampliega]. (n.d.). Perfil de Instagram. Instagram. Recuperado de https://www.instagram.com/ apampliega/?hl=es

Romero González, C. (24 de enero, 2019). Antonio Pampliega: “Si no empatizas con una víctima, es que no puedes ser periodista”. La voz del sur. https://www.lavozdelsur.es/cultura/antoniopampliega-si-no-empatizas-con-una-victima-es-que-no-puedesser-periodista_31508_102.html

Serrano, J.M. (2017). Antonio Pampliega en la UIMP: “La guerra de Siria es la peor del siglo XXI”. Actualidad UIMP. https://www.uimp. es/actualidad-uimp/antonio-pampliega-en-la-uimp-la-guerra-desiria-es-la-peor-del-siglo-xxi.html

Con todo el respeto, Sara Ruiz Belmonte.

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