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Cuento: El caballo ventilador-----------------------p

CUENTO El caballo ventilador

Por Dante Zunino

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¿Alguna vez escuchaste hablar de los caballos ventiladores? ¿No? Bueno, te cuento la historia de uno. Había una vez un caballo, pero no un caballo común, un caballo ventilador, llamado Francisco. A Francisco le encantaba pasear y volar por los aires. Solo que había un problema…. La ciudad donde vivía estaba hecha de papel.

La ciudad se llama Papelandia, y todo estaba hecho de papel, hasta sus propios habitantes. Y, si eres un caballo que es literalmente un ventilador, no ayuda mucho. - ¡AAAAAHH! -gritaba un anciano- ¡ESTOY VOLANDO POR LOS AIREEEEESS! - ¡Mira por donde caminas! -gritaba una niña. Si… a Francisco siempre le pasaba eso. Solo que él nunca se rindió. Un día, como cualquier otro, con personas insultándose por doquier, se encontró un restaurante muy llamativo, que decía:

PASTAFROLA ¡VENDEMOS LA MEJOR PASTAFROLA DE PESCADO! BUSCAMOS COCINERO Cuando el caballo vio “BUSCAMOS COCINERO” , se dirigió al restaurante de inmediato. - ¡Hola! Vi su letrero que dice “Buscamos cocinero ” , y me preguntaba si podría tener el trabajo -dijo Francisco. - ¡Ah, hola! Perdón, no lo escuche. ¿Qué me decía? -preguntó la empleada. La empleada solo tenía un uniforme pintado en su cuerpo con una tarjeta en su pecho que decía “Hola, mi nombre es: Lara ” , y tenía una mirada cansada, como si hubiera trabajado dos días sin parar.

- Eh m, te quería preguntar si podría tener el trabajo de cocinero… Antes de que Francisco terminara, Lara lo miró con desprecio. - ¿Qué dijiste? ¿Qué querías para el trabajo? -preguntó la empleada. - Si -respondió él. Eso es exactamente lo que pregunté. Lara se quedó en silencio por unos segundos antes de responder. - ¿Vos? ¿Un caballo horrendo que hace escándalo por la calle? Ni loca -exclamó ella. Los de tu especie arruinan Papelandia. - ¿Y? ¿Qué tiene? -preguntó el caballo. Da igual la especie. En realidad, las personas como vos arruinan la ciudad, sin darle la oportunidad a los que somos diferentes. -Bueno, ¿sabes qué? -preguntó Lara. Mejor hagamos una competencia de quién cocina la mejor pastafrola, si vos o nuestro restaurante, y va a venir el crítico gastronómico más famoso de la ciudad: Don Bennett. -Dale -replicó Francisco. Acepto. -El jueves a las dos de la tarde. No llegues tarde.

Faltaban dos días para que sea jueves, y Francisco empezó su receta. Primero iba a necesitar una Floricienta, una flor que haría que el pescado brille, el mejor pescado del lago y las algas del súper que tenía al lado. Sí, no tiene sentido que todo sea una búsqueda, menos lo último, pero así es la receta.

Francisco hizo lo más fácil primero: fue al super y agarró las algas. Después, iba a buscar el mejor pescado del lago, que no era una tarea fácil.

-Pescadito, pescadito pescadito pescadito -llamaba Francisco. ¿Dónde estás? De pronto, un pez salió del agua y empezó a volar encima de Francisco. - ¿Por qué me buscas? -cuestionó el pez- ¿Qué pasó? -Bueno, es que… -Francisco esperó unos segundos hasta que tuvo la mentira perfectate tengo un nuevo hogar, que hay muchas algas para comer, ¿viste? Esas del super, digo, de Japón, las que usan en el sushi. -Bueno acepto. -Dale vam… -Pero no tan rápido. -A ver, ¿Qué pasó? - Tienes que resolver este acertijo: si yo cruzo a la izquierda, ¿a qué lado cruce? Francisco intentó aguantar la risa por el acertijo tan fácil que le dijo el pez. - ¿A la izquierda? -dijo Francisco. - Sí, ¿Cómo sabías? Es uno de mis acertijos más difíciles. Bueno, vamos. Al llegar a casa, Francisco lo puso en un lago que había afuera de su casa, y fue a buscar el último ingrediente: la flor. - ¡Acá está! -exclamó. ¡Tengo todos los ingredientes! Cuando era jueves, Francisco ya estaba preparado. Llevó todos sus ingredientes en una bolsa, y los colocó en una mesa que había. -¡Buenas tardes a todos! Mi nombre es Lara, y seré su anfitriona. Aquí tenemos a dos concursantes: ¡A Francisco, el caballo ventilador y a Peludo, el que tiene el pelo hasta los pies! El público festejaba. - ¡Y, como jurado, está el cocinero Don Bennet! Las personas aplaudían sin cesar. -Bueno, sin más preámbulos, ¡cocinen!

Francisco precalentar el horno mientras hacía la masa de algas, y Peludo, bueno, fue a comprar los ingredientes porque se olvidó de comprarlos… si, Peludo es muy olvidadizo. Cuando Peludo llegó, Francisco ya había acabado su pastafrola. Después de media hora, Peludo terminó la pastafrola, y se la dio a Don Bennet. -La masa está muy blanda, el pescado no se siente y está un poco cruda. Cinco de diez. El que sigue. Luego, Francisco le entregó su pastafrola a Bennet. -Esta pastafrola es… Lara estaba ansiosa por escuchar, que era horrorosa, que estaba cruda, que era como tomar un remedio.

- ¡La pastafrola más deliciosa que he probado en mi vida! -exclamó Don Bennet¡Declaró al caballo ganador! Lara se puso a llorar en medio del escenario, mientras el gerente del restaurante le daba el delantal a Francisco. Y esta historia nos deja una lección: todos debemos ser tratados con igualdad, sin importar la raza, apariencia, o si es un caballo ventilador.

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