Existen en la literatura universal grandes ejemplos de lo que podríamos llamar literatura hospitalaria, que retrata una de las situaciones que todos, en diversos grados, hemos enfrentado alguna vez: la enfermedad. Como en ningún otro momento el hombre se vuelve un ser vulnerable, tendido en una cama, atacado por virus, bacterias u otros padecimientos. La figura del médico ha sido durante muchos años la imagen de la salud, del bienestar, de la esperanza en la recuperación. El médico representa el más profundo conocimiento que se puede tener sobre el cuerpo y sus funciones. Como pocos, la cercanía y el contacto que le permite su actividad, el médico conoce de primera mano los dramas más intensos de los hombres. Conocer el retrato de una época, es acercarse a ellos y a las enfermeras, sus eternas acompañantes.