Anexo, edición 26

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Jóvenes y política

en el PerU

Año 8 | Nº 26 | Octubre-Diciembre 2013 | www.ulima.edu.pe

nexo

¿Movida o movimiento?

Decepcionada de los referentes, una nueva generación de jóvenes salió a las calles para enfrentar al Congreso y a la política tradicional. Sin embargo, hay mucho trecho entre la protesta y la propuesta.


informe

Después de las marchas contra el fujimorato en el 2000, los jóvenes volvieron a rugir. ¿Có

Los indignados de julio

Mucho se ha teorizado sobre la apatía política de los jóvenes de hoy. Se les acusa de individualistas y desinteresados. Sin embargo, en la praxis, una marea juvenil tomó en tres oportunidades la Plaza San Martín en protesta por la ‘repartija’ del Congreso para el nombramiento del Defensor del Pueblo y de los miembros del Tribunal Constitucional. Veamos qué se cocina en calles, bares y plazas.

Escribe Luis Miguel Peña

No andaban

muertos, se preparaban para protestar. Julio del 2013 trajo consigo manifestaciones de rechazo contra una serie de decisiones del inefable Congreso. El universo juvenil se vio sacudido por meteoritos de todo tipo: el nuevo y controvertido marco legal para el

sector público, dudas sobre la reforma de la Ley Universitaria y la escandalosa elección del titular de la Defensoría del Pueblo, así como de los integrantes del Tribunal Constitucional y del Banco Central de Reserva. Esta movilización pudo haber pasado desapercibida si se hubiera tratado de una

rutinaria protesta de transportistas, médicos o profesores. Sin embargo, un aditivo importante del torrente contestatario observado en los medios de comunicación fue la presencia de jóvenes de diferentes edades, militancias, creencias y condiciones sociales.


03 UL/Jorge Pezantes

ugir. ¿Cómo evitar el silencio?

Agua tibia. Pese a que el pleno del Congreso anuló el 24 de julio los nombramientos de los magistrados del Tribunal Constitucional, de los directores del Banco Central de Reserva y de la cuestionada Pilar Freitas como Defensora del Pueblo, los jóvenes igual salieron a las calles a mostrar su rechazo entre varazos y gases lacrimógenos.

nueva generación política? No lo sabemos todavía.

Mundo apolítico

Los jóvenes hicieron suyas las venas del centro histórico de Lima, motivados por el palpitante hashtag #TomaLaCalle que casi manda a la clínica a más de un infartado político. Frente a la impotencia, la policía hizo lo que mejor sabe hacer: reprimir. ¿Estamos frente al florecimiento de una

Muchos jóvenes se autodenominan apolíticos porque la política es sucia. “Todos roban” fue y es la consigna de muchas generaciones, si bien puede ser un pretexto para mirarse el ombligo. El “yo soy apolítico” también brilla en el imaginario, como cliché para ‘lavarse las manos’ ante cualquier responsabilidad. Sin embargo, inversamente proporcional a ese rechazo es el aumento de la participación juvenil en labores sociales o de cuidado medioambiental, quizá en reemplazo de la militancia en un partido político. “Se ejerce la ciudadanía de distintas formas, no solamente desde una agrupación política. Los jóvenes que un sábado se juntan para ayudar a gente en problemas está haciendo política”, opina Julio César Mateus, profesor de la Universidad de Lima. En el 2006, él y otros jóvenes fundaron Coherencia, grupo político y pedagógico que busca generar conciencia social en los jóvenes. Tales acciones de apoyo generan un impacto tangible en la sociedad. Y si se entiende que la política busca mejorar las condiciones de vida de la población, la lógica indica que las labores sociales sí son actividades políticas. Que los jóvenes desconozcan esa ligazón no es fortuito.

Mujer en llamas. Camila Vallejo fue presidenta de la Federación de Estudiantes de Chile desde noviembre del 2010 hasta finales del 2011. Pese a graduarse en Geografía, el derrotero político es más fuerte que los mapas y los compases. Tras haber virado del movimiento estudiantil a la política nacional, al cierre de la presente edición de Nexos candidateaba a diputada por las Juventudes Comunistas de Chile.

“Entendemos la política de una manera restringida y limitada, tan así que la relacionamos con el carné de un partido o con la actividad parlamentaria. Por ejemplo, cuando alguien dice que le gusta y practica la política, le preguntan si quiere ser presidente. No hay una relación estricta entre hacer política y llegar a Palacio de Gobierno. Ese tipo de creencias dificultan la mejora ciudadana al no considerar como parte de la política una serie de labores que en la práctica sí lo son”, agrega. Ricardo Del Rosario, de 23 años y egresado de la Facultad de Comunicación, coincide con Mateus al señalar que los jóvenes “hacen política sin saberlo, porque sus activismos inciden en políticas públicas vinculadas con la educación, la vivienda y el trabajo”. Así, para él queda claro que el problema es otro y que “es necesario generar empatía con la política y hacerla más cercana”. Y agrega: “Hay una diferencia entre ser apolítico y antipartido. No debemos confundir las cosas. Es importante la coincidencia de la gente en torno a un partido político porque es el único medio para incidir en las decisiones de un gobierno”. Explica que esa tergiversación se reforzó en los noventa con el fenómeno del antipartido, estigma planteado por la ‘prensa chicha’ para presentar a Alberto Fujimori como un mesías apolítico. Del Rosario, quien ahora trabaja en la Coordinadora Nacional


informe de Derechos Humanos (CNDDHH), no solamente participó en la marchas contra la ‘repartija’ del 17, 22 y 27 de julio, sino que además tuvo a su cargo algunos asuntos operativos que hicieron posible que el gremio juvenil tomara el centro de la capital. Asegura que hubo aciertos, pero también enfrentamientos derivados de la heterogeneidad de los grupos que alzaron su voz de protesta.

¿Movida o movimiento? A través de la prensa, el sociólogo Sandro Venturo sostuvo que hay diferencias entre una ‘movida’ y un ‘movimiento’. Una ‘movida’ carece de estructura y de organización, siendo una respuesta a un suceso netamente coyuntural. Además, se disuelve al cumplirse las demandas de los grupos que protestan, si bien hay algo determinante: no crea instituciones. El ‘movimiento’ es todo lo contrario. Permanece en el tiempo, su estructura permite una organización eficaz y deja un legado plasmado en leyes, acuerdos o instituciones sociales. El fenómeno #TomaLaCalle adoleció de estructura y organicidad, todos lo notaron. Lo curioso es que Del Rosario opina que debería mantenerse así. “Es un grupo muy heterogéneo. Hay feministas, socialistas, estudiantes e independientes, incluso personas que no creen en los partidos políticos. Darle organicidad o estrutuctura a esa coalición sería muy complicado y tal vez perjudicial. Por el contrario, se debería invertir tiempo para articular pronunciamientos y apoyar otras luchas”, puntualiza. Así las cosas, la marcha del 27 de julio agrupó a personas que protestaban por los desatinos del Congreso, pero también a otras que rechazaban abusos de índole privado. Así se pudo observar a hinchas de Universitario de Deportes (y su colectivo Lolo Fernández) lanzando arengas contra la ley que transformaba los clubes de fútbol en sociedades anónimas. Tampoco pasó desapercibido Robocop, acompañado de algunos alienígenas.

Toma la posta. Las movilizaciones contra la ‘repartija’ tuvieron una masiva convocatoria. Los cantos ‘No nos representan’ y ‘Congreso y tribunal: vergüenza nacional’ salieron de los pulmones de aproximadamente 4 mil personas, en su mayoría estudiantes universitaros. La periodista Claudia Cisneros y el actor Jason Day, entre otros personajes mediáticos, difundieron el hashtag #TomaLaCalle desde las redes sociales. La convocatoria recordó las combativas marchas juveniles que le movieron el piso a Alberto Fujimori y a Vladimiro Montesinos entre 1997 y el 2000.


05 Mar de sueños. Entre el 3 y el 5 de junio de 1997, miles de jóvenes llegaron hasta el frontis del Congreso para protestar por la destitución de los magistrados Delia Revoredo, Manuel Aguirre Roca y Guillermo Rey Terry, miembros del Tribunal Constitucional que declaró ilegal la segunda reelección de Fujimori. Lamentablemente, muchos liderazgos juveniles se desvanecieron en el camino por la ausencia de objetivos claros.

Pese a ello, Del Rosario es optimista. “Estamos trabajando para que el impulso juvenil mostrado contra la ‘repartija’ en el Congreso no quede como algo coyuntural. Queremos la formación de un frente ciudadano que tenga sostenibilidad y vínculos con otras demandas sociales que puedan surgir en el tiempo. Además de jóvenes también somos profesionales y nos interesa conocer lo que hace el gobierno y sus autoridades”, revela.

El ejemplo chileno Mientras aquí los jóvenes no unifican sus demandas, en otras latitudes el horizonte parece ser más claro. Adrián Lengua, estudiante de Ciencias Políticas y secretario general del grupo Coherencia Universitaria de la PUCP, viajó recientemente a tierras mapochas para sostener reuniones con miembros de la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH). “Para las protestas y otras actividades políticas, Chile tiene mayores espacios institucionales en las universidades y un mejor diálogo con las bases. Aquí, al momento de planificar las movilizaciones, la Federación de Estudiantes del Perú (FEP) parte de una consigna político-partidaria y sin buscar consensos con el resto estudiantes”, afirma. Prosigue: “Además, el reducido número de federaciones universitarias en el Perú no permite que se genere un dialogo institucio-

Punche y energía. Para las elecciones del 2011, el partido Fuerza Social permitió al grupo Coherencia presentar dos candidatos al Congreso con los números 20 y 30, sin resultados positivos. Si bien la trocha de la política es dura para los jóvenes, Julio César Mateus (arriba) se muestra optimista. Abajo, Ricardo del Rosario.

nal al interior de las universidades. En cambio, antes de cada acción, la CONFECH abre espacios de debate con el resto de federaciones estudiantiles chilenas con el fin de tomar decisiones representativas”. A diferencia de la dispersión ideológica y utilitaria de las marchas de hoy, la etapa final del régimen fujmontesinista fue escenario de un fenómeno juvenil diferente. La ‘movida’ del 2000 tuvo una característica sustancial que la generación actual podría desconocer: todos querían derribar a ese gobierno y a sus corruptos. Es decir, el objetivo era solamente uno. Eso fue clave para lograr solidez. Aunque era muy joven en ese tiempo, así lo recuerda Javier Luna, abogado de 31 años y fundador de Coherencia Universitaria de la PUCP. Además fue detenido por la policía en la marcha del 27 de julio. “En el 2000 marchabas por las calles y la gente se te unía. Los adultos que veían el alboroto desde sus ventanas sacaban banderas del Perú. Todos estaban felices de que nos movilizáramos contra la mafia fujimontesinista. La policía debía parar el tráfico porque éramos muchos. Fue una experiencia increíble. Era tan grande la indignación que la gente se unió para sacar a los corruptos de Palacio de Gobierno”, recuerda.

El futuro de la indignación Luna opina que el actual fenómeno de pro-

testa juvenil debe ser guiado por la indignación, pero de una manera dosificada y bien canalizada. “Así podrá mantenerse con vida más allá de la coyuntura”, precisa. Y añade: “La indignación mueve masas, pero antes hay que lograr que la gente entienda y se solidarice con los problemas del otro. Conga es un ejemplo. A mí no me afecta lo que pasa en Conga, pero puedo decir que es injusto y que soy capaz de protestar por el abuso”. Sin embargo, Mateus sostiene que la indignación no es el único ingrediente que se necesita para la formación de ciudadanos con conciencia política. “Tenemos una visión poco crítica de la historia que nos impide aprender de ella. Se sigue la lógica de no protestar cuando tenemos derecho a hacerlo. Debemos enseñar lógica y argumentación a los niños y a los jóvenes, aunque es fundamental la formación ciudadana”, afirma. Podría ser muy fácil terminar la nota recordando al pensador González Prada y aquella frase suya que mandaba a los “viejos” a la tumba para que los jóvenes puedan generar cambios en los hábitos políticos. Mejor recordemos una idea plasmada en un cartel que recorrió la avenida Abancay el pasado 22 de julio, entre policías y gases lacrimógenos: “El cambio es hoy, muévanse carajo”. ¿La siguiente macha, cuándo es?


especial Hablan cuatro líderes juveniles de Patria Roja, el APRA, el nacionalismo y el PPC

La nacidos en los ochen La política y el fútbol son actividades muy similares en el Perú. La ineficacia y corrupción que las envuelve podrían tener un origen común: la pobre y desorganizada formación en las canteras. Escribe Luis Miguel Peña

Podría pensarse que nada hay en

común entre un comunista, un aprista, una nacionalista y una cristiano-demócrata. Si bien sus ideologías van de Mariátegui a Haya de la Torre, pasando por Bedoya y Velasco Alvarado, los jóvenes que hacen política en el Perú desean con todas sus fuerzas cambiar los vicios que

nos h más A es un niza milló

UL/Luis Miguel Peña

“Los ciudadanos han tomado un papel protagónico que marca la diferencia” Milagros Tirado, 21 años. Militante nacionalista.

“Queremos que la gente tenga iguales oportunidades de desarollo”

Llegó al partido nacionalista convencida de que el voluntariado que ejercía con ahínco en una parroquia de Zárate no saciaba su necesidad de hacer política. Y ahora que milita en un partido político, reconoce que no es el único medio para manifestarse. “Debemos hacer política porque solamente así lograremos cambios. Además, organizarse es una manera de promover las demandas. Sin embargo, gracias al reciente fortalecimiento de la sociedad civil, los ciudadanos han tomado un papel protagónico que marca la diferencia. Esto se ha corroborado en las movilizaciones contra la ‘repartija’ en el Congreso. Milagros cree en la juventud y en las nuevas figuras políticas. Admira a Sergio Tejada, presidente de la ‘megacomisión’ que investiga a Alan García: “Es un referente joven que está encarando a los políticos tradicionales que han cometido serios actos de corrupción”.

UL/R

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Arturo Ayala, 23 años. Miembro de Patria Roja.

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Está convencido de que los jóvenes son víctimas del modelo neoliberal y que la única manera de salir de ese chaleco de hierro es luchando por sus derechos. “Hay una cultura muy consumista que hace que no se valoren los temas nacionales y culturales. Queremos que la gente tenga iguales oportunidades de desarrollo, en Lima y en el campo”, señala. Arturo se siente seguro en Patria Roja por su amplio aparato organizativo, lo que le permitirá lograr en el futuro cambios sustantivos en la sociedad. Dice que los jóvenes son el motivo de su lucha: “Estamos condenados a no tener una educación superior de calidad y a sufrir por las malas condiciones laborales que persisten en el país. Y si tenemos empleo, no nos despegamos del miedo de perderlo”. Agrega que solamente desde un partido político se “generarán las verdaderas transformaciones”. Su modelo a seguir es José Carlos Mariátegui porque “fue un referente del movimiento obrero en el mundo, y un político muy completo a nivel intelectual”. UL/R aquel Baldarrago


06-07

henta y la política

ay en alista van doya en el s que

nos han condenado a 192 años de pobreza. No hay fuerza más gravitante que esa en sus corazones y cerebros. Aparentemente, vincular a la juventud con la política es una tarea dura por el desencanto: según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de un millón de jóvenes peruanos entre 14 y 25 años no tienen

empleo, cifra que triplica el desempleo adulto. Lamentablemente, desde esa apesadumbrada orilla, la juventud observa la buena vida de los políticos y su nula eficacia. De acuerdo con el analista político Ricardo Vásquez Kunze, los jóvenes “prefieren hacer plantones y marchas de impacto inmediato, que construir propuestas

sostenidas en el tiempo”. Agrega que ese comportamiento impide la renovación política, sobre todo si los dirigentes experimentados se atornillan en sus puestos. Y tiene razón: la juventud es aliada de lo espontáneo, y lejana de las almidonadas jerarquías. ¿Cómo construir una relación con la política? Aquí cuatro testimonios:

“Vamos a cambiar las cosas… Y si no, moriremos en el intento” Stephany Soto, 24 años. Subsecretaria de juventudes del PPC. Afirma que hay mucho por hacer en la política nacional y que su generación no se quedará con los brazos cruzados. “Los jóvenes del PPC tenemos la convicción de mejorar la calidad de vida de las personas. Por eso no buscamos llegar al poder solamente para tener el poder. Es importante que hagamos las cosas bien porque de nuestras acciones dependerá mucha gente”, afirma. Sin embargo, por momentos, Stephany siente que corre una maratón cuesta arriba. “Es lamentable que solamente el 1,2% de los jóvenes milite en un partido político o en grupos de la sociedad civil”. Y agrega: “De los jóvenes depende que la política sea diferente. En los primeros años de universidad no solamente debemos formarnos académicamente, sino también en los rudimentos de la organización política”, concluye. Al ser bióloga de profesión, admira a los científicos que hacen política porque sabe que la técnica y la disciplina de la ciencia son fundamentales para ejecutar planes de gran envergadura. UL/R aquel Baldarrago

“Antes el joven llegaba al partido para conocer, pero Internet lo cambió todo” Alexis Meléndez, 26 años. Líder juvenil aprista. “Desde pequeño me gustó hacer política, así como a muchos otros niños les gustaba el fútbol”, cuenta. Es cierto: participó en el Segundo Parlamento de Niños que organizó el Congreso en 1995, y pese a no hacer más que sentarse en una curul y tomarse una foto, su destino estaba claro. “La motivación y los buenos referentes son importantes en la política”, asegura. Cuenta que en su primer año de estudios universitarios conoció a un profesor que fue alumno de Luis Alberto Sánchez, líder histórico del APRA. Si bien él se enamoró del aprismo, entiende a los jóvenes que no se sienten atraídos por los partidos políticos. “Antes el joven se acercaba al APRA para obtener conocimientos, pero Internet lo cambió todo”. Por eso asume con responsabilidad la tarea de formar a las siguientes camadas. Un cachorro que no supera los 13 años suele buscarlo en su oficina de Alfonso Ugarte para conversar sobre política. “Siempre viene y eso es reconfortante”, afirma. UL/Sofía Bedoya


entrevista Muñeca brava. Sigrid tiene un aire grácil, pero un espíritu inquieto que desborda sus ojos claros. Además de la política, le apasiona el metal y lo escucha como lo hacían las generaciones de antaño: en vetustos casetes. Slayer y Megadeth son algunas de sus bandas predilectas. La han comparado con la chilena Camila Vallejo, cosa que no le hace mucha gracia.


09 Habla Sigrid Bazán, antes dirigente estudiantil, ahora cuadro político de izquierda

“Somos una generación sensible, pero muy desorganizada” Los primeros acercamientos de Sigrid Bazán con la política ocurrieron cuando aún no abandonaba las aulas escolares. Ahora, desde las oficinas y asambleas del Partido Socialista, se ha convertido en una de las lideresas juveniles más representativas del país. La estudiante de Ciencias Políticas de la PUCP no es complaciente con el papel de los jóvenes en la política nacional. Falta punche y persistencia, asegura. Entrevista Juan Rosales Foto Luis Miguel Peña

La primera vez que

la vi tenía el cabello ensortijado y corría por la avenida Wilson entre policías, fotógrafos y estudiantes univesitarios que lanzaban arengas contra la ‘repartija’. ¿La hora? 7 de la noche del 22 de julio. Hoy noto que está lacia y serena, mientras caminamos por la avenida Universitaria rumbo a un conocido centro comercial. ¿Cómo nace tu interés por la política? En tercero de secundaria me cambié a un colegio mixto. Allí había muchas actividades de voluntariado en las que participé, y creo que el interés surge a partir de ese contacto con la realidad. Recuerdo que tomé la decisión de ir a dos marchas en las que tuve mi primer contacto con algunos partidos políticos. ¿Tenías alguna idea sobre la política antes de ese primer contacto? Quería estudiar Filosofía. Leía mucho y creo que eso me llevó a reflexionar. Lo que cambió mi visión y mis expectativas en cuanto a mi carrera (filosofía) fue la décimoprimera Tesis de Feuerbach, escrita por Marx, que señalaba que no solamente había que analizar la realidad, sino transformarla. Desde ese momento empecé a buscar cosas que complementen mi formación académica universitaria. Por eso, cuando comencé a

estudiar, ya era militante de un partido político. El Partido Socialista... ¿Cómo te acercaste a ellos? Fui con un amigo a una marcha a finales del 2007 y luego al local del partido. A inicios del 2008 ya estaba segura de ser militante. Tenía una idea más o menos clara de los otros partidos de izquierda: eran menos abiertos. Recuerdo que en mi segunda visita conocí a Javier Diez Canseco, en un ambiente de mucha horizontalidad y creo que eso fue lo que me animó. Cuando firmé el padrón de inscripción supe que se trataba de un compromiso social. Yo no tenía un proyecto político personal. No entré a militar sabiendo mis metas. Por el contrario, quería saber qué podía aportar.

Del partido a la ciudad

¿Qué piensas cuando se dice que los jóvenes no están interesados en política? Creo que es entendible. Es desgastante. Lo hemos visto últimamente: tres marchas en menos de dos meses resulta agotador. Eso en términos de participación y compromiso con un partido político. En términos de interés, es cierto que hay una desconexión. Pero el problema no solamente es la falta de interés, sino la poca llegada a los jóvenes y la ausencia de mecanismos de rendición de cuentas de los partidos políticos y del gobierno. Como dije, es

Primera generación. En los noventa, la primera movilización juvenil que llamó la atención de la prensa ocurrió en junio de 1997, durante el fujimorato. Los estudiantes llegaron hasta el Congreso para protestar por la destitución de tres magistrados del Tribunal Constitucional, que luego fueron reemplazados por personajes vinculados a Vladimiro Montesinos.

comprensible. Pero también es criticable si no se apuesta por solucionar ese problema. Ahora, también son responsables los medios de comunicación. La gente no construye la agenda ni de la prensa ni de los políticos. Vivimos en una sociedad muy fragmentada. ¿Qué hace el Partido Socialista para atraer a los jóvenes? Tenemos la Juventud del Partido Socialista, algo que nos distingue de otros partidos. Organizamos charlas y actividades de integración. La verdad es que estamos reorganizando la comunicación a través de las redes sociales, aunque de manera muy incipiente. Milagrosamente, muchísimas de las personas que se acercan al partido lo hacen por las redes sociales, así que estamos empezando a aprovecharlas un poco más. Incluso hay jóvenes vinculados a la comunicación que ocupan cargos importantes. Contamos también con listas de apoyo de personas que no están interesadas en militar en el Partido Socialista, pero que sí desean darnos una mano con las actividades. Además tenemos un proyecto social que busca llevar el partido a los conos de la capital.

Política en redes

¿Qué papel cumplió Internet en las protestas contra la ‘repartija’ en el Congreso? El público objetivo creció porque más personas accedieron a la información.


entrevista Internet hace posible una diferenciación de mensajes, considerando que no es lo mismo sacar un pronunciamiento que un meme. También permite articular reuniones y movilizaciones: fue gracias a Internet que el plantón contra la ‘repartija’ se hizo en cinco horas. Hoy cada contenido que se cuelga en la red es cada vez más público y masivo, lo que incide en los medios de comunicación tradicionales. ¿Crees que se sobrevalora el papel de Internet? Hay personas muy mediáticas en Internet que ayudan a inflar las convocatorias cuando los organizadores son pocos. Y eso tiene que ver con el impacto de Internet en los medios de alcance masivo. Creo que es una herramienta que debe usarse. Si es sobrevalorada, eso no es importante para nosotros. Ahora, el impacto mediático también debe tener asidero en un trabajo fuera de Internet. Tiene que ser un trabajo con los ciudadanos, más allá de la computadora: de nada nos sirve un impacto mediático que sea una careta sin contenido. ¿Alguna vez te has animado a relacionar el nivel socioeconómico con la participación política? No formalmente, pero sí especulativamente. Me animo a decir que la clase media o media alta es la más interesada. Tienen educación formal, muchos de ellos son solamente estudiantes o trabajadores. Normalmente la clase media baja debe estudiar y trabajar a la vez. En el Partido Socialista sí hay mucha clase media y media baja. No es un partido, al menos entre los jóvenes, solamente de caviares.

Tomar el poder

Protestar, marchar y querer cambiar conciencias es una forma válida de participación política porque fortalece la democracia. Pero muchas personas competentes no quieren ocupar cargos públicos porque la

Los cachorros. Importantes figuras de la política mundial se interesaron por el poder desde su juventud. Michelle Bachelet integró la Juventud Socialista de Chile, Barack Obama se formaba en los círculos de estudios políticos de la Universidad de Columbia y Gordon Brown polemizaba en el Club Laborista de la Universidad de Edimburgo. Entretanto, Vladimir Putin transitaba un camino no convencional: era adiestrado como un agente de la peligrosa KGB.

política es mal vista. Para generar cambios también habría que llegar al poder... Sí. Es cierto que muchos creen que la política es mala y corrupta, pero creo que es tiempo de repensar cómo lograr el poder. Y querer alcanzar el poder es algo bueno, útil y necesario. Creo que debemos revitalizar los partidos políticos, encontrar su importancia y animar a la gente a estar en ellos. Pero no necesitamos solamente políticos, también sería extraordinaria la participación de comunicadores, economistas, académicos y artistas. Es dañino separar los espacios y decir que la política es el único espacio válido. Eso lo he escuchado de gente de la izquierda no tan joven. Creo que eso resta. ¿Qué argumentan aquellos jóvenes que se resisten a entrar a la política?

Valoran mucho su independencia. Creen que participar en un partido y someterse a la voluntad de la mayoría es perder autonomía. Pero al fin y al cabo eso es democracia y es la forma en la que se toman las decisiones. Es muy difícil conciliar el idealismo de una persona que recién se inicia con la política real. Habrá negociaciones y ‘repartijas’. Hay que conservar una postura principista, pero también hay que saber cómo construir con el resto de personas una postura mayoritaria hacia ese camino democrático. Esa mayoría puede estar cerca de nuestra convicción idealista si es que la construimos todos juntos.

Marasmo de siempre

¿Qué limitaciones aparecieron en las movilizaciones contra la ‘repartija’? La falta de experiencia y de compromiso.

Michelle Bachelet Barack Obama

Gordon Brown

Vladímir Putin


La Página11

Por Carlos Bejarano

11

El periodismo #TomaLaCalle

Las últimas movilizaciones juveniles han puesto en evidencia un añejo debate sobre el rol de la prensa en momentos de crisis: ¿Necesitamos periodistas activistas con mangas remangadas o moderados con camisa planchadita?

De tanto leer el Trome

Revolución mapocha. Universitarios chilenos y escolares pusieron en aprietos al gobierno de Sebastián Piñera desde el 2011. Miles tomaron las calles en demanda de una educación gratuita de calidad y de una reforma que garantice el acceso universal a ese derecho. Las tensiones aún se mantienen.

¿Compromiso con qué? Hay personas que van a una reunión y no aparecen en las dos siguientes. Van a una marcha y no se les ve en las demás. No acuden a las asambleas de coordinación y no saben dónde están parados. No se preocupan por informarse y luego se quejan. Hay que buscar una forma de hacer política que canalice la indignación, para que cada persona sienta que participa y que tiene un lugar. ¿Cómo ves a tu generación? Creo que tiene mucha sensibilidad y que ha cuajado un valorable sentido de indignación, incluso desde antes desde las marchas por la ‘repartija’. Es una generación muy comprometida con la problemática del país, pero también muy desorganizada. Sigrid luce cansada. Como integrante de una ONG inter nacional que eje cuta proyectos de desarrollo, en unas horas debe viajar a Cajamarca y a otras regiones del país. A ntes de transcribir la entrevista , ingreso a su cuenta de Facebook y veo su foto de portada: ella y cuatro niños sonríen a la cámara. Era una imagen captada en A mazonas.

o o escuchar a Magaly Medina o a Beto Ortiz es muy posible que muchos tengan distorsionado el verdadero concepto de periodismo. No los culpo. En #tomalacalle y #J27, iniciativas surgidas en las redes sociales para protestar por la llamada ‘repartija’ en el Congreso, varios alumnos me preguntaban si los periodistas debían tomar una posición ante los hechos de corrupción, o si era correcto que salgan a las calles a protestar como lo hizo la colega Claudia Cisneros. Creo pues que es un buen momento para aclarar de qué se trata esto del periodismo. Primero los deslindes. Si fuera un empresario devenido en dueño de medio de comunicación, o un periodista de ilustre prosapia pero fagocitado por la lógica del mercado, mi respuesta sería que el periodista no debe meterse en problemas. Que debería tomar distancia de los hechos y no involucrarse, y que ante un conflicto debe mantenerse en el justo medio para ser ‘objetivo’ y ‘neutral’. Nada más falso. Esta sería una definición más acorde con aquellos medios de comunicación que se dejaron ganar por la lógica del mercado. Que han mercantilizado la información. Como soy un profesor de periodismo que ama su of icio, el “más lindo del mundo” como dijo alguna vez García Márquez, mis respuestas van por otro lado. En 1883, nada menos que Josep Pulitzer, director del New York World, decía sin dubitar que su periódico se dedicaría a “la causa del pueblo en vez de la de los monarcas financieros, y a desenmascarar todo fraude e hipocresía, a combatir todos los males y los abusos públicos”. Es decir, colocaba a un lado al

Carlos Bejarano es sociólogo, periodista y docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima. Ha laborado en medios escritos, radiales y televisivos del país y del extranjero. Tiene 51 años, tres libros en su haber y diversos reconocimientos por su labor profesional en el campo de la comunicación.

periodista junto a la causa del pueblo, y en otro a los monarcas finacieros, el fraude, la hipocresía y los males y los abusos públicos. El lugar que debemos ocupar está claro. Ryszard Kapuscinski, por su parte, dice: “El periodista tiene una responsabilidad social. Un compromiso frente a las injusticias… que el periodista no se contagie de esa terrible enfermedad que es la indiferencia. Debe intentar provocar algún tipo de cambio en la sociedad”. Responsabilidad social, no ser indiferentes y tratar de provocar algún cambio en la sociedad son los conceptos más claros del gran Kapu.

Periodismo solidario Por supuesto que todos estos conceptos están muy alejados de la realidad del periodismo moderno, y son precisamente los motivos de la crisis mundial del oficio. César Hildebrandt es más contundente: “No hay un periodismo que valga la pena sin ética social de peso. No hay éxito que deba vivirse sin un compromiso con la gente que sufre. Si el periodista es un ser neutro, equidistante de todo, prescindente del sufrimiento de los demás, es simplemente un talento alquilado, parte de una máquina inhumana. Es para decirlo de una vez y con toda crudeza: un miserable”. Miserable. Duro, ¿no? Pero cierto. Saber dónde debe ubicarse un periodista es un trabajo duro en estos tiempos. No porque no se lo digamos a los chicos en universidades e institutos, sino porque la lógica del mercado requiere de profesionales de la prensa más sumisos, menos pensantes, más obsecuentes y nada comprometidos. Ahí está el reto. ¿Lo tomas?


Patiotrasero

nexo

“A fines de los noventa hubo una notable resistencia juvenil contra el fujimorato. ¿Dónde está esa gente? ¿Qué pasó? Terminó aquel régimen y volvimos a lo mismo de siempre: partidos en ruinas y con políticas enclenques”. [Alfredo Barnechea, entrevistado en Correo Semanal, 2011]

Eduardo A mat y L eón

“Queremos que la política sea una actividad decente. Por eso invitamos a la juventud: deseamos que ellos trasformen esa idea negativa que aparta de la política a los jóvenes más capaces”. [Mario Vargas Llosa, seminario internacional América Latina: Desafíos y Oportunidades, 2013]

“Es necesario combinar la experiencia de la vieja generación con el ímpetu y creatividad de los jóvenes de hoy. Ellos recogen las condiciones de la época”.

[Sinesio López, entrevistado en La Primera, 2013]

“Son los jóvenes de 30 años los llamados a renovar la izquierda en el Perú. A ellos les toca crear la auténtica nueva izquierda”. [Alberto Adrianzén, entrevistado en La Primera, 2012]

“Abrir espacios a la juventud es urgente. Garantizaremos el futuro del APRA priorizando a los menores de 35 años para que ellos lleven la antorcha por otras tres décadas”. [Alan García, mensaje al plenario nacional del APRA, 2013]


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