AÑO 14 • NÚMERO 174 • NOVIEMBRE 2023
PRECIO AL PÚBLICO 25 PESOS
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Editorial | El arte que nos salva El año está a punto de terminar y, como todos los finales cercanos, éste nos hizo preguntarnos por lo esencial. ¿Qué nos ha invitado a vivir incluso cuando todos los factores parecían en contra? ¿En dónde hemos encontrado un refugio? Muchos coincidimos en una respuesta maravillosa: la belleza. Como estamos seguros de que a todos nos ha reconfortado una novela, una obra de arte o una película, quisimos dedicar esta edición a pensar en el poder de las experiencias estéticas. Para fortuna nuestra, un libro vino a confirmarnos esta verdad: Somos animales poéticos, de Michèle Petit, nos reveló que el arte y la literatura nos acompañan y nos ayudan a hacer inteligibles las experiencias de dolor, además de que han salvado del duelo a muchas personas alrededor del mundo. Incluimos en estas páginas una entrañable entrevista con Michèle, nuestra defensora favorita del derecho humano a la belleza, quien generosamente nos envió sus palabras desde Francia. Este número de Lee+ reúne los asombros artísticos de nuestros colaboradores. Beatriz Vidal escribió sobre la belleza que Vincent van Gogh encontró en sus últimos 71 días de vida y cómo se convirtió en un símbolo de esperanza. Jorge F. Hernández declara su amor a Joy Laville y a su obra pictórica. Además, autores talentosísimos nos contaron acerca de lo que les apasiona de su trabajo: somos responsables del bromance entre Rodrigo Morlesin y Drew Daywalt, quienes charlaron de la importancia de escuchar a los niños, y entre Bef y Jens K. Styve, en cuyas tiras cómicas habita la ternura. Rafael Pérez Gay nos cuenta cómo revisitó su infancia en su novela más reciente. Y, desde Nueva York, platicamos con Sarah Adams para reivindicar las comedias románticas que nos hacen sentir vivos. El arte tiene el poder de crear comunidades y por eso queremos invitarte a tres celebraciones que nos llenan de alegría: los quince años del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (muac), la edición 41 de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (filij) y la tan esperada Feria Internacional del Libro de Guadalajara (fil Guadalajara) 2023. Finalmente, te traemos el adelanto de un libro que nos recuerda la valentía que vive dentro de cada persona: Los frágiles hilos del poder, de V. E. Schwab. Con este número de Lee+ queremos desearte que siempre encuentres un hogar amoroso en los libros y en todas las expresiones de la belleza.+ Yara Vidal Directora general Revista Lee+ de Librerías Gandhi
/mascultura
@revistaLeemas
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Índice
Yara Vidal
6 Quince años del muac
yara@revistaleemas.mx
Entrevista a Amanda de la Garza
Directora general y editora
Mariana Aguilar Mejía 8 La belleza es un derecho humano
Edwin Reyes Maya
Entrevista a Michèle Petit
edwin@revistaleemas.mx
Mariana Aguilar Mejía 12 Los últimos 71 días de Vincent van Gogh Beatriz Vidal
Director de arte y editor audiovisual
16 El eterno niño que juega con sus crayones Entrevista a Dew Daywalt
Beatriz Vidal De Alba
Rodrigo Morlesin
beatriz@revistaleemas.mx
20 Júbilo puro
Difusión cultural
Jorge F. Hernández 24 Las rom-com son para sentirnos vivos
Mariana Aguilar Mejía Coeditora
Entrevista a Sarah Adams Mariana Aguilar Mejía | Yara Vidal
Rodrigo Rojas
26 Bobo | Entrevista a Jens K. Styve
Ilustrador
Bernardo Fernández, Bef 30 [Adelanto de libro]
Alberto Achar
Los frágiles hilos del poder
Alejandro Magallanes
V. E. Schwab 32 Todo lo de cristal y el libro de la memoria
José Luis Trueba Lara
Entrevista a Rafael Pérez Gay
Edgar Krauss
José Luis Trueba Lara
Herles Velasco
34 ¡Llegó la filij!
Consejo editorial
Entrevista a Marilina Barona José Luis Trueba Lara
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En portada: Jorge F. Hernández Joy Laville Jens K. Styve Bernardo Fernández, Bef Rodrigo Morlesin Drew Daywalt. Ilustración: Darío Cortizo
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Editor responsable: Yara Beatriz Sánchez De La Barquera Vidal, Distribución: Librerías Gandhi, S.A. de C.V., Dirección: Calle Comunal No.7, Col. Agricola Chimalistac, C.P. 01050, Alcaldía Álvaro Obregón CDMX. Número de Reserva al Título ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2009-051820092500-102. Certificado de Licitud de Título No. 14505 y Certificado de Licitud de Contenido No. 12078 expedidos en la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registro Postal EN TRÁMITE. Preprensa e impresión: Fotolitográfica Argo, Bolivar 838, Col. Postal. Alcaldía Benito Juárez, C.P. 03410, CDMX. Título incorporado en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa e indirecta, por cualquier medio o procedimiento, del contenido de la presente obra, sin contar con la autorización previa, expresa y por escrito del editor, en términos de la legislación autoral y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables, la persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones correspondientes. El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores. Librerías Gandhi y la casa editorial se deslindan de los mensajes expresados en los espacios publicitarios cuya responsabilidad pertenece al anunciante. Hecho en México.
Esta revista utiliza tipografías Gandhi Sans y Gandhi Serif, diseñadas para una mejor lectura. Puedes descargar ambas fuentes en: www.tipografiagandhi.com
Beatriz González Guerra y paz: una poética del gesto
25.11.2023 – 28.06.2024
Beatriz González, Empalizada, 2001. Detalle. Foto: Juan Rodríguez Varón. Colección Ignacio Goñi, Fernando Goñi y Andrés Matute Echeverri
muac.unam.mx 5
Entrevista
Un museo que conversa con todas las voces:
quince años del
MUAC E
Mariana Aguilar Mejía
l Museo Universitario de Arte Contemporáneo (muac) cumple quince años. En entrevista para Lee+, su directora, Amanda de la Garza, curadora e historiadora del arte, nos cuenta acer- Hablando del trabajo de extensión del muac hacia ca de la trayectoria de este espacio universitario, que se ha con- nuevos públicos, así como de la diversidad de su vertido en un referente para la exhibición de obras, el intercambio colección, notamos que el museo ha reorientado políticas de adquisición hacia una perspectiva de saberes, la regeneración de la comunidad y, por supuesto, la sus de género. ¿Qué nos puedes platicar sobre esto? experiencia estética. El muac está rompiendo todas las narrativas de un museo tradicional gracias a sus estrategias y a que se acerca Yo creo que es muy importante que las institucomo ningún otro a sus comunidades. Por esto, queremos celebrar ciones culturales actuales escuchemos lo que está pasando, las transformaciones sociales respecto a lo grande el trabajo de este museo.
El muac es todo un referente no sólo por la exhibición de obras contemporáneas, sino también gracias a todos los proyectos que genera para crear comunidades alrededor del arte. Se trata de un museo joven, sin embargo, tiene el acervo público de arte mexicano más grande de Latinoamérica. En este contexto, ¿cuál es la aportación del muac a la historia del arte mexicano del siglo xx? Muchas gracias por la pregunta. Justamente, cumplimos quince años de existencia. Somos un museo joven y, en ese sentido, lleno de vida y de ideas nuevas. Pero, al mismo tiempo, tenemos una tarea muy importante: difundir esta colección de la que hablas: por un lado, las obras artísticas, que parten de 1952 a la fecha, es decir, que trazan las bases y la historia de las prácticas de arte contemporáneo en México (esto aparejado con la fundación de Ciudad Universitaria), y, por otro, la colección documental, que alberga 52 archivos de artistas, curadores y espacios independientes hasta la fecha. Nos hemos dado a la tarea de trazar un camino de coleccionismo público que permita crear una noción de cómo se fue configurando el arte contemporáneo a lo largo de estas décadas. También nos hemos enfocado en hacer revisiones en materia de exhibición y de programación pública; así como en sostener relaciones con investigadores e investigadoras de institutos y de otras universidades para socializar esta información con el público, los estudiantes y la comunidad.
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de las perspectivas de género, los cambios legislativos, la demanda social que existe para generar condiciones de igualdad y combate a la violencia de género. Desde el muac pensamos que es fundamental abonar a esta discusión pública y dar pasos firmes en este sentido. Tenemos, por ejemplo, un programa inclusivo en términos de representación de mujeres artistas en nuestro programa curatorial. También trabajamos con investigadoras, académicas, pensadoras feministas, que han abonado a esta discusión pública y que tienen un espacio, un coro, dentro del museo. Esto nos permite establecer vínculos con diferentes grupos sociales, por un lado, y también acompañar esta demanda social. ¿Cómo incide su programa de exhibiciones en la agenda pública actual? ¿Cómo se relaciona con los diálogos que están surgiendo? Creemos que hay un papel relevante como institución cultural. Nosotros, sobre todo, acompañamos las prácticas artísticas y, en ese sentido, el arte contemporáneo se ha caracterizado históricamente por ser parte de la reflexión sobre problemáticas sociales. A su vez, el museo tiene que ofrecer el contexto para una mejor comprensión de las obras, para poder discutir qué plantean y a qué situación se refieren. Entonces, nos ha interesado mucho no nada más tener exposiciones que hablen de conflictos actuales o artistas que trabajen
Ve la entrevista en mascultura.mx
¿Cómo va a celebrar el muac estos quince años con sus distintos públicos?
sobre la realidad en la que vivimos, sino acompañarlos de especialistas, de una programación pública que ahonde sobre estas problemáticas y sobre el arte en sí mismo. Somos un museo de arte, pero el arte no es un ámbito desconectado de la sociedad, sino que también convoca una gran diversidad de públicos, y tenemos que proveerles de las herramientas para que los contenidos, así como las discusiones, resulten más legibles a partir de lo que proponen los artistas. El muac se ocupa siempre de generar conocimiento, de tender puentes tanto en las áreas académicas como pedagógicas y sociales, todo está relacionado. ¿Cómo se vincula el museo con sus comunidades? Así es. Nosotros tenemos una serie de estrategias de desarrollo de audiencias, pero también vínculos con diferentes comunidades. Por un lado, estas estrategias generales tienen que ver con la comunicación, pero hay otras vinculadas con grupos específicos: existe una programación dirigida a un público mucho más joven, además de actividades específicas para infancias, otro aspecto muy importante que hemos fortalecido a lo largo de estos años. Por otro lado, atendemos la vinculación con la población estudiantil de Ciudad Universitaria. Y, por otro más, el lazo que tenemos con comunidades como la de Santo Domingo, que es un barrio aledaño con el cual, desde hace ya varios años, trabajamos de cerca en compañía de una asociación civil para desarrollar programas públicos, actividades, tanto en el centro cultural que hay en el barrio como con la escuela primaria de la zona. Pensamos que el arte es una herramienta que permite fortalecer el tejido social al generar nuevos sentidos de vida. Por supuesto, hemos tenido respuestas muy especiales en estos programas de vinculación. ¿Cómo se proyecta el muac? Ahorita son quince años, pero esperamos que vengan muchísimos más, ¿cómo pinta ese futuro? En los próximos años, el muac tiene que sostener un programa que atienda tanto a las prácticas artísticas locales como a las internacionales. Es decir, requiere mantener una propuesta pertinente, rigurosa; una programación curatorial y académica capaz de escuchar lo que está sucediendo en la actualidad; discusiones en el campo del arte… También debe desarrollar estrategias con mayor intensidad para diferentes sectores del público, por ejemplo, para adultos mayores o para otros segmentos, y seguir en la búsqueda del posicionamiento de las artes en el espacio público, en la comunidad, además del fortalecimiento de las instituciones culturales.
¡Tenemos un conjunto muy amplio de actividades! Este año lo dedicamos precisamente a la celebración del muac. Ahora estamos empezando con la parte más fuerte del festejo. Hicimos una colaboración con una marca de diseño contemporáneo llamada Yakampot, que trabaja con una cooperativa de mujeres artesanas de Chiapas. Ellas hicieron un lienzo por los quince años, que está expuesto en la tienda del museo. También contamos con una serie de exposiciones: la de nuestra colección, que inició el 21 de octubre, en la cual vemos el paso de los años en el muac a partir de diferentes temáticas y varios núcleos curatoriales, y otra exhibición muy relevante para nosotros, de la artista colombiana Beatriz González, que se inaugura el 25 de noviembre. Ese fin de semana, del 25 y 26 de noviembre, que es precisamente la fecha del aniversario del muac, vamos a tener un concierto público en la explanada frente al museo por la tarde. El mismo día habrá un performance de la artista Jimena Labra. A finales de octubre tuvimos un desfile del proyecto llamado La Garra Transgresora, en su segunda edición. Se trató de una reflexión sobre la creación contemporánea a través de la indumentaria, desde un punto de vista que involucra el reciclaje, con diseñadores muy jóvenes que están proponiendo una visión alternativa de la moda. No una moda de lujo, sino una que habla de identidades. Algo que no deja de alegrarnos es que el muac está abierto para todos. Sabemos que tienen programas inclusivos para personas que viven con discapacidad, talleres para niños… una infinidad de actividades que podemos disfrutar todos los días. Sí. Constantemente estamos capacitando a nuestro personal y desarrollando actividades que avancen en la estrategia inclusiva, que es un paradigma muy importante hoy en día en los museos. Tenemos estos recorridos para diferentes tipos de discapacidad y todavía queda un largo camino para hacer el muac más y más inclusivo. Estamos en esa labor de configurar un espacio accesible a públicos muy diversos. ¿Nos podrías contar más sobre la Sala 10? ¡Por supuesto! Sala 10 es un proyecto que se enmarca en el programa curatorial digital del museo. Comenzó durante la pandemia, en 2020, y se trata de una plataforma que se encuentra en nuestro sitio web, en la cual se exponen videos de artistas de diferentes latitudes, con propuestas muy interesantes, muy actuales. Por supuesto, éstas van acompañadas de entrevistas, un texto curatorial, y se pueden ver temporalmente. Con ello queremos contribuir a la posibilidad de que el público que no está en Ciudad de México tenga acceso a obras de arte contemporáneas en video, que es uno de los medios más relevantes en la actualidad, pues se producen un gran número de piezas en este formato. Hemos mantenido este programa y continuaremos haciéndolo porque creemos que es una manera de que el museo se conecte con otros públicos. Estamos encantados con este panorama de un museo que está rompiendo con el relato tradicional. Para finalizar, queremos preguntarte, ¿por qué invitarías a la gente a acercarse al arte contemporáneo? Invito a todos a venir al muac, sin importar su edad, porque estoy segura de que encontrarán un lugar en el que el arte cambiará su forma de ver muchas cosas. Además, hay un gran número de actividades para todos los públicos, mediante las cuales es posible vivir una experiencia intelectual pero también estética. ¡Todos son bienvenidos!+
Mariana Aguilar Mejía estudió letras latinoamericanas; después entró al mundo editorial y no ha salido de ahí. Twitter: @chau_mariana
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Entrevista
La belleza es un derecho humano:
el de la alegría de existir
Una entrevista a Michèle Petit 8
Mariana Aguilar Mejía
É
sta, más que una entrevista, es una carta de admiración, cariño y curiosidad para celebrar la existencia de un libro tan necesario como Somos animales poéticos (Océano, 2023). Michèle lo cotidiano, o que sale con ellos a un jardín Petit reúne con precisión historias de personas de todas las geogra- para conversar con los árboles. Son momentos muy importantes, privilegiados. Desde fías y épocas que han encontrado en la belleza del arte y la literatura muy pequeños, los niños son sensibles a la una explicación y una tabla salvavidas ante el horror, el dolor y la belleza, a la melodía de la voz, a los ritmos de pérdida, en todas sus dimensiones. Tenemos el honor de dialogar la música y del baile, a la belleza visual. con una escritora, investigadora, mediadora y lectora con un talento El papel de los mediadores entre el arte y y una generosidad enormes.
Querida Michèle, gracias por un libro tan maravilloso como Somos animales poéticos.
las personas resulta esencial. ¿Qué características piensas que debe tener un buen mediador?
La calidad de la presencia, la atención minuciosa y personalizada, la escucha me parecen fundamentales. En los contextos críticos que estudié, los mediadores culturales le muestran a cada persona una gran confianza en sus competencias y valoran sus formas de expresión, a diferencia de lo que ocurre en un marco educativo clásico, en el que los docentes identifican, sobre todo, lo que no es correcto en la producción de los alumnos. Más allá, lo que resulta esencial es, quizá, un arte de hacer. Explorar la belleza desde la conversación con tantas personas perPaulo Freire decía que un educador es también un artista, mite que nos acerquemos con autenticidad a ella, aunque no se defique rehace el mundo, lo redibuja, lo repinta, lo “redanza”. El na. Este libro deja la sensación de encontrarnos con algo auténtico. educador, el facilitador cultural, es quizá, ante todo, un artis¿Cómo lo lograste? ta. Cuando hablo de arte, no me refiero a tener un don; me refiero a una inventiva, una creatividad, un modo de trans¡Me alegro si lo logré! Creo que escuchando, sencillamente, a estas permisión que comporta una dimensión poética, una parte sonas que encontraba. No todas tenían la oportunidad de ser escuchadas. de juego. Esta dimensión artística no se toma bastante en Sin embargo, cada una, cada uno tenía algo que ofrecer: una historia, una consideración. Menos ahora, con la obsesión de la rentaexperiencia. “No todo el mundo es artista, pero cada alma tiene su canto”, bilidad inmediata. dice François Cheng. Presté atención a ese canto, a su belleza. Antes que nada, quisiera agradecer la generosidad de tus palabras. Y, en esta oportunidad, la generosidad de mis lectores latinoamericanos. Desde hace más de treinta años, tengo con ellos una historia de amor, nada menos, lo que emociona a la niña en mí que vivió en este continente hace… unos siglos. Tengo también con ellos una conversación que me enriquece mucho.
Mencionas que la literatura tiene un gran papel de iniciación a la vida. ¿Recuerdas cuál fue la primera experiencia que te hizo sentir “¡Claro!, de esto se trata la literatura”? Si pienso en mis primeras experiencias con los libros y particularmente con la literatura (en el sentido amplio de la palabra), lo que sentí, como mucha gente, fue el descubrimiento de otra dimensión, algo que se ensancha. De un mundo para mí, un paisaje para habitar. Más tarde, sentí que eso que llamaban “literatura” me daba para explorar en mí misma continentes que desconocía. Para leerme y sentirme menos sola. La metáfora de que la literatura nos ofrece un territorio personal es hermosa. ¿Cómo es el territorio que los libros le dieron a Michèle Petit?
El mundo que me rodeaba era triste, gris como los edificios de París en aquel entonces Lo cuento en el libro: en los talleres que estudié, los niños, los adolescentes y también los adultos son considerados en sus dimensiones sensible, psíquica, física, y no sólo cognitiva. Muchos mediadores descubren la necesidad de tocar a la vez varios registros sensibles, de solicitar el cuerpo. Suscitar idas y venidas entre lo sensible y el lenguaje.
En la infancia, fue un territorio poblado, con amigos (yo era hija única y mi soledad era grande). Un espacio alegre, de colores vivos, cuando, en esos años de posguerra, el mundo que me rodeaba era triste, gris como los edificios de París en aquel entonces. Me daba un espacio con sorpresas, cosas inesperadas, posibilidades que despertaban deseos, ensoñaciones. Se me prometía un mundo en el que la vida tendría más fuerza.
En Somos animales poéticos cuestionas la “ideología de la productividad”, que excluye las artes y las humanidades de los planes de estudios y de la vida. Lo bello puede resultar útil, pero no es su tarea serlo. ¿Cómo crees que podemos empezar a cuestionar este modelo tan utilitario?
En tus ejemplos, se nota un gran interés en la formación estética de la infancia. ¿Crees que la belleza puede convertirse en un puente entre generaciones, algo que nos permita conectarnos con los niños?
Prestando atención a lo que llamo, después de Calaferte, lo “esencial inútil”. ¿Viste cuán tristes, cuán melancólicos nos volvimos cuando estuvimos reducidos, durante la Es cierto que se trata de un puente, y así lo viven muchos mediadores culturales, trátese pandemia y los confinamientos, a lo estricde docentes, bibliotecarios o de la abuela que cuenta a sus nietos unas leyendas o unos tamente “útil”: la alimentación, los cuidarecuerdos de su propia infancia en una lengua un tanto diferente de la lengua utilitaria de dos (en sentido estrecho) y lo necesario
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Entrevista
para llevar a cabo el trabajo?, ¿cuando estuvimos reducidos a la condición de seres biológicos y a nuestros roles económicos? De lo que se tratan todos los textos de este libro es de aquello “esencial inútil”, esa dimensión fundamental que necesitamos día tras día, de la misma manera que necesitamos dormir y soñar. Todos tenemos derecho a esa dimensión. Por supuesto, también tenemos derecho a mejorar nuestro desempeño en la escuela o en el mercado laboral, para buscar un trabajo más interesante y mejor remunerado. Tenemos derecho a una información de calidad para ser una ciudadanía activa, capaz de analizar un texto, argumentar, construir razonamientos desde un enfoque crítico. Pero también tenemos derecho a aprender por el simple placer de existir, sin que ello resulte de utilidad inmediata; por sentirnos parte del mundo, mirarlo mejor, escucharlo mejor: el primer paso para cuidarlo. Todos tenemos derecho a la belleza, a la fantasía, a la ficción, a alimentar nuestra ensoñación, sin la cual no hay pensamiento. Algo encantador de tu libro es que reconoce la belleza en todas sus expresiones, incluso en la forma en la que una vendedora acomoda los caracoles marinos que ofrece o en cómo se ordena una habitación. ¿Qué importancia tiene la belleza en las cuestiones pequeñas de la vida? La belleza es una dimensión esencial para los seres humanos, una necesidad universal, aunque respondamos a ella de formas muy diferentes según la época, el grupo cultural, la categoría social y la individualidad. Desde tiempos muy antiguos y en diferentes regiones del mundo, los seres humanos han necesitado realizar ritos y forjar objetos que les parezcan bellos para marcar los grandes momentos de la existencia, comunicarse con otro mundo, domar los misterios de la vida y de la muerte, sentirse conectados con los elementos y los animales; pero también para marcar las cuestiones pequeñas de la vida a las que te refieres: desde hace milenios, adornamos los recipientes en los que guardamos los alimentos, decoramos las paredes de nuestras casas, pintamos o escarificamos nuestros rostros o nuestros cuerpos. Y contamos historias. O sea que la belleza también está relacionada con la pura alegría de existir. Esperamos que Somos animales poéticos llegue a muchos lectores, especialmente a aquellos que desean entregarse a la belleza de la realidad y a quienes pueden convertirse en mediadores de la experiencia estética para otros. ¿A qué puertos te gustaría que llegara tu libro? Ante todo, me gustaría que llegue a esos mediadores de la experiencia estética que mencionaste. Es para celebrar su arte y agradecerles por lo que he aprendido de ellos que escribí este libro. Más allá, quisiera que Somos animales poéticos nos recuerde a muchos que la vida resiste, incluso en épocas tan brutales como la que vivimos.+
En la ilustración aparecen, de izquierda a derecha y de arriba a abajo, Paul Auster, J. M. Coetzee, Fatima Sissani, Michèle Petit, Zahia Rahmani, un homenaje a los niños europeos refugiados que encontraron comprensión en las historias de los nativos americanos, Catherine Meurisse, Daniel Goldin, Jacques Demy, Gabriel García Márquez y Gustavo Martín Garzo, todos ellos protagonistas de los encuentros con la belleza de Somos animales poéticos. Ilustración: Rodrigo Rojas
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Arte
Los últimos 71 días
de Vincent van Gogh
Uno no espera obtener de la vida lo que ya ha aprendido que ésta no puede dar. Más bien, uno comienza a ver que la vida es una especie de tiempo de siembra... y la cosecha aún no está aquí. [Vincent] era sólo el hijo de un humilde predicador. Y, sí, tenía sus demonios, pero nunca le impidieron buscar la belleza. Porque cuando encuentras la belleza, encuentras la inspiración. Fragmento de la serie Ted Lasso, escena en el Museo Van Gogh en Ámsterdam Vincent van Gogh vivió en el pueblo francés de Auvers-sur-Oise, a treinta kilómetros de París, desde el 20 de mayo de 1890 hasta su muerte, el 29 de julio del mismo año, a las 13:30 horas. Cuando llegó ese momento, su hermano Theo estaba a su lado. Éste moriría a los seis meses de la partida de Vincent, el 25 de enero de 1891, inundado por una tremenda tristeza y con complicaciones derivadas de la sífilis. Los dos están enterrados en el panteón municipal de Auvers-sur-Oise, en dos tumbas unidas por la hiedra. Las lápidas sólo muestran sus nombres y sus fechas de nacimiento y muerte, con la mayor sencillez. Los hermanos descansan rodeados de un bello campo de trigo, donde tantas ocasiones Vincent pintó los cielos azules que aún los bañan. Yo llegué a Auvers un domingo. Era el 12 de agosto de 2018. Me atravesaban varias circunstancias peculiares: la primera, una dificultad para moverme, debido a una reciente fractura; la segunda, una creciente confusión interior, una especie de desolación que ya no quería cargar. Ésta es la historia de cómo conocer los lugares exactos en donde Vincent estuvo durante los últimos 71 días de su vida cambió por completo mi concepto de su historia y, de paso, me reconcilió con la esperanza. La hostilidad del ático del Auberge Ravoux, donde el pintor vivía, me hizo reconocer esa inevitable soledad que nos habita en algunos momentos de la vida. Van Gogh, deprimido, con el sueño de crear una comuna de artistas roto, angustiado por la mala racha de su hermano, la única persona con la que contaba en el mundo, pasó sus últimas semanas pintando de manera imparable. Dicen que una obra recién pintada se secaba en
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Las lápidas de los hermanos Van Gogh
Fotografía: Beatriz Vidal
Beatriz Vidal
Raíces de árboles, Vincent van Gogh (julio de 1890)
Su último trabajo fue Raíces de árboles, pintado la mañana del 27 de julio. Nunca como entonces, en ese viaje, pensé en la cualidad de encontrar en la belleza del mundo una razón por la cual la vida se justifica
Auberge Ravoux (Café de la Mairie)
Fotografía: Beatriz Vidal
casa mientras él ya estaba creando otra. Su último trabajo fue Raíces de árboles, pintado la mañana del 27 de julio. Nunca como entonces, en ese viaje, pensé en la cualidad de encontrar en la belleza del mundo una razón por la cual la vida se justifica. Pero, en efecto, a veces vale la pena levantarnos para atesorar una luz, las raíces de un árbol, las palabras cotidianas a nuestro paso o cierto tono del día. Cuando Vincent llegó a Auvers-sur-Oise, alquiló una pequeña habitación en el ático del Auberge Ravoux (Café de la Mairie) por tres francos y medio la noche. Usaba la “habitación del pintor” de la planta baja para pintar y guardar sus lienzos. Al principio, Van Gogh encontró a sus personajes en el corazón del pueblo, pero más tarde avanzó hacia los campos de la llanura en busca de algo más. Su distancia resultaba limitada, muchos de los lugares que pintaba están a menos de quinientos metros del Café de la Mairie. El doctor Gachet, especialista en enfermedades nerviosas, lo recibía regularmente en su casa. La familia Ravoux se acostumbró a que Vincent partiera todos los días para trabajar en el campo circundante. El artista era puntual y siempre estaba de vuelta antes de la cena. El 27 de julio, no regresó a tiempo, por lo que inmediatamente comenzaron a preocuparse. Se aproximaba el final. Vincent, gravemente herido, entró en la posada alrededor de las nueve. Cuando el señor Ravoux le preguntó qué había hecho, el pintor respondió: “Traté de suicidarme”. Theo fue notificado a la mañana siguiente y corrió desde París hasta la cabecera de Vincent, la cual no abandonó hasta la muerte de su hermano. El artista estaba consciente y pudieron conversar. Theo le escribió estas palabras a su madre al día siguiente: “Vincent dijo ‘me gustaría mucho ir’, y una hora más tarde tenía su deseo. La vida pesaba tanto sobre él”. Las criptas de los hermanos Van Gogh bajo el sol de agosto me conmovieron. Sin duda, ofrecer un corazón cercano es también una forma de arte. Habría que ensayar la idea de que la belleza se relaciona con los afectos. El espíritu de Vincent era profundamente piadoso. Sus obras retratan a las personas más desposeídas e interesantes tanto como a la naturaleza… Sin embargo, el espacio de Auvers-sur-Oise que me rebasó irremediablemente fue la habitación del ático, donde Van Gogh dormía. El tapiz color crema, la cama de herrería, la pequeña silla… nada era tan luminoso como él lo había pintado. Todos estos objetos contaban una historia melancólica. Yo me movía con dificultad. Sentía el cuerpo como un compañero cansado al que tenía que esperar. Gracias a mi momentánea condición física, me dieron más tiempo para contemplar el ático. Así comprendí su cansancio, esa vida que pesaba tanto sobre él, y admiré la esperanza con la cual Vincent van Gogh se levantaba a pintar todos los
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Fotografía: Beatriz Vidal
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Habitación de Vincent en Auberge Ravoux
Retrato de Dr. Gachet, Vincent van Gogh (junio de 1890)
Escaleras que conducen al ático en Auberge Ravoux
Fotografía: Beatriz Vidal
Arte
días. Aquella habitación ha sido conservada como monumento histórico en Francia desde 1985. El pintor fue sumamente productivo en esos pocos meses, en los cuales realizó varias de sus obras maestras, incluyendo Campo de trigo con cuervos, Retrato del doctor Gachet y La iglesia de Auvers. Trigal con acianos pertenece al impresionante grupo de pinturas que Van Gogh realizó en la llanura de Auvers, con cielos espectaculares y vastos campos de trigo vacíos. La franja diagonal de césped con una especie de camino a la izquierda introduce tensión en la composición, en la cual aplicó el poderoso contraste de amarillo contra azul. Durante aquella breve temporada, experimentó libremente con nuevos enfoques, colores, pinceladas, formatos y temas provenientes de su nuevo entorno. Los retratos también formaron parte de sus obsesiones. Vincent estaba convencido de que “el retrato con los pensamientos del modelo, su alma” era el futuro de la pintura, y el color, un medio para lograrlo. Van Gogh pintó al doctor Paul Gachet con un rostro melancólico y a Adeline Ravoux, la hija de los dueños del Café de la Mairie, mostrando una dulce timidez. Sus retratos de personas jóvenes al aire libre, especialmente de mujeres y niños, representaron una oda a la vida en el campo. Van Gogh creía que a los niños les iría mucho mejor si crecieran en ese ambiente, así que animó a su hermano Theo y a su cuñada Jo para que fueran a visitarlo. Ellos accedieron y llevaron a su pequeño hijo, Vicent Willem, en junio de 1890. El pintor les pidió a Theo y a Jo que volvieran con frecuencia. En febrero de ese año, antes de mudarse a Auvers, Vincent había pintado Almendro en flor por el nacimiento de su sobrino, por quien sentía ternura. El niño había nacido el 31 de enero de 1890. La carta que Theo le escribió a su hermano para contarle la noticia decía: “Le pondremos tu nombre. Deseo que sea tan decidido y valiente como tú”.
Campo de trigo bajo nubes de tormenta, Vincent van Gogh (1890)
En mi propia visita a Auvers, el pueblo se percibía tan desierto como en los lienzos de Vincent. Los colores de la primavera no parecían totalmente alegres. El encanto de las casas era atravesado por una tristeza dominical. Imagino cómo aquel entusiasmo productivo del artista se iba desvaneciendo en una sensación de extrañamiento. En realidad, lo que se anunció como una tregua fue una continuación del declive. Se trataba de un hombre cuyos recursos habían llegado al final. El cansancio pesaba en todos sus esfuerzos. Aun así, luchaba contra los sentimientos de soledad y melancolía. Van Gogh continuó creando obras poderosas y sentidas. Cuando murió, el 29 de julio, a los 37 años, había pintado unos 74 cuadros en Auvers, una media de más de uno al día. Michèle Petit escribió que “el alma es una devoradora insaciable de paisajes”. Esta autora apuesta a que muchas personas nos acercamos al arte en busca de un espacio preciso en el que necesitamos estar y que en el mundo real no resulta tan factible. Si pienso en esta explicación, quizá Van Gogh pintaba sin descanso el Auvers que necesitaba. También para mí el arte significa que hay lugares inexistentes en los cuales se puede vivir, y en esa comunión que es la experiencia estética me encontré habitando los paisajes de Van Gogh. Viví en aquellas piezas que experimentan la profundidad omnipresente de la naturaleza, así como su belleza, sus colores vibrantes y su soledad. Y encontré una conexión con mi propia vida, mi vulnerabilidad, pero también con la fuerza y la alegría que siento cada mañana. El dolor y la esperanza. Éste es un año de celebración para el Museo Van Gogh de Ámsterdam, fundado el 2 de junio de 1973, pues cumple cincuenta años. Para celebrarlos, presentó la exposición “Van Gogh en Auvers, sus últimos meses” el pasado verano. Se trata de un panorama general sobre la breve pero crucial fase final del desarrollo artístico de Vincent van Gogh. En esta exhibición, es posible seguir al artista desde su llegada a Auvers-sur-Oise hasta sus últimas semanas de vida. La muestra fue realizada en colaboración con el Musée d'Orsay, de París, que posee importantes obras de este periodo, donadas por los descendientes del doctor Gachet. Muchas de estas piezas nunca se habían exhibido juntas, así que la exposición representa un gran homenaje a este genio creador. Cuando supe de esta noticia, me emocionó la posibilidad de que grandes públicos pudieran conocer esta historia, que aún contamos por fragmentos, pero que ha encendido en muchos de nosotros un amor irrenunciable por la belleza. El dolor y la esperanza: así fueron los últimos 71 días de Vincent van Gogh.+
Autorretrato con sombrero de paja, Vincent van Gogh (1887)
Vincent dijo “me gustaría mucho ir”, y una hora más tarde tenía su deseo. La vida pesaba tanto sobre él
Beatriz Vidal es historiadora del arte, gestora cultural y melómana. Tiene 45 años en el mundo del arte, con más de 2750 exposiciones curadas. Es difícil encontrarla en casa porque siempre está detrás de obras alrededor del mundo, conciertos de Gustavo Dudamel, Elina � Garanca ˘ , Joseph Calleja o la Fórmula 1.
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Entrevista
El eterno niño que juega con sus crayones
Entrevista a Drew Daywalt H
Rodrigo Morlesin
ay entrevistas que resultan ser un regalo de la vida. Son como abrir tu primera caja de crayones y saber que dibujarás miles de aventuras con ellos. Así se sintió esta entrevista con Drew Daywalt, autor de la serie superventas El día que los crayones re- Así terminé con esta amalgama de lo que mi mamá nunciaron (Fondo de Cultura Económica, 2014), porque detrás de me leía, literatura infantil legítima, y lo que a mis los libros existen historias extraordinarias. Entonces, nos reunimos hermanos les interesaba, que era una especie de ciencia ficción pop adolescente y de terror. con Drew para conocer la suya.
Hola, Drew, gracias por aceptar esta entrevista. Mi primera pregunta es ¿cómo sucedió toda esta aventura que te llevó a tener uno de los libros más exitosos de la literatura infantil? Me parece una muy buena pregunta, porque la historia es muy interesante. Mi papá era bombero y mi mamá, enfermera. Vivíamos en una casa victoriana de la cual se contaban miles de historias que daban miedo. Recuerdo que mi mamá me leía por las noches y, cuando tenía que irse a trabajar, me pedía que no me desvelara, pero yo no podía evitarlo porque quería que me leyera y la esperaba despierto hasta que regresaba. Cuando mis padres no estaban en casa, mis hermanos mayores, que eran adolescentes, me cuidaban. Mi mamá les decía: “Nada de películas de terror para Drew. Y no pidan Coca-Cola ni Mountain Dew, porque lo mantiene despierto toda la noche. Y no coman pizza, hagan algo sabroso para la cena”. Entonces ella se iba y ellos pedían una pizza y Mountain Dew; ponían películas de terror y nos desvelábamos. Así que tenía esa extraña dieta entre la literatura infantil, que mi madre me leía, y las películas clásicas de monstruos de los años cuarenta y cincuenta, incluso de los treinta, y todas esas cosas que pasaban en la tele, que mis hermanos me dejaban ver. A ellos les gustaban Tolkien, Heinlein, Asimov y Clarke, y me los leían en voz alta. También me daban sus revistas, la Heavy Metal y todos esos cómics Creepy.
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Cuando tenía siete años, mi hermana me llevó a ver Star Wars. Fue la primera vez que vi una película en el cine. Al final de la función, sucedió algo extraordinario, algo a lo que nunca le había prestado atención: esos nombres que aparecían en la pantalla. Y pregunté: “Kathy, ¿quiénes son todas esas personas?”. Y ella dijo: “Ésos son los que hicieron la película”. Y yo dije: “¿La gente hace estas cosas?”. Porque pensaba que una película era como una montaña o un río: simplemente un elemento encontrado. Entonces comprendí. Yo estaba pensando: “¡Espera un minuto!, todo esto que mamá me lee ¿también tiene nombres? Bueno, ¡yo también quiero contar historias!”. Así que inmediatamente fui a casa, junté todos mis juguetes y figuras de acción y algunas muñecas de mi hermana, y comencé a contar historias con ellos. Tuviste la infancia perfecta entre toda esa literatura, pero también disfrutando las cosas prohibidas. ¡Eso es increíble! La casa y todo. Odio cuando la gente me dice “necesitas escribir sobre eso”, pero como fan tuyo te digo ¡necesitas escribir sobre tu niñez en esa casa! Cuéntanos, ¿cuál es tu monstruo favorito de los clásicos de la literatura universal? ¿Sabes?, tengo dos hijos, de veinte y de catorce años. Pero cuando tenían entre siete y diez años, pude mostrarles las primeras películas de monstruos que no dan tanto miedo. Y a mis hijos les gustan las
mismas cosas que a mí. Entonces les enseñé Drácula, Frankenstein y la Criatura de la laguna Negra. Entonces, mi hijo, que en ese momento tenía siete u ocho años, me hizo la observación más sorprendente, y me reveló a mi monstruo favorito. Dijo: “Papá, estas películas de monstruos son tristes en cierto modo”. Y yo: “¿Cómo que son tristes, Reese?”. Y él respondió: “Bueno, todos estos monstruos, los clásicos en blanco y negro, sólo quieren una novia”. Pensé: “Oh, Dios mío, ¡tiene razón!”. Por ejemplo, la criatura de la laguna Negra sigue a una chica hasta el barco en el que están los científicos y los biólogos marinos. Por cierto, mi hija va a ser bióloga marina por culpa de La criatura de la laguna Negra. Y ya sabes, Frankenstein sólo quería una novia, pero a ella le parecía espantoso. Drácula tiene sus propios problemas, pero en realidad también buscaba una novia. Así lo interpretó mi hijo y me parece que tiene razón. Si tuviera que elegir a mi favorito, yo diría que el pobre de Frankenstein. ¿Sabías que el monstruo favorito de Guillermo del Toro es Frankenstein? Va a comenzar a filmar esa película con un elenco increíble. Necesito verla ya. ¿Sabes? Según me dicen, no vive muy lejos de mí en California. Cuando voy a alguna tienda cercana, la gente me dice “Guillermo del Toro acaba de estar aquí”. A mí me parece un ser humano maravilloso. ¿De verdad? Me encantó su interpretación de Creature from the Black Lagoon. Me pareció extraordinaria. En México, todo esto de los monstruos y la muerte es muy popular. El Día de Muertos, esta celebración inscrita en el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, resulta realmente emotivo para los mexicanos, como yo, y también para los que no son mexicanos, como tú. Sí, claro, muchísimo. Cuando era niño, no conocía nada de esto. Yo crecí en Ohio, que está bastante lejos de México, pero ahora vivo al sur de California y estoy rodeado de mucha cultura mexicana. Mi primer acercamiento (y me puedes decir si es malo o no) fue la película Coco. Lloré como un bebé. Creo que hicieron un buen trabajo al comunicar a quienes no somos mexicanos lo que realmente significa honrar a la familia y a los antepasados. Simplemente, siento que se trata de una muy buena introducción. ¡Claro! Drew, eres mundialmente famoso por unos pequeños crayones. A todos los niños les encantan tus libros. Primero fue El día que los crayones renunciaron y luego El día que los crayones regresaron a casa. Y hasta decidiste celebrar La Navidad de los crayones. Cuando eras niño en esa casa victoriana, ¿imaginaste que todo esto te podría pasar? Bueno, lo soñé. Debes atreverte a soñar. Desearía poder decir: “Bueno, aquí está mi ecuación matemática sobre cómo hacer el libro perfecto”. Hay un montón de libros que he hecho de los que nunca has escuchado y que me gustan tanto o más que los crayones. Pero, al final del día, simplemente no lo sabes. No sabes dónde van a aterrizar los iconos culturales. Por ejemplo, cuando
era niño y comencé a prestar atención a esos nombres en las páginas de estos autores, simplemente no podía creer la alegría que recibía de ellos. Pensaba: “Es papel y tinta y, sin embargo, están cambiando mi vida. Esto es mágico. Es alquimia absoluta”. Todavía no conocía la palabra alquimia, pero así me sentía. Entonces pensé: “Cuando sea mayor quiero hacer esto para los niños”. Ése era uno de mis sueños, ya fueran películas, series de televisión, libros o cualquier cosa. No pude racionalizarlo en aquel entonces, pero sí pude absorberlo emocionalmente. Quise compartir ese sentimiento. Y, durante mucho tiempo, cuando la gente me preguntaba “¿qué quieres ser cuando seas grande, Drew?”, yo decía: “Quiero ser un Santa Claus de centro comercial”. Y todos me miraban como “¿qué diablos le pasa a este niño?”. Y ahora me ha crecido la barba, pero tengo que dejarla un poco más, ja, ja, ja. Y tengo que comer más helado. Pero lo que realmente quería era devolver esa alegría. Los demás querían ser Hulk o Spider-Man, pero yo realmente quería ser Santa Claus o tal vez un elfo. Fui a la universidad en Emerson College, Boston, para dedicarme a la escritura creativa. Había dos especialidades que me interesaban: literatura infantil y guionismo. No importaba de qué lado cayera la moneda, porque mi objetivo en ese momento consistía en trabajar para Disney. Y ambas vertientes eran una manera de sumergirme al mundo de Charles Perrault, los hemanos Grimm y Hans Christian Andersen, al origen directamente oscuro de los cuentos infantiles, esas lecciones de “no vayas al bosque”, “no vayas a la casa de un extraño”. No se les decía a los niños lo que realmente sucede a veces, pero se les avisaba “hay un lobo allí”, “hay un monstruo” y “hay una bruja y ella te comerá”. Eso lo hemos suavizado para nuestros hijos. Pero nuestra vida no resulta tan dura como hace mil o quinientos años. Recibí una maravillosa educación en Emerson. Intenté con el cine primero y lo hice bien. Escribí algunos programas de televisión. Escribí para el canal Disney, Timón y Pumba, El rey León, eso fue superdivertido. Y luego una película que fue producida por la compañía de Quentin Tarantino. Un largometraje de atracos de gánsteres. Tarantino lo calificó como bueno, pero a la película no le fue bien. Fue una experiencia maravillosa en mi vida personal y profesional. Luego pensé que tal vez debería darle una oportunidad a la literatura infantil y escribir ese libro para niños que había querido escribir durante diez años. Y esos fueron los Crayones. Hablando de otro de tus libros, me encontré a este pequeño The Crayons Trick or Treat. Me encanta. Es perfecto para estos días cercanos a Halloween. Encuentras una manera de convertir a los crayones en chicos comunes y corrientes, no sé cómo decirlo… ¡Eso es exactamente! Son tipos comunes y corrientes. Esta serie de libros tiene una historia interesante. En 2003, mi esposa estaba embarazada de mi hija, que ahora tiene veinte años. Yo simplemente quería dejar lo de Tarantino. Y pensé: “Quiero hacer algo que mi hija pueda ver y que no esté clasificado como R”, y yo vengo de la literatura infantil, así que mi corazón estaba ahí. Estaba sentado en mi oficina y tenía una caja de crayones. Me pregunté
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Entrevista
“¿cómo llegaron aquí?”. Yo tenía 33 años en ese momento, y no lo recordaba. Quiero decir, son omnipresentes, los crayones estaban en mi casa, y todavía no tenía hijos. Así que vacié la caja de sobre el escritorio. La color durazno estaba desnuda, y pensé que en algún momento le había quitado el papel o algo así. Y azul era pequeñito. Una vez que los tuve conmigo, surgieron estas ideas. Y me sorprendí pensando que en realidad eran personajes. Miré esos pequeños personajes. No sabía cuál era su historia, pero quería contar algo sobre ellos. Entonces empecé a escribir monólogos. Escribí cartas de renuncia dirigidas a un niño, pero mantuve las características de personajes adultos en los crayones. El libro se publicó en 2013. Fue un viaje de diez años sólo para tenerlo en mis manos. La gente decía: “¡Vaya, realmente has capturado el tipo de naturaleza banal, divisiva e inmadura de los niños en tus personajes”. Y yo estaba como “jo, jo, la broma es sobre ti. Ésos son adultos”. Estaba escribiendo sobre cómo actuamos los adultos. Todos tenemos dentro a ese tipo de niño de siete años celoso, irritado, deprimido e inseguro. Y yo justo estaba haciendo eso. Escribí coloquialmente porque ya llevaba doce años trabajando con guiones. Así que presté mucha atención al diálogo y a la forma en que realmente hablamos: con oraciones entrecortadas, elipses, guiones y pensamientos a medias. Ya sabes, una hermosa melodía de interacción. Y pensé: “Quiero hacer eso en un libro ilustrado, porque éstos, especialmente en los viejos tiempos, se hacían con buen inglés, porque intentaban enseñar a los niños a leer y escribir. Pero sólo voy a hablar como hablamos”. ¡Guau! ¡Qué aventura! Todo, desde esa casa victoriana hasta tu trabajo como guionista, está perfectamente conectado, ¿no? Lo está. Sin embargo, se basa en una serie de fracasos. Toda mi década de 1990 fue un fracaso tras otro, pero realmente obtuve buenas oportunidades. En 2003, cuando mi carrera cinematográfica estaba empezando a tambalearse, sentí como si me hubiera derribado Hollywood, lo cual supongo que resulta un poco melodramático, pero así me sentía en ese momento. Lo que realmente imagino es que fui atrapado por las manos de un millón de niños. Los niños me cacharon cuando Hollywood no funcionaba. Escribí esto para niños y ellos dijeron “te tenemos”, y todas las manos me levantaron. Fue hermoso. Fue muy emotivo. En 2013, cuando el libro llegó a la lista de best sellers de The New York Times… no se lo he contado a nadie más, pero te lo diré. Cuando el libro El día que los crayones renunciaron llegó a esa lista, estábamos
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en una situación financiera tan desesperada que ni siquiera podíamos permitirnos comprar carne para dos semanas. Estábamos en un mala racha económica. Yo pensaba: “Tengo 43 años, debería brindarles algo mejor a mis hijos, pero no lo estoy haciendo”. Realmente tuve una crisis y ese libro nos sacó de ahí. Vemos tus libros y nos imaginamos que todo era sencillo, porque tú lo haces sentir sencillo, pero no. Y el viaje que nos estás contando es asombroso, porque encontraste la manera de ser tú mismo. Suelo decir que, como personas, siempre estamos tratando de encontrar ese huequito donde encajamos perfectamente y nos sentimos cómodos… A veces tenemos suerte de encontrar nuestro lugar en el mundo. Pero no toda la gente tiene esa fortuna. ¿Cuántos de esos fracasos estás dispuesto a repetir?, ¿te imaginas tu vida sin ellos? Lo haría de nuevo, porque creo que la diferencia entre que te suceda algo tan maravilloso a los 43 y a los 23 es enorme. Tuve un profesor de escritura en Emerson College llamado Jack Gantos, una lumbrera: es uno de los Premios Newbery, un autor infantil fantástico. Tomé su clase un par de veces, era de escritura creativa, así que podías repetirla. Al final del año escolar, me llevó aparte y me dijo: “¿Qué harás ahora que vas a graduarte?”. Le dije que iría a Hollywood, y Jack, que es maravilloso pero directo, me respondió: “No lo hagas, no eres guionista”. Yo pensé “¿qué tiene eso de malo?”. Y añadió: “Tienes que ir a Nueva York porque eres un autor de libros infantiles. Le he enseñado a mucha gente y tú eres uno de los que puede logarlo”. Le contesté: “No lo sé, Jack, quiero intentar hacer películas. Quiero ser Quentin Tarantino…”. Jack dijo: “Está bien. Cuando tienes veinte años y no escuchas al tipo que sabe, tienes que hacerlo tú mismo”. Es como si la estufa estuviera caliente, así que te dicen “no la toques”, y yo lo hice. Lo que pasó en 2013 fue un poco gracioso: veinte años después, cuando el libro empezó a figurar en la lista de The New York Times, de repente recibí una llamada telefónica. Un hombre mayor me preguntó: “¿Eres Daywalt?”. Y dije que sí, así que me respondió: “¡Te lo dije, idiota! Felicidades, chico”. Le conté que iría a Nueva York ese fin de semana y que me gustaría invitarle un café, por todos los maravillosos consejos que no tomé… y él se rió y dijo: “No, no, no, me alegro de que no hayas seguido mi consejo. Esos años de marinar en Hollywood te permitieron aprender a escribir diálogos y personajes para aportar algo nuevo a los libros para niños”. Me siento agradecido de haberlo hecho más tarde en la vida.
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Ése era tu camino y, cuando lo ves con la distancia, entiendes cómo sucedió. Pero hay algo que no entiendo de tu trabajo y necesito decirtelo… Sobre tu libro The Legend of Rock Paper Scissors, ¿estás intentando acabar con todos los suministros de papelería? Primero los crayones, luego las tijeras…
Bueno, finalmente somos como esos monstruos terroríficos que sólo buscan amor. Exactamente. Somos como monstruos que quieren amor. Somos criaturas muy simples: aliméntennos, abrácennos y estaremos bien.+
Una editora me hizo esa pregunta hace unos cinco años y tuve que pensar en ello. ¿Sabes qué creo que es? Se remonta a mi infancia, como la mayoría de los escritores: dondequiera que estés, te encuentras en un estado de desarrollo detenido de cuando tienes ocho o nueve años, así que regresas a ese punto. Me di cuenta de que a esa edad yo era el menor de seis, en una casa en la que una mamá y un papá trabajaban y trataban de pagar las cuentas haciendo lo mejor que podían. Ambos iban a trabajar y veían traumas extremos. Cuando regresaban a casa para tener un poco de paz, estaban rodeados de adolescentes tocando la guitarra eléctrica o con el televisor a todo volumen: uno de ellos está discutiendo con alguien y luego hay otro hablando por teléfono… y luego otros tres niños del vecindario entran y comienzan a servirse cereal. Quiero decir: mi casa era un caos total y yo era el pequeño, así que constantemente me pedían silencio: “Eres demasiado joven para ir con tus hermanos… aún no puedes hacer eso”. “¡Quiero andar en una motocicleta!”. “No, no puedes, tienes cinco años”. Así que no me di cuenta hasta más tarde, pero terminé sintiendo como si no tuviera voz. Entonces trato de darles voz a quienes no la tienen. Pienso que una de las razones por las que esto resuena entre los niños es que sienten que nadie los escucha ni los toma en serio. Claramente de eso se trata Crayones… Quiero que los niños se sientan escuchados y quiero que se sientan amados y quiero que se rían. Y creo que, si mi libro puede hacer reír a mamá y papá, porque los chistes también son para ellos, los niños también pueden reír con ellos. ¿Sabes?, creo que estoy hecho para los niños porque soy uno de ellos. Algunos de nosotros simplemente no crecemos. Tengo la suerte de tener el mismo sentido del humor que un niño de primaria. Me encantan la alegría, la exploración y la curiosidad, y también esa honestidad increíblemente directa.
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Tema del mes
Júbilo puro Jorge F. Hernández
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oy Laville, la pintora fascinante de los colores pastel, nació en Inglaterra, el 8 de septiembre de 1923. Esto significa, entre otras cosas, que este año celebramos el centenario de una ar- París —primero, en la rue Lauriston y, luetista absolutamente libre, autodidacta, que encontró en la aparente go, en 606bis de la rue Saint Didier, aunque suavidad cotidiana una narrativa visual única. Joy llegó a México seguían soñándose en Coyoacán—. Joy volen 1956. Para entonces, había vivido la Segunda Guerra Mundial vió de Europa sin Jorge y, luego de un año y encontró en San Miguel de Allende un espacio para desarrollar bañado en agua salada por los párpados, deambulando París sin pintarlo, resucitó en su talento. Cuernavaca, donde todos los martes y luego
En 1964, Joy Laville conoció al escritor Jorge Ibargüengoitia, con quien se casó y cambió de domicilio, primero a Coyoacán y después a París. En su artículo titulado “Mujer pintando en cuarto azul”, Jorge describía a la pintora en estos términos: “Joy pinta seis horas diarias, siete días a la semana; a veces, en las noches, toca el chelo y la flauta dulce con un grupo de aficionados a la música de cámara”. Para conmemorar los cien años de una artista cuyo estilo resulta “alegre, sensual, ligeramente melancólico, un poco cómico” (en palabras de Jorge Ibargüengoitia), otro Jorge (F. Hernández), quien conoció a Joy Laville, preparó este homenaje. La Dama vino al mundo para iluminarlo con pinceles de colores tenues, sombras difuminadas y la sombra de un gato invisible. La Dama habitó un sueño intemporal, enamorada de un Jorge que escribía como nadie, y sobrevivió a su ausencia pintándolo encubierto en una selva de variados verdes de acrílico y al fondo la silueta de un avión, quizá la misma nave que abordó su Jorge en París para esperarla en las nubes, ya para siempre, en cuanto la Dama cerró sus ojos y abrió sus alas para el abrazo que venía implícito en cada una de sus pinturas, esculturas, dibujos y apuntes desde que la Dama empezó a afilar sus lápices en la niñez. Hablo de una obra que viene firmada por H. Joy Laville y que resplandece ante quien tenga la fortuna de presenciar sus telas en persona, como quien abre el telón de una delicada gasa y el mundo se inunda con la fragancia entrañable de suaves horizontes, miradas perdidas de musas calladas y el largo sillón en el cual reposa una mujer que está leyendo un libro en el preciso instante que se vuelve palpable… por estar pintada por Joy. Es decir, júbilo puro. Se me concedió enamorarme de Joy Laville a primera vista y, con medio siglo de supuesta diferencia en edades, sincronizar el sortilegio de volver gerundio continuo acompañarla admirándola y hablando, conversando y riéndonos de la hermosa ironía de confirmar que soy el hijo imaginario que tuvo con su Jorge. Por eso soy hermano putativo de Trevor, el hijo inglés de la Dama, que vio de cerca a Winston Churchill cuando ella se vestía de enfermera al alivio de mutilados de una guerra atroz en otra vida, lejana al paisaje de Guanajuato, donde empezó una nueva vida con su Jorge. La pareja cristalizó a primera vista en San Miguel de Allende y formalizó con firmas asentándose en el Coyoacán del antiguo Distrito Federal. Consta que vivieron en
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todos los jueves y luego todos los días nos estrechamos en conversar la hermosa trayectoria de una artista infinita. Joy pintaba sueños, paisajes inasibles pero palpables y silencios de mujeres mirando al vacío; Joy pintaba playas interminables por donde se aleja una pareja que va del brazo directamente al infinito. Joy pintaba cuerpos congelados en el secreto instante de un deseo y sueños de sus sueños emanados de la verde selva o encerrados en la solitaria flor que transpira desde una jarra blanca que alguna vez llevó agua. No pasa un solo día sin que la piense y contemple en sus pinturas prodigiosas el recuerdo entrañable de su voz con sonrisa y los párrafos de su Jorge… ambos ahora intangibles en los sueños que me llevan siempre a Coyoacán desde cualquier parte del olvido.+
Jorge F. Hernández es escritor, periodista y aforista. Nació en 1962 y, desde entonces, no ha parado de contar historias.
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mpecé a leer Las reglas del juego (Ediciones B, 2023) con un poco de reticencia, porque pensaba que las comedias románticas eran para las adolescentes enamoradizas y yo soy una adulta no muy entusiasmada con el romance. No tenía planeado lo que vino después: terminé de leer la novela en tres días porque aprovechaba todos mis momentos de descanso para saber qué estaba pasando con Bree y Nathan, dos mejores amigos profundamente enamorados que aún no confesaban su atracción mutua. Así es: terminé enganchadísima con los “capítulos de papas fritas” de Sarah Adams. Y, ¿saben qué?, descubrí que hay momentos en los que necesitamos una cobijita, una bebida caliente y leer o ver una buena rom-com de principio a fin, sólo para emocionarnos: para dejar que nos invada la alegría de las historias de amor. Tuvimos la fortuna de conseguir una entrevista con Sarah, quien nos platicó con mucho cariño sobre su fascinación por este género y cómo se convirtió en escritora.
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Fotografía: Daniel Meigs
a Sarah Adams
Entrevista
Las rom-com son para sentirnos vivos Una entrevista
Sarah, ¿cómo supiste que querías ser escritora? Desde que tengo memoria, quise ser escritora. Estaba obsesionada con leer y escribir cuando era pequeña. Acumulaba diarios en blanco para usarlos para mis historias y que se sintieran como “libros de verdad”. En la preparatoria, mi amor por los literatura no hizo sino crecer, porque tuve a la profesora de escritura creativa más generosa del mundo. Ella siempre alentó mi pasión por las historias y me hizo sentir que se trataba de algo importante. En su clase, escribí mi primer cuento de romance (una dulce historia de época). Mi maestra habló con tanto entusiasmo sobre él, que consolidó mi amor por este género literario. ¿Cómo comenzaste a escribir de manera profesional y a publicar? Pasé por algunos desvíos en mi carrera antes de escribir de manera profesional. Pero el momento en el que decidí escribir una novela fue cuando era una mamá que se queda en casa con dos hijas. Necesitaba una salida y un espacio que sintiera sólo para mí. Cuando terminé mi primer libro, me presentaron la idea de autopublicar y supe que era el camino correcto para mí. Publiqué ocho libros independientes mediante la plataforma de Amazon y resultó muy gratificante. Me siento muy agradecida de haber empezado de esa manera. Después de que Las reglas del juego se hiciera viral, empecé a trabajar con mi editorial actual en Estados Unidos, Dell, y me he sentido increíblemente feliz con esta decisión. He sido muy afortunada de experimentar ambas formas de publicar. Has escrito diez novelas hasta ahora, la mayoría rom-coms, ¿qué es lo que te llevó a este género? ¿Qué encuentras en las comedias románticas? Alegría. El mundo es tan pesado y tan difícil de enfrentar… que por eso amo leer y escribir comedias románticas. Este género permite que sigamos explorando ideas complejas del amor y de las relaciones, pero en un contexto luminoso y feliz. ¡A todos nos encantan las historias de amor! Es un gusto universal. Hasta ahora, tu única novela traducida al español es Las reglas del juego. Y próximamente Escapada a Roma. El público hispanohablante ha enloquecido con la primera. Creo que tenemos un lado muy romántico también, ¿qué piensas de esto? Estoy encantada de que mis libros se traduzcan al español. Es realmente un sueño hecho realidad y espero traducir todos mis libros en el futuro. La comunidad de habla hispana ha sido muy amable y acogedora conmigo. Tienen un lugar especial en mi corazón. En Las reglas del juego encontramos a dos mejores amigos profundamente enamorados que, sin embargo, guardan sus sentimientos en secreto porque tienen miedo de sentir esperanza y salir lastimados. ¿Cómo fue el proceso de escribir esta historia? Fue complicada de escribir porque resultaba muy evidente que se amaban, pero también estaban aterrorizados de perderse por las complicaciones de una relación romántica. Muchas veces tenía que contenerme mientras escribía para que los personajes comenzaran gradualmente a entenderse y a sentirse cómodos con la idea de amar de una manera nueva para ellos. Fue tan divertido como frustrante. Y estoy segura de que esa misma sensación la tienen los lectores mientras leen la novela. Hay una frase de esta novela que me encanta. “La esperanza es saludable. Que te prepares para lo peor no hará que la caída duela menos”. ¿Piensas que en el mundo de hoy deberíamos apostarles más a la esperanza y al optimismo?
Siempre me propongo escribir personajes que hagan que mis lectores se sientan representados de alguna manera. Y normalmente eso significa cavar dentro de mí y desenterrar aspectos que mantengo ocultos Absolutamente. Ese sentimiento era algo de mi vida personal en lo que estaba trabajando cuando escribí el libro. Aprender a confiar en los sentimientos de esperanza es muy liberador y puede traer mucha felicidad. Tus personajes son muy divertidos. Tienen un gran sentido del humor. Pero además pienso que su voz interior deja ver características muy humanas, como sentir inseguridades. En Las reglas del juego exploras incluso trastornos como la ansiedad. ¿Qué consideras lo más importante en la construcción de tus personajes? Siempre me propongo escribir personajes que hagan que mis lectores se sientan representados de alguna manera. Y normalmente eso significa cavar dentro de mí y desenterrar aspectos que mantengo ocultos. Solía darme miedo, pero cuanto más escribo, más me doy cuenta de que las partes de mí que incluyo en los libros para que mis personajes se sientan más reales (por ejemplo, los ataques de pánico de Nathan) son aquellas que los lectores me dicen que les ayudaron a sentirse vistos y amados. Eso hace que me resulte más fácil hablar de esto. Cuando empecé a leer Las reglas del juego no podía dejar de avanzar en la lectura. Es adictivo. Creo que tiene que ver con la estructura: en cada capítulo encuentras el punto de interés más alto y ahí concluyes. Entonces, los lectores pensamos: “Bueno, otro capítulo y ya”. ¿Las estrategias de tu narrativa han cambiado con el tiempo? Siempre he intentado escribir mis libros con “capítulos de papas fritas”. Básicamente, capítulos más cortos que siempre te dejan con ganas de más. No puedes leer uno y sentirte satisfecho. Por lo general, cuando escribo, puedo sentir cuando el capítulo es más emocionante y ahí decido cortarlo. ¡Me alegra saber que esta estrategia ha funcionado! ¿Qué historia nos espera al público hispanohablante con Escapada a Roma? Estamos muy emocionados. Con Escapada a Roma, leerán el romance más suave y acogedor. Los espera un pueblo entero de entrometidos cariñosos, junto con Noah, un gruñón con corazón de oro puro. Si alguna vez se han sentido agotados y con ganas de huir de todo y esconderse un rato, ¡se sentirán muy identificados con Amelia! Escapada a Roma es mi libro más tierno. Notamos que eres una escritora muy en contacto con tus lectores a través de las redes. ¿Qué has descubierto en esta interacción? Siempre he tenido como misión estar conectada con mis lectores. Es importante para mí sentirlos al otro lado de los libros. Escribo mejor cuando puedo imaginar a mi audiencia, cuando sé que mis novelas llegarán a manos amorosas (algunas de las cuales han estado conmigo desde el principio). Cuanto más crece este público, más difícil me resulta mantenerme en contacto, pero trato de tener siempre abierta mi línea de comunicación. Mi reacción favorita cuando respondo a un mensaje directo en Instagram es “¡estoy en shock de que me hayas respondido!”. Mis lectores son verdaderamente mi familia de libros y los amo.+
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Entrevista
Bobo
Una entrevista a Jens K. Styve Bernardo Fernández, Bef
Ve la entrevista en mascultura.mx
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ens K profe . Styve h de la ta en su a dado l h espa istorie tierra. E a vuelta t s ñ a o e n su te noru a la cre Desp l como encia ego país, u B é o s, b d so w ebcó con su t o, circula donde s e 51 año de que n radu mic. Co cción en la pre u tira Du s es una adie es mes, n su pro n n es c a s e l ing lés, s a nacion , traduc trella publ Jens de ducción al id e con i b traba car el pr uta en recopilad virtió desde 2 a al nues imer jo, lo a e n un 016. tro id hasta s cóm recop exito a i h o i la ics n o orue torio. Coma con E ra en c i gos n d n c i v o álb y la g ersam torial uO o ráfic a dig s con él céano a l ital. sobr e su
Me llama la atención que el título se haya traducido como Bobo. Sí, a mí también. Lo que sucede es que en noruego el cómic se llama Dunce; en inglés, se relacionó con el “gorro de tonto” (dunce cap), un cucurucho que se solía poner a los alumnos desventajados). Lo cual me lleva a la segunda pregunta: como escandinavo, ¿qué dificultades has encontrado para hallar un público global al ejercer una forma de arte que ha estado dominada por estadounidenses los últimos 120 años? Bueno, lo obvio: resulta complicado encontrar un editor interesado, además de que actualmente creo que los editores sienten un poco de recelo al formato horizontal de la tira cómica. Por ello, a pesar del auge de los webcómics, creo que mi trabajo luce mejor en un periódico. A eso añádele que el universo ficticio de mi tira se sitúa en el norte de Noruega. La vida de los personajes no es muy diferente de la mía, pero sí muy distinta de la del resto del mundo. Estoy seguro de que en Escandinavia hay una riquísima tradición monera, pienso en Tove Jansson, Jason o Teddy Kristiansen. Conozco pocos más. Saltando la barrera del idioma, ¿de qué nos estamos perdiendo de este lado del planeta? En realidad, en Noruega tenemos una escena vibrante de tiras en lo que queda de la prensa impresa. Hay alrededor de 12 o 15 autores activos de tiempo completo produciendo sus cómics. Tenemos además unas cinco revistas antológicas de historieta circulando, de modo que hay un panorama bastante activo. Hay bastante material inspirador para mi tira en las historietas noruegas. Justo iba a preguntarte por tus influencias, más allá de la evidente afición por Snoopy y Calvin y Hobbes. Supongo que tengo una fuerte influencia de los cómics franco-belgas que leía de niño, como Astérix, Gastón Lagaffe y Lucky Luke. No fui lector de superhéroes. La mía es una tira que se publica diario en la prensa, seis veces a la semana, de manera que hasta ahora tengo cinco compilaciones. ¿Cuántas de ellas se han traducido? Dos al francés y ahora ésta al español. ¿Al inglés no? Aún no. Si te sirve de consuelo, alguna vez Daniel Divinsky, el editor argentino de Mafalda me contó que los libros fueron rechazados por los editores estadounidenses por considerar la tira “demasiado inteligente”. ¡Oh! Tus personajes son adorables, la relación padre-hijo es entrañable. El personaje de Gustav está inspirado en mi hijo cuando tenía cinco años. Ahora tiene 17 y es más alto que yo, pero aquélla es una edad muy tierna. He decidido que el Gustav del cómic no envejezca. ¿Decidiste que tus personajes nunca crezcan? Es una decisión complicada, porque yo sí envejezco y el papá está más o menos basado en mí, pero por ahora será así. Brego, el perro, está inspirado en mi propia mascota, y le dije a la editora que el día que el perro real muera, el de la tira también lo hará. Una decisión complicada. Es lo que ella dijo.
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Entrevista El primer volumen reúne toda la corrida original del periódico?, ¿todas las tiras? La edición noruega sí, pero para la mexicana la editorial quería algo más familiar. Como iba empezando, aún no tenía definido el tono definitivo, de modo que les di plena libertad para seleccionar el material que más les acomodara. Entonces, varias quedaron fuera. ¡Ahora quiero leer ésas! Sabiendo que tú mismo tuviste un despacho de diseño y renunciaste para dedicarte a la tira, me llaman la atención que éstas suceden en el trabajo del papá. Me siento tentado a preguntar por qué uno de sus compañeros es un pez. Una ballena beluga. Es una especie de chiste local. Yo vivía en Oslo y me mudé al norte de Noruega; pensaba que sería sólo un año y ya llevo 23. Ésta es una zona de pescadores, hay una gran industria pesquera. Es mi manera de dibujar a mi amigo local.
Me encantaría que pudieras leer lo que estoy haciendo ahora. Quiero decir: me gusta mucho mi trabajo, pero puedo ver el desarrollo que he tenido en todo este tiempo. Deseo que para bien. Todos los artistas encontramos defectos a nuestro trabajo después de un tiempo. Son defectos que sólo ve el creador. Brad Guigar dice que no puedes empeorar en algo que practicas todos los días. Pero me encantaría leer los siguientes tomos porque estoy seguro de que, como buena tira cómica, los personajes van evolucionando. Eso se aprecia desde el primer libro. Sí, sí. Cuando ves que el artista evoluciona, se nota un cambio de la primera a la última tira. Esto significa que el autor ha aprendido algo. Definitivamente percibo eso en mi trabajo. Finalmente, cuéntanos en qué estás trabajando. Es una doble pregunta, porque también quiero saber si te atrae trabajar historias de largo aliento.
¿Dibujas la tira en técnica tradicional o digital? Solía hacerlo en papel. Después de años diseñando, me encantaba trabajar orgánicamente, sin computadora. Pero, tras 150 tiras y publicando seis a la semana, descubrí la importancia de la escritura, que me toma mucho tiempo. Puedes salvar una tira mal dibujada con un buen guion, pero no al revés. Descubrí que la tableta podía captar mi estilo. Hay un sujeto que me hizo un paquete de pinceles digitales, de modo que el dibujo fuera más orgánico. El libro que leíste incluye la transición digital, pero al ver las tiras de nuevo ya no distingo muy bien cuáles son digitales y cuáles tradicionales. ¿Cómo es tu relación con tus primeras tiras, al verlas en retrospectiva? Quiero decir, cuando publicas el primer volumen, tú ya llevas cinco o seis años de ventaja, ¿cómo las lees ahora? 28
Me tienta todo el tiempo. Cuando trabajas tira, siempre te atrae el formato extendido. Cada año hago un especial de Navidad con mis personajes. Son muy populares en Noruega. Los personajes de las tiras tienen una publicación más extensa a final de año, de unas veinte páginas. Lo he hecho por tres años y ahora estoy terminando la de éste. También inicié un proyecto tipo manga con un guionista estadounidense, pero como creo que va a tomar mucho tiempo, me temo que tendrá que ser un proyecto paralelo. Ahora mismo tengo concentrada toda mi energía en la tira. ¿Hay algo más que quieras decirles a tus lectores mexicanos? ¡Sí!, que este año iré a la fil Guadalajara.+
Adelanto de libro 30
Los frágiles hilos del poder V. E. Schwab
LONDRES BLANCO HACE SIETE AÑOS
S
er pequeña era muy útil. La gente solía hablar de crecer como si fuese un gran logro, pero los cuerpos pequeños podían deslizarse por los huecos más estrechos, esconderse en las esquinas más angostas, y entrar y salir de lugares donde otros no cabrían. Como una chimenea. Kosika se deslizó por los últimos metros de la chimenea y se dejó caer en el hogar, levantando una columna de hollín. Contuvo la respiración, en parte para no inhalar la ceniza y en parte para asegurarse de que no hubiera nadie en casa. Lark había dicho que el edificio estaba vacío, que nadie había salido o entrado en más de una semana, pero Kosika pensó que era mejor callar que lamentar, así que se quedó agazapada en la chimenea unos minutos más, esperando, escuchando, hasta que estuvo segura de que estaba sola. Se sentó en el borde del hogar, se quitó las botas, ató los cordones y se las colgó del cuello. Bajó de un salto, con los pies descalzos besando el parqué, y se puso en marcha. Era una casa bonita. Los tablones del suelo estaban rectos, las paredes lisas y, aunque habían bajado las persianas, había muchas ventanas por las que se colaban tenues haces de luz por las esquinas, iluminando lo suficiente para que pudiese ver. No le importaba robar en casas bonitas, sobre todo cuando la gente que las ocupaba se marchaba y las dejaba desatendidas. Primero fue a la despensa. Siempre era su primera parada. La gente que solía vivir en casas así de bonitas no pensaba que cosas como la mermelada, el queso o la carne seca fuesen valiosas, porque nunca tenían que preocuparse de que llegase un momento en el que tuviesen hambre y se les hubiesen acabado. Pero Kosika siempre tenía hambre. Por desgracia, los estantes de la despensa estaban casi vacíos. Un saco de harina, una bolsa de sal, un único bote con compota que resultó ser de naranja amarga (odiaba la naranja amarga). Pero allí, al fondo, detrás de una lata llena de té, encontró una pequeña bolsita de papel encerado con terrones de azúcar. Había más de una docena de terrones, pequeños, marrones y reluciendo como diminutos cristales. Siempre le había perdido el dulce, y se le hizo la boca agua incluso antes de que su lengua probase su dulce sabor. Sabía que debería llevarse solo un par de ellos y dejar el resto en su sitio, pero rompió sus propias reglas y se metió la bolsa entera en el bolsillo, saboreando el terrón mientras iba en busca de algún otro tesoro. El truco era no llevarse demasiado. La gente que tenía suficiente no solía percatarse cuando le desaparecían un par de cosas. Se limitaban a pensar que probablemente las hubiesen dejado en otra parte y se hubiesen olvidado de dónde. Quizá, se dijo, la persona que vivía allí estuviera muerta. O puede que simplemente se hubiesen ido de viaje. Puede que fuesen ricos, lo suficientemente ricos como para tener una segunda casa en el campo, o un barco muy grande. Intentó imaginarse cada una de las opciones mientras recorría las habitaciones a oscuras, abriendo armarios y cajones, buscando el brillo característico de las monedas, del metal o de la magia. Percibió un movimiento por el rabillo del ojo y Kosika pegó un saltito, cayendo de cuclillas antes de darse cuenta de que solo era un espejo. Un espejo plateado enorme sobre una mesa. Demasiado grande como para robarlo, pero aun así se acercó hasta él, y tuvo que ponerse de puntillas para poder ver su rostro reflejado. Kosika nunca había sabido su edad. Probablemente tendría unos seis o siete años. Más cerca de los siete, supuso, porque los días ya habían
empezado a acortarse y sabía que había nacido justo cuando el verano daba paso al otoño. Su madre decía que por eso parecía estar atrapada entre dos aguas, ni aquí ni allí. Su cabello, que no era ni rubio ni castaño. Sus ojos, que no eran verdes, grises ni azules. (Kosika no entendía por qué importaba el aspecto que tuviese. No era una moneda. No se podía pagar con el aspecto). Bajó la mirada. Debajo del espejo, la mesa tenía un cajón. No había pomo ni tirador, pero sabía que era un cajón por la forma en la que se separaba de la mesa, como si fuese un objeto en el interior de otro, y cuando empujó la madera, cedió, liberando un cierre oculto. El cajón se abrió, dejando al descubierto una bandeja poco profunda y dos amuletos, hechos de cristal o de piedra clara, uno atado con cuero y el otro con finas hebras de cobre. Amplificadores. No sabía leer los símbolos grabados en los bordes, pero sabía que eran eso. Talismanes diseñados para atrapar el poder y vincularlo al portador. La mayoría de la gente no podía permitirse los receptores mágicos, se limitaban a grabarse los hechizos directamente en la piel. Pero las marcas se terminaban desvaneciendo, la piel se arrugaba y los hechizos se marchitaban con el tiempo, como la fruta podrida, mientras que una joya se podía retirar, intercambiar y volver a llenar de magia. Kosika alzó uno de los amuletos y se preguntó si los amplificadores valdrían menos, o incluso más, ahora que el mundo empezaba a despertarse. Es lo que la gente había denominado «el cambio». Como si la magia solo hubiese estado dormida todos estos años y el último rey, Holland, hubiese conseguido despertarla de alguna manera. Todavía no lo había visto con sus propios ojos, pero sí a los anteriores, los gemelos pálidos que cabalgaban por las calles con la boca llena de sangre ajena. Solo sintió una punzada de alivio al enterarse de que habían muerto y, si era sincera, al principio tampoco le había importado demasiado el nuevo rey. Pero resultó que Holland era diferente. Justo después de ascender al trono, el río empezó a descongelarse, la niebla comenzó a disiparse y la ciudad se volvió un poco más luminosa, más cálida. Y de repente, la magia fluyó de nuevo. No mucha, claro, pero estaba ahí, y la gente no tenía que vincularla a su cuerpo con cicatrices o hechizos. Su mejor amigo, Lark, se despertó una mañana con un cosquilleo en las palmas de las manos, como ocurre a veces cuando la piel se entumece y tienes que frotarla para recuperar la sensibilidad. Unos días más tarde, tenía fiebre, el rostro le brillaba por el sudor, y Kosika se asustó al verlo tan enfermo. Intentó tragarse sus miedos, pero eso solo hizo que le doliese el estómago, y pasó la noche en vela, convencida de que su amigo moriría y de que se quedaría aún más sola. Pero entonces, al día siguiente, ahí estaba él, con buen aspecto. Corrió hacia donde estaba, la arrastró hasta un callejón y extendió las manos hacia ella, juntándolas como si tuviese un secreto en su interior. Y cuando las abrió, Kosika ahogó un grito. Allí, flotando sobre sus palmas, había una pequeña llama azul. Y Lark no fue el único. Durante los últimos meses, la magia había florecido como las malas hierbas. Pero nunca llegó a surgir en el corazón de los adultos, al menos, no para aquellos que más la deseaban. Puede que hubiesen pasado demasiado tiempo intentando obligar a la magia a hacer aquello que ellos querían, y estuviese enfadada por ello. A Kosika no le importaba que se olvidase de los adultos, siempre y cuando terminase encontrándola a ella. Aún no la había encontrado.
Se convenció de que no pasaba nada. Tan solo habían transcurrido unos pocos meses desde que el nuevo rey había subido al trono y había traído la magia de vuelta consigo. Pero cada día revisaba su cuerpo, tratando de advertir algún indicio de cambio, estudiaba sus manos esperando que surgiese una chispa entre sus dedos. En ese instante, Kosika se metió los amplificadores en el bolsillo junto con los terrones de azúcar, cerró el cajón secreto y se dirigió a la puerta principal. Estaba a punto de alcanzar la cerradura cuando la luz iluminó el parqué a sus pies y le hizo detenerse. Estaba hechizada. No sabía leer las marcas, pero Lark le había enseñado lo suficiente como para que supiese lo que tenía que buscar. Miró con desdén hacia la chimenea, era mucho más complicado escalarla que descender por ella. Pero eso fue exactamente lo que hizo: trepar por la chimenea, calzarse las botas y subir arrastrándose por ella. Para cuando Kosika llegó al tejado, estaba sin aliento y llena de hollín, y se metió otro terrón de azúcar en la boca como premio. Se arrastró hasta el borde del tejado y miró hacia abajo, divisando la cabeza rubio platino de Lark a sus pies, con la mano extendida mientras actuaba como si estuviese vendiendo amuletos a cualquiera que pasara, aunque dichos amuletos fuesen solo piedras pintadas con hechizos falsos y realmente estuviese allí de pie para asegurarse de que nadie volviera a casa mientras ella estaba dentro. Kosika silbó y él alzó la mirada, ladeando la cabeza como si no terminase de comprender qué hacía ella en el tejado. Ella hizo una «X» con los brazos, la señal para decirle que había un hechizo que no podía traspasar, él señaló la esquina con un movimiento de la cabeza, y a ella le encantaba que pudiesen comunicarse sin mediar palabra. Fue al otro extremo del tejado, bajó por el canalón y se dejó caer los últimos metros hasta aterrizar en cuclillas sobre los adoquines. Se enderezó y observó a su alrededor, pero Lark no estaba allí. Kosika frunció el ceño y echó a andar por el callejón. Un par de manos salieron disparadas de la nada y la agarraron, arrastrándola hasta un hueco entre las casas. Ella se removió y estuvo a punto de morder una de las manos cuando estas la apartaron de un empujón. —Por los reyes, Kosika —dijo Lark, sacudiendo la mano—. ¿Eres una chica o una bestia? —Soy lo que necesite ser —respondió, mordaz. Pero él estaba sonriendo. Lark tenía una sonrisa maravillosa, el tipo de sonrisas que se adueñaban de todo su rostro y que te hacían querer sonreír a ti también. Tenía once años, era desgarbado como todos los chicos al crecer y, aunque su cabello era tan pálido como el Sijlt antes de que se descongelase, sus ojos eran cálidos y oscuros, del color de la tierra mojada. Extendió el brazo hacia ella y le quitó el hollín de la ropa. —¿Has encontrado algo bueno? Kosika sacó los amplificadores. Él les dio vueltas en las manos, y ella sabía que él sí que podía leer los hechizos, por eso supo que eran un buen descubrimiento por la forma en la que los estudiaba, asintiendo para sí. No le habló a Lark de los terrones de azúcar, y se sintió un poco mal por ello, pero se convenció de que a él no le gustaba demasiado el dulce, al menos no tanto como a ella, y de que eran su premio por tanto trabajo duro, el tipo en el que te podían pescar fácilmente. Y si algo había aprendido de su madre era que tenías que mirar por ti mismo. Su madre, que siempre la había tratado como si fuese una carga, una ladronzuela ocupando su casa, comiéndose su comida, durmiendo en su cama y robando su calor. Y durante mucho tiempo Kosika habría dado lo que fuera por que alguien se fijase en ella, la quisiese. Pero entonces los niños empezaron a despertarse con fuego entre sus dedos, o viento a sus pies, o agua acercándose como si se viese atraída hacia sus cuerpos, y la madre de Kosika comenzó a fijarse en ella, a estudiarla, con la mirada hambrienta. Estos últimos días, hacía todo lo que estaba en su mano por estar lejos de ella.
Lark se metió los amuletos en el bolsillo, pero sabía que le daría la mitad de lo que sacase por ellos, siempre lo hacía. Eran un equipo. Él le alborotó el pelo y ella fingió que le molestaba el gesto, el peso de su mano sobre su cabeza. No tenía un hermano mayor, pero él actuaba como tal. Después le apartó con un suave empujón y Lark se marchó adonde quiera que fuese cuando se separaban y Kosika regresó a casa. Ralentizó el paso cuando la vislumbró. Era pequeña y estrecha, como un libro en una estantería, apretujada entre otras dos casas en una calle en la que apenas entraba una carreta, mucho menos un carruaje. Pero había un carruaje aparcado en la entrada, y un hombre bajito de pie frente a la puerta. El extraño no estaba llamando, sino que simplemente estaba ahí de pie, fumando de una pipa, con el humo blanquecino elevándose alrededor de su cabeza. Su piel estaba llena de tatuajes, como los que solían usar los adultos para vincularse a la magia. Tenía incluso más que su madre. Las marcas le subían por los brazos, desapareciendo en el interior de su camisa y reapareciendo en su cuello. Se preguntó si eso significaría que aquel hombre era fuerte o débil. Y como si este pudiese escuchar sus pensamientos, volvió la cabeza hacia ella, y Kosika se alejó corriendo para ocultarse en las sombras de un callejón cercano.+
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Entrevista
Entrevista a Rafael Pérez Gay
Todo lo de cristal y el libro de la memoria José Luis Trueba Lara
Todo lo de cristal cuenta algunos de los veintidós cambios de domicilio en los que acompañé a mi familia y fueron parte de la educación sentimental del niño que fui en aquellos años. En esos días, cuando mi madre llegaba con las cajas de cartón —porque Ve la entrevista en la casa no había cofres, joyas ni embalajes, poren mascultura.mx que tampoco había dinero— todos comenzábamos a preparar la huida: éramos los reyes de la mudan- era dura, difícil, había que cuidarse muchísimo o podías tener za. Ahora nos ven y, un instante después, ya no nos problemas muy serios. Sin embargo, en esa época, los parques ven. Mis hermanas con un profesionalismo envidia- eran de los niños. Había una ciudad muy poderosa, muy viva, ciudad de calles por descubrir, de calles misteriosas que ble recogían lo que estaba en los clósets y movían una te invitaban a recorrerlas; pero eso ya se terminó en muchos los muebles que esperaban los cargadores. Y al me- sentidos, terminó con violencia, terminó porque la ciudad se nor de la familia, o sea el que está hablando en este convirtió en un suburbio del infierno. Por esta razón, si los jóvenes se acercan a Todo lo de crismomento, le decían: “Vas a envolver todo lo de cristal, lo podrían abordar como una historia de la Ciudad de Métal”. Y yo lo hacía con lo único que siempre sobraba xico o la historia de una familia trashumante que iba de una en la casa: los periódicos. Los cuales son artefactos casa rentada a otra. Por eso escribí sus páginas sintiendo los de los que nunca podría desligarme. Ahí es donde vientos de lo que estaba pasando. Por eso aparecen Díaz Orcomienza esta historia. daz y Uruchurtu, el regente de hierro que de muchas maneras Todo lo de cristal es una memoria personal y colectiva que intenta resonar en la memoria de los lectores, pero también un libro de iniciación. Por eso, al final de algunos capítulos, se afirma: “Así aprendí sobre la culpa”, “así aprendí sobre la lealtad”, “así aprendí sobre el sexo”, “así aprendí sobre la mentira”, “así escuché la palabra gravedad por primera vez en la casa”. Se trata de un libro de recuerdos que tienen que ver con la iniciación y la formación del carácter. Hasta aquí, todo parecería simple, absolutamente sencillo; sin embargo, al tener en mis manos el libro me asaltan las dudas: ¿lo que recuerdo y escribí es verdad o estoy inventando? Debido a esto, Todo lo de cristal también tiene una dimensión psicoanalítica. Consiste en un viaje al interior que se convierte en una especie de autoanálisis salvaje. ¿Cómo fue que me convertí en esto hoy? Ésa es la cuestión fundamental del libro. El libro responde a las preguntas de identidad. Mientras escribía Todo lo de cristal, mi hija me ayudó a enfrentar muchos de sus dilemas. Le dije que estaba trabajando en un libro sobre la memoria y mis recuerdos, pero que no necesariamente tenía que ser un libro de recuerdos. Quería que fuera mucho más amplio, que se internara en el país, en los sueños del niño que fui. Ella me acercó a los trabajos de un neurocientífico colombiano, y en esas páginas descubrí que la memoria no necesariamente miente: ella recrea, restaura y es absolutamente creativa. Éste es un asunto en el que había pensado varias veces: ¿escribo ficción o no escribo ficción? Pero hubo una momento en el que empecé a sentirme cómodo: ocurrió cuando derribé el muro que separa el periodismo de la literatura y comencé a escribir La ciudad que se revela en Todo lo de cristal no representa un mundo idílico. La Ciudad de México 32
transformó la ciudad: él la iluminó y construyó la Merced, pero tenía una rara obsesión por la noche; cerró los cabarets y, sospechosamente, odiaba la prostitución. Cuando ves que alguien odia demasiado algo, hay que preguntarse si no será que en el fondo le atrae demasiado. En Todo lo de cristal, el 68 se mira desde la memoria del niño que fui. Recuerdo a mi padre en esos días, muy tembloroso, llegando a la casa y preguntando por mi hermana, que era una militante muy seria. Vivíamos en el bulevar Miguel de Cervantes, donde es Slim City, pero que antes de mutar era una zona popular. Mi papá ya sabía lo que había pasado en Tlatelolco: en ese momento estaba en uno de los puentes y a su lado se encontraba un hombre con un pañuelo blanco. “Vámonos compañeros, que viene el ejército”, les dijo a los que estaban cerca. Mi papá vio llegar a las tropas sabiendo que su hija estaba en la plaza. Por suerte para todos, mi hermana llegó después. Estaba triste, muy triste, completamente desesperada. Sin embargo, para mí, el 68 era más cercano a Fallaste corazón, la gran telenovela en la que Cuco Sánchez actuaba junto a Sonia Furió y Lupita Lara, que hacía el papel de una ciega. Todo lo de cristal es la mezcla de todo eso: un recuerdo personal y colectivo en el cual se entretejen las palabras que nunca faltaban en la mesa: el Excélsior de Rodrigo del Llano y de Julio Scherer y, al lado, su gran oponente, El Heraldo de México, que tenía una sección deportiva impresa a todo color. Ese pasado, junto con la única nevada y la pasta para hacer globos, con las mudanzas incesantes y el descubrimiento de la ciudad es una parte de la trama y la urdimbre de mi nuevo libro.+
Entrevista
Entrevista a Marilina Barona
A
lo largo de su historia, la Feria Internacional los talleres están pensados para fomentar la lectura y no sólo para del Libro Infantil y Juvenil (filij) [nos dice lograr que los asistentes pasen un buen rato: la diversión y el fomento se unen en cada una de las actividades de la feria. Marilina Barona, cuyas palabras fluyen sin Por si todo esto no fuera suficiente, la filij también se hará interrupciones] ha tenido distintas sedes, como presente en una buena parte del país y será más internacional sucedió con el Centro Nacional de las Artes y con que nunca: estaremos en Argentina, Chile, Colombia, Guatemaotros espacios; sin embargo, desde el año pasado, la, Cuba, Estados Unidos, en todas la naciones donde están las nos decantamos por Chapultepec por una razón subsidiarias del Fondo de Cultura Económica. En estos espacios realizaremos presentaciones de libros, lecturas y otras actividadefinitiva: es el parque público por excelencia de la des. Además, se logró que, de manera simultánea, la filij llegara a Ciudad de México, a tal grado que podría jurar que otros estados del país y dejara de ser una fiesta absolutamente chino existe una persona en la capital del país que no langa: en veinte entidades también se realizarán actividades vincusepa dónde está y no lo conozca. Además de esto, ladas con la feria. Queremos que en cada uno de estos lugares —lo nosotros queremos que la filij sea una gran fiesta mismo en Chapultepec que en los estados o en los otros países— la feria sea tan concurrida como las estaciones del metro Pino Suárez popular, un lugar en el que todas las personas ten- en hora pico, que la gente pueda recorrer lo que ofrecen las edigan cabida y que la gente venga con su comida, que toriales pequeñas y grandes, que las personas se sumen a los tatire un mantel al suelo y se convierta en un día de lleres y a las demás actividades y, sobre todo, que hagan suya esta campo inolvidable. Así pues, esta edición —la nú- gran fiesta en favor del libro y el fomento de la lectura. La idea es mero 41— se llevará a cabo del 10 al 19 de noviem- que, cualquier día y a cualquier hora, los asistentes encuentran una actividad emocionante.+ bre, en el bosque de Chapultepec. Antes que nada, la filij se muestra como un espacio inclusivo, como una gran fiesta en la cual los modelos acartonados no tienen cabida. Por eso avanzamos hacia la ruptura de los protocolos y los formalismos: queremos dejar atrás la visión de las ferias del libro como lugares que sólo se dirigen a los adultos. En la filij no será un maestro de ceremonias quien esté a cargo de la inauguración y tampoco un servidor público quien lea el discurso inaugural. Estos papeles les corresponden a los destinatarios de la feria: las niñas y los niños que aman la lectura. Ellos deben inaugurar la feria: sus voces son más importantes que las de las otras personas. La filij representa un gran esfuerzo para promover la lectura, y esto implica que tenemos que trabajar en muchos frentes: tratamos de dar un gran impulso a la divulgación de la ciencia y a la ilustración; se llevarán a cabo cerca de 50 presentaciones artísticas, más de 60 presentaciones de libros infantiles y juveniles, además de 135 talleres, mesas redondas, charlas, animación a la lectura y exposiciones. Es más, en la filij vamos a tener un planetario inflable. Los talleres resultan muy importantes: lo que queremos es que cualquier niño, adolescente o joven que venga a la filij y no traiga dinero para comprar libros se sienta contento y bien tratado. Lo decisivo es que nadie salga triste y se lamente al decir “no compré nada”, por eso hay una oferta muy grande de talleres y otras actividades gratuitas para cualquiera que venga. Los que no compraron podrán decir “me recibieron, me atendieron muy bien, me divertí y, por supuesto, también aprendí”. No podemos olvidar que todos
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Ve la entrevista en mascultura.mx
LOS LEÍDOS NO FICCIÓN
FICCIÓN LA BIBLIOTECA DE LA MEDIANOCHE Matt Haig EDITORIAL PATRIA
Entre la vida y la muerte hay una biblioteca. Y los estantes de esa biblioteca son infinitos. Cada libro da la oportunidad de probar otra vida que podrías haber vivido y de comprobar cómo habrían cambiado las cosas si hubieras tomado otras decisiones... ¿Habrías hecho algo de manera diferente si hubieras tenido la oportunidad?
EL VIENTO CONOCE MI NOMBRE Isabel Allende PENGUIN RANDOM HOUSE
Una conmovedora novela de violencia, solidaridad, amor y redención, que narra las historias entrecruzadas de dos niños unidos por el desarraigo. Samuel Adler es un niño judío de seis años cuyo padre desaparece durante la Noche de los Cristales Rotos. Su madre, desesperada, le consigue una plaza en un tren que lo llevará desde la Austria nazi hasta Inglaterra. Ocho décadas más tarde, Anita Díaz, de siete años, sube con su madre a bordo de otro tren para escapar de un inminente peligro en El Salvador y exiliarse en Estados Unidos.
LA CANCIÓN DE AQUILES Madeline Miller ALIANZA DE NOVELA
De la autora de Circe, una epopeya inolvidable. Grecia en la era de los héroes. Patroclo, un príncipe joven y torpe, ha sido exiliado al reino de Ftía, donde vive a la sombra del rey Peleo y de su hijo divino, Aquiles. Aquiles, el mejor de los griegos, es todo lo que no es Patroclo: fuerte, apuesto, hijo de una diosa. Un día Aquiles toma bajo su protección al lastimoso príncipe y ese vínculo provisional da paso a una sólida amistad mientras ambos se convierten en jóvenes habilidosos en las artes de la guerra.
La evidencia científica muestra que los traumas pueden ser heredados. Existen pruebas fiables de que muchos problemas crónicos pueden tener su origen no en nuestras vivencias inmediatas o en desequilibrios químicos de nuestro cerebro, sino en las vidas de nuestros padres, abuelos o bisabuelos. Esta obra innovadora aporta una lúcida comprensión de los traumas heredados y ofrece poderosas herramientas para acabar con el sufrimiento que producen.
ENCUENTRA TU PERSONA VITAMINA Marian Rojas Estapé ESPASA MÉXICO
Muchos, hoy en día, arrastramos heridas emocionales que nos impiden conectar de forma sana con el entorno. Este libro te ayudará a comprender el vínculo con tus padres, tus hijos, tu pareja, tus amigos y tus compañeros de trabajo, a la vez que entiendes tu historia emocional. Porque cuando uno se comprende, se siente aliviado.
LA REVOLUCIÓN DE LA GLUCOSA Jessie Inchauspé DIANA MÉXICO
Mejora todos los aspectos de tu salud, desde el peso, el sueño, los antojos, el estado de ánimo, la energía, la piel e incluso retrasa el envejecimiento con trucos fáciles de implementar y basados en la ciencia que te ayudan a controlar tus niveles de azúcar en sangre mientras sigues comiendo los alimentos que te encantan. La bioquímica Jessie Inchauspé ofrece diez trucos simples y sorprendentes para ayudarnos a equilibrar nuestros niveles de glucosa y revertir sus síntomas.
ROMPER EL CÍRCULO Colleen Hoover PLANETA MÉXICO
EL PODER DEL AHORA Eckhart Tolle GRIJALBO
TODO LO DE CRISTAL Rafael Pérez Gay SEIX BARRAL MÉXICO
CÓMO HACER QUE TE PASEN COSAS BUENAS Marian Rojas Estapé EDITORIAL PLANETA
A veces quién más te quiere, es quien más daño te hace. Lily no siempre ha tenido una vida fácil, pero eso nunca le ha impedido luchar por lo que quiere y ha recorrido un largo camino para llegar a donde está ahora. Su vida comienza a cambiar el día que Ryle Kincaid, un extraordinario neurocirujano, se fija en ella.
La fuerza emotiva y la naturalidad prosística de Rafael Pérez Gay han logrado en este libro restaurar el pasado una vez más para mostrarnos al niño que fuimos un día. “Miramos el mundo una sola vez, en la infancia. Lo demás es memoria”, escribió Louise Glück. De eso trata este informe nocturno, como le llama el protagonista al recorrido por los lugares en los cuales vivió con su familia. Los reyes de la mudanza van y vienen por las distintas casas y departamentos de alquiler mientras la vida pasa en un camión cargado de enseres domésticos en la Ciudad de México de los sesenta.
JÓVENES
ESTE DOLOR NO ES MÍO. IDENTIFICA Y RESUELVE LOS TRAUMAS FAMILIARES HEREDADOS Mark Wolynn GAIA
INVISIBLE Eloy Moreno NUBE DE TINTA
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ALAS DE SANGRE (EMPÍREO I) Rebecca Yarros PLANETA
Escrito en un formato de preguntas y respuestas que lo hace muy accesible, El poder del ahora es una invitación a la reflexión, que le abrirá las puertas a la plenitud espiritual y le permitirá ver la vida con nuevos ojos y empezar a disfrutar del verdaderopoder del ahora.
Uniendo los puntos de vista científico, psicológico y humano, la autora nos ofrece una reflexión profunda, salpicada de útiles consejos y con vocación eminentemente didáctica, acerca de la aplicación de nuestras propias capacidades para procurarnos una existencia plena y feliz: conocer y optimizar determinadas zonas del cerebro; fijar metas y objetivos en la vida; ejercitar la voluntad; poner en marcha la inteligencia emocional; desarrollar la asertividad; evitar el exceso de autocrítica y autoexigencia; reivindicar el papel del optimismo.
EL PERFUME DEL REY Karine Bernal Lobo PLANETA MÉXICO
ALMENDRA Won pyung-Sohn OCÉANO GRAN TRAVESÍA
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A diferencia de otros autores que se pierden en libros demasiado teóricos, Joe Dispenza es capaz de explicar los procesos mentales y cómo incidir en ellos de forma clara, fresca e inspiradora, a partir de los últimos avances en neurociencia, biología y genética. El resultado es un método práctico de trasformación para crear prosperidad y riqueza, pero también un viaje prodigioso a un nuevo estado de conciencia.
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En este fascinante álbum para colorear se podrán apreciar algunas de las más grandes pinturas de Vincent van Gogh, así como las técnicas que utilizaba para pintar. El libro está diseñado para reducir el estrés mientras se pintan y recrean las obras de arte. El álbum incluye un ejemplo de paleta de colores, instrucciones sobre técnicas de coloreado, once páginas con las pinturas a todo color y láminas para colorear que son fáciles de desprender.
LAS MEDIDAS DE UNA CASA Xavier Fonseca Romero PAX Ésta es una obra imprescindible para arquitectos e ingenieros y, desde luego, para aquellos que están trabajando directamente en la construcción de sus casas. Expone de manera clara y sencilla todos los datos de la antropometría, análisis de mobiliario, diseño urbano, control ambiental, incluyendo el uso de energía solar, circulaciones y otras consideraciones importantes. Además, incluye un capítulo sobre las necesidades para conjuntos y zonas habitacionales.
MANUAL DEL CAFÉ Nicolás Artusi PLANETA MÉXICO
¿Qué variedad de café elegir? ¿Cómo influye el tostado? ¿Cuál es el molido ideal para una cafetera italiana? ¿A qué temperatura tiene que estar el agua? ¿Cuál es el tiempo de infusión correcto para una prensa francesa? ¿Qué características debe tener el espresso ideal? ¿Cuánta leche lleva un macchiato? Manual del café revela toda la información necesaria para preparar la bebida perfecta y disfrutarla en su máximo esplendor, con un recorrido que va desde las características de la planta hasta los efectos de la cafeína.
MANDALAS. NATURALEZA Y ANIMALES Larousse Editorial NUEVA IMAGEN
¡Más de 60 mandalas de la naturaleza y los animales, listos para ser coloreados! La carga de sabiduría contenida en los mandalas es tal que hoy en día podemos disfrutar no sólo de su belleza, sino también de la ayuda terapéutica para el bienestar y el equilibrio de la mente y, por lo tanto, del cuerpo. Colorear mandalas es una experiencia de paz y armonía que estimula los sentidos y permite un estado de meditación.
HARRY POTTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL J. K. Rowling SALAMANDRA INFANTIL Y JUVENIL
MI LIBRO MÁGICO Carmen Espinosa Elenes de Álvarez GRUPO EDITORIAL ONCESETENTA