Lee+ 152 El sentido de la vida

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AÑO 12 • NÚMERO 152 • ENERO 2022

Entrevistas con Ken Follet Elena Favilli David Keenan

PRECIO AL PÚBLICO 25 PESOS

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Editorial

Directora General y editora

El sentido de la vida

Índice 6 Todo lo que sé de vivir lo aprendí de las tiras cómicas Rodrigo Morlesin

7 Extracto del libro Amado líder 8 “Never” / Ken Follett 12 Una conversación con Alberto Ruy Sánchez (segunda parte) José Luis Trueba Lara

14 Entrevista con David Keenan Julio Trujillo

16 Entrevista con Elena Favilli Rodrigo Morlesin

18 Películas para darse sentido Gilberto Díaz

20 ¿Para qué nos engañamos?, la vida no tiene sentido José Luis Trueba Lara

22 Una plática con Claudia Duclaud 24 Entrevista a Eduardo Infante 26 La cultura francesa

Yara Sánchez De La Barquera Vidal

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yara@revistaleemas.mx

esde hace más de una década, nuestra sed de expresar nuestra individualidad ha sido generada por la manipulación de la mercadotecnia de la tecnología. Transmitimos, comentamos, nos hacemos presentes en línea todos los días, y vivimos ausentes de nuestra realidad física para generar una constante alimentación de nuestras vidas virtuales, autosometiéndonos a un teatro de vigilancia orwelliana. Entregamos nuestra humanidad para ser avatares de nosotros mismos, para vivir alteraciones de fantasías ofrecidas por empresas que viven de nuestro comportamiento alterado. Si nuestras acciones son pensadas para vivir virtualmente, para crear fachadas, no estamos muy lejos de vivir una vida de engaños, muy cercana a la de los políticos y a la de la gente que nos gusta criticar y tildar de estafadores. Proyecciones de vidas maquilladas que nos acercan a un cálculo de existencias. ¿Con quién estamos dialogando? Hemos creado nuestro propio Truman Show, pero a diferencia de Truman Burbank, nosotros somos conscientes de que la cámara está allí. Nosotros nos entregamos a montar el estudio portátil en nuestras manos, a cambio de nada. Cada quien deberá salirse de su propio show. Cada quien sabe qué le da sentido a su vida y para qué. Y si no lo sabes aún, en esta edición de Lee+ te invitamos a que te animes a, por lo menos, generar la pregunta. Además, en este número entrevistamos a Ken Follet y a Alberto Ruy Sánchez sobre sus más recientes novelas; nos adentramos en la filosofía de los cínicos como una manera de darle sentido a la vida, y, entre otras novedades, conversamos con Elena Favilli, David Keenan, Claudia Duclaud, y nos asomamos a la obra de Klossowski. Nada le falta a esta entrega para abrir el año y encontrar nuevos caminos. +

bajo la lupa de Klossowski Carlos Torres Tinajero

26 Cinco libros para entender la vida ¡Anúnciate con nosotros!

Yara Sánchez De La Barquera Directora General Revista Lee+ de Librerías Gandhi

Coeditor José Luis Trueba Lara jtrueba@revistaleemas.mx Director de arte y editor audiovisual Edwin Reyes Maya edwin@revistaleemas.mx Difusión Cultural Beatriz Vidal De Alba beatriz@revistaleemas.mx Marketing Fabián Vásquez Escalante fabian@revistaleemas.mx Correctora de estilo Mariana Aguilar Mejía Editora de contenido web Citlali Figueroa Consejo editorial Alberto Achar

En portada : Ilustración inspirada en la película The Truman Show (1998) Dir. Peter Weir Diseño original para Lee+ por Rodrigo Rojas @rodrohas

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Editor responsable: Yara Beatriz Sánchez De La Barquera Vidal, Información y Ventas Publicidad: (55) 5335 1327. Editado por www.taraediciones.mx contacto@revistaleemas.mx, Distribución: Librerías Gandhi, S.A. de C.V., Dirección: Calle Comunal No.7, Col. Agricola Chimalistac, C.P. 01050, Alcaldía Álvaro Obregón CDMX. Número de Reserva al Título ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2009-051820092500-102. Certificado de Licitud de Título No. 14505 y Certificado de Licitud de Contenido No. 12078 expedidos en la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registro Postal EN TRÁMITE. Preprensa e impresión: Multigráfica Publicitaria S.A. de C.V. en Democracias no. 116, col. San Miguel Amantla, Azcapotzalco, C.P. 02700, Ciudad de México. Título incorporado en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa e indirecta, por cualquier medio o procedimiento, del contenido de la presente obra, sin contar con la autorización previa, expresa y por escrito del editor, en términos de la legislación autoral y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables, la persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones correspondientes. El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores. Librerías Gandhi y la casa editorial se deslindan de los mensajes expresados en los espacios publicitarios cuya responsabilidad pertenece al anunciante. Hecho en México.

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Tema del mes

La vida de cuadritos:

todo lo que sé de vivir lo aprendí de las tiras cómicas Rodrigo Morlesin

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ada domingo por la mañana, desde la ventana de la cocina se podía ver un desfile de familias: las niñas, con moños, vestidos almidonados y zapatos de charol; los niños, engominados, de pantalón corto y zapatos bien boleados. Todos iban a misa. —¿Por qué nosotros no vamos a la iglesia, pa? —Porque en nuestra familia somos librepensadores —respondía mi padre. Y yo, sin comprender muy bien a qué se refería, paseaba mi último bocado de hot cakes sobre el lago de miel. Después de desayunar y con los dientes cepillados, llegaba el momento de asistir al rito semanal. Yo tenía otra religión, y era tan devoto como las niñas y niños de mi ventana. Mi religión era el comicteísmo. Tirado encima de la sábana de papel, leía la vida y obra de santa Mafalda, san Charlie Brown, y los héroes Calvin y Hobbes. Lecciones de vida que más adelante me definirían como adulto. Muchos años después, me enteraría de que Rabanitos (mejor conocida como Snoopy), creada por Charles M. Schulz en 1950, es considerada la tira cómica más importante del siglo xx. De esta pandilla aprendí el poder de la resiliencia: la fortaleza de espíritu que se requiere para ser un perdedor exitoso, como Carlitos, el niño al que todo le sale mal, pero cuyos amigos y fuerza de espíritu le dan el impulso necesario para seguir fiel a sí mismo, crítico de la norma y de lo convencional, todo un inadaptado. En aquella época, el periódico pintaba las manos ¡y el pijama! ¡Cuántos sermones escuché cuando mi mamá descubría letras invertidas o la cara de Lucy o Linus estampadas en la tela! Por otra parte, Calvin y Hobbes, creada por Bill Watterson en 1985, me enseñaría a no sentir vergüenza por soñar despierto; a reconocer en el absurdo el arma para combatir la abrumadora realidad. Este binomio de niño y tigre no sólo me entretenía en domingo, sino que me planteaba preguntas para el día a día, preguntas que sigo sin responderme. Y mientras Calvin reclamaba a todo pulmón su derecho a explorar su universo de seis paneles, la casa se impregnaba del olor a tortilla de patatas, si cocinaba mi papá; a pasta, si cocinaba mi mamá. Los librepensadores tienen buen colmillo, y yo no he vuelto a probar una tortilla de patatas tan perfecta como la que hacía mi papá, y tampoco lo pretendo. Serrat cantaba “Para la libertad”, “Esos locos bajitos” o “Mediterráneo”. Recuerdo cuando mi papá enloqueció porque alguien había rayado el lp de En tránsito. Juro que no fui yo. Mi hermano juraba que no fue él. Gerónimo, nuestro gato, nos miraba de reojo, acostado sobre las hojas de periódico tiradas en la sala: sabía quién había sido; miraba al culpable; me miraba sin maullar nada. Mientras tanto, yo volvía a mi encuentro dominical buscando entre las páginas la melena inconfundible de Mafalda… esa niña tan pequeña como sarcástica, tan inquisitiva como fiel. Esta tira me daría las claves de la inconformidad; la comprensión de que mientras antes se hagan las preguntas incómodas, mejor. Mafalda: odiante de la sopa, amante del planeta, e hija adoptiva de todo un continente que hablaba su idioma y de todo un mundo que la colocaba en el nicho central de la iglesia del comicteísmo, colmándola de flores y de halagos. Quino, su creador, no sólo era un observador de lo cotidiano: con tinta y papel ponía en jaque al sistema, a través de un idealismo brutal en la forma de una niña de cuatro años. Y claro que no eran los únicos: Flash Gordon, Periquita, Educando a papá, Popeye y Prince Valiant estaban ahí, esperando su turno, pero no formarían parte de mi credo. Su destino estaba en la cocina. Bajo el fregadero, hacían fila para madurar fruta o como mantel de mesa, mientras mi papá dejaba en peor estado todo lo que intentaba reparar. Así eran mis domingos: encontraba el sentido de la vida en las páginas del periódico. Ésta era mi vida cuando tenía más preguntas que respuestas… Bueno, eso sigue igual, gracias a Carlitos y su pandilla, a Calvin y su inseparable Hobbes, a Mafalda y familia. Gracias a que me hicieron la vida de cuadritos. +

6 Rodrigo Morlesin. Escritor, diseñador y traductor de libros para niñas y niños. También es editor y diseñador en la Unesco México. Su nueva novela, ¿A dónde va este tren?, es publicada por Planeta Junior. @rodrigo_morlesin (Instagram) <www. morlesin.com>


(Extracto de las páginas 33-36)

COMO AGUA POR LAS GRIETAS Un movimiento populista en ascenso es señal de que el sistema ha sido incapaz de resolver las tensiones, al menos porque sus partidos tradicionales no contienen ya a las voces disidentes, ni articulan la agitación y la confusión provocadas por las crisis. A la vez que señala un problema, el populismo puede agudizarlo, pues sus movimientos son efectivos desde la oposición, pero inhábiles cuando acceden al gobierno. Son outsiders que no trabajan con consensos ni compromisos, pues lo suyo es medrar mediante la exacerbación de las tensiones. Y no buscan acuerdos porque necesitan el campo político limpio como tabula rasa: Amado Líder quiere el poder para refundar la nación. No son tiempos sencillos. Occidente está en declive y Estados Unidos, su líder cultural, es una maquinaria oxidada pintada de cuando en cuando a un costo creciente que no puede ocultar por completo la herrumbre. El mundo observa los desafíos de la siempre expansionista Rusia, sostenida por la autocracia de Vladimir Putin. Como él, otros gobiernos autoritarios actúan con desparpajo y a la luz del día contra sus opositores y adversarios sin temor a las reprimendas y sanciones de Occidente, que sólo parecen ser efectivas con naciones pequeñas y no alineadas. China se consolida como la nueva superpotencia del mundo multipolar —fue el segundo inversor global en 2018— y sus colocaciones financieras, que son crecientes en América Latina en especial en petróleo y minería, ya han creado relaciones desafiantes para los países receptores de crédito. Venezuela es el principal receptor de fondos chinos por volumen y per cápita, seguido de Ecuador. China es, además, el principal socio comercial de Brasil y también un fuerte inversor en Argentina. Los Estados han quedado superados por la velocidad y autonomía con que circula el capital financiero, y el poder determinante de numerosas corporaciones globales —el valor de mercado de Apple en 2019 era superior al pib de Brasil, la mayor economía latinoamericana. Particularmente en los países en vías de desarrollo, la capacidad de los gobiernos para establecer condiciones razonables a la inversión internacional estará cada vez más en entredicho. La incidencia de una región como América Latina en el juego geopolítico es reducida. El mundo nos ha prestado atención, sobre todo, cuando nos metimos en problemas. En condiciones de estabilidad, somos un niño pequeño en la mesa. Habla y es tolerado, pero las decisiones son de los mayores. Europa lo sabe ya y América Latina lo verá con claridad en no más de dos décadas: no se podrán pagar pensiones en el futuro mediato y, antes de eso, veremos a los hospitales colapsar; las infraestructuras dependerán crecientemente del auxilio de benefactores y las cuentas fiscales requerirán flexibilidad, maquillaje, privatización o mecenas para sobrevivir. Ya hoy una sección de los presupuestos de ciencia está sostenida por la filantropía privada —que tiene una predecible agenda propia— y es probable que la fracción de la torta se amplíe sobre todo en proyectos de investigaciones aplicadas. La ficción de que las arcas públicas aún pueden ocuparse de las demandas de todos los ciudadanos potenciará contradicciones ya existentes, y creará otras. La brecha norte-sur reconoce hoy ya disputas interiores en el norte-norte. Legislaturas de estados republicanos de Estados Unidos han aprobado normas que contradicen el espíritu progresista de sus pares demócratas en materia de derechos de minorías, mientras que algunos de esos gobiernos conservadores litigan contra disposiciones del gobierno federal en asuntos de salud reproductiva, medio ambiente, matriz energética y derechos electorales. En Europa, por ejemplo, fue notoria en 2020 la resistencia del gobierno de Holanda a que la ue emitiera bonos de deuda colectiva como pedían varias naciones mediterráneas para sortear la crisis económica producida por el coronavirus. El conflicto Cataluña-España ha mostrado las divergencias entre el gobierno central y

Extracto

Amado líder

Busca la entrevista en mascultura.mx y en YouTube revistaleemasdegandhi

el comunitario, alimentando la grieta entre los militantes de ambos nacionalismos, unos porque aseguran ser un motor económico indispensable de la nación española y los otros, porque se dicen cansados de subsidiarlos. Si esas disputas ya han alimentado proyectos nacionalistas alternativos, la profundización de la brecha norte-sur será pasto reseco para el fuego xenófobo y el racismo. Hacia 2019, el neopopulista Matteo Salvini se resistía a seguir tomando refugiados subsaharianos que llegaban en balsas a la isla de Lampedusa bajo el argumento de que Europa había condenado a Italia a asumir una función que no le correspondía. La derecha griega ganó muchos puntos electorales durante los años en que el país fue un área de acceso a la Europa continental para decenas de miles de familias sirias que escapaban de las masacres de Bashar al-Assad. Las migraciones masivas no se detendrán. El regreso del Talibán a Afganistán tras la derrota de Estados Unidos y sus aliados, producirá una nueva crisis de refugiados. El cambio climático obligará a nuevas marchas hacia países con mayor seguridad alimentaria. Las persecuciones políticas y religiosas seguirán siendo significativas justo cuando las naciones desarrolladas de Occidente no tienen ya capacidad para atender a sus ciudadanos y las demandas del mundo multipolar. La sensación de catástrofe se acrecienta con la ansiedad. El mar de datos macroeconómicos suele traducirse a la microeconomía bajo la noción de la confianza del consumidor. La gente cree en las cifras difundidas o, para bien o para mal, desarrolla una percepción distorsionada de su impacto. La idea de inseguridad adquiere cuerpo si se alientan ciertas creencias: la de que las ciudades sufren más violencia por el arribo de extranjeros pobres; la de que esas personas obtienen empleos que de otra forma serían de connacionales; y la de que millares de extraños se resisten a integrarse en la cultura nacional. De hecho, numerosos procesos populistas —como el Brexit o la presidencia de Trump— se han sostenido en la aceptación de falsedades presentadas como hechos o en la magnificación de ciertos problemas. Todas las derechas han hecho de los musulmanes sujeto de ese miedo; Trump empleó el terror a los maras y fantaseó con la inseguridad y violencia que llevaban a las ciudades estadounidenses los migrantes centroamericanos. Pero muchas vivencias son tan realistas como se sienten. La deslocalización laboral benefició las cuentas de las empresas que trasladaron producción al extranjero, mientras produce bolsones de trabajadores desempleados y sin entrenamiento adecuado para regresar a un mercado que demanda nuevas habilidades. Llamativamente, incluso los graduados universitarios que invirtieron en su educación, no obtienen buenos trabajos o ninguno, pues la competencia es elevada y en muchas economías no parece haber suficiente demanda para tanta oferta capacitada. La productividad global no ha dejado de crecer en los últimos treinta años, pero los salarios no se acoplaron a ese ritmo. Los jóvenes trabajan más que sus padres para acceder más tarde a una casa más cara. Y aunque la indigencia en general ha disminuido, las élites de millonarios y billonarios captan más riqueza relativa que el resto de la sociedad. 7


Por Ken Follett

Never

Cuando tenía doce años, Ken Follett descubrió una de las novelas de la saga de James Bond: Vive y deja morir. “Me deslumbró —dijo en una entrevista con la BBC—. La amé y leí todos los libros de Ian Fleming”. Las huellas de ese personaje se le quedaron marcadas y sus libros, que oscilan entre la historia y el thriller, se convirtieron en éxitos indudables. Nunca, la nueva novela de Ken Follett llegó a la librería y él nos envió este texto con una indicación precisa: publicarlo sin ningún cambio. Así pues, aquí están las palabras de Follett, uno de los autores más leídos en Occidente.

“N

En el desierto del Sahara, dos agentes de inteligencia siguen la pista a un poderoso grupo terrorista arriesgando sus vidas y se enamoran perdidamente. En China, un poderoso integrante del gobierno ambiciona enfrentarse a los viejos halcones del ala dura del Partido que amenazan con empujar al país a un punto de no retorno. Y en Estados Unidos, la presidenta se enfrenta a una crisis global y al asedio de sus implacables oponentes políticos. Ella está dispuesta a todo para evitar una guerra innecesaria. Pero cuando un acto de agresión conduce a otro y las potencias más poderosas del mundo se ven atrapadas en una compleja red de alianzas de la que no pueden escapar, comienza una frenética carrera contrarreloj. ¿Podrá alguien, incluso con las mejores intenciones y las más excepcionales habilidades, detener lo inevitable?

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ever” takes place in the present, but it was inspired by events that happened more than a hundred years ago. I studied the path that led to the First World War, while I was writing “Fall of Giants”, and what struck me was the fact that no national leader actually wanted a European war. Yet each of the emperors and prime ministers took small, quite rational steps that led to the worst war the human race had ever known. And that realization led me to ask: Could it happen again? I see four stages on the path to war: the spark, the escalation, the existential threat, and the commitment. My first task in writing “Never” was to consider what the flashpoint leading to World War Three might be. I put this question to several people with experience of international affairs at a high level who were kind enough to give me interviews: former Prime Minister Gordon Brown, European First Minister Baroness Ashton, Sir Kim Darroch, who was British ambassador to Washington for a number of years. A flashpoint is a place where a conflict could involve the major powers, and there is no shortage of possibilities: Ukraine, the Strait of Hormuz, Kashmir, Taiwan, various locations in the South China Sea, and more. What happens in “Never” is that the world leaders—of the USA, China, and other countries—successfully negotiate a number of minor crises, until there is one that has longer-term effects. And the next step is escalation. Back in 1914, Emperor Franz-Josef felt he had to punish Serbia, a weak and subservient satellite of the Austro-Hungarian empire; and he declared war on Serbia. This was the first step on the ladder of escalation. There were some in the Austrian ruling elite who believed that the punishment of Serbia, although necessary, might have been achieved by measures short of war. But, on balance, Franz-Josef’s action was generally considered to be reasonable, by the standards of the time. Nevertheless, the declaration of war on Serbia alarmed the Russians. Serbia was part of that Balkan region that neighboured both Austria and Russia, two great empires, and encroachment into this zone by either side was seen as aggressive. So Tsar Nicholas II mobilized the Russian army. Once again, a lesser reaction might have sufficed, but the Russian generals told the Tsar that a partial mobilisation was impossible, so they called up the entire army of three million men. With hindsight, we may say that this was an overreaction, but at the time it was seen as reasonable. Nevertheless this was the second step up the ladder. It is all too easy to see how this kind of thing can occur in our time. The Americans step up sanctions on Iran, so the Iranians seize an oil tanker in the Strait of Hormuz. The Canadians arrest the CFO of Huawei, so the Chinese arrest two Canadians and charge them

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Crédito: Barbara Follett

KEN FOLLETT

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Por Ken Follett 10

with espionage. The US Sixth Fleet bombards a village in Lebanon and Hezbollah bombs the Marine Corps barracks in Beirut. Sometimes, political leaders refrain from retaliation; but they generally get no thanks from their voters, who want their country to look strong. Now consider the position of the German Kaiser as three million Russian soldiers began to assemble on Russia’s borders with Germany and with Austria, Germany’s ally. Kaiser Wilhelm had to mobilize the German army—indeed, anything else would have been a dereliction of duty amounting to treason, and Europe took another step up the fatal ladder. But that was not enough for Germany. The German high command believed they could defeat either Russia or France but not both. So the German government asked the French for a pledge of neutrality in the event of a war between Germany and Russia. But France had a defence treaty with Russia, a treaty that would be violated by a declaration of neutrality. Treaties can always be broken, but it was clearly in France’s interests to keep an ally as powerful as Russia. Yet again, we may say with hindsight that if the French Prime Minister, René Viviani, had entered into some kind of peace talks with Kaiser Wilhelm, then he might have saved millions of French lives. And again, few people at the time saw it that way. In any event, Viviani refused point blank to give Wilhelm the assurance the Germans demanded. For the Kaiser, this was an existential threat; a threat to the very existence of his country, and mere tension became present danger. Germany was threatened from both east and west. The High Command in Berlin believed, probably rightly, that their only chance of survival was to neutralize France—which they thought they could do very quickly, and they were right—then, with their rear secured, turn and face the more formidable enemy in the east. So the final stage, the commitment, came quickly. Germany invaded France, and apocalypse arrived. There is a similar moment in “Never”. I don’t want to give away too much of the plot, but the leader of one nation says: My country is on the point of being wiped out; I myself will certainly be murdered; I have nothing to lose; I will release the most terrible weapons at my disposal. In 1914 it was only the first and last of the dominoes that had much real choice. Emperor Franz-Josef of Austria could have opted for a less inflammatory response to the assassination in Sarajevo; and now, in the last lethal decision before the slaughter began, the British had a choice whether to join in. Britain had a defensive treaty with France, but that could have been broken, the justification being that France, in refusing to declare neutrality, had brought the invasion down upon itself. However, the British wanted to take part. It’s a cliche of our history that the British have always seen the most powerful country on the European continent as the enemy, and therefore have generally sided with the second most powerful continental power, to ensure that there was never a serious rival to Britain’s hegemony.

And so World War One happened more or less by accident. The heart of my novel, and the most fascinating aspect for me, is the middle, the way the crisis escalates. How do moderate, centrist leaders make decisions that lead to catastrophic war? Why did Japan’s rulers choose in 1941 to attack the USA—the richest, most powerful nation in the history of human civilization? How did President Lyndon Johnson slowly and inexorably become entangled in Vietnam, ruining his reputation and his country’s too? I don’t know the answers, of course, but I offer a different way to shed light on the questions. The novelist, with fictional characters, has permission to imagine the interior emotions and thought processes of men and women who make world-changing decisions. In “Never”, there is a parallel between Washington and Beijing. Both leaders—smart, well-intentioned people in my story—are trying to walk a tightrope. The American president, a republican, struggles to avoid war while fending off nationalist attacks from her gungho rival in the primaries. The Chinese president is a progressive by inclination but hampered by the hard-line communists who hold ultimate power. People hate their country to look weak, and this pressure nudges leaders into decisions somewhat riskier than their inclinations. But for a while each of these decisions falls short of being fatal. Franz-Josef’s declaration of war on Serbia did not have to threaten Russia; the Tsar and the Kaiser could have reached a modus vivendi. But eventually one of those decisions comes to seem existential. In 1914 it seemed to the Germans that France and Russia were going to crush them in an East-West nutcracker, and the prosperous nation they had created in the last half century might just vanish, as Poland had. In such circumstances nations take risks. Kaiser Wilhelm did not want war; but if it was going to happen he wanted to fight on his own terms. And so he invaded France. It wasn’t over then. The Russians could have held their hand, but they invaded Germany from the east. The British could have stayed out, in which case the battle of France would have been short and many lives would have been saved. But once again the national leaders made decisions that seemed to them sensible, perhaps inevitable; and the result was four years of slaughter on a scale they had never imagined. And that’s how my story develops: a series of minor conflicts, one of which is more dangerous than usual; a gradual escalation as every action causes a more aggressive reaction; an existential moment when one country feels its very existence is at stake; and then the ultimate decision, whether or not to start a nuclear war. I’m not going to tell you whether nuclear war actually happens in the story; when you read the book you won’t know until the last page. And then, when you know the ending, I ask you please not to tell anyone. Agradecemos el apoyo de Penguin Random House USA por el apoyo para esta publicación.


Durante diez años, mientras trabajaba como profesora de griego y latín, Madeline Miller escribió La canción de Aquiles, una novela que narra la historia de la guerra de Troya desde el punto de vista de Patrocolo, el amante del héroe que morirá a manos de uno de sus enemigos y desencadenará la furia que trastocó el rumbo de la guerra. Cuando La canción de Aquiles fue publicada los reconocimientos llegaron de inmediato: se ganó un lugar en la lista de los libros mejor vendidos de The New York Times, obtuvo el Women's Prize for Fiction y en Goodreaders obtuvo más de medio millón de likes. Madeline Miller ya es muy conocida por nosotros y su apego a la Antigüedad Clásica nació desde que era niña: su madre, en vez de cuentos infantiles, le leía las obras de Homero. La Ilíada y la Odisea quedaron tatuadas en su piel y sus letras quedaron marcadas por ellas: esto fue lo que sucedió con su novela Circe, la cual nos lleva descubrir a una mujer poderosísima y que apenas fue delineada por el rapsoda. Esta obra se ha mantenido en la lista de los libro mejor vendidos durante más de un año y, desde que fue publicada, La canción de Aquiles ha seguido la misma ruta. La canción de Aquiles es una lectura obligada. Su éxito y sus reconocimientos no son casuales. A esto se suma la posibilidad de descubrir una nueva perspectiva sobre el mundo de los dioses y los hombres de la Antigüedad Clásica, una mirada que nos muestra la mitología con una luz asombrosa.


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Crédito: Nina Subin

Una conversación con Alberto Ruy Sánchez (segunda parte)


Al totalitarismo no le interesa un artista que piense distinto

Ve la entrevista en mascultura.mx y en YouTube revistaleemasdegandhi

José Luis Trueba Lara Continuación de la entrevista publicada en nuestro número 151, diciembre de 2021

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En El expediente Anna Ajmátova, las situaciones se muestran de una manera distinta de la historia de mármol. Sus páginas no te llevan a concluir, sino a exponer otras hipótesis y a plantear la posibilidad de la duda. En la novela se dice: ésta es la opinión de la mujer que escribe el expediente de Anna; a lo mejor sus palabras no son precisas; a lo mejor son falsas, o tal vez son algo más que escapa de esos límites Yo me considero y me he considerado siempre un escritor documentalista, incluyendo cuando me adentro en el deseo. Todo lo que he escrito sobre el deseo nace de lo que le pregunto a la gente, no de lo que se me ocurrió. En el caso de El expediente Anna Ajmátova, al tener toda la documentación, decido qué hipótesis puedo desarrollar a partir de lo posible. Lo interesante es nunca perder el punto de vista de lo humano y no crear un mundo de buenos y malos; todos tienen la posibilidad de la banalidad del mal. Algo que trato de hacer en este libro es centrarme en la poética de Ajmátova, no en su psicología, como sería lógico en una novela tradicional del siglo xix o del xx.

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Resulta apasionante adentrarse en esos grandes creadores de una literatura de una densidad asombrosa y, además, cuyas vidas transcurrieron en un momento histórico que definió mucho de lo que ahora vivimos; penetrar en lo que experimenta la gente que insiste en justificar su pasión por vivir esa vieja ilusión que puede justificarlo todo: no importa si se trata de robar, mentir o matar. La lectura que mucha gente ha hecho de El expediente Anna Ajmátova, como si estuviera hablando del México de hoy, no se da cuenta de que es mucho más grande. En España, un señor me dijo: “Usted está hablando de Cuba, ¿verdad?”, y otros me comentaron que la novela hablaba de Polonia o de Venezuela. La novela habla de otra cosa, de la pulsión autoritaria que surge y resurge. Lo que traté de escribir y comprender es el lugar que ocupa la poesía como algo completamente distinto. Sus consecuencias se vuelven parte de la naturaleza de la lectura: el escritor es como un chamán que invoca al fuego, pero sólo el lector lo enciende. Lo que le pasa a Anna Ajmátova por esta razón es tremendo: lo que ella escribe se convierte en un explosivo en la mente de los disidentes, aunque su poesía no trata para nada la situación política. Habla del alma, habla del amor de una forma paradójica: una antidoxa que le da la vuelta al dogma. Ella le pregunta a uno de sus maestros, que la pretendía: “¿De verdad somos cercanos o sólo estabas enamorado de mí?”. En los valores comunes, cualquiera diría que lo más importante es estar enamorado, pero ella habla de “ser cercano”, que es mucho más profundo que estar enamorado. Estar cercano reclama la lucidez que le da la vuelta a la ceguera del amor. Entender este fenómeno te lleva mucho más allá de una posición política. Esta dimensión resulta una banalidad ante la densidad humana con la que nos enfrentamos cada día. Por esta razón, uno de los esfuerzos totalitarios consiste en quitarles su riqueza a las dimensiones humanas —como el amor o la amistad— y obligar a la gente a vivir en favor o en contra, a sufrir la banalización de lo humano. +


Entrevista a David Keenan

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remiado autor de cuatro novelas, reconocido crítico musical y colaborador de The Wire, David Keenan irrumpe en nuestro idioma con Por los buenos tiempos, una novela tan violenta como conmovedora, que se puede leer con música de Perry Como de fondo, mientras afilamos nuestros cuchillos.

Es difícil describir tu libro en pocas palabras, ¿lo puedes hacer tú? La historia está basada en la amistad entre cuatro hombres jóvenes que crecen durante el conflicto norirlandés en Belfast. Es sobre la resiliencia de estos jóvenes desde un punto de vista microhistórico: las vidas reales de la gente y cómo se desarrollan, cómo los atrapa la historia. Hay algo inevitable en lo que les sucede: los atrae la violencia paramilitar por ser quienes son y vivir donde viven; pero de alguna manera son capaces de transformar su realidad y de redimir sus vidas a través de la narración de su propia, ineluctable historia.

Dices resiliencia. Yo añadiría amistad y traición, además de la política. Tus personajes no son políticos, tu libro tampoco, pero la política está en todos lados. No es un libro político, por eso lo abordo desde la microhistoria. Para mí, de alguna manera, la ficción puede acercarse más a la realidad histórica que la narración meramente objetiva, factual, porque entramos en las psiques. Ya no estamos en el gran consenso de lo que fue el conflicto en Irlanda (Bobby Sands, el Domingo Sangriento), sino en la experiencia de unos chicos a nivel de piso; unos chicos que no están operando de manera política: son políticamente ignorantes —de hecho, son medio gánsteres—, pero se ven atrapados. Se enamoran del poder; comienzan a mandar sobre su territorio y se convierten en una especie de estrellas de cine… Yo quería hablar sobre cómo unos niños se ven atrapados en esto de una manera no ideológica, porque en realidad no tienen opción. Había una especie de inevitabilidad en lo que tenías que hacer: si vivías en Ardoyne en los setenta, durante los conflictos, yo diría que te ibas a ver involucrado con el Ejército Republicano Irlandés, pero en otra circunstancia o lugar probablemente te ibas a ver involucrado con la Fuerza Voluntaria del Ulster: era inevitable. Esto te hace sentir simpatía por ellos, incluso por asesinos o gente violenta, pues, ¿pudo haber sido de otra manera? Y tú, en esa misma circunstancia, ¿qué hubieras hecho? ¿Hubieras actuado moral y no tribalmente? Lo dudo. Así que quise escribir una historia que no cuentan los libros oficiales para los chicos que se vieron involucrados en eso. ¿Cómo era, para los jóvenes, estar vivo en esas circunstancias? ¿Dirías que para ellos no hubo otra opción más que ser rebeldes? El más rebelde es Tommy, el héroe del libro. Sammy, el narrador, está de alguna manera enamorado de él, de tal manera que Tommy lo traiciona y la reacción de Sammy es admirarlo más. La manera en que Tommy desempeña su papel a la perfección llega a tal extremo que convence a ambos lados. Cuando hablo de lo ineluctable que es todo esto, Sammy se maravilla de lo mismo: de que Tommy quepa en su rol y le diga sí a lo que tiene que ser. Lo que el libro quiere es responder a las preguntas ¿cómo le dices que sí al sufrimiento?, ¿cómo le dices que sí a la violencia? Pues no maldiciéndola, pero redimiéndola. Estos personajes son moralmente horribles de muchas formas: psicópatas de hecho, increíblemente violentos y, sin embargo, los quieres; te rindes ante ellos, y cuando Tommy muere, lloras. Yo siempre lloro, porque aprendes a quererlo y a entender su vida: quise mostrar seres humanos redondos, no meras cifras para hacer un comentario político. Tocas el tema de la violencia. ¿Es difícil escribir sobre ella sin hacerla glamorosa? Yo no hago a la violencia glamorosa: la violencia hace glamorosa a la violencia. Tiene un glamour, una mística y un atractivo, especialmente si te convences a ti mismo de que estás ejerciendo violencia para un bien ulterior, contra alguien que es malo: ése es el pensamiento tribal básico, y resulta terrible, pero cualquier persona es capaz de ser violenta. Todos mis amigos son muy liberales y suaves, pero no hay uno de ellos que no crea que la violencia ejercida contra un grupo que es malo va a hacer de este mundo un lugar mejor… Yo no creo en eso, pero entiendo que se trata de una presencia de la que no nos podemos deshacer, ni queremos: nos gusta cortejar al peligro y a la violencia. Hay que confrontar eso y no pretender que la violencia no es glamorosa. Lo que pasa es que te ves atrapado en un círculo del que no puedes salir, por ello el libro está escrito como un inescapable uroboros: la serpiente aparece todo el tiempo y se muerde la cola; la violencia es un ciclo inescapable. Al final del libro, Sammy dice que su superpoder es el olvido, pero no podemos olvidar, ¿quién puede olvidar la violencia? Yo entiendo a las víctimas que quieren una revancha violenta. Pero nunca termina, y hay algo sagrado en la violencia. Por los buenos tiempos se trata de eso: de la naturaleza sagrada de la violencia; de la violencia de nuestros nacimientos y muertes; de los reinos sagrados de la violencia que el decoro y las normas sociales rechazan. Pero cuando todo eso se disuelve y la violencia explota, estás en el reino de lo sagrado, y es aterrorizante. Eso está en el libro; la violencia se hace glamorosa a sí misma, pero yo busco su interpretación sagrada, porque así se redime. La violencia no es consensual: te sucede de repente, y ser un hombre es un prospecto permanentemente peligroso. Existe el potencial permanente de la violencia si eres un hombre: el libro es sobre hombres y masculinidades.

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Cuéntame de la música, que es una presencia permanente en este libro desde su título, que proviene de una canción de Perry Como. Todas mis novelas aspiran al estatus de la música. Quiero escribir más allá de la articulación, más allá de las palabras. Eso es lo que la música siempre me provoca; así que incluso al escribir me preocupan mucho el ritmo, la cadencia, la rapsodia lírica. Leo en voz alta para asegurarme de que fluyo. A mis personajes les gusta la música también, y cantan… Entonces descubrí que Perry Como tenía que ser la desconexión entre ellos y la realidad. Perry Como, de alguna manera, sostiene un espejo disonante en el que se miran. Entonces, tenemos la fantasía de un cantante que no bebe, que no fuma, que es fiel; todo lo que ellos no son, pero a lo cual aspiran. Estos personajes tienen una actitud muy inocente frente al arte, que a mí me conmovía, pero ya no tanto, porque ésta es gente sin educación que cree que el arte va a mejorarlos, y yo odio eso, porque relega al arte a ser funcional. Odio eso, pero me encanta cuando se manifiesta de manera inocente con Tommy y Sammy. Me parece hermoso que quieran ser buenos y aspirar, en una zona de guerra, a ser Como, a ponerse su loción, vestirse, ponerse sus cadenas, sus anillos y salir. Es resiliente, como ser rockero o mod. Y también está el humor por todos lados. Mi papá y todos sus hermanos crecieron en Belfast durante los conflictos, y cuentan historias terroríficas de la vida de todos los días en Belfast, cosas inverosímiles, pero se mueren de risa. “¿Supiste lo que le pasó a Tommy?”, y contaban una historia increíble llorando de risa. La convertían en un chiste: te das cuenta de que estan redimiendo su propio sufrimiento al acudir al humor y reírse… Cuán profundamente hermoso es eso; qué profunda función tiene el humor para los humanos. Creo que una sociedad que no puede reírse de sí misma está jodida, genuinamente jodida, y en un peligroso nivel de desarrollo. Yo comencé a entender los chistes irlandeses como una manera de redimir la realidad y, cuando los escribí en la página, lo hice como si fueran poemas, poemas de vanguardia, porque así se leen, y me di cuenta de que ésa es una manera espontánea de escribir prosa experimental: redimiendo al mundo a través del lenguaje; reescribiéndolo. Ésa es la función de los chistes irlandeses, así que pensé que tenían que ser muy agudos, fuertes, chistes sobre la violencia para reírnos de ella. Tenemos que hacerlo. Los chistes son muy irlandeses y el lenguaje muy elaborado. ¿Qué opinas de la posibilidad de traducir ese mundo a otro idioma, como el español? ¿Te puedo preguntar yo cómo te sentiste con la traducción? Es muy buena, funciona para mexicanos, españoles e hispanohablantes en general: logra trasladar el humor y la complejidad de la prosa. Me asombré bastante cuando supe que iba a ser traducida al español. Supe que iba a ser un desafío, porque uso muchos localismos, pero quienes han leído la traducción me han dicho que tiene muchos localismos mexicanos y españoles. Yo no siento que haya usado un dialecto particular; sólo deformo un poco las palabras normales y hago que los personajes jueguen espontáneamente con el lenguaje. Es algo que viene del inglés para jugar con el inglés, sin caer en el dialecto. No creo que sea tan difícil, y muchos de mis experimentos sintácticos con la prosa son eso, experimentos con la literatura inglesa. No creo que mis novelas sean experimentales, sino que juegan con la literatura y su potencial. Así que pienso que la traducción es también juego con el lenguaje. El libro es una invitación a la interpretación y a la traducción, y esto no afecta al libro, ni le da una dirección en particular. La gente me pregunta si

condeno la violencia, y mi respuesta es no. ¿Por qué pasaría dos años escribiendo un libro sólo para demostrar que la violencia es mala? Mis libros no están resueltos, y el proceso de traducción es parte de la rearticulación: te da otro ángulo, otra mirada de lo que sucedió. Como alguien que es mitad escocés y mitad irlandés me emociona cuando llego a México, siento que entiendo perfectamente a esta cultura: es salvaje, peligrosa, perseverante, exuberante, religiosa; hay gozo y desesperación, y la cultura se gana peleando y trabajando. Yo reconozco eso, y el libro en México tiene todo el sentido. Aunque las historias son locales, la naturaleza es una y la violencia también, y creo que México e Irlanda tienen muchas afinidades…, pero quiero hablar de tu personaje Cathy dentro de una novela de hombres. Ella crece dentro del libro y se convierte en un personaje muy poderoso. Cathy es el igual de Tommy; eso lo descubrí. Cada personaje del libro subestima a Cathy, pero tal vez no Tommy. No lo sabemos; nunca estamos cien por ciento seguros de lo que sucedió. Ella es también heroica. Cuando aparece por primera vez parece una pura víctima en una batalla de hombres, pero conforme avanzamos nos damos cuenta de que Cathy manipuló a cada hombre en este libro. Yo creo eso. Y Tommy, que había infiltrado ambos bandos, que se sentía profundamente infiltrado, no lo estaba tanto como Cathy: ella tenía el poder para manipularlos a todos, y lo hizo. Cuando comencé a escribir el personaje, no sabía qué iba a pasar con ella, pero ella le da la vuelta y toma el control de la situación enteramente. ¿Qué está tramando Cathy? Y al día de hoy, como su personaje está tan encubierto, no estoy tan seguro, pero creo que estaba al tanto de todo desde el principio. El verdadero agent provocateur es Cathy, más que Tommy. Felicidades por el personaje. Qué bueno que ella te guste. Fue fascinante trabajar con su personaje. Yo estaba totalmente hechizado por ella y me di cuenta de que me estaba manipulando a mí también. Casi la puedo ver, y ésa es la pregunta que te quiero hacer: el libro es muy visual, casi cinematográfico, ¿estás pensando en una adaptación?, ¿te han propuesto algo? Sí, de hecho, Sky Studios, quienes hicieron series como Chernobyl, compraron los derechos para una serie de televisión, lo cual es perfecto. Así es exactamente como veo al libro: lo escribí y lo leo viéndolo; veo a Cathy; veo a los chicos; es totalmente visual, estoy de acuerdo. Tiene un estilo cinemático. Me emocionó cuando Sky Studios compró los derechos. No sé cuánto tiempo toman esas cosas, pero no puedo esperar. Estoy muy emocionado. Felicidades. ¿Nos puedes contar la historia de la portada? Es una fotografía original de mi propia colección. El tipo a la extrema derecha, con las orejas de Mickey Mouse, es mi papá. Es un grupo de irlandeses cabrones en los años sesenta. Me pareció hermoso que mi propio padre, que vivió eso y lo sobrevivió con resiliencia, apareciera en el libro. Murió antes de que lo publicara, pero es en su memoria. Felicidades por tu escritura. Esperamos verte en México para beber unos mezcales. Tengo mezcal en casa, pero sin duda prefiero beberlo en México. Quiero volver; los extraño a todos. 15


Entrevista

Rodrigo Morlesin

L

a revolución inició una noche a manera de cuento y se gestó de página en página. Quien lanzó la bomba tiene nombre y apellido: Elena Favilli. Cual Elena de Troya, ha inscrito su nombre con estrellas de oro en la constelación del empoderamiento femenino con sus Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes. Hola, Elena, ¿cómo estás? Bien, muchas gracias. Muy contenta de estar en Ciudad de México. También nosotros de que estés aquí. Tengo muchísimas preguntas que hacerte. Pero antes, quisiera contarte que un día me llegó un email: me invitaba a apoyar un proyecto de fondeo. Yo suelo aportar para ellos, pero esa vez dije que no. Y ahora digo: “Por qué no vi lo que podía venirse?”. ¿Sabes a lo que me refiero? Sí, sí, sí. Se trataba del primer libro de Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes. No era un libro, sino como un sueño. ¿Recuerdas esos días? Sí, claro. Era como un sueño, porque era casi imposible lograrlo y que además se tradujera a más de 50 idiomas y se volviera un fenómeno global. Yo sólo deseaba lograr el fondeo y que concluyera el proyecto exitosamente. Quería imprimir unas cuantas miles de copias para el mercado estadounidense, pero, como dices, es uno de esos casos en los que el sueño sobrepasa cualquier realidad. Por cada libro que se publica, se multiplican los lectores y también las casas editoriales que quieren replicar lo que ustedes hicieron, que, de verdad, es un logro increíble. Yo creo que fue una chispa que detonó un movimiento en la industria editorial. Lo inició, porque ahora hay muchísimas publicaciones en el mercado que hablan de mujeres, especialmente de mujeres reales. Al mismo tiempo, creó lectores: no sólo niñas pequeñas, sino toda la familia, incluso abuelas o padres de familia que quieren apoyarlas, niños de diferentes culturas. Logró empoderar a las niñas y liberar diferentes estereotipos de género. El impacto fue increíble, y atestiguarlo se vuelve mi más grande honor. En México y en Italia, por ejemplo, este efecto ha sido muy significativo. Hace dos años, en Turquía estos libros fueron censurados por el gobierno. Entonces, creo que todo esto nos demuestra la fuerza y el poder de las historias. Retomando esta última frase, tu libro es el ejemplo perfecto del poder, en el sentido de lo profundo, de la esencia de una historia. Nos muestras historias reales de mujeres reales. Con el tiempo se ha notado una evolución natural en los volúmenes. ¿Nos podrías hablar de cómo ha sido esa evolución en tu vida? Esto llegó y se volvió el centro de mi vida. Empecé a viajar mucho por todo el mundo, desde Suecia hasta México, para presentar mis libros y para conocer a muchos lectores en las presentaciones. Te soy sincera: la evolución de todo este proyecto, la publicación, desarrolló toda una compañía de medios, y ahora Niñas Rebeldes se ha convertido en una marca global de empoderamiento. Somos un equipo grande, de más de 30 personas, que ha ido creciendo. No sólo producimos libros: hacemos eventos, hay una aplicación a base de audios —que yo creo que te gustaría—, tenemos el formato de audiolibro con las historias de estas increíbles mujeres. Entonces, el proyecto ha llegado no sólo como una colección de libros, sino que ha evolucionado en una gran compañía de medios.

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Por supuesto, el objetivo de todo es —y será siempre— inspirar a las nuevas generaciones de niñas, principalmente, para que se vuelvan más fuertes, crean en sí mismas y sepan que pueden tener las mismas aspiraciones que los demás. Cuando las niñas están por los seis años, interiorizan muchos estereotipos de género. Se investiga sobre ello, pero sucede que, a esa edad, ellas creen que son menos capaces que los niños. Entonces, imagínate el impacto, las consecuencias y el costo de creer eso. Se trata de un gigantesco bagaje que las niñas tienen que cargar y nosotros, como sociedad, somos responsables de ponerlo en sus hombros. Pero creo que las nuevas generaciones, las familias jóvenes, están cambiando esta visión y la manera de educar a sus hijos. Estos libros responden a esa necesidad: exponer a los hijos a diferentes tipos de experiencias lectoras que giran alrededor del tema de género, especialmente, de las mujeres. Resulta increíble cómo esa primera idea se convirtió en un mensaje tan poderoso para todo el mundo. A través de las diferentes ediciones locales, se muestra el enorme impacto que los libros tienen en las mujeres de pequeñas comunidades; porque, si te acercas y analizas, cada historia tiene características muy particulares. Justamente, hay una historia en la edición mexicana que me encanta, y es el ejemplo perfecto de lo que describes: las Patronas, un grupo de activistas que ayudan a los migrantes, principalmente, preparándoles comida para su viaje. Ese impacto global del que hablamos conlleva un significado muy poderoso. ¿Crees que ha cambiado la manera en que las mujeres se han manifestado a lo largo de la historia? Por ejemplo, empezando por Marie Curie o por Frida Kahlo hasta J. K. Rowling, al exigir sus derechos o en la forma en que aportan y son parte de la comunidad, ¿crees que eso ha tenido cambios a través del tiempo? Sí. La diferencia más grande es el uso de internet, que no sólo significa protesta, sino conexión con otras mujeres con más facilidad, cosa que no ocurría antes. El internet ayuda a encontrarse con personas afines y a formar comunidades para difundir un mensaje. Y, en el caso de la serie de estos libros, nacen a manera de protesta, en contra de lo tradicional. Son una extraordinaria herramienta de poder para lograr libertad y expresar creatividad. ¿Quién es tu rebelde favorita? Son muchas las que tengo. Pero justo ayer visité la Casa Azul de Frida, y ella me viene a la mente como una de mis favoritas. Frida es una de mis más grandes inspiraciones detrás de Niñas Rebeldes. Recuerdo que fue el primer retrato que incluimos como principal, para presentarla en la fondeadora. Visitar la Casa Azul fue una experiencia emocional muy fuerte, porque ver su obra en el espacio donde solía hacerla, y sentir dónde vivía, fue muy pero muy potente. Conozco su vida porque la he visto en películas y documentales; he leído mucho sobre ella; la he escrito también, y realmente me imaginé como si yo hubiera vivido con ella al estar allí. Entonces, podría decirte que ella es mi favorita.


Elena Favilli:

la más rebelde de todas las niñas

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Crédito: Colin Young-Wolff

Ese efecto que crean tus libros... ¿cómo le hiciste para que todos los amemos? Creo que combinan diferentes aspectos. Puedes ver la variedad de profesiones y experiencias a través del tiempo y el espacio, ya que se tocan muchos puntos geográficos y, a la vez, es muy local: permite ampliar y facilitar la conexión de diferentes tipos de personas con pasados distintos y que, en algún momento, los lectores se sientan reflejados en estos libros. Además, creo que la elección de utilizar retratos ilustrados a lo largo de la publicación la vuelve mucho más accesible para todos, porque identifican a cada personaje más fácilmente y los libros son más amables para la lectura. Incluso, un personaje gigante, como Frida, acompañada de su retrato, con un relato muy corto, al estilo de un cuento de hadas, se convierte en algo muy familiar y cercano. Entonces, la elección del estilo de la narración, que comienza con “Había una vez…”, y el formato de cuentos para dormir aplicado a la biografía me parecen los ingredientes mágicos de estos libros. Y, por último, te quiero proponer a una niña rebelde para incluirla en futuras ediciones: Elena Favilli. ¡Ah! Ja, ja, ja, muchas gracias. Probablemente, en la versión italiana. + 17


Cine

Gilberto Díaz

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l arte posee una cualidad única en cuanto a su relación con el espectador: existe un vínculo de intimidad entre la obra y quien la ve que resulta intransferible; a través de ese vínculo se exaltan la imaginación y las miles de posibilidades para descifrar las emociones e ideas que esas obras nos provocan. El cine, al tratarse de una expresión de dimensiones masivas por su carácter público —al menos antes de la llegada de los dispositivos de video en casa— genera una comunión que se traduce en inspiración. Estas comedias, épicas, thrillers, o historias sencillas invitan a la reflexión de aquellos escapistas que invierten dos horas de su tiempo para sentarse en un salón a oscuras mientras se proyecta una realidad ajena a la nuestra. De todas estas ficciones, tal vez las más exitosas son aquellas que intentan hablarnos sobre la vida misma: historias de personas que llevan una vida cotidiana como la de nosotros, que trabajan, pagan sus rentas, llevan su día a día con las preocupaciones comunes y sufren el despecho y la añoranza de sentir amor. Estas películas buscan responder una pregunta que todos en la vida adulta nos hemos hecho: ¿cuál es el propósito en esta vida? Nos llevan por un camino que acompaña el autodescubrimiento del personaje principal, hasta que éste llega a sus propias deducciones y, a su vez, como audiencia, nos dejan con ideas que se reflejan en nuestro mundo cotidiano.

1. The Meaning of Life (1983) Un primer ejemplo —tal vez muy obvio— está en la última cinta de la compañía de comediantes británicos, Monty Python. Se trata de un compendio de sketches que rondan conceptos filosóficos y animistas de esa gran pregunta, tocando temas como el nacimiento, la pobreza, la riqueza, la comida, la salud, la muerte, e incluso el origen del universo… como diciéndonos, en su ya consolidado estilo, que la vida tiene sentido sin tenerlo. So remember, when you're feeling very small and insecure how amazingly unlikely is your birth and pray that there's intelligent life somewhere up in space 'cause it's bugger all down here on Earth.

2. It's a Wonderful Life (1946) La reciente temporada navideña nos da pie para hablar de esta película de Frank Capra, quien nos regalaría un clásico de temporada, además de una de sus mejores cintas, a través del estilo tan american way of life de su cinematografía. Qué bello es vivir, como se le llamó en los países hispanohablantes, es un cuento metafísico y existencialista con ecos de Dickens y su Scrooge, reinterpretado desde la perspectiva de un hombre de familia que termina revisando su pasado cuando se encuentra deprimido. Al borde del suicidio, el protagonista piensa que la vida sería mejor si él no existiera; de esta manera, nos encontramos con una historia que, más allá de su arquetípico sentimentalismo buenaondita y gringo, nos habla de una crisis existencial en la que todos podríamos estar alguna vez, y reafirma que las respuestas que buscamos jamás se encontrarán en la salida fácil.

3. The Apartment (1960) Las comedias románticas parecen el espacio más común para plantear conflictos existenciales sobre el sentido que le otorgamos a la vida. En lo personal, considero que esta película de Billy Wilder es uno de los ejemplos mejor contados sobre descubrir que nuestras creencias sobre lo que debe ser la vida se equivocan. Bud Baxter, un ambicioso oficinista, busca ascender en el mundo corporativo a través de favores hacia sus superiores, como prestarles su departamento para encuentros con sus amantes de turno. Esto ocurre hasta que su relación de amistad con la señorita Kubelik, una secretaria de la misma compañía, le hace dudar sobre sus acciones y sus aspiraciones, obligándolo a elegir entre aceptar sus emociones o las aspiraciones materiales, como si de repartir un mazo de cartas se tratara.

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Películas para darse sentido 4. What's up Doc? (1972) Peter Bogdanovich, discípulo y portavoz del legado cinematográfico de Orson Welles, es uno de los directores cuyas películas han tenido como eje el planteamiento del sentido de la vida. Desde The Last Picture Show mostró esa huella nostálgica que dejan la transición de la juventud a la madurez adulta y el afrontar solos la realidad. En esta comedia tira toda la solemnidad del tema, para adentrarnos en una aventura provocada por una mujer de personalidad disruptora del orden y un prudente músico que se niega a liberarse para ser él mismo. El hecho de que se trate de una comedia de situación y malos entendidos habla, por un lado, de la nostalgia de Bogdanovich por las comedias clásicas de los años treinta y cuarenta, pero también de lo incierta e imprevisible que es la vida, de que nada puede salir bien siempre y, a veces, es mejor dejarse llevar, antes de que la vida te lleve. Además, Barbra Streisand y Ryan O’Neal tienen una química que no se ve fácilmente ahora. 5. The Truman Show (1998) Cuestionarse la existencia propia y el lugar que ocupamos en el mundo para encontrar una verdadera sensación de libertad, son los temas recurrentes de esta cinta de 1998 dirigida por Peter Weir y protagonizada por un Jim Carrey interesado en sacudirse el estereotipo de comediante de caras chistosas, para ser tomado en serio como un actor de un rango más amplio. De hecho, este paralelismo parece encajar con su personaje en la película, Truman Burbank es un hombre con una vida ordinaria que poco a poco va descubriendo su insatisfacción por esta, incluso sintiendo que no tiene control de lo que le sucede, como si un destino ya lo predispusiera sin remedio. Lo interesante de esta cinta es que como audiencia vamos descubriendo la verdad sobre Truman, mientras él vive su camino de reflexión ante las constantes crisis que afronta y descubre el estado de su realidad. Al final esta cinta es una metáfora de nuestra percepción de la vida y cómo asumimos confrontarla, teniendo dos opciones, o podemos aceptar los hechos y dejar que nuestro entorno y circunstancias nos controlen, o bien podemos dar un paso al frente y apropiarnos de nuestras decisiones y de la manera en que queremos protagonizar nuestra historia, finalmente el show debe continuar.

6. The Secret Life of Walter Mitty (2013) No hay que confundirla con la película de 1947. Ante las secuelas de la crisis financiera de 2008, esta película intenta retratar ese momento de consternación en el que muchas empresas cerraron o se vieron reducidas en su capacidad de trabajo, algunas tan históricas como la revista Life, que ante el inminente final de la publicación coloca a su protagonista en un dilema sobre su situación. Amargado, introvertido y sensible, Walter Mitty aprende a abrirse a sus sueños por eventos meramente circunstanciales, y se ve forzado a atreverse. La trama plantea una búsqueda por el mundo que termina volviéndose una interior. Las ideas de replantearse, reformularse o simplemente aprender a disfrutar la vida tal como llega representan la lección más importante, y se manifiestan en las constantes ensoñaciones de Walter, que se fusionan con la realidad para mostrarnos el debate interno entre sus miedos y sus deseos más honestos.

El cine nos abre los ojos en más de un sentido. Nos vemos reflejados en sus historias con avatares que cuentan todo aquello que somos y queremos ser: lo que aspiramos, lo que deseamos que pueda ser realidad. Hay películas que nos acercan al viaje interior que le puede dar sentido a nuestra vida, ya sea en la búsqueda de un amor, en aprender a transformarnos o en aceptar que, por más que queramos, hay cosas imposibles de controlar; de esas maneras le damos un sentido a lo que vivimos y encontramos propósitos para hacerlo. Así que no desaprovechemos la oportunidad de ver las películas que queremos: algo en ellas puede tener sentido en el momento preciso en que las miramos. + Gilberto Díaz. Productor audiovisual, voz institucional, locutor, escuchante de discos y mirador de las películas. No se considera crítico de cine, porque cree que ese término está devaluado, prefiere que le digan cinéfilo.


Tema del mes 20

José Luis Trueba Lara

1.

Si la vida tuviera sentido, todos estaríamos esclavizados y el horror sería nuestro amo inclemente. Todos, absolutamente todos, estaríamos obligados a asumir que el destino existe y la vida sigue una ruta precisa, de la cual jamás podríamos apartarnos. Vista desde esta perspectiva, la situación es clara, inobjetable: cada uno de los seres humanos tiene una misión precisa y, aunque no lo quiera, está obligado cumplirla a toda costa. En este caso, el azar resulta imposible y las casualidades no existen. La historia está determinada y ninguna acción puede ser resultado de la libertad. Todos estaríamos engrilletados a nuestra ventura. Esto no es una locura ni nada por el estilo, sino un fenómeno que ocurrió y que tiene los hierros del fanatismo religioso: durante una parte de la Edad Media, la idea del sentido de la vida y el destino fue aceptada por millones de personas. Dios no era un florero y sus planes —aunque fueran dolorosos e incomprensibles— determinaban el futuro que llegaría de manera inexorable. Si alguien nacía siervo, noble o monarca, no era resultado del azar, se trataba de un hecho que formaba parte de los planes divinos y, en consecuencia, no quedaba más remedio que asumir que la vida sí tenía sentido y no dependía de las personas sino del gran libro que se escribió en el cielo. Ante una creencia de esta magnitud, apenas existía la posibilidad de aceptar el destino con tal de no correr el riesgo de seguir los pasos del diablo y llevarle la contra a Dios. La mínima rebelión sería castigada en la tierra y en el más allá. Aquí, con torturas y llamas; allá, con el infierno eterno. La obediencia y la aceptación eran los únicos caminos posibles. Ya después, cuando la muerte llegara, el Todopoderoso premiaría a los que no osaron rebelarse y cancelaron la posibilidad de soñar con ser distintos. Sus títeres habían servido a sus planes y se merecían un premio. Sin embargo, también cabe la posibilidad de que el Omnipotente hubiera planeado que algunos de sus siervos más obedientes tuvieran otro destino y terminaran friéndose en el infierno. En el fondo, él sabía por qué castigaba a alguien que ni la debía ni la temía. No por casualidad todos los seres humanos estaban predestinados y habían cometido un pecado.

2. Aceptar que la vida tiene sentido gracias a los designios divinos tiene sus ventajas: es posible consagrar la existencia a perseguir al espejismo de pasar lo que queda de la eternidad en el paraíso y, por si esto no fuera suficiente, ofrece la tranquilidad de asumir que las cosas son como son y no hay más remedio que aceptarlas sin chistar. En el fondo, el fatalismo puede transformarse en un bálsamo. Poco importa si los hechos del mundo son una prueba que Dios nos pone, o si se trata de una desgracia mayúscula que formaba parte de sus planes. “Por algo pasan las cosas”, dicen los que se asumen como marionetas del Omnipotente. En este caso, la libertad no existe: lo que sucede forma parte de nuestro destino, y aquello que aparentemente elegimos sólo es una manifestación del sentido de nuestra vida. Hagan lo que hagan, los seres humanos terminarán por cumplir su destino y materializar el sentido de su existencia. Así pues, si se asume una posición de este tipo, no hay más remedio que dejarse llevar sin oponer resistencia. Si a nivel personal esto nos lleva al fatalismo, lo mismo sucede a nivel social: los tiranos gobiernan porque forman parte de los planes divinos, los dictadores hacen lo que hacen porque así está marcado y, por supuesto, la psicopatía del poder no es algo contra lo que valdría la pena rebelarse. El sentido de la vida nos llevaría a padecer estas desgracias como una prueba de Dios y habría que esperar la muerte para obtener una posible recompensa, algo idéntico a lo que ocurre en las sectas que ofrecen dar un sentido a la existencia y terminan esclavizando o asesinado a sus fieles. 3. Sin duda alguna, existe otra posibilidad para poner en claro este problema: el azar es real y la vida no tiene ningún sentido. Ella, para decirlo a las claras, sólo es una chiripada que pudo o no haber ocurrido. Termino de escribir estas palabras y no me queda más remedio que pensar en mí. Yo existo y presiono las teclas como resultado de una serie de hechos fortuitos: si mi madre hubiera estornudado unos instantes antes de que su óvulo fuera fecundado, yo no estaría en este mundo; si a su padre la revolución no lo hubiera corrido de Oaxaca, tampoco existiría, y si uno de mis ancestros más lejanos se hubiera torcido un pie antes de conocer a su pareja, mi historia tampoco sería posible. Evidentemente, éstos sólo son unos cuantos hechos posibles y, si a ellos agregamos todos los que sucedieron desde que el tiempo es tiempo, resulta que sólo el azar pudo determinar mi existencia. Algunos ingenuos suponen que estos acontecimientos —que a mí me resultan indiscutiblemente azarosos— son la prueba indiscutible de que existe un plan, pero la verdad es que si esto fuera cierto me resultaría bastante idiota que los estornudos formaran parte de mi destino. No creo que Dios actúe en los estornudos, las ansias de huir del hambre o un mal paso. Así pues, estoy seguro de que nací como resultado de una serie de hechos que se unieron de una manera caprichosa. Pensar que soy un campeón porque un espermatozoide de mi padre llegó a la meta me parece una estupidez por los cuatro costados. Si el inicio de mi existencia estuvo determinado por una serie de acontecimientos azarosos, debo aceptar que fue una chiripada y, a la hora de la verdad, no tienen ningún sentido. Sólo fui arrojado al mundo y lo que sucediera después no formaba parte de los planes de nadie. Es más, si yo creyera lo contrario, sólo mostraría la más ridícula de las egolatrías: me pienso en el universo y sin problemas me doy cuenta de que soy mucho menos que un átomo, que podría desparecer sin alterar su rumbo. Hasta donde tengo noticia, las muertes de los humanos no afectan el rumbo de las estrellas ni de las galaxias. 4. Si fui arrojado al mundo como resultado del azar y mi vida carece de sentido, debo asumir que mis hechos están marcados por las elecciones y las decisiones que he tomado y tomaré. Estas acciones no representan otra cosa más que la manifestación de mi libertad. Yo no soy una marioneta que obedece un plan trazado en los cielos, tampoco soy un títere que se mueve por el destino que un ser todopoderoso trazó por alguna razón incomprensible.


5. Sé bien que, además del sinsentido, la vida irremediablemente conduce a la derrota definitiva: los humanos no podemos vencer a la muerte. También tengo claro que, mientras ella no sea, soy y que, cuando ella sea, yo no seré. La muerte y yo somos incompatibles de manera simultánea. Así pues, no tengo manera de huir de la certeza de que mi existencia es finita, pero eso no puede llevarme al abandono, a la derrota anticipada. Tengo dos razones para negarme a esto: las razones del samurái que se entrega a la muerte con ganas de desafiar la derrota definitiva y la certeza de que Sísifo —quien fue condenado por toda la eternidad a subir una piedra a la montaña, de donde ésta caería para volverlo a intentar— era alguien feliz. Cada vez que la piedra rueda por la ladera y es necesario volver a empezar hay una nueva aventura y eso, qué duda cabe, me permite darle sentido a mi brevísima existencia. +

¿Para qué nos engañamos?, la vida no tiene sentido

Soy libre y puedo tomar mis decisiones. En consecuencia, debo asumir que la capacidad de elegir y lo predestinado son total y absolutamente incompatibles. No puedo tener los dos y, si existe el sentido de la vida, yo sería y soy un esclavo que terminará castigado o premiado. Abrirle la puerta al sinsentido de la vida es un hecho maravilloso: yo puedo darle el rumbo que —con obvias limitaciones— se me pegue la gana. No puedo ser tan tonto como para creer lo mismo que alguna vez me dijo un alumno: “Yo puedo lograr todo lo que me proponga”. Es más, gracias al sinsentido puedo asumir que la vida es mucho más importante que la muerte: la eternidad de la nada resulta poca cosa frente a la brevedad de la existencia que me permitió recorrer y experimentar una parte del mundo. Por esta razón, no vivo para la muerte, tampoco para ganarme un lugar en el más allá; vivo para la vida y sé que es una aventura y está llena de riesgos. Asumir la libertad para darle sentido a lo que no tiene sentido —y aceptar que este acto es una aventura y tiene sus riesgos— le abre la puerta a otra maravilla: puedo experimentar los más diversos sentimientos y no perder el tiempo en crear una existencia que sólo esté marcada por la ñoñería de la felicidad constante. La posibilidad de ser feliz durante toda mi vida me resulta escalofriante. Mi existencia estaría mutilada y no podría descubrir la gama de grises que se extienden entre el blanco y el negro.

José Luis Trueba Lara. Escritor, editor y profe. Colabora en la radio y de pilón sale en la tele. Duerme la siesta con su esposa y ha publicado varios libros. Es un lector que ha llegado al extremo de trabajar para pagarse el vicio. Twitter: @TruebaLara

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Una plática con Claudia Duclaud

Ve la entrevista en mascultura.mx y en YouTube revistaleemasdegandhi

La hija del fotógrafo

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aciste un año bisiesto, con la suerte de que tu cumpleaños no fuera el 29 de febrero, y acabas de publicar La hija del fotógrafo, una novela cuya protagonista, Julia, tiene problemas con su padre, pues vive en una sociedad apenitas distinta de la nuestra: llena de prejuicios, machista y, para acabarla de amolar, sobradamente religiosa. Julia le lleva la contra a su mundo. ¿Qué se siente escribir La hija del fotógrafo? Es más, ¿qué implica escribir una novela como ésta para alguien que proviene de una familia de fotógrafos?

Me siento muy contenta, muy emocionada de que esta historia por fin pueda llegar a los lectores. Había muchas cosas de las cuales quería platicar, y para ello me valí de Julia: para adentrarme en una sociedad machista y prejuiciosa, en la que los conflictos entre generaciones son un asunto cotidiano. Mi familia, además de estar marcada por la fotografía, tenía la huella de la lectura. Cuando era niña, acompañaba a mi papá a los puestos de periódicos para que comprara los libros y las enciclopedias que se vendían por entregas. Había diccionarios y obras dedicadas a compositores, literatura y colecciones sobre animales. Convertirme en lectora fue muy sencillo: en esos días apenas había un canal de caricaturas en la televisión, y los capítulos —da igual si eran de Don Gato o de La Pantera Rosa— se repetían sin misericordia. Los libros eran el mejor refugio contra esa monotonía, pero tuve que suspender mis andanzas lectoras porque tenía que ir a la escuela. Tienes razón, yo también pasé por ese horror y tuve a esos maestros que te obligan a leer lo que no te importa… En mi caso, eran los libros de derecho, las leyes, las teorías jurídicas… Por fortuna, cuando tuve mi primer hijo, las cosas cambiaron: ser mamá me permitió el tiempo y los espacios para recuperar la lectura. Los bebés duermen muchas horas, y te obligan a hacer algo silenciosito: leer. Es más, volver a la literatura y dejar atrás el derecho fue maravilloso, sobre todo en ese momento, en el que me volví más sensible por saberme mamá. No se lee de la misma manera cuando eres adolescente que cuando te estás descubriendo como madre. En esos momentos, me ocurrió algo muy importante: las páginas se convirtieron en espejos. Algunas me devolvían las imágenes de mis tías; otras, las de mi madre, y unas más, las de aquello que alguna vez me habían platicado. Por supuesto, también estaban las que reflejaban mis sueños y mis realidades. Toda mi parentela estaba en las palabras de mis autores favoritos. Me di cuenta de que su grandeza consistía en plasmar la simplicidad de la vida, de lo universal. En ese momento, tomé la decisión de contar historias, de que mi hijo pudiera leerlas algún día… Entre Julia y Claudia hay vasos comunicantes, ¿hasta qué punto tú eres ella y ella es Claudia? O sólo son una siamesas que se niegan mutuamente. Sí, indudablemente hay vivencias mías, y también algunas que me han platicado a lo largo del tiempo; incluso hay algo de mis recuerdos familiares. Sin embargo, todo esto sólo fue un punto de partida: una novela te enfrenta a una gran cantidad de vacíos, de lagunas, que llené con mi imaginación. ¿Qué parte de la sociedad a la que se enfrenta Julia es la que a ti te cae peor? Creo que todos los elementos de los que platicábamos al principio tienen su parte odiosa; pero, al final, determinan lo que somos. Un hecho que te pone en problemas para odiarlos. +

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«Deslumbrante»—Library Journal

El vino del místico El Rubaiyat de Omar Khayyam

Una interpretación espiritual Paramahansa Yogananda

El vino del místico reúne en un solo libro dos inmensos tesoros de inspiración: 1) el Rubaiyat, una obra maestra de la literatura universal, escrita en el siglo XI por Omar Khayyam, que en Persia siempre fue venerada como una inspirada escritura sufí y 2) el revelador comentario de Paramahansa Yogananda, que pone de manifiesto la ciencia mística de la comunión divina que se halla oculta tras la enigmática imaginería de este extraordinario poema y su profunda afinidad con la milenaria ciencia del yoga. Una obra incomparable presentada en una exquisita edición que incluye 50 ilustraciones originales en color. Galardonada con el prestigioso Premio Benjamin Franklin

Escrito por Paramahansa Yogananda, autor de Autobiografía de un yogui.

La búsqueda eterna El Amante Cósmico El viaje a la iluminación Paramahansa Yogananda

En esta trilogía de charlas y ensayos, Paramahansa Yogananda ofrece una amplísima gama de sabios consejos prácticos para lograr percibir a Dios en todos los aspectos de la vida diaria.

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Distribuidor exclusivo en México Editorial Océano de México: Tel.:55 9178 5100; info@oceano.com.mx


Una conversación con Eduardo Infante

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Perros para una vida perra

Enfrentar la vida no es poca cosa. ¿Para qué lo negamos?, hay días que hasta dan ganas de tirar la toalla. El deseo de “plis, paren al mundo, que ya me quiero bajar” se apodera de la gente con una frecuencia mucho más allá de lo saludable. Si nos fijamos un poco, encontraremos la razón por la que esto sucede: pareciera que los seres humanos siempre estamos obligados a hacer lo que otros nos mandan. Ser como somos parece imposible; lo que se nos exige es que seamos como los demás quieren. Estamos delante de un problema que no comenzó esta semana: es tan antiguo como la vida social y sus incómodas exigencias, que nos impiden mandar muy lejos las ideas y las exigencias de los otros. Ante semejante atolladero, algunos filósofos clásicos dieron una respuesta que no se puede olvidar ni pasar por alto: “los antiguos cínicos —dice Eduardo Infante en su nuevo libro— consideraban que el estilo de vida socialmente aceptado no conducía hacia la felicidad sino hacia la esclavitud”, un sometimiento que se acepta sin meter las manos y cuyas cadenas se forjaron con los martillazos del qué dirán, con la necesidad de ser aceptados y con el deseo de ser queridos y supuestamente respetados. Por esta razón, aunque tengamos ganas de ir a la oficina en pijama, no lo hacemos. Esas cadenas nos obligan a ir en contra de lo que deseamos y lo que nos haría felices. La publicación de No me tapes el sol. Cómo ser un cínico de los buenos es un buen pretexto para platicar con Eduardo Infante sobre cómo podemos quebrar esas cadenas y vivir de una manera alegre. Abrir la plática resulta simple: su perro —que responde al nombre de Nietzsche— está muy tranquilo, y él no está en la calle con sus alumnos. Hoy no los llevó a un juzgado para hablar sobre la muerte de Sócrates; tampoco está convertido en un peripatético en el jardín más cercano y, por suerte para mí, no decidió practicar uno de sus ejercicios de cinismo mientras conversamos. Así pues, abro el diálogo con una pregunta que parece larga… Cuando nos asomamos a la Grecia clásica, tenemos la impresión de que todos los filósofos eran seriesísimos, y a la menor provocación soltaban frases dignas de ser grabadas en mármol por la gravedad de sus pensamientos. También creemos que eran muy apreciados por toda la gente que, por supuesto, era cultísima y se pasaba la vida discutiendo temas profundos; sin embargo, olvidamos que esa profesión resultaba peligrosa y más de uno se enfrentó a la censura, la persecución o la condena absoluta. Vivir filosóficamente es un riesgo de gran calado. Es más, por la cabeza no nos pasa un grupo de pensadores que se ganaron el nombre de perros: los cínicos que, a fuerza de razonar, ponían de cabeza al sistema. Para muestra basta con un botón: en cierta ocasión, estaban a punto de vender a unos de estos filósofos como esclavo, y Diógenes —así se llamaba— tenía la obligación de decir lo que sabía hacer para que se le pusiera precio y encontrara un comprador. Él sólo dijo que sabía mandar hombres y nadie lo compró. Este acto nos pone delante de una de las corrientes filosóficas más provocadoras… Diógenes fue un gran hombre, un gran filósofo. Su grandeza estaba en su compromiso absoluto con la coherencia y la verdad: él no sólo decía la verdad, sino que —a diferencia de muchos otros atenienses— también vivía de una manera auténtica. Efectivamente, desde aquellos días y hasta hoy, la mayoría nos escondemos para hacer lo que deseamos, lo que nos hace felices. Pero él se atrevía a hacerlo en público. Él, como buen cínico, además debía vivir la vida sin ningún

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tipo de dependencia y en plena libertad. Sin estos factores, la felicidad es imposible. La libertad resuena en el alma de un cínico. Sus anécdotas son muchas: en alguna ocasión, tuvo un encontronazo con Alejandro de Macedonia. Una tarde de verano, Diógenes se encontraba tomando el sol, y Alejandro, el tirano, quería conocer al hombre que tenía casi tanta fama como él en toda Grecia. Por eso se le acercó y le preguntó: —¿Eres tú Diógenes, el cínico? Y Diógenes, sin levantarse, sólo le respondió: —¿Tú eres Alejandro, el tirano? —Sí, yo soy —respondió Alejandro—. Pídeme lo que quieras y te lo concederé. Diógenes lo miró y le contestó con una calma que envidiarían los hombres cercanos al macedonio: —Lo único que necesito de ti es que te apartes: me estás tapando el sol. Esta frase maravillosa revela que ser cínico tiene una enseñanza brutal: no se puede vivir bajo la sombra de ningún tirano. Ojalá otros filósofos hubieran entendido esto… Aristóteles era amigo del tirano. Me parece importante remarcar la distancia entre dos maneras de pensar y de actuar. Es cierto. Por eso conservamos las obras de Aristóteles y apenas tenemos una parte de las obras de los cínicos y de tantos otros filósofos que se opusieron al poder. 2. A pesar de su notorísima popularidad y de la lámpara que encendía cuando el sol alumbraba con más fuerza, Diógenes no era el único perro de aquellos tiempos. Antístenes bien podría marcar el inicio del pedigrí de los cínicos; Crates podría enseñarnos que poseer no tiene el sentido que le damos, y, por supuesto, también había algunas perras de gran calado, como Hiparquia, la feminista. Pensar en una filosofía de la que nos separan más o menos dos mil 500 años puede parecer inútil en la medida que sólo se revelaría como una curiosidad, como un conjunto de anécdotas que nada tendrían que ver con el mundo de hoy. ¿Vale la pena volver hoy al cinismo? Por supuesto. Es necesario hacerlo. Si hoy vivimos en un mundo de falsedades, en un universo que se muestra como un conjunto de fake news, se vuelve mucho más que urgente. Cuando sabía que su muerte se acercaba, Michel Foucault impartió un curso que bien podría conformar su testamento filosófico; lo tituló El coraje de la verdad, y estaba dedicado al cinismo. En ese curso, pareciera que Foucault nos quiere decir que —en un mundo donde la democracia es una mentira y la vida, absolutamente inauténtica— necesitamos héroes filosóficos capaces de decirles la verdad a sus lectores y al poder, que nos inviten a vivir de una manera auténtica en un mundo donde la uniformidad amenaza a los individuos.


Ve la entrevista en mascultura.mx y en YouTube revistaleemasdegandhi

Crédito: Cristina Macia

Pero esto es peligrosísimo… No hay sistema que resista tal búsqueda. La libertad y el desprendimiento tienen una fuerza inaudita, y le abren la puerta a los ataques de quienes tienen miedo de vivir en libertad.

Tienes razón, la posibilidad de ser distinto está en riesgo y, debido a esto, la libertad y la felicidad también corren peligro. Esto que dices me suena muy bien, me parece perfecto; sin embargo, habría que asumir que el cinismo es una gran bofetada al poder…

El hombre libre es el espejo ante el cual el esclavo se descubre como esclavo. Por eso los esclavos no soportan al hombre libre y, por eso mismo, continuamente lo machacan. Ellos no pueden permitirle que viva a plenitud su libertad. Yo creo que, además de esto, ser cínico tiene mucho que ver con la idea de asalvajar la vida, con vivir como un perro. Se trata de vivir conforme a la naturaleza, de salirse de la manada humana, de salirse del sistema y de escuchar lo que habla dentro de uno. Los perros, animales urbanos que viven con nosotros, no siguen las modas sociales; no entienden qué es la autoridad o lo que es una marca. Al final, sólo se comportan de acuerdo con su instinto. En el caso de los humanos, la naturaleza habla a través de la razón; por lo tanto, ser cínico implica pasar absolutamente todo por este filtro. Significa preguntarse a cada momento si esto que voy a decir y esto que voy a hacer es lo mejor que puedo decir y hacer. Es existir racionalmente en un mundo en el que la mayoría de las personas viven con el piloto automático, en el “se dice y se hace”, como decía Heidegger. Digo lo que digo porque es lo que todo el mundo dice; hago lo que hago porque es lo que todo el mundo hace. Frente a estas circunstancias, el cínico enarbola la bandera de la libertad y se propone vivirla hasta sus últimas consecuencias.

Esto suena buenísimo… Ellos nos muestran todos nuestros ridículos sin un dejo de piedad.

¿No hay un riesgo en vivir de acuerdo con la razón? Me explico: la razón me dice que el mundo es como es, y que hay muy poco que puedo cambiar… con esto, terminaría con las preocupaciones, pues éstas suponen tratar de controlar lo incontrolable; tampoco me preocuparía gran cosa el futuro: no puedo vaticinarlo, y con la muerte me ocurriría algo parecido: cuando ella sea, yo no seré, y mientras yo sea, ella no es. Es más, me tendría que hacer una pregunta dura: ¿para qué tengo tantas cosas?

Efectivamente, el cinismo es una filosofía del desprendimiento y la búsqueda. Poco a poco se van abandonando las normas, las autoridades, las comodidades y todo aquello que impide la búsqueda del meollo de la vida. Conlleva un mensaje indudable: la vida es demasiado corta para gastarla en banalidades y esclavitudes. Por esta razón, la pregunta que nos debemos hacer es clara: ¿qué hace a una vida digna de ser vivida? Para los cínicos lo único verdaderamente bueno, lo único deseable, es la virtud. Una palabra que hoy aparece denostada y tergiversada por la moralina de la que antes nos hablaban los curas y hoy nos convence el mercado. A diferencia de lo que ahora creemos, la virtud era una palabra sagrada para los griegos y se refería a todas las excelencias que podemos desarrollar a plenitud como seres humanos. El hombre griego no buscaba su desarrollo personal en el trabajo, como ahora lo hacemos. Ellos lo desarrollaban en el tiempo de ocio. El tiempo libre era el tiempo del hombre libre. De lo que se trataba no era de ser un buen profesor, un buen periodista o un buen mercader. Se buscaba algo más importante: ser un buen humano, capaz de emplear la vida en cultivar lo que nos hace parte de la humanidad. Esto es lo que nos proponen los cínicos en todo momento.

El problema no son las cosas, sino la relación que mantenemos con ellas. Los cínicos se hacían preguntas sencillas: ¿qué es lo bueno?, ¿qué es lo malo?, ¿qué es lo indiferente? La mayoría de las cosas que tenemos o que nos preocupan no son buenas ni malas, sino absolutamente indiferentes. Lo que puede hacerlas buenas es el uso que les damos. Ellos también se preguntaban ¿qué es aquello que depende de mí y aquello que no depende de mí? Esto lleva a poner la voluntad en lo que depende de uno; lo que no depende de uno hay que aprender a aceptarlo, a darle la oportunidad de fluir, justo como ocurre con la muerte, que es parte de la naturaleza. Así, pues, ser cínico es ser lúcido. Y eso es lo que hoy nos falta. +

Tal vez sea mejor decir que es un gran ladrido o una gran mordida al poder.


Reseña Carlos Torres Tinajero

La cultura francesa bajo la lupa de Klossowski

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uadros vivos (Canta Mares, 2021) es un libro del reconocido escritor francés Pierre Klossowski (1905-2001). Reúne críticas de arte, filosofía y cultura con el objetivo de esbozar un panorama del trabajo analítico, los intereses literarios y los alcances conceptuales del autor. Textos inclasificables, valiosos por representar un testimonio intelectual del siglo xx, son la columna vertebral del compendio. A través de ensayos y de concepciones sobre distintas facetas del arte, nos acercamos a la infatigable tarea creativa del novelista y a sus aportes al conocimiento universal, por la manera de entender los temas, el conflicto, las relaciones entre personajes. El título de esta obra se centra en un tema de particular interés pensamiento. Si Dios muere, el yo individual no sólo pierde a su juez, para el autor: el ejercicio plástico de su hermano, el pintor surrealis- sino además a su redentor, a su testigo, a su identidad eterna. ta Balthasar Klossowski (1908-2001), quien fue director de la AcadeAdemás, el libro enfatiza la noción epistemológica de individuo; mia Francesa en Roma de 1960 a 1977. De acuerdo con la óptica de se discute con tal de mostrar parte del trasfondo filosófico de KierPierre Klossowski, el espacio pintado sólo es un simulacro visual del kegaard. En este sentido, aparece una idea importante: las determinaespacio físico. A partir del espacio pintado en cada obra, se representa ciones sustanciales. Éstas son instituciones claves en el crecimiento la vida de las personas en el cuadro, siempre tomando en cuenta al social, tales como Estado, familia, destino. Las determinaciones susespectador. La constitución plástica de cualquier lienzo muestra su tanciales ocupan un lugar primordial en la sociedad y en la evolución relación intrínseca con el entorno espacial y con el contexto epis- de cualquier persona y de cualquier nación a lo largo de la historia. temológico de la creación, del creador y del público. Gracias a esta Los argumentos de Klossowski al echarle un vistazo conceptual particularidad, central en la exposición de estos análisis, el espec- a la tragedia moderna desde una mirada incisiva resultan claros. tador se transforma en testigo de experiencias vividas, de cuadros Siguiendo estos razonamientos, el conflicto en la tragedia moderna vivos, el alma inmaterial de estos escritos. basa su funcionalidad en el sentimiento de culpa de un personaAdemás de dar un enfoque de las predilecciones pictográficas je, al actuar y al sufrir —en medio de circunstancias singulares— del escritor, los ensayos exponen ideas de mucho peso del danés cuando debe tomar decisiones fundamentales para su vida y para la Søren Kierkegaard y del alemán Friedrich Nietzsche con gran pro- de los demás. Este género tiene cimientos sólidos en los caracteres fundidad analítica. Para ellos, la música es un elemento central en y en las peculiaridades de la sociedad y de la formación de cada perla creación artística y uno de los campos filosóficos por explorar sonaje en el desarrollo de la trama. No existe, por ningún motivo, un a futuro con sumo cuidado. A diferencia de las lenguas humanas fondo de naturaleza épica en el género. Los componentes del tema —imprescindibles para la comunicación—, la música tiene parti- tienen ecos del cristianismo, y se concretan en forma de pensamiencularidades de inmediatez para todo público por sus propiedades to y de actuación. Un ejemplo de esto es que el héroe asume la conclaramente universales. En resumidas cuentas, se trata de un len- ciencia de su culpa por completo y, en algunos casos, deviene en un guaje humano asequible para todos. Gracias a la práctica profesio- ser malo. En última instancia, el mal es básico en la tragedia y en el nal, las composiciones musicales logran con eficacia la transmisión cristianismo, uno de los vasos comunicantes del género. de ideas, sentimientos y objetivos comunes para la humanidad. En suma, el aporte fundamental de Cuadros vivos consiste en A partir de la tradición filosófica de Kierkegaard y de Nietzsche, analizar diversas preocupaciones culturales de Pierre KlossowsKlossowski pone por delante la importancia del erotismo, indispensa- ki. Para lograr ese cometido, compila los escritos más represenble en la postura de estos pensadores decimonónicos. Para penetrar tativos de su pensamiento y de su ejercicio artístico a lo largo de en la médula de sus enseñanzas, Klossowski examina el estado pri- muchos años. Por su trabajo y por sus intereses multifacéticos, migenio del alma, donde la música y el erotismo tienen un papel se trata de una de las figuras intelectuales más importantes en el en el desarrollo de una persona: sin ellos, faltaría la armonía básica siglo xx francés. El libro ofrece la oportunidad de conocer sus para los seres humanos. planteamientos a la luz del tiempo y de tener cierto rigor en el Para refrendar el compromiso ético de Klossowski, algunos textos análisis de estos temas. Acostumbrados a visitar la literatura de se aproximan a temas cardinales en la filosofía del xix. Prueba de ello Klossowski, los lectores encontrarán una perspectiva multidies la preocupación de Nietzsche por la muerte de Dios, la consecuente mensional de la cultura francesa bajo la lupa de uno de los noveresurrección de Dionisio —dios de la individuación— y el nacimien- listas más peculiares en las letras universales, por la construcción to del superhombre, uno de los conceptos claves en esta doctrina de de sus personajes y por sus derroteros psicológicos. +

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Carlos Torres Tinajero. Nació en Ciudad de México en 1982. Es licenciado en lingüística. Ha impartido clase de Filosofía del lenguaje y Narratología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Cursó el Diplomado en Creación literaria en la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México. Textos suyos han aparecido en Casa del Tiempo de la Universidad Autónoma Metropolitana y en la Revista de la Universidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.



LOS LEÍDOS NO FICCIÓN

FICCIÓN

NO-COSAS Byung-Chul Han TAURUS

LA CANCIÓN DE AQUILES Madeline Miller ALIANZA DE NOVELAS

De la autora de Circe, una epopeya inolvidable: Grecia en la era de los héroes. Patroclo, un príncipe joven y torpe, ha sido exiliado al reino de Ftía, donde vive a la sombra del rey Peleo y de su hijo, Aquiles. Aquiles, el mejor de los griegos, es todo lo que Patroclo no: fuerte, apuesto, hijo de una diosa. Él lo toma bajo su protección y ambos se adentran en las artes de la guerra.

EMMA Y LAS OTRAS SEÑORAS DEL NARCO Anabel Hernández GRIJALBO

LA BIBLIOTECA DE LA MEDIANOCHE Matt Haig ALIANZA DE NOVELA

Sin saber cómo, Nora Seed aparece en la Biblioteca de la Medianoche, donde se le ofrece una nueva oportunidad para hacer las cosas bien. Hasta ese momento, su vida ha estado marcada por la infelicidad y el arrepentimiento. Nora siente que ha defraudado a todos, y también a ella misma. Pero, ¿esto está a punto de cambiar?

NOSOTROS EN LA LUNA Alice Kellen PLANETA MÉXICO

Tras el éxito de Deja que ocurra vuelve Alice Kellen con una novela que te enamorará. No hay nada más eterno que un encuentro fugaz. Cuando Rhys y Ginger se conocen en las calles de París, no imaginan que sus vidas se unirán para siempre, a pesar de la distancia y de que no puedan ser más diferentes. Una historia sobre el amor, el destino y la búsqueda de uno mismo.

Este libro forma parte del largo recorrido periodístico de Anabel Hernández dentro del complejo mundo del crimen organizado en México. En estas páginas desfilan personajes como Emma Coronel y otras esposas de importantes narcotraficantes, una ex Miss Universo, y algunas de las actrices, cantantes y conductoras de televisión más reconocidas y aplaudidas.

EL NEGOCIADOR. CONSEJOS PARA TRIUNFAR EN LA VIDA Y EN LOS NEGOCIOS Arturo Elías Ayub GRIJALBO

En este nuevo libro, Arturo Elías Ayub, director de Fundación Telmex, nos muestra las mejores prácticas para ser un emprendedor, tomar buenas decisiones y encontrar lo mejor para todas las partes. A través de anécdotas, él nos comparte lo que ha aprendido en los negocios y en la vida.

DE ANIMALES A DIOSES Yuval Noah Harari DEBATE

DUNE Frank Herbert DEBOLSILLO

Esta novela de ciencia ficción, publicada por primera vez en 1965, es una obra imprescindible para los aficionados a este género. Su éxito fue rotundo: en 1965 ganó la primera edición de los Premios Nébula, y al año siguiente obtuvo el Premio Hugo; además fue llevada al cine en una película que se ha convertido en un clásico.

Hace 100 mil años, al menos seis especies de humanos habitaban la tierra. Hoy sólo queda una: la nuestra. ¿Cómo logró nuestra especie imponerse en la lucha por la existencia? ¿Por qué nuestros ancestros se unieron para crear ciudades y reinos? ¿Cómo llegamos a creer en dioses o en naciones; a confiar en el dinero, en los libros o en las leyes? Harari traza una historia de la humanidad y las tres grandes revoluciones que nuestra especie ha protagonizado.

SILENCE Flor M. Salvador MONTENA

EL INFINITO DEL JUNCO Irene Vallejo DEBOLSILLO

¿Y si la leyenda del hilo rojo no sólo te lleva a una persona? Quizá el hilo rojo te conecta con todas aquellas personas con las que estás destinada: tus padres, hermanos, amigos, amantes e incluso tu mascota. Con todas aquellas personas que serán tu alegría, tristeza; risas y llanto. Aquellas sin las que tu vida sería sólo silencio…

JÓVENES

El mundo se vacía de cosas y se llena de información inquietante como voces sin cuerpo. La digitalización desmaterializa y descorporiza. Los medios digitales sustituyen a la memoria, sin violencia ni demasiado esfuerzo. La información falsea los acontecimientos. Se nutre del estímulo de la sorpresa.

A TRAVÉS DE MI VENTANA Ariana Godoy ALFAGUARA JUVENIL

A TRAVÉS DE TI Ariana Godoy ALFAGUARA JUVENIL

PERFECTOS MENTIROSOS 1 Alex Mírez MONTENA

En unos pocos meses, este ensayo se ha convertido en uno de los más influyentes. Su recorrido por la historia del libro en los tiempos de Grecia y Roma —que también se interna en otras épocas— nos revela la señas de identidad de una de las creaciones más importantes de la humanidad, así como su impacto en la vida cotidiana.

ROJO, BLANCO Y SANGRE AZUL Casey Mcquiston MOLINO

A DOS METROS DE TI Rachael Lippincott NUBE DE TINTA


ELECTRÓNICOS

ARTE Y RECREACIÓN

EMMA Y LAS OTRAS SEÑORAS DEL NARCO Anabel Hernández GRIJALBO

Este libro forma parte del largo recorrido periodístico de Anabel Hernández dentro del complejo mundo del crimen organizado en México. En estas páginas desfilan personajes como Emma Coronel y otras esposas de importantes narcotraficantes, una ex Miss Universo, y algunas de las actrices, cantantes y conductoras de televisión más reconocidas y aplaudidas.

TODOS LOS NOMBRES José Saramago ALFAGUARA

Don José es el único nombre que aparece en este libro. Es un hombre solo, un simple escribiente, que tiene una afición secreta: recortar y coleccionar noticias sobre personas famosas, las cuales completa con lo que se lee en los documentos del registro civil, donde trabaja. Por azar, entre sus fichas se traspapela el registro de una mujer anónima. José se obsesiona y comienza a buscar a esa desconocida.

EL HIJO DEL CAPITÁN TRUENO Miguel Bosé ESPASA

La fama de Miguel Bosé es tal, que lo consideramos un viejo conocido: alguien de quien creemos saberlo todo. Sin embargo, todos los lectores se quedarán prendados desde las primeras páginas de su historia familiar: unos niños a merced de un padre todopoderoso, acostumbrado a que su voluntad fuera ley, y una madre de belleza legendaria.

Este libro te lleva a un viaje de transformación espiritual hacia tu interior, por medio de la meditación. Pintar mandalas es un arte que te ayuda a sustraerte de la realidad cotidiana y te sumerge en lo más profundo y sublime de tu ser. Este libro refuerza la conexión con tu esencia, sana tu alma y tu cuerpo, armoniza y equilibra tu espíritu.

LAS 365 EXPERIENCIAS QUE DEBES VIVIR EN LA CIUDAD DE MÉXICO Juan Luis R. Pons AGUILAR

La Ciudad de México redescubierta para disfrutar de lo mejor y lo más divertido que puedes vivir en ella. Probar un taco de alacrán, descubrir qué hay debajo de la Catedral, ver una obra de teatro montada por los presos dentro de un reclusorio, entrar en una habitación tapizada de chocolate o escapar de zombies en una bodega abandonada.

MARAVILLOSAS MANDALAS DEL REINO ANIMAL Magdalena Servín ÉPOCA Dibujar o pintar mándalas es algo más que un pasatiempo: mientras nuestros colores los iluminan tenemos la posibilidad de hacer un alto, de asomarnos a nuestro interior, de concentrarnos en aquello que nos importa y, por supuesto, de crear maravillas que nos reconcilian con el Reino Animal, esta es la apuesta de esta obra.

EXTRAORDINARIAS MANDALAS DE LA NATURALEZA Magdalena Servín ÉPOCA

DUNE Frank Herbert DEBOLSILLO

Esta novela de ciencia ficción, publicada por primera vez en 1965, es una obra imprescindible para los aficionados a este género. Su éxito fue rotundo: en 1965 ganó la primera edición de los Premios Nébula, y al año siguiente obtuvo el Premio Hugo; además fue llevada al cine en una película que se ha convertido en un clásico.

Dibujar o pintar mándalas es algo más que un pasatiempo: mientras nuestros colores los iluminan, tenemos la posibilidad de hacer un alto, de asomarnos a nuestro interior, de concentrarnos en aquello que nos importa y, por supuesto, de crear maravillas que nos reconcilian con la naturaleza. Ésta es la apuesta de la presente obra.

NO-COSAS; QUIEBRAS DEL MUNDO DE HOY Byung-Chul Han TAURUS

LAS MEDIDAS DE UNA CASA Xavier Fonseca EDITORIAL TERRACOTA

El mundo se vacía de cosas y se llena de información inquietante, como voces sin cuerpo. La digitalización desmaterializa y descorporiza. Los medios digitales sustituyen a la memoria sin violencia ni demasiado esfuerzo. La información falsea los acontecimientos. se nutre del estímulo de la sorpresa.

LOS COMPAS Y EL DIAMANTITO LEGENDARIO Mikecrack, El Trollino Y Timba VK MARTÍNEZ ROCA

NIÑOS

MANDALAS PARA EL ALMA Andrea Agudelo PLANETA

LOS COMPAS PERDIDOS EN EL ESPACIO Mikecrack, El Trollino Y Timba VK MARTÍNEZ ROCA

EL CERDITO DE NAVIDAD J. K. Rowling SALAMANDRA INFANTIL Y JUVENIL

Esta obra imprescindible da al profesionista y al usuario, de manera clara y sencilla, todos los datos de la antropometría, análisis de mobiliario, diseño urbano, control ambiental, incluyendo el uso de energía solar, circulaciones y otros. Además, incluye un capítulo sobre las necesidades para conjuntos y zonas habitacionales.

HARRY POTTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL J. K. Rowling SALAMANDRA

JUGUEMOS A LEER. LIBRO DE LECTURA Y CUADERNO DE EJERCICIOS Rosario Ahumada EDITORIAL TRILLAS


Tema del mes

Cinco libros para entender la vida

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asi siempre nos pasa lo mismo cuando entramos a la librería: sobran los tomos que ofrecen la solución de prácticamente todos los problemas de la existencia; da igual si están vinculados con la salud, el sufrimiento, la vida espiritual o las maneras más rápidas para nadar en dinero. “En la viña del Señor hay de todo”, diría mi abuela. Tenemos un superávit de aconsejadores de todos colores y sabores; pero, ¿de verdad esos autores cumplen lo que prometen?; es más, ¿los métodos que presentan resultan tan infalibles como lo anuncian? Aunque no soy un lector avezado de estas obras, tengo la impresión de que, en el mejor de los casos, una parte de las palabras son buenas intenciones o, en el peor, fueron escritas para tratar de solucionar sus problemas y ganarse una plata dando consejos sobre lo que no se tiene ni idea. A pesar de esto, existen libros capaces de mostrarnos un buen camino para la vida y que renunciaron a las recetas facilonas. Van los cinco que más me gustan y que, además, han resistido el paso del tiempo:

Obras completas Epicuro Aunque un título de esta magnitud podría ahuyentar a más de un lector, habría que tomar las cosas con calma: apenas conservamos unas pocas páginas de este pensador de la Antigüedad clásica. Epicuro es el gran reivindicador del placer como fundamento de la felicidad; hecho que lo transformó en alguien criticado y mal comprendido. Sus ideas —sin duda, marcadas por el materialismo, el rechazo a las ilusiones vanas, la moderación de los deseos y los goces del conocimiento y la amistad— son fragmentos que se transforman en una espléndida brújula para guiar nuestras acciones.

Cartas a Lucilio Séneca Hace casi dos mil años, Séneca le escribió 124 cartas a Lucilio, uno de sus amigos y discípulos. En cada una, analiza y ofrece una respuesta estoica a preguntas vinculadas con los problemas de la existencia. Séneca no teme mostrarse en esas páginas, y asume un reto esencial para la vida: el mundo es como es y, en la mayoría de las ocasiones, poco o nada se puede hacer para que funcione de acuerdo con nuestros caprichos. Sin embargo, este postulado no supone un fatalismo; al contrario: abre la puerta a la posibilidad de vivir una vida que vale la pena. Lo que él escribió hace más de un milenio sigue tan vigente como el día en que labró estas palabras en su tablilla de cera. Nuestros problemas y nuestras angustias son los mismos desde la época de los césares.

Meditaciones Marco Aurelio Este emperador romano era seguidor de Epicuro y —robándole ratos a una existencia marcada por el poder, la guerra y la política— escribió este pequeño tratado, que se ha leído durante poco menos de dos mil años. Para él, la virtud se muestra como un camino recto hacia la felicidad y el cumplimiento de los deberes con el mundo, la sociedad y con uno mismo. Esta obra resulta singular: se compone de páginas íntimas que nos ponen ante uno de los hechos de mayor preocupación para los seres humanos: la muerte. Ésta se comprende como un hecho inexorable y que no debe angustiarnos; pues, cuando ella sea, nosotros ya no seremos, y, mientras seamos, ella no es.

Ensayos Michel de Montaigne En el siglo xvi, Michel de Montaigne tomó una decisión extrañísima: viajar a su mismidad y, simultáneamente, asomarse al mundo de los hombres. No por casualidad Carlos García Gual escribió que, en sus Ensayos, “tan sueltos, tan jugosos y tan modernos, hay una sabia manera de considerar la vida como algo extremadamente personal, con algunas notas melancólicas y un escepticismo tenaz que caracteriza su saber práctico, su actitud ante el mundo sin ambición de poder y con un talante algo epicúreo. En la mirada tersa y fresca de Montaigne, moderna, amistosa, inquisitiva, hay una alegre lección de sabiduría y de afecto por la extraña variedad del mundo”.

La conquista de la felicidad Bertrand Russell En los años treinta del siglo pasado, cuando Russell ya peinaba canas, escribió este breve ensayo que forma parte de sus obras de divulgación. En sus páginas, se hace una pregunta crucial: ¿cuáles son las causas de la infelicidad y la felicidad? Su respuesta, marcada por una poderosísima manifestación del sentido común y por una lógica impecable, no busca dar a los lectores una serie de claves precisas para guiar su vida. Es más, desanima a los ingenuos que confían en las recetas de tres pasos para mejorar la existencia. La conquista de la felicidad va por otro lado: se trata de un recorrido por lo que hacemos y lo que no hacemos; por las causas del dolor y las de la felicidad. Por esta razón, las acciones de su lector se vuelven una decisión absolutamente personal. Russell era un defensor de la libertad y, por lo tanto, del derecho de las personas a amargarse la vida.

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