La defraudación y contrabando aduaneros se han convertido en una de las cabezas visibles de la hidra del crimen organizado en nuestro país. Estos flagelos, son las mayores fuentes de evasión tributaria. Generan competencia desleal en menoscabo de la Industria, ya que los contrabandistas comercializan los mismos productos a precios que son insostenibles, para quienes cumplen con las obligaciones de una empresa formal.