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Mujeres Afganas, ¿cuánto más deben luchar?
from ¿Ahora qué?
Melissa Tellez H. Medellín, Colombia.
Un escritorio marrón con unos cuantos objetos encima, tres sillas en la habitación, la bandera afgana al lado izquierdo, un cuadro de fondo y aproximadamente 16 hombres armados en la habitación, tres están sentados y el resto de pie. Así era la descripción de las primeras fotos de los Talibanes en el Palacio presidencial afgano el 15 de agosto del año pasado, apenas horas después de que el entonces presidente, Ashraf Ghani, saliera del país. Afuera, el caos se apoderaba de las calles, de los aeropuertos y de los bancos. Mientras tanto, organizaciones alrededor del mundo se preguntaban por el futuro de la población, pero sobre todo por el futuro de las mujeres y niñas afganas. Según la investigación realizada por Diva Román “El gobierno del régimen Talibán y la violación de derechos humanos de las mujeres en Afganistán, período 1996-2001”, el origen de este grupo extremista se remonta a los campos refugiados pakistaníes como consecuencia de una larga lucha entre grupos étnicos y la influencia de la URSS y Estados Unidos desde la década de los setenta.
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“Emergen como una solución que consistía en el regreso al verdadero islam, aboliendo las leyes y préstamos sociales de occidente para restaurar la santa ley islámica y legislar con eficiencia el territorio. El establecimiento de la tradición religiosa no tuvo que ver con el estado,
sino con la sociedad civil; su rol no era político sino legal y moral”, resaltó Román en su estudio.
Lo anterior significó un gran retroceso en la lucha por los derechos de la mujer. Estos venían gestándose desde 1919 con el derecho al voto y fueron progresando con los años, hasta que el movimiento dio frutos en los 90, pues las mujeres empezaron a participar en la vida política como legisladoras y en la fuerza laboral, respaldadas por la constitución. A pesar de ello, aunque en el período entre 1919 y 1990 hubo avances, también hubo un rechazo por parte de las tribus tradicionalistas que protestaban contra la participación de la mujer en la vida pública.
Sin embargo, la situación de la mujer empeoró rápidamente con la llegada de los talibanes en 1996. Según la Amnistía del Reino Unido, algunas de las restricciones del régimen incluían:
el uso obligatorio del burka, tener acompañantes hombres para salir de sus hogares, que ninguna niña mayor de 10 años asistiera al colegio ni fuera educada de otras maneras y que los hombres médicos no atendieran a las mujeres. También les estaba prohibido trabajar y participar en la política. Algunos de los castigos, si se transgredían estas normas, iban desde palizas hasta lapidaciones públicas.

A pesar de que las mujeres resistieron a través de, por ejemplo, la creación de organizaciones como RAWA (Revolutionary Association of Afghan Women) y la posterior apertura de casi 160 escuelas clandestinas para mujeres y niñas, los estragos del régimen Talibán fueron notorios especialmente en materia de derechos. De acuerdo con encuestas realizadas por Global Rights para 2008, casi el 90% de las mujeres en Afganistán había sufrido algún tipo de violencia, y, según estadísticas del gobierno para 2014, 80% de los suicidios del país habían sido cometidos por este género, revelando así el impacto en la salud mental en las mujeres. Mientras que en el periodo entre 1996 y 2001, 60% de las niñas menores de 15 años fueron obligadas a casarse, al menos 87% de las mujeres experimentaron algún tipo discriminación y 97% sufrían depresión crónica.
Invisibles una vez más
Desde que los talibanes tomaron el poder en agosto del año pasado, las mujeres han comenzado a perder los derechos que tanto les costó ganar. No se restauró la educación después del sexto grado, el uso de la burka es ahora obligatorio, las mujeres sólo pueden salir si tienen un acompañante que sea hombre, la segregación se volvió la norma en lugares públicos y se les restringieron sus derechos laborales, así como el acceso a educación superior y la representación en los medios nacionales. Sin ser eso suficiente, donde antes estaba el Ministerio de Mujeres ahora está el Ministerio de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio.
“El Emirato Islámico se compromete a defender los derechos de la Sharia de todas las mujeres afganas. El Día Internacional de la Mujer es una gran oportunidad para que nuestras mujeres afganas exijan sus legítimos derechos. Protegemos y defendemos los derechos de nuestras mujeres afganas”, aseguró en twitter Zabihullah Mujahid, portavoz internacional del régimen talibán, en el Día Internacional de la Mujer.
Meses atrás se anunciaba la tragedia, hoy es la realidad: las voces de las afganas han sido de nuevo silenciadas. Esto por supuesto trae un montón de problemas no sólo sociales sino también psicológicos. Tanto, que para junio de este año Fawzia Koofi, concejal por los derechos humanos de las Naciones Unidas, afirmaba que al menos una o dos mujeres se suicidan por día en Afganistán debido a la falta de oportunidades y la presión ejercida sobre ellas.

A pesar de esto algunas mujeres aún resisten, incluso aunque esto signifique ser perseguidas
sistemáticamente. Ya se han reportado algunas desapariciones, secuestros (Tamana Zaryabi Paryani, Parwana Ibrahimkhel, Zahra Mohammadi and Mursal Ayar) y asesinatos (Frozan Safi) que tienen como víctimas activistas feministas. También, dentro del territorio, han habido protestas por la educación, por el uso obligatorio de la burka y la utilización de la violencia. La más reciente fue el 13 de agosto de
este año; la cual fue dispersada con disparos al aire.
Desde el exterior activistas exiliadas también alzan su voz ante el régimen Talibán en redes sociales, eventos internacionales (session of the Commission on the Status of Women) y dentro de sus comunidades. Además, con la ayuda de algunas organizaciones internacionales como ONU Mujeres, Women for Women International, Human Rights Watch y Amnistía Internacional, se han recogido donaciones para ayudar a solventar algunos de los problemas económicos que enfrentan las mujeres y niñas en Afganistán, y también para ayudar a salir del país a quienes se encuentran en peligro inminente.

Hoy, después de casi un año, la situación no hace más que empeorar. Pero la atención del mundo está puesta en otros problemas, otros conflictos. Las mujeres afganas siguen, mientras tanto, resistiendo la represión y la violencia.
¿Cuánto más tendrán que luchar?, es la pregunta que no nos hacemos miles, sino millones de mujeres alrededor del mundo.
*Puedes ayudar donando a organizaciones como Women for Afghan Women (AWA), una sociedad civil que se encarga de proteger los derechos de las niñas y mujeres en Afganistán; Madre, una organización que busca brindar apoyo a grupos de mujeres afectadas por la guerra, creando redes de apoyo en los territorios y ayudándoles a escapar de situaciones de violencia; Revolutionary Association of the Women of Afghanistan (RAWA), asociación de activistas afganas que proveen educación clandestina a las mujeres, protegen sus derechos y crean espacios seguros para las mujeres más vulnerables; Global Fund for Women, organización que está trabajando para proteger y reubicar a las activistas afganas que se encuentran en peligro. Puedes encontrar más información en www.girlsnotbrides.org.
Si no te es posible donar, también puedes seguir informándote de lo que está pasando con las mujeres en Afganistán y haciendo eco de sus voces: conviértete en un defensor de sus derechos.

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