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por Fulvio Stanis / Página
Memoria y Deuda
El Navarrazo
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El día 27 de febrero no es un día más en el almanaque cordobés. En las últimas horas de la noche del 27 de febrero de 1974 el jefe de la policía provincial, Teniente Cnel. (R) Antonio Navarro, destituye y encarcela al gobernador Ricardo Obregón Cano, al vice gobernador Atilio López y alrededor de setenta personas más, entre las que se contaban ministros, funcionarios y colaboradores del gobernador.
por Fulvio Stanis
Desde aquella época, este hecho es conocido como el “navarrazo”. Se trata de un golpe de Estado provincial que abre en nuestra provincia la persecución y represión contra militantes del campo popular que anticipa y prefigura el terrorismo de Estado que padeceríamos con la dictadura de 1976.
Más allá de formar parte de la historia trágica de nuestro país y particularmente de nuestra provincia, el problema, nuestro gran problema como peronistas, es que aquél acontecimiento de febrero de 1974 ocurre durante el mandato de un gobierno popular, y es un golpe contra un gobierno provincial peronista, mayoritariamente votado en las elecciones provinciales de 1972, y de un claro carácter nacional y popular. La nominación de Obregón Cano y Atilio López, constituyó una de las fórmulas electorales que mejor expresaban la movilización y organización del campo popular en Córdoba, que venía incrementándose desde mediados de la década de 1960.
El jefe de la policía destituye al gobierno provincial democráticamente elegido, y lejos de acudir en ayuda del gobernador legítimo y restituir la institucionalidad política, el gobierno nacional decide la intervención del poder ejecutivo provincial.
A partir de este suceso, se desatará en Córdoba una persecución y represión de los sectores más consecuentemente luchadores, democráticos y combativos del campo político, gremial, barrial y estudiantil, fundamentalmente después de la muerte del general Perón, cuatro meses después del navarrazo. Es así que antes del golpe de Estado de 1976, es decir antes de la instauración de la dictadura y aún en un contexto político democrático, se cuentan en la Córdoba intervenida por el gobierno nacional, 109 muertes y 155 desapariciones por razones políticas. La gran mayoría de estos crímenes llevan la firma del Comando Libertadores de América, la versión cordobesa de la Alianza Anticomunista Argentina (la triple A).
El brazo criminal del navarrazo se extenderá, simbólicamente hablando, hasta el mes de setiembre de 1974, cuando en Buenos Aires, un comando de la triple A secuestra y asesina a Atilio López.
Por otra parte, las secuelas lamentables de aquellos hechos se prolongan en el ámbito provincial hasta nuestros días ya que desde entonces el Partido Justicialista ha estado en manos de la derecha conservadora y neoliberal, sean estos los Bercovich Rodríguez, De la Sota o Schiaretti, bajo cuyas conducciones el partido se ha manejado a espaldas de los reales intereses transformadores del pueblo cordobés
Recordar, conmemorar y discutir sin medias tintas este hecho es nuestra obligación y nuestra deuda, como parte de la historia política cordobesa y fundamentalmente como peronistas.