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Francisco Febres Cordero
Francisco Febres Cordero: Pajarerías de un Pájaro desenjaulado
Leo con ganas. Imágenes picarescas van y vienen. Me llevan por la carcajada exquisita. Magníficos retratos de una escritura urgente de humor. Conversar con él es percibir un aroma a palabra suelta. Hace malabares, chispeantes, con la palabra escrita: de su vida cotidiana, de su intimidad, de sí mismo.
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Él es el periodista del humor. El teatrero. El controvertido editorialista. Sus ojos azules, con
cierta timidez, sonríen ‘’vivo al día, es una herencia del periodismo. Los periodistas somos unas prostitutas. Así soy yo: un ser que está ahí, envejeciendo nada más’’.
La mayoría de sus libros son compilaciones de artículos breves. ‘’El Pájaro” los denomina ‘’pequeños escarceos de la realidad’’. Asegura que son un género entre el periodismo y la literatura. Los personajes de quienes habla no son inventados: somos todos, inmersos en una cotidianidad: ‘’yo también viví lo que escribiste, me dicen. Como decía Adoum: me diste diciendo’’.
Sus artículos son la capacidad de desencajarse de lo habitual: ágiles, con buen empleo de la ironía. Engancha al lector hasta el final: lo obliga a no tomarse tan en serio. Ver la realidad con otros ojos: los de la informalidad. Los ojos que se apartan del poder, de cualquier poder.
En ‘’Pajarerías’’, su nuevo libro, sacude anécdotas, chismes de vida, recuerdos. Sí, el humor es uno de sus personajes favoritos: arranca risotadas a costa de la familia, los amigos, la novia, la esposa, la casa, el barrio, los hijos y cualquier cosa digna de parodiarse.
Quién no ha vivido un drama en los hoteles. Saborear un chupete. Vivir la etapa de los jóvenes sesentones. Las benditas fobias. Burlarse de palabras horribles que la medicina y la economía nos crean un vació risible. Divertirse a costillas de Carlos Gardel o de Federico García Lorca. O esa historia de los ladrones que entran a su casa y se llevan todo menos el libro de cuentos eróticos recién comprado y eso defrauda al Pájaro.
Mientras enciende otro cigarrillo con la urgencia de los nervios, puntea: ‘’este nuevo libro me sirvió para desempolvar textos por dos razones: por nostalgia porque estaban agotados; y por vanidad porque merecían una cierta pervivencia.
“Pajarerías”, es una recopilación de tres libros , “Los pecados solitarios y otros deslices”(Quito, 1994), “Cosas de mayores”(Quito, 1997) y “Los enfermos somos gente sana”(El Universo 2002) sumados a unos escritos nuevos, agrupados bajo el título “Otros Aleteos “
Eso sí, el humor lo descubrió, a los 9 años, gracias a unos libros de una escritora inglesa Richmal Crompton: tenía como personaje a Guillermo Brown, un niño pelirrojo y maldito con quien se identificó ‘’Guillermo me marcó. Ahí descubrí de que el humor existía a través de la palabra’’.
Mas que escribir con el cerebro escribe con el corazón: ¡con las viceras! Quizás eso se deba a la espontaneidad en la forma. Le preocupa el ritmo y la puntuación: son
esos secretos de la escritura que uno va aprendiendo a lo largo del tiempo.
‘’Al pájaro’’ no le gustaría ver uno de sus libros pirateado. Sería espantoso: un delito. Porque pisotea todo el esfuerzo del autor y de la editorial: dinero, infraestructura, canales de distribución, creatividad. Entonces, que alguien se meta por la tangente se convierte en ilegales negociantes: ‘’que se difunda más no es todo, es la forma como esa difusión se hace y molesta que alguien se apropie de algo que no le pertenece para hacer negocio, eso es triste’’.
En cuanto a la lectura, enfatiza, hoy se está leyendo más de lo que se leía en su época: especialmente los jóvenes. Pero, ahí hay una cosa que no encaja: la gente tiene mucha información pero no formación debido al internet. En todo caso, señala, que la relación público lector ha aumentado cuantitativa y cualitativamente.
Pero algo le desasosiega: la participación internacional del Ecuador, en ferias de libros, le parece absoluta y completamente tramposa: la lista de invitados está compuesta por gente del oficialismo ‘’y eso creen que es la representación de la literatura ecuatoriana. Todo lo oficial es tramposo. No creo que haya ahí una representación real de la literatura del libro ecuatoriano’’.
Entre el cielo y el infierno escogería el infierno por lo divertido. ‘’El diablo me recibiría con agrado, me diría otro más que viene a mi reducto’’. Sin duda, pero sin duda, escogería el infierno porque ha sido, por naturaleza, un transgresor. En el caso de la escritura- dice, mientras el humo de su cigarrillo se disipa- que ha diseccionado la palabra, ha faltado a las normas de la academia: ‘’hice lo que no es políticamente correcto: hacer teatro desviarme al derecho, luego, hacia el periodismo. Siempre he transgredido’’.
La carrera de derecho nunca le gustó y renunció. Cogió el oficio de actor, lo vivió apasionadamente como director. Hace tres años se enloqueció con un monólogo de Alessandro Baricco ‘’Novechento’’ pero de locura:‘’dije, no quiero morirme sin hacer esto y me lance de cabeza a recuperar el gesto, a templar los nervios’’ Ha sido una lucha constante y una amistad que ha tenido con el cigarrillo. Comenzó a fumar a los 7 años: se robaba los Chesterfield de su papá. Lo dejó cuando volvió al teatro para recuperar la voz. Lo dejó cuando tuvo un problema de presión arterial; creyó que lo había superado pero‘’. me di una pitada una noche, una no más y bastó para seguir fumando’’.
‘’El novelista y el cuentista basa su realidad en la imaginación. Yo no puedo; estoy comido por el periodismo. Necesito realidad’’.
Cayó inmolado por el periodismo, sonriendo y haciendo reír como columnista. Actualmente, es Director de “Mundo Diners”. Revela que el éxito de esta revista se debe a tres características, que la marcaron: elegir personajes para que cuenten su vida; ocuparse de un pintor, un fotógrafo para desmenuzar su obra. Y por último conocer primero el país para después salir al mundo. ‘’He optado por escritores jóvenes, renovar el lenguaje, preferir otras visiones del mundo: esto ha refrescado la revista’’.
Mientras conversa se afana a prender un cuarto cigarrillo. Entonces me río de él, de mí, así como él lo hace de lo habitual, sencillamente eso.
Mary Cabrera Hernández


