
2 minute read
Cuentos cortos---------------------------------------p
Cuentos cortos
Por María Emilia Torres
Advertisement
EL PRÍNCIPE INGLÉS
Bailar no es lo mío, nunca lo fue. Mis padres, los reyes actuales, me suelen decir que baile, porque si no, no conseguiría un marido. Nunca me gusto bailar. Pero cuando conocí al príncipe de Inglaterra, aunque no me guste, les hice caso a mis padres.
Hacía unos días mis padres invitaron a las familias reales de otras zonas a nuestro hogar, para “ conectarse entre sí y divertirse ” . Yo, lo único que planeaba era alejarme de ellos, y solamente quedarme en mi habitación, haciendo cosas que si son divertidas. Cuando había una reunión, decidí ir a la cocina, ya que tenía hambre, y las cocineras eran tan amables que vivía hablando con ellas. Pero en ese momento, ellas no estaban ahí. Lo que si vi, era a una persona de una estatura parecida a la mía, que comía unas manzanas acarameladas, que seguramente habían hecho las cocineras, y tenía un libro en la mano Él me vio, y nos pusimos a hablar. Me dijo que era el príncipe, lo cual ya me había dado cuenta, y que se llamaba Tomás.
Después de un rato, ya nos habíamos hecho amigos y caminábamos por el pasillo, cuando mi madre llego con una sonrisa y dijo que tenía que ir con ella porque todos iban a bailar con música. Ignore el hecho de que me estaba mirando de una forma rara. Cuando llegamos, qué costo un poco porque la verdad no tenía ganas, empezó a sonar una canción, y mi nuevo amigo, me pregunto para bailar. Como ya se imaginaran, baile con él.
La pase muy bien con él bailando. Nos matábamos de la risa. Pero había algo raro. Sentía que Tomás no reía sinceramente, que en realidad él no estaba feliz. Me preguntaba si era real. Empecé a mirar a las personas alrededor mío, y me di cuenta de algo. Todos me estaban mirando rarísimo, como si estuviera loca. No entendía nada. Cuando terminé de bailar, estaba tan confundida que me dirigí a mi cuarto, cuando mis padres me llamaron para hablarme a solas. Me empezaron a preguntar si me lo tomaba todo a un chiste, si les estaba tomando el pelo, o si solo era por hoy la broma. Me miraban con cara preocupada, hasta que les pregunte que porque todos me miraban raro. - No eres tonta, lo sé. No estabas bailando con nadie e hiciste quedarnos mal. - Dijo mi padre, enojado.
Al comienzo no entendí, pero luego de procesarlo, me di cuenta. Tomás era un fantasma.